Nota
“No nos callamos más”: el abrazo de Actrices Argentinas a Anahí de la Fuente
Con una conferencia en el Hotel Bauen, la colectiva Actrices Argentinas abrazó a Anahí de la Fuente, que en julio denunció penalmente por acoso y maltrato al exdirector del Centro Cultural San Martín, Diego Pimentel. La única respuesta que obtuvo fue que la despidieran de su trabajo. El denunciante renunció a la dirección del Centro Cultural, pero sigue al frente de una cátedra en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Las actrices denunciaron: “Basta de encubrimiento, basta de naturalizar la violencia, basta de amiguismos que ubican a agresores en espacios de poder, y definitivamente, basta de silenciar a las víctimas a través de actos intimidatorios y de amenazas”. El comunicado completo.
Minutos antes de las siete de la tarde la actriz Laura Azcurra inició la conferencia de prensa convocada por Actrices argentinas junto a más de sesenta organizaciones feministas de la cultura, educación y los derechos humanos. Fue Anahí de la Fuente, maquilladora, performer y comunicadora, quien nombró a cada una de esas organizaciones y luego dijo: «Nos unimos para visibilizar de forma masiva una realidad extendida en todos los ámbitos académicos y laborales. La violencia de género y el acoso sistemático ejercido desde el abuso del poder».
Así se dio inicio a la denuncia y a una radiografía de la escena: en el auditorio del Hotel Bauen, recuperado y gestionado por sus trabajadorxs, las colectivas acompañaron la denuncia de Anahí de la Fuente a Diego Pimentel, ex director del Centro Cultural San Martín, por acoso y maltrato. La denuncia ya está en la justicia en la Fiscalía N°16.
“Jefes que creen ser dueños de los cuerpos de sus empleades, manoseándoles, haciendo comentarios sobre su aspecto físico y su vestimenta, insinuándose, persiguiéndoles y castigándoles al menor asomo de rechazo, con gritos y trabajos fuera del horario pautado. Tratándoles de incapaces, rebajándoles, por su género, a realizar tareas no correspondientes y humillándoles públicamente en caso de no cumplir con sus reglas machistas y autoestablecidas”, relataron.
Junto a Anahí estaban sentadas las actrices Jazmín Stuart, Alejandra Flechner, Laura Azcurra, Anabel Cherubito, Cecilia Roth, Julieta Díaz, Malena Sánchez y Thelma Fardin.
Luego de su denuncia, Anahí fue despedida: el comunicado relató también las dinámicas de la “precarización laboral y las contrataciones basuras” que dejan a les empleades en situación de vulnerabilidad en un contexto de crisis económica y falta de trabajo. “En un país en donde el trabajo es cada vez más inaccesible y precarizado, no podemos desoír las voces de quienes, por la necesidad imperiosa de conservar un puesto laboral, deben soportar día tras día el acoso sexual y la vulneración de sus derechos fundamentales”, dice el comunicado.
Luego de la conferencia, Anahí agregó: “Me quedé sin trabajo, sigo sin trabajo. Esta persona renunció, pero a mí lo que me interesa es pedir por mi trabajo. No tuve ninguna respuesta”. Y sostuvo: “Hay más denunciantes, y en este caso hay testigos que sufrieron lo mismo”
Al final del comunicado, que también describió la dinámica del poder judicial como parte de la cadena de violencias, exigieron la reincorporación de todes les despedides por denunciar, concursos transparentes para acceder a puestos y la aplicación efectiva de la Ley Micaela.
“Que frente a la denuncia de estos hechos, el sistema proteja a la víctima y no al victimario. Que ninguna persona deba soportar, nunca más, situaciones de acoso, maltrato o abuso para poder vivir de su trabajo. Estamos juntes. No nos callamos más” terminaron para dar paso al aplauso de todo el auditorio que, así, las abrazó.
El comunicado completo:
Acompañamos en este acto la denuncia penal de Anahí de la Fuente, quien sufrió acoso y maltrato dentro del Centro Cultural San Martín por un directivo que, a su vez, es responsable de una cátedra dentro de la UNA, Universidad Nacional de las Artes.
También acompañamos a todas aquellas personas que día a día sufren violencia de género en sus respectivos trabajos y universidades y que todavía no pudieron alzar su voz. Repudiamos por completo el hecho de que un sujeto que ejerce este tipo de violencias, ocupe cargos jerárquicos en espacios que reúnen la cultura, la educación y el Estado. Y estamos aquí para decir basta.
En un país en donde el trabajo es cada vez más inaccesible y precarizado, no podemos desoír las voces de quienes, por la necesidad imperiosa de conservar un puesto laboral, deben soportar día tras día el acoso sexual y la vulneración de sus derechos fundamentales.
