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Todos contra Toledo: la izquierda peruana ante el alzamiento de Andahuaylas

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En los 90, la izquierda peruana -que llegó a representar más del 30% del electorado y contaba con uno de los más importantes movimientos sociales del continente- fue literalmente barrida del mapa político-social del país. Atrapada entre el fuego cruzado del senderismo -que asesinó cientos de cuadros y militantes populares- y el terrorismo de Estado del régimen de Alberto Fujimori, la izquierda social y la política vivieron un proceso de desgaste y dispersión que la redujeron a su mínima expresión. Raúl Zibechi presenta los sucesos de la reciente toma de la comisaria policial de Andahuaylas a través de dos entrevistas: una Hugo a Blanco, el legendario dirigente campesino y guerrillero de los 60, y otra a Javier Díez Canseco, ex secretario general del desaparecido Partido Unificado Mariateguista (PUM). Por Raúl Zibechi.

En los 90, la izquierda peruana -que llegó a representar más del 30% del electorado y contaba con uno de los más importantes movimientos sociales del continente- fue literalmente barrida del mapa político-social del país. Atrapada entre el fuego cruzado del senderismo -que asesinó cientos de cuadros y militantes populares- y el terrorismo de Estado del régimen de Alberto Fujimori, la izquierda social y la política vivieron un proceso de desgaste y dispersión que la redujeron a su mínima expresión.

Hugo Blanco, el legendario dirigente campesino y guerrillero de los 60, y Javier Díez Canseco, ex secretario general del desaparecido Partido Unificado Mariateguista (PUM), son algunos de los pocos sobrevivientes del naufragio que mantienen en pie una ética de compromiso. Blanco sigue activo apoyando a sus 70 años y con su salud quebrantada, a los movimientos más dinámicos y menos institucionalizados, participando activamente en los foros sociales de su país. Diez Canseco dirige actualmente el Partido Democrático Descentralista, y ocupa una banca en el parlamento. Ambos comparten una visión crítica del movimiento «etnocacerista», se rehusan a integrarse al coro -de derecha e izquierda- que acusó a los alzados de «fascistas» y culpan de la crítica situación que atraviesa el país al régimen de Alejandro Toledo, al que acusan de corrupto, neoliberal y autoritario.

Javier Diez Canseco

– ¿Cómo calificaría los sucesos de Andahuaylas?
– La toma de Comisaria Policial de Andahuaylas, la madrugada del 1 de enero, por Antauro Humala y elementos de su movimiento -denominado «etnocacerista»- no es una acción armada protagonizada por militares. La toma se produjo sin armas, por sorpresa y, en la dependencia policial se hacen de las armas. No hay muertos en la operación. Los 4 policías muertos vienen después, en un enfrentamiento en otro punto de la ciudad y mueren, luego también, un «etnocacerista» por acción de un francotirador del ejército, así como un estudiante de Andahuaylas por la misma razón, aparentemente.

¿-Qué es el movimiento etnocacerista?
-Antauro Humala es un mayor del ejército en retiro y su movimiento denomina a su gente «reservistas», término dado a quienes han servido en las fuerzas armadas y están en la reserva; pero no todos son ex militares.
La ideologia etnocacerista es una concepción que combina una identidad étnica o racista, una concepción militarista y putchista, profundamentamente autoritaria (amenazas de fusilamientos a diestra y siniestra), así como un ultranacionalismo que linda con la xenofobia.
La acción fue, desde mi concepcion, militarista y aventurera, sin posibilidad alguna de éxito y con el fin de colocarse electoralmente.
Algo preocupante es que el «movimiento» tiene apoyo de oficiales generales en retiro como el ex general Bobbio, y ha venido propugnado un golpe militar para sacar a Toledo.
Mi enfoque es que lo ocurrido es parte de una crisis sistémica general y que Humala fue hábil en apoyarse en dos demandas nacionales que muchos sostenemos: se necesita otro gobierno (el país esta abrumado, agotado, hastiado de la corruptela, ineptitud y servilismo con el poder económico de Toledo) y hay necesidad de un cambio de régimen político (lo que va de la mano con el hastío frente al Congreso) y de una Asamblea Constituyente elegida por el pueblo.

