Nota
Movilizaciones en todo el país contra la Ley ómnibus y el DNU: las fuerzas de abajo

Pocas horas después de que la Cámara de Diputados haya dictaminado sobre la Ley Ómnibus, en todo el país hubo movilizaciones que quienes la vivieron las definen así: “Nunca vi una tan grande”. Enorme fue la marea en Mar del Plata, Rosario, Neuquén, Bariloche, Córdoba, y grandes también las de aquellas ciudades que suelen tener menos protagonismo en este tipo de protestas, como Comodoro Rivadavia, San Martín de los Andes o las playas de Mar de Ajó y Mar Azul. Mendoza también tuvo su jornada histórica (ver crónica) y hasta en el fin del mundo, allá en Ushuaia, se escuchó cantar: “la patria no se vende”. El dato: son todas localidades donde el actual Presidente obtuvo un triunfo arrollador hace menos de dos meses.Las protestas expresan un rechazo que logró un primer objetivo: la sesión que pretende la media sanción iba a ser mañana, pero se demora hasta el próximo martes. ¿Qué expresaron esas voces?
Fotos: Martina Perosa para lavaca
El Congreso Nacional fue hoy el epicentro de un grito que pretendía que allí resonara. Se trata de voces que quisieron hacerse oír por quienes deben representarlas.
Comprender lo que expresaron es un desafío para la política y para la democracia.
Algunas de esas voces las escuchó lavaca:
“Hay que volver a hablar con todo el mundo, hay que volver a hablar con este pueblo, explicar todo de vuelta, volver a las prácticas asamblearias”, dice la artista Susy Shock en medio de la enorme ola que se autoconvocó al punto de cita de “la cultura”, apretadísima en la zona de Avenida de Mayo y Sáenz Peña. Lo que dice se comprueba al instante: por la calle lateral pasan los vecinos y vecinas de todas las asambleas de la ciudad.
Sigue Susy: “Lo nuevo no va a venir con recetas viejas. No queremos que nos inviten a resistir de la misma manera. Queremos nuevas aventuras y queremos escuchar a la gente joven, a la disidencias, a los transfeminismos no burocratizados. Y también una crítica a ese sector feminista que se vendió por un asiento, se quedó cómodo y se olvidó del pueblo, y sin el pueblo nada es posible”.

Susy ahora exige: ”Quiero que con la diversidad que soy, con el cuerpo trava que porto, me inviten a discutir todos los temas. Ser parte de la discusión general y no quedar en una de género y nada más. Ese es el desafío. ¿Lo próximo? El 24 de marzo. Y que al lado de Norita esté Marlene Wayar”.

Norita es Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que está a media cuadra de Susy, diciendo. “Quiero futuro para el pueblo, para mis hijos y mis nietos: quiero una mesa digna para todos”. ¿Cómo lograrlo? Norita propone tener esperanza, creer en nosotros mismos y salir a la calle: “Tenemos que juntarnos”.

La mesa y la comida también son temas que menciona una jubilada que llegó desde Ramos Mejía con 81 años a cuestas. dice que aunque tiene una jubilación y pensión que le permiten vivir, hoy marcha por “la gente que tiene que ir al supermercado y no puede comprar para comer: eso es lo que me duele”. La acompaña una amiga -misma cantidad de primaveras- que agrega: “Soy agnóstica, pero creo en nosotros. Ojalá esta humanidad mejore”.

A su alrededor hay un desfile incesante de columnas y más columnas que intentan sumarse a la marea de Avenida de Mayo. Hay tanta gente que no se avanza hacia el Congreso: lo que se convocó como una marcha se transforma entonces en una ocupación del espacio público, una inmensa ola que, gota a gota, ha inundado calles principales y laterales, avenidas y transversales, imponiendo con los pies otro protocolo: el del abrazo. Hay preocupación, hay reclamos, hay gritos, sí, pero sobre todo hay alegría por ese gigante “estamos”.

Sergio Maldonado, hermano de Santiago, lo nombra por su autora: “Estoy acá en primer lugar por el protocolo que quiere implementar Patricia Bullrich. Ella no fue elegida por el pueblo, entró por la ventana en un gobierno neoliberal que está haciendo estragos”. Un instante después la policía lo justifica: sin razón ni justificación -la calle está desbordada y en orden- irrumpe en malones, en una performance que incluye desfile de motos acelerando: un show para las cámaras que siguen a los uniformados. Le dirá entonces una integrante de la columna de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) al oficial a cargo: “Justo cuando va a hablar Moyano: mirá qué casualidad.” El escenario está a más de diez cuadras y nadie en la calle le presta atención a lo que allí se dice, pero lo que expresa la trabajadora es otra cosa: que los pies en el asfalto le alcanzan para leer la realidad y le sobran para la ironía: “Andá tomar la teta, bebé”.

Su predicción: “Esta es la primera de las grandes movilizaciones que va a haber. El cambio que necesitamos no es este, pero no supimos contarle a la gente qué era lo que nos convenía como trabajadores y como sociedad. Ahora dicen del feminismo que somos un estorbo, cuando en realidad somos las que movemos la economía, y muy especialmente en momentos de crisis. Por eso al resto de mis compañeras les digo: vengan, las esperamos en la calle”.

