Nota
Salta, la verde
Médicas, actrices, enfermeras, escritoras, socorristas, cineastas, cantantes, diputadas y más: Salta fue sede de un encuentro histórico que muestra la federalización del debate por el Aborto seguro legal y gratuito. Lo que ocurre en los hospitales con partos de niñas violadas de 10 años. Los matices en las discusiones, las chicas salteñas en las plazas, y las imágenes hacia el 8 de agosto, en esta crónica del viaje de lavaca.
Estamos en Salta, en un teatro colmado por mujeres que son de aquí o de allá y viajaron para participar de una jornada histórica por la legalización del aborto. Por estos días, la ciudad capital está agitada por los debates. Hubo posicionamientos a favor, amenazas de quienes están en contra, misas que arengan a frenar “a toda costa” la media sanción en el Senado, reuniones secretas y no tanto, el pronunciamiento del gobernador Juan Manuel Urtubey a favor, y los tres senadores que representan a los salteños que intentan inclinar la balanza en contra del proyecto de IVE (Interrupción Voluntaria de Embarazo).
Estamos en Salta, en un espacio llamado Teatrino que, casualidad o no, queda justo en diagonal al Colegio de Médicos y a cuadras del centro. Pero hoy el centro se mudó acá. La gran anfitriona del evento es la directora de cine Lucrecia Martel, quien distribuirá con paciencia y gracia el micrófono entre las expositoras y entre quienes harán preguntas.
Sí: este es un auditorio raro que en este sábado de julio, en vez de quedarse callado, tiene muchas preguntas. El ida y vuelta se da entre este público joven y verde y artistas como Mariana Carrizo (coplera que sufrió agresiones digitales por componer una copla a favor de la ley), Claudia Piñeiro (quien brindará un discurso contundente), las diputadas del grupo Las Sororas, Victoria Donda y Araceli Ferreyra y la actriz Adriana Salonia, entre otras personas y personalidades que viajaron para apoyar la ley, además de las que ya están aquí y demuestran que Salta no es solo un pañuelo celeste.

Lucrecia Martel fue una de las anfitrionas de la jornada por el aborto legal en Salta.
Foto: Nacho Yuchark
Familia & médicos
Macarena Villena es una joven médica, cristiana, evangelista, que forma parte del grupo Profesionales por el Derecho a Decidir y está a favor del aborto. Trabaja en un centro de salud salteño en el área de Medicina Familiar y, una vez debajo del escenario, contará las presiones que recibió por pronunciarse a favor de la ley. Para demostrar el vigor de la discusión, en su agenda Macarena tiene marcado el lunes a las 12:30 un debate en La gaceta, el diario salteño que lleva el termómetro mediático de la ley.
Villena enmarca sus palabras desde el lugar donde trabaja: la salud pública. Y plantea que la legalización del aborto debe entenderse como parte de una política que ataque lo que llama muertes evitables: «Y no solo la muerte, sino todas las enfermedades que derivan de estas prácticas clandestinas, que de una forma u otra terminan en los centros de salud”.
Macarena palpa esa realidad y dice desde ahí que la ley “permite respetar la autonomía”. Por si hace falta aclararlo en estos contextos hostiles, dice que no está a favor del aborto en sí: justamente por eso reclama la ley. “Todos los que no queremos el aborto trabajamos para evitar embarazos no deseados, por eso la consigna dice educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, recuerda. Villena denuncia, con su termómetro, que las mujeres en Salta “necesitamos métodos anticonceptivos al alcance de la mano: con los recortes en salud en la provincia, están faltando métodos anticonceptivos”.
Tras su exposición, varias manos se levantan en el auditorio. Martel (cuyo film Zama además de premios varios ha sido considerada por The New York Times una de las dos mejores películas de 2018 a nivel global) es quien transmite la consulta a la médica:
¿Por qué los médicos que conocen esta realidad se oponen al proyecto? Macarena ensaya una respuesta: “Yo creo que es por el miedo al cambio. Interrumpir un embarazo es algo trágico que no estamos promoviendo: es el acompañamiento. Entender eso es muy difícil, cuesta entender que los médicos somos también garantes de derechos. Está el modelo médico hegemónico muy instalado. Y cuesta separar las creencias y lo personal: hay decisiones que son de los pacientes”.

