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Jujuy a 3.500 metros de altura por la ruta de las puebladas: las sorpresas y la realidad, a ganar o morir

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Mientras el gobernador Gerardo Morales era anunciado como candidato a vicepresidente por ser “un tipo valiente” que “le cambió la vida a los jujeños”, lavaca recorrió los cortes de ruta organizados por las comunidades indígenas, reflejados en crónica, fotos y video.

Las opiniones sobre Morales en pleno jujeñazo. El rol del litio. La falta de agua que hace que los animales vayan hasta las ciudades a buscarla. La generosidad en la carretera, desde la Quebrada de Humahuaca hacia la Puna. Los intercambios con los automovilistas. Las falsedades del aparato político. La descripción de la realidad jujeña. Las amenazas. Y una asamblea en plena ruta en un corte sostenido por 25 comunidades, antes de la noche helada en Abra Pampa, a 3.500 metros de altura.

Desde los cortes, por Francisco Pandolfi. Fotos de Lina Etchesuri

Jujuy a 3.500 metros de altura por la ruta de las puebladas: las sorpresas y la realidad, a ganar o morir

El corte en San Roque. No se trata de «infiltrados bolivianos» ni de porteños. La resistencia en toda Jujuy. (Fotos Lina Etchesuri)

En la estación de servicio de la entrada de la localidad de Tilcara la televisión informa que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, acompañará en la fórmula presidencial a Horacio Rodríguez Larreta en las internas de Juntos por el Cambio. 

A menos de cincuenta metros, la comunidad tilcareña corta la ruta 9 exigiendo la renuncia del propio Morales, el anunciado precandidato a vicepresidente de la Nación.

La escena parece surrealista. Pero no lo es. La escena parece de película. Pero no lo es.

En esa barricada formada por ramas y gomas, Graciela y Griselda piden la identificación de prensa. No será una excepción, sino la regla en los cinco cortes que desde lavaca visitamos ayer para escuchar lo que pasa en distintos puntos del país. «Estamos teniendo muchos problemas, hay muchos infiltrados», justifica Graciela, quien después de una semana de estar en la ruta no claudica: «Estamos seguros de lo que hacemos, hay esperanzas porque tenemos raíces, que son nuestras identidades».

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Imagen del piquete en Tilcara. Mientras tanto, candidateaban a Morales a la vicepresidencia. (Fotos Lina Etchesuri)

Mientras Larreta dice que Morales gobernó «una provincia que le cambió la vida a los jujeños, que hoy viven mucho mejor que hace ocho años”, Griselda no está tan de acuerdo: «Es el responsable de que tengamos el agua contaminada, de haber explotado nuestros bienes naturales y entregarles las riquezas a las empresas extranjeras. Acá en Jujuy tenemos la planta de energía Caucharí, por lo que deberíamos tener beneficios, pero pagamos barbaridades».

Durante el recorrido, boletas de más de diez mil pesos serán una denuncia común. Griselda hace una analogía doméstica: «Es como si en tu casa tuvieses de todo, pero le hacés pagar a tus hijos la comida».

Humahuaca, los “boludos” y los derechos

Siguiendo la ruta 9 hacia el norte, un colectivo va desde Tilcara hasta Uquía, donde está el siguiente corte. En el camino, casas de barro, de adobe, de paja, de madera. Casitas bajas, casitas bellas. Sin otro color que el original en sus fachadas. Hay vacas, hay cabras y hay algunas llamas, que se verán en mayor cantidad mientras se avance más. 

Al costado de la ruta, un santuario del Gauchito Gil y más adelante, un cartel blanco con letras claras: «Abajo la reforma, renunciá Morales».

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Piquete en San Roque, y el muñeco con el cartel: «Abajo la reforma». (Fotos Lina Etchesuri).

Pero por esas horas Morales no renuncia a nada. Y redobla la apuesta con su candidatura a nivel nacional. El colectivo frena en Uquía, departamento de Humahuaca. En tres horas recién se abrirá el paso para los vehículos. El colectivero dice que el reclamo es justo, pero que también hay que pensar en el derecho de quienes quedan trabados. Dice también que su sueldo no le alcanza. Y que no quiere decir su nombre “porque la empresa puede tomar represalias”. En la barricada, una señora de labios muy gruesos reclama que hace seis días está varada por los múltiples cortes en la provincia. Le pregunta a este cronista si es un trabajador de prensa. Luego, si es de derecha o izquierda. Y luego dice que quienes están cortando “son unos boludos”.

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Compartiendo la resistencia, preparando la olla común. (Fotos Lina Etchesuri)

Del otro lado está Olga, que reivindica el corte: “Aceptar la reforma es pasar a ser esclavos”. Es docente y repudia que la nueva propuesta salarial estipula “un piso de 200 mil pesos, pero el sueldo básico es sólo de 62 mil pesos”. Y que la reformulación de la constitución a escondidas se trata de un modus operandi del gobernador: “Hace dos años cambió el estatuto del docente, sin consultarnos, y fuimos perjudicados”. Pese a esto y a las tres semanas que llevan las y los docentes reclamando mejoras salariales, Rodríguez Larreta afirmó ayer que “la provincia tiene mejor educación”. Y que su compañero de fórmula “ha defendido la educación pública”.

Una mujer se acerca al corte; tiene su auto en la fila que espera la liberación del tránsito. Se llama María Amelia, es de Córdoba y pide hablar: “Yo apoyo el reclamo, pero el daño no puede ser para el resto; coartando el derecho a transitar no debe ser la forma. Esto nos divide aún más. Y quienes gobiernan, que tienen las posibilidades de mejorar la situación, buscan que esto se debilite”. ¿Qué piensa sobre la reforma? “No estoy enterada, sí estoy a favor a que cobren un sueldo mayor”.

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Esperando la apertura del corte. Automovilistas que apoyan, otros que no. En las rutas jujeñas el reclamo es por el agua y por la vida. Y preguntan: ¿cuál es otra forma de reclamar que sea efectiva? (Fotos Lina Etchesuri)

Daniel, que sostiene el corte, la escucha atentamente y minutos después piensa en voz alta: “¿Cuál es la otra forma de reclamar y que sea efectiva? Nunca nadie puede decirla, porque hasta ahora no la hay. Soy un aficionado a la historia y el Éxodo Jujeño fue una guerra civil mano a mano; De la Rúa cayó luego de sangre y saqueos; el Cordobazo fue un quilombo bárbaro. No vamos a parar hasta que se derogue la reforma constitucional, que impide la protesta. Sin protesta, no hay conquista de derechos, y eso queda claro en la historia de la humanidad”.

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(Fotos Lina Etchesuri)

El dictador se hace el colla

Es la hora del almuerzo y Gabriela revuelve el pollo con arroz primavera que pronto comerá su comunidad: “Morales es un dictador que se hace el colla; que ahora tiene a mucha gente amenazada y cooptada con el compromiso de darle viviendas y dinero”. Al terminar, aconseja que hablemos “con Doña Panchita”. Francisca tiene 66 años y luce un sombrero rosa y una whipala que le cuelga de los hombros. También le cuelgan, le pesan, un montón de sentimientos: “Es terrible lo que está pasando; da mucha impotencia. Nos traicionó este gobernador. Yo confié en él, soy históricamente radical, lo voté para su primer mandato. Pienso que al principio hizo algunas cosas bien, pero ya se perdió la confianza. Necesitábamos que él nos explicara los beneficios de la reforma y no lo hizo. No habló con su pueblo”.