A su lado está Natali Cejas –que llegó de Santa Fe y es parte del comité nacional del gremio–quien detalla: “Tenemos 250.000 afiliados, 16.000 son mujeres”. La primera fila de la columna está ocupada por ellas. Describe Natali: “Ya hay despidos, hay recesión, hay sectores en donde, por ejemplo, ya se está trabajando menos horas o se adelantaron vacaciones. Estamos acá como trabajadoras y como mujeres: sabemos que cuando viene el recorte se empieza por nosotras, y sabemos que la lucha es en las calles. Hay que hacernos sentir, que sepan que no nos representan”.

Con ambo y delantal moviliza la Asamblea de Residentes de Ciudad de Buenos Aires. “Yo estoy en el Hospital Elizalde y ahora no hay medicación para les niñes –sí: dice “les niñes”– que se van de alta. A partir de ahí, imagine el resto”, dice Virginia, una de las médicas. Alerta, además, que como consecuencia del desfinanciamiento de la salud pública, “es muy probable que no se empiecen a abrir los cargos” y que por efecto de los discursos de odio presidenciales “esa violencia se expande: la gente llega al hospital muy rota, es muy difícil contener lo emocional si además recortan recursos”. ¿Qué hacer? “Hay que estar en la calle: Hay que apoyarnos como colectivo de trabajadores”.

Con delantal también está Claudia, 58 años, docente de Soldati. “El presidente Milei habla de achicar el Estado, pero el Estado somos también las docentes: yo doy un servicio que es la educación, el Estado me paga. Cuando él dijo que iba a achicar el Estado, me está achicando a mí, y a tus derechos”, sintetiza. Trabaja en un programa que recibe infancias y adolescentes, entre 9 y 14 años, que han dejado la escolaridad por diferentes motivos. Se supone que los grados pueden tener hasta 12 alumnos, pero en 2023 Claudia tuvo a su cargo 18. “Efecto pandemia”, arriesga. “Estamos rodeados por 10 barrios populares, la mayoría de los pibes están ahora cartoneando con sus padres”.

¿Cómo afecta la ley Ómnibus a la docencia? “Ya hay despidos. En la ciudad más rica del país se cuelgan de lo que dice el gobierno: que no hay plata. Empiezan a despedir a docentes contratados. Yo hace 15 años que trabajo en el grado de nivelación y todavía no soy titular: podría ser la próxima afectada”. En la escuela los pibes no solo estudian, también comen: Claudia advierte sobre los recortes a los comedores. “Nuestra escuela es de jornada simple, pero tiene comedor, y te repito: tenemos 10 barrios populares alrededor. Si recortan en comedores, nos recortan en la alimentación de los pibes. Sin la alimentación, no estudian. Si no tienen para comer, el sistema cognitivo no funciona”.

La periodista y escritora Soledad Barruti lleva un cartel reclamando por los bosques, y otro por los glaciares. Puede sostener uno en cada mano, pero quisiera llevar muchos más: “Esto arrasa con todo, con derechos absolutamente necesarios y conquistados durante mucho tiempo. Nos quita de plano lo que nos queda de lugar vivo, de lugar de resistencia”. La imagen que ofrece es de tierra arrasada. “Este gobierno pretende entregar lo último y para entregarlo tiene que destrozar todos los derechos conquistados hasta ahora, tiene que pasarle una topadora a todas las luchas que hace tanto tiempo tantas personas venimos encarnando. Hay que poner un límite ya, porque si esto avanza, barre con todo”.

Junto a Soledad está la escritora Dolores Reyes, quien llegó desde Pablo Podestá, donde también trabajaba como docente. Desde ahí, escribe: sus libros tienen al barrio y a sus jóvenes como protagonistas. “El proyecto deroga la Ley del Libro, que no le molesta absolutamente a nadie, entre muchas otras leyes: no va a quedar nada de Argentina. La industria del libro en nuestro país es muy particular: hay una ecosistema que está medianamente protegido por la Ley del Libro. Esto implica que hay un precio único y entonces, por ejemplo, los supermercados no pueden intervenir tirando el precio para abajo para fundir al resto de las librerías independientes. Si se toca la Ley del Libro este hermoso ecosistema no va a existir más. Y algo que me duele muchísimo en particular es que con esta devaluación y con el papel –que está dolarizado–, los precios de los libros ya se han vuelto absolutamente privativos: Cometierra pasó de 4.800 a 14.000 pesos. Es delirante”.
Tus libros están muy atravesados por la realidad de los barrios. ¿Cómo se ve esta realidad desde allí?
-Se empieza se empieza a ver un ataque infernal a las condiciones de vida de las clases populares. Los elementos de las canastas más básicas, en un mes se han duplicado o triplicado, y los ingresos claramente no. Entonces en los barrios, la gente está decidiendo qué come y qué deja de comer. Y ni hablar el tema de medicamentos: desregularon para que todo también se triplicara. Estoy viendo vecinos que salen de la farmacia o que están en la cola del supermercado y hablan de todo lo que no pueden comprar”.

