Nota
Juicio a los fumigadores
Comenzó el juicio a dos productores y un aeroaplicador por violar las distancias restrictivas al fumigar con agroquímicos en el barrio Ituzaingó Anexo, al sudeste de Córdoba, en dos causas que se investigan de manera unificada. Es uno de los resultados de una lucha de más de una década de las Madres de Ituzaingó, que se manifiestan en la calle durante todo el desarrollo de las audiencias. Desde el 11 de junio tuvieron lugar las primeras jornadas en los Tribunales II de la capital cordobesa, con acusaciones cruzadas entre la defensa, los testigos y los representantes de la querella. El tribunal escuchó las declaraciones del ex subsecretario de Salud, el doctor Merardo Ávila Vázquez, denunciante en una de las causas, de Sofía Gatica, una de las Madres de Ituzaingó, de médicos y vecinos del barrio. “Lo importante es que el juicio se está realizando, y que no solamente está sirviendo para mostrar a parte de los responsables, sino que además se va haciendo cada vez más notable los que no están, quiénes faltan sentarse en el banquillo de los acusados”, analiza para lavaca Raúl Montenegro, biólogo y denunciante en la “causa madre” que engloba las dos denuncias que se investigan en este juicio.
Los acusados son los productores Francisco Parra, Jorge Gabrielli, y el aereoaplicador Edgardo Pancello, por fumigaciones sucedidas en 2004 y 2008.
Gol en contra de la defensa
La primera sesión tuvo como protagonista al doctor Merardo Ávila Vázquez, ex subsecretario de salud de la Municipalidad de Córdoba, responsable de denunciar una de los hechos y además querellante en la otra causa iniciada por Sofía Gatica, una de las Madres de Ituzaingó. En la jornada del lunes 11 el defensor de uno de los acusados (el productor agropecuario Parra) planteó recusar a Ávila Vázquez porque ya no es secretario de Salud de la Municipalidad. Los defensores de los otros acusados adhirieron, pero el tribunal rechazó el intento.
Merardo Ávila Vázquez pintó un panorama de la situación epidemiológica del barrio Ituzaingó Anexo; resaltó la infracción a la ley provincial de agroquímicos 9.164 que prohíbe la aplicación aérea de endosulfán o glifosato en cultivos ubicados en proximidades de zonas pobladas. El intento por recusarlo acaso haya aumentado la legitimidad de su intervención.
Cáncer: 193 casos
El martes 12, declaró una de las afectadas, Sofía Gatica, durante casi dos horas. También mencionó los distintos relevamientos que registraron enfermedades en el barrio desde fines de 2001: “Hasta el año 2010 encontramos 193casos de cáncer entre los vecinos, además de malformaciones como púrpura o labio leporino”, dijo y recordó un estudio realizado por la Municipalidad en noviembre de 2011 que detectó 140 casos de cáncer en el barrio.
Gatica se refirió a la denuncia que radicó en 2004 y por la cual está imputado el productor Franciso Parra por “contaminación dolosa”. La defensa del productor le pidió a Gatica que ubique en un mapa los campos donde se habrían violado las distancias restrictivas en la aplicación de agroquímicos; la mujer tuvo algunas dificultades para hacerlo debido “a un loteo reciente en la zona”, según explicó. Por eso el tribunal ordenó una inspección ocular en la zona el próximo lunes 18.
Leer avionetas
Luego Gatica relató el suceso del 11 de febrero de 2004 que investiga el juicio: ratificó que vio junto a un grupo de vecinos una avioneta “tipo mosquito” fumigando el campo del acusado Parra. Tras la denuncia, la policía allanó los galpones del productor y encontró bidones con restos de pesticidas. “Aunque ese día no le tomé los datos de la avioneta, ya en dos o tres ocasiones había registrado las letras LV-AXC. Era la misma avioneta, de color amarillo o anaranjado, según la influencia del sol”, aseguró.
Y terminó su exposición con un mensaje al juez que conduce la audencia, Lorenzo Rodríguez: “Espero que piensen que somos seres humanos y que velen por nosotros».
¿Faltan pruebas?
Los argumentos de la defensa se basan en la supuesta “falta de pruebas” para incriminar a los productores y el aplicador. En instancias anteriores, los tres acusados se habían negado a declarar como parte de su estrategia defensiva: nadie está obligado a declarar en su contra. En las sesiones próximas se espera que brinden su versión de los hechos que han derivado en cientos de muertes y enfermedades.