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El cerro Las Señoritas. Imagen del territorio que se defiende en Uquía. (Fotos Lina Etchesuri)

Ella sí habla, mientras de fondo impacta lo hermoso del cerro Las Señoritas, con un color rojizo que alimenta a los ojos: “Lo que hace él a nivel provincial también pasa en la comisión municipal. En nuestra comunidad aborigen 1° de Mayo no tenemos luz y prometieron que antes de las elecciones locales lo harían y mintieron. A partir de eso pedimos un informe con la rendición de cuentas de la comisión, y la respuesta no fue la información pública: a quienes firmamos la petición nos dijeron que no iban a darnos la luz; no tenemos la libertad de hacer nada, quieren que vivamos como perros. Esto pasa en Jujuy”.

Entre San Roque y Palermo

Hay que seguir subiendo, hay que seguir escuchando. El próximo corte es en San Roque y de la comunidad indígena de Uquía se ofrecen a llevarnos. Pura generosidad: no nos dejan ir sin aceptar una bandeja de arroz con pollo que antes de llegar a la siguiente trinchera ya están vacías.

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Momento de apertura al tránsito en San Roque: una pueblada que busca garantizar derechos. (Fotos Lina Etchesuri)

Allí, En San Roque, está Omar está sentado mascando coca. Es un hombre de pocas y profundas palabras: “Nos están quitando las tierras y el agua desde hace tiempo. El problema es que dejamos que el gobernador siga caminando y llegamos a esta situación irreversible. Estamos cansados, desvelados, pero con la firmeza de sostener esta medida hasta que renuncie Morales”.

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El reclamo en Uquía: las cosas que reivindica la comunidad. (Fotos Lina Etchesuri)

Sentado a su lado está Alex Frites, docente de 28 años de la comunidad de Varas, donde “la mayoría vive de la agricultura y la ganadería y más del 70% de la gente no tiene trabajo en blanco”. “No es novedoso lo que nos está pasando; para los indígenas siempre fue así, todo nos costó más. Lo distinto de los últimos años es que las nuevas generaciones tomamos la posta de nuestras abuelas. Y ese legado, es independiente a cualquier partido político”. Mientras en San Roque ellas y ellos están hace una semana durmiendo en la ruta, Gerardo Morales está en el barrio porteño de Palermo junto a la cúpula de Juntos por el Cambio. “Es un insulto que esté haciendo esto en paralelo, mientras su pueblo le exige que se vaya. Es evidente que lo que están haciendo con Jujuy es un ensayo para llevarlo a la nación”. 

Luisa escucha y expresa su timidez con el silencio, que solo rompe con un puñado de letras: “Solo quiero que bajen la reforma”. Retoma Alex: “Como decía Atahualpa Yupanqui, ‘para el que mira sin ver, la tierra es tierra no más’. A Morales lo han ayudado mucho los canales de televisión de acá y los porteños, afirmando que cambió la matriz productiva, que estamos bien económica y socialmente y no es así. Encima, convivimos con aprietes permanentes. Si lo tengo que definir con una palabra, es autoritario; jamás se apoyó en el diálogo, siempre hizo lo que quiso”.

Jorgelina, emponchada, agrega: “Acá no se duerme bien y se pasa frío, pero no nos queda otro recurso. Nunca nos escucharon y ahora tampoco”. En el lujoso salón “La Escondida de Palermo”, a 1.630 kilómetros de los cortes de Humahuaca, el mismísimo Morales presagia «momentos difíciles a enfrentar juntos con temple, diálogo, vocación de unir y firmeza”.

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San Roque. La movilización en la ruta. «Me pone mal ver a las señoras tristes porque quieren quitarles sus terrenos», dice Xioamara. (Fotos Lina Etchesuri)

¿Quiénes son los tipos valientes?

Hay muchas infancias alrededor jugando, corriendo, mirando. Adrián tiene 13 años, le gusta mucho jugar a la pelota e ir a la escuela para estar con sus amigos. “Vine a hacerle compañía a mi mamá que está luchando por nuestros derechos. Me pone mal ver a señoras tristes porque quieren quitarles sus terrenos”. Xiomara, de su misma edad, da esperanzas desde la naturalidad con la que se expresa: “Morales ha hecho mucho daño, quitando agua y tierras que no les pertenece, que son nuestras”. A Xiomara le gusta el fútbol, el boxeo y estudiar. Es de Boca y hasta no hace tanto jugaba en el club Villa Nueva de Humahuaca. “Que dé la cara Morales, que venga acá y se haga responsable de la sangre derramada”. Vio con sorpresa lo que Rodríguez Larreta decía por televisión sobre Morales: “Es un tipo valiente que no duda en defender los derechos de los jujeños, hubo una muestra esta semana de su temple y de cómo quiere evitar siempre situaciones de violencia”.

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La gente y la tierra. (Fotos Lina Etchesuri)

A las 15 se abre el corte por unos minutos. Desde decenas de autos se toca bocina y se sacan las manos por la ventanilla en señal de apoyo. Un señor grita “basta con los cortes ya”; una camioneta acelera y amaga a irse contra la gente que al costado de la ruta golpea sus botellas de plástico vacías llenas de piedritas, o sus bombos, o lo que tengan en sus manos para hacer ruido.

Pegada a un muñeco de 2 metros y medio de alto, que lleva una bandera con el lema “Abajo la reforma”, Verónica hace ruido con sus palabras: “El gobernador siempre ha jugado sucio y esta no es la excepción; es una burla a su pueblo que hoy esté en Buenos Aires, como si acá nada ocurriese. No le importamos, se ríe de los pobres, porque nos ve sucios, con zapatillas rotas”.

Muestra sus borcegos raídos. Y muestra sus lágrimas mientras dice que no cesará el reclamo, porque eso sería “entregar la libertad”.

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Natividad en el corte. María, de la comunidad Aparzo dice: «Qué mentiroso es”, en referencia al gobernador/precandidato a vicepresidente. «Nos va a esclavizar a toda la Argentina». (Fotos Lina Etchesuri)

“Dicen que Morales está en Buenos Aires, ¿no? Dicen que dijo que quienes estamos reclamando somos 10, 20 personas, ¿no? Qué triste esta realidad. Qué mentiroso es”, susurra María, de la comunidad originaria Aparzo. Ramona agrega: “Dicen que lo están aplaudiendo allá… nos va a esclavizar a toda la Argentina”.

Plata endulzada/ madre naturaleza

El viaje continúa. Juan, un vecino de Humahuaca que acompaña a las comunidades, se ofrece a llevarnos al centro para tomar un micro. Como no hay, y tampoco hay otra forma de llegar, nos acerca hasta Iturbe, el siguiente corte. La solidaridad brota en cada peldaño del camino. “El pueblo, unido, jamás será vencido”, es la canción de bienvenida, mientras los autos pasan a puro bocinazo. Un micro con destino a Iruya acelera y en una de las ventanas se lee una consigna repetida: “Abajo la reforma”.

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Iturbe, otro de los puntos de la ruta hacia la Puna agregados que se suma al jujeñazo comunitario. (Fotos Lina Etchesuri)

Se arma una asamblea espontánea. Toma la voz Severiano Lamas: “Acá no hay referentes, no hay patrones, somos seres humanos, de carne y hueso. Nadie está a cargo del corte”.

Sigue: “Además, si hablamos de cargos, no podemos quedarnos solo en las personas que estamos acá, porque también está la arena, están las piedras”, acota mirando al piso. “Somos hermanos y nuestra madre es la naturaleza, la que nos dice que no nos podemos rendir”. Luego agrega: “El gobernador se ha enfermado, por testarudo, por haberse endulzado con el dinero; no es un burro, porque el burro es más inteligente que nosotros”. Y sentencia: “Ya no es nuestro gobernador, porque en su rol debe cumplirse la constitución y velar por nuestras necesidades. Nada de eso hizo ni hace”.