El dirigente Eduardo Vasco Murúa, referente del sector de fábricas recuperadas, dice que en el sector “al igual que a todos los sectores, lo afecta el plan económico desatado”, pero en particular lo que se siente es la baja de la demanda y el aumento de los costos. Todavía, aclara, falta que lleguen los tarifazos. Otra alerta: “El salario de los trabajadores, que con la inflación no pudimos acompañar”.

¿Qué papel pueden jugar las fábricas recuperadas en este escenario?
-Estamos preparados para jugar dos papeles: centralmente, estar acompañando a los trabajadores que sufran un cierre de fábrica, acompañarlos en su recuperación, ordenar las fábricas en unidad y con la organización que tenemos para que no se nos caigan. Y por otro lado, pelear con todas las fuerzas para que se vayan lo más pronto posible. Pero con la idea y la convicción de que no va alcanzar con que se vayan, sino que hay superar el fracaso anterior y la catástrofe actual, con una organización política de los trabajadores y trabajadoras y para el pueblo. No lo vamos a lograr mientras la representación que tenemos sea tan flaca. Todo el sector progresista parece que está esperando que el hambre y la sangre la ponga el pueblo y preparar la curita para después. Les decimos entonces que vamos a tener con ellos la misma actitud que tenemos con Milei y con el poder económico nacional: no hay tiempo para que vengan ellos nuevamente con curitas. Lo que queremos es un modelo que asegure el trabajo para todos. Y creemos que lo podemos hacer: lo único que falta es la organización política”.

La calle le habló así hoy a la política.
La hizo.
Lo que sigue es Historia y está aún por escribirse.
Mendoza contra el DNU
Mendoza, la provincia donde Milei sacó el mayor porcentaje de votos, también se movilizó masivamente contra el DNU. Para gambetear el protocolo, las citas se dieron en distintos puntos de la capital provincial. Uno de ellos, como es costumbre, arrancó en el Kilómetro 0: organizaciones sociales, asamblearias y políticas, organizaron un breve acto para luego marchar hacia la Legislatura, donde confluyeron con el resto de los grupos políticos y sindicales.

Lucas tiene 30 años y estaciona su bici en la esquina. Lleva calzas y una remera que dice: “Son 30 mil y uno es mi abuelo”. Forma parte de HIJOS Mendoza, y es trabajador de la secretaría de Cultura; dos frentes que, asume, están en tensión desde la asunción del nuevo gobierno. Parece observar las banderas del Polo Obrero, el PTS y otras de partidos de izquierda que intentan colmar la escena, y dice: “Yo creo que más que una manifestación política partidaria es momento de hablar a favor de la Argentina y del pueblo, del bienestar general. Lo de hoy nace de una convocatoria de CGT, pero esto lo excede; ya nos venimos movilizando aquí en Mendoza, organizando en asambleas”.

¿Qué te preocupa del DNU?
-Todo. Me preocupa la liberación para que los extranjeros puedan comprar tierras, la reforma penal, la baja de imputabilidad, la liberación de precios. A todo el mundo le baja la calidad de vida. Y ahora lo último es la cantidad de gente que va a pagar impuesto a las ganancias, contradiciéndose con su propio discurso político. También me preocupa lo que es ambiental: no reconocer la crisis ambiental mundial es inhumano.
¿Por qué la misma Mendoza que salió a las calles por el agua, votó 4 años después masivamente a Milei?
-Creo que el cansancio social fue por la falta de respuestas, eso hizo que la gente emitiera un voto castigo. El tema es que ese voto castigo nos castigó a todos: vemos las repercusiones ahora.
¿Conocés gente que votó a Milei?
-Lamentablemente tengo familiares que lo han votado. Es una discusión constante: tenemos a mi abuelo desaparecido y tener que hablar del curro de los derechos humanos, de que no fueron 30 mil… es duro.
¿Lo siguen bancando?
-No. Porque más allá del voto castigo mi familia tiene conciencia social, conciencia ambiental. Es un voto arrepentido.

La policía mantiene un carril libre mientras la gente continúa agrupándose en el otro y en la peatonal. El micrófono avisa que en unos minutos será el turno de distintos oradores de las organizaciones, y que luego comienza la marcha.

