CABA
Poner el cuerpo
Este texto es la síntesis de una ronda de pensamiento colectivo que lavaca organizó para procesar grupalmente el impacto de la aparición de un cuerpo que todavía no tiene nombre en el lugar donde desapareció Santiago Maldonado. Es un intento por buscar las palabras que expresen qué sentimos y también para definir dónde empezar a buscarlas: hoy, a las 15.30 en la ronda de las Madres.
1.
Esto no es una noticia.
Hay que encontrar la palabra para nombrar lo que significa este cuerpo que todavía no tiene nombre.
Hay que buscar la palabra para nombrar lo que representa la imagen de Sergio Maldonado, su compañera Andrea y la abogada Verónica Heredia parados durante 8 horas al lado de ese cuerpo.
Hay que crear un término para nombrar lo que significa recibir en el celular la imagen de un cadáver deformado.
Es abrumador.
Es perturbador.
Y es mucho más.
2.
La desaparición forzada nombra la búsqueda de un cuerpo.
El habeas corpus nombra la ausencia de un cuerpo.
30 mil nombran a un genocidio de cuerpos.
¿Cuál es el nombre que tiene esto que sentimos hoy?
3.
Santiago es el nombre de quien optó por un camino humilde, que siempre es el más difícil. Nómade, sin más pertenencias que su mochila y sus convicciones, eligió hacer de su propia vida su propia utopía. Lo hizo con el arte del tatuador, tallando con pequeñas marcas algo permanente. La medicina con hierbas, el trueque, la solidaridad, el desdén por todo aquello por lo que otros empeñan sus vidas, la naturaleza, las lecturas, ser nadie, ser nada, ser libre, en el sentido más desafiante y menos relevante, que es quizá aquel que alcanzó a esbozar Charly García al decir “Cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada”, en esa sensible estrofa de Los Dinosaurios que entonó conmovedoramente Ricardo Mollo hace pocas semanas en honor a Santiago.
4.
Santiago es el nombre de 78 días de mentiras, infamias y operaciones de prensa, pero es también el nombre de 78 días de sostener la misma pregunta con diferentes voces y herramientas.
Santiago es la forma que tuvimos de nombrar la lucha contra la impunidad, la complicidad y las cobardes maniobras que despliega el Estado para ocultar sus crímenes.
Pero Santiago es también el nombre de una realidad perturbadora: no hay afuera del sistema.
5.
En esta ronda de pensamiento colectivo que organizamos para pensar esa palabra que nos falta alguien menciona a Godard y su corto experimental Yo te saludo Sarajevo. Es sólo una fotografía que muestra a criminales uniformados ejerciendo su violencia sobre indefensos civiles. En un pasaje del breve texto, que se escucha en off sobre esa única imagen en diferentes y recortados planos, Godard nos advierte:
“Todos hablan de la regla: cigarrillos, computadora, remeras, televisión, turismo, guerra. Nadie habla la excepción.
La excepción no se habla.
Se escribe: Flaubert, Dostoievsky.
Se compone: Gershwin, Mozart.
Se pinta: Cézanne, Vermeer.
Se filma: Antonioni, Vigo.
O se vive y así se convierte en el arte de vivir: Srebrenica, Mostar, Sarajevo”.
Sbrenica, Mostar, Sarajevo son los nombres de una masacre que destrozó miles de cuerpos, a mediados de los 90.
Godard busca visibilizarlos, nombrando con sustantivos comunes lo común y con nombres propios, lo excepcional, que es arte, como lo es también sobrevivir a la violencia de la máquina de guerra.
Santiago es ahora el nombre de ese arte y de nuestra impotencia.
6.
Pu Lof en Resistencia.
Comunidad mapuche.
Lonko Jones Huala, injustamente encarcelado.
Esa es la trilogía que nombra la desaparición forzada de Santiago y la que repite ahora este cuerpo sin nombre.
Ambos nombran también “Esquel”, que es la ciudad que se organizó para gritar No a la mina y que ahora está aterrorizada, militarizada y traumatizada.
Y nombran, además, la Patagonia de las tierras apropiadas por corporaciones, el suelo que tiene una de las mayores reservas de petróleo del planeta y la geografía que contiene un tesoro natural de aguas dulces, en un planeta al que la sed especulativa está secando.
