CABA
La Poderosa no se calla: detenciones, torturas y causas armadas, entre otros relatos del horror
Después de pasar dos noches detenidos, esta tarde liberaron a Roque Azcurraire, fotógrafo de La Garganta Poderosa, y a Juan Pablo Mónaco, su cuñado, encarcelados el sábado por filmar cómo la Prefectura baleaba la casa de Iván Navarro, el joven torturado por efectivos de esa fuerza en 2016. Los hechos no fueron al azar: esta semana debe declarar la familia del joven. “Con esta nueva intimidación quieren enseñar a todos los vecinos que se manejan con impunidad», dijo La Poderosa a lavaca. «Pero nosotros no nos vamos a callar nunca: seguiremos denunciando lo que hacen en los barrios. El viernes saldremos de la villa 21 juntos a muchas otras organizaciones sociales, encabezados por Roque, Pablo y Nora Cortiñas”. Relatos del horror en primera persona, el abrazo colectivo con que los recibieron y un aviso: el viernes habrá una movilización a Tribunales.

Roque, tras ser liberado, rodeado de sus compañeros y compañeras de La Poderosa.
Foto: M.A.f.I.A
Decenas de camisetas rojas de la Garganta Poderosa se convocaron esta mañana frente al Palacio de Tribunales. Llegaron de la Villa 21 y de otros barrios para no dejar solos a Roque Azcurraire, fotógrafo de la Garganta, y a Juan Pablo Mónaco, su cuñado. Ambos fueron arrestados el sábado durante un ataque con balas, golpes y manoseos de la Prefectura contra los habitantes del barrio y a la casa de Iván Navarro, el joven que fue torturado por efectivos de esa misma fuerza en 2016, y cuyo caso llevó a juicio a seis prefectos. El proceso comenzó la semana pasada y en estos días se espera la declaración de la familia del joven. Por ese motivo, los vecinos e integrantes de La Poderosa entienden que la represión no fue casual.
Alrededor de las dos de la tarde, y luego de estar dos noches detenidos, Roque y Juan Pablo fueron liberados después de declarar ante la jueza Carina Rodríguez, del Juzgado 29. Sus compañeras y compañeros los esperaban en la escalera de la calle Tucumán. Al verlos, celebraron con energía, abrazándolos colectivamente y cantando todos juntos. “Por lo de Pablo vamos a gritar, Patricia Bullrich ya tenés que renunciar” y “A ver si escuchan en Marcos Paz, que la Garganta no se calla nunca más”, fueron entre los coros que se levantaron.
Pocos minutos antes, Daniela Mérida, comunicadora de La Garganta, había contado a lavaca los acontecimientos. “Lo que pasó el sábado fue una atrocidad de la fuerza de seguridad. Tiraron gases lacrimógenos en la calle, dispararon balas de goma. Entraron en la casa de un compañero nuestro de manera prepotente, golpeando la familia, golpeándole a él, al cuñado, a una hermana. La chica fue manoseada por policías hombres, aunque la ley dice que solo una mujer puede requisar a otra mujer. También se la llevaron por el barrio durante varias horas, en el patrullero, sin que nosotras pudiéramos saber dónde estaba”.
Sigue Daniela: “Mientras María fue liberada, Pablo y Roque quedaron detenidos. Los llevaron a la garita de Pedro de Luján y Luna y después a la comisaría 30. Esta mañana, los trasladaron acá, para que declaren. Denunciamos la violencia de esta operación, que es parte de ataques cotidianos contra los vecinos del barrio. Estamos cansados. Este Gobierno le ha dado mano libre para que hagan lo que quieran. El abuso ya es insostenible. Pero nosotros no vamos a permitir que siga así”.
El horror en primera persona
La Poderosa denunció que no es casual la represión de Prefectura en el barrio a una semana del inicio del juicio contra los seis prefectos acusados de torturar a Navarro.
Así lo denunció el propio Roque desde los medios de La Garganta:
“Hace dos noches que vengo atrapado en la misma pesadilla: una secuencia espeluznante que decidieron grabar en mi propia casa, volviéndome protagonista del miedo que comenzó cuando uno de mis sobrinos apareció corriendo desesperado, porque la Prefectura había golpeado a su hermano arriba del colectivo. Alertados por su agitación, varios vecinos salieron hasta la avenida Iriarte para exigir explicaciones ante un ejército de fantasmas armados, sin identificación. Nada nuevo. Nada raro. Nada casual.
Mi casa está ubicada en un pasillo de la Villa 21. Y ese pasillo nace justo en la casa de Iván Navarro, nuestro compañero torturado hace dos años por esta misma Fuerza, que hace una semana tiene a 6 prefectos en el banquillo de los acusados por esa causa. O sea, lo torturó la Prefectura y hoy lo cuida la Prefectura, ¿entienden? Pues justo ahí, se les dio por empezar a reprimir el tumulto de personas que habían agitado ellos mismos, con sus maltratos a los chicos. Al principio, traté de apaciguar los ánimos mediante el diálogo, pero poco a poco iban cayendo más y más uniformados, con escudos antidisturbios. No había delito, ni conflicto, ni nadie para perseguir: había un plan premeditado, para venir a reprimir. Así, de una, comenzaron a repartir palazos a mansalva y balazos de goma contra la casa de Iván, donde además vive su papá, que debe declarar el próximo viernes.
