Nota
Lo que hay para ver: tres obras de mil y una

El clásico de la literatura “Las mil y una noches” como interpelación a los feminismos y sus luchas de hoy. La doma de un caballo como la representación de una relación amorosa. La pesca como metáfora del deseo de maternar. El teatro apela a distintas imágenes y descripciones poéticas para poner en escena lo urgente y propone diversas formas de abordar la época y su devenir. Tres obras para revisar ideas y conceptos, para escarbar y clasificar lo que surge del mandato y lo que nace del propio deseo.
¿Una y mil?
La creatividad como recurso ante el peligro. El relato de la maravilla florecida de su imaginación, salvó a Scherezade. Y no solo a ella. El sultán mataba una mujer por día con la excusa de que su esposa lo había engañado y ese sería el destino de Scherezade si no se le hubiera ocurrido apelar al encanto de la palabra. “Las mil y una noches” es el clásico de la literatura que sirvió de punta de ovillo para tejer un entramado de historias. Doce. ¿Cómo es ser Scherezade hoy? ¿Qué tenemos para contar para salvar y salvarnos?

De burka y túnica negra, se acercan a paso lento, se escuchan algunos murmullos. La caminata termina, se descubren los rostros y todo cambia en la escena. Como si se abriera la puerta del living de una casa, son doce quienes nos reciben y se van dando a conocer. Ser gorda, ser puta, ser trava, ser marrona, ser persona con VIH. No hay ficción en las historias. “Esto no es una obra. Tampoco es un ensayo”, dice el programa y así se siente. Lxs doce, como Scherezade, también utilizan un recurso creativo que las salva: el humor. Con matices de ironía y la frescura de lo auténtico, una brisa que entusiasma y alivia .
La obra surgió de una invitación de la realizadora audiovisual Ana Bovino en vistas a su proyecto documental “Las noches”. La dramaturga y directora Jimena del Pozo Peñalva tomó el desafío y junto al actor y dramaturgo Sebastián Suñé, trabajaron en la obra, que fue coproducida por el Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires (FIBA) y el Centro Cultural San Martín. “No sabÍamos qué queriamos contar —recalca Jimena— teníamos la premisa de esta reversión del cuento de ´Las mil y una noches´ y la idea de que todas pudiesen ser Scherezade. Era lo único que teníamos claro cuando empezamos los ensayos y a partir de diferentes ejercicios que hicimos con ellas, empezóhg a salir un poco de sus historias y el eje central con el que trabajamos fue el humor”.
La elección fue mediante un casting. De lxs doce, cinco son actrices de profesión. “El resto son personas que no habían pisado un escenario o lo habían pisado desde otro lugar. A todas les hicimos el mismo casting, era una charla donde le preguntábamos sobre el cuento, su militancia, su vida, no tenían que actuar, ni siquiera las actrices, fue para todas de la misma manera”, refiere Jimena. Atiana Ramoa, Camila Peralta, Cecilia “Fabu” Rodríguez, Karina Hernández, La Pichi, Lucía Adúriz, Nashy-Nashai, Nicole Vázquez, Nina Brugo, Rebe, Sabrina Lara y Sara Córdoba son Scherezade y son ellxs mismxs. Risas, reflexión, emoción, el feminismo repleto de preguntas. En una charla con el “alter ego de la directora”, Nina Brugo —militante feminista, una de las fundadoras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito— hace un conmovedor relato de vida. Y así lo es cada unx de estas historias, que son una, son doce y son mil.
Centro Cultural San Martín, Corrientes 1551, CABA
Miércoles y viernes a las 20.30 hs hasta el 27 de mayo
@elculturalsanmartin @jimedelpozo @sentimeuntema @karinitahache @camilasicamila @doris._doris._doris @nicolevazquezok @soy_rebebe @3rr0r_0a @sabrinalaraok @nashy_nashai @la.pichi_ @fabu.rock @luaduriz
Pura Sangre – el amor es un monstruo
Hablar de amor es una tarea tan compleja como fascinante. ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Pura Sangre propone un paralelismo entre las relaciones amorosas y la doma de un caballo y esta metáfora abre camino a múltiples interrogantes, cuestionamientos y reflexiones. ¿Cómo amamos cuando amamos? Un purasangre está concebido y entrenado para la excelencia. ¿Ponemos esa misma expectativa en una relación?¿Hay que estar siempre en carrera? ¿Qué elegimos cuando elegimos amar?