– Según todos los datos, los rebeldes tienen apoyo o simpatías de la población. En ese sentido, y en vista de los sucesos de Puno de este año, ¿la situación social en amplias zonas del país está en la base de los sucesos de Andahuaylas?
-Sin duda, las demandas mencionadas tienen amplio respaldo y la oposición de los partidos tradicionales no ha hecho nada por ellas, no han hecho real oposicion y se afilian al continuismo neoliberal. Pero el accionar violento, militarista y aventurero no tiene ese apoyo. Ya detenidos, el sector de la poblacion andahuaylina que los apoyaba se ha ido calmando. Aunque otros respaldaron, con movimientos pequeños en diversos puntos del país, creo que la ideología etnocacerista y su autoritarismo no deben provocar ni provocan apoyo. Pero la protesta, la reacción frente al gobierno, es amplia.

– ¿Existe alguna conexión entre el movimiento y Montesinos, como afirma una parte de la izquierda peruana?
– No es imposible. Las incoherencias, además, son notorias. El hermano de Antauro, Ollanta (nombre de su semanario), ha sido hasta hace poco agregado militar de Toledo en Europa y luego en Seúl, con ingresos mensuales de varios miles de dólares (dicen que más de 8,000). No parece coherente.

– Algunas «formas» que asume el movimiento, lo conectan con movilizaciones sucedidas en la historia del Perú, que han sido definidas como milenaristas. En este aspecto, ¿hay algo en común con la forma que asumió el senderismo?
– No hay conexión con ningún milenarismo, aunque pretenden reivindicar el incanato dentro de una concepción autoritaria, vertical y muy propia del militarismo.

– ¿Estamos ante un nuevo «ciclo de violencia» como el que comenzó a principios de los 80?
– Es difícil predecir esto.

– Más en general, ¿como ve la situación política del país, que parece marchar hacia un segundo gobierno de Alan García?
– El país afronta una crisis sistémica, que rebasa al gobierno de Toledo y requiere soluciones más de fondo. Encara una crisis de su sistema de representación y político, y sufre una inequidad impresionante, con los ricos cada vez más ricos y los pobres igualmente pobres. No creo que caminamos a un nuevo gobierno de García, lo siento estancado y muy vinculado al gran capital, al coqueteo y la búsqueda del visto bueno de la gran empresa. Difícilmente será alternativa.

Hugo Blanco

– Los sucesos de Andahuaylas, protagonizados por el movimiento etnocacerista, han sido calificados por la mayor parte de los analistas de izquierda como de corte «fascista», aludiendo a la ideología de su portavoz y a las supuestas conexiones con el fujimorismo. ¿Coincide con esa valoración?
– El movimiento surgió contra Fujimori y fue apoyado por todos quienes estuvimos contra el dictador. Me parece que es una estupidez decir que tiene conexiones con Fujimori. Sobre su ideología, se puede hablar de extremismo pero no de fascismo. Más extremista fue Sendero Luminoso pero a nadie se le ocurre decir que fue fascista. El fascismo es una ideología representativa de los intereses del gran capital. Humala está contra ese gran capital.

-¿Cómo explica el hecho de que sectores importantes de las poblaciones andinas muestran simpatías abiertas con los etnocaceristas?
– En su periódico habla contra los enemigos del pueblo en forma sencilla, habla de las cosas que interesan al pueblo y refleja mucho el sentimiento de ese pueblo, por ejemplo cuando dice que hay que fusilar a los corruptos. Yo no estoy de acuerdo con eso, pero una cosa es que yo no esté de acuerdo y otra la impotente rabia de la gente contra la corrupción. Esa rabia se expresó cuando el pueblo de Ilave mató a puntapiés al alcalde o cuando el pueblo de Azángaro (ambos en el sur del país), indignado ante la corrupción de autoridades judiciales y policiales pagados por los ladrones, quemó vivo a un ladrón.

