Nota
Una red de 12 mil mujeres por #AbortoLegalYa!
En el día en que la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito anunció que el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo se discutirá por primera vez en Diputados el 13 de junio, las referentes de la campaña Marta Alanis, Nina Brugo y Martha Rosenberg recibieron las Cartas Abiertas que múltiples espacios firmaron en MU en apoyo a la ley. Son 22 carpetas con más de 12 mil firmas de actrices, abogadas, fotógrafas, periodistas, cirqueras, arquitectas, docentes, estatales, entre otras, que se comprometieron a seguir el trámite legislativo hasta que el proyecto de la Campaña Nacional sea ley. Estas cartas representan el comienzo de una tarea que en cada sector sigue con actividades, asambleas, intercambios de información y acciones. En la entrega estuvo presente, entre otras organizadoras, la actriz Dolores Fonzi, una de las impulsoras del primer sector autoorganizado que inspiró a los demás. Historia, presente y futuro de un mismo grito: #AbortoLegalYA!
¿Cómo se dimensiona una parte de una revolución?
En esta mesa hay una actriz, una psicoanalista, dos abogadas, una educadora popular, una fotógrafa y una periodista. Hay años y trayectorias de organización, de lucha, de encuentros nacionales de mujeres, de campañas nacionales por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. También hay 22 carpetas verdes con más de 12 mil firmas de mujeres. Una dice Actrices (son 420), otra dice Locutoras (104), Cineastas (805), Periodistas (758), Músicas (385).
Hay Estatales: 161.
Hay Bailarinas y Coreógrafas: 837.
Hay Cirqueras: 1240.
Hay Arquitectas y Diseñadoras: 634.
Hay Académicas: 3194.
Hay más de 12 mil nombres y apellidos estampados que, en este momento, cuatro organizadoras de algunas de las Cartas Abiertas a diputadas y diputados en favor del proyecto de ley de la Campaña Nacional están entregando a Marta Alanis, Nina Brugo y Martha Rosemberg, tres referentes históricas de esa Campaña Nacional.
Hay abrazos, hay una foto y también un grito único para que haya ley: #AbortoLegalYa
“Es un orgullo para nosotras recibirlas”, sintetiza Anabella Arrascaeta, de lavaca, una de las firmantes de la carta de periodistas y una de las organizadoras de la Carta Abierta de Músicas. “Nos sentimos parte de todo el movimiento que empuja para que haya ley. Las cartas son una forma de estar alerta y de hacer un seguimiento para acompañar toda esta marea verde. Todo surgió de una pregunta: ¿qué hacemos y qué queremos seguir sosteniendo hasta que haya ley? Tomamos su lucha como inspiración y, también, como pregunta de acción. Lo pensamos como un hecho político de juntarse y poner el cuerpo. La potencia de estar juntas destrabó un montón de otras cosas, y eso es lo que genera que todos los grupos sigan activos. No son sólo 22 carpetas: son 22 grupos activos siguiendo el trámite legislativo”.
Un trámite que el 13 de junio, por primera vez en su historia, llegará a la Cámara de Diputados.
La explosión
La actriz Dolores Fonzi fue una de las principales impulsoras de la Carta Abierta de actrices, la primera piedra que generó una onda expansiva inédita de expresiones en estas aguas verdes. “Quedó claro que, mundialmente, había una necesidad de que las mujeres nos pongamos en un primer plano en igualdad de derechos y en todos los sentidos. Es una necesidad vital. A partir de ahí se armaron enormes olas expansivas que, si bien una esperaba que germine en mujeres que nos uniéramos en la lucha, vivirlo fue y es emocionante”.
La artista prefiere no apresurarse en hacer balances. “No me puedo detener ni decir nada, porque no sé qué puede pasar. Hay que esperar y seguir trabajando de esta forma intensa. Estamos en eso, organizadas, en asambleas, en temarios, en cosas por atender. Es la fase natural de un movimiento que quiere cambiar y transformar algo”.
Sin embargo, Fonzi describe con palabras precisas lo latente de un presente que se multiplicó en potencias que no paran. “Es un momento histórico, único, que parte de una injusticia total, de la hipocresía que significa que no respeten nuestros derechos. La injusticia hace que en algún momento algo salte. Cuando oprimís algo, de repente explota. Y explotó”.