Entre otra de las columnas que nutren al Kilómetro 0 está la cultural. Mariela es teatrera y lleva una nariz de payasa, pero habla en serio: “Ha habido toda una discusión de si nos sumábamos porque convoca la CGT, pero ante el panorama que estamos viviendo yo creo que podemos hacer un frente común porque los perjudicados somos las mayorías”.
¿Cómo se organizan desde la cultura?
-En el ámbito cultural se ha armado una asamblea multisectorial mendocina hace casi un mes y ya ha activado dos movilizaciones. Es multisectorial porque hay banderas políticas de todos los colores y distintos sectores del arte: música, teatro, audiovisual, literatura, artesanos, etc.
Llevás un cartel que dice “Sin cultura no hay libertad”. ¿Por qué creés que el DNU se mete puntualmente con organismos culturales?
-La cultura abre cabezas, te pone a pensar y a cuestionarte y a cuestionar lo que las autoridades y tus propios representantes definen. Entonces, es peligrosa la cultura, por eso nos quieren borrar, porque les molesta. La cultura nos da identidad, lo contrario a lo que ellos quieren imponernos: una cultura extranjera que no tiene nada que ver con nosotros. Lo nuestro, nuestra verdadera identidad, lo que somos, lo que queremos ser, eso plantea el arte. El arte no solamente sana y salva: abre cabezas, y eso es jodido.
Más atrás de las columnas partidarias están Nelly y Claudina, dos jóvenes jubiladas que llevan un cartel que dice: “Jubiladxs en lucha – No al DNU”. Son parte de un colectivo más grande que se reunió en otros puntos de la capital, para confluir en la Legislatura. Ellas eligieron el Kilómetro 0 porque “nos queda más cerquita, las piernas no nos dan ya para tanto”, bromean, aunque luego se las verá también frente al edificio que queda a más de diez cuadras de este lugar. Allí estarán descansando en un banco de plaza, fumando un cigarrillo como quien ha culminado su tarea: luchar.

Dicen: “Recién estábamos recordando : nosotras tenemos historias de lucha desde los 80. Siempre luchando por nuestros bienes comunes, nuestros derechos”.
¿Qué recordaban?
-Todos los momentos que hemos tenido que salir para luchar por nuestros derechos, incluso en la terrible dictadura.
¿Esto les recuerda a aquello?
“Es una dictadura neofascista” arriesga Nelly. Claudina agrega: “Pero peor, porque fue elegida por el pueblo”. Sigue Nelly: “A veces este punto de tensión es para ver si podemos reaccionar, sobre todo las generaciones nuevas.
¿Salieron durante el gobierno anterior?
-Salimos con cada gobierno… con el anterior también: con todos….
¿Cómo ven esta marcha, en comparación con aquellas?
-Es la más masiva a la que fuimos. Mirá que Mendoza es una provincia muy conservadora, eh, cuesta movilizar- dice Claudina.
¿Qué les preocupa del DNU?
-La situación de todo el país, estamos en un abismo, no solamente la movilidad jubilatoria: es la pérdida del poder adquisitivo, los bienes naturales- enumera Nelly.
¿Sus jubilaciones, les preocupan?
-Lo que nos preocupa es el Fondo de Garantía y Sustentabilidad, que es dinero que nadie se animó a tocar hasta ahora. Macri lo intentó y no pudo.
¿Podrán?
-Esperemos que no salga la ley, pero hay tantos traidores….
Nelly confía en algo: que entre la movilización local y el apoyo internacional, los sectores llamados dialoguistas “entren en razón, o por lo menos, que tengan un poquito de miedo”.
Comienza el acto en el que distintos oradores de las organizaciones dirán unas palabras. Por ejemplo, Sergio Onofrio, de la Asamblea Popular por el Agua: “Nos necesitamos entre todos para poner un freno. En el 2019 lo logramos, algo que parecía imposible. Desde la asamblea hacemos hincapié en el ambiente porque es de todos. Y está en peligro”.
Onofrio culmina gritando «El agua de Mendoza, no se negocia” y la consigna se transforma en el grito que continuará sonando durante la marcha rumbo a la Legislatura.
La movilización comenzará pasadas las 13 y la policía la acompañará durante las diez cuadras. Un hombre al megáfono dice: “Este operativo es una ridiculez total, si ya saben cómo son las marchas de Mendoza. Es un circo para seguir las órdenes de Bullrich. Los mismos policías saben lo que cuesta que estén ellos acá”.
A dos cuadras de la Legislatura, las calles se angostan y las personas no alcanzan a amucharse en un solo carril. Se toma la decisión, entonces, de tomar toda la calle. La forma de romper el protocolo oficial es simple: las personas pasan por al lado de la policía, por el costado, por donde no llegan a cubrir. De repente, ya están del otro lado, y los efectivos no llegan a detener a cada manifestante.
Roto el protocolo, la marcha llega finalmente a la plaza frente a la Legislatura, donde se reúne con la columna de los sindicatos.
Allí, dos mujeres que se mantienen al margen de la movilización, charlan entre ellas. “¿Vos estás a favor o en contra?”, “¿De qué?”, “De esto” dice señalando a la marcha. “A favor” responde tímida la otra. “¡¡¡Yo también!!!” se entusiasma la entrevistadora.
Ambas superan los 60. Una lleva un carrito de compras: dice que le mintió a su hijo que iba al súper y vino acá, “para hacer bulto”. La otra, si bien parece vestida de gala, vino para manifestarse. Y revela: “Yo empecé siendo fanática de Milei”. Confiesa que lo seguía en las redes sociales cuando ella vivía en Nueva York. “Me gustaba por cómo hablaba, lo prepotente, el empuje”.
¿Cuándo cambió?
-Me dejó de gustar porque le vi la verdadera personalidad. No es un político, es un economista. Cuando se empezó a pelear con los chinos, dije no; como yo he vivido en el exterior, conozco a todas las razas, eso no se hace.
María Teresa Guni Cañas, integrante de la Asamblea Popular por el Agua protagonista de la gran movilización que hubo en esa provincia durante el gobierno de Alberto Fernández, asegura con experiencia que hoy hubo “muchísima gente en la calle en un clima de resistencia y de alegría”.
¿Qué significa?
-Que hay que seguir estando en la calle a pesar de todas las traiciones. Es fuerte la cantidad de legisladores que han votado en las comisiones a favor del DNU, pero también hay mucha resistencia. Esperamos que no siga avanzando esta depredación, y que haya una percepción de que lo importante no era solo que perdiera el kirchnerismo.
¿Qué busca este gobierno?
–El gobierno de MIlei busca dejar en manos de las empresas nuestros bienes comunes, la cultura, la educación y que todo sea mercantilizable: a eso nos estamos oponiendo.
¿Cómo se explica que aquí haya tenido tanto apoyo?
-Lamento que Mendoza haya sido de las más votantes de Milei. Pero también hay mucha resistencia, así que vamos a seguir apostando a sembrar conciencia y a seguir estando y defendiendo los valores de la comunidad. Al odio y a la destrucción se los enfrenta así: con comunidad.
Córdoba contra el DNU
Copleras, músicos, actrices, circenses, brigadistas forestales de las sierras, trabajadores del CONICET, estatales, docentes, ferroviarios, trabajadores de la economía popular, de la salud… mucha gente bajo el sol. Se escucha repetidas veces el comentario sobre la gran convocatoria, tal vez la mayor pos pandemia en la ciudad de Córdoba. El cálculo es entre 50 y 60 mil personas.
A Córdoba le pesa ser el distrito donde porcentualmente más votos obtuvo el presidente Javier Milei, más le pesa sobre todo a quienes hoy estaban en la calle: laburantes. A medida que avanzan los días entre los trabajadores se va silenciando el mandato “hay que esperar”, los dirigentes gremiales y de sindicatos que hoy hablaron sobre un escenario improvisado arriba de un camión frente a Patio Olmos ahora apelan a expresiones dignas de una letra de cuarteto “nos engañó feo” “Que venga a dar la cara después del verso de la casta”. Pero también hubo mensajes para el gobernador Llaryora, pero lo más contundente por parte del movimiento por el ambiente y el territorio que, por ejemplo, señala la reciente creación de la Agencia CórdobaAgro, un organismo que estará exento del control del Tribunal de Cuentas, y según asambleístas se trata “ de una privatización del campo y del monte, fondos públicos provenientes de impuestos que estarán administrados por privados del agronegocio. Y serán quienes resuelvan sobre recursos comunes”. Con la nuestra.
Transferencia de recursos y riquezas.
Nota
La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI
Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.
El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos.
El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

