CABA
Hebe de Bonafini: «El otro soy yo». Reflexiones después de Cromagnon
¿Cuál es el saldo de lo ocurrido en Cromagnon? ¿Qué simboliza el rock callejero? ¿Cómo reclamar a partir del dolor, sin caer en la política partidista? ¿Cuál es la diferencia entre la realidad y lo que dicen los medios? Hebe de Bonafini cuenta sus impresiones después de las llamas, del aire envenenado, y de las represiones a los manifestantes. Habla, además, de la juventud, la revolución, Kirchner y sus pactos peligrosos, Duhalde, Ibarra, «Juanjo» Álvarez, Moyano, la izquierda, los «transversales», la Iglesia, las presas y presos políticos. Una mirada entre las zonas oscuras y las bengalas.
«El otro soy yo» repite Hebe de Bonafini, como una síntesis que implica, en su caso, todo un programa político. Dice la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo:
-Hubo chicos en Cromagnon que pudiendo salvarse, entraron a buscar a otros. Ahí hubo un sentido de solidaridad absoluto. No pensaron en ellos sino en los otros. Los medios no lo rescatan como algo importante. Hablan de las vidas perfectas. Pero lo más importante que hicieron esos chicos fue jugarse para salvar a otros. Entraron una vez, dos, y algunos no pudieron salir. La solidaridad fue inmensa, intensa. Ellos sí que pensaron lo que yo siempre digo: el otro soy yo.
-¿Qué es eso de las vidas perfectas?
-Los medios plantean que los chicos eran los mejores, buenos, fantásticos, todos trabajaban para mantener a las familias. No es eso lo mejor de esos chicos. La gente se equivoca o los medios lo hacen a propósito, destacando esas vidas perfectas.
-Una canción de Callejeros dice: «Tan perfecto que asusta».
-Claro, me parece que los mejores valores de la juventud nunca se rescatan. Ese pensar en sus compañeros y sus amigos. Los medios en cambio se regodean en la basura: «ponían a los chicos en el baño» escriben, en lugar de decir «qué bárbaro, cómo entraban una, dos o tres veces para salvar gente». No digo que hayan sido todos. Pero muchos lo hicieron.
-Los testimonios muestran que muchos se salvaron gracias a ese empecinamiento de otros chicos. En cambio los bomberos y la policía…
-Eso falta rescatarlo. Y falta pensar. Hay tantas cosas para pensar. Cambió la familia, por ejemplo. Eso se vio. Ahora los chicos muy jovencitos tienen hijos, cuando todavía no dejaron de ser hijos ellos mismos. Todavía están en la adolescencia y a los 17, 18 ya tienen hijos. Pero además necesitan ir a bailar, salir. Y van a esos lugares donde se sienten representados. Yo con esto volví a ver ese cambio en la estructura de la familia. Y entonces una piensa: ¿qué proyecto hay para la juventud? No hay. Y necesitan ser jóvenes, adolescentes, romper los esquemas, ser rebeldes. Y llevan a su bebé como parte de su familia. Esa es la historia. Pero los medios hablan de la basura, o de las vidas perfectas. ¿Por qué nos quieren imponer eso? Si uno de los chicos recogía cartones ¿ya no era tan perfecto? ¿O uno que vivía solo en lugar de mantener a la familia? Los medios buscan siempre una historia lavada, o regodearse en la porquería.
Secuestro de una calesita
La señora de Bonafini, 76 años cumplidos en diciembre, se masajea la pierna izquierda que se fracturó en septiembre de 2003 cuando acometió la inhóspita tarea de limpiar una heladera con el piso de su cocina enjabonado.
En su despacho trabaja sobre el escritorio negro que su hijo Jorge compró cuando empezó a estudiar física. «Cuando cayó la primer casa en que él estaba se lo llevó no sé quién, y un día me avisaron para que pudiera ir a buscarlo. Tengo fotos de mi nieto, de mi hija, de Sergio (Shocklender). Cosas que amo».
En la oficina hay un par de bustos de Ernesto Guevara, uno de José Martí, cuadros pintados por la hija del escritor Osvaldo Bayer, fotos de Hebe con el cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez, un ejemplar de la constitución de Venezuela. No hay fotos de Néstor Kirchner.
-¿Cómo es la relación con estos señores? ¿Se tutean?