Las fomas de hacer multitud
Las esquirlas son las diversas y heterogéneas formas de organización que se multiplicaron en distintos espacios que, de forma activa, están proponiendo acciones para que salga la ley. Una de ellas tendrá lugar en el Congreso el 3J, en un nuevo aniversario del primer Ni Una Menos. En la entrega de las carpetas, Fonzi consultó a las referentes de la Campaña Nacional si esta acción, que consistirá en teñir de verde las escalinatas del Palacio Legislativo durante una hora, no interfiere con la movilización prevista al día siguiente. Le dijeron que no. También, las invitó a participar. Alanis, Rosenberg y Brugo dijeron que sí. Alanis: “No hay que dar importancia a las internas y disidecias. Las personas que hacemos cosas siempre vamos a encontrar otras que no están de acuerdo y las que tienen ideas pero no pueden hacerlas”.
Rosenberg: “Hay dos formas de hacer multitud. Una es sincrónica y simultánea, que son las marchas enormes. La otra: mucha gente haciendo muchas en cosas en muchos lugares”.
En el centro de la Historia
Nina Brugo Marcó es una de las abogadas históricas del movimiento feminista argentino, referente de la Campaña Nacional, y una luchadora que resalta no haberse perdido ninguno de los Encuentros Nacionales de Mujeres que se realizan en Argentina desde 1986. “El hecho de que estemos ante una gran movilización cuanti y cualitativa por la Interrupción Voluntaria del Embarazo viene derivado de las luchas de las mujeres en los últimos años”.
Previo a la entrega de las Cartas, Brugo hace un repaso por los Encuentros, las movilizaciones a favor del aborto, la explosión Ni Una Menos y los paros internacionales de mujeres como hitos históricos. “Junto a la presentación que hicimos hace pocos meses en el Congreso, todo eso hizo que se viera que no somos pocas y que somos muchas. Estamos interpelando toda una concepción de lo que ha sido la discriminación y la falta de visibilización de las mujeres. Es muy claro cuando decimos como consigna: ´Ahora que sí nos ven´. Esto conmocionó al conjunto de la sociedad y sectores profesionales y culturales de diferentes gamas que quisieron demostrar colectivamente su apoyo para no que quede en cuestiones individuales”.
Recuerda que, en años y marchas anteriores, la pregunta que se hacían como movimiento era por qué no se reflejaba en la calle el impacto de los 500 mil abortos por año que hay en Argentina. “Ahora aparecieron. Es cierto que aún no todas, pero sí muchas se animaron por primera vez a salir y a hablarlo. Ya no es una cuestión privada: es una cuestión social”.
Brugo no quiere adelantarse a los hechos y prefiere respetar cada paso hasta que la ley llegue finalmente al recinto en Diputados. Pero destaca una imagen de ese futuro, que es este presente. “Vemos muchas jóvenes que, quizá sin profundizar mucho aún en la historia del feminismo argentino, se tomaron esta causa como propia y se hacen eco. Se hacen cargo. Lo que más me satisface es la potencialidad que puede tener este movimiento con una profundización feminista que va a ser cada vez mayor y que puede llegar no sólo a transformaciones culturales sino a incidir en lo económico, lo político y lo social. Estamos protagonizando la historia”.
Cuál es la base común
Claudia Acuña es periodista de MU y una de las impulsoras de la Carta Abierta de periodistas, pero también fue una de las mujeres que estuvo en cada firma y en cada grito colectivo que se tejió a lo largo de 22 encuentros que quedarán para la historia. “Jamás lo imaginamos pero las cartas se convirtieron en una herramienta para medir muchas cosas. En primer lugar, la visibilización: sirvió para decir cuántas mujeres hay en cada sector y que no son tenidas en cuenta. Un ejemplo: de cara a la Feria del Libro, quedó claro cuántas escritoras hay en este país que no están invitadas ni sentadas en ninguna mesa. También de músicas. Se organizaron eventos con bandas de hombres porque supuestamente no había mujeres: firmaron 385”.
