Nota
Todos los jueves, el jueves: la ronda de Madres antes de las elecciones

“Asco. Pero le vamos a ganar” dijo una de las Madres, Nora Cortiñas, al hablar sobre lo que siente en estos días, sin que hicieran falta más palabras. Recorrida por la Ronda, los argumentos de un adolescente que simpatiza con Milei, las jóvenes que votarán por Massa, en tiempo de espera hasta el domingo.
Texto: Franco Ciancaglini
Fotos: Sebastiàn Smok
Todos los jueves a las 15:30, desde tiempos de a dictadura, las Madres de Plaza de Mayo realizan la ronda alrededor de la Pirámide de Mayo. Esta vez, en la última antes de las elecciones presidenciales, estuvieron acompañadas por miles de personas que se acercaron a apoyarlas como un símbolo y una acción contra los discursos y prácticas negacionistas en curso, acaso como una antesala de lo que se juega el domingo.

Fotos Sebastián Smok/lavaca.org
Desde el micrófono de la Asociación de las Madres de Plaza de Mayo una de “las viejas” avisa que no es momento de simplificar discursos: “No empecemos a echarle la culpa a los Milei. Las culpas son pasajeras. Trabajaremos para sostener estas banderas cómo hicimos siempre y ahora más que nunca”.
Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, también sorprende con su respuesta, al contestar a lavaca que esta no es una vuelta especial: “Hoy es un jueves más. Cada jueves es especial porque es el reencuentro con nuestros hijos e hijas. Todos los jueves tienen un significado”.
Más acá de las elecciones entonces, ¿cómo hacemos par que no siga avanzando el negacionismo? “Discutir, discutir por todos lados qué paso con el terrorismo de Estado, con los chicos jóvenes. Hay que hacer todavía docencia, nos quedamos chicos, nos quedamos cortos”.
¿Por qué? “Porque ahora hay muchos jóvenes que parece que no saben lo que pasó. Hay que ir a buscarlos”.

Fotos Sebastián Smok/lavaca.org
¿Qué te provoca Milei? “Asco. Pero le vamos a ganar”.
Nora está rodeada por decenas de personas, muchas de ellas jóvenes, que celebran esta respuesta como una arenga. Algunas como Milagros y Sofía no es la primera vez que vienen, aunque no suelen hacerlo. Otros, como Bruno, sí dan la vuelta por primera vez pero no por voluntad sino por obligación del colegio Almafuerte de Pilar Norte. Mientras ellas aseguran que votarán a Massa pero serán críticas desde el primer día, Bruno, que no vota, simpatiza por Milei.
Participaron también de la marcha y brindan su testimonio en esta nota el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis y la ex detenida desaparecida, y correctora de la revista MU, Graciela Daleo.
Estas son algunas de sus respuestas que tal vez nos permitan hacernos más preguntas para encontrar las respuestas que nos faltan. Mientras tanto las Madres y las Abuelas marcaron hoy como siempre el lugar y el camino: la calle.

Fotos Sebastián Smok/lavaca.org
Repriman a la prima
Milagros, 24 años, y Sofía, 22, marchan juntas como parte de una organización universitaria peronista.
Desde esa militancia explican la diferencia con otros jóvenes que votan a Milei: “Nosotros militamos por ende tenemos cierto nivel de conciencia, nos juntamos con gente, pero además en mi caso tengo un abuelo desaparecido por la última dictadura. ¿Cómo hago para pararme en frente de mi abuela a hablar de negacionismo?”.
Dice Sofía: “Para mí es una cuestión de desinformación, no de haberlo vivido o no”.
Milagr: “En mi caso había muchos pibes desinformados, y en la clase de historia se hablaba, había preguntas y había charlas y mostraban videos. Es muy importante que la educación lo siga recordando”.
Sofía: “Depende de la escuela. En mi escuela que era religiosa era un tabú. Después fui al Lengüitas y había pintadas en todas las paredes”.
¿Cómo la ven para el domingo?
Sofía: “Difícil”.
¿Conocen mucha gente que vota distinto a ustedes?
Milagros: “Sí. Pero igual, gane quien gane, me voy a parar en una situación crítica. Mi voto es un sí a la democracia, no es un cheque en blanco. Me paro desde el lugar de querer construir algo mejor”.
Con esos amigos que votan a Milei, ¿qué hablan?
Sofía: “Son muy violentos. Los que conozco votan más por lo económico que por negacionismo”.
Milagros: “Dicen que los derechos humanos no son tan importantes. O sea, mi primo le dijo a mi mamá que a mí me tendrían que reprimir un poco más por ser peronista. Directamente”.
¿Qué se hace con eso?
Sofía: “Mi respuesta como feminista y como militante siempre es: aunque vos no estés, yo voy a estar, porque a mí me interesa que todos estemos bien”.
Milagros: “No somos individualistas, vamos a defender los derechos hasta de las personas que voten a Milei”.