-A Fidel y Chávez sí. A Kirchner a veces sí y a veces no. Pero siempre con mucha confianza. Él no se presenta como un presidente. Te agarra la mano, te palmea, es muy afectuoso, muy sencillo, te acaricia, siempre con mucho, mucho afecto.
En ese afecto tal vez esté la clave del sorprendente giro que tuvo la mujer más temida por los gobiernos que se han topado con ella. En 2003, cuando la Argentina vivió elecciones con el piso enjabonado, la señora de Bonafini experimentó un entusiasmo que ha descripto así en un reportaje anterior concedido a lavaca: «Me la pasé diciendo que Menem, Duhalde y Kirchner eran la misma mierda. Y después tuve que ir a decirle: «Señor presidente, me equivoqué, yo dije que usted es la misma mierda que los otros pero no, usted es totalmente distinto». Y se lo reconocí así, sinceramente. Las Madres somos muy libres para decir lo que pensamos. Una vez en un discurso, hace años, dije que alguna vez un hijo nuestro iba a cruzar la plaza, y se iba a sentar en el sillón para ser presidente. Y ahora él me contó que el 24 de marzo de 1976 ya empezó a pensar que quería llegar a presidente. Lo que no soñé es que algo así iba a ser tan rápido».
(De todos modos, se verá, el afecto no le hace perder a Hebe la capacidad de alarmarse frente a determinados gestos del gobierno)
El despacho tiene además un afiche con las madres desaparecidas: Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Ponce de Bianco.
Y hay también la foto de una calesita que simboliza una curiosa gesta emprendida por el jefe de gobierno de la Ciudad, acaso en sus ratos libres.
-La calesita está acá enfrente (en la Plaza de los Dos Congresos, frente a la sede de la Universidad Popular de Madres). Fue una pelea muy grande con Aníbal Ibarra, que la quería sacar. Mandaba a secuestrar la calesita. Nosotras hacíamos marchas todos los días y echábamos a la policía. Al final la pusimos. No nos daban luz, y la conectamos clandestinamente. Ibarra entonces la mandaba a cortar. Lo que hicimos fue cerrar el tránsito, y pasamos por debajo de la calle un cable desde la Universidad.
-La batalla de la calesita
-Impresionante, ¿no?
-¿El gobierno no tenía otros temas a los cuales dedicarse?
-No sé. Ibarra mandó gente diciendo que yo podía ser la madrina. Les contesté: no, yo soy la dueña. Somos las dueñas de la plaza. La madrina aparece una vez por año haciendo regalitos. Yo estoy todos los días acá. Al final la ganamos, y la calesita es nuestra.
En la puerta de la oficina hay una foto nocturna que dice «Vivienda de una familia argentina»: se trata de una familia de cartoneros, con la acumulación caótica de objetos que van rescatando del terremoto de la realidad. Hebe dice: «Puse esa foto porque el otro soy yo».
Las bengalas y los bichos
-¿Qué reacción le provocó la noticia sobre lo ocurrido en República de Cromagnon?
-Hay una juventud desamparada, sin proyecto. El proyecto no puede ser una banda de rock.
-Bueno, Hebe, pero divertirse o escuchar rock tampoco es un síntoma de desamparo.
-Hay que ver cómo es el divertimento. Si es el límite, si la bengala es un divertimento… no sé. Se juega con el límite. Nuestros hijos tenían otros límites. Ponían su vida al servicio de la comunidad. Acá están poniendo la vida en algo absolutamente diferente. ¿Cómo te puedo decir? Con lo oscuro, la bengala, la bebida, el encierro, el griterío. La oscuridad. Que la bengala sea la única luz que tienen. O el fanatismo con esas bandas.
-Pero son bandas que los representan. Y con mucha profundidad, a veces, en sus canciones.
-Es cierto, dicen cosas muy fuertes, y me impresiona que son como preguntas. No hacen una bajada de línea política. Son las mismas preguntas que se hacen los pibes, y para las que nosotros no tenemos respuestas. Y ellos van a preguntarse con la banda.
-¿Qué le parecieron las reacciones que se produjeron a partir del incendio?
-Asquerosamente políticas. Hubo mucho uso. Los abogados, no todos, son como los buitres, buscan clientes. Y hay mucho rechazo a la dirigencia política. Rechazo a todos. Eso hay que pensarlo, porque se puede perder contenido político, no digo partidista. Sin contenido político, ¿cuánto van a durar esas marchas, que hay unos en el Once, otros que van a Plaza de Mayo, otros que quieren quedarse por la mitad?