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Peligrosos sujetos en la ruta, o las «futuras generaciones»: la niñez de las comunidades anda en monopatín, mientras sus mayores reclaman por los derechos, justamente, del presente y del futuro. (Fotos Lina Etchesuri)

Desmitifica Severiano rumores que se instalan y devienen en verdades al repetirse: “Dicen que nos dan planes, pero no recibimos dinero de ningún tipo, porque no podríamos hacer escuela de eso; que nuestros hijos y nietos vean que recibimos dádivas va en contra del pensamiento indígena”, con lo que Severiano explica la diferencia entre endulzados y el pensamiento originario.

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Asamblea en Iturbe y un razonamiento de Severiano: “Dicen que nos dan planes, pero no recibimos dinero de ningún tipo». La causa: «Que nuestros hijos y nietos vean que recibimos dádivas va en contra del pensamiento indígena”. (Fotos Lina Etchesuri)

El agua y el litio

Jacinta es de la comunidad Azul Pampa, una de las nueve que se encuentran en el corte: “No queremos estar así, pero es necesario que la sociedad sepa que acá no tenemos agua ni para el ganado, ni para nuestros cultivos, ni para nosotros. Acá en ninguna parte hay agua, salvo alguito, bien pegadito al cerro”. ¿Por qué? “Por los calores extremos y por las grandes cantidades que se utilizan para el litio. Morales nos entregó por la plata, no tiene perdón. No sabe que la Pachamama es quien manda aquí”. 

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El reclamo, Morales y la Pachamama. (Fotos Lina Etchesuri)

Asamblea en Abra Pampa: sin periodismo, con amenazas

Se libera el paso nuevamente y para llegar al siguiente corte solo queda la opción del dedo. De la decena de vehículos que esperan pasar, nueve van hacia Iruya y uno solo a Abra Pampa. Hugo y Graciela, de Neuquén, casi no tienen lugar, pero lo inventan. El camino está lleno de llamas y la Quebrada de Humahuaca le va dejando paso a la llanura y a cerros más pequeños. 

La concentración en Abra Pampa, ciudad cabecera del departamento de Cochinoca, es multitudinaria. Y hay una desconfianza a flor de piel. No es para menos: Abra Pampa fue el primer foco represivo la semana pasada, que luego se extendió a otras localidades. 

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Abra Pampa: empieza a caer la tarde, y el frío, en el lugar donde se desató el primer foco represivo. (Fotos Lina Etchesuri)

Piden identificación y no quieren dar nombres propios. Se arma una asamblea donde se van arrimando distintas personas a hablar con lavaca:

“Dice el gobernador que somos un pueblo rico, pero entonces por qué tenemos sueldos de miseria”.

“Nuestras escuelas rurales no tienen calefacción, y en muchas no hay ni luz. En invierno, acá las temperaturas llegan a los 27° bajo cero”.

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Alimento y fuego: las ollas son una clave para la resistencia a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. (Fotos Lina Etchesuri)

“A menos de 100 kilómetros, en el Salar de Olaroz, se encuentra el yacimiento de litio Sales de Jujuy. Las maestras de las escuelas rurales cercanas están llenas de granos por el agua contaminada”.

“Hay muchos animales como vicuñas y hasta pumas que vienen al pueblo a tomar agua porque ya casi no hay en los cerros producto de los proyectos de litio y la minería”.

“El viernes de la semana anterior, gran parte de las comunidades caminaron en el Tercer Malón de la Paz que llegó hasta San Salvador de Jujuy. Quedaron sobre todo los abuelos y las mamás con chicos chiquitos. A ellos los reprimieron”.

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Asamblea al anochecer en Abra Pampa. (Fotos Lina Etchesuri)

“De los medios masivos nacionales y provinciales acá no vino nadie a hablar con la gente, pero sí tenemos que bancarnos que opinen sin saber”.

“Todos los días estamos recibiendo amenazas de despidos, de descuentos en los sueldos, de inhabilitación por determinado tiempo para trabajar. Y hasta amenazas de muerte. Estamos siendo perseguidos por luchar. Con este panorama y sabiendo que están dispuestos a todo, ¿cómo vamos a querer revelar nuestras identidades?”

Hay 25 comunidades originarias sosteniendo este anteúltimo corte previo al de La Quiaca, lindante a la frontera con Bolivia. Estamos a más de 3.500 metros de altura. Son las 20 horas y el frío hiela, entra por todos lados. No alcanzan un buzo, un pullover y una campera. Ni guantes. Ni bufanda. A la madrugada, será peor. Se duerme a la intemperie, en el piso, en colchones, sobre tarimas de madera, con fuegos alrededor que amenizan un poco el microclima.

Termina la asamblea y Raúl dice que pongamos su nombre, que ya está jugado. Y cuenta por qué resisten días y días con climas extremos: un calor sofocante de día y un frío que muele los huesos de noche. “Si nos vencen acá, perdemos todo, porque a partir de la reforma no podremos protestar, vendrán aún más por nuestras tierras, por el agua, por nuestra vida. No nos queda otra que aguantar. Es ganar o morir”. 

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(Fotos Lina Etchesuri)

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(Fotos Lina Etchesuri)

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Lohana Berkins: recuerdos del futuro

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“Salteña, comunista, brava, decidida, organizadora de miles de microrevoluciones y megamanifestaciones, Lohana Berkins desarrolló en las calles de Flores una capacidad única, algo así como un super poder capaz de desarmar con pocas palabras la situación más peligrosa, incómoda, violenta. Porque justito ahí, en el momento del temblor, Lohana nos hacía reír. La lección, entonces, es que a partir de ahora tendremos que aprender a producir esa risa destituyente, rebelde, cómplice, conjugadora del miedo. La lección, también, es que a partir de hoy tendremos que leer a Lohana para dimensionar, entre otras cosas, todo lo que representa la práctica en la creación de teoría, eso de poner el cuerpo, para luego poner la cabeza y así, desde la anatomía sensible, inteligente, alerta, voraz, crear políticas. La lección, además, es recordar ahora una de esas creaciones teóricas tan Lohana: todo cuerpo travesti es un cuerpo político”.

Con estas palabras la escritora y periodista Claudia Acuña despidió a Lohana, fallecida el 5 de febrero de 2016. Nueve años después recordamos esta conversación cada vez más actual, publicada en la revista MU 11 bajo el título Anatomía política del cuerpo travesti: “El travestismo primero rompe de cuajo con las certezas, desmantela esta cosa de la binaridad, de la creación divina, porque cuestiona las esencias. El travestismo pone de manifiesto el deseo”.

Lohana Berkins: recuerdos del futuro
Foto: Subcoop.

Salteña, comunista, brava, decidida, organizadora de miles de microrevoluciones y megamanifestaciones, desarrolló en las calles de Flores una capacidad única, algo así como un super poder capaz de desarmar con pocas palabras la situación más peligrosa, incómoda, violenta. Porque justito ahí, en el momento del temblor, Lohana nos hacía reír.

La lección, entonces, es que a partir de ahora tendremos que aprender a producir esa risa destituyente, rebelde, cómplice, conjugadora del miedo.

La lección, también, es que a partir de hoy tendremos que leer a Lohana para dimensionar, entre otras cosas, todo lo que representa la práctica en la creación de teoría, eso de poner el cuerpo, para luego poner la cabeza y así, desde la anatomía sensible, inteligente, alerta, voraz, crear políticas.

La lección, además, es recordar ahora una de esas creaciones teóricas tan Lohana: todo cuerpo travesti es un cuerpo político.

El suyo fue castigado, ignorado, intervenido, encarcelado, explotado. Y en consecuencia, Lohana Berkins murió.

Nos queda, entonces, la gran tarea de cuidar los cuerpos de quienes sufren hoy violencias. Las machistas, las institucionales, las sociales, las culturales, las que nos hacen llorar hoy.

Anatomía política del cuerpo travesti

Conversación con Lohana Berkins con Claudia Acuña, publicada en MU 11, diciembre de 2007.

De mujer a travesti te pregunto ¿cómo puedo hacer una lectura política de tu cuerpo?

