Nota
21 años sin Darío y Maxi: el avance de la segunda parte de La crisis causó 2 nuevas muertes

Hoy se cumplen 21 años de los asesinatos de los militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, el 26 de junio de 2002, a manos de la Policía Bonaerense en Puente Pueyrredón, Avellaneda. Elegimos recordarlos con el avance de la segunda parte del histórico documental de Patricio Escobar y Damián Finvarb, La crisis causó dos nuevas muertes, que indaga sobre los responsables políticos de las muertes de Darío y Maxi.
Duhalde, Solá, Matzkin, Álvarez y otros protagonistas revelan ante las cámaras –a veces involuntariamente– la complicidad política, policial y de inteligencia detrás del asesinato a mansalva de dos jóvenes de 21 y 22 años. El rol de la “embajada”, los gobernadores, las excusas y el objetivo: disciplinar a las organizaciones sociales.
Míralo acá:
La nota al director, publicada en la revista MU 172

Crimen sin castigo
«La responsabilidad política es indelegable”. Felipe Solá.
Cuando las imágenes se funden a negro se escucha esa última frase del ex canciller, ex diputado, ex ministro de Agricultura, en su rol de ex gobernador de la provincia de Buenos Aires: uno de los responsables políticos cuando ocurrió la Masacre de Avellaneda del 26 de junio de 2002, que derivó en el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, además de dejar un tendal de más de 30 heridos con balas de plomo.
Patricio Escobar tiene la virtud en sus documentales de convertir testimonios, incluso excusas, en confesiones, porque logra hacer hablar al poder. En La crisis causó 2 nuevas muertes había usado aquel título del diario Clarín para mostrar cómo el propio periodismo ocultó y desinformó sobre lo que había ocurrido, como si las muertes fueran debidas a “la crisis” y no a personas, instituciones y políticas concretas.
La segunda parte de aquel documental, de la que se acaba de conocer un anticipo de media hora, implica un avance de la investigación que busca comprender dónde estuvo la responsabilidad política e ideológica de aquella represión. Si el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta, de la Policía Bonaerense, fueron condenados a prisión perpetua, ¿de dónde surgieron las órdenes y el aval político que facilitó y permitió que los crímenes se cometieran?
“Yo no iba a hacer esta película” dice ahora Patricio Pato Escobar en su casa porteña de Barracas al fondo, a pocas cuadras del Puente Pueyrredón y de su amado club San Telmo. La chispa para el film saltó cuando, como camarógrafo, fue a entrevistar al ex presidente Eduardo Duhalde para el documental Diciembre, de César González y Alejandro Bercovich. “Yo le voy a peguntar del 26”, pactó Escobar con los directores (que no usaron ese tramo). Así nacía, sin quererlo, la segunda parte de La crisis…, de la cual Patricio compartió el primer adelanto durante el acto del 26 de junio en Puente Pueyrredón, y que puede verse en YouTube y en la productora Artó Cine. Allí están disponibles libremente otros documentales de Escobar como Sonata en Si menor (sobre el Plan Cóndor en Argentina y Uruguay), Bienaventurados los mansos (Iglesia y poder) o Bufones de la risastencia, entre otros.
En esta nueva saga Duhalde asegura que no conocía que, además de los asesinatos, hubo al menos 30 heridos con bala de plomo aquel 26J. Y le discute a Escobar que él no dio la orden de matar, sino la de que no cruzaran a Capital Federal. La estrategia, tanto de Duhalde como de Solá, parece girar alrededor del mismo argumento: no dimos la orden de matar, por tanto, no somos responsables de las muertes. Escobar: “Dicen eso porque evitarían ir presos; yo soy responsable político, pero no soy un asesino. Yo lo que pienso es: por lo menos habría que impedirles seguir siendo funcionarios. Si no podés manejar a la policía, no seas funcionario. Y estas personas siguen en carrera política desde hace 20 años”.
El nuevo documental busca, por eso, desmontar la hipótesis de que la responsabilidad política no es condenable. La media hora de anticipo es una obra en sí misma, que empieza a mostrar las evidencias: las reuniones anteriores y la planificación de la represión; las horas posteriores que intentaron sellar el encubrimiento, sin éxito. Una revelación: Duhalde confiesa que tenía las fotos que Clarín no había publicado de Fanchiotti ejecutando uno de los fusilamientos ya el 27 a la madrugada, antes de una conferencia de su gobierno en la que Jorge Matzkin, ministro del Interior, aseguraba que los piqueteros se habían matado entre ellos. El propio Matzkin aparece reconociendo que esa teoría y la de que había habido una suerte de intento piquetero de golpe de Estado (que él mismo difundió) eran falsedades provistas por la SIDE, la entonces Secretaría de Inteligencia, que luego tuvo que salir a rectificar: otra confirmación de la relación enferma entre política y servicios.