-¿Pero usted cree que el contenido político lo dan los partidos? Parecería que son los que pueden vaciar el verdadero contenido de las marchas. La gente los echa porque no se siente representada.
-La representatividad es el tema. Hubo algo muy impresionante con las asambleas: las mataron los partidos de izquierda. Así nomás, viste, es como esos jazmines que tienen tan lindo perfume (señala las flores que perfuman el despacho) pero de golpe te lo agarran los bichos, la plaga, y te los comen. Esos son los partidos de izquierda, que rompen muchas cosas que florecen. Son como los pajaritos quue están arriba de los hipopótamos, y viven de los gusanitos que los hipopótamos tienen en el cuero. Esos partidos ya se quisieron subir a las Madres, que éramos como el hipopótamo, pero los sacamos para que no vivan de nosotras.
-Pero entonces, ¿cómo hacer política que no sea partidista?
-Creo que se van a dar cuenta de que no se trata de hacer un museo ni un santuario, sino que hay que tener una exigencia clara sobre hacia dónde ir. A tirar a Ibarra, a que no pase otra vez… y para que no pase otra vez no hay que dejar la lucha. No se negocia el espacio de lucha. Hay que ver qué pasó, cuánta corrupción hubo. Meterse en esa. Socializar la lucha, no quedarse sólo con lo de uno. Hay que investigar quiénes son los dueños del lugar, dicen que está Telerman (Jorge) comprometido, que La Trastienda tampoco tiene salidas pero no lo investigan porque es de Telerman. Esas cosas hay que seguirlas. No dejarlas ahí. Que cada familiar sea un investigador y junten todos los recursos.
-Los partidos dirían que eso no es «hacer política».
-Dejalos, nunca entienden nada. Lo que hacen esos chicos que marchan es política, lo que hacemos nosotras es política. Comprar un kilo de zanahorias o un cuarto, porque la plata no te alcanza, no es una cuestión doméstica: es una cuestión del sistema y política. La política es la mejor acción del hombre, porque es la que libera, no la que condena.
-Pero ¿cómo se hace?
-Lo más importante es que uno sea creativo. Que sea dueño de su propia forma de lucha. Que se adueñe de esa forma, que elija. Que le de un carácter diferente, como le dimos las Madres, que de la nada salimos a enfrentar a la dictadura. Creamos una nueva forma de política y de presentarnos en la sociedad. ¿Cuál es la presentación ante la sociedad? ¿Llorar todo el tiempo, todo el tiempo, porque murió mi hijo? No. Lo que más te fortalece es denunciar. No tener miedo. Pero no por mi propio hijo sino por todos. Ellos tienen que visualizar eso y luchar por lo que hicieron solidariamente los compañeros que salvaron a otros hijos aquella noche. Y hay que empezar a armar como una ideología. Para dónde vamos a patear, con quién vamos a compartir ideales. Como vamos a hacer lo que te digo: el otro soy yo.
-Esa gente está aturdida de dolor. ¿Podrá?
-Nosotras pudimos. Primero nos metimos en buscar a nuestros hijos y después en el castigo a los culpables. Por eso hay que pensar. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a estar en el Once? ¿Sólo nos va a importar nuestro hijo, o también los demás? ¿Vamos a erigir un santuario para rezarles? No es con velas y un santuario la cuestión, aunque al principio es lo que pudo hacer la sociedad. Pero los santuarios occidentales y cristianos nos llevaron nada más que a la destrucción de la lucha. Porque en vez de luchar, rezan. En vez de resistir, se prende una vela.
Lo que pasa es que hay que romper con la lucha individual. Hay responsabilidades muy grandes que no se van a solucionar con que cada uno haga un juicio.
Los pactos peligrosos de Kirchner
-Responsabilidades: ¿Ibarra?
-Creo que Ibarra se terminó como político. Si no es mañana es pasado, pero se va a tener que ir. Duhalde aprovechó como los buitres, sobrevoló bajito, y nos enchufó a este atorrante, este tipo siniestro que tiene que ver con los asesinatos de (Maximiliano) Kostecki y (Darío) Santillán.
