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Iara Rueda: comienza en Jujuy el juicio por su femicidio
Por qué el juicio por el femicidio de Iara Rueda es un antes y un después en la provincia

Iara Rueda (16 años) estuvo desaparecida 5 días y, ante la inacción policial, su familia inició la búsqueda por su cuenta que se replicó con una red de apoyo en todo Jujuy. Su cuerpo apareció atado de pies y manos. Dos años y medio después llegan este jueves tres hombres a juicio, y la familia presentó además una denuncia contra 8 policías por “abandono de persona”. Cómo se logró el inicio del proceso, los sentimientos encontrados de cara a las audiencias, y por qué el caso de Iara destapó una olla en la provincia. Su madre Mónica Cunchila dice desde Palpalá: “Es importante el apoyo de la sociedad, porque no queremos que le suceda a nadie más”.

El próximo jueves 13 de abril comienza en Jujuy el juicio por el femicidio de Iara Rueda, la jóven de 16 años asesinada en septiembre de 2020. La fecha estaba prevista para agosto de este año pero la familia Rueda junto al fiscal Alejandro Bossatti presentaron un recurso de queja por «retardo y denegación de justicia» ante Superior Tribunal de Justicia local que logró adelantar el inicio del proceso.
“Hace rato veníamos pidiendo fecha de juicio”, dice Mónica Cunchila, mamá de Iara, del otro lado del teléfono. Es que el pedido lo renovaban en cada movilización, la última el 8 de marzo: mientras marchaban, fueron reprimidos. “Por eso hicimos otra marcha exigiendo más fuerte la fecha, y salió que nos la daban para el 17 de agosto”. Además del reclamo callejero presentaron el recurso judicial y la respuesta llegó rápido: el pasado 4 de abril les informaron que en 9 días tenían la primera audiencia.
¿Cómo se llega al juicio? “Con muchas emociones juntas. Todo este tiempo no tuve problemas de sueños, pero ahora que me toca a mí me quitó el sueño: estoy ansiosa”, dice Mónica.
Se estima que el proceso a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 3 se extenderá hasta el 8 de mayo, aunque Mónica advierte que en los últimos juicios se fueron moviendo fechas claves. “Es relativo. Ojalá que se termine el 8 de mayo. Ellos no se dan ni idea lo que a uno le pasa cuando cambian fechas o las horas: es matar a la familia cada día más”.
Si el cronograma se cumple la última audiencia estaría prevista para un día después de las elecciones en la provincia de Jujuy donde se elegirá además de gobernador y vice, 24 diputadxs provinciales, intendentxs, concejalxs y vocales de comisiones municipales.

La primera audiencia
Al juicio llegan tres acusados: Raúl Arnaldo Cachizumba y Mauricio Esteban Abad, ambos imputados de «homicidio doblemente agravado calificado por alevosía y por ser cometido en contra de una mujer»; y Tomás Fernández -que hoy tiene 19 años y en el momento del femicidio tenía 16- imputado por «homicidio triplemente agravado, por el vínculo, alevosía y por ser cometido contra una mujer».
La audiencia de inicio está citada a las 8.30 horas en los Tribunales de San Salvador de Jujuy. Se estima que hablará primero la mamá de Iara, Mónica, y su papá, Juan José Rueda. “Va a ser durísimo, es revivir cada momento. Desde que nos dijeron la fecha todos los días es como el día antes de que Iara desaparezca, sentimos esa angustia”, dice su ella. Durante la jornada se escucharán a 10 testigos, incluidos peritos de la causa.
“Estamos pidiendo que los padres y madres de otros casos puedan asistir, porque es muy importante el apoyo entre familiares y víctimas.Este dolor de que te han arrancado a alguien de esa forma solamente lo sentimos los familiares. En este momento me hace falta mucho ese apoyo. Estarán también muchas organizaciones, los gremios, la Multisectorial de la Mujeres y Disidencias de Jujuy; muchos familiares, vecinos, amigos, nos dijeron: vamos a estar con ustedes. Es importante el apoyo de la sociedad, porque no queremos que le suceda a nadie más”.
El caso
Palpalá es una localidad de 50 mil habitantes, a 13 kilómetros de San Salvador de Jujuy, Iara nació y vivió ahí junto a su familia: Mónica Cunchila, su mamá, Juan José Rueda, su papá, y sus tres hermanas: Rocío, Mariel y Candela.
Iara Rueda tenía 16 años cuando el miércoles 23 de septiembre salió de su casa para llevarle un trabajo práctico a un compañero de la escuela. Fue la última vez que su familia la vio con vida. Después de las 5 de la tarde no hay imágenes de ella: según las versiones oficiales las cámaras de seguridad no funcionaban por apagones de luz.
Cuando esa tarde Mónica llegó a su casa y no vio la bicicleta de su hija supo que algo le había pasado. Fue a la comisaría: no le tomaron la denuncia. La policía evadió todos los protocolos de búsqueda. Ante la inacción policial, los y las vecinas del barrio se autoconvocaron para ayudar a la familia Rueda a buscar a Iara, y lo hicieron en intensos rastrillajes, de noche, sin luz. En distintos puntos de la provincia se replicaron los cortes de ruta (algunos fueron reprimidos) que exigían que la busquen.
Su cuerpo fue encontrado días después, el 28 de septiembre. Estaba atada de piés y manos. En ese lugar su familia construyó un altar.

La otra denuncia
Mónica y Juan José presentaron también una denuncia penal por “abandono de persona” contra los funcionarios policiales que no buscaron a la joven como lo indican las legislaciones vigentes. De esa causa se espera la elevación a juicio. “Son 8 policías imputados. Estamos esperando que el juez regrese de su licencia médica, y ponga fecha. Este juicio se va a complementar con el del femicidio de Iara”.
La lucha de la familia junto a las organizaciones locales logró una conquista fundamental: la declaración de la Emergencia en Violencia de Género, denominada “Ley Iara”. Dice Mónica: “Se logró una ley que le falta pero que no queremos que se vaya. Si no hubiéramos gritado tan fuerte las cosas no hubiesen cambiado”.
¿Qué cambió?
Cambiaron algunas cosas pero falta muchísimo todavía, les cuesta ver lo que está pasando en la provincia: y lo que no se ve es que pasaron 16 femicidios en estos años. A medida de que iban pasando las marchas me enteré que había muchas mujeres muertas que no se conocían: ahora las conocemos. Y ahora las mujeres denuncian la violencia. Acá en Palpalá hay 5 denuncias de violencia de género por semana, para el día de la madre estaba llena la comisaría. Eso cambió: hay muchas cuestiones que ya no se callan las mujeres.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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