La médica Macarena Villena, contó su experiencia en los centros de salud salteños.
Foto: Nacho Yuchark
En contra, pero a favor
Mónica Gelsi es ginecóloga y, según dice, lleva 37 años trabajando en el sistema de salud salteño. Antes de que un problema en la vista la obligara a apartarse, hizo la mayor parte de su carrera en el Hospital Materno Infantil público de la capital. “Yo soy del pañuelo celeste”, se sincera antes de subirse al escenario. Mónica Gelsi fue la única disertante que se manifestó en contra del proyecto en este debate, si bien también habían sido invitados médicos, abogados y diputados con esa postura. Según un audio que enviaron a las organizadoras, la noche antes dieron de baja su participación argumentando que “no estaban dadas las condiciones”. Y dejaron circular un flyer que llama el día 27 a la Universidad Católica a un encuentro llamado ¿Por qué estamos a favor de las 2 vidas? La disertante estrella será la diputada por Unidad Ciudadana, Cristina Fiore, en contra de la ley.
Mónica Gelsi, entonces, fue la única disertante en contra, recibida con una ovación a pedido de Lucrecia Martel.
Mónica hablo de lo que se le dio la gana, sin interrupciones, sin murmullos ni mucho menos abucheos. Dio datos concretos: de 7900 partos en el materno infantil, 1980 fueron abortos. Y aseguró que “se está trabajando” para evitar la mortalidad materna, idea que acompañó con otros números: “Se hicieron 42 vasectomías y 840 ligaduras tubarias”, aseguró.
El auditorio, de nuevo, se llenó de preguntas. Fueron varias las manos levantadas, pero la que habló fue la diputada Donda, que preguntó en dos sentidos: si está de acuerdo con un Código Penal que castiga a mujeres y médicas como ella por realizar abortos; y si está de acuerdo con el aborto en caso de violaciones. La ginecóloga Gelsi no esquivó el bulto, y en su respuesta dijo, desordenadamente, lo siguiente:
-“Ya bastante pena tiene una mujer con un embarazo no deseado como para mandarla presa”.
-“La que decide es la victima”
-“Si tengo que acompañar a mi hija en un aborto, lo haría”
-“Yo no hago abortos”.
La actriz Adriana Salonia tomó entonces el micrófono y le dijo: “A mí me parece que estas más de acuerdo con la ley, que en contra”. Ahora sí, el auditorio sonrió. Y fue la escritora Claudia Piñeiro, antes de subir al escenario, quien lanzó la pregunta final: “Si tu hija, como mencionaste, tiene un embarazo con un hombre y no desea el embarazo ni al hombre, ¿qué sucedería?”
Fue entonces que la ginecóloga Gelsi apeló a los argumentos celestes: “No sería el caso de mi hija”, dijo. Y remató diciendo que “hay que hacerse cargo de la sexualidad de cada uno” y que si sale la ley, en ese caso hipotético la hija podría abortar, “y si no, verá que se hace”.

La ginecóloga Mónica Gelsi, única disertante en contra de la ley, fue aplaudida en la previa. Tras su exposición, se la vio incómoda al responder preguntas.
Foto: Nacho Yuchark
La niña violada
Luego siguió una joven politóloga llamada Mercedes Martínez, que se presentó como parte del equipo de Socorristas en red: “Estamos en 20 provincias y en 40 localidades”, precisó. El equipo se dedica a acompañar a mujeres que deciden abortar: “Lo que no hace el Estado”.
En zoom salteño, Martínez denunció en particular al flamante hospital Papa Francisco, en el que aseguró que “se criminaliza a las mujeres que van a abortar”. Para ilustrarlo relató el caso de una niña de 10 años que tuvo allí un hijo: “En la puerta de su sala pusieron velas y había personas que iban a rezar. Ese fue el acompañamiento que tuvo esa niña, violada por el padrastro”.
Siguió la diputada Victoria Donda, quien dio un marco más amplio en el cual ubicar los relatos salteños: “De 350 expositores contra la Ley en la Cámara de Diputados, 312 dijeron que las mujeres que abortaban iban despoblar la Argentina”, dijo. “Así nos ven: como la fuerza reproductora encargada de dar fuerza de trabajo”.
Donda siguió hablando del “trabajo invisibilizado” que hacen las mujeres en las tareas de cuidado: “Por cada 8 horas de una mujer que cuida la casa o sus hijos, un hombre desempleado hace 4. Y si esta empleado, 2. Ese lugar tenemos que discutir”.
La diputada se refirió a la ley más allá de la ley: “La brecha salarial es del 25 al 30 por ciento”, informó, aseguró que “es el tiempo de las mujeres” y que para reducir brechas y discutir privilegios “hay que mirar como hicieron otros países del mundo: con políticas concretas, y con leyes”.