Una de las cosas que no ve esta sociedad es el cuerpo travesti. Es decir, ve la identidad, la apariencia, la parte performativa de la travesti, pero lo que a esta sociedad le produce un pánico moral y sexual es el cuerpo de la travesti. Si yo, en cualquier contexto cultural y socioeconómico, pronuncio la palabra “mujer” o “varón” inmediatamente todas y todos pueden referir un cuerpo, con variaciones de a cuerdo a la cultura, pero un cuerpo anatómicamente definido. En cambio, cuando decís “travesti” no imaginan ese cuerpo de acuerdo a sus características físicas. Negado el cuerpo travesti, lo que se lee es su apariencia. Entonces se empieza a encasillar: si tiene barba, se lo encasilla en lo masculino, te remiten al origen al cual -según la sociedad- no se puede escapar. O te remiten al otro extremo, colocándote en lo femenino: te veo como mujer, las travestis son mujeres, y a la hora de la articulación de la lucha y la palabra que pasen al lado de las mujeres. Entonces, la travesti no se puede posicionar como un cuerpo propio. Y, por lo tanto, al negarle la existencia a ese cuerpo, tampoco se le concede ningún derecho. Porque en definitiva, lo único que tenemos es ese cuerpo. Y si hay algo inocente es la representación anatómica del cuerpo desnudo, pero el cuerpo desnudo de la travesti es subversivo, totalmente peligroso. Es intolerable.

Justamente, ese cuerpo desnudo de la travesti te confronta con la posibilidad de pensar por fuera de los esquemas establecidos: no es hombre, no es mujer. ¿Qué es? ¿Es un cuerpo creado? ¿Es un cuerpo que expresa violencia? ¿Abuso? ¿Mentira?

Creo que no es un cuerpo creado, porque en realidad tendríamos que discutir la naturalidad. Yo creo que la naturalidad, en su esencia más profunda, no existe. Cualquiera fuera nuestra orientación sexual, nuestra identidad de género, de por sí hemos sido y somos atravesadas por la superficialidad del mercado. Se nos han creado necesidades que nada tiene que ver con nosotras y nosotros. Y ahí me parece que viene una de las cuestiones profunda que quizás el cuerpo travesti le arranca de manera muy fuerte al patriarcado y al capitalismo mismo: el hecho de qué pasa cuando uno/una es artífice de su propio cuerpo, no ya de su propio destino. Después podemos leer por qué hay esa necesidad de esa construcción del cuerpo, si esas construcciones son deseadas, pero lo que la travesti pone en evidencia es eso de ser arquitecta de su propio cuerpo y a partir de qué lo construye. Otra cosa siniestra que pone en evidencia es cómo la sociedad te pide la evidencia de esa corporeidad. ¿Esto que significa? A nosotras no solo nos piden que tengamos tetas, sino que seamos la evidencia de esa teta.

De alguna manera el mercado llenó ese vacío de representación del cuerpo travesti con sus propios íconos: decís travesti y pensás en Florencia de la V. ¿Es la representación del cuerpo travesti como mercancía?

Yo diferenciaría dos cosas. La primera es que el mercado históricamente cotiza la belleza de la mujer como moneda de cambio: vende la belleza impecable del cuerpo de Florencia de la V. No sólo su cuerpo, a secas. Lo que se le exige a ese cuerpo es la belleza. La segunda cuestión es con respecto al cuerpo travesti en particular: cuando esos cuerpos están en el mercado de la prostitucion son deseados y cotizados. Ahora cuando esos mismos cuerpos abandonan la prostitución, no son deseados por nadie. Porque hasta la misma Florencia está atrapada en esa trampa: para mantenerse en su estatus debe ser un cuerpo despolitizado, que es lo mismo que nos pasaba a nosotras en la prostitución. Un cuerpo a disposición del tipo que no va a comprar conflictos, sino sumisión.

Desde ese punto de vista, no existe cuerpo más politizado que el de la maestra travesti.

Claro: imaginate ese cuerpo puesto ahí, al frente de un aula, para que las niñas y los niños empiecen a romper con la binariedad y empiecen a imaginar un mundo posible donde el diálogo se habilite más allá de ser hombre o mujer. No solo que la vea como un cuerpo construido, sino también que la pueda ver como objeto de deseo en ese mercado de los deseos. Porque ¿qué pasa si el niño o la niña se enamora de la maestra travesti? ¿qué pasa si la quiere, si la admira?¿qué pasa si aprende de esa maestra lo que ella es y lo que no es?

¿Lo que vos estás diciendo es que hoy el cuerpo travesti no puede pensarse sino en función de la prostitución?

Totalmente: no puede pensarse sino es en función del mercado. Ese cuerpo, en cuanto se mantenga en esos márgenes, digamos, de utilidad de un mercado, por supuesto que está cotizado. Siempre digo que las travestis somos el deseo oculto de la burguesía capitalista, pero ¿cuándo seremos el deseo lícito de la izquierda revolucionaria? Porque está bien que Lohana Berkins y determinadas travestis participemos de los partidos de izquierda, pero ¿qué pasaría si el secretario general de un partido de izquierda dice “te presento a mi compañera, Lohana Berkins”, con el mismo orgullo que yo he visto diciendo “te presento a mi compañera dirigente obrera, que luchó en Zanón o en Brukman”? No. Nosotras seguimos estando como ícono de la particularidad. Nosotras quedamos atrapadas en esa cosa del mercado. Y ahí se genera algo bien peligroso que la sociedad no quiere debatir y que en ese sentido se marca más en las travestis: eso de generar genotipos de personas solo para algo. Cuando, por ejemplo, se dan debates sobre la prostitución, ahí se ve lo que realmente la sociedad piensa. Lo primero que surge en torno a la prostitución es si la legaliza o no. Más allá de que este tema merece otro capítulo, lo que señalo es que nunca esos pedidos fueron propiciados por organizaciones de mujeres y travestis en situación de prostitución. Nunca fuimos nosotras a decir “queremos una zona roja”. Siempre lo dicen los otros. Y lo que expresan es algo bien concreto: porque así como en su momento la negritud era sinónimo de esclavitud, las travestis son para esta sociedad un genotipo de esclavitud sexual.

Lección de anatomía

¿Qué pasa con el cuerpo travesti cuando llega a un hospital?

Te contesto con una anécdota concreta. Un día, por un dolor de panza, voy al hospital, al servicio de gastroenterología. Como yo ya había hecho un escándalo en admisión para que me anotaran como Lohana, el primer diálogo con la doctora fue así:

-¿Tuvo abortos? ¿cómo es su menstruación?
-Perdón doctora, acá hay un problemilla: yo mujer no soy.
-¿Cómo que no es mujer? ¿Usted no es Lohana?.
-Sí, soy yo. Pero soy una travesti.
-¡Ahh! Entonces, ¡usted es un hombre!

Me lo dijo levantándose de la silla, como sentenciándome. Ahí le apareció lo policíaco de la medicina. Y aunque le expliqué que estaba equivocada, en la historia clínica escribió: “se niega a dar su nombre”. Y no me estaba negando a dar mi nombre, porque mi nombre es Lohana. La que se estaba negando a ver la realidad era ella. Ahí mismo me fui a hablar con el director del hospital, que me propone consultar la lista de médicos de esa especialidad así elegimos a la doctora más “simpática”. Le digo: “Perdón doctor. A mí me va atender la misma doctora que me atendió, pero bien. Si cuando yo me vaya se pone azufre y se rocía con agua bendita, es problema de ella, pero me tiene que atender. Porque sino le estamos resolviendo el problema a ella, no a mí.

¿Y tu dolor de estómago?