Exposiciones sin consenso
El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.
En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.
Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.
Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.
La evidencia del modelo
Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.
Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.
Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.
Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.
María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.
Antecedentes que enferman
Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós.
Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.
Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.
Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.

Nota
Entrevista a Celeste Fierro, tras ser detenida en la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza
Al llegar al país luego de estar 8 días detenida (junto a otros tres argentinos, entre un total de 443 personas que conformaban la flotilla Global Sumud) la legisladora habló con lavaca.

Celeste Fierro durmió sólo algunas horas, y de manera intermitente, y apenas se levanta habla con lavaca. Llegó anoche de Jordania, donde fue trasladada desde la cárcel de Ktzi’ot. Allí estuvo presa del 3 al 7 de octubre, después de que el Estado israelí interceptara el barco en el que pretendía llegar a Gaza como parte de la flotilla Global Sumud. Del 1 al 2 tuvo dos días de traslados, y el día 7 la llevaron también a Jordania, desde donde partió el vuelo a Buenos Aires.
La historia es conocida: en aguas internacionales, el Estado de Israel interceptó todos los barcos de la flotilla, tomó su mando y los dirigió a tierra para detener a sus tripulantes. “Sabíamos que, lo más probable, era que pasara lo que pasó”, se sincera Fierro respecto a la misión humanitaria que buscaba 1) romper el bloqueo naval israelí sobre Gaza y 2) hacer visible la crisis humanitaria allí.
Lo primero no lo lograron. Lo segundo, sí.
Lavaca fue el único medio argentino presente en la masiva movilización en Roma que, tras conocerse la noticia de la detención de los tripulantes de esta flotilla, reunió a un millón de personas para pedir el fin del genocidio israelí en Gaza y, entre otras cosas, la liberación inmediata de los recientes detenidos. Ese mismo día, por la noche, llegaron a la capital 26 personas italianas que habían sido detenidas, las primeras que largó el Estado de Israel.
Los cuatro argentinos (Ezequiel Peressini, Carlos Bertola, Nicolás Calabrese, y Celeste) fueron de los últimos.
Finalmente ayer, después de 8 días, volvieron a pisar su tierra.
Desde aquel 1 de octubre hasta ahora, Celeste no había vuelto a tomar mate. Está en eso mientras conversa y revela que su mate, al igual que todas sus pertenencias (a excepción del pasaporte) le fueron sustraídas por el Estado de Israel.
La primera pregunta es obvia: ¿Cómo estás?
Entera, lo cual es un montón. Y muy contenta de estar de nuevo acá. Eso es lo primero, pero también muy preocupada porque entiendo que todavía hay compañeros detenidos de la Global Sumud y que, además, interceptaron a la Freedom Flotilla (145 detenidos). Así que poniéndome en contacto con compas de otros países para estar a disposición.
Durante dos días no se supo nada de vos; luego lo que llegaba era casi nada. ¿Qué pasó en esos primeros momentos?
Lo que nos pasó no se compara con lo que pasan los presos palestinos en las cárceles de Israel; no se compara con lo que viven las familias palestinas en la franja de Gaza. Pero, en ese momento, lo que más preocupaba era que no supieran que estábamos vivos. Desde que nos detuvieron estuvimos 48 horas hasta que logramos ver a un abogado. Y después, la visita de la cancillería fue recién el viernes o el sábado, 3 días después de la intercepción. Lo único que yo quería que avisaran era que estábamos vivos.
¿Les iban informando qué harían con ustedes?
Los primeros que salen son los italianos. En las intercepciones preguntaron por los italianos, ya veíamos claramente que iban a liberarlos más rápido. Los que quedamos detenidos fuimos los del sur global, no solo América, Sudáfrica, Nueva Zelanda.
¿Por qué Italia primero?
Lo de Italia fue por la presión social hacia el propio gobierno italiano de ultraderecha. Hubo una huelga general una semana antes de la intercepción; eso hizo que Meloni mandara un barco, que fue directamente para responder a la huelga; y también para que los italianos desistan de esas misiones. No lo lograron.
¿Cómo fueron los días previos a que los interceptaran?
Ya habíamos tenido una situación previa el día anterior, donde rodearon dos de los barcos de la flotilla. Con alguna cosa magnética cortaron los radares, los teléfonos, como que esos barcos perdieron la comunicación. Y luego se retiraron. Ahí tuvimos el primer intento, ya antes habíamos tenido los ataques con los drones.
¿Cómo es un ataque con drones?
Los primeros dos ataques fueron en puerto de Túnez. Nosotros no habíamos llegado ahí todavía. Pero también entendimos que eran para intimidar, para amedrentar. Es un ejército muy preparado: si hubieran querido hundir un barco lo hacían. Lo que hicieron en el puerto dos días distintos a dos embarcaciones distintas fue tirar como unos explosivos. Y se logró contener ese fuego rápidamente y no pasó a mayores y lograron seguir esas embarcaciones.
En altamar también siguieron las intimidaciones
Todas las noches teníamos drones arriba. Una vigilancia permanente 24×7, fundamentalmente a la noche. Dos días antes de llegar a Creta, entre Sicilia y Creta, ya no eran algunos sino que eran decenas de drones que pasaban por todos los barcos. Y a las 11 de la noche empezamos a tener interferencia en las radios. Empezó a sonar ABBA a todo volumen, nos mirábamos porque no sabíamos qué estaba pasando… Y a los 15 minutos escuchamos la primera detonación… Tiraban esos explosivos que explotan cuando tocan algo; a uno de los barcos les tiraron uno de los mástiles… a otro directamente le rompieron una vela. A otros era solamente el sonido y veías una luz muy fuerte. Era sistemático: cada 15 minutos sentíamos una detonación. A otro le cayeron líquidos, que no sabemos qué eran. No los escuchábamos, veíamos luces, era mucho el miedo.
¿En algún momento temiste por tu vida?