Lejos de cualquier heroísmo, decidí resguardarme junto a los míos en mi domicilio porque lógicamente me asusté, pero nunca imaginé que también ellos irrumpirían en el pasillo, apaleando mujeres y niños, hasta llegar a mi puerta. Sin orden judicial, ¡la rompieron a patadas! Y trataron de señalar que utilizábamos un palo para defendernos, cuando el único palo que había era la «llave» que cierra desde adentro nuestra casa, donde vivimos tres familias juntas, sin cerradura.
Ante los ojos brillosos de mi sobrinito, embistieron contra todos nosotros, pegándole a mi cuñado, manoseando a mi hermana, arrastrándome por el piso, lastimándonos a todos. Invadidos, literalmente, por quienes vienen a «cuidarnos», terminamos nadie sabe cómo detenidos por vaya a saber uno qué delito y fuimos trasladados hasta la garita en Luna y Luján, padeciendo la misma práctica que aplicaron en los 6 casos de tortura que La Garganta denunció en mi barrio, sólo entre abril y mayo: el «levantamuertos». Gas pimienta en los ojos y esposas en las manos, para vernos retorcidos en el piso. Yo les rogaba que me quitaran las esposas para poder respirar, porque necesitaba frotarme la cara, que se me quemaba en un ardor insoportable. Pero se mataban de risa: «Callate, negro de mierda, que no pasa nada, es todo psicológico», me decían, entre patadas y trompadas.
Al llegar a la garita, nos tiraron en el piso y hacían fila para golpearnos. Nos obligaban a repetir nuestros nombres, entre rodillazos a las costillas. Y después otra vez, entre pisotones en los pies. Y después otra vez, entre patadas a los tobillos. Y después otra vez, entre piñas a la cabeza. Gritando, como pude, intenté decirles que tengo una hendidura en el cráneo y podían matarme si seguían haciendo eso. Pero la respuesta fue más clara todavía: “Por eso lo hacemos, porque a ustedes hay que matarlos».
Después de tres horas, mientras un patrullero paseaba a mi hermana por toda la villa, sin avisarle a mis compañeros, ni a mi familia, que la seguían buscando, me trasladaron hasta la Comisaría 30 junto a mi cuñado Pablo. Y sinceramente, otra vez lejos de todo heroísmo, mi desesperación era tan grande que sólo les repetía en el patrullero: “Ya está, basta, si me van a matar, mátenme, pero mátenme ahora”. Yo no hice nada. O sí: luché, luché y voy a seguir luchando, para que nunca más ningún villero deba sufrir esta mierda. No tengo dudas que me pasa por pobre y me pasa por negro, pero también me pasa por no callarme la boca y por seguir abriendo La Garganta, para que nuestro grito retumbe por todos lados”.
Razzia de abusos
La vecina y asambleísta de la villa 21, Jésica Azcurraire, hermana de Roque, también relató los abusos de los prefectos. “Largada su razzia, una vez más, veo cómo la Prefectura empieza a lanzar gases en el pasillo donde vivimos y corro lo más rápido posible para entrar a casa, creyendo que nos pondríamos a salvo. Pero no existe ley para ellos cuando de la villa se trata: automáticamente comenzamos a escuchar cómo pateaban el portón, cada vez más fuerte, hasta dejarlo como un papel rasgado. Entraron, sí, como si nada. Todos hombres, cinco, me agarraron de los pelos, me apretaron el cuello, me patearon las piernas y me dieron con sus palos, hasta que uno me puso contra la pared, manoseándome las tetas. Aterrada, grité: ´¡Soltame, me estás tocando!´. Y peor, me estrujó como una bestia: ´Callate, puta de mierda. ¡Callate, la re concha de tu madre! Negra de mierda, sucia, bocona´”.
Lo que viene
La carátula de la causa contra Roque y Juan Pablo es ´Robo en banda y en poblado´. La Poderosa denuncia, por el contrario, que Roque fue preso justamente por ser un fotógrafo de la revista. “Dicen que quería robar el arma a un prefecto”, cuenta Mérida. “Todos los que conocen a Roque saben que esto es mentira. Es un chico flaco y pacífico. Lo que estaba haciendo es documentar los abusos que estaban pasando en su misma casa. Es lo que hacemos todos nosotros: documentar y denunciar la violencia policial en los barrios. Cuando vieron que estaba filmando le sacaron la cámara, lo pegaron y se lo llevaron”.
Mérida destaca que Roque, hace un par de años, tuvo un accidente de moto. “Desde entonces no tiene la parte adelante del hueso del cráneo. Tiene una placa. Le pegaron justo en la cara. Si hubieran seguido, ahora estaría muerto”.
Con Roque y Juan Pablo de nuevo en la calle, y luego del abrazo y canto colectivo, la integrante de La Poderosa detalla cómo sigue esta semana. “Lo que pasó hace dos días no es casualidad. A dos casas de Roque vive la abuela de Iván. Con esta nueva intimidación quieren enseñar a todos los vecinos que se manejan con impunidad. Pero nosotros no nos vamos a callar nunca. Seguiremos denunciando lo que hacen en los barrios. El viernes saldremos de la villa 21 juntos a muchas otras organizaciones sociales. La marcha será encabezada por Roque, Pablo y Nora Cortiñas”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Revista MuHace 3 díasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 5 díasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 3 díasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

#NiUnaMásHace 3 semanasLara, Brenda, Morena: Las velas del silencio

Derechos HumanosHace 4 díasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!
