Tuvo que seguir esperando, porque me pasan a otra médica, divina, canchera, pos moderna, pero que no me revisó nunca. No podía relacionarse con el cuerpo de una travesti. Así que pasé a un tercer médico al que le dije:” Si no me vas a revisar, me voy ya”. Nunca indagaron la historia de mi cuerpo, si el haber estado presa influyó en mi salud, si las siliconas me las puse ilegalmente y en qué condiciones, si tomaba hormonas… Mi cuerpo era una cosa tirada ahí, seguía siendo violentado, invisivilizado, porque verlo era para esos médicos alterar, confrontar e interpelar todo un orden de lo aprendido. Es tan fuerte el pánico que producen nuestros cuerpos que absolutamente cancela cualquier diálogo.

¿Qué pone en evidencia el cuerpo travesti? ¿La inseguridad, la ignorancia, lo desconocido?

Creo que el travestismo primero rompe de cuajo con las certezas, desmantela esta cosa de la binaridad, de la creación divina, porque cuestiona las esencias. El travestismo pone de manifiesto el deseo. Cuando las vecinos sensibles de Palermo reclamaron que saquen a las travestis de la puerta de sus casas, ¿a quién realmente querían sacar de la puerta? Al deseo de sus esposos. No pueden admitir que nosotras le pongamos el deseo en la puerta. Cuando una persona ve a una travesti, en realidad, no le molesta la diferencia sino la igualdad: qué me refleja, qué me está sacando a mí que me pone tan loca. Pensemos que una travesti nos enfrenta, incluso, a pensar en nuevas formas de reproducción. ¿Podríamos decir, por ejemplo, que un hombre ha parido un hijo? Sí, si pensamos que una persona que nació mujer y se convirtió en hombre sigue teniendo sus órganos reproductivos. Yo he visto una foto de un tipo de barba pariendo. Algunos dirán que está pariendo una mujer, pero su identidad es masculina. ¿Qué respetamos entonces para referirnos a esa persona: su identidad masculina o su anatomía femenina?

¿Cómo podríamos definir la subjetividad travesti?

Si yo me comparo con una mujer de mi edad, cruce racial y origen social, es evidente que la construcción de los cuerpos y las vivencias fueron absolutamente distintas y que esa diferencia nos van dando un tamiz sobre la vida absolutamente distinto. Es cierto que toda la sociedad, por ejemplo, está atravesada por la violencia. Pero si vos comenzás a hacer un trabajo empírico sobre esa violencia social, podés sectorizarla: los jóvenes pasan por esto, los ancianos por esto otro, las mujeres por aquello. Lo que hace sumamente grave en esta sociedad el tema de las travestis es que todas esas violencias juntas atraviesan sus cuerpos. Si a una travesti le preguntas ¿te encarcelaron?, te responde: sí. ¿Te pegaron? Sí. ¿Te violaron? Sí. ¿Te echaron de tu casa? Sí.¿Se te murió una amiga? Si. ¿Tenés Sida? Sí. Todas esas violencias juntas hacen muy pesadas estas historias. Nosotras somos identidades clocalizantes: toda la mierda debe ser puesta en nosotras. Pero no vemos esta historia de genocidio. Son generaciones enteras que están desapareciendo y la gente y funcionarios siguen pensando en función de que toda esa miseria no es real, es simbólica. ¿No hay mayor crimen que quitarle la niñez a alguien? En las travestis es lo primero que se hace. Una niña travesti es siempre alguien expulsado de su hogar, que a los 13 años ya vive en una comunidad con adultas que tenemos la vida hecha mierda.

¿Otra forma de violencia más sutil, que desactiva la rebeldía, no es la victimización?

Esto de la victimización termina siendo rasgo identitario muy fuerte, porque si vos perdés el discurso de la víctima perdés todo. Es otra de las consecuencias de la exclusión: la victimización termina siendo un rasgo identitario único. Un paso más fuerte es cuando esa misma víctima se convierte en sujeta de derecho. Nunca se nos puede quitar el derecho a denunciar que somos víctimas, pero no nos tenemos que quedar ahí. Vos tenés que revolucionar no solo tu propio sentido, sino también el sentido común de la sociedad. El Derecho debe ser interpretativo de la realidad. Si alguien dice “ya he sido puta y no lo quiero ser más”, el Estado automáticamente tiene que interpretar esa realidad. Lo que pasa acá es que no se lee esa realidad, se ignora. Nosotras tenemos que discutir nuevos derechos civiles y políticos, nuevas constituciones. Debemos participar generar, debatir, no permitir que el sistema siga funcionando así.

Modelos de mujer

¿Se podría decir que una de las características de lo travesti es esa visión performática de sus cuerpos?.

En realidad, la estética de todas las mujeres no es creación de las propias mujeres: es una creación de los varones.

¿Y la estética travesti no es una creación de los varones?

Es la estética que se impuso a las mujeres, sobre la cual las travestis hacen después su propia interpretación. La sociedad genera esos íconos. Lo travesti, entonces, no hace más que dejar en evidencia, bien demostrado, cuáles son esos íconos. En mi época, nuestro modelo era Moria Casán. A lo mejor si hoy una adolescente travesti tuviera que hacer una lectura de qué es ser una mujer, pondría de ícono a Pampita. Ahora, el porqué Moria Casan o Pampita son la estética de una trava no es un tema del trava, sino de la sociedad. Eso te da la clara evidencia de cómo el sistema capitalista genera iconos fuertes que atraviesan a cualquier adolescente y, por supuesto, también a las adolescentes travestis. Esos modelos van cambiando, pero forjan una identidad sobre lo femenino de la que nadie está a salvo. El agravante que tiene esta identificación es que ése cuerpo travesti sólo es valorizado en el marco del a prostitución. Y la prostitución es un condicionante muy fuerte. Por ejemplo, en cuanto a las prótesis. Si la que sube más (a los autos) tiene una de 400 es lógico que la otra se quiera poner una de 500. Ahí el que está definiendo ese cuerpo es el prostituyente.

Algo que llama la atención es que desde hace relativamente poco tiempo la sociedad está pensando a las travestis como una población. Inclusive para moverlas del Rosedal, ya no se las trata individualmente, sino como a una población a la que hay que destinar un sector concreto de la ciudad para que allí sean prostituídas.

Hay que diferenciar la prostitucion de las mujeres y de las travestis: lo único que nos une es que para una y otra el primer fiolo es el Estado. Otra cosa en el sistema prostitucional de Argentina y ahí sí hay diferencias: las travestis no somos atravesadas por el fiolismo, como sí lo son las compañeras mujeres. La explotación sí que es la misma. La otra vez compañera me dijo una cosa que me hizo ver la luz. Ella marcaba la contradicción del Estado argentino: por un lado, el Ministerio nos da los forritos para que nos cuidemos y, por el otro, ese mismo ministerio manda a la policía para que nos reprima. A mí me impactó su manera de señalar estas contradicciones en las políticas de Estado. Porque si el Estado te dice “cuídense del sida”, la pregunta siguiente es: ¿cuídense para qué? ¿Qué posibilidades de vida digna tiene esa compañera?, ¿puede ir al a escuela , cambiar de trabajo? Cuando nosotras vamos al gobierno con estos problemillas, nos dicen: “bueno, las vamos a capacitar”. Perfecto. Pero mientras se produce la capacitación, ¿yo le puedo exigir a alguien que se prostituyó hasta las 6 de la mañana que venga a las 10 a tomar el cursito de peluquería? Es indigno. Y esto habla a las claras del destino de muerte que rodea a la travesti. Esta cosa de la muerte, no solo real, sino de muerte cotidiana. Porque los modelos de identificación que encuentra en el día a día siguen siendo el de la puta. ¿O acaso cuando vas a una tienda o a un bar sos atendida por una travesti? Para ejercer los derechos los tenés que conocer, vivir, incluso para exigirlos tienen que ser una cosa posible. ¿Y qué es lo posible para una travesti más allá de la prostitución? Muchas travestis activistas somos altamente capacitadas, pero no somos contratadas. Un ejemplo: en el campo especifico del sida, donde hay mayor cantidad de dinero destinado a las travestis, esos recursos son manejados por las oenegés y sus técnicos, que después agarran a las travestis y le tiran unos pesos por mes para que salgan a la calle, repartan los forros y les recojan la información que ellos luego presentan para justificar sus trabajos. Nosotras somos llamadas para dar testimonio o para el cotillón. No somos vistas como fuerza productora de trabajo.