Creo que todo el tiempo. Desde ese momento, hasta que logramos salir (por anteayer). En el momento de los drones, al día siguiente hablábamos: siguen intentando que no continuemos. Y la fuerza estaba puesta en continuar. Y a la noche siguiente estaba en la guardia y no hubo drones. Fue una guardia muy tranquila. Fue el primer día que dije: y mirá si llegamos… Había crecido la presión internacional. Pero no pasó.
Y el día en que los interceptan, ¿cómo fue?
Cuando nos interceptan –no me acuerdo la hora pero era de día, habrán sido las 7PM- nos llega un mensaje de uno de los barcos que en un radar habían visto que se acercaban 10 o 12 barcos. Ahí nos preparamos con los protocolos que veníamos manejando, y en menos de una hora y media ya habían llegado. Empezaron a rodearnos lanchas rápidas, no las veías porque era de noche. Nos tiraron primero agua a todos los barcos. Luego por un altoparlante decían que no teníamos que seguir navegando, que si nos quedábamos ahí iba a estar todo bien… Todo eso duró como una hora. Hasta que se subieron alrededor de 10 o 12 marines israelíes, con armas largas, caras tapadas. Lo primero que hicieron fue desactivar todas las conexiones de Internet. Y ahí efectivamente nos detuvieron, agarraron el mando de nuestro barco. Nos cachean, nos piden los pasaportes. Revuelven todo. Y nos metieron en los camarotes, éramos muchos más de los que entran en los camarotes, estábamos todos amontonados. Estuvimos 24 horas metidos ahí, sin comer nada. Hasta que llegamos al puerto, 24 horas más, y después a la cárcel, donde nunca nos dieron agua potable, estuvimos hacinados, con precintos; a compañeros les vendaron los ojos. Sufrimos maltrato físico. Y la mayor preocupación era que se sepa dónde estábamos.
¿Cómo se siente en el cuerpo esa impunidad?
Nosotros sabíamos que el escenario más probable era lo que nos terminó sucediendo. También hay que decir que lo que significó la flotilla en cuanto al impulso, a multiplicar las acciones, es muy fuerte. Es fuerte saberse parte de una acción internacional que hace lo que los Estados no hacen, dando una respuesta solidaria, humanitaria, a una causa que es de toda la humanidad; fue muy importante. A mí me recordaba a las brigadas internacionalistas de la Guerra Civil Española, Nicaragua… Y creo que eso también fue lo que nos protegió, más allá de la violencia que se sufrió, que todos los ojos estén puestos en Gaza y en la flotilla hace que hoy estemos en casa. Esa firmeza de continuar a pesar de los ataques. Y repito: lo que a nosotros nos pasó, ni se comprara con lo que pasa Gaza. Eso es lo que nos daba más fuerza y firmeza para continuar y de estar juntos.
¿Qué pudiste compartir con los compañeros y compañeras de otras partes del mundo, respecto a lo que estaba pasando, a la situación de Gaza, a cómo articular el reclamo a nivel global?
Para mí fue muy importante. Como experiencia militante, como experiencia de vida. Quienes somos militantes, internacionalistas, lo vivimos de forma permanente, pero esto fue encontrarnos con gente que nunca habíamos tenido contacto, que hablamos distintos idiomas, que venimos de distintas historias. Había sindicalistas, periodistas, enfermeros, médicos, compañeras activistas, artistas. Eso es lo que fortaleció la misión y sobre todo el reclamo y le dio potencia. El internacionalismo, sabernos todos levantamos una misma causa logró potenciarlo y ver que en todos los rincones del mundo se esté denunciando el genocidio y levantando la causa palestina, porque la causa del pueblo palestino es hoy la causa de toda la humanidad. Ese fue el sentido de la flotilla.
¿En qué nivel ves que está el reclamo en Argentina?
En los últimos meses se ha multiplicado la participación. Nosotros lo venimos levantando desde hace décadas, pero creo que hubo un cambio grandísimo. Me acuerdo patente el domingo que fue el Día del Padre, que hubo una movilización gigante, había familias enteras. Desde ese día hasta ahora se ha multiplicado el acompañamiento, no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino en lugares inhóspitos del país. Se fue extendiendo y tenemos que ser cada vez más.
Ahora hay un supuesto nuevo “alto al fuego”. ¿Cómo lo interpretan?
No hay que conformarse hasta el alto el fuego que hay ahora, que no sea un nuevo invento. Lo que venga del imperialismo yanqui creo que es un nuevo acuerdo de ocupación colonial que no va a resolver de forma definitiva las necesidades del pueblo palestino. Acá una paz justa es una paz donde haya derecho al retorno, donde la Palestina sea única, del río al mar y no es lo que se está proponiendo. Hay que seguir multiplicando las acciones por eso, y en nuestro país seguir exigiendo: no en nuestro nombre. Tenemos que tomar lo que dicen nuestros compañeros judíos: que este Estado apoye a ese genocidio, a ese criminal de guerra como es Netanyahu, no es en nuestro nombre, cuando sabemos lo que significa un genocidio en nuestra historia. El genocidio de los pueblos originarios, el genocidio de la última dictadura: tenemos que decir no en nuestro nombre y seguir reclamando la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales. Hoy es un momento en el que Israel está aislado internacionalmente, así que hay que presionar.
El gobierno nacional también parece estar en ese mismo aislamiento…
Por eso, hay que seguir denunciando a este gobierno que no solo es cómplice de ese genocidio sino que viene llevando adelante un desastre en materia económica y social y que por eso está recibiendo fuertes golpes. Acá vamos a estar para plantear una alternativa.
¿Cómo se comportó el gobierno nacional con ustedes los detenidos?
Cancillería hizo… el trabajo administrativo para saber que estábamos ahí, y comunicarse con nuestra familia. Nos lo dijeron con claridad: estuvo el cónsul, pero no fue el embajador. Y esa es una decisión política. Hubo una decisión política de no exigir nuestra inmediata libertad y eso fue lo que sucedió. Estuvimos en Jordania con los diplomáticos de Uruguay, que fueron quienes nos buscaron y acompañaron en el proceso de volver a casa.
Llegaste. Y ahora, ¿qué vas a hacer?
Hoy pretendo quedarme un rato en mi casa. Ayer no me despegué de mi hija desde que llegué al aeropuerto… Y después que la logré dormir me fui a Aeroparque a recibir a Cascote, el compañero que llegó de madrugada. Volví, dormí unas horitas, y acá estoy.
¿Qué edad tiene tu hija?
9 años.
Nota
9 años sin Lucía Pérez

