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Media sanción para la Ley de Cupo Travesti Trans: “Nuestra tarea es conseguir nuevas condiciones para lxs que vienen”

Diputados dió media sanción a la Ley de Cupo travesti trans, con 207 votos a favor, 11 en contra y 7 abstenciones. Desde el Congreso, la activista y teórica Marlene Wayar reflexiona junto a lavaca qué significa esta ley bautizada Sacayán-Berkins en honor a sus compañeras. El espíritu de la reparación y la lucha que enmarca este derecho: “Hay muchísimas compañeres muertes que no se pueden reparar. La reparación se da en términos colectivos; es que la sociedad y el Estado pidan disculpas y se materialicen esas disculpas en políticas concretas”. Los alcances de la Ley de Cupo, lo que grita la calle y cómo la media sanción que falta puede cambiar el imaginario de les que vienen.

Por Inés Hayes y Melissa Zenobi
¿Cómo empezaron a trabajar para que esta Ley Diana-Lohana esté más cerca de ser realidad?
Marlene Wayar: Es muy difícil decir de qué manera comenzamos a trabajar porque se empezó luchando contra la policía. Y no creo que eso esté desentendido de estas cuestiones puntuales. Después, es importante, claro, que Diana haya conseguido que en la Provincia de Buenos Aires esté la ley de cupo travesti trans; pero así (luchando contra la policía) creo que empezamos a trabajar en la visibilización, y nunca nos quedamos conformes. Ni siquiera con el decreto presidencial que nos parece maravilloso pero muy endeble en términos institucionales, porque una próxima gestión lo puede dejar sin efecto; y porque no tiene el alcance que tiene una ley: el empleo privado, el fomento a la construcción de posibilidades de agruparse en cooperativas, pymes. Entonces, empezar a exigir una Ley que amplíe esas características, porque este es un compromiso que tiene que tomar toda la sociedad.
¿Cuál es el espíritu que tiene esta normativa, más allá o más acá del Cupo?
Marlene Wayar: Me parece trascendental pensar esto porque esta Ley es en parte algo que exigimos desde el concepto de reparación histórica. El colectivo travesti trans viene siendo excluido en lo institucional y creemos que es parte de la reparación, por ser un colectivo no individual: no es que me den a mí un monto por el daño sufrido. Hay muchísimas compañeres muertes que no se pueden reparar. Es en términos colectivos; es que la sociedad y el Estado pidan disculpas y materialice esas disculpas. Es un reconocimiento a ese colectivo y un compromiso hacia delante de incorporarnos en términos de acceso a derechos, a la vivienda, a la justicia, y sobre todo en asegurar la inclusión laboral, la empleabilidad. Esto es una porción bastante importante para ese concepto de reparación histórica, pero no es el todo.
¿Cómo crees que va a cambiar la vida cotidiana del colectivo?
Marlene Wayar: Va a ser muy diferente, porque estamos hablando de un universo muy heterogéneo. Yo tengo 52 años y hoy tengo trabajo, pero hay gente de nuevas generaciones. Es un movimiento muy grande y un movimiento de aprender a instruirse en espacios donde la mayoría son heterosexuales, estructurados… van a tener que capacitarse, a transformarse ellos para recibirnos con buena cara. Esto no implica que tengan que tener saberes exactos, puntuales, sino que va a haber un proceso de capacitación en esas tareas, en esos saberes del contexto laboral. Que esto sea una posibilidad de inclusión no maximizando el estrés de entrar a un lugar donde no se sepa qué voy hacer ni como me van a ver. A la niñez y a la juventud trans espero le modifique el día a día el saber que tienen que sostener los estudios, que puedan programar su vida a lo largo, que tengan ejemplos a seguir; poder imaginarse en otra situación a la que nosotras no pudimos imaginarnos. Ahora puede haber otro imaginario.
¿Cómo estarían hoy Diana y Lohana?