Como fuerza de trabajo son vistas en cuanto putas.

Exactamente. Cuando destrabemos eso, vamos a poder decir: “Mirá cuánto avanzó la sociedad”.

La sexualidad travesti

¿Podemos pensar el cuerpo travesti como un cuerpo en rebeldía?

Ojalá las travestis lo pensáramos al cuerpo como una cuestión revolucionaria. Nosotras no estamos a favor de ningún tipo de institucionalidad, pero también no se puede obviar los impactos negativos que produce la no institucionalización, ya sea por no tener acceso a un hospital, a la escuela, ni siquiera tampoco a ningún orden barrial, la salitas del barrio o el grupo de la cooperativa “El trapito feliz” de la villa. Los impactos negativos que produce la ignorancia también afectan la capacidad de rebelarse. Para entender, por ejemplo, que la identidad no puede ser construida solo a partir de un cuerpo. El creer que ser mujer es tener una súper teta. Por ejemplo, cuando nostras hacemos los talleres damos una silueta de una modelo divina, ninguna discute ese cuerpo. Y cuando les decimos “vístanla”, todas la visten como puta, con medias caladas, botas bucaneros, polleras cortas. Yo les digo: chicas, las mujeres tiene sabor, olor , color, dolor.

Cuando ustedes están construyendo ese cuerpo ¿qué pasa con el pensamiento, con el alma, con el lenguaje? Va en conjunto con la transformación del cuerpo, o primero va el cuerpo, y después el pensarse, mirarse, decirse?

Absolutamente esa es la parte más fuerte que pasa con el travestismo. Generalmente, por cuestiones económicas y técnicas, comienza con el cuerpo, que muchas veces es modificado aun en la más tierna niñez. Esta exigencia de la corporalidad, de la definición corporal, es prioritaria porque la sociedad todo el tiempo te está pidiendo que te definas. Ellas acceden entonces a esta cuestión de transformar el cuerpo y no se pueden pensar a sí mismas, qué es lo que son y qué quieren ser. A mí me pasó que, tras mucho años de ser portadora de este cuerpo, recién empecé a pensar hace relativamente poco sobre lo que esa transformación significa. Si este pensamiento se hubiese producido al inicio de mi vida nada de lo que me hice, nada, lo hubiese realizado. Lo hubiera hecho en otras circunstancias, con otros cuidados, sin duda. Pero aun si no hubiese podido acceder a esa transformación, lo mismo yo seria Lohana Berkins. Hoy sé que si yo mañana me saco las tetas, me corto el pelo, sigo siendo Lohana Berkins. No podemos creer que solo puedes ser travesti con ese cuerpo. Eso es lo fuerte que nos ha pasado. Y no estoy siendo moralista: que cada una se haga lo que quiera, pero porque lo quiere, no porque se lo están exigiendo o por esta tremenda creencia que sin ese cuerpo no hay nada.

Algo de cruda realidad hay en esa elección: sin ese cuerpo no hay destino en la prostitución.

Eso es algo que se ve en los propios deseos. Cuando le preguntas en un taller qué quieren ser, te contestan: travesti. O mujer. Quedan tan atrapadas en esa ficcionalidad, y en esa cosa de ser solo travestis. Recién después de mucho trabajo, salen otros deseos: maestra, bailarina, médica. Nosotras lo que le tratamos de lograr es que las travestis comiencen a aceptarse a sí mismas. Y en ese sentido, una cosa muy particular es el truqui.

¿Qué es el truqui?

Es el arte de esconder el pene. Algo tortuoso, que te lastima, pero que se transformó en una exigencia para crear la ficción de que somos mujeres. Y no: somos travestis.

Eso lleva a un tema clave: ¿cuál es la sexualidad de la travesti en cuanto a su propio deseo? Porque a las mujeres, por ejemplo, una llave muy preciosa para nuestra propia conquista del deseo es la masturbación. ¿Esto es algo que forma parte de la sexualidad travesti?

Es algo que no puede formar parte en tanto te digan: sos mujer. Eso inhabilita no sólo tu realidad, sino tu posibilidad de goce. El aceptar nuestro cuerpo, y decir que tenemos un pene es maravilloso, porque eso es ser una travesti. Aceptar el cuerpo como es y las funcionalidades de ese cuerpo es algo muy difícil si estás atrapada en el universo de la prostitución. Si te obligan a hacer veinte cosas para que el tipo no se de cuenta de que vos tenés un pene, entonces, ¿porqué no buscan a una mujer? Si venís conmigo, deseame en mi integridad, gózame y déjame disfrutar a mí, porque sino me estás obligando a seguir siendo la geisha de la prostitución. Y esto no tiene nada que ver con la orientación sexual o la identidad de género. Esto es poder amar su propio cuerpo.

La cooperativa

Para pensar esos cuerpos como cuerpos productivos, más allá del mercado del sexo, se están organizando en una cooperativa. ¿Cuál fue el origen de ese proyecto?

Una de las crisis que nos agarró era ver que si bien nosotras habíamos avanzado en mucha cosas, la gran mayoría sigue viviendo de la prostitución. La gente ya ve bien que nosotras nos sentemos en una mesa de debate, pero no le importa de dónde secamos el dinero para sobrevivir, a cuántos tipos tuvimos que aguantar, a qué violencia nos expusimos. Así que les dije a las chicas: ¿qué está pasando? O estamos transmitiendo algo mal, o no se nos está entendiendo. Paremos y veamos cómo nosotras nos hacemos cargo de nuestra entrada económica, de empezar a debatir en esta cultura totalmente patriarcal porqué no se nos ve como productora de fuerza de trabajo. Y se nos ocurrió esto de la cooperativa. Así comenzaron a aparecer las ideas. Un día Hebe de Bonafini me invita a su programa de radio, se enteró del proyecto y nos dijo que nos amadrinaba. A partir de ahí todo el proceso fue sumamente interesante para ambos lados: para nosotras y para cada funcionario ante el cual teníamos que hacer un trámite.

¿Cuáles son tus miedos frente a esta nueva experiencia?

Yo le tengo miedo al Estado. A mis compañeras no. Toda la vida conviví con compañeras mujeres en calabozo y el conflicto siempre estuvo a punto caramelo y, sin embargo, siempre encontrábamos la forma de resolverlo. La ética de la puta a mí me conduce en toda la vida, por eso nunca tomo una discusión en términos personales. Una crece, y el crecimiento produce mucho miedo, pero no me asusta ese tipo de tensiones porque todas aprendimos a rescatar el valor de la convivencia y el afecto.

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El gobierno en una foto: los dueños de la Argentina

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La foto y las sonrisas podrían ser un emblema de la época. Ocurrieron el 17 de diciembre de 2024 en el hotel Palacio Duhau-Park Hyatt. (Por Sergio Ciancaglini)

De creerse en los trascendidos a la opinión pública, el ministro Luis Caputo, alias Toto, dio cuenta en ese almuerzo de un pollo al horno con puré. Es un plato difundido en estas curiosas tierras, que tal vez Caputo no encontró en fugas anteriores, desparramado en playas cariocas tras “fumarse” 15.000 millones de dólares de reservas “irresponsable e ineficientemente”, según lo denunciaba el entonces panelista televisivo Javier Milei.  

