Nota
Seduciendo al capital: el MTD de La Matanza y sus alianzas con los empresarios
Los integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza son unos verdaderos osados. Comenzaron a cortar rutas en la provincia de Buenos Aires cuando el común de los bonaerenses no sabía qué era un piquete. “Por entonces, para parar el tránsito había que tirar un cana de culo, no es como ahora que se acuerda todo y los patrulleros desvían los autos 200 metros antes de la manifestación”, suele recordar Héctor Toti Flores, uno de los referentes de la organización. Años después, cuando esa medida de protesta se transformó en una acción cotidiana para reclamar planes sociales, el MTD los rechazó por considerarlos “una herramienta de dominación del sistema”. Y ahora, que empieza a ser un hábito la toma y el escrache de compañías multinacionales, la agrupación matancera se anima a realizar alianzas con algunos sectores empresarios.
En lo que va del año, el MTD de La Matanza estableció alianzas con el diseñador Martín Churba y empresas como Arciel y Casa Quintás. Ahora se relacionó con la Confederación General Económica. Carlos Giardino, ex gerente de Fate y antiguo negociador de la deuda externa, asesora a los piqueteros en el managment de su taller textil.
«Se abre una estrategia de recomposición de los lazos sociales y nosotros aprovechamos la coyuntura. El MTD tiene una necesidad de un salto cualitativo, de recomposición como trabajadores», dice Héctor Toti Flores, uno de sus referentes.
«La nuestra -agrega Flores- es una funcionalidad a conciencia, determinada por la relación de fuerza actual y por la necesidad de recomponer una fuerza social que juegue un rol activo en la toma del poder, que hoy no lo tenemos. El 19 y el 20 terminó siendo una derrota: ahora hay más planes que nunca».
El MTD rompió la alianza con Casa Quintás porque sentía que perdía autonomía y que la empresa les imponía a los militantes las reglas capitalistas que el movimiento rechaza. «Si nosotros pudiéramos trabajar de acuerdo a las formas de producción del capitalismo, cuatro horas y que eso alcance sería genial. El tema es que te hacen trabajar 12 horas para que otros vivan mejor. Nosotros confiamos en no correr ese peligro, confiamos en la capacidad colectiva de rechazar lo que no nos parezca», dice Flores.
Estas nuevas alianzas sirvieron al MTD para ser, según sus propias palabras, más confiables. Flores pone como ejemplo el jardín de infantes que inauguraron este año. «Es muy difícil que la gente te entregue su niño para que lo cuides y lo desarrolles. Si lo hace es porque creen en vos».
Los integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza son unos verdaderos osados. Comenzaron a cortar rutas en la provincia de Buenos Aires cuando el común de los bonaerenses no sabía qué era un piquete. «Por entonces, para parar el tránsito había que tirar un cana de culo, no es como ahora que se acuerda todo y los patrulleros desvían los autos 200 metros antes de la manifestación», suele recordar Héctor Toti Flores, uno de los referentes de la organización. Años después, cuando esa medida de protesta se transformó en una acción cotidiana para reclamar planes sociales, el MTD los rechazó por considerarlos «una herramienta de dominación del sistema». Y ahora, que empieza a ser un hábito la toma y el escrache de compañías multinacionales, la agrupación matancera se anima a realizar alianzas con algunos sectores empresarios.
En marzo de este año, el MTD participó de un emprendimiento textil junto al diseñador Martín Churba y las empresas Arciel y Casa Quintás. Lanzaron una línea de guardapolvos bajo el slogan «pongamos el trabajo de moda». Las prendas tenían una estética propia de Palermo Holywood y las presentaron en la feria Buenos Aires Fashion. Hace poco más de un mes, el taller de costura que el movimiento de desocupados tiene en el barrio La Juanita, de Laferrere, comenzó a trabajar con Carlos Giardino, un empresario de la Confederación General Económica (CGE), quien los asesora en el managment del emprendimiento. Mientras el MTD se declara anticapitalista, Giardino se asume liberal. El empresario, a quien los piquetes le parecen un abuso, fue negociador de la deuda externa bonaerense durante la gobernación del radical Alejandro Armendáriz, gerente de Fate electrónica y no dudó en despedir personal cuando consideró que era más rentable reconvertir tecnológicamente su compañía. » Esta es una alianza muy empírica -explica Flores-. Veníamos tratando de desarrollar emprendimientos desde un lugar pequeño: vendíamos lo que producíamos en la feria, teníamos un fuerte rechazo a trabajar a la façon y no queríamos revendedores que sacaran ganancias con nuestra producción. Pero nos dimos cuenta de que eso tenía un límite, sobre todo para el largo plazo. Este año inauguramos nuestro jardín de infantes y para sostenerlo necesitábamos obtener excedentes: la escala de trabajo que teníamos no servía. Por eso combinamos con otros sectores sociales, como Churba y la CGE. Se abre una estrategia de recomposición de los lazos sociales y nosotros aprovechamos la coyuntura. El MTD tiene una necesidad de un salto cualitativo, de recomposición como trabajadores. Claro, es una manera distinta de trabajar de la que teníamos hace diez años. Hay un sector muy grande que empieza a ver en la autogestión y el cooperativismo una salida distinta. Por ahí pasa nuestra postura, nos estamos insertando en el proceso de economía social».