Marlene Wayar: Estarían eufóricas, mucho más movedizas acá. ¡No sé sí la pandemia podrían sujetar su poder de lobby, de rosqueo político! De piqueteras, de estar yendo despacho por despacho, diciendo: ¿qué van a votar? Creo que estarían sumamente emocionadas, sintiendo en alguna medida el alivio de la tarea realizada. Porque la tarea de ellas -como la de nosotras las adultas- es conseguir condiciones nuevas para que el resto de las personas se transformen; no quedarnos acomodadas en nuestros lugares, porque nosotras fuimos consiguiendo espacios de comodidad que te ponen al menos un momento en situación de plenitud, de haber hecho bien la labor. Creo que han hecho bien la labor: por eso y gracias a ellas, estamos en este momento.
Una conquista colectiva
Lavaca sumó más voces en este día de festejo. Macarena Cornejo, militante trans de la Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Travestis Transexuales y Personas No Binaries de Paraná, dice que el proyecto que se trató hoy en el recinto atiende una demanda histórica, y a la vez “una vulneración histórica de derechos de todo un colectivo que es un sector grande de la sociedad, y que es estructural”. Y agrega: “Estamos de acuerdo que el trabajo dignifica a cualquier persona, y en ese sentido tenemos un problema estructural por las posibilidades de acceso a la educación, la salud, la vivienda, de salir, de vivir, de elegir realmente un trabajo, de un colectivo que estadísticamente no supera los 35 años de vida”.
Más acá del cupo, Macarena valora la Ley como una oportunidad de “transformar un modo de pensamiento en todos los sectores de trabajo: “Privados, estatales, cooperativas, sindicatos y organizaciones sociales hoy tienen la posibilidad de cambiar su pensamiento. El trabajo implica la distribución de la riqueza para la clase obrera, y hoy somos parte, y podemos demostrar que podemos, porque somos capaces y tenemos ganas”, dice y valora la lucha de “las que ya no están” en la búsqueda de “un bienestar para todos: porque nuestra tarea militante y el trabajo formal es un modo de marcar camino para las que están por venir, dejando huella”.
Desde la CTA Autónoma, sindicato que será garante de aplicación de la Ley, también se viene instalando una agenda por la inclusión laboral travesti trans. Silvia Bergalio, de la Secretaría de Género y Diversidades de esa Central expresa las expectativas en torno a que el Congreso sancione la ley de Cupo laboral para las personas trans travestis: “Sin dudas es una deuda con este colectivo al que se le han vulnerado tantos derechos y que tiene una expectativa de vida de 40 años. En el último tiempo hemos visto como diferentes provincias fueron aprobando la Ley de cupo, incluso en el Estado Nacional, mediante un decreto se estableció el cupo, habiendo sido ya incorporadas personas del colectivo a diferentes dependencias del Estado”.
¿Qué viene a saldar y qué resta para trabajar en la igualdad real del colectivo? “Contar con una norma a nivel nacional será un gran paso adelante, un paraguas bajo el cual desde las organizaciones sindicales deberemos trabajar para que los derechos se cumplan. Desde la CTA Autónoma hemos acompañado e impulsado todos los reclamos por políticas públicas inclusivas, y seguiremos luchando para que la norma se haga conducta, transformar la igualdad jurídica en igualdad real. Lo que implica trabajar para lograr ámbitos laborales, territoriales, sindicales y de militancia respetuosos de la diversidad sexual y de género».
Lo que plantea la Ley
La Ley de Acceso al trabajo para personas trans tiene por objeto “la incorporación al trabajo formal, en sus diferentes modalidades de contratación pública y privada, de las personas trans, en condiciones de igualdad y respeto de su dignidad”, según en el texto de la legislación. De esta manera, establece que el Estado nacional, los organismos descentralizados, las empresas del Estado, las sociedades del Estado; las entidades autárquicas, y las personas jurídicas de derecho público no estatal creadas por Ley; tienen la obligación de ocupar personas trans, en una proporción no inferior al uno por ciento (1%) de la totalidad de su personal.