Claudia Piñeiro preguntó desde abajo y habló desde arriba del escenario. Fue una de las más aplaudidas.
Foto: Nacho Yuchark
La hora del compromiso
Fue el turno de Claudia Piñeiro, que hasta entonces se había mantenido atenta al debate, filmando y comentando como cualquiera de las oyentes. Piñeiro también dio contexto al calificar de “mágica e impredecible” la inédita unión de distintas profesionales y políticas de distintos partidos en pos de la legalidad del aborto. Al plantearse por qué había decidido meterse de lleno en la causa, Piñeiro recordó que no es una advenediza: “De mis 10 novelas publicadas, 5 hablan del aborto”, aclaró. Y enmarcó a la cuestión como parte de un esquema que incluye “muerte, silencio, e hipocresía”.
A partir del actual debate en el Senado, Piñeiro celebró la “federalización que se está logrando, al generarse encuentros como éste”. Sobre Salta en particular relató una escena memorable: “Qué bueno es estar acá, porque a nosotras en Capital nos mienten: dicen que en Salta no hay gente a favor. Yo llegué hoy y estuve paseando por la Plaza 9 de Julio. Vi a un grupo de chicas haciendo Tai chi que, entre patada y patada, decían: “El patriarcado se va a caer”. ¿Esas también están en contra de la ley?”
El auditorio estalló en risas y aplausos. Pero Claudia se mantuvo seria: “Es muy evidente la diferencia entre el discurso del poder y el discurso de la calle”, cerró la reflexión, para abrir otra nueva y más potente: “A mí lo que más me molesta es que los que están en contra plantean un control de la sexualidad de las mujeres, que es imperdonable. Se está castigando la sexualidad de la mujer, no del hombre. El sexo placentero de una mujer”. La referencia tenía como indirecta el intercambio con la ginecóloga Gelsi.
Piñeiro imaginó un futuro próximo: “Yo no sé si las diputadas acá estarán de acuerdo, pero para mí fue muy importante que las calles estuvieron llenas para la votación en Diputados. Vamos a tener que llenar las calles de vuelta. Hay que ver qué hacemos el 8 en Buenos Aires, en Salta, en todos lados”.

Con el micrófono, Milagros Peñalba, la joven que disertará en el Senado a favor de la ley. A su alrededor, otros jóvenes integrantes de la Coordinadora estudiantil a favor del aborto legal.
Foto: Nacho Yuchark
Voces del futuro
La jornada se iba redondeando, y casi de improviso, Lucrecia Martel invitó a jóvenes que estaban en las tribunas a pasar al escenario. Los presentó a lo grande: “Ellos van a ser que Salta sea distinta”.
Todavía no se sabía que les diez jóvenes que finalmente subieron al estrado eran parte de una Coordinadora de Estudiantes a favor del aborto, un grupo reciente que reúne a unes 200 jóvenes en total, de distintas escuelas. Les jóvenes contaron cómo se organizaron, y denunciaron en particular la “persecución y el hostigamiento a quienes pretenden canalizar estos debates en los colegios. No nos dejan expresar”, sentenciaron. Y relataron dos casos concretos de sanciones de profesores a alumnos, y hasta una expulsión patológica en un colegio, a jóvenes que se manifestaron a favor del aborto legal. “Como Coordinadora elevamos una nota al Ministerio”, contaron, “y un pedido de reunión que jamás fue respondido”.
Entre elles estuvo Milagros Peñalba, una más de las jóvenes, que será disertante en el Senado en las próximas semanas. Luján, otra de las chicas, sumó otra denuncia: “En los colegios se horrorizan si hablamos del aborto pero el Estado se niega a darnos educación laica y educación sexual integral”. Desde el escenario, los chicos redoblan la apuesta: “Se tiene que hablar del VIH, y dar educación sexual no solo para parejas heterosexuales: lo único que quieren es que nos reproduzcamos”.

El cierre estuvo a cargo de Mariana Carrizo, quien creó la canción del momento en Salta: Copla Verde.
Foto: Nacho Yuchark
La canción de las salteñas
La jornada cerró con música. Mariana Carrizo es coplera, aunque se presentó como una “vieja desobediente del patriarcado”. Comenzó a cantar a los 8 años y no paró. Para explicar su presentación, relató una divertida anécdota sobre cómo su arte se cruzó con la miseria machista: “Mi primer presentación fue en el Festival del Poncho. Y todos quedaron tan contentos que hasta el gobernador me prometió que me iba a regalar una muñeca. Yo veía esas muñecas de porcelana, grandes, más grandes que yo, y pensé que me venía una de esas. Estaba tan feliz… Cuando semanas depués llego a mi casa la muñeca era una Barbie trucha, de esas que salen un peso”, dijo. “Esa fue primera desilusión con el patriarcado”.
Tras esa breve introducción cantó Copla Verde, canción compuesta especialmente para estos tiempos y esta geografía, tema por el cual sufrió amenazas y violencias de todo tipo. Vestida de pullover verde, cobijada por el auditorio, entonó estas estrofas que agregaron las únicas palabras que le faltaban a la fría noche salteña:
«Aquí les canto esta copla en la tumba del silencio
si una sola mujer muere saldremos todas
pañuelo verde pájaro libertario de las mujeres
salga el sol si ha de salir también que salga la luna
el aborto será ley pa` que no muera ninguna
salteña libre, vuela libre, vuela».
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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