En segundo lugar, Acuña habla de un piso común. “Algunos gremios nos dijeron que las Cartas revelan que el reclamo del aborto es una consigna de unidad. Durante mucho tiempo las dirigencias políticas y gremiales nos hicieron creer que hablar del aborto espantaba, y ahora las cartas demostraron todo lo contrario. Esta discusión es un tema que nos hicieron creer que separa y, en realidad, nos une. Y es la base”.
La periodista destaca como tercer eje la visibilidad que expuso la discusión por el aborto. “De cara a un 3J que por primera vez tiene borrado de la consigna principal la violencia machista, es interesante ver cómo las cartas revelan que el aborto es vivido como una violencia de Estado a las mujeres y, especialmente, a sus derechos, pero que inmediatamente disparó las violencias que viven cotidianamente. Por ejemplo, las operadoras de radio que reciben un carnet diciendo que son operadores, por lo que se pusieron a redactar una carta para cambiar eso. También las denuncias de abusos y maltratos que sufren hoy las trabajadoras de prensa y que siguen atravesando en un sector precarizado. Es interesante porque es una herramienta que posibilitó que podamos y volvamos a hablar de las violencias cotidianas de las mujeres y que podamos organizarnos para esto. Estamos ante una red que va a seguir atentamente el trámite hasta que salga la ley, pero que nos comunica para seguir peleando contra las violencias y los abusos de poder en cada uno de nuestros espacios”.
El verde insurrecto
Marta Alanis es fundadora de Católicas por el Derecho a Decidir y otra de las referentes de la Campaña Nacional. “Mi balance es que, desde que comenzó el debate, las presentaciones a favor del proyecto son de un alto contenido político, feminista y humano razonable y tolerante que incluye también a quienes no quisieran practicarse un aborto. También presenciamos discursos agresivos y con muchas falsedades. Me parece que el debate lo ganamos. También la calle, hace años. Ganamos en la despenalización social del aborto. En la conciencia de que cada vez más jóvenes van a proyectar su vida con libertad, y eso es algo que vemos cuando las chicas andan masivamente con pañuelos por la calle. Se proyectan con libertades”.
Alanis destaca la transversalidad que conquistó el proyecto en todos los espacios políticos.“Y la campaña es imparable. Vengo de Tucumán y veo mujeres increíblemente insurrectas, cada vez más jóvenes, con estudiantes secundarios. Hemos ganado. Eso no tiene vuelta atrás”.
¿Qué sigue? “En el Senado tenemos expectativas. Pero sí tenemos que contribuir como movimientos de mujeres y feministas a dar formación política a nuestra clase política. Hay una carencia de argumentos notoria. Y nosotras queremos valernos de la política, no queremos llegar al límite del que se vayan todos. Tenemos que contribuir a la formación de la clase política que se ha quedado atrás de nuestros movimientos sociales”.
El lado visceral
Verónica Heredia es una abogada experta en desaparición forzada en democracia y es, también, una de las motorizadoras de la Carta Abierta de abogadas: fueron 422. “Es un momento histórico en el que las mujeres nos encontramos en algo que une, que es un costado visceral. Recuerdo que Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora) siempre decía que las Madres tuvieron diferencias históricamente, ya sea de pensamiento o ideología, pero siempre las unió algo visceral, y esa es la unión de todas mujeres que nos expresamos porque queremos estar con nuestras caras, firmas y voces en estas cartas”.
Heredia subraya que la discusión las atraviesa en todos los ámbitos. “Y nos toca internamente. No porque vayamos a ser madres o queramos hacernos un aborto, sino que es el hecho fundante de nosotras mismas en decidir si querés hacerlo o no, lo cual es una decisión que implica de forma entera todo nuestro proyecto de vida. Así podemos decidir que no es algo que nos viene dado, sino que nosotras podemos decidir. Por eso es tan fuerte”.
Luego de la Carta Abierta de abogadas, que reunió a expertas de todos los sectores políticos, quedó una esencia organizativa que se traduce en nuevas conversaciones, nuevos encuentros, en grupos por Internet y en discusiones que se replican en diversos ámbitos académicos. “Hay un grupo de alianza ya constituido. Si logramos todas las mujeres argentinas que esta ley de legalización del aborto salga, no nos va a parar nadie”.