-Usted se refiere a Juan José Álvarez, nuevo secretario de seguridad porteño.
-Sí, porque ya sabemos lo que es, un tipo absolutamente peligroso, tan peligroso como Duhalde que quería aterrizar en la Capital para tener una pata puesta aquí. Y lo consiguió a partir de la muerte y el dolor.
-El señor Álvarez es un duhaldista que amenazó irse con Macri si el gobierno no le daba algún cargo, dicen.
-Es que se ve venir: se van a juntar Menem, Rodríguez Sáa, Rico, Patti y dicen que también Duhalde. Mirá que mafia. Es una basura total: da mucho miedo. Así que vamos a ver que pasa. Esto es como un ajedrez donde cada uno pone sus fichas. Y todos perdemos.
-Pero Hebe, Kirchner es el que dio el visto bueno a la designación de Álvarez.
-Yo creo que Kirchner tiene acuerdos con Duhalde que son esto. Kirchner también firmó pactos cuando ganó con el 22% de los votos, y ahora tiene toda esa lacra que significa Duhalde, que exige tal o cual cosa. Es muy difícil gobernar con el enemigo. se lo decimos siempre al Presidente. Se puede gobernar con el opositor pero no con el enemigo. Duhalde es el enemigo. Juanjo Álvarez es el enemigo. Es muy peligroso todo esto. Es como meterse en la jaula con los cocodrilos.
-Pero son cocodrilos del partido gobernante.
-Por eso no puede tan fácilmente sacárselos de encima. Fijate que Scioli y muchos otros están al lado de Menem. No al lado de Kirchner. ¿Y a Lavagna quién lo puso?
-Duhalde.
-Ahí está. Y el tipo juega mucho para el FMI.
-¿Y los «transversales» del kirchnerismo?
-No tienen fuerza, y además a mí me parece que no tienen que hacer partidos para apoyar a Presidente. Es una cosa muy egoísta políticamente. Hacen partidos para ellos mismos: Duhalde (Eduardo Luis, secretario de Derechos Humanos), Bonasso (Miguel), todos esos. Para mí hay que apoyar al Presidente generosamente en las cosas que están bien, y criticar las que están mal. Se necesitan opositores serios. Tampoco eso de decir que está todo mal, que el Presidente es un dictador poco menos. Para nada es un dictador. Es un hombre cariñoso, carismático, con buenas intenciones. No le es fácil desarmar todo y armar todo de nuevo.
Presas y presos
-Bien, pero uno encuentra la situación de personas presas por reclamar, como el caso de la Legislatura o Caleta Olivia. Ustedes han hecho un ayuno reclamando la libertad de esos detenidos. ¿De quién es la responsabilidad? ¿De gobierno? ¿De los jueces?
-Yo creo que el Presidente tiene muchas presiones para que esta gente siga presa. Pero nosotras le planteamos desde el primer momento el desprocesamiento de los compañeros y la libertad de los compañeros. Se lo dijimos frente a frente. Él habla de federalismo, que hay presos en todas las provincias y no se puede hacer nada. Y yo le dije: bueno, empiece usted, y después lo imitarán los otros. Alguien tiene que empezar y así le podremos exigir a los que sigan reprimiendo, sean de las provincias o de donde sean. Porque no puede haber tanto asesino suelto, tanto ladrón suelto, mientras que la gente que tan justamente pide trabajo -porque encima reclaman una cosa justa- termine presa o procesada. Porque además pasa algo: como lo procesan, ya nunca más va a conseguir trabajo, le cierran todas las puertas.
-Las acusaciones son desproporcionadas. Las privaciones ilegales de la libertad son delitos de secuestro por los que condenaron a Videla y a Massera. Ahora dicen lo mismo de los manifestantes de la Legislatura detenidos en julio.
-Es de terror, el lenguaje y la idea. Cortar una calle o tirar una piedra termina pareciendo tan grave como torturar, asesinar, violar, robar chicos o prenderle fuego a las casas o a los libros. Los tratan de la misma manera. Usan el lenguaje de la dictadura. No somos terroristas. La gente ejerce el derecho a reclamar trabajo. Es un derecho humano.
