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30 preguntas desde la comunidad travesti a nuestras disidencias: un llamado a la acción y la autocrítica

Por Marlene Wayar
1. ¿Cómo podemos construir una resistencia real frente al fascismo, más allá de la euforia y los slogans, que nos permita sobrevivir y generar cambios duraderos?
2. ¿Qué acciones concretas debemos tomar para evitar ser utilizadas como «chivos expiatorios» en los discursos de odio y violencia del poder?
3. ¿Cómo nos enfrentamos al uso político de nuestra existencia por parte de movimientos progresistas que nos dieron espacios sin poder real ni respaldo presupuestario?
4. ¿Por qué hemos permitido que nuestra representación en las instituciones sea simbólica y no estructural?
5. ¿Qué estrategias debemos adoptar para recuperar y fortalecer el estatus ciudadano que nos están arrebatando?
6. ¿Cómo respondemos a la narrativa que nos acusa de ser una «excentricidad caprichosa» sin interés en los problemas de la sociedad en general?
7. ¿Por qué no hemos priorizado construir una comunidad que proteja a nuestras viejas y las voces históricas que han clamado por dignidad y justicia?
8. ¿Cómo rompemos con la lógica binaria y superficial que se replica en nuestras propias redes sociales y espacios de visibilidad?
9. ¿Qué hemos aprendido del modelo brasileño, donde personas trans están ocupando espacios en el Congreso y visibilizando agendas inclusivas para todas las comunidades?
10. ¿De qué manera podemos reorientar nuestras luchas hacia un activismo que sea percibido como válido y necesario por toda la sociedad?
11. ¿Cómo reconstruimos el tejido comunitario, dañando por años de individualismo y desmovilización?
12. ¿Qué podemos aprender de las comunidades originarias, migrantes pobres, quienes también están siendo atacadas por los discursos de odio?
13. ¿Cómo podemos articularnos con otras luchas, como la de los pueblos originarios, las mujeres pobres, las trabajadoras sexuales y las comunidades afrodescendientes, para construir alianzas sólidas y efectivas?
14. ¿Por qué no hemos aprovechado la libertad conquistada para romper con el sistema establecido en lugar de replicarlo?
15. ¿Qué papel juega la cultura en nuestras luchas, y cómo podemos hacer que nuestras expresiones artísticas lleguen a tocar otras vidas más allá de nuestros propios nichos?
16. ¿Cómo enfrentamos la instrumentalización de nuestras identidades por parte de quienes buscan distraer al pueblo de los problemas estructurales del capitalismo, el patriarcado y el colonialismo?
17. ¿Estamos creando espacios seguros y significativos para nuestras infancias travestis y trans? Si no, ¿qué nos lo ha impedido?
18. ¿Cómo podemos construir un humor y una narrativa que no se burle de quienes ya están en el suelo?
19. ¿Qué nos falta para reconocer la importancia de proteger nuestra memoria colectiva y honrar nuestras historias sin convertirlas en herramientas frívolas de consumo?
20. ¿Qué lecciones podemos extraer de nuestra convivencia con burócratas que prometieron apoyarnos y nos traicionaron?
21. ¿Cómo nos preparamos para enfrentar la violencia estatal que se cierne sobre nosotras, especialmente en este contexto de fascismo explícito?
22. ¿De qué manera podemos recuperar el respeto hacia nuestras comunidades, evitando ser colonizadas por narrativas globales que borran nuestras especificidades locales?
23. ¿Qué hemos dejado de lado en nuestra lucha por derechos colectivos al concentrarnos en obtener visibilidad individual?
24. ¿Cómo enfrentamos las contradicciones entre el deseo de unidad y la desconfianza hacia quienes se suman solo en momentos de crisis?
25. ¿Qué estrategias podemos implementar para crear autonomía económica y social dentro de nuestras comunidades?
26. ¿Por qué hemos permitido que la lucha por la «libertad» sea cooptada por dinámicas de frivolidad y banalidad?
27. ¿Cómo enfrentamos la sensación de que llegamos tarde a este reclamo, y qué podemos hacer con el tiempo y los recursos que aún tenemos?
28. ¿Qué formas de autocrítica nos permitirán no caer en los mismos errores que nos han llevado a esta precariedad política y social?
29. ¿Cómo podemos canalizar el enojo y la indignación para construir un movimiento más fuerte y cohesionado?
30. ¿Qué mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, y qué estamos dispuestas a hacer hoy para lograrlo?
Reflexión, estrategia y contradicciones: un llamado urgente