La tendencia feminista
Martha Rosenberg es psicoanalista y otra de las referentes históricas de la Campaña Nacional que están recibiendo las 22 Cartas Abiertas. “Es un momento donde si bien no hay una cristalización, porque este proceso es dinámico, sí hay una visibilización de algo que estaba latente y encontró formas de presión que son bastante novedosas y son nuevas en el panorama de los movimientos sociales y, específicamente, en la lucha por los derechos de las mujeres. Es un momento de gran riqueza no sólo por lo que está pasando en el Congreso sino por lo que está pasando en la sociedad, una especie de trend, de tendencia en donde aparece valorizado el activismo feminista en general y por el derecho al aborto, en particular”.
Rosenberg es optimista. “Una escucha cada cosa en los debates, que son atroces como intervenciones y de un nivel una mentalidad totalmente retrógrada, autoritaria y antidemocrática. Creo que va a salir, en el debate ha salido la superioridad de todos nuestros argumentos. En la discusión está claro que tenemos mucho de trabajo de producción de conocimiento, de ideas y de prácticas alrededor del aborto como un derecho”.
El poder que sigue
Lina Etchesuri es la editora fotográfica de lavaca, una de las fundadoras del colectivo MAFIA y una de las organizadoras de la Carta Abierta de fotógrafas. Aún recuerda ese día, ese viernes, ese 20 de mayo, esa lluvia impiadosa y esas 579 profesionales que, a pesar de todo y más, se juntaron en MU para gritar #AbortoLegalYa. “No recuerdo otros hechos por los cuales nos juntáramos de forma tan masiva. Y desde nuestro lugar como hacedora de imágenes, toda esa marea fue un gran espacio de construcción política”.
Etchesuri describe el gran abanico generacional de esa firma: desde la histórica referente Sara Facio (ovacionada cuando llegó a estampar su firma) hasta las nuevas jóvenes que en cada marcha y en cada acto hoy están poniendo el cuerpo en la calle. “Se ven muchas jóvenes organizadas, o juntamente desorganizadas, o empezando a organizarse desde otros lados. Recuerdo una cobertura como MAFIA en la toma del Pellegrini, y ahí las pibas llevaban el pañuelo verde y la consigna de la Campaña como parte de un discurso de sus derechos. Tenían 16 y 17 años y lo tenían totalmente claro como una pelea más por la educación”.
Apunta que cada carta dejó un espacio nuevo de organización. “Nace un estar juntas, una hermandad. Que trasciende las diferentes formas de hacer, porque en todas las cartas hubo discusiones de qué palabra sí y cuál no, de tal forma o tal concepto, pero lo que estaba claro es que todas queremos una ley de aborto que abarque la legalización, la libre elección y que no sea más una cuestión clandestina y así poder terminar con todo este negocio”.
Etchesuri destaca el encuentro entre algunas de las organizadoras de las cartas y las referentes de la Campaña. “Fue un agradecimiento a las pioneras y ellas, a su vez, agradecieron a las que estaban antes, como Dora Coledesky. Porque todo el tiempo están en la calle, bancando la lucha: esto no termina y viene desde hace años. Es muy emocionante porque es una lucha que viene antes de ellas, incluye también a un montón que trabajan en la Campaña Nacional o que son parte también pero a través de acciones cotidianas desde un lugar menos orgánico”.
-¿Y ahora?
-Las cartas generaron momentos muy especiales de los que te ibas cargada y superpoderosa. Era un encontrarse, un conocerse, un darse fuerza, un grito juntas. Eso es poder. Y, eso, no lo para nadie. Nunca más.
Nota
Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo
De un día para otro, el gobierno anunció que cerraría el único hospital de salud mental de AMBA, amparándose en la fake news de la supuesta baja tasa de pacientes. Esta medida sería publicada en el Boletín Oficial el día lunes. Mientras tanto, las y los trabajadores de la institución ubicada en Combate de los Pozos 2133 permanecen adentro del edificio, en estado de alerta y asamblea, convocando a distintas actividades de apoyo hoy y mañana, y se preparan para dar una conferencia el lunes.