– Más de un movimiento con los que compartían los cortes de ruta los va a acusar de reformistas o funcionales.
Cuando te acusan de reformista y uno no sabe que lo es, se hace difícil. Pero saberlo es bueno porque así no pueden trabajar sobre nuestra culpa. La nuestra es una funcionalidad a conciencia, determinada por la relación de fuerza actual y por la necesidad de recomponer una fuerza social que juegue un rol activo en la toma del poder, que hoy no lo tenemos. Hoy, desde el movimiento piquetero se puede generar un gran escándalo, pero no políticas. Para distintas lecturas, el 19 y 20 de diciembre parecía que comenzaba la mayor ofensiva, para nosotros fue una gran derrota: hubo más planes sociales que nunca. No logramos quebrar la política de dominación porque no teníamos política ni poder para influir en las decisiones más generales. Esa experiencia nos lleva a construir organización y lazos. Nosotros discutimos todo el tiempo las modalidades de nuestro taller, y no queremos cambiarlas, aún con estas nuevas relaciones. A lo mejor genera desconfianza en ellos y eso es un riesgo.
– Pero al final del recorrido, ¿la CGE habrá vuelto capitalista al MTD o los desocupados habrán convertido en revolucionarios a los empresarios?
Nos parece que hay un tiempo de construcción conjunta, donde todavía no está planteada la toma del poder ni la revolución. Es muy importante generar espacios de conocimientos. Nuestra estrategia es aprender como se gerencia emprendimientos para una mayor de calidad de vida de nuestros compañeros.
-¿No se trata de aprender a gerenciar con pautas capitalistas?
– En ningún momento queremos convertirnos en una empresa capitalista, para generar acumulación. Queremos una política de transformación de la vida de los compañeros. El desafío es que no nos fagociten. Intuimos que la economía social es un negocio para muchos. En este momento somos funcionales a ellos pero lo aceptamos porque no tenemos posibilidad de otra cosa.
-El MTD rechaza los planes sociales porque, dice, genera dependencia. ¿Estas alianzas no generan dependencia del capital?
Es relativa, depende de la postura que vayamos teniendo. Si Churba o la CGE nos marcara lo que tenemos que hacer, dependeríamos. Pero nosotros nos manejamos con absoluta automomía en las decisiones. Por eso ya hubo tensiones
-¿Cuáles?
– Se planteó una situación de dependencia con Casa Quintás y decidimos no seguir adelante. Eso nos atrasó bastante. Su forma de plantear el trabajo y sus precios era capitalista y nos coartaba nuestra autonomía. La relación se planteó de tal manera que volvíamos a depender, a ser empleados, con pautas organizativas impuestas por la empresa. Casa Quintas nos ofrecía la entrega de prendas para confección, pero exigían horarios de trabajo, una determinada cantidad de horas trabajadas, querían que hiciéramos una capacitación de cuatro o cinco meses sin cobrar nada o que la pagáramos con la guita que obtuvimos de los guardapolvos. Nos pareció exagerado. Primero, porque no nos salían tan mal las prendas. Después, por ahí sí teníamos que aprender a organizar la forma del trabajo, pero esa forma no es la que queríamos nosotros. Tal vez nos hayamos perdido un gran negocio. Pero no nos interesaba. Ahora esto no implicó que se lesione nuestra relación con Churba. No tuvo efectos de ruptura, si se congeló una posibilidad de hacer cosas. Churba nos ofreció capacitación, el sigue vendiendo nuestros guardapolvos. Para nosotros fue importante para encontrar límites. Ahora trabajamos con la CGE para ver si podemos vender los guardapolvos que hacemos directamente a algunas empresas.