Si este gobierno no quiere violar los derechos humanos, lo primero que tiene que hacer es que no haya chicos que se mueran de hambre. Para que eso pase, los padres tienen que tener trabajo. Y como no tienen, salen a pedir. Pero ahí los reprimen y los meten presos, y los chicos se mueren de hambre. Y encima parece que no hay que hablar de eso. Hay que decirlo: 100 chicos se mueren de hambre por día en este país. Y aunque el Presidente no lo quiera, esa es una parte flaca del gobierno. ¿Cuántos chicos hay así? ¿Cuatro millones? ¿Seis millones? Uno solo ya son millones. No quiero ser más un número. No quiero ser una estadística. Uno solo es mucho.
-¿Y Kirchner qué le contesta cuando le habla de estos temas?
-Tiene buena voluntad. Se preocupa. Pero yo le dije que si el Estado no se ocupa de los niños, no se ocupa de nada. Estamos haciendo todo un trabajo con los Chicos del Pueblo, que es una organización grande, pero además con todos los chicos de los barrios, aunque no estén agremiados. Por eso vinieron a nuestra marcha de la resistencia. Si no les aseguramos un futuro y un proyecto ¿qué hacemos? A mí se me cae la cara de vergüenza de ver a los pibes comiendo mierda de los tachos, o como la vez pasada en Rosario: resulta que Cargill carga barcos y camiones en el puerto, y se les cae la soja que la comen las ratas y las palomas. Y a pocos metros hay una villa donde los chicos pasan hambre.
-¿Qué responde Kirchner?
-El día de esa marcha nos recibió. Nos contaba que cuando ve a los pibes pidiendo por a esquina, los levanta y busca a la madre. La hermana, la ministra (Alicia Kirchner) también hace eso. Es importantísimo, me parece un gesto fantástico y loable. ¿Pero a cuántos chicos puede levantar? No es lo que quiero para mi país, ni lo que querían nuestros hijos para el pueblo (Hebe calla un instante, mirando el escritorio negro). Si el Presidente considera que nuestros hijos son sus compañeros, tiene que reivindicar esa lucha. No hay nada para inventar. Kirchner fue la vez pasada a Las Flores, a un homenaje a un compañero desaparecido, que dice que no lo delató: gracias a ese chico soy presidente, dijo. (Se refiere a Carlos Alberto Labolita). Entonces, en homenaje a ese compañero que no lo delató, lo mejor que puede hacer el Presidente es ocuparse de los chicos que están sucios, desprotegidos, limpiando vidrios, juntando cartones o comiendo basura. Hablar de otra cosa es una hipocresía. Y en este país hay muchas.
Aborto e independencia de poderes
-¿Por ejemplo?
-Mirá, el otro día me preguntaban del aborto. Yo dije: voy a contar cómo se hacen el aborto las mujeres de los barrios. Siempre hay una que aprendió, y se lo hace a las demás, con agujas de tejer a veces sin desinfectar. Las pasan por arriba del fuego. ¿A alguien le parece que una mujer se tenga que poner agujas de tejer en el vientre para abortar? ¿No es mejor legalizarlo? Del modo actual, mueren miles de mujeres, y nacen niños que después se mueren de hambre.
Y yo digo: ¿quién habla de aborto? La Iglesia. Los curas que no se casan, que no saben lo que es una noche feliz, o son violadores. Entonces, ¿de qué hablan? ¿Qué saben? Y las monjas supuestamente nunca tuvieron relaciones ni formaron familia. ¿Desde dónde hablan? La Iglesia le cercena la cabeza a los chicos en las escuelas católicas, y a los grandes. Te hacen lobotomía.
-¿Le molesta que le digan oficialista?
-No me molesta cuando me lo dice el enemigo. Me jode cuando alguna gente que supuestamente está cerca de Madres, le moleta que tengamos poder. No es que seamos oficialistas. Tenemos el poder de que el Presidente nos reciba y nos escuche. Pero no soy peronista, ni kirchnerista, ni radical ni de ningún partido de izquierda. Somos una organización política sin partido. Nos interesa el socialismo, la solidaridad, y la revolución. La revolución no es salir con un fusil a la calle, la revolución es cuando uno se transforma todos los días y quiere transformar algo permanentemente. La revolución se hace, y lo decían nuestros hijos, cuando uno piensa que el otro soy yo.