Jefes que creen ser dueños de los cuerpos de sus empleades, manoseándoles, haciendo comentarios sobre su aspecto físico y su vestimenta, insinuándose, persiguiéndoles y castigándoles al menor asomo de rechazo, con gritos y trabajos fuera del horario pautado. Tratándoles de incapaces, rebajándoles, por su género, a realizar tareas no correspondientes y humillándoles públicamente en caso de no cumplir con sus reglas machistas y autoestablecidas. Estas personas, además, generan climas persecutorios y atropello laboral en las áreas que lideran, propiciando el silencio y el temor de quienes atestiguan estos actos abusivos.
Cuando la víctima decide hablar, la amenazan de manera encubierta o directa. Cuando la víctima decide denunciar, la dejan sin trabajo como a nuestra compañera Anahí. Frente a la posibilidad de que algún otre empleado sea testigo y decida acompañar a la víctima, utilizan diferentes métodos de extorsión; con prácticas obvias como: inesperados aumentos de sueldo en un evidente intento de comprar su silencio. Si éstos no aceptan el trato, también son amenazades con dejarles sin empleo.
Basta de encubrimiento, basta de naturalizar la violencia, basta de amiguismos que ubican a agresores en espacios de poder, y definitivamente, basta de silenciar a las víctimas a través de actos intimidatorios y de amenazas. La mayoría de las veces, este funcionamiento es propiciado por un modo de contratación basura, avalado por el Estado, el cual no asegura la protección de los derechos básicos de les trabajadores. La persona acosada, además de soportar el trauma de haber sido arrasada por el descaro de su superior, queda desplazada de su fuente de ingresos y su espacio de pertenencia, mientras el agresor conserva su puesto, protegido por la impunidad de quienes le otorgaron sus privilegios.
Es sabido que esto no se limita solo al espacio laboral. En el ámbito académico, existen docentes que acosan a les estudiantes. Con comentarios y acercamientos físicos inapropiados, sometiéndoles a hostigamientos, y poniendo en juego su desempeño como estudiantes y futures profesionales.
Esto no se limita a este caso, es una práctica sistemática que no vamos a tolerar más.
En paralelo, el sistema judicial sigue siendo indiferente frente a los relatos de las personas agredidas, poniéndolas en el banquillo de los acusados, y revictimizándolas, con estándares probatorios que no se adaptan a este tipo de delitos. La mayoría de las veces, los casos son archivados y desestimados. O cuando se elevan a juicio, éstos tardan meses -algunos años-, hasta su ejecución, mientras que las víctimas siguen padeciendo las secuelas de los malos tratos y del desempleo.
Contra todo esto, exigimos un criterio de selección de personas formadas con perspectiva de género para todos aquellos roles de poder y decisión dentro de todos los espacios dependientes del Estado. Para esto, es fundamental la adhesión y aplicación de la Ley Micaela.
Planteamos esto con la esperanza de que este criterio se extienda a cualquier ámbito público, y también al privado. Porque sabemos que esto sucede en cualquier espacio de trabajo: comercios, oficinas, fábricas, etc.
El sistema debe reinventarse de raíz para garantizar un clima laboral justo y saludable. El trabajo debe dignificar, no humillar. Debe aplicarse un protocolo de género en cada ámbito privado o público y debe ser respetado por cada persona que integre esos espacios.
Tal como lo estipula la declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de Naciones Unidas, «Los Estados deben aplicar por todos los medios apropiados y sin demora una política encaminada a eliminar la violencia contra la mujer. Se entenderá que la violencia contra la mujer abarca la violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra». Nosotres damos por sentado que esta declaración aplica también a todas las disidencias.
Exigimos eliminar las precarización laboral y las contrataciones basura, que dejan a les empleades en estado de vulnerabilidad frente al maltrato, acoso y abuso. Esto es parte de un sistema que atenta contra la integridad física y emocional de las personas.
Exigimos la reincorporación de manera urgente de las trabajadoras del Centro Cultural San Martín que fueron removidas de sus puestos por animarse a denunciar.
Reclamamos la eliminación del nepotismo como forma de designación de cargos. Queremos concursos transparentes, que además de tener en cuenta la capacidad de oficio de les concursantes, evalúen su criterio respecto de la perspectiva de género.
Somos sesenta organizaciones que decidimos unirnos para poner este tema frente a los ojos de la sociedad. Deseamos que se debata en todos los espacios laborales, y sobre todo, que se instale en la agenda política y mediática, como un tema urgente. Que frente a la denuncia de estos hechos, el sistema proteja a la víctima y no al victimario. Que ninguna persona deba soportar, nunca más, situaciones de acoso, maltrato o abuso para poder vivir de su trabajo.
Estamos juntes. No nos callamos más.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
- Revista MuHace 3 días
Mu 204: Creer o reventar
- Derechos HumanosHace 3 semanas
Memoria, verdad, justicia y Norita
- MúsicasHace 2 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Caso Lucía Pérez: matar al femicidio
- Mu202Hace 4 semanas
Comunicación, manipulación & poder: política del caos