En diálogo con lavaca desmienten una por una las mentiras del gobierno, y cuentan lo que implica el eventual cierre: dejar sin trabajo a 612 trabajadores y trabajadoras, y también y sobre todo a la deriva a miles de pacientes por casos de salud mental, adicciones y en situación de calle que son atendidas regularmente en el Hospital o en uno de sus tantos dispositivos. Por qué el Bonaparte es un hospital modelo, y el sentido de pertenencia de quienes allí trabajan como un plus en una lucha que recién comienza.
El Hospital Laura Bonaparte -fundado en 1974- se encuentra hoy en peligro tras la decisión administrativa de parar el ingreso de pacientes a la institución, y el trascendido de que el lunes que viene se publicaría un Decreto anunciando su cierre definitivo. Esto fue comunicado por el ¿ex? director del hospital, Christian Baldino, a las y los 612 trabajadores, y no fue desmentido por el Ministerio de Salud que, al contrario, emitió un comunicado plagado de errores.
Gabriel Hagman, psiquiatra con 11 años en la institución, cuenta el estado de situación actual: “Estamos sin novedades desde ayer al mediodía hasta ahora. Estimo que va a ser así de acá al lunes, al menos que haya un problema con la permanencia que estamos sosteniendo en el Hospital. No nos vamos a mover hasta el lunes y hasta que sepamos algo más”, dice mientras preparan una convocatoria a las puertas del edificio, Combate de los Pozos 2133, con diferentes actividades de apoyo:
La última novedad data de ayer: “Lo de ayer es una indicación de cierre de las internaciones: no ingresa ningún paciente más por indicación del Ministerio de Salud, y en consecuencia de eso se cierran los ingresos de pacientes. Eso implica que ni la guardia ni la demanda espontánea cumplan funciones. En esa misma comunicación, pero de manera verbal, no por vía oficial, nos dijeron que se cerrará el hospital”.
La comunicación del cierre de las internaciones llegó primero vía el director Baldino, y luego formalmente mediante el sistema de tramitación digital del Estado, el famoso GDE, sin previo aviso: otro acto de inhumanidad. Luego llegó el trascendido del cierre definitivo: “Eso empezó a cobrar más dimensión en la medida en que todos los medios que dieron cobertura consultaron a fuentes de Ministerio y empezaron a decir que iban a derivar pacientes – cuenta Gabriel–, que el Ministerio se iba a hacer cargo de la cobertura y alguna otra explicación de por qué hacen lo que hacen”.
¿Qué explicaciones dieron? Fake news. Para intentar justificar la decisión de avanzar con el cierre, en el comunicado el Ministerio aduce una “baja tasa” de internaciones –supuestamente, 19– cuando en verdad el Bonaparte se encuentra a tope de internaciones con 37 internados en tratamiento de alta complejidad.
Los números de la verdad: “Respecto a los números, el comunicado de Ministerio es una doble falacia. Una respecto al presupuesto asignado, y otra sobre los pacientes atendidos. Es una tasa rara, no se entiende a qué refiere: las estadísticas son abiertas y son continuamente revisadas por el Ministerio. Los números reales los tienen. Por Ley de Transparencia se sabe cuál es el presupuesto aprobado por este mismo Ministerio”, analiza sobre la jugada. Los supuestos 17 millones destinados al Hospital no serían tales.
¿Cuáles son los verdaderos números? Gabriel: “El número de pacientes en el cálculo que estamos manejando es de 25 mil consultas por año. Esto incluye a los 37 pacientes internados actualmente y una asistencia a la guardia que puede llegar a 7 estaciones diarias, ingresos que pueden llegar hasta 3.000 consultas al mes y 140 personas que retiran medicamentos por día. Y la asistencia en consultorios externos es enorme: hay alrededor de 30 profesionales y de agenda completa hay 300 pacientes diarios. Los números son infinitamente mayores a hablar de 19 personas”.
Hacé clic acá para seguir las redes que crearon las y los trabajadores para difundir el plan de lucha.
El desmantelamiento como política
La única política del Ministerio de Salud es el desmantelamiento. Al nulo manejo del brote histórico de dengue (así como su inacción ante el brote que viene) y por las denuncias a los recortes de medicamentos para pacientes oncológicos, ahora se suma esta decisión que deja a la deriva a los pacientes más vulnerables: aquellos con padecimientos de salud mental.