-Noto un cambio con respecto a otros momentos. Usted dice «la revolución no es el fusil»…
-No es sólo el fusil. Yo siempre pensé que los pueblos tienen derecho al uso de las armas. Está en la Constitución. Pero hay gente que cree que la revolución es solo salir con un fusil a la calle. Y no. Lo primero es transformarse uno mismo. Ocuparse de los temas en serio. Yo reivindico la lucha armada del pueblo, de Cuba, de Venezuela, la lucha de mis hijos que eran revolucionarios y guerrilleros. Pero lo que nosotras estamos haciendo es la revolución desde otro lado. También es revolucionario abrir una universidad, tener todo lo que conseguimos las madres. ¿Quién se anima a todo esto? ¿Y quién se anima a criticar cuando las cosas están mal diciéndoselo al propio Presidente? Yo le dije a Parrilli (Oscar, secretario general de la presidencia): a vos te asustan mis discursos, pero no voy a cambiar. Y el Presidente me dijo: «no cambie, necesitamos lo que dice usted».
-Insisto en algo. Si hay criminalización de la protesta, intención de disciplinar a quienes reclaman ¿se puede decir que lo hacen los jueces y no el gobierno?
-Yo creo que la justicia está dentro del gobierno. No se puede decir que los jueces son independientes. Todavía hay 440 jueces de la dictadura, que no son independientes para nada. se pueden mandar de vez en cuando algo que no le guste al gobierno, pero no quiere decir que haya independencia de poderes.
Como tampoco hay independencia del Congreso, que el último día de sesiones trabaja 800 horas y saca el Día de la Empanada, el Día del Cuadro, el Día del Turro, disparates y porquerías para justificar el sueldo. Hay que terminar con eso. No hacen nada de lo que espera el pueblo. No me siento representada por nada de eso.
-Habría que hablar de la crisis de la democracia, la crisis de la representatividad.
-Estamos organizando un encuentro de juventudes políticas no organizadas en la izquierda, para ver si sacamos un nuevo pensamiento para hacer política, una nueva forma. Queremos que vengan jóvenes de todo el mundo, calculo que en el 2006, que no sean de partidos. Que sean comunistas o troskystas de alma, pero no con el cartel metido en la cabeza con una jeringa, ni la fotito del Che que ni saben quién es.
-Una novedad de los últimos meses fue la reaparición de la lucha gremial. ¿Qué le pareció?
-Buenísimo, lo de los telefónicos me pareció una maravilla, y lo de los subtes está teniendo fuerza. Me parece bien que refloten los gremios porque la CGT no representa a nadie. Los sindicatos son nuestros enemigos, son de lo peor, y ni hablar de Moyano que es un delator de compañeros, oportunista y chorro, que ahora se pone en el tapete como representante de no sé quién. Una porquería.
-Hablábamos de cómo se castiga a la protesta: lo sufrieron también los chicos y los grandes movilizados por lo de Cromagnon. ¿Qué se busca con esas represiones, asustar a los chicos?
-Se equivocan si creen que persiguiendo a la gente se van a acabar los reclamos. Es al revés. Pero ese es el sistema de Juanjo Álvarez. No para a los que reprimen. No los toca. Así, van a seguir matando.
-Pero ese no puede ser el destino para estos chicos.
-No, por eso yo les diría que es muy lindo vivir por algo, y para algo. No que lo único sea un conjunto de rock, o una letra de una canción. Creo que hay que darle más contenido a la vida. Es muy linda la vida. Se puede acompañar un conjunto de rock. Pero que no sea lo absoluto.
-¿Será lo absoluto? ¿O será que hay una fractura entre el pensamiento y el sentimiento de los chicos, y el de los adultos?
-Y… están en la etapa que los chicos no entienden a los adultos, y los adultos miran a los chicos como a bichos raros.
-¿Quiénes son más raros, Hebe? ¿Los chicos o los adultos?
-(Piensa, mirando otra vez el escritorio negro) Yo creo que los adultos están muy alejados de la realidad de los chicos. No los escuchan. No han aprendido que hay que escucharlos. Y mucho.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
- Revista MuHace 1 semana
Mu 206: La revolución de la empatía
- ActualidadHace 3 semanas
Intoxicados
- ActualidadHace 4 semanas
Marcha de jubilados: lo que une el espanto
- Derechos HumanosHace 1 semana
La justicia en el cuerpo
- ActualidadHace 2 semanas
Coimas: los próximos pasos de la investigación que acorrala a los Milei