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Las Ramponi: el folklore del humor

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El humor inocente, el comentario travieso, las historias de la gente de su pequeña ciudad, sus propias historias de amores contrariados, todo conspira para que la sonrisa mute en carcajada con el show de Las Ramponi. Humor, sanguches de mortadela y canciones para reírse a pesar de todo. Todos los viernes de junio a las 20 en el Camarín de las Musas, y los sábados de julio a las 21.

Las Ramponi: el folklore del humor

Foto: Lina Etchesuri


En un escenario adornado con banderines y lucecitas de colores hay cuatro mujeres con faldas largas, ponchos, gorros coyas y una de ellas -la figura destacada-  luce prolijas trenzas negras que casi le llegan a la cintura. A simple vista se puede deducir que provienen del Norte argentino. Luego sabremos que son oriundas de Añatuya, Santiago del Estero, y que el intendente, presente en la sala, colaboró con los pasajes para que pudieran llegar a la gran ciudad. La estrella de la noche es Miriam Cardozo, una joven que dejó su ciudad natal y llegó con su “mochila cargada de sueños” -así lo recuerda emocionada-, para conquistar la Capital.
Miriam se brinda con entusiasmo a su público, entona un repertorio que incluye zambas, chacareras y gato y presume de su talento para el arte del canto. Está acompañada por dos músicas, “la Norma” y “la Mónica”, que tocan guitarra, bombo y flauta. Ellas son las Golondrinas del Monte. Tienen una asistente, “la Evangelin”, prima de Norma, quien recibe al público, pasa la contraseña del wifi, entrega números para el sorteo de distinguidos premios y tiene la tarea de amenizar la velada con el reparto de sandwichs de pan francés y mortadela. Los vegetarianos no quedan excluidos: hay un menú especial de chizitos. Un pingüino blanco con vino tinto recorre las mesas y descomprime las individualidades. A esa altura todos nos sentimos como en casa.
Show musical de Miriam, folclore y hasta flamenco y rap, invitados especiales, relatos de historias de pasión y locura, chistes de las Golondrinas, la varieté recorre momentos de dramatismo, ternura y picardía, la risa estalla y Las Ramponi ya se ganaron nuestro corazón.
Las Ramponi: el folklore del humor

Foto: Lina Etchesuri


Este cuarteto femenino arrancó en 2011 con dos de las actuales integrantes, Fiorella Cominetti y Clara Maydana. Con su show Cuando ya no importe, participaron de varietés hasta que  por sugerencia de una amiga convocaron a Carolina Ferrer para el rol de cantante.  Al regreso  de un viaje a Europa que se había ganado, Carolina aprendió las canciones y sin ensayo interpretó a Miriam Cardozo en una función en el Ecunhi. Con aires de diva, exhibe orgullosa su saco de leopardo y pide ginebra con Manaos cuando se retira al camarín; expresa su recelo cuando sube al escenario la cantante invitada, que varía en cada función. «Cantá más bajito que este es mi show», le dice a Micaela Farías Gómez.
La última incorporación fue Julieta Filipini: necesitaban alguien que oficiara de asistente para repartir panchos y rifas, aunque no sólo esa es su intervención en la obra sino que también demuestra sus cualidades artísticas. Toca el bombo, la flauta y rapea con “la Mónica”.
Las Ramponi: el folklore del humor