Veneno, pero de noche
El miércoles 13 declaró otra de las Madres de Ituzaingo y médicos que avalan técnicamente el testimonio de los afectados. Eulalia “Vita” Ayllón relató lo mismo que dijo a la Revista Mu de junio: primero, la felicidad que a los vecinos les traía ver el verde campo de soja, y cómo los chicos corrían detrás del avión fumigador como un entretenimiento; luego, las reacciones que a esos chicos les traía la estela de agroquímicos: “Se les irritaban los ojos y se les secaba la garganta”, por señalar las causas más directas; también se dieron cuenta que los plaguicidas arrojados mataban las plantas de sus jardines.
Vita puntualizó fechas las fumigaciones en “mosquito” o avioneta. Y contó cómo, debido a las ordenanzas municipales que forzaron las Madres, las fumigaciones comenzaron a hacerse de noche “para que los vecinos no pudieran tomar la matrícula de la aeronave”.
“Nunca vi tanta diabetes”
Declaró también el médico clínico de la Municipalidad de Córdoba Eduardo Alberto Molina: “Nunca vi tantos pacientes con diabetes e hipotiroidismo como en el barrio”. Frente al cáncer, estas enfermedades quedan relegadas periodísticmente, pero forman parte del paisaje de envenenamiento físico y social de Ituzaingó. La médica pediatra Inés Flamini: “En 2005 se hizo un estudio de traza de contaminantes en niños. Dio positivo para agroquímicos».
El jueves 14 de Junio desfilaron ante la Cámara 1° los vecinos Eliana Quinteros, quien dijo sentirse mal y pidió no declarar, y Víctor Hugo Castaño, quien ratificó haber visto “varias veces” la máquina fumigando.
Cuidado con el emblema
El biólogo Raúl Montenegro sigue de cerca los episodios del juicio, como querellante de la “causa madre” pero también como apoyo técnico de las Madres desde el comienzo de su lucha, allá por 2001. Desde la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente (FUNAM) que preside es responsable de denunciar la relación de distintos contaminantes (no sólo plaguicidas nuevos sino también antiguos y otros contaminantes como el PCB) con la situación de salud en el barrio Ituzaingó, en hechos que van del 2002 al 2004. Se considera que esa es la “causa madre” de las dos que se están desarrollando. “Daría la impresión de que una vez que haya una condena, ya está. En el caso de Ituzaingó Anexo hay que tener mucho cuidado de no olvidar al barrio real y a los contaminantes de los que se está hablando en este juicio. Está casi como emblematizado el barrio, pero nosotros marcamos que no es un emblema, que es real, y que sigue teniendo estos problemas al momento en que se hace el juicio”, asegura.
El barrio contaminado
Lo actual es el loteo y construcción de un barrio pegado a Ituzaingo Anexo, en las mismas tierras contaminadas donde se echaban los plaguicidas (los mismos que se están investigando en el juicio). Mu recorrió el barrio hace dos semanas y charló con los primeros inquilinos del predio: los terrenos se ofrecían con comodidades inusuales, cuotas, etcétera. A simple vista, además, se notaba en la tierra removida un coctel de residuos (hasta electrdomésticos) de lo que supo ser, antes de las fumigaciones, un basural. Se detectó en esos suelos la presencia de plaguicidas como Malation, Endosulfán, Isómeros de DDT y otros, ya en 2003. Los primeros pobladores de este nuevo loteo hecho sobre semejantes tierras– parejas jóvenes, su primera casa- no sabían de estos detalles pero sí de los “rumores” de contaminación. Y conocían a las Madres de Ituzaingó. La empresa a cargo del loteo, Tierras del Sur, salió a desmentir públicamente las denuncias sobre el estado de esos suelos.
Se frenó la construcción
La FUNAM presentó una denuncia que aportaba estos y otros datos; días después la Municipalidad ordenó clausurar el barrio, también tras la nota publicada en Mu. ¿Por dónde se moverá esta causa? Dice Montenegro: “Además de toda el tema químico de los suelos, el loteo no tenía autorización. Por eso es que el juez dispone la clausura. Estamos estudiando la posibilidad de una acción contra la gente de la empresa”.
Lo que falta juzgar
En total, cuatro son las denuncias que involucran al barrio Ituzaingó Anexo, dos de ellas unificadas en el juicio que empezó el lunes 11, otra considerada “causa madre” (que apunta a las responsabilidades políticas y empersarias del sistema de fumigaciones) y una última que involucra a la empresa que loteaba hasta hace semanas sobre las tierras contaminadas. Las Madres de Ituzaingó y otros vecinos están involucrados ya sea como testigos, querellantes o desde fuera de los tribunales, donde en cada jornada se realizan actividades de apoyo. Su futuro se resolverá en este pasado que se investiga, donde además de los hechos puntuales de las violaciones en el uso de plaguicidas, coinciden Montenegro, Gatica y “Vita” Ayllón, sigue pendiente la responsabilidad de funcionarios y agentes del Estado.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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