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Más periodismo sin patrón: El Ciudadano cooperativo

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Vivieron 18 años con distintos dueños, soportaron múltiples cierres, padecieron despidos y vieron pasar a un empresario de medios, a un presidente de un club de fútbol y a Cristobal López. Hoy, 68 trabajadoras y trabajadores del segundo diario de Rosario decidieron editar el periódico de forma autogestiva, sin patrón, apostando a una cooperativa. Los desafíos, el debate sindical y un interrogante político: cómo humanizar el periodismo.
Una nueva entrada apareció el 28 de octubre en la página web del diario El Ciudadano, de Rosario, titulada “Desde hoy caminamos solos”, y empezaba textualmente así:
“No nos rendimos. ¿Sería exagerado decir que El Ciudadano consiguió volverse un ave Fénix? Creemos que no, porque cuando todo se complota para impedir el oxígeno que respira el cuerpo vivo del diario, la acción crucial que nos mueve a comunicar e informar para que se efectivice el bien fundamental de toda sociedad democrática, el derecho a la libertad de expresión, hay un soplo nuevo que levanta los ánimos y el horizonte se tiñe de una sola certeza: tenemos que continuar, la nuestra es otra voz necesaria para que la pluralidad informativa no sea una manifestación de deseo sino una realidad necesaria”.
El texto es la poética con la que 68 trabajadores y trabajadoras informaron quizá una de las noticias más importantes de sus vidas, que los tiene como título, bajada y cuerpo: el sábado 30 de octubre salieron a la calle con su primera edición autogestiva, sin patrón, y hoy están en trámite para su conformación en cooperativa. “Quisimos que ese número tuviera una marca de cambio y hoy seguimos debatiendo cómo redefinir la línea editorial”, dice a lavaca Daniel Schreiner, redactor de policiales. “Acá había un disciplinamiento que generaba el tema de la plata, y eso pesaba sobre lo que salía o no. Hoy nos estamos dando un debate un poco más rico, sin apurarnos, pero apostando a hacer un laburo digno”.

Tomala vos, dámela a mí

El Ciudadano fue fundado el 7 de octubre de 1998 por el empresario de medios Orlando Vignatti, que había sido parte del directorio del Banco Provincial de Santa Fe. Schneiner dice que por esa época la ciudad contaba sólo con La Capital y Rosario/12. “Fue una inversión importante porque salió a competir: llegó a vender 17 mil ejemplares, pero terminó fusionándose con La Capital (propiedad de Daniel Vila y José Luis Manzano) y con el despido de 100 personas. El diario abrió un mes después con un tono más amarillo, cercano a Crónica y Diario Popular, hasta el 2001”. Los conflictos laborales se transformaron en movilizaciones, concentraciones, negociaciones y hasta la toma de la Secretaría de Trabajo de Rosario.
Luego, el diario fue comprado y gerenciado por Eduardo J. López, quien fue presidente de Newell`s Old Boys desde 1994 a 2008, sin llamar a elecciones durante 14 años. La caída en el club significó también la caída del diario, que cerró sus persianas sin conocimiento de los trabajadores. “Quedamos en la calle. En ese período sólo nos bancó el Sindicato de Prensa de Rosario, que nos prestó el edificio. En 2009 reaparece Vignatti y retomó a 65 trabajadores. Así transitamos los últimos 7 años, hasta que Vignatti vendió Ámbito Financiero a Cristóbal López y, en el medio de ese negocio, metió El Ciudadano”.

Colchón cooperativo

Llegaron promesas de bonanzas, saldar las deudas atrasadas y un horizonte que nunca se cumplió. “Por primera vez en mucho tiempo vamos a poder respirar”, comenta Schneiner que era el comentario de pasillo en la redacción, pero López fue procesado y la Justicia le trabó un embargo por 8 mil millones de pesos. Así llegan hasta el presente, que no es el final. “Negociamos un acuerdo indemnizatorio con Indalo que ya fue firmado, y en medio de esa paz, mientras cumpla con todo lo que tiene que pagar, decidimos transitar esta nueva etapa”.
Juan Pablo Sarkissian, de la sección política y económica del diario, también secretario de Interior del Sindicato: “La ventaja es que, a diferencia de otros cierres y experiencias, este llega con plata en el bolsillo. Sabíamos que teníamos un espacio, y eso se habló en asamblea, donde nadie iba a poner un peso ni tocar su indemnización para otros fines, pero al mismo tiempo durante ese período no íbamos a recibir nada. Todo lo que empezamos a producir de acá hasta marzo, por lo menos, es un colchón para hacer frente a los gastos que ya tenemos”.

Debates & desafíos

Schneiner dice que hubo varios periodistas que se fueron, porque tenían otros trabajos, o porque se cansaron del tironeo. Ahora bien, ¿por qué se quedaron quienes lo hicieron? ¿Cuál es la apuesta?
Piensa Schneiner: “Estamos hace 18 años y nos damos cuenta la importancia de que exista un segundo diario acá. Te digo: no nos equivocamos. Hemos tenido muchos apoyos, hasta de sectores políticos impensados. Este ha sido un diario históricamente subdidiado, por el Estado, y si bien hoy es importante apuntamos a que sea la sociedad quien nos acompañe. Ya estamos diseñando estrategias, desde suscripciones hasta organizaciones o sindicatos, de las cuales tuvimos mucho apoyo, que deseen financiar el proyecto. Esa es la aventura en la que estamos hoy”.
La aventura también implica nuevos debates y reflexiones sobre el devenir autogestivo en comunicación y periodismo. En ese sentido, Schneider habla también como uno de los vocales del Sindicato de Prensa de Rosario. “Más allá del apoyo, el sindicato nunca promovió una cooperativa, en el sentido de que somos un sindicato y necesitamos que nos paguen el trabajo. Son los viejos debates del 2001 de poder afiliar a trabajadores que no estaban bajo relación de dependencia. Y pese a tener como afiliados o adherentes a gente que no está en relación de dependencia, siempre intentamos que sean un gremio ´de los de antes´. En este momento la cuestión cambia y deberemos cambiar también desde el sindicato”.
Piensa Sarkissian: “Nosotros entramos entre el 98 y 99, somos socios fundadores, y todos estos años, cuando alguno planteaba irse, la pregunta era por qué. Hoy la pregunta que circula es otra: por qué quedarse. Algunos lo están pensando todavía: es muy complejo, muy duro, y aparecen todas las miserias humanas. Pero estamos atravesados por esta historia. Me cuesta horrores pensarme fuera de esta experiencia, aunque después fracase. Hasta ayer yo creía que lo que uno nunca cambiaba era el club de fútbol: hoy no me imagino sin El Ciudadano”.
Más periodismo sin patrón: El Ciudadano cooperativo

Humanizar al periodismo

Otro de los desafíos, plantea Sarkissian, es el periodístico.
“Somos bastantes coherentes: lo nuestro no es solamente la fuente de trabajo. Nos consideramos trabajadores. Lo nuestro también es materializar, o mejor dicho, humanizar la consigna de la libertad de expresión, pluralidad de voces. El periodismo en función social. Todo el tiempo lo planteamos. Vendría a hacer las dos caras de una misma manera: no hacemos bulones, hacemos periodismo, tratamos de que sea honesto y de reflejar, desde nuestra mirada, los acontecimientos y fenómenos que suceden en la sociedad rosarina y sus alrededores. No confundir y nunca hacer pasar opinión con información. El periodismo también tiene una función social. Si no entendemos eso, dediquémonos a otra cosa”.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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