Nota
Seduciendo al capital: el MTD de La Matanza y sus alianzas con los empresarios
Los integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza son unos verdaderos osados. Comenzaron a cortar rutas en la provincia de Buenos Aires cuando el común de los bonaerenses no sabía qué era un piquete. “Por entonces, para parar el tránsito había que tirar un cana de culo, no es como ahora que se acuerda todo y los patrulleros desvían los autos 200 metros antes de la manifestación”, suele recordar Héctor Toti Flores, uno de los referentes de la organización. Años después, cuando esa medida de protesta se transformó en una acción cotidiana para reclamar planes sociales, el MTD los rechazó por considerarlos “una herramienta de dominación del sistema”. Y ahora, que empieza a ser un hábito la toma y el escrache de compañías multinacionales, la agrupación matancera se anima a realizar alianzas con algunos sectores empresarios.
En lo que va del año, el MTD de La Matanza estableció alianzas con el diseñador Martín Churba y empresas como Arciel y Casa Quintás. Ahora se relacionó con la Confederación General Económica. Carlos Giardino, ex gerente de Fate y antiguo negociador de la deuda externa, asesora a los piqueteros en el managment de su taller textil.
“Se abre una estrategia de recomposición de los lazos sociales y nosotros aprovechamos la coyuntura. El MTD tiene una necesidad de un salto cualitativo, de recomposición como trabajadores”, dice Héctor Toti Flores, uno de sus referentes.
“La nuestra -agrega Flores- es una funcionalidad a conciencia, determinada por la relación de fuerza actual y por la necesidad de recomponer una fuerza social que juegue un rol activo en la toma del poder, que hoy no lo tenemos. El 19 y el 20 terminó siendo una derrota: ahora hay más planes que nunca”.
El MTD rompió la alianza con Casa Quintás porque sentía que perdía autonomía y que la empresa les imponía a los militantes las reglas capitalistas que el movimiento rechaza. “Si nosotros pudiéramos trabajar de acuerdo a las formas de producción del capitalismo, cuatro horas y que eso alcance sería genial. El tema es que te hacen trabajar 12 horas para que otros vivan mejor. Nosotros confiamos en no correr ese peligro, confiamos en la capacidad colectiva de rechazar lo que no nos parezca”, dice Flores.
Estas nuevas alianzas sirvieron al MTD para ser, según sus propias palabras, más confiables. Flores pone como ejemplo el jardín de infantes que inauguraron este año. “Es muy difícil que la gente te entregue su niño para que lo cuides y lo desarrolles. Si lo hace es porque creen en vos”.
Los integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza son unos verdaderos osados. Comenzaron a cortar rutas en la provincia de Buenos Aires cuando el común de los bonaerenses no sabía qué era un piquete. “Por entonces, para parar el tránsito había que tirar un cana de culo, no es como ahora que se acuerda todo y los patrulleros desvían los autos 200 metros antes de la manifestación”, suele recordar Héctor Toti Flores, uno de los referentes de la organización. Años después, cuando esa medida de protesta se transformó en una acción cotidiana para reclamar planes sociales, el MTD los rechazó por considerarlos “una herramienta de dominación del sistema”. Y ahora, que empieza a ser un hábito la toma y el escrache de compañías multinacionales, la agrupación matancera se anima a realizar alianzas con algunos sectores empresarios.
En marzo de este año, el MTD participó de un emprendimiento textil junto al diseñador Martín Churba y las empresas Arciel y Casa Quintás. Lanzaron una línea de guardapolvos bajo el slogan “pongamos el trabajo de moda”. Las prendas tenían una estética propia de Palermo Holywood y las presentaron en la feria Buenos Aires Fashion. Hace poco más de un mes, el taller de costura que el movimiento de desocupados tiene en el barrio La Juanita, de Laferrere, comenzó a trabajar con Carlos Giardino, un empresario de la Confederación General Económica (CGE), quien los asesora en el managment del emprendimiento. Mientras el MTD se declara anticapitalista, Giardino se asume liberal. El empresario, a quien los piquetes le parecen un abuso, fue negociador de la deuda externa bonaerense durante la gobernación del radical Alejandro Armendáriz, gerente de Fate electrónica y no dudó en despedir personal cuando consideró que era más rentable reconvertir tecnológicamente su compañía. ” Esta es una alianza muy empírica -explica Flores-. Veníamos tratando de desarrollar emprendimientos desde un lugar pequeño: vendíamos lo que producíamos en la feria, teníamos un fuerte rechazo a trabajar a la façon y no queríamos revendedores que sacaran ganancias con nuestra producción. Pero nos dimos cuenta de que eso tenía un límite, sobre todo para el largo plazo. Este año inauguramos nuestro jardín de infantes y para sostenerlo necesitábamos obtener excedentes: la escala de trabajo que teníamos no servía. Por eso combinamos con otros sectores sociales, como Churba y la CGE. Se abre una estrategia de recomposición de los lazos sociales y nosotros aprovechamos la coyuntura. El MTD tiene una necesidad de un salto cualitativo, de recomposición como trabajadores. Claro, es una manera distinta de trabajar de la que teníamos hace diez años. Hay un sector muy grande que empieza a ver en la autogestión y el cooperativismo una salida distinta. Por ahí pasa nuestra postura, nos estamos insertando en el proceso de economía social”.
– Más de un movimiento con los que compartían los cortes de ruta los va a acusar de reformistas o funcionales.
Cuando te acusan de reformista y uno no sabe que lo es, se hace difícil. Pero saberlo es bueno porque así no pueden trabajar sobre nuestra culpa. La nuestra es una funcionalidad a conciencia, determinada por la relación de fuerza actual y por la necesidad de recomponer una fuerza social que juegue un rol activo en la toma del poder, que hoy no lo tenemos. Hoy, desde el movimiento piquetero se puede generar un gran escándalo, pero no políticas. Para distintas lecturas, el 19 y 20 de diciembre parecía que comenzaba la mayor ofensiva, para nosotros fue una gran derrota: hubo más planes sociales que nunca. No logramos quebrar la política de dominación porque no teníamos política ni poder para influir en las decisiones más generales. Esa experiencia nos lleva a construir organización y lazos. Nosotros discutimos todo el tiempo las modalidades de nuestro taller, y no queremos cambiarlas, aún con estas nuevas relaciones. A lo mejor genera desconfianza en ellos y eso es un riesgo.
– Pero al final del recorrido, ¿la CGE habrá vuelto capitalista al MTD o los desocupados habrán convertido en revolucionarios a los empresarios?
Nos parece que hay un tiempo de construcción conjunta, donde todavía no está planteada la toma del poder ni la revolución. Es muy importante generar espacios de conocimientos. Nuestra estrategia es aprender como se gerencia emprendimientos para una mayor de calidad de vida de nuestros compañeros.
-¿No se trata de aprender a gerenciar con pautas capitalistas?
– En ningún momento queremos convertirnos en una empresa capitalista, para generar acumulación. Queremos una política de transformación de la vida de los compañeros. El desafío es que no nos fagociten. Intuimos que la economía social es un negocio para muchos. En este momento somos funcionales a ellos pero lo aceptamos porque no tenemos posibilidad de otra cosa.
-El MTD rechaza los planes sociales porque, dice, genera dependencia. ¿Estas alianzas no generan dependencia del capital?
Es relativa, depende de la postura que vayamos teniendo. Si Churba o la CGE nos marcara lo que tenemos que hacer, dependeríamos. Pero nosotros nos manejamos con absoluta automomía en las decisiones. Por eso ya hubo tensiones
-¿Cuáles?
– Se planteó una situación de dependencia con Casa Quintás y decidimos no seguir adelante. Eso nos atrasó bastante. Su forma de plantear el trabajo y sus precios era capitalista y nos coartaba nuestra autonomía. La relación se planteó de tal manera que volvíamos a depender, a ser empleados, con pautas organizativas impuestas por la empresa. Casa Quintas nos ofrecía la entrega de prendas para confección, pero exigían horarios de trabajo, una determinada cantidad de horas trabajadas, querían que hiciéramos una capacitación de cuatro o cinco meses sin cobrar nada o que la pagáramos con la guita que obtuvimos de los guardapolvos. Nos pareció exagerado. Primero, porque no nos salían tan mal las prendas. Después, por ahí sí teníamos que aprender a organizar la forma del trabajo, pero esa forma no es la que queríamos nosotros. Tal vez nos hayamos perdido un gran negocio. Pero no nos interesaba. Ahora esto no implicó que se lesione nuestra relación con Churba. No tuvo efectos de ruptura, si se congeló una posibilidad de hacer cosas. Churba nos ofreció capacitación, el sigue vendiendo nuestros guardapolvos. Para nosotros fue importante para encontrar límites. Ahora trabajamos con la CGE para ver si podemos vender los guardapolvos que hacemos directamente a algunas empresas.
¿Cómo se sintieron exponiendo en Buenos Aires Fashion, un mundo totalmente ajeno a ustedes?
En ese momento estuvimos en la consideración de otros sectores, repercutió mucho mediáticamente. Aprovechamos para propagandizar la propuesta del MTD, más allá de si conseguimos trabajo o no. Nosotros siempre lo vemos desde la integralidad del proyecto. Aunque, es verdad, nos sentimos un poco sapo de otro pozo. El mundo de la moda no es nuestro mundo, ni nos sedujo. Fuimos un solo día, hubo propuestas para ir a otras ferias de moda, pero no fuimos. No es nuestro lugar, no es por donde podíamos construir el taller. Más allá de que somos artistas: para sobrevivir hay que tener mucha creatividad. Aunque el balance fue positivo, no es esa nuestra aspiración.
-¿Y cómo es la convivencia con Giardina, el asesor de la CGE?
– Es muy divertido trabajar en el taller con él, por la diferencia. Es como un juego de ajedrez, donde todos tratamos de mover las piezas lo más ordenadamente posible. Como acá no hay quien gana sobre el otro, es bueno. Queremos lo que tiene el mundo empresario para ser sustentable el proyecto.
– Insisto, ¿eso no implica adoptar sus valores?
Creemos que no es la forma del capitalismo, sino la apropiación del capitalismo lo que hace daño. Si nosotros pudiéramos trabajar de acuerdo a las formas de producción del capitalismo, cuatro horas y que eso alcance sería genial. El tema es que te hacen trabajar 12 horas para que otros vivan mejor. Nosotros confiamos en no correr ese peligro, confiamos en la capacidad colectiva de rechazar lo que no nos parezca, porque pasa que a veces uno solo se embala y entra en el juego. Los domingos hacemos rondas para evaluar proyectos y la horizontalidad garantiza tener claros los límites. Es muy difícil trabajar con nosotros, porque todo lo tenemos consultar. Para ellos es terrible.
– ¿Cómo impactaron estas nuevas alianzas al interior del movimiento?
Como veníamos conversando hace mucho tiempo esta necesidad de búsqueda en distintos sectores, no causó confusión al interior y potenció enormemente el trabajo de base. En verdad, recién estamos cayendo. Al principio hubo mucha desconfianza. Nos preguntábamos que había detrás, por qué nos lo proponían. También hubo elucubraciones paranoicas. Algunos nos dijeron sinceramente que se trataba de marketing social, que con esta alianza ganaba empresario y nosotros podíamos sacarle provecho. Eso nos tranquilizo. También entendimos que en una política de alianzas ganan todos: la alianza es para potenciar a todos sus componentes. Es distinto que una coalición, que se realiza contra un enemigo común y revienta al dia siguiente de lograr el objetivo. Aunque claro, también es verdad que no todos se potencian de la misma manea. Pero acá no hay obsesión para sacar ventajas.
-¿Y en el barrio?
– Empezamos a ser creíbles. Aunque la gente viene con ideas confusas, algunos se acercan a buscar trabajo. Pero el jardín de infantes es el ejemplo más claro: es muy difícil que la gente te entregue su niño para que lo cuides y lo desarrolles. Eso ocurre porque confían en vos. Al principio, nosotros pensábamos que el jardín iba a ser para los hijos y los nietos de la gente del movimiento. Pero nos dimos cuenta que la distancia a veces era grande para muchos chicos de las familias de los militantes. Resulta que el 60 por ciento de los chicos que vienen al jardín son del barrio, la realidad nos modificó la idea que teníamos.
– ¿Recibieron críticas de otros movimientos?
Hasta ahora no recibimos muchas críticas serias, argumentadas. Otros movimientos no creen que esto se pueda desarrollar. Algunos estarán pensando que nos van a coptar y que vamos a volvernos reformistas. Algunos nos dijo: “Lo que ustedes hicieron hasta aquí es heroico, qué le vamos a decir” Como si hubiera un respeto por el camino recorrido pero lo de ahora se tratara de un nuevo rumbo. Pero la necesidad de una búsqueda propositiva está planteada como necesidad social. Si no, generaciones enteras estarán condenadas a la exclusión y la desaparición. Si sos un grupo marginal, si no tenés ningún tipo de influencia, dependés de la política de otro. El movimiento piquetero si no elabora propuestas va a ser una mera correa de transmisión.
Nota
Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”
El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.
Por Bernardina Rosini
Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.
El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.
Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.
Periodismo en el banquillo
Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.
“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.
En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?
“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.
La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.
“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.
La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión
Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.
Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.
Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.
La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.
La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.
Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.
Gracias.
Nota
Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
Después de agradecer a la Gendarmería, “que nos facilitó las instalaciones” (ya que las audiencias se realizaron dentro de un Escuadrón de esa fuerza), la Justicia Federal condenó a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por una supuesta “usurpación” de hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Nahuel Huapi. La comunidad plantea que se trató de una recuperación que incluso fue homologada por el propio juez Hugo Greca que ahora firmó la condena (y agradeció a Gendarmería). La síntesis de la ausencia de justicia según una de las abogadas: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”. Pese a la condena, la prisión de las mujeres queda en suspenso. Lo que molesta en el sur, la postura de las condenadas y una causa armada que tiene en el medio otro crimen impune: el de Rafael Nahuel. La voz de una de las acusadas tras la sentencia: “Nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo”.
Por Francisco Pandolfi
Unos segundos antes del veredicto, se obsequiaron algunos agradecimientos, verbales y sin pudor.
“Primero a Gendarmería Nacional, que nos facilitó estas instalaciones. También al Comandante Principal García, jefe del escuadrón, y al Comandante Mayor Morales. Nos dieron comodidad, café, agua, nos mantuvieron bien”.
Ahora sí, después de las palabras de juez Hugo Greca (titular del Juzgado Federal de Coronel Roca), las condiciones parecían dadas para la lectura de una sentencia sobre un juicio exprés, que sólo tuvo tres audiencias. Exprés XXL. Exprés al cuadrado. Un juicio oral que arrancó el jueves pasado.
Que continuó el viernes y que finalizó hoy, con los últimos testimonios, los alegatos y con un fallo que se pronunció en un ámbito inapropiado: el escuadrón 34 de Gendarmería, en la ciudad rionegrina de Bariloche. Un salón que estuvo revestido para la ocasión: rodeado de un desmedido despliegue de efectivos de seguridad.
La causa (armada)
Este lunes se juzgó a siete integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, por la usurpación de un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en septiembre de 2017. Una rectificación a la palabra “usurpación” la hace la comunidad, porque plantea el quid de la cuestión: no lo llaman usurpación, sino recuperación. “Nos acusan de usurpar nuestro territorio”. Y explican: “Fue parte de una reivindicación ancestral con el objetivo principal de estar en el territorio donde está nuestro Rewe (sitio sagrado de conexión con otras energías) en donde la Machi (guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche), se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu”.
En ese proceso de recuperación, el 25 de noviembre de 2017 fue asesinado uno de los integrantes de la comunidad: Rafael Nahuel recibió un disparo por la espalda, del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión.
Antes de comenzar el juicio, desde la defensa que llevó adelante la Gremial de Abogados y Abogadas, habían anticipado: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. La presunción tenía un basamento evidente: la causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional al erradicar un pacto preexistente que reconocía al Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca –el mismo que hoy dictó el veredicto– había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
El fallo
En los alegatos, desde la Gremial exigieron la absolución, apoyándose en los tratados internacionales y las leyes nacionales que amparan los derechos mapuche. Y expresaron que el juez tenía “la oportunidad de aportar al proceso histórico”, así como abonar a “una solución dialogada y pacífica. Si hay condena, el conflicto territorial y de cosmovisión va a seguir”.
Sin embargo, luego de los agradecimientos a Gendarmería se escuchó “la condena de dos años de prisión cuya ejecución se dejará en suspenso” a Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan y Gonzalo Fabián Coña, por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de usurpación.
La farsa actual
Gustavo Franquet es uno de los abogados defensores. Desde Bariloche le dice a lavaca: “Esta condena compromete internacionalmente al Estado, por violar todo tipo de tratados y convenciones nacionales e internacionales, inclusive la Constitución Nacional. Que los condenen por usurpación es negar su realidad de pueblo originario, es negar su propia existencia, es negar sus derechos particulares. Con esta resolución se ponen del lado colonialista, así que por supuesto que vamos a apelar, y si es necesario iremos hasta la Corte Suprema”.
Una de sus compañeras, Laura Taffetani, agrega sobre la resolución del juez Hugo Greca: “El juicio fue una farsa y forma parte de esta nueva versión de la Campaña del Desierto que venimos denunciando hace años. En las audiencias quedó claro el desequilibrio que hubo entre la querella de Parques Nacionales y la Fiscalía en comparación a nosotros. Todo lo que pidieron ellos fue todo lo que el juez condenó, excepto el tema del Rewe. El fiscal había pedido que los miembros de la comunidad no pudieran ir al lugar sagrado, y eso el juez no lo aceptó”.
En relación a lo que muestra la condena: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”.
Después de la sentencia, en la puerta del cuartel de Gendarmería se improvisó una ronda donde hablaron las mujeres mapuche, en medio de un viento bien patagónico –de esos que no entienden de primaveras: “Aunque nos hayan condenado en suspenso, esta lucha no se termina acá, hay que seguir por el Rewe, por todos nosotros y por nuestros pichis (pequeños)”, dice María Nahuel. La Machi Betiana Colhuan Nahuel –que era una de las acusadas pero en la primera audiencia fue absuelta porque era menor en 2017–, continúa, con énfasis: “Esta lucha viene de nuestros ancestros y la continuaremos. No nos vamos a rendir, seguiremos firmes hasta que dejemos esta tierra. Otras comunidades se levantarán y vamos a resistir desde los distintos territorios”.
Romina Rosas fue la última en tomar la voz y en dar su propia sentencia: “No tenemos que bajar los brazos pese a que el winka (blanco invasor) nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo, con nuestra verdad y con nuestras palabras”.
Nota
Comenzó un vergonzoso juicio a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: “La condena está escrita de antemano”
El gobierno nacional – con Patricia Bullrich como figura estelar de la persecución mapuche- vuelve a la caza de la comunidad que supo iniciar un proceso de recuperación de tierras en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Barrido un acuerdo preexistente entre el Estado y la Lafken Winkul Mapu, que había sido homologado por la justicia, impulsa un juicio que comenzó hoy para condenar por “usurpación” a siete mujeres. Increíblemente, o no, el proceso ocurre dentro de un cuartel de Gendarmería, fuerza que hoy montó un show para amedrentar a las mujeres, sin lograrlo: en esta nota, las imágenes del vergonzoso operativo, y de la dignidad mapuche. “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano”, asegura a lavaca uno de los defensores de la comunidad . “Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. El recuerdo de Rafael Nahuel, y el genocidio que continúa.
Por Francisco Pandolfi. Foto de portada: Eugenia Neme. Fotos de la audiencia de hoy: Alejandra Bartoliche
Foto: Alejandra Bartoliche
La causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional, que barrió un acuerdo preexistente que sí reconocía el Rewe como sitio sagrado.
Los efectivos de Gendarmería empiezan a llegar a raudales, por dos motivos concretos.
1-El lugar: el Escuadrón 34 de Gendarmería Nacional.
2-El contexto: hoy comenzó el juicio oral contra la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por la usurpación de un predio en Villa Mascardi.