No podemos seguir librando esta batalla como si fuéramos iguales a quienes nos atacan. Nuestra fuerza debe nacer de la decisión consciente y de un equilibrio entre firmeza y afabilidad. Firmeza para evitar el Yo que todo lo puede, y la afabilidad de escuchar otras ideas de manera receptiva y hacer crecer esas ideas. No podemos comprometernos con el odio ni embellecer nuestras propias fallas. La maldad debe quedar desacreditada bajo cualquier circunstancia.
Debemos abandonar la violencia directa como estrategia, pues al combatir golpe por golpe solo alimentamos al odio y nos enredamos en pasiones que nos desgastan. La verdadera resistencia comienza en casa: debemos observarnos, identificar y trabajar nuestras propias deficiencias sin enfrentarlas con violencia interna. Al hacerlo, las armas del odio pierden su filo, incapaces de encontrar adversario.
El progreso en el sentido del bien debe ser nuestra mayor herramienta. En lugar de dirigirnos únicamente contra quienes nos odian, nuestra tarea es interpelar al pueblo: a nuestras familias, vecinas, compañeros de trabajo y quienes nos conocen. Es su responsabilidad protegernos, comprender que el odio no es una herramienta de gobernanza y que no deben convertirse en las manos ejecutoras de un poder macabro. Un país que niega 30.000 desapariciones o que simplemente dice “yo no sabía” debe hoy ver que se están re-configurando nuevos campos clandestinos y que el objetivo somos nosotras.
Pero aquí me encuentro, habitando una contradicción profunda. No puedo dejar de sentirdesazónal ver cómo se nos exige seguir luchando, sin permitírsenos siquiera envejecer en paz. Me dicen que me despreocupe, que serán creativas e incluirán, pero me queda claro que debo ocuparme yo misma, aun cuando ya lo he dado todo. No es metiendo nuestra identidad en el armario que vamos a convocar a nadie contra el fascismo y el antirracismo, convocamos nosotras travestis, maricas, lesbianas, nobinaries … somos nosotras el blanco de tiro.
Les dimos un país transformado, con una Ley de Identidad desesperada y errónea, pero que reconoció finalmente un cupo laboral, sin antes haber reparado el genocidio travesti que era un imperativo colectivo. Nuevamente son los privilegios lo que mueve, mientras el hambre de alimento y abrazo de las viejas espera mejores tiempos ¿Para qué? Para ser payasas de un peronismo estúpido que ahora les suelta la mano mientras chupa cirios. Gritan «no tenemos miedo» y tiran frases vacías con los nombres de mis amigas muertas como si fueran una droga más. Dejen de drogarse con muestras muertas. Sus nombres no son amuletos ni mercancías para toda esta euforia vacía.
¿Y qué hicimos que no vemos los resultados de la Ley Micaela? ¿Por qué nadie, ni siquiera dentro de nuestra propia comunidad GLBTTI, conoce a las funcionarias que no funcionaron? ¿Convocaran a sumarse a la marchas las rectorías universitarias? ¿Un sábado no laboral irá la clase trabajadora? ¿Qué cuerpos tomarán la responsabilidad? Este reclamo llega tarde, no porque no sea necesario, sino porque ahora tenemos enfrente un Estado capaz de dispararnos a plena luz del día, matándonos en tacos altos y con brillos a las cuatro de la tarde.
Nuestra energía no debe perderse en redes sociales donde reina la irracionalidad y la mala fe. Es inútil discutir con quien ha decidido no escucharnos. Debemos centrar nuestra acción en despertar conciencia y solidaridad en el resto de la sociedad, interpelando a quienes aún pueden actuar desde la animalidad de proteger su prole, no desde el odio. Dejemos de emplear la palabra humanidad como un término con el presupuesto de bien: hasta las disputas por el territorio entre machos animales se dan sin producir un genocidio. El genocidio, sí es humano, lo ha sido y el que se cierne sobre nuestras cabezas lo será.
Hoy más que nunca, necesitamos construir una comunidad enérgica, honesta y solidaria, capaz de avanzar con convicción hacia un futuro donde el odio no sea la respuesta, sino el reconocimiento y la dignidad para todas las personas, incluso mientras discutimos las identidades. Entreguen lo hombre y lo mujer que nos resta identidad y tanto escozor les da. Que el buen sentir-pensar sea nuestra revolución, que la memoria sea nuestra guía y que el amor por nuestras muertas nos inspire a cuidar a las vivas.
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Jubilados: el triunfo es seguir