El Ministro de Salud, Mario Lugones, lleva apenas una semana en su puesto, tras la salida de Mario Russo (quien se fue aduciendo “razones personales”, aunque se supo que su eyección tuvo que ver con internas con Santiago Caputo, además de las inacciones expuestas arriba). Lugones debutó con la idea de cerrar el Bonaparte y también con la de pedirle la renuncia al Consejo de Administración del Hospital Garrahan, cuyos trabajadores se encuentran también en pie de lucha.
El Bonaparte ya venía siendo objeto de distintos tipos de recorte, al igual que otras instituciones de salud y del Estado en general. Entre otras cosas, las contrataciones pasaron a renovarse de manera anual a trimestralmente, lo cual provocó que hubiese la misma cantidad de renuncias que de cesanteos. En la última tanda de renovación se dieron de baja 32 contratos, es decir: el gobierno despidió a 32 personas.
Con menos profesionales en este nuevo trimestre, las paritarias del sector cerraron al 1% en el último mes: las más bajas de la historia. Así y todo, se mantenían las tareas y los puestos de trabajo, y por eso la decisión intempestiva de cerrarlo igualmente sorprende. Aunque la única política del Ministerio de Salud sea el desmantelamiento.
Otra alarma se encendió dos semanas atrás, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el traspaso de hospitales nacionales a las jurisdicciones locales. Al único Hospital que nombró fue al Bonaparte. Hortencia Cáceres, jefa de guardia, ex jefatura de consultorios externos, desde el 2016 en el Hospital, cuenta:“Dentro de los organismos descentralizados somos el más chico, pensamos que nos iban a traspasar a la Ciudad. No había ningún tipo de confirmación ni tampoco desde el Gobierno de la Ciudad sabían nada. Entonces lo que nosotros creemos es que la intención del cierre va en línea del desguace que se está haciendo desde el Estado y el Ministerio de Salud sea solo un rector y esté por fuera del presupuesto los descentralizados. El Bonaparte es el que menos presupuesto tiene, y empezar por acá es uno de los puntos más débiles: se está metiendo con la salud mental”.
Cómo trabaja el Bonaparte
Cuenta Hortencia sobre lo que está en juego: “Nosotros tenemos muchísima población que está en situación de calle y nosotros le brindamos la atención, es un grueso muy importante en nuestra población. Pero últimamente también estamos recibiendo también personas que no están pudiendo pagar la prepaga: a esas personas también las estamos absorbiendo nosotros”.
El cierre del Bonaparte no contempla un plan B: no es una reestructuración ni se plantearon instancias intermedias. “Es dejar a la deriva no solo a los 620 trabajadores que somos hoy en día sino también a los miles de pacientes que hacen tratamientos”, remata Hortencia.
Gabriel Hagman relata desde adentro: “Hay que entender que es muy difícil para la población a la que nosotros apuntamos acceder al sistema de salud. La problemáticas de salud mental es una problemática de lazos; son personas que están solas, con niveles altos de vulnerabilidad. Una gran parte son personas con consumo problemático. Lo que se ha construido en todo este tiempo es un hospital abierto, que rompe esas trabas de acceso, y acompaña: hay muchísimas personas y familias para las que el cierre significaría un impacto muy grande”.
El Bonaparte es un hospital modelo en el abordaje de la salud mental. Su universo implica el seguimiento de tratamientos de internación y ambulatorios, de consultorios externos, de hospital de día; los 365 días del año una guardia de lunes de 8 a 20 que atiende con demanda espontánea; y de 20 a 9 una guardia interdisciplinaria que sostiene la posibilidad que cualquier persona que llegue sea atendida o sea derivada.
Además: tiene equipos territoriales que hacen operativos; tiene una casa en el barrio Zavaleta con asistencia a familias; y hasta hace 3 meses también tenía una presencia diaria en Isla Maciel, cerrada tras la decisión de la gestión actual de eliminar el dispositivo y trasladar a los profesionales al Hospital. Esa población difícilmente viaje hoy de la Isla a la sede central.
¿Qué hay detrás de esta jugada perversa? Gabriel lo piensa en relación a otros momentos históricos con decisiones parecidas e intenta avizorar, en medio del shock, qué tipo de modelo insalubre se está planteando desde el gobierno nacional: “Hay un antecedente trunco respecto a la instauración de la cobertura universal de salud que fue muy resistida y que tiene que ver con pensar distinto cómo se financia la salud. Quieren correr al Estado como el prestador, el que genera equilibrio y equidad de que la salud sea pública, igualitaria y de calidad. Seguramente viene más por ahí: por el lado de las tercerizaciones y las privatizaciones encubiertas”.