La conexión entre el punto 1 y el 2, aunque sorprenda, es que efectivamente el juicio se desarrolla dentro del cuartel de Gendarmería.
El por qué de la decisión se impone como pregunta.
La respuesta de las autoridades: “Por seguridad”.
No hay que ser muy observador para notar la desproporción de las fuerzas esta mañana, en la antesala del inicio de la primera audiencia: decenas de gendarmes, por un lado. Por el otro, las siete mujeres acusadas de la comunidad.
Antes de comenzar el juicio, Gustavo Franquet, de la Gremial de Abogados y Abogadas que defienden a las personas imputadas, le dice a lavaca: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”.
Las otras dos audiencias que conforman al Juicio Oral serán mañana viernes y el lunes 30. No serán en el Juzgado Federal de San Carlos de Bariloche, como dice la transmisión online por donde se puede ver lo que pasa en la sala.
Serán, también, en el Escuadrón 34 de Gendarmería Nacional.
Foto: Alejandra Bartoliche
El contexto
Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan, Gonzalo Coña y Betiana Colhuan son integrantes de de la Lof Lafken Winkul Mapu y están acusadas de usurpar un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi en septiembre de 2017. En ese proceso fue asesinado Rafael Nahuel, uno de los integrantes de la comunidad: el 25 de noviembre tras un disparo por la espalda de un efectivo del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión (https://lavaca.org/notas/crimen-de-rafael-nahuel-condenan-a-los-prefectos-a-4-y-5-anos-de-prision-pero-la-familia-apelara/).
La comunidad mapuche no la llama usurpación, sino recuperación. Y plantea que aquella recuperación “fue parte de una reivindicación ancestral”.
Lavaca viajó al lugar y entrevistó a estas mujeres, quienes narraron largamente cómo este proceso es una reivindicación ancestral basada en el reconocimiento del Rewe.
El Rewe es un altar, un sitio sagrado de conexión con otras energías en donde la Machi, guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche, se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu. La Machi se llama Betiana Colhuan Nahuel y desde su Rewe atendía a quien fuera a curarse. Ella era una de las acusadas, pero hoy fue absuelta porque era menor (16 años) al momento del hecho.
La causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional, que barrió un acuerdo preexistente que sí reconocía el Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
Foto: Alejandra Bartoliche
El comienzo del juicio oral
En la puerta del Escuadrón 34 de Gendarmería, a la salida de la primera audiencia –que se extendió hasta pasadas las seis de la tarde–, el abogado defensor Gustavo Franquet le cuenta a lavaca: “Lo fundamental de hoy fue, que en el momento de las excepciones, de la parte preliminar al juicio, la defensora de la Niñez que intervino de oficio pidió que se sacara a la Machi Betiana de la causa por haber sido menor de edad”. La fiscalía y el juez Hugo Greca estuvieron de acuerdo.
La mayoría de las declaraciones de hoy fueron de policías federales que intervinieron en el operativo de desalojo. “Y al final estuvo el plato fuerte –dice Franquet–, porque declaró el que era intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Damián Mujica, quien hizo la denuncia contra la comunidad. En la audiencia de hoy quedó claro que desde el primer momento la intencionalidad del Parque fue criminalizar a la comunidad, porque en vez de dialogar con ella como plantea su reglamento interno, hicieron la denuncia penal y la fiscalía ordenó el desalojo violento, que luego terminó con el asesinato de Rafael Nahuel”.
Franquet hace un silencio y cuenta: “Hoy Mujica dijo dos o tres veces que Rafael Nahuel falleció y no: a Rafael Nahuel lo asesinaron”.
¿Cómo sigue el juicio? Mañana, en la segunda audiencia, seguirán declarando los testigos y si hay tiempo empezarán los testimonios de las personas imputadas. Para el lunes están previstas las últimas testificaciones, los alegatos y, tras un cuarto intermedio, el juez dará la sentencia.
Cierra Franquet: “Más allá de lo que dictaminen, de ninguna manera ocurrió una usurpación y hay pruebas de esto. No fue una usurpación: fue una recuperación ancestral”.
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