-Al parecer, las realidades económico-sociales imperantes en el país permiten pensar que hay condiciones para que se desarrollen amplias luchas sociales. Pero los sucesos más significativos de los últimos años, no han sido protagonizados por las organizaciones populares sino que han sido «desbordes» desde abajo. ¿Cree que el movimiento popular está a la altura de los desafíos?
– Depende a qué llamas organizaciones populares. Yo llamo auténticas organizaciones populares a las que han protagonizado esos «desbordes», mis esperanzas están depositadas en ellas. Esto no quiere decir que desprecie a las otras, creo que son necesarias y espero que sean parte del proceso, pero la vanguardia está en los «desbordes».

-¿Hay condiciones político-culturales en Perú hoy para el surgimiento de algo similar a lo que fue e senderismo? ¿Cómo valora hoy, 20 años después, los resultados del Sendero de los 80?
– Desgraciadamente, si no surge un movimiento rebelde, anti-sistema, que apoye, intente unificar e impulse los «desbordes» que tienen un profundo sentido antisistémico (contra la corrupción, en defensa de la ecología, por una auténtica democracia), sí, es posible el resurgimiento de Sendero.
El resultado de Sendero Luminoso han sido más de 70.000 muertos, fundamentalmente indígenas y una dictadura que aplastó al movimiento popular, a la cual pudimos expulsar cuando Sendero fue derrotado, fundamentalmente por el movimiento campesino.

-¿Coincide con la propuesta del subcomandante insurgente Marcos de «no tomar el poder»?
– Él dice «No se trata de tomar el poder sino de construirlo». Coincido con esa apreciación que yo la expondría en otra forma: Primero el pueblo, no un partido en nombre de él, tiene que construir poder. Creo que en el Perú estamos haciendo eso desde abajo, poco a poco en forma dispersa, estoy porque se supere esa dispersión, pero eso será hecho por el propio movimiento no por una vanguardia que dé línea. El proceso de construcción de poder es permanentemente agredido por el enemigo, esa agresión le enseña a defenderse. Cuanto más avance en la construcción de poder, más fuerte será la agresión y mayor el aprendizaje del pueblo para defenderse. Creo que el proceso llevará inevitablemente a confrontaciones fuertes, el enemigo no ha de conciliar. El poder popular tendrá que desplazarlo por la fuerza para desarrollar su propia verdadera democracia. Pero ese será el paso final. Lo malo de la izquierda, por lo menos en el Perú, es que siempre pensaba en la toma del poder sin haber construido el poder popular, por lo tanto unos tomaron las armas declarando que «salvo el poder todo es ilusión», con ese objetivo todo estaba justificado, incluyendo masacres a campesinos calificados de «soplones». Otros se acomodan con gobiernos «progresistas» como Velasco Alvarado o Toledo. Por último hay quienes «toman el poder» apoderándose en forma antidemocrática de las direcciones de los gremios.
Creo que esa obsesión por la toma del poder ha hecho mucho daño, por eso vi con simpatía la declaración de Marcos. Desgraciadamente no fue entendido y siguen abundando los «tomadores de poder».

– Por último, ¿cómo ve a la izquierda continental? ¿Cree que ha sacado conclusiones de las derrotas de los 70-80? ¿Cuáles serían?
– Es indudable que nos encontramos en un período muy bueno. Tengo 70 años y nunca vi una Sudamérica tan avanzada. Nuestros pueblos han avanzado mucho en diversas formas.
Creo que la izquierda, por lo menos en el Perú, pecó de sectarismo, dogmatismo y verticalismo. Además una parte optó por la lucha armada que no reflejaba el sentir de la gente y por lo tanto produjo el reflujo. Otra parte se dejó absorber por el sistema. Me parece que debemos corregir esos errores. Creo que falta más atención a los «desbordes», pero en forma modesta, no yendo a «dar línea».

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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