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Tercera jornada del juicio: los peritos dieron detalles sobre cómo fue la violencia sobre el cuerpo de Lucía

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Desde Mar del Plata.

La tercera jornada del juicio por la violación y muerte de Lucía Pérez tuvo como protagonista el cuerpo de la adolescente de 16 años y, por eso mismo, excluyó a la prensa y al público.  Como todas las audiencias, fue retrasada por las defensas, esta vez alegando un posteo realizado en su cuenta de Instagram por la doctora Virginia Creimer, asesora técnica de la acusación.

Creimer ya había recibido en las dos jornadas anteriores planteos de las defensas de los imputados: la doctora María Laura Solari –defensora oficial de Matías Farías– se  quejó de sus gestos; César Sivo, defensor de Juan Pablo Offidani, solicitó que no se le otorgara vista de las fotos que registraron cómo llegó el cuerpo de Lucía a la sala ubicada en el barrio marplatense de La Serena, que aportó una testigo policial: las pudo entregar recién este miércoles a un tribunal, tras guardarlas durante más de seis años.

Ambas peticiones contra Creimer fueron rechazadas por el tribunal. Sin embargo, las defensas lograron lo que buscaban: que las y los peritos declaran juntos, en un ateneo, y no por separado como había solicitado la querella. El resultado fue diferente al relato que había consagrado el primer juicio, donde hubo pocas preguntas a diferencia de esta nueva oportunidad en la que la exposición duró casi dos horas. Declararon las peritas de la Corte Suprema Silvia Cabrera y Mónica Tinto y el doctor Sebastián Reyes. Luego expuso el perito del ministerio público fiscal de Lomas de Zamora, Adalberto Bonvicini.

Tercera jornada del juicio: los peritos dieron detalles sobre cómo fue la violencia sobre el cuerpo de Lucía
Guillermo Pérez, la perito Viginia Creimer y Marta Montero, la madre de Lucía Pérez

Las causas

“Más allá del relato extremadamente técnico de las médicas forenses, los cuatro peritos coincidieron en que Lucía murió por una asfixia, que fue resultado de un trastorno cardíaco secundario al consumo de cocaína en conjunto con una reacción vagal, que puede ser la respuesta del sistema nervioso a un dolor extremo que sufrió durante el abuso sexual y que le provocó lesiones a nivel vaginal y anal”, sintetizó una fuente a lavaca.

“Tan clara es la existencia de las lesiones de abuso y la concordancia de los conceptos vertidos por todos los profesionales sobre las mismas, que hasta pudieron estimar que fueron producidas en un lapso de aproximadamente treinta minutos previos a la muerte”. El dato más perturbador: “Se distinguieron lesiones que fueron producidas cuando ya había comenzado el proceso de muerte”. Es decir, ya muriendo Lucía siguió siendo traumatizada.   

Para la defensa de Farías el interrogatorio se dirigió a plantear que las lesiones no fueran acompañadas por la palabra “forzada” sino por la de “brusca”.

Para la querella la síntesis de esta jornada es que “no hubo diferencias entre las exposiciones sobre la existencia de abuso sexual minutos antes y durante la muerte de Lucía. Tampoco sobre la causal de su muerte”.

¿Creen que hoy quedó en evidencia que Lucía tenía signos de violencia en su cuerpo?

Sí. Lo explicaron muy técnicamente. Todos preguntaron si las lesiones eran signos de sexo no consentido. Y uno de los peritos respondió: “No puedo decir que la violaron, pero sí que fue con violencia”.

¿Y reconocieron signos de defensa?

No, signos de defensa no tiene porque, como explicó un perito, la cocaína puede ser un inhibidor, que es lo que pudo haber pasado con Lucía. El último perito lo explicó muy bien, dijo: es un opioide que en el primer momento te puede dar excitación, pero después si bien no perdés la conciencia, perdés la voluntad.

Este viernes no hay audiencia, ya que es feriado en Mar del Plata. Durante los dos primeros días de la próxima semana declararán testigos de la querella y miércoles y jueves será el turno de los de ambas defensas. Queda a determinar si los alegatos se realizarán el viernes 17 o el miércoles 22, tras los feriados de carnaval. En tanto la sentencia se estima para los primeros días de marzo.

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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños 

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El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.

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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

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Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Por Claudia Acuña

El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y  familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación:  es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.

Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.

¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.

A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.

Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.

El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.

Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.

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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

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Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez

Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.

Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.

En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.

Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.

A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.

En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.

Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.

Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?

Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.

Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.

Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.

La pregunta es: ¿por qué?

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