CABA
Somos los patriotas
Por Gore Vidal. El escritor estadounidense denuncia la consecuencias de la Ley Patriótica y señala: «Por mucho que empeoraran las cosas, jamás creí ver a buena parte de la nación -de nosotros el pueblo, que no estuvimos representados ni fuimos consultados en un asunto de guerra y paz- manifestarse en tales números contra un gobierno arbitrario y secreto, que preparaba y dirigía guerras para nosotros, o por lo menos para un ejército reclutado entre los desempleados para librarlas». Para completar el menú, una presentación de Gore Vidal realizada por el español Manuel Vázquez Montalbán.
Pertenezco a una minoría que es una de las más pequeñas del país y cada vez se vuelve más. Soy veterano de la Segunda Guerra Mundial. Y puedo recordar haber pensado, cuando salí del ejército en 1946, bueno, ya estuvo. Ganamos. Y los que vengan después ya no tendrán jamás que volver a hacer esto. Luego vinieron las dos guerras dementes de vanidad imperial, Corea y Vietnam. Fueron amargas para nosotros, ya no digamos para el llamado enemigo. Luego nos embarcamos en una guerra perpetua contra lo que parecía ser el club del enemigo del mes. Esta guerra permitía que fluyeran grandes recursos monetarios hacia el aparato persecutorio militar y la policía secreta mientras nos retenían el dinero a nosotros, los contribuyentes, con nuestro mezquino interés por la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Pero, por muy corrupto que se haya vuelto nuestro sistema en el siglo pasado -y yo viví tres cuartas partes de él-, aún nos sujetábamos a la Constitución y, sobre todo, a las garantías individuales.
Por mucho que empeoraran las cosas, jamás creí ver a buena parte de la nación -de nosotros el pueblo, que no estuvimos representados ni fuimos consultados en un asunto de guerra y paz- manifestarse en tales números contra un gobierno arbitrario y secreto, que preparaba y dirigía guerras para nosotros, o por lo menos para un ejército reclutado entre los desempleados para librarlas. De manera perceptible, ahora dejan la mayor parte del combate a los excluidos, a los que no recibieron educación.
George W. Bush, durante Vietnam, se refugió en la Guardia Aérea Nacional de Texas. Cuando se preguntó a Dick Cheney por qué evadía el servicio militar en Vietnam, contestó: «Tengo otras prioridades». Bien, otros 12 millones de nosotros también las teníamos hace 60 años. Prioridades que 290 mil personas ya nunca pudieron atender.
¿A quién culpar, entonces? ¿A nosotros? ¿A ellos? Bueno, podemos sin temor a equivocarnos culpar a ciertos traficantes de petróleo y gas que secuestraron al go-bierno desde la presidencia hasta el Congreso y de ahí, en forma por demás ominosa, al aparato judicial. ¿Cómo lo hicieron? Curiosamente los medios siempre han estado allí. Se requirió de la mayor ambición y de otros intereses para que este golpe de Estado funcionara.
Fue nada menos Benjamin Franklin quien allá por 1787 visualizó nuestro futuro con la mayor claridad, cuando como delegado a la Convención Constitucional de Filadelfia se leyó por primera vez el proyecto de Constitución. Estaba viejo, casi moribundo, no estaba en condiciones de leer, pero preparó un texto para que lo leyera un amigo. Es una declaración tan oscura que la mayoría de los libros de historia omiten las palabras claves.
Franklin apremiaba a la convención a aceptar la Constitución pese a que en su concepto adolecía de grandes fallas, porque, dijo, podía sentar las bases para un gobierno a corto plazo. «No hay forma de gobierno que no sea una bendición para el pueblo si se administra bien, y creo además que éste puede ser bien administrado por algunos años, y sólo puede desembocar en el despotismo, como otras formas han hecho antes, cuando el pueblo se vuelva tan corrupto que requiera un gobierno despótico, pues sea incapaz de cualquier otro.» Pensemos en Enron, Merrill Lynch, etcétera, en perforaciones de tarjetas electorales y en urnas de mariposa, en el hijo del juez Antonin Scalia exponiendo alegatos en la Suprema Corte ante su padre, quien no fue objeto de recusa, mientras Clarence Thomas, quien tampoco fue impugnado, escucha en silencio y su esposa trabaja ya para el próximo gobierno de Bush. Pensemos, por último, en el Colegio Electoral, pieza de maquinaria poco confiable y antidemocrática que sin duda Franklin vio como fuente de la más profunda corrupción y subsecuentes males pa-ra la república, como ocurrió no sólo en 1876, sino también en 2000.
La profecía de Franklin se cumplió en diciembre de 2000, cuando la Suprema Corte pasó como bulldozer sobre la Constitución para seleccionar como presidente al perdedor en la elección de ese año. El despotismo está ahora sentado sin riesgos en la silla. La vieja república es la sombra de sí misma, y ahora estamos en el umbral de un imperio nuclear mundial, con un gobierno que ve su verdadero enemigo en «nosotros el pueblo», despojado de nuestra franquicia electoral. La guerra es la meta usual de los tiranos, y guerra en serio es lo que vamos a tener, a menos que -con ayuda de los bienintencionados de Europa y de nosotros mismos, despiertos por fin- podamos persuadir a este peculiar gobierno de que actúa totalmente por su maligna cuenta y en contra de nuestra historia.
La otra noche en CNN hice al admirable Aaron Brown detenerse de golpe, citando esa vez no a Franklin sino a John Quincy Adams, quien en 1821 dijo, en un debate sobre la posibilidad de que entráramos en guerra para liberar a Grecia de Turquía, que Estados Unidos «no va al extranjero en busca de monstruos que destruir». Si la nación tomaba a su cargo todos los asuntos del extranjero «podría volverse la dictadora del mundo. Ya no sería la gobernante de su propio espíritu».
Si en 2004 se nos permite realizar una elección presidencial aquí en nuestra pa-tria, sospecho que nos daremos cuenta de que el único cambio de régimen con el que requiere ocuparse nuestro espíritu recobrado es el de Washington.
El presidente Adams murió hace mucho tiempo. Y hemos estado en el negocio imperial desde 1898: habíamos prometido dar a los filipinos su independencia de España. Luego cambiamos de parecer y matamos a unos 200 mil de ellos en el proceso de someterlos a nuestro dominio.
Hace unos años hubo un significativo intercambio entre el entonces general Colin Powell y la entonces funcionaria Madeleine Albright. Como tantos civiles, ella estaba ansiosa de usar nuestras tropas contra nuestros enemigos: ¿de qué sirve tener todo ese aparato militar si no se usa? No son soldados de juguete, respondió él. Sin embargo, en aras de combatir el comunismo gastamos billones de dólares y ahora estamos en peligro de quedar sepultados bajo el peso de tantas armas.
Por lo tanto, supongo que es inevitable que, tarde o temprano, a una nueva generación se le ocurrirá la brillante idea: ¿por qué no dejamos de hacernos tontos con la diplomacia y los tratados y simplemente usamos nuestro poderío militar para dar órdenes al resto del mundo? Hace uno o dos años, un par de neoconservadores planteó precisamente esa noción. Respondí, en letra de molde, que si lo hacíamos tendríamos una guerra perpetua por la paz perpetua. Y eso no es bueno para los negocios. Luego la junta Dick Cheney-Bush se adueñó del poder. Aunque lo que más les interesa son las reservas petroleras, les gustó también la idea de jugar a los soldaditos.
En septiembre pasado el Congreso recibió del Ejecutivo un documento llamado Estrategia Nacional de Seguridad de Estados Unidos. Como observó el historiador Joseph Stromberg, «hay que leerlo para creerlo». La doctrina predica que sería de-seable que Estados Unidos se vuelva, para usar las palabras de Adams, la «dictadora del mundo». También da por sentado que el presidente y sus lugartenientes están moralmente facultados para gobernar el planeta. Declara que nuestra «mejor defensa es una buena ofensa». Luego expresa la doctrina de la prevención: «Como asunto de sentido común y autodefensa, Estados Unidos actuará contra las amenazas que surjan antes de que se formen por completo (cursivas mías)». Sin duda el general Ashcroft anda ahora por Utah arrestando a todo varón mormón antes de que pueda secuestrar ocho jovencitas para hacerlas sus esposas. patriotas
El artículo uno, sección 8, de la Constitución señala que sólo el Congreso puede declarar la guerra. Pero el Congreso entregó ese gran poder al presidente en 1950 y jamás lo ha recuperado.
Como dijo en forma tan encantadora el ex senador Alan Simpson en la televisión la otra noche, «el comandante en jefe de las fuerzas armadas decidirá cuál es la causa. No será el pueblo estadunidense». Así que en los temas importantes no estamos guiados por la ley, sino por la fe en el presidente, cuyas poderosas creencias cristianas predican que «la fe es la sustancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven».
En respuesta a las cosas que no se ven, la Ley Patriótica de Estados Unidos pasó como de rayo por el Congreso y fue firmada 45 días después del 11 de septiembre de 2001. Se espera que creamos que sus 342 páginas cuidadosamente confeccionadas fueron escritas en ese breve lapso. En realidad se lee como una continuación de la ley antiterrorista que promulgó Bill Clinton a raíz del atentado en Oklahoma City. La Ley Patriótica posibilita que agentes del gobierno allanen la casa de cualquier persona en su ausencia, realicen un cateo e impidan por tiempo indefinido al ciudadano averiguar si se emitió una orden judicial para ello. Pueden obligar a los bibliotecarios a revelar qué libros han sido solicitados en préstamo. Si el bibliotecario o bibliotecaria se niega, puede ser sujeto a cargos criminales. También pueden recoger los reportes de crédito y otra información confidencial sin aprobación judicial ni permiso del ciudadano afectado.
Por último, toda esta actividad anticonstitucional no tiene la menor conexión con el terrorismo. A principios de febrero el Departamento de Justicia filtró la Ley Patriótica II, conocida como Ley de Refuerzo de la Seguridad Interna, con fecha 9 de enero de 2003. Un Congreso que no debatió apropiadamente la primera ley aprobará en forma abrumadora esta expansión ilegal.
Algunas disposiciones: si un ciudadano estadounidense ha sido acusado de apoyar una organización considerada terrorista por el gobierno, puede ser privado de su ciudadanía aun si no estuviera enterado de que la organización tenía vínculos con terroristas. En la ley II también se incluyen normas que permiten más búsquedas y espionaje telefónico sin orden judicial, así como arrestos (sección 201). Si un ciudadano trata de defenderse para conservar la ciudadanía con la que nació, los agentes federales que llevaron a cabo la pesquisa ilegal con la bendición de los altos funcionarios del gobierno son inmunes a toda acción legal. Es de suponerse que a un estadounidense nativo privado de su ciudadanía se le podría deportar, como se puede hacer con un extranjero. También, de acuerdo con un veredicto reciente de un tribunal federal, esta nueva atribución del procurador general no es susceptible de revisión judicial. Puesto que el estadounidense privado de su ciudadanía no puede, por supuesto, obtener un pasaporte, los considerados maquinadores de la agencia de seguridad doméstica autorizan al procurador general a deportarlo «a cualquier país o región independientemente de que ese país o región tenga un gobierno». Los casos difíciles en los que no haya un lugar donde ir pueden quedar en suspenso indefinidamente.
Mientras que la Ley Patriótica sólo negaba a los extranjeros el derecho a un proceso justo y los sujetaba a deportación arbitraria, la Ley Patriótica II incluye ahora a los estadounidenses en la misma categoría, con lo cual elimina de un plumazo todas las garantías individuales.
Nuestro gran historiador Charles Beard escribió en 1939: «El destino de Europa y Asia no ha sido confiado por Dios al cuidado de Estados Unidos, y sólo el engaño, los delirios de grandeza, las fantasías vanas, el hambre de poder o un deseo de escapar de nuestros peligros y obligaciones domésticos puede hacernos suponer que la Providencia nos ha designado su pueblo elegido para la pacificación de la tierra.
«Los estadunidenses que se niegan a saltar a ciegas hacia la vorágine de la política europea y asiática no son derrotistas o neuróticos. Dan prueba de cordura, no de cobardía, de pensamiento adulto en oposición al infantilismo. Intentan preservar y defender la república. Estados Unidos no ha de ser Roma o Gran Bretaña: ha de ser Estados Unidos.»
* Ensayista, historiador y novelista estadunidense. Su libro más reciente: Dre ming War: Blood for Oil and the Cheney-Bush Junta (Sueños de guerra: sangre por petróleo y la junta Cheney-Bush).
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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