La fortaleza de la lucha
Hortencia relata que las y los trabajadores se encuentran en “vigilia permanente”, haciendo actividades culturales en la puerta del Hospital, con permanencia adentro en turnos rotativos (el Bonaparte sigue atendiendo) hasta el día lunes en el que, en teoría, saldría el decreto. Ese día se convoca a una conferencia de prensa a las 11 horas en la puerta del edificio.
Hoy la calle de Combate de los Pozos sigue llena. De médicos, psiquiatras, psicólogos, licenciadas en educación, residentes, ex residentes, ex trabajadores de Hospital que sienten que el Bonaparte, por ser un hospital modelo, es un lugar de pertenencia. Eso, dice Hortencia, es una fortaleza en este proceso de lucha que parece recién comenzar: “Es un hospital modelo a nivel de cómo se aplica la Ley Nacional de Salud Mental. Por eso para nosotros es un orgullo enorme el Bonaparte y vamos a demostrar eso: lo mejor que tenemos es seguir organizados para evitar el cierre”.
Gabriel coincide: “Es difícil, es shockeante. Nos cuesta mucho asimilarlo y pensar cómo se puede seguir. Hay algo muy notorio que es el altísimo compromiso de los laburantes del Hospital con el proyecto de salud que representa. Eso se nota mucho y ha posibilitado sostener en instancias muy difíciles que el hospital siga existiendo. Tenemos muy claro por qué estamos acá y qué estamos haciendo. Está claro que se trata para todas y todos de nuestro trabajo, pero a la vez es el hecho de que uno tenga la convicción de que mucho de cada uno está puesto en ese trabajo. Tiene que ver con lo que uno cree, con el tipo de práctica, de garantizar el derecho, que hace que no sólo están tocando un hospital: nos están tocando a todos y a todas. Y eso me parece que es un poco lo que se reflejó ayer y hoy: no tardamos ni un minuto en generar una convocatoria que a la media hora teníamos miles de personas en la puerta de Hospital, con compañeros de otros hospitales, de otros sectores. Hay apoyo. La salud mental es algo importante, serio; nos damos cuenta que se están metiendo con algo muy sensible. El involucramiento personal que cada uno tiene con esto que hacemos es una fuerza que va a hacer que el costo que tengan que pagar será mucho más alto del que imaginaban”.
Nota
Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”
El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.
Por Bernardina Rosini
Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.
El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.
Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.
Periodismo en el banquillo
Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.
“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.
En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?
“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.
La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.
“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.
La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión
Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.
Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.
Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.
La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.
La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.
Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.
Gracias.
Nota
Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
Después de agradecer a la Gendarmería, “que nos facilitó las instalaciones” (ya que las audiencias se realizaron dentro de un Escuadrón de esa fuerza), la Justicia Federal condenó a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por una supuesta “usurpación” de hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Nahuel Huapi. La comunidad plantea que se trató de una recuperación que incluso fue homologada por el propio juez Hugo Greca que ahora firmó la condena (y agradeció a Gendarmería). La síntesis de la ausencia de justicia según una de las abogadas: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”. Pese a la condena, la prisión de las mujeres queda en suspenso. Lo que molesta en el sur, la postura de las condenadas y una causa armada que tiene en el medio otro crimen impune: el de Rafael Nahuel. La voz de una de las acusadas tras la sentencia: “Nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo”.
Por Francisco Pandolfi
Unos segundos antes del veredicto, se obsequiaron algunos agradecimientos, verbales y sin pudor.
“Primero a Gendarmería Nacional, que nos facilitó estas instalaciones. También al Comandante Principal García, jefe del escuadrón, y al Comandante Mayor Morales. Nos dieron comodidad, café, agua, nos mantuvieron bien”.
Ahora sí, después de las palabras de juez Hugo Greca (titular del Juzgado Federal de Coronel Roca), las condiciones parecían dadas para la lectura de una sentencia sobre un juicio exprés, que sólo tuvo tres audiencias. Exprés XXL. Exprés al cuadrado. Un juicio oral que arrancó el jueves pasado.