La actriz y bailarina Griselda Siciliani apostó a un espectáculo propio y convocó a la actriz Jorgelina Aruzzi y al actor, bailarín y coreógrafo Carlos Casella para conspirar juntos. El proceso de creación de la obra fue de “sangre caliente”. Carlos lo define como “alucinante y vertiginoso, de mucha energía y creatividad. A tres voces con un solo pensamiento”. Los ejes sobre los que trabajaron fueron el amor, el desamor, el amor romántico, la idea fallida de qué es la felicidad. Jorgelina: “Queríamos mostrar el desamor en el amor, ese fue el leit motiv, la obra abarca desde amores no correspondidos a un matrimonio aburrido, creo que todas las personas se sienten reflejadas con la obra porque todos tenemos una oscuridad no resuelta con respecto al amor y al desamor”.
Jorgelina resalta la funcionalidad de “un cerebro creativo muy empático entre los tres” y esa sincronía jugó a favor de la obra: “Nos juntamos muchas veces para hablar sobre lo que queríamos contar. Llegamos al acuerdo de hablar sobre esta similitud, este paralelismo de la doma de un caballo, de un purasangre y el amor. Cómo el amor está atravesado por un sistema que somos nosotros ¿por qué amamos de determinada manera? Al ser amigos y haber hablado mucho del amor antes de la obra, coincídiamos en lo que queríamos y con eso trabajé los textos y la estructura de la obra”.
Eddy García, Rakhal Herrero, Juan Cruz Martínez Mosquera, Hervé Segata y Nicolás Tadioli son los actores y bailarines. “Los elegimos por singularidades de cada uno —afirma Carlos—Queríamos un equipo heterogéneo, múltiple, que fueran todos diferentes entre sí, diversos”. Con sus intervenciones aportan los condimentos necesarios para darle sabor a la propuesta vital y sensible de Griselda. Pura sangre expone un dinamismo que eleva los sentidos, la potencia de la impronta animal actúa como un eficaz conector de historias del des-amor. Un caballo blanco suele ser el que trae al príncipe en los cuentos clásicos pero este relato, sin princesas ni domadores, invita a apreciar la belleza de un caballo sin riendas, sin monturas y sin domesticar.
Teatro Multitabarís, Corrientes 831, CABA
Miércoles, jueves, viernes, 21 hs. Sábado a las 20 y a las 22 hs. Domingo a las 20.30 hs @purasangre.teatro @griseldasiciliani @carlitoscasella @aruzzireal @eddygarcia___ @herve_segata @nicolastadioli @rakhalherrero @_juancruz.mm
Maternika
“Estamos hechas de tiempo”. Marta y Marisa escuchan a Victoria. Recién llega y parece contar con más información. Sobre una construcción de madera, empuñan sus cañas de pescar con todo tipo de anzuelos, carnadas y maniobras —especialmente Marta— para obtener lo que tanto ansian. Esperanza, nerviosismo, decepción, desesperación. Volver a intentar. Cada una irá descubriendo los motivos por los que están allí, si es por el propio anhelo, pór mandato o presión. La pesca, la espera, funcionan como una alegoría de la maternidad y ellas serán las que pasarán su deseo por el tamiz de lo genuino.

La actriz Andrea Villamayor tenía ganas de actuar y el impulso la llevó a concebir la idea de una obra que hablara de las nuevas formas de la maternidad: “Es un tema que siempre estuvo presente en mi vida. Quería hablar del tema en el escenario desde el humor, desde la metáfora, fuera de la literalidad. La obra es una metáfora, trata de tres mujeres que pescan en un río seco”. Maternika es una obra colectiva, que fue surgiendo de la investigación, la improvisación y el juego. “Explorar, bucear el mundo de la maternidad, incluso otras formas de maternar, sobre el deseo o el no deseo, sobre los mandatos que tenemos las mujeres en este sentido. Aunque ahora eso está cambiando. Contar sobre todo el desarrollo que viene realizando la ciencia y la tecnología en este tema y se siguen investigando nuevas técnicas”.
La directora Sandra Franzen fue convocada por Andrea para escribir la obra. Sandra consideró la temática, que le pareció profunda y desafiante y ofreció la dirección. La obra fue consolidándose en un proceso creativo grupal en el que trabajaron diferentes aspectos de la maternidad. Sandra: “Maternika habla de cuando se desea y cuando no se desea ser madre. Está la mujer que hace todo sobre su cuerpo, espiritu y mente y estamos aquellas que decidimos no tener hijos porque no estamos atravesadas por ese deseo. También refiere a la red de amistad y de contención que se teje entre las mujeres cuando nos juntamos para determinadas cosas, en este caso para la maternidad”.
Andrea Villamayor, Susana Cart y Agustina Cerviño le ponen el cuerpo a las “pescadoras” Marta, Victoria y Marisa. El deseo ferviente de ser madre, la incertidumbre por no saber si es un deseo propio o impuesto y la decisión de ayudar a su hija a cumplir su sueño de ser madre conviven en tres historias de búsqueda interior y acompañamiento en la adversidad. La cantante Florencia Albarracín aporta los sonidos de la obra y con su acordeón y su voz suma la música en vivo. “Con Sandra trabajamos hace varios años. Hice la dramaturgia de muchas de sus obras de teatro. Ella me transmite sus ideas y yo trato de bajarlas al terreno musical”. Flor había trabajado con Sandra en el Teatro Nacional Cervantes en el ciclo “Nuesto teatro”, transmitido por streaming durante la cuarentena. “Función a función van mutando y madurando cosas. Hacer la música en vivo de una obra de teatro es entender que hay un
proceso también que tiene que ver con la maduración propia de cualquier obra de teatro y la música está incluida en ese aspecto, se va reformando, va mutando”. Maternika ofrece emoción y reflexión. El río de piedras parece estar carente de agua. Hasta que el oleaje se haga presente, cada una verá si se zambulle en el abrazo húmedo o se sienta a contemplar el vaivén desde la orilla. Las decisiones también están hechas de tiempo.
Teatro Anfitrión, Venezuela 3340, CABA
Sábados 22 hs, hasta el 11 de junio
@teatroanfitrión @maternikaobra @andrea_villamayor22 @franzensandra @agustina.cervino @cartsusana @soyfloralbarracin
Nota
Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
Nota
Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
- Revista MuHace 4 semanas
Mu 202: Abuela coraje
- Derechos HumanosHace 3 semanas
40 años del Juicio a las Juntas: ¿qué significa hoy?
- Mu199Hace 4 semanas
Juan Monteverde: recuerdos del futuro
- ActualidadHace 3 semanas
Un legado del Papa Francisco: nuestra casa, el planeta
- NotaHace 4 días
Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld