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Las 4 fantásticas: compañía teatral Piel de Lava

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Cuatro actrices, directoras y dramaturgas. Una retrospectiva de sus quince años, más una obra nueva sobre machismo y extractivismo. Un cuerpo colectivo que capta la sensibilidad de una época. Trayectoria y futuro del nuevo teatro argentino. Esta nota fue publicada en la edición 122 de MU. ▶ LUCÍA AÍTA

“Entrar en silencio: ensayo”, indica un cartel en una puerta del Teatro Sarmiento. Al entrar vemos un pasillo oscuro. El objetivo es llegar a la sala en la que el grupo teatral Piel de Lava se entrena con una misión maratónica: hacer una retrospectiva de todas sus obras, y producir una nueva creación.
Un sonido funciona como guía para llegar a destino. No es el canto de las sirenas que prometen las leyendas, pero es igual de bello: se escucha fuerte y claro que cuatro mujeres se ríen a carcajadas.
Caminamos, entonces, hacia las risotadas. Bingo.
Cuatro mujeres charlan y toman café mientras leen guiones. Son Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa, actrices, directoras y dramaturgas. Las cuatro se miran actuar unas a otras, dan indicaciones y se dan aliento mientras usan el nombre de sus personajes como si fueran personas reales. Transforman una sala del teatro oficial en una fábrica de arte que funciona durante más de seis horas seguidas de forma ininterrumpida. Y al mismo tiempo, se comportan como si estuvieran en una reunión en el living de una casa.
Las Piel de Lava no son sirenas pero sí una leyenda. Cualquiera que hable de investigación grupal las tiene como referencia. ¿Por qué? Porque no existen experiencias que se les parezcan en su particular forma de trabajar, producir, dirigir y escribir obras teatrales. Ni con tanta trayectoria, ni con tanto futuro. Las Piel de Lava no son sirenas: son obreras de la actuación. Y el detrás de escena de cualquiera de sus obras es, en sí, un espectáculo.
¿Cuáles son las particularidades de esta leyenda? Piel de Lava es un equipo de creación formado y comandado por mujeres. Son conocidas por ser fieles a la sensibilidad con la que sus cuerpos leen la época y por la forma en la que logran una voz colectiva de escritura.
El tiempo no para
Piel de lava comenzó en 2003 y lleva realizadas cuatro obras, una película y un libro que compila esa escritura grupal. El festejo de los quince años juntas tiene un fixture heroico:

  • Realizar nuevamente sus cuatro obras: Neblina, Colores Verdaderos, Tren y Museo.
  • Dictar un workshop de ocho clases en creación grupal.
  • Estrenar una obra nueva, que ya tiene nombre: Petróleo.

Durante esos días las actrices serán oficinistas, terroristas infiltradas en una banda pop, o mujeres que van a un congreso religioso. Las Piel de Lava dicen que hacer una retrospectiva implica revisitar muchos materiales que fueron producidos cuando tenían otros cuerpos y otras cabezas. “Esto nos llevó a hacernos muchas preguntas sobre qué había que recuperar, qué cambiaba con el tiempo y qué nos motivaba de volver a hacer estas obras”, dice Laura Paredes. “Cada obra habló de lo que queríamos hablar en ese momento y ahora pensamos cómo volver a hacernos esas preguntas hoy. Cómo hacer de nuevo esas obras sin forzar el papel carbónico porque hay otro peso y otra voz en cada una”, suma Pilar Gamboa.
No es la primera vez que este grupo de mujeres reflexiona sobre el paso del tiempo. Pilar, Valeria, Elisa y Laura son las protagonistas de la película La Flor dirigida por Mariano Llinás, un monstruo de experimentación cinematográfica que dura 15 horas y llevó 7 años de rodaje. En La Flor uno de los temas centrales es el registro del proceso del paso del tiempo en el cuerpo de estas cuatro actrices, mientras ellas actúan cinco historias en las que interpretan los roles más variados.
Con respecto a esos cambios, Elisa habla del paso del tiempo como un valor positivo: “Es buenísimo tener veinticinco años pero también está bueno que haya pasado todo lo que vivimos en el medio. Es algo bueno ser joven pero también es buena la experiencia acumulada, y hay que saberla valorar”. Las Piel de Lava reflejan así algo que las mujeres tenemos poco permitido: vivir el paso del tiempo con alivio. “El sistema pide que tapes el paso del tiempo, las arrugas, las ojeras. Y que si sos madre no puedas volver a trabajar. Nuestra forma de producir, en cambio, nos permite no maquillar el paso del tiempo y poder trabajar siendo madre. Mostrarlo ya es dar el mensaje de que nosotras lo estamos haciendo y se puede. Ni siquiera es un gesto apropósito: nos sale así”, dice Valeria, una de las tres del grupo que actualmente están en plena crianza de niñxs pequeñxs.
Las Piel de Lava suman la reflexión temporal al contexto de la marea feminista: no toda empezó hoy y con nosotras. “Los resultados de la lucha feminista empiezan a verse después de años de lucha. Piel de lava es eso: surgen estos resultados y esta forma de trabajo después de años de trabajar juntas. No es de un día para el otro”, dice Pilar.
Es entonces cuando, en pleno contexto de paro internacional y feminismo movilizado, las Piel de Lava le dieron la vuelta y agregaron un nuevo desafío: actuar de hombres.
Machos petroleros                        
“Vamos a ser hombres”, avisa Laura y lo explica en la pregunta de la nueva obra: cómo son cuatro hombres en la Patagonia trabajando en la industria del petróleo. Laura: “Nos pone muy en jaque buscar esos hombres. Lo primero que aparece a deconstruir es el imaginario que tenemos como masculino porque a veces está más cercano de lo que una cree, en una misma. Tiene que ver con ciertos usos del espacio, de la voz. O, por ejemplo, hasta sentarse más cómoda en la silla”.
Elisa: “Lo de travestirnos nos permite investigar el género desde lo físico. Pero las obras siempre cruzaron estos temas porque somos mujeres. Es nuestro cuerpo y nuestra historia lo que se pone en juego al investigar”. Laura agrega: “Todo el trabajo nos tira metáforas tremendas de las que no éramos ni conscientes y que empezaron a aparecer. Como la imagen de algo que perfora la tierra y la hace mierda. Como un sistema que ya fue y que está cayendo”.
Pilar cuenta que para ella es muy interesante permitirse esas preguntas para las que no tenemos respuestas aún. Laura: “Hay que pensar muy bien a partir de este nuevo paradigma cómo no volverse didácticas. Cómo abordamos esto que es nuevo sin generar una nueva moral y sin decirle al público lo que quiere escuchar”.
Es esa búsqueda genuina y grupal la que las llevó a investigar sobre lo más profundo del sistema, que plantean que está muriendo: machismo y extractivismo.
Humor, ansiedad, seriedad
Nos hicieron tantas veces la pregunta: “¿Entre mujeres y siguen juntas?”, dice Valeria con voz de hartazgo cuando se toca el tema de la obra. Y se autoresponde: “Sí, mujeres que trabajan juntas es una fiesta. Es al revés: porque es entre mujeres es que estamos juntas. Y justamente el feminismo es poder sostener esto entre mujeres cuando la vida te pide que te ocupes de tantas otras cosas. Hay que ponerle siempre el valor a tu grupo”. Pilar suma casi a coro: “El mundo te pide que compitas y te pelees, quiere batalla, por eso se sorprenden con la continuidad”.
Cuando tienen que definir cómo funciona el grupo, las Piel de Lava dicen que su motor es la risa y el disfrute que sienten cuando están juntas. “Las ideas al principio surgen por una cuestión lúdica. En el fondo, si nos cargamos de risa es que funciona. En el mejor sentido, el humor es una característica del grupo”, dice Elisa. Pilar acota: “Es lo que nos dice que estamos vivas. Es la nafta. Puede sonar naif pero el motor sigue siendo la carcajada que nos causa la pavada de la otra”.
Valeria: “Se puede entrenar cómo acomodar la pasión entre las cuatro. La pasión tiene que estar”. Laura suma: “Nosotras hacemos teatro porque es el lugar de goce y de disfrute. Aunque eso sea después lo más serio de mi vida. A otros grupos puede ser que los una otra sensibilidad. Es encontrar qué instrumentos toca cada grupo. Eso sí se entrena: es aprender a ver qué agudezas encontrás en las formas de relacionarte”.
Elisa cuenta que otra pregunta que les hacen mucho y les resulta rara es: “¿Quién dirige o quién escribe de verdad?” Y levanta la voz de verdad. “Lo plantean como si la idea de la grupalidad no funcionara o fuera una farsa. Como si en realidad hubiera alguien que toma las decisiones y se oculta. La idea en el workshop es compartir un poco algo de la anarquía que somos, que la vean en acción”. El resto señala que también ven como algo muy machista y retrógrado la idea de que sí o sí tiene que haber alguien que ponga orden. “Hay un erotismo repartido. Se reparte todo el tiempo ese deseo cuando no hay uno que toma las decisiones. Es aprender a ver que la respuesta casi siempre está en el medio entre lo que dice cada una. Nadie gana. Lo que gana es el resultado del trabajo en sí mismo”, dice Pilar.
Un ensayo de Piel de Lava es ver en seguida que se toman esa anarquía muy enserio. Por momentos son cinco personas hablando a la vez. Por momentos circula la dirección y todo se discute en rondas que parecen asambleas. “No hay jerarquías. Es cierto que se tarda más. Pero por ahí haya que tardar más en todo”, dice Elisa y vuelve a una concepción del tiempo distinta a la de las corridas actuales. Valeria remata: “Juntarse y hacer cosas es la única que nos queda. No hay otra salida”.

Las 4 fantásticas: compañía teatral Piel de Lava

Foto: Martina Perosa

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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