Que continuó el viernes y que finalizó hoy, con los últimos testimonios, los alegatos y con un fallo que se pronunció en un ámbito inapropiado: el escuadrón 34 de Gendarmería, en la ciudad rionegrina de Bariloche. Un salón que estuvo revestido para la ocasión: rodeado de un desmedido despliegue de efectivos de seguridad.
La causa (armada)
Este lunes se juzgó a siete integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, por la usurpación de un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en septiembre de 2017. Una rectificación a la palabra “usurpación” la hace la comunidad, porque plantea el quid de la cuestión: no lo llaman usurpación, sino recuperación. “Nos acusan de usurpar nuestro territorio”. Y explican: “Fue parte de una reivindicación ancestral con el objetivo principal de estar en el territorio donde está nuestro Rewe (sitio sagrado de conexión con otras energías) en donde la Machi (guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche), se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu”.
En ese proceso de recuperación, el 25 de noviembre de 2017 fue asesinado uno de los integrantes de la comunidad: Rafael Nahuel recibió un disparo por la espalda, del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión.
Antes de comenzar el juicio, desde la defensa que llevó adelante la Gremial de Abogados y Abogadas, habían anticipado: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. La presunción tenía un basamento evidente: la causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional al erradicar un pacto preexistente que reconocía al Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca –el mismo que hoy dictó el veredicto– había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
El fallo
En los alegatos, desde la Gremial exigieron la absolución, apoyándose en los tratados internacionales y las leyes nacionales que amparan los derechos mapuche. Y expresaron que el juez tenía “la oportunidad de aportar al proceso histórico”, así como abonar a “una solución dialogada y pacífica. Si hay condena, el conflicto territorial y de cosmovisión va a seguir”.
Sin embargo, luego de los agradecimientos a Gendarmería se escuchó “la condena de dos años de prisión cuya ejecución se dejará en suspenso” a Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan y Gonzalo Fabián Coña, por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de usurpación.
La farsa actual
Gustavo Franquet es uno de los abogados defensores. Desde Bariloche le dice a lavaca: “Esta condena compromete internacionalmente al Estado, por violar todo tipo de tratados y convenciones nacionales e internacionales, inclusive la Constitución Nacional. Que los condenen por usurpación es negar su realidad de pueblo originario, es negar su propia existencia, es negar sus derechos particulares. Con esta resolución se ponen del lado colonialista, así que por supuesto que vamos a apelar, y si es necesario iremos hasta la Corte Suprema”.
Una de sus compañeras, Laura Taffetani, agrega sobre la resolución del juez Hugo Greca: “El juicio fue una farsa y forma parte de esta nueva versión de la Campaña del Desierto que venimos denunciando hace años. En las audiencias quedó claro el desequilibrio que hubo entre la querella de Parques Nacionales y la Fiscalía en comparación a nosotros. Todo lo que pidieron ellos fue todo lo que el juez condenó, excepto el tema del Rewe. El fiscal había pedido que los miembros de la comunidad no pudieran ir al lugar sagrado, y eso el juez no lo aceptó”.
En relación a lo que muestra la condena: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”.
Después de la sentencia, en la puerta del cuartel de Gendarmería se improvisó una ronda donde hablaron las mujeres mapuche, en medio de un viento bien patagónico –de esos que no entienden de primaveras: “Aunque nos hayan condenado en suspenso, esta lucha no se termina acá, hay que seguir por el Rewe, por todos nosotros y por nuestros pichis (pequeños)”, dice María Nahuel. La Machi Betiana Colhuan Nahuel –que era una de las acusadas pero en la primera audiencia fue absuelta porque era menor en 2017–, continúa, con énfasis: “Esta lucha viene de nuestros ancestros y la continuaremos. No nos vamos a rendir, seguiremos firmes hasta que dejemos esta tierra. Otras comunidades se levantarán y vamos a resistir desde los distintos territorios”.
Romina Rosas fue la última en tomar la voz y en dar su propia sentencia: “No tenemos que bajar los brazos pese a que el winka (blanco invasor) nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo, con nuestra verdad y con nuestras palabras”.
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