¿Cómo se sintieron exponiendo en Buenos Aires Fashion, un mundo totalmente ajeno a ustedes?
En ese momento estuvimos en la consideración de otros sectores, repercutió mucho mediáticamente. Aprovechamos para propagandizar la propuesta del MTD, más allá de si conseguimos trabajo o no. Nosotros siempre lo vemos desde la integralidad del proyecto. Aunque, es verdad, nos sentimos un poco sapo de otro pozo. El mundo de la moda no es nuestro mundo, ni nos sedujo. Fuimos un solo día, hubo propuestas para ir a otras ferias de moda, pero no fuimos. No es nuestro lugar, no es por donde podíamos construir el taller. Más allá de que somos artistas: para sobrevivir hay que tener mucha creatividad. Aunque el balance fue positivo, no es esa nuestra aspiración.
-¿Y cómo es la convivencia con Giardina, el asesor de la CGE?
– Es muy divertido trabajar en el taller con él, por la diferencia. Es como un juego de ajedrez, donde todos tratamos de mover las piezas lo más ordenadamente posible. Como acá no hay quien gana sobre el otro, es bueno. Queremos lo que tiene el mundo empresario para ser sustentable el proyecto.
– Insisto, ¿eso no implica adoptar sus valores?
Creemos que no es la forma del capitalismo, sino la apropiación del capitalismo lo que hace daño. Si nosotros pudiéramos trabajar de acuerdo a las formas de producción del capitalismo, cuatro horas y que eso alcance sería genial. El tema es que te hacen trabajar 12 horas para que otros vivan mejor. Nosotros confiamos en no correr ese peligro, confiamos en la capacidad colectiva de rechazar lo que no nos parezca, porque pasa que a veces uno solo se embala y entra en el juego. Los domingos hacemos rondas para evaluar proyectos y la horizontalidad garantiza tener claros los límites. Es muy difícil trabajar con nosotros, porque todo lo tenemos consultar. Para ellos es terrible.
– ¿Cómo impactaron estas nuevas alianzas al interior del movimiento?
Como veníamos conversando hace mucho tiempo esta necesidad de búsqueda en distintos sectores, no causó confusión al interior y potenció enormemente el trabajo de base. En verdad, recién estamos cayendo. Al principio hubo mucha desconfianza. Nos preguntábamos que había detrás, por qué nos lo proponían. También hubo elucubraciones paranoicas. Algunos nos dijeron sinceramente que se trataba de marketing social, que con esta alianza ganaba empresario y nosotros podíamos sacarle provecho. Eso nos tranquilizo. También entendimos que en una política de alianzas ganan todos: la alianza es para potenciar a todos sus componentes. Es distinto que una coalición, que se realiza contra un enemigo común y revienta al dia siguiente de lograr el objetivo. Aunque claro, también es verdad que no todos se potencian de la misma manea. Pero acá no hay obsesión para sacar ventajas.
-¿Y en el barrio?
– Empezamos a ser creíbles. Aunque la gente viene con ideas confusas, algunos se acercan a buscar trabajo. Pero el jardín de infantes es el ejemplo más claro: es muy difícil que la gente te entregue su niño para que lo cuides y lo desarrolles. Eso ocurre porque confían en vos. Al principio, nosotros pensábamos que el jardín iba a ser para los hijos y los nietos de la gente del movimiento. Pero nos dimos cuenta que la distancia a veces era grande para muchos chicos de las familias de los militantes. Resulta que el 60 por ciento de los chicos que vienen al jardín son del barrio, la realidad nos modificó la idea que teníamos.
– ¿Recibieron críticas de otros movimientos?
Hasta ahora no recibimos muchas críticas serias, argumentadas. Otros movimientos no creen que esto se pueda desarrollar. Algunos estarán pensando que nos van a coptar y que vamos a volvernos reformistas. Algunos nos dijo: «Lo que ustedes hicieron hasta aquí es heroico, qué le vamos a decir» Como si hubiera un respeto por el camino recorrido pero lo de ahora se tratara de un nuevo rumbo. Pero la necesidad de una búsqueda propositiva está planteada como necesidad social. Si no, generaciones enteras estarán condenadas a la exclusión y la desaparición. Si sos un grupo marginal, si no tenés ningún tipo de influencia, dependés de la política de otro. El movimiento piquetero si no elabora propuestas va a ser una mera correa de transmisión.
Nota
Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.
Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.
Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.
Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
Nota
Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
Nota
Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
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