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La ANMAT aprobó el Misoprostol santafesino: crónica del laboratorio verde

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La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó el Misoprostol 200 mcg en comprimido vaginal producido por el Laboratorio Industrial Farmacéutico de Santa Fe. El misoprostol es considerado una droga esencial por la Organización Mundial de la Salud, utilizada para la interrupción voluntaria del embarazo de manera segura. El Laboratorio Industrial Farmacéutico es el único laboratorio público que lo produce en todo el país y que ahora puede llegar a todas las provincias generando que baje el precio actual del medicamento. Desde el laboratorio esperan que el primer lote de producción esté listo este mes. Revista MU visitó las instalaciones en Santa Fe en 2018, año atravesado por el debate por la legalización del aborto, cuando el misoprostol estaba en fase de prueba. Hoy es una realidad. Por Pablo Marchetti.

Nota para la revista MU 127, septiembre 2018.

El debate sobre la legalización del aborto dejó en evidencia una serie de realidades que hasta el momento estaban invisibilizadas socialmente. La ley no se aprobó por la negativa del Senado, es cierto. Pero la media sanción de Diputados, las audiencias públicas y la llegada a la opinión pública sirvieron para mostrar cómo se implementaban algunas políticas y algunas prácticas personales provocadas por esas políticas.
Las muertes por abortos clandestinos siguen sucediendo en la Argentina. Ese es el ejemplo más claro de una práctica derivada de la falta de políticas públicas. A ello hay que sumarle el incumplimiento de las leyes: de educación sexual, de aborto en los casos en que es legal (violación, discapacidad, riesgo de vida), de reparto de anticonceptivos.
El cumplimiento de la ley vigente es bien distinto en cada una de las provincias. No hay una misma política, sino que cada uno de los gobiernos provinciales elige cumplir o no la ley. Y en toda la Argentina quedó en evidencia que la provincia de Santa Fe es vanguardia en el cumplimiento de las leyes, tanto de aborto legal como de anticoncepción y educación sexual.
Ya se contó en esta revista en qué consiste el protocolo rosarino, que hoy se implementa en toda la provincia. Se trata, ni más ni menos, que de cumplir con una ley existente en un estado laico. Si una mujer embarazada acude a un hospital público, no desea continuar con ese embarazo y cumple algunas de las excepciones que hoy permite la ley que un aborto sea legal, se le suministra Misoprostol, se la hace abortar y se la atiende.
Hoy la provincia de Santa Fe está fabricando Misoprostol. Algo que, obviamente, abarataría enormemente los costos de esta droga. Pero no se trata del aborto en particular. Se trata de la salud pública en general. Eso que queda en evidencia cuando se visita el lugar donde se está elaborando el Misoprostol santafesino: el Laboratorio Industrial Farmacéutico, orgullo provincial.

Voluntad política

A la mesa están sentados Guillermo Cleti, Diego Bruno y Jorge Stettler, directores del Laboratorio Industrial Farmacéutico del Estado de Santa Fe; Horacio Coutaz, síndico del LIF; Oraldo Llanos, subdirector provincial de Políticas de Géneros e Interculturalidad en Salud de la provincia; y Leonardo Martínez, subsecretario Territorial de Primer y Segundo Nivel de Atención de la provincia.
Cada uno cuenta cómo funciona el laboratorio: mandatos políticos cortos y mandatos de gestión curriculares extensos. Hay quienes trabajan desde hace dos años y quienes trabajan hace veinte, que es cuando se creó el LIF. Pero las cosas no siempre fueron así: “El laboratorio existía de hecho, pero venía con amenazas permanentes de privatización”, cuenta Cleti, farmacéutico rosarino.
Todos coinciden en que fue el gobierno de Binner quien tuvo la decisión política de cambiar el laboratorio, de considerarlo “estratégico en una política de salud pública”. Y que esto siguió hasta la actualidad. Cada tanto surge la frase clave: “Voluntad política”. La voluntad política de invertir, la voluntad política de avanzar, la voluntad política de seguir adelante a pesar de las presiones de las corporaciones que manejan el mercado farmacéutico. “La industria farmacéutica está muy regulada en la producción pero muy desregulada en los precios”, explica Stettler. Y la existencia del LIF fija una regulación en los precios. Hoy, entre el LIF y el LEM (Laboratorio de Especialidades Medicinales, el otro fabricante de medicamentos estatal que existe en la provincia, en este caso de la Municipalidad de Rosario) proveen el 70% de compras de medicamentos por parte del Estado Provincial.
En el LIF trabajan 135 empleados: 50 son profesionales; 40 son técnicos; y el resto se está capacitando en distintas áreas. Existe mucha regulación y cada una de las decisiones que se toman se hace pública en la web.