El Congreso de la Nación convirtió en ley el primer triunfo social que se logró al sostener en la calle, todos los miércoles y durante casi dos años, un reclamo que ni los gases ni los palos ni las detenciones arbitrarias pudieron desalentar.
Lo que deriva, ahora, es también el primer gran desafío político para un gobierno agobiado por la debilidad de su plan económico –debilidad que ahora quiere atribuir a esta decisión legislativa– y desgastado por una retórica abusiva que lo está dejando sin aliados y rodeado únicamente por aduladores, odiadores y especuladores.
La aprobación de un aumento de las jubilaciones del 7,2%, un incremento del bono de 70.000 a 110.000 y la extensión de la moratoria extinguida por decreto fue suficiente para que, además, comenzaran los reproches públicos de la interna oficialista, que tuvieron a la gran perdedora de esta pulseada –la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich– como vocera.
La estrategia de la ministra de sofocar con palos y criminalización el reclamo social dejó ayer en evidencia su fracaso, tal como había sucedido en su anterior gestión al frente de esa cartera en tiempos de Mauricio Macri presidente.
Lejos de aprender la lección, la repitió cosechando idéntico resultado. Lo sintetiza Beatriz Blanco, 81 años, la jubilada golpeada, tumbada y gaseada durante una la jornada de protesta del 12 de marzo (en la que también fue atacado el fotógrafo Pablo Grillo que continúa su arduo proceso de rehabilitación): “Si no aflojamos, lo logramos: esa es la lección de hoy”.
Beatriz no está confiada ni esperanzada: “Estoy decidida”, dice para definir qué espera en los próximos días, cuando se defina si el Congreso apoya o desactiva el anunciado veto del presidente Milei.
Esa decisión que define el estado de ánimo de Beatriz tiene un por qué: “ya no estamos tan solos y eso nos permite creer en nosotros. Nuestra fuerza es seguir”.
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La independencia de los jubilados

Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: lavaca.org
“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria».
209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.
Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

Un dolor en el pecho
Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”.
Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

Lo que quiere Milei
Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.
Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:
¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?
¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?
¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

Señalando la corrupción
Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,
“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:
A ver, señor diputado,
¿qué le ha pasado que se olvidó
del bendito pueblo obrero
que usted en campaña siempre nombró?
Tengo mis hijos pidiendo,
que por la calle siempre se ven
y usted se aumentó la dieta,
y yo a la dieta la hago muy bien.
Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”.

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.
Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.
A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.
Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.
Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.
El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.
Por Francisco Pandolfi
Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.
¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico.
¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.
Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.
Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron:
- Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
- Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
- Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200.
- En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
- En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales.
- En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización.
- Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.
Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”.
Abrazo y marcha federal
Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.
Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…
¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:
- Una recomposición salarial del 100%.
- Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos.
- El aumento del presupuesto del hospital.
- Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.
¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.
Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.
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