Fotos Sebastián Smok/lavaca.org
En la Plaza, pero con Milei
“El que conoce más es mi amigo”. Esa fue la frase con la que un joven redireccionó hacia otro las respuestas a una serie de preguntas en el contexto de la marcha. Bruno, del colegio Almafuerte de Pilar Norte, asegura que “no tenía muchas ganas de venir”. Sabe que es por las Madres de Plaza de Mayo y dice que de la historia de estas madres conoce “no tanto, más o menos: no tengo orientación política”.
¿Qué conoce? “Que durante la última dictadura militar fueron las que salieron a las calles para que devuelvan a sus hijos y sus nietos”.
¿Qué te parece esa historia? “La verdad es que fue bastante valiente, porque si hacías algo así durante la dictadura te podía llegar a pasar algo malo”.
¿Te interesan las elecciones del domingo? “No mucho, no soy de hablar tanto de política”.
¿Votás? “No, tengo 14”.
Y de los candidatos que están, ¿a quién votarías? “Entre Massa y Milei, prefiero a Milei”.
¿Por qué? “Hay cosas que me gustan de Milei, y otras no tanto. Pero de Massa, nada”.
¿Qué te genera Massa? “Si él es ministro de economía hace un año y medio, subió una banda la inflación y hay cada vez más pobreza, es medio contradictorio: ¿va a resolver los problemas que él mismo hizo?”
¿Y de Milei qué te gusta? “Que fundamenta por lo menos lo que él dice, y lo veo como alguien más serio que Massa. Hay cosas que por ahí no son tan buenas… en general veo que está un poco loco, a veces se pone como muy agresivo, y esto no es tan bueno en un Presidente. Pero antes que Massa, mejor”.
¿Te importa que Milei esté en contra de estas Madres que están acá hoy, o que niegue los derechos humanos? “No creo que Milei niegue los derechos, no creo que vaya a hacer una tiranía como dicen”.
Milei dice que hubo una guerra, y estas Madres enseñaron que fue el Estado el que asesinó y desapareció a 30 mil personas de manera sistemática. ¿Vos qué pensás? “En la escuela me contaron bastante acerca de esto, también tengo familiares que me contaron: yo por ejemplo tuve una abuela que estuvo en medio de un tiroteo entre militares y Montoneros. Pero… no sé”.
¿No te parece tan importante ese tema para la elección? “Sí, me parece importante, pero no creo que saque derechos Milei, porque ya de por sí faltan muchos derechos”.
Como joven, ¿qué te gustaría que haga el Presidente que viene? “Me gustaría que el próximo gobierno mejore la seguridad, baje la inflación y que no haya tanta corrupción más que nada”.
¿Y vos qué soñás? “Todavía no tengo una profesión, pero puede ser algo de programación”.
¿Tus papás piensan como vos? “Piensan parecido a mí, tengo las mismas convicciones que ellos, pero también me dejan que piense cosas diferente, y eso me gusta”.

Fotos Sebastián Smok/lavaca.org
Un Ministro en la ronda de las Madres de Plaza de Mayo
Alguien llega desde la Casa Rosada, desde adentro. Al principio las personas no lo reconocen, y solo cuando uno, dos, tres se sacan una foto, alguien lo relaciona con el ministro que tal vez más horas de tevé recorre, sobre todo en este año electoral: Gabriel Katopodis se sumó a la ronda. Y contestó a lavaca, en medio del tumulto:
-¿Esta es una ronda especial?
-Bueno, es una ronda de un momento especial de la Argentina y de la defensa de los derechos humanos, la reivindicación de esta lucha, el rechazo a cualquier expresión de violencia y mucho más a las que expresaron de manera irresponsable Milei y su gente en relación a la dictadura, que nos obliga a tener una expresión muy clara y muy firme.
¿Qué pasó, qué se hizo mal para que el negacionismo esté acá, a pasos de la Casa Rosada?
Hay que seguir trabajando, hacer lo que hacen las Madres y las Abuelas. Hay que seguir militando.