Lo que se busca con esta ley es terminar con la discriminación por motivos de identidad y/o expresión de género con respecto a todas las cuestiones relativas a cualquier forma de empleo, incluidas las condiciones de selección y contratación y la continuidad en el empleo.
También pretende garantizar que las personas trans tengan acceso efectivo a programas generales de orientación técnica y vocacional, formación profesional y continua, alentar las oportunidades de empleo y la promoción profesional de las personas trans en el mercado laboral, y brindarles herramientas para la búsqueda, obtención, mantenimiento del empleo y retorno al mismo, a través de campañas, políticas públicas y capacitaciones, entre otras acciones, promover oportunidades empresariales, de trabajo por cuenta propia, de constitución de cooperativas y de inicio de emprendimientos propios.
“Promover el empleo de personas trans en el sector público y privado mediante políticas públicas que pueden incluir programas de acción afirmativa, incentivos y otras medidas –sigue la letra-; promover la adquisición por parte de las personas trans de experiencia laboral, promover programas de orientación vocacional y capacitación profesional, tendientes a reforzar la permanencia en el empleo y la incorporación a trabajos registrados para personas trans, promover la actuación articulada entre las organizaciones de la sociedad civil de personas trans y las instituciones gubernamentales en la ejecución de las políticas de empleo a que se refiere la presente ley, con el fin de erradicar la discriminación que sufre este colectivo en el acceso al trabajo digno, promover y alentar el reconocimiento a la heterogeneidad, la pluralidad, la singularidad, la creatividad y las diferencias en las identidades, en el marco de los Derechos Humanos”.
Los alcances y los fundamentos
La norma que ahora pasa a la Cámara de Senadores no solo contempla el cupo del 1%. Según el proyecto, la iniciativa establece “acciones de concientización (…) tendientes a la sensibilización con perspectiva de género y de diversidad sexual en los ámbitos laborales, con el fin de una efectiva integración de las personas travestis, transexuales y transgénero en los puestos de trabajo”.
También habla de “prioridad en las Contrataciones del Estado” por parte del Estado Nacional respecto a las compras de insumos y provisiones a personas jurídicas o humanas “que incluyan en su planta laboral a personas travestis, transexuales y transgénero” y permitiría desgravar impuestos nacionales de las contribuciones patronales que se generan por la contratación de las personas beneficiarias de la Ley.
Por último, facilita el acceso a líneas de crédito con tasa preferencial “para el financiamiento de emprendimientos productivos, comerciales y/o de servicios, individuales o asociativos, destinados específicamente a personas solicitantes travestis, transexuales y transgénero”.
En los fundamentos del proyecto se da cuenta que según investigaciones sobre la situación de las travestis, transexuales y transgéneros en la Ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata y en localidades del Conurbano Bonaerense realizada bajo la coordinación de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual -ALITT- “el SIDA es la principal causa de muerte (62%) de la comunidad y el 35% murió cuando tenía entre 22 y 31 años y el 34% entre los 32 y 41 años, lo que muestra la cruda realidad que pone en juego la vida de estas personas. Otros resultados indican que el 87,7% de las travestis consultadas han modificado su cuerpo; entre ellas, el 82% se inyectó siliconas, el 66,3% realizó tratamientos hormonales y el 31,8% se implantó prótesis. Es necesario tener en cuenta los ámbitos en que se realizan estas modificaciones: el 97,7% de las que se inyectaron siliconas y el 92,9% de las que realizaron tratamiento hormonal, hicieron esas prácticas en un domicilio particular y en el caso del implante de prótesis, el 35% concurrió a un consultorio particular y el 59,5% a una clínica privada”.
“Creemos que el presente proyecto de acceso laboral viene a brindar una parte de la reparación que el colectivo de personas trans merece, por haber sido históricamente violentado, discriminado y criminalizado en el ejercicio de sus derechos. Creemos que, con la presente propuesta, la Nación promoverá la igualdad y libertad mediante la realización de medidas de acción afirmativa concretas a fin de remover aquellos obstáculos que impiden actualmente el pleno desarrollo de tal grupo de personas”, finaliza el texto.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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