En la foto se ve al actual ministro de Economía junto una serie de personas que en cualquier otro ámbito podrían ser confundidas con jubilados salvo por los trajes, las cuentas bancarias y las prótesis: Luis Pagani de Arcor (primer productor mundial de caramelos y otros productos que no aplican como alimentos); Héctor Magneto de Clarín (que definió a la presidencia de la Nación como “cargo menor”, aunque luego lo desmintió sin éxito ante la versión original del maestro Chiche Gelblung); Sebastián Bagó de los laboratorios ídem; Federico Braun de La Anónima (quien reconoció que lo suyo es  “remarcar todos los días” como actitud ante la inflación); Alejandro Bulgheroni (de Pan American Energy); Cristiano Rattazzi (reconoció que gracias a las actuales políticas la gente come menos carne, pero él también, mezclando pobreza con tips vegetarianos); Carlos Miguens del grupo ídem; Paolo Rocca de Techint, instalado financieramente en la guarida-ducado de Luxemburgo para no pagar impuestos; y Jaime Campos de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) promotora del encuentro y diversas actividades cobijadas en una metódica penumbra. No estaba el presidente: no hacía falta.  

Había otras mesas que reunieron un  total de treinta y tres comensales, tres de ellas mujeres. Había un Blaquier, un Roggio, un Pérez Companc, un Roemmers, y hasta un Duhau (no Park Hyatt), entre tantos. No estaba el más rico, Marcos Galperín, un Elon Musk all uso nostro, emigrado al Uruguay para aliviar impuestos, quien de todos modos fue designado en la Mesa Ejecutiva de AEA junto a Magneto, Pagani y Rocca, por ejemplo. 

Había allí más riqueza reunida que la que posee en conjunto gran parte de las millones de personas del país que intentan seguir aferradas a una supuesta pirámide social que no derrama hacia abajo dinero y bienestar sino escombros y residuos. Afuera del hotel, cuentan, había gente ansiosa por ver qué pasaba dentro. No por AEA, sino por la posible aparición ante sus fans de Luis Miguel, huésped del lugar e intérprete de canciones que entre estos adultos mayores podrían haber encontrado coro. Por ejemplo, “Dame”.   

Antiguamente se mencionaba a este tipo de personas como dueños del país, capitanes de la industria y otros epítetos menos glamorosos. Hoy muchas de esas empresas están trasnacionalizadas y los ex dueños mutaron a CEOS. Había en otras eras emblemas como Franco Macri y Carlos Bulgheroni. Este último, fallecido en 2016 a los 71 años tras convivir desde los 28 con un cáncer de ganglios, es un símbolo: negoció con todas las dictaduras, con gobiernos democráticos, con Occidente, con China y hasta con los talibanes por un gasoducto de Las Mil y una noches, que jamás llegó a construir. Se le conocen pocas frases: “Somos los cortesanos del poder”, y “Los gobiernos pasan, nosotros quedamos” entre las icónicas.  

Los comensales del Duhau tomaron lo que Bulgheroni y también el Macri originario enseñaron. Al menos desde los tiempos de la dictadura lograron que los gobiernos les entregaron todo o casi. Muchos se enriquecieron inoxidablemente gracias al Estado, y supieron enriquecer a militares y funcionarios con los porcentajes correspondientes. Pero a estos empresarios nada, nunca, les resultó suficiente: “Será que no me amas” cantaría el huésped del Duhau. Los gobiernos pasan, ellos quedan. Para la población los resultados de tanto poder acumulado por estos señores en las últimas décadas están a la vista. 

Según las crónicas más serias (La Nación, por ejemplo, que tenía entre los convidados a Julio Saguier, presidente del directorio del diario), el ministro Caputo “contó que la genialidad fue bajar la tasa de interés”. 

En el marco del autopercibido mejor gobierno de la historia, las palabras de ese coloso rock star trasuntan cierto nerviosismo oficial, un trastorno obsesivo compulsivo de alabarse a sí mismo. Pueden parecer reacciones diagnosticadas por un conocido refrán español: “Dime de qué presumes, y te diré de qué careces”. El gobierno presume de un éxito económico inigualable, de un apoyo social inédito, de un crecimiento económico deslumbrante. Lo mismo ocurrió en su momento con otras experiencias como las de Martínez de Hoz, Menem y Macri, por poner una letra. 

El autoelogio oficialista deberá confirmarse o no más adelante, de acuerdo a los designios a veces astrológicos de la familia gobernante y su entorno, que evocan también a otra etapa que se autopercibía como exitosa, comandada por José López Rega (a) el Hermano Daniel, promotor de la idea de Argentina Potencia, del Rodrigazo y recordado, además, por la creación de la Alianza Anticomunista Argentina (o Triple A).   

Volviendo al Duhau, los invitados dijeron a Caputo a través del señor Campos lo que repitieron de distintas formas a todos los gobiernos anteriores:  

“La AEA, conformada por empresarios que lideran empresas muy importantes de nuestro país, quisiera expresarle hoy el compromiso de todos sus miembros de trabajar para que la Argentina deje atrás décadas de estancamiento y se encamine definitivamente en la senda del desarrollo económico y social”. 

La pregunta podría ser: ¿quién les pide tanto? ¿O será como tantas veces, un oficialismo producto del viento a favor, para finalmente descartarlo? Por ahora, solo sabemos que terminó una parte del juego que continuará en este 2025. Tiempo para desearnos un feliz año, aunque esta vez –con todo tan dado vuelta– podría ser prudente plantearlo al revés: que todos tengamos un zilef oña.  

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Detienen a una integrante de la asamblea de Famatina por desplegar una bandera

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La presión social hizo que la liberaran a las tres horas y sin ninguna causa. Su detención ocurrió ante la llegada del gobernador Quintela a un evento pro minero, cuando Jenny Luján, docente integrante de la asamblea de Famatina, intentó desplegar una bandera que decía “El Famatina no se toca”. La política detrás del intento de volver a instalar proyectos en la provincia. La postura de las asambleas. Cómo fue el episodio y cómo se organizan las y los vecinos que defienden el medioambiente y la vida, en medio de RIGI locales, tejes de corrupción y una política partidaria en contra del pueblo: “Estamos no solo resistiendo sino pensando qué queremos construir y cómo lo vamos a lograr. No es fácil, pero lo bueno es que seguimos y acá estamos y estaremos”. Hoy Jenny denunciará al gobierno por detención ilegal y vulneración del derecho a la libre expresión y protesta.

Por Anabella Arrascaeta

Jenny Luján era docente en Famatina, La Rioja, cuando en 2006 empezó a hablar con sus estudiantes y otras colegas sobre minería. Ese mismo año, ella junto a otras personas, crearon la Asamblea de Famatina que describe su eficacia hoy así: “Fue creciendo de tal manera que hace 18 años no tenemos minería en Famatina, la gente está muy orgullosa, aumentó el turismo en la zona y en el proceso recuperamos nuestras identidades ancestrales”.  

Ayer, fue desde donde vive actualmente, Chilecito, hasta la localidad de Villa Castelli, departamento General Lamadrid, para protestar junto a otros asambleistas, vecinos y docentes en el acto que el gobierno difundió como Multisectorial Actores del sector minero en La Rioja, donde nueve empresas mineras proponían informar sobre proyectos en la provincia. 

Cuando llegó el gobernador Ricardo Quintela, Jenny intentó desplegar una bandera que decía: “El Famatina no se toca”; pero la policía la rodeó para que no pueda hacerlo. Entonces ella gritó con fuerzas: “La cordillera no se toca, el agua es para los pueblos”. Automáticamente fue detenida, abrazada a su bandera, y llevada por tres horas a la comisaría local. El gobernador le dedicó unas palabras en el acto, cuenta ella: “(Quintela) dijo que me quede tranquila, que la minería que van a hacer es responsable, que se van a encargar de controlar todo. Pero nosotros sabemos que es un desastre”, cuenta hoy Jenny ya desde su casa, en libertad, gracias a la enorme presión que ejerció la asamblea, que sigue protestando. 