La familia de la joven realizó una marcha en Mar del Plata a nueve años del crimen. Lucia tenía 16 años al ser víctima de un narcofemicidio. El aniversario llega en el marco de un nuevo proceso que tiene a sus padres, Marta y Guillermo, otra vez en los laberintos de una justicia que no resuelve el caso y hasta descartó que se haya tratado de un femicidio. «Hoy es un día demoledor, pero lejos de estar tirados en la cama estamos luchando por todos», dijo Marta (en la foto de portada, rodeada por Guillermo y su hijo Matías). Recordó que hace nueve años habla de «narcofemicidio», figura que hoy se pone de relieve con los asesinatos de Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi. Por eso, la familia pidió: «Despertemos. Esto que nos está pasando es un Estado narco y ausente en todos los derechos».
Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, agarró el micrófono durante la marcha en Mar del Plata y lo primero que hizo fue agradecer: “Gracias por estar juntos una vez más, por esta lucha que llevamos todos, por ustedes, nuestros padres y abuelos”. Después, mirando a la marcha de jubilados y jubiladas que había llegado hasta el monumento a San Martin en Mar del Plata, unió agendas y resistencias: «Hoy ustedes cumplen 2 años de su lucha”. Y, finalmente, abrazó: “Hoy se cumplen 9 años del femicidio de Lucía. Para nosotros es un día demoledor, pero lejos de estar tirados en la cama, estamos luchando por todos”.
Marta Montero pronunció estas palabras en un aniversario que tiene a la causa sumida en un laberinto que la justicia no resuelve hace nueve años. Primero, fue un juicio que absolvió a los acusados de femicidio: los jueces Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale dictaminaron que no hubo femicidio ni abuso sexual sino que condenaron a Matías Farías y Juan Pablo Offidani por comercialización de estupefacientes.