Fotos Sebastián Smok/lavaca.org
Combatir no solo a Milei
Graciela Daleo estuvo secuestrada-desaparecida entre el 18 de octubre de 1977 al 20 de abril de 1979 en la ex Esma. Hoy, desde Plaza de Mayo, reflexiona sobre el momento histórico político, los sentidos y los derechos en pugna:
-La ronda de hoy tiene la singularidad de expresar en este momento donde están fuertes las expresiones de reivindicación de la dictadura, de los genocidas, de anunciar que van a repetir no lo que hicieron hace 45 años atrás sino traer herramientas nuevas. Tiene esa singularidad, singularidad importante porque además noto mucha presencia de pibes y pibes: eso es para resaltar.
-¿Por qué está tan fuerte el discurso negacionista?
-Para hacer un análisis histórico, en algún momento existió la idea de que “de lo conquistado, no se retrocede”. Yo siempre estuve en contra de esa frase. La historia nos demuestra exactamente lo contrario: los pueblos luchan, logran conquistas, y también quienes están en contra reaccionan, son nuevamente derrotados, y hay que seguir con la lucha. Creo que lo que nos sigue demostrando esto es que la lucha es un proceso continuo y que las conquistas hay que defenderlas sabiendo que se puede retroceder, pero sobre todo hay que avanzar. La historia nos demuestra que nada se conquista de una vez y para siempre, y que nada se pierde de una vez y para siempre.
-Hablé con un joven que estaba acá y simpatizaba con Milei, después con otras chicas que plantearon un horizonte muy distinto a ese. Hablaste de las pibas y pibes, ¿cómo los ves?
-Hay que correr el eje del análisis de que vos te ubicás en cierto eje cultural, social, porque lo viviste. Porque si no, no festejaríamos el 25 de mayo de 1810 porque no vivimos en la colonia… Por otro lado, creo que hay una multiplicidad de cuestiones por las que Milei les causa simpatía a los jóvenes. En lo económico se concentra un altísimo porcentaje de las falacias de Milei, que tiene la habilidad de plantear una serie de cuestiones complejas de una manera supuestamente sencilla; pero en realidad son falacias. Para sectores sociales jóvenes, para quienes el dólar se ha convertido en una garantía del buen vivir y una aspiración, él dice: hay que dolarizar. Bueno, recordemos que nuestro país ya vivió la dolarización en la década del 90 y el 1 a 1, y eso dejó millones de desocupados y una situación catastrófica que desembocó en la rebelión del 2001. Entonces hay una especie de transmisión falaz que te hace creer que todo es fácil. Y me parece que eso se asienta en algo que se construye en el mundo, el inmediatismo. Si lo que se explica no se hace en 120 caracteres, no se entiende. Comprender requiere esfuerzo. Hay una especie de adhesión al facilismo combinada con una situación que viven muchos sectores de empobrecimiento, de sensación de falta de futuro, y una construcción cultural en relación a eso: la idea de que no hay posibilidad de futuro. No hay posibilidad de futuro con la propuesta de Milei.
-¿Cómo se combinan los derechos humanos con esto económico, MIlei y Villarruel?
-Hay una combinación en la que LLA ha tenido la habilidad de conjugar la situación económica con la reivindicación de los crímenes de la dictadura, que también es una apuesta al futuro. Decir que los asesinos son héroes también es un sustento a la represión que ya han dicho que va a hacer falta, precisamente, para imponer las políticas económicas.
¿Cómo le ponemos freno, antes de tener que ir al choque de esa represión?
-Todo lo que nos falta no lo vamos a alcanzar si no nos organizamos, si no luchamos, diría yo hasta una variable más simbólica: si no hacemos crecer en la subjetividad individual que la comprensión de cada uno de nosotros y nosotras está atada al colectivo. Hoy no se está viendo eso, hay que recuperar el sentido de la solidaridad, que era un valor de los verdaderos anarquistas y los verdaderos libertarios, y no de estos que son el capitalismo neoliberal. Eso también hay que decirlo: dicen que son antisistema pero son un refuerzo cada vez mayor del sistema capitalista neoliberal. Lo que hay que combatir es eso.
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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