Así, la escena del crimen que nos señalan es la del modelo extractivo.
¿Alcanzan esas palabras para describir el peligro que representa para los cuerpos un sistema productivo, político, cultural y social que explota sin límites todo aquello que nos sostiene?
7.
Ese cuerpo que no tiene nombre está ahora frente a nosotros y en primer plano. Nos lo plantaron en el teléfono celular y en las redes virtuales, a la fuerza.
Querramos o no verlo, lo vimos.
Es una imagen que no muestra, no visibiliza, sino que nos obliga a cerrar los ojos ante el horror.
Es una imagen que nos ciega.
Así, aturdidos y dolidos, acorralados en esas tinieblas, ¿qué fuerzas operan?
8.
En esta ronda de pensamiento colectivo hay cuatro hijas y un hijo de genocidas que se atrevieron a desafiar el silencio y terror con los que fueron criados. Desde esa experiencia nos advierten: “Lo morboso, lo perverso, lo atroz es un mensaje de castigo a quienes se atreven a desafiar lo morboso, perverso y atroz del sistema de poder. Buscan afectar lo sensible, que es lo que te rebela. Los torturadores primero buscaban desmoralizarte, humillarte y destruirte anímicamente. Recién después, te aplicaban la tortura física. Lo llamaban “ablande”. El cuerpo estaba después del ablande: primero te torturaban las emociones. No es fácil oponerse a un sistema así, tan destructivo de lo humano, pero tampoco es tan difícil. Cada uno se tiene que hacerse cargo de la parte que le toca. De su no. De su límite. Y también de organizarse junto con otras y otros para poder hacer de esa resistencia algo más que un “yo aguanto”. Cada uno tiene la responsabilidad de salir del lugar de víctima al que te condena un sistema así y decir con su propia voz “no”. Y que escuche el que pueda. Es nuestra responsabilidad decir lo que hay que decir, más allá de que alrededor nuestro haya personas capaces de escucharlo. No se trata de convencer a nadie, sino de dar testimonio. Quien quiera oir, que oiga. Siempre alguien nos oye: es nuestra responsabilidad encontrar a esas personas. La naturaleza no es obediente. Nosotros tampoco. Tenemos experiencias, prácticas, historia: podemos aferrarnos a ellas para darnos cuenta dónde está la verdad y dónde la mentira. O podemos negarlo. Siempre habrá alguien dispuesto a gritar, porque eso es lo que necesitamos como sociedad para seguir funcionando”.
No lo dicen, porque ya está dicho: no nos une el espanto.
Nos une el afecto, los proyectos, la capacidad de juntarnos, movernos, de no callarnos, de poner el cuerpo.
9.
Alguien recuerda que este fin de semana en el Encuentro Nacional de las Mujeres estuvo cantando:
“Señor, señora
No sea indiferente…”
Lo hizo con alegría, rodeada de miles de identidades en rebeldía, bailando en las calles de una ciudad de provincia, sin buscar aprobación, ni prensa, ni fama, ni nada que no sea eso mismo: estar haciendo junto a otras, otros, otres, lo que necesitaban para que esos cuerpos, los nuestros, lo ajenos, los escandalizados y los liberados, vivan mejor.
Son cuerpos que padecen los mismos males perversos de esta época, pero que de a miles se atreven a gozarla.
Y a desafiarla.
No esperan aprobación.
No buscan el aplauso.
Son abrazo y ovación en sí mismos.
Es probable que esos mismos cuerpos que hasta ayer saborearon ese bocado de libertad hoy estén sufriendo por este cuerpo sin nombre, padeciendo la tensión de la espera, soportando los detalles macabros, alterados por las imágenes plantadas, esperando poder reunir todas esas sensaciones en un grito político y social, capaz de expresar lo que nos atormenta el sueño y la esperanza.
10.
¿Cuál es ese grito?
¿Cuál la palabra?
No se trata de elegir la mejor.
Se trata de buscarla.
Sabemos por donde empezar: hoy jueves, a las 15, con las Madres y en la Plaza.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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