“Nosotros ya estamos acostumbrados, y siempre que vamos y hacemos este tipo de actividades vamos preparados”, sigue Jenny. “Siempre digo: hay que llevar un calzón por si te detienen. Y sabemos además que cada vez que pasa esto es un efecto bumerán para el gobierno: tiene una repercusión a nivel de la gente que se le vuelve en contra”. 

¿Qué fue lo que pasó?

Desde hace tiempo que el gobierno viene profundizando las políticas mineras, sobre todo de extracción de litio. En el último tiempo hubo presión de la Cámara Minera, de las empresas y de los medios que empezaron a fogonear el tema, todo en el contexto en el que Quintela quedó en el aire: se lleva mal con Milei y quedó afuera de la interna PJ. Entonces lo que hace es ver de dónde saca dinero para pagar deudas que tiene la provincia y por eso generaron este encuentro con la excusa de informar a las comunidades de que se trataban los proyectos de las nueve mineras. Se suponía que iba a ser abierto, todo un verso hermoso. El tema es que no fue un encuentro para eso, fue para visibilizar que en La Rioja se están haciendo cosas por la minería. Lo hicieron en un lugar que fue una provocación, un lugar ancestral, ahí se juntaron 500 más o menos entre mineros, funcionarios del gobierno provincial, local, y mucha policía. Nosotros éramos 15 personas, de asambleas, vecinos e integrantes de AMP, la Asociación de Maestros y Profesores de La Rioja. Lo que veíamos es que no había pueblo. Estaba todo ornamentado: pantalla, sillones, mesas, alfombras. 

¿Ustedes iban a participar del evento?

No, nosotros no nos acreditamos, obviamente, porque no estamos de acuerdo. Desde que fuimos transitando en la ruta nos pararon varias veces, nos revisaron absolutamente todo, nos trataron con prepotencia. Llegamos al lugar, sacamos fotos, y nos quedamos afuera. Aunque es un centro ancestral, está en el medio del campo, alrededor hay piedras y nativas nada más. El estar afuera daba lo mismo: se veía absolutamente todo. Estábamos muy marcados por la policía, que había mucha, entonces teníamos como estrategia que cuando se baje el gobernador íbamos a despegar una bandera.

¿Y cuando llegó el gobernador qué pasó?

Se bajó el gobernador, se bajó la vice, la policía nos había dicho que no digamos nada, que no gritemos nada. Y cuando intento abrir la bandera me abrazan tres o cuatro policías, y no me lo permiten. Entonces, como la consigna tenía que estar, grito: la cordillera no se toca, el agua es para los pueblos. Eso puso muy furiosos no solo a los policías, sino también a los funcionarios que gritaban “llevenla de acá”. 

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1863594870515908810

¿El gobernador qué hizo?

El gobernador entró. Después dijo que no se enteró, que iba a interceder para que me liberen. Me dedicó un mensaje de discurso: dijo que esa “señora grande de edad”, quería decirme que me quede tranquila, que la minería que van a hacer es responsable, que se van a encargar de controlar todo. Cuando sabemos que es un desastre. 

¿En ese momento te llevaron a la comisaría?

Me subieron a un patrullero, y no arrancaba. Así que me pasaron a otro. Mientras tanto, los gritos: “llevala rápido”. Llegué a la comisaría y me dijeron que estaba detenida. Me quisieron sacar la bandera, la cartera, dije “no, hasta que no tenga el acta de detención no entrego nada”. Después me dijeron: “no está detenida, está demorada”. El comisario estaba en el circo con el gobernador. Me hicieron el acta de contravención, cuando lo leyeron decía que era por resistencia a la autoridad policial y alteración del orden público; la hacían muy lenta, para tardar. La sanción era pagar una multa o hasta detención 30 días, yo le dije no voy a pagar ninguna multa, esos delitos no los cometí. Mientras, estaban saturados los teléfonos de compañeros y compañeras de todo el país. La gente se empezó a juntar afuera de la comisaría. Había presión. Y decidieron a último momento que dejaban sin efecto la contravención y que me vaya. Les avisé: voy a hacer una denuncia por detención ilegal, por vulneración del derecho a la libre expresión y protesta, y por violencia verbal de la policía. Estuve desde las 10 de la mañana hasta 13.30 de la tarde. Cuando bajé de ese pueblo a la fiscalía, ya eran las tres de la tarde y no había nadie, después vine a Chilecito. Mañana voy a ir a la fiscalía.  

En clave de lo que pasó: ¿Cómo lees el panorama político de la provincia gobernada por la oposición nacional pero a su vez impulsando estos proyectos?

Quintela hace 2 años aprobó una ley declarando al litio “mineral estratégico”, y lo que dice es que él quiere explotar la minería dando un valor agregado a la provincia y que haya derrame para el pueblo. No adhirió al RIGI, pero tiene su propio RIGI. Él usó la lucha del Famatina para llegar al poder, para acumular partidariamente, como muchos: no es el único, lo hicieron de todos los partidos. Pero dentro de lo que hay de la provincia, es lo mejor, mirá lo que te digo: así de terrible es esto. Del otro lado está Beder Herrera, ex gobernador de la provincia que impulsó la minería desde 2006 en adelante, por eso nacimos nosotros como Asamblea; Martin Menem, que ya sabemos; Angel Maza, que es ex gobernador de la provincia y es uno de los asesores creadores de las leyes mineras que se impulsaron en la época que fue presidente Carlos Menem, cuando él estaba como Secretario de Minería. Ni hablar del radicalismo, que está totalmente mileinisado, derechosos, apoyan fuertemente las políticas de Milei. Y bueno, el PRO. Todo es terrible, no estamos teniendo dirigentes en la provincia que den otro horizonte. Hay un partido que viene tomando fuerza, trabajando con las organizaciones, pero es muy difícil en estas provincias donde el peronismo y el feudalismo tiene raíces profundas. Entonces es Quintela, que es terriblemente demagogo, llega a mucha gente y da soluciones que son muy pequeñas pero que resuelven cosas en lo cotidiano, mientras tanto la corrupción viene generando nuevos ricos políticos de manera bochornosa. Es obsceno. Tenemos funcionarios del gobierno que ya son dueños de pedazos enteros de la provincia. 

Y en ese contexto, las Asambleas, ¿cómo están?

Las asambleas son muy respetadas y muy creíbles, porque vienen teniendo coherencia desde hace 18 años. A pesar de que hubo algunos referentes asamblearios que disputaron el poder partidariamente y lo hicieron desde el PRO y de La Libertad Avanza, lo que fue terrible para la asamblea, un terremoto… Pero no les fue bien. Y sabemos que el pueblo no se aparta de la lucha, está dispuesto a seguir defendiendo el territorio, y eso es muy bueno. La mayoría cree en las asambleas, apoya y siente que son un nudo coordinador de acciones y de formación: todos saben de qué se trata, y todos han recobrado el orgullo de ser de su lugar, y por eso lo defienden. Y sobre todo hemos perdido el miedo, lo que es muy importante en este contexto en el que hay mucha presión y miedo de perder el trabajo, donde todos estamos poniendo energía para ver cómo sobrevivimos cada día. Sin embargo hay espacios para seguir juntándonos, haciendo actividades, y sosteniéndonos solidariamente: tenemos por ejemplo ferias de todo tipo para ayudar a quienes la están pasando muy mal. Y seguimos tejiendo con organizaciones, porque creemos que lo único que nos va a hacer salir de este gobierno es unirnos por abajo, tejiendo la trama: estudiantes, jubilados, trabajadores, amas de casa, agricultores, defensores de la vida. Estamos no solo resistiendo sino pensando qué queremos construir y cómo lo vamos a lograr. No es fácil, pero lo bueno es que seguimos y acá estamos y estaremos. 

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