Foto: Lina Etchesuri


“Queremos hacer hincapié en lo festivo. ¡Venite a la peña a tomar un vino. Si es una primera cita de Happen o Tinder es ideal. ¿Estás  medio deprimido? Andá a ver a Las Ramponi. Si es tu cumpleaños, andá a festejar con Las Ramponi. Si te separaste, anda a ver a Las Ramponi!”, alientan la cuatro. Fiorella: “Para nosotras este espectáculo es la mejor versión que hemos hecho, podría mejorar, podríamos sumarle un montón de cosas pero tenemos ganas de que ese material repose y poder generar algo nuevo como grupo”. Clara: “Con Fiore teníamos esa idea de que sea una peña, un show donde haya una figura del folclore muy reconocida, que en realidad no la conoce nadie, pero ella cree que sí. Se fue armando con el correr de las funciones y con el público”.
El humor inocente, el comentario travieso que las hace sonrojar, las historias de la gente de su pequeña ciudad, sus propias historias de amores contrariados, conspiran para que la sonrisa mute en carcajada. De las cuatro, Julieta es la única porteña, Clara nació en Chajarí, Entre Ríos, Fiorella en de la periferia de Santiago de Chile y Carolina en José Mármol, conurbano bonaerense. Ese mundo de la infancia alejado del vértigo de las grandes  ciudades, con anécdotas de pueblo y vecinos que prestan el teléfono, aparece en el show.  Clara: “Son cosas que pasan en lugares más chicos, la realidad lo supera siempre y es mucho más graciosa de lo que a una se le pueda ocurrir. Somos un poco chicas de pueblo.” Caro: “En mi caso, cuando era chica, los fines de semana eran para ir a pescar. Estamos atravesadas por eso”.  La ingenuidad de los personajes es una virtud que destaca Fiorella: “Estos personajes van para adelante con todo, no les importa nada. No tienen los prejuicios del buen comportamiento, se  conectan con su deseo, si le dan ganas o no le dan ganas”.
Las cuatro Ramponi son actrices, directoras, dramaturgas, productoras y músicas del show que fueron consolidando en estos años de trabajo juntas. Eligieron ese apellido porque suena a familia y eso las entusiasma y las inspira a la hora de darle forma a su creación. Simpatizan con lo trash, admiran la impronta de Alejandro Urdapilleta, Humberto Tortonese, las Gambas al ajillo y les gusta la técnica de improvisación. Si bien no es una obra improvisada, la propuesta del grupo y el espacio descontracturado dan lugar a que surjan situaciones a las que cada personaje le saca el jugo.  Fiorella: “Hay mucha confianza entre nosotras en el momento de actuar, nos reímos mucho atrás del escenario, nos tentamos de lo que dice la otra, lo pasamos muy bien. En la primera temporada de esta formación hicimos dos o tres meses sin estructura, cada función era probar una diferente hasta que llegamos a la actual”.
Las Ramponi: el folklore del humor

Foto: Lina Etchesuri


Una de las claves que ponen en práctica para trabajar en armonía es hacerlo sin secretos. Plantear dudas y evaluar juntas los problemas, entender que si surgen discusiones es por estar atentas al trabajo grupal, les permite superar los roces personales. “Es una familia elegida, te muestro lo peor de mí, pero seguimos acá, es un aprendizaje fundamental. Le escapamos al ‘yo me sentí’,  esto es trabajo, estamos hablando de eso, nos tomamos en serio lo que hacemos y no nos vamos por la tangente con pavadas. Si hay algún problema nos tomamos un vino y lo charlamos”, cuenta Clara.
Julieta es actriz, estudió guitarra, canto, danza contact, trapecio y yoga. Carolina forma parte de una familia de músicos, es actriz, toca el bajo, canta desde chica y cuando fue convocada para interpretar a Miriam Cardozo comenzó a formarse más como cantante. Clara arrancó al mismo tiempo con el teatro y la guitarra, toca charango, forma parte de un dúo de chamamé, es clown, fanática de los festivales de Cosquín y se siente cómoda componiendo y haciendo humor con la guitarra. Fiorella estudió teatro en Chile, Artes combinadas en la UBA, toca la flauta traversa en una big band, da clases de flamenco y en algún momento estuvo a punto de iniciar un profesorado de matemática. La impunidad que le da el personaje de Mónica  le permite acercarse a chicos del público y en alguna oportunidad pidió el teléfono. “Si fuera así la vida, qué lindo que sería, los personajes nos habilitan y el otro también se descoloca. Queremos algo y vamos para adelante, no somos débiles. En lo personal me hace bien encarnar este personaje, me siento más desenvuelta para encarar hombres, voy y veo si funciona y si no, a otra cosa. Hay que romper con las etiquetas de la puta, la fácil. Yo tengo referentes de mujeres fuertes que viven en el campo y pienso en todas esas mujeres, en vivir liviana y no enroscarse”.
Las Ramponi: el folklore del humor

Foto: Lina Etchesuri


Si bien asumen que es difícil consolidar un grupo de artistas independientes y mantenerlo en el tiempo sin apoyo estatal, agradecen no tener jefes y hacer lo que las hace felices.
Compusieron juntas el tema de la amistad, “Aire de gato” que cantan en la despedida del show.  Clara propuso los acordes y sobre esa base debatieron la letra. ¿Qué no puede faltar en un día compartido con amigas? Alegría, música y farra que desparraman el alma, tirar piedras en el río, robar mandarinas, comer locro, jugar al truco y tomar mate, “embarradas, re mamadas, volvemos a la madrugada”.  Compañeras de trabajo, amigas, cómplices arriba y abajo del escenario, Las Ramponi proponen celebrar el gozo de juntarse y compartir lo cotidiano. Con un vino y un abrazo, como dice la canción, nos invitan al paraíso. Buen plan.

Camarín de las Musas
Mario Bravo 960, CABA
Viernes a las 20 hs durante junio.
en julio, los sábados a las 21.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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