Imágenes del acto en las calles marplatenses. Foto: Florencia Ferioli.
La familia logró iniciar un jury político a los jueces Urso y Viñas (Carnevale consiguió la jubilación anticipada en tiempos de María Eugenia Vidal en la gobernación), pero resultaron absueltos. El proceso sentó un precedente sobre el control social y político a nivel judicial.
En 2023, la lucha de la familia, apoyada por todo una red de organizaciones nucleadas en la Campaña Somos Lucía, logró tirar abajo ese primer juicio y realizar otro que terminó condenando a perpetua a Farías por «abuso sexual con acceso carnal agravado por resultar la muerte de la persona ofendida, por el suministro de estupefacientes y en el marco de un contexto de violencia de género, en concurso ideal con femicidio«. En el caso de Offidani, le dieron 8 años de condena como partícipe secundario del femicidio que, sumados a la condena previa por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”, le significan 15 años de prisión.

Foto: Florencia Ferioli.
Sin embargo, este año la Sala IV del Tribunal de Casación Penal, integrada por los jueces Víctor Violini y María Florencia Budiño, descartó que haya sido un femicidio y remitió las actuaciones al Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mar del Plata para que establezca una nueva pena para Farías, pero sólo por el delito abuso sexual con acceso carnal agravado, cuya pena máxima es de 15 años. La instancia judicial de «cesura», como es llamada, reveló las contradicciones de un sistema judicial que expone a la familia nuevamente ante el dolor de tener que explicarlo todo otra vez. Así, entre instancias de apelación a la Corte Suprema, en un país cuyo presidente y ministro de Justicia niegan la figura de femicidio, con la sociedad conmovida ante otro triple narcofemicidio bonaerense, llega el noveno aniversario de Lucía.

Foto: Florencia Ferioli.
En Mar del Plata, las columnas caminaron por las calles de la ciudad hasta llegar a la Municipalidad donde se gritó “Presente” cada vez que se nombró a Lucía y a larga lista de víctimas de femicidios que sacuden nuestro país: según el Observatorio Lucía Pérez son 203 los femicidios y travesticidios solamente en lo que va del año. La marcha fue una de las más de 170 que recorrió calles de todo el país exigiendo justicia durante el 2025.
“Hace 9 años cuando mataron a Lucia hablábamos del narco, del dealer, y hoy desgraciadamente lo vemos con el triple femicidio y con cada una de las mujeres que nos matan”, dijo Marta. Y se preguntó: “Lucía era la hija que cualquiera tiene, eso era Lucía. Nuestra lucha es por nuestras hijas, por nuestros hijos. ¿Qué país queremos construir? ¿Qué país queremos dejar? Despertemos. Esto que nos está pasando es un Estado narco y ausente en todos los derechos”.
En diálogo con lavaca Marta mandó un video que termina en una pregunta. Mirando a cámara interpeló: “Hoy se cumplen los 9 años del narcofemicidio. Esto era lo que nosotros hablábamos hace 9 años. Lo que estábamos viendo. Lo que hoy nos está pasando con nuestras pibas. El tríple femicidio, narcofemicidio quedó muy al descubierto. Esto nos pasa en los barrios. Esto es lo que nos está pasando hoy. ¿Qué hacemos?”

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.

Foto: Florencia Ferioli.
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