Por esas cosas el anticipo de la nueva versión de La crisis… es un aire fresco de periodismo, y un acto de justicia: Escobar les pregunta a los responsables lo que la justicia jamás les preguntó. ¿Por qué? “Es lo que me pregunto. Solá me dijo: ‘a mí no me llamó nadie. Si me llama la justicia voy corriendo a declarar’”. Habrá que ver si, tras este documental, Solá acelera esa carrera.
Lo que exigía la “embajada”
ras lograr el testimonio de Duhalde, el Frente Darío Santillán le pidió a Patricio la grabación para presentarla en la causa y lo alentaron a continuar la serie de entrevistas a otros responsables políticos. Ya lo había intentado en la primera parte (al final aparecía una larga lista de quienes no aceptaron contestarle). Ahora la cosa cambió: “Gracias al celular pude hablar directamente con los tipos, no con sus jefes de prensa, que antes me filtraban”, cuenta. Otro factor: “Ya pasaron 20 años, se ablandan o quieren hablar por alguna razón”. Hubo quienes a pesar de la tecnología y del tiempo, tampoco contestaron: “Aníbal Fernández (secretario general de la Presidencia de Duhalde, hoy ministro de Seguridad) me clavó el visto”.
Solá clavó el visto una semana, pero luego llamó a Escobar. “Me dijo: te voy a dar la entrevista, es una historia muy dura para mí. Escribí un libro, nadie lo leyó…”. En ese libro de Solá, un capítulo está dedicado a Darío y Maxi. En su versión asegura que fue engañado, que lo puentearon y le endilga la responsabilidad a un trío compuesto por Alfredo Atanasof (jefe de Ministros en aquel momento, ex diputado, actual embajador en Bulgaria), Jorge Matzkin y Oscar Rodríguez (ex vicejefe de la SIDE). Al repetir el argumento frente a la cámara, Escobar le sale al cruce: “No te creo que fuiste engañado”.
Escobar viajó a La Pampa a entrevistar a Matzkin en su mansión. Atanasof y Rodríguez no quisieron brindar testimonio. Otros entrevistados son Juan José Alvárez (que era ministro de Seguridad) y Marcelo Saín (ex subsecretario de Seguridad bonaerense, ex ministro de seguridad rosarino, hoy asesor del Ministerio de Seguridad de Aníbal Fernández). “En off dijeron un montón de cosas que, en cámara, no”, sintetiza Escobar sobre uno de los puntos comunes entre todos.
El documental demuestra que existieron reuniones previas en las que se planificó una represión violenta. Solá, Matzkin y Álvarez refieren una cita en La Pampa en la que los gobernadores de entonces reclamaron mano dura y “más firmeza” frente a las movilizaciones piqueteras. Álvarez revela que hubo otra reunión con funcionarios de la embajada de Estados Unidos que reclamaban que había que “endurecer fuertemente la política”, refiriéndose a la acción policial. También, recuerda, existen registros de reuniones entre la cúpula del gobierno e integrantes de la SIDE. Marcelo Saín dice que hubo “una decisión política de producir un hecho ejemplificador que fuera culminante en esa puja entre el peronismo duhaldista y los movimientos sociales” por el control de la calle. Solá se asombra de que ese “control de la calle” fuera pensado, por el peronismo, a partir de la policía. El documental recuerda que Néstor Kirchner –al margen de su gesto de recibir a los familiares de las víctimas– tampoco mostró interés en avanzar con la causa. Saín agrega que en 2002 la decisión política fue que la responsabilidad por las muertes “se corta en el hilo policial, como la mayoría de las veces ocurre”.
Pero la película aún no termina. “Hay que seguir investigando –remarca Escobar– cómo son los mecanismos políticos que estaban totalmente aceitados, para que se demuestre la responsabilidad de cada uno”.
Todavía no hay fecha para que este anticipo de media hora se convierta en un documental completo, mientras continúa la búsqueda de financiamiento. Patricio: “Me interesa investigar el accionar de la SIDE, y terminar de reconstruir esos días previos donde Duhalde, Atanasof, Álvarez y demás planificaron la represión con balas de plomo”.
El rol del tiempo se nota en un detalle autogestivo: uno de los camarógrafos de esta segunda parte es Teo Escobar, hijo de Patricio y de Carolina Fernández, coproductora del film. Teo tiene 15 años, no había nacido cuando se realizó La crisis… y ya casi pasa el metro 90 de su padre. “Fue el documental que más me impresionó de mi viejo. Ayuda mucho a entender qué pasó”.
¿Qué imaginar sobre lo que se viene judicialmente? Patricio: “Yo no creo que estos políticos vayan a ir presos. Pero si logramos que vayan a declarar como testigos, Solá por ejemplo, va a quedar en el imaginario de la gente que el tipo al menos tuvo que ir a declarar por la causa. Por eso, la película. Lo que siempre te queda es la justicia social”.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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