La píldora verde

El Misoprostol santafesino está en proceso de prueba. La droga se empezó a fabricar el año pasado, pero debe cumplir con un plazo de dos para que pueda salir a la venta. (A propósito: no digan nada, pero parece que cuando finalmente salga el Misoprostol va a ser verde pañuelo).
Más allá del dato de color lo más alentador son los costos. La droga que actualmente está en el mercado es el Oxaprost. Según los presupuestos elaborados por los especialistas del LIF, el Misoprostol costaría entre un 21 y un 28 por ciento más barato que el Oxaprost. La variación tiene que ver con las cantidades que se produzcan porque, como sucede con la producción de casi todas las cosas, la cantidad abarata el costo individual del producto.
Durante su exposición en los debates en el Senado, el ex subsecretario de Salud del Uruguay cuando se legalizó, Leonel Briozzo, dijo que el 93 por ciento de los abortos en su país eran medicamentosos. Y que estaban importando el Misoprostol.“Me enteré que acá lo están fabricando”, dijo Briozzo entonces, en referencia a la producción del LIF. “Si fuera así, les podríamos comprar a ustedes, porque nos saldría más barato”.
La píldora verde no es sólo el Misoprostol: el LIF también está haciendo investigaciones sobre el cannabis medicinal. “Queremos producir aceite, pero no podemos conseguir el producto, porque es un problema tanto importar como plantar”, explica Llanos. Lo que sí están produciendo es morfina y metadona. Que se entienda: no se trata de un laboratorio que produce Misoprostol, cannabis y opiáceos. Es un laboratorio que produce en un año 6 millones de comprimidos de paracetamol, además de Misoprostol, cannabis y opiáceos. Eso es política de salud pública.

Política y gestión

La decisión política que aparece mencionada permanentemente en la charla tiene que ver con la gestión. Con la gestión provincial, pero también con la gestión nacional. Porque el LIF le vende la mitad de su producción a otros estados provinciales o al Estado Nacional. O les vendía. Porque en los últimos años, con el gobierno de Cambiemos, las cosas cambiaron. Hoy el LIF bajó considerablemente su producción porque la Nación y varias provincias decidieron negociar con los laboratorios grandes, a pesar de la competitividad en los precios de los santafesinos.
Los vaivenes de las decisiones políticas también atravesaron a los propios socialistas. El único diputado que tenía el bloque socialista era Luis Contigiani. Los socialistas le recordaron que él había entrado al Congreso por un partido que está a favor del aborto legal, tal como dice en su plataforma. A Contigiani no le importó y votó en contra. Después de eso, fue expulsado del bloque.
El LIF y el voto de Contigiani son una muestra del contraste que puede existir entre la gestión y la representación parlamentaria de esa gestión. Que las políticas públicas no siempre se ven acompañadas por políticas electorales que estén a la altura. El LIF es un laboratorio estatal modelo que pronto lanzará al mercado el Misoprostol. Ese es el tipo de decisiones políticas que sí valen la pena.

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Mía: Cuando el arte abraza

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Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.

“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.

Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.

En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”. 

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143

Sábado 18 de marzo a las 21 hs

Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi

Entradas “a la olla”.

Podés reservar en este link:

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Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

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La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.

Por Cristina Montserrat Hendrickse

Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.

Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.

Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.

Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.

Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.

De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.

No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.

En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.

De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).

La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.

La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.

Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.

Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.

En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.

Cristina Montserrat Hendrickse

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Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

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La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.

Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:

  • “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
  • “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.

Por Francisco Pandolfi

Madres fumigadas: Silvana, Erika, Paola, Juana, Natalia. Fotos: Nacho Yuchark.

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.

El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Paola, su nieto con sobrepeso, su nieta con déficit de crecimiento, parte de los efectos en la salud de las fumigaciones masivas para cultivos transgénicos. Fotos: Nacho Yuchark.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Pedro y Guido, dos de los agricultores que descubrieron que se puede producir de modo sano en las zonas en las que se prohíben los agroquímicos. Fotos Nacho Yuchark

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.


https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

Salud humana y de la naturaleza: lo que está en juego en Pergamino, como caso testigo de tantos lugares del país.
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LA NUEVA MU. Lo que está en juego

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