Nota
Trabajadores de otra clase: las nuevas cooperativas obreras
Unión y Fuerza es la más consolidada de estas nuevas cooperativas. Hace dos años, sus integrantes estaban debajo de un puente, suspendidos por un empresario-modelo del modelo. Tomaron la fábrica y, tras una larga resistencia, lograron ponerla a producir. Hoy, es una empresa metalúrgica líder del mercado interno de fabricación de caños. Y sus integrantes, en asamblea, decidieron trabajar el 1º de Mayo. En esta nota cuentan qué significa el costo patronal y cuáles fueron las claves para recuperar la planta, el trabajo, y el futuro.
Había un dilema:
-¿Qué hacemos el 1º de Mayo? ¿Trabajamos o no? Nos reunimos en asamblea, se conversó, y la mayoría votó por venir a trabajar para ponernos al día con la producción.
Así lo explica Roberto Salcedo, que antes era el electricista de la metalúrgica Gyp Metal, y ahora es el presidente de Unión y Fuerza, la cooperativa que logró expropiar esa fábrica a la patronal tras un conflicto de seis meses que incluyó la toma de la planta.
Se trata de la primera fábrica recuperada en un proceso que en los últimos dos años alcanzó a decenas de empresas y resulta todo un símbolo de los contrasentidos y las potencialidades que atraviesan a ese jeroglífico llamado Argentina.
Hoy son 54 miembros de la cooperativa, tienen a 30 personas más contratadas (elegidas entre familiares y allegados), y ganan lo suficientemente bien con la producción de caños de cobre y bronce como para que les resulte poco elegante reconocerlo en público, en medio del marasmo económico argentino.
Salcedo guiña un ojo y susurra: “No decimos cuánto cobramos para que no se enteren nuestras mujeres”.
Todos ganan lo mismo. La cooperativa no es del viejo estilo, con módulos jeráquicos, sino absolutamente igualitaria. Otra diferencia es la horizontalidad: la asamblea toma las decisiones importantes, que el consejo de administración aplica.
Los obreros se hicieron cargo de la gerenciación (con perdón de la palabra), aplicando sentido común: los mecánicos y operarios metalúrgicos no hicieron masters en administración ni leyeron a Peter Drucker, parece. Sin embargo lograron sanear y hacer eficiente y rentable a una empresa que estaba en quiebra pese al cúmulo de ingenieros, analistas y contadores que había antes. Descubrieron, de paso, que el cáncer de la fábrica no era el costo laboral (latiguillo neoliberal típico de estas décadas), ni la crisis (latiguillo patronal), sino el costo empresarial.
El 18 de agosto del año 2000 estos señores, que hoy recorren en overol las oficinas de dirección, estaban bajo un puente, en Avellaneda, a media cuadra de la fábrica, a punto de sumarse a la muchedumbre de obreros desocupados de esta era.
Pero allí tomaron una decisión.
“Decidimos ocupar la fábrica para reclamar los salarios que nos debían, y defender los puestos de trabajo” explica Salcedo. Habían recibido los telegramas de suspensión, y la empresa estaba en quiebra: “Tomamos la empresa. Engañamos al portero diciendo que nos habíamos olvidado cosas adentro. Había policía en la puerta. Pero cuando abrieron la puerta pusimos el pie, nos metimos, y no nos sacaron más”.
Poco después descubrieron que ese mismo portero era uno de los testaferros que figuraban como dueños de la empresa.
La maniobra
¿Cuál era la maniobra? Son tres pasos sumamente creativos.
- Gyp Metal era propiedad del señor Beto Wulfman (su nombre de pila ha quedado en el olvido). Describe Salcedo: “Se ve que quiso ganar plata fácil endeudándose. Había 4 millones de dólares de deuda. La empresa entró en concurso de acreedores, y él pidió autorización al juez para vender la planta, para evitar la quiebra. Lo autorizan, y simula una venta al portero. El portero era un indigente, dormía en un cuartito de dos metos por uno y medio, y Wulfman encima le cobraba por dejarlo vivir ahí, y si no firmaba como testaferro lo echaba”.
- Concretada la falsa venta se le dijo al juez que la empresa se mudaba a otro local. Fue otra farsa: “En un garaje alquilado pusieron dos máquinas viejas y un inodoro que no tenía agua ni nada, lo apoyaron sobre la tierra, para engañar al síndico”, narra Salcedo. De ese modo, cuando Wulfman pidiera la quiebra, lo que iban a rematar eran las máquinas viejas y el inodoro, mientras él se quedaba con la fábrica original a nombre del portero.
- La fábrica reabriría luego con otro nombre, sin deuda, sin quiebra, con el empresario enriquecido y con todas las posibilidades de comenzar nuevamente esa ronda.
El fraude se intentó con tanta naturalidad e impunidad, que al ocupar la planta (supuestamente vendida y trasladada al predio del inodoro seco) los obreros encontraron que todo el grupo directivo había dejado allí sus objetos personales, anteojos, calculadoras, agendas, sabiendo que un par de días después volverían a ocupar los mismos escritorios. Explica Salcedo.
“Al grupo gerencial no lo echaban. Nos despedían a nosotros que quedábamos sin los salarios adeudados, las vacaciones, el aguinaldo. Además así tampoco pagaron impuestos, proveedores, juicios, aportes jubilatorios, teléfono, luz, nada”. Todo iba a la quiebra que se saldaría con la venta de las máquinas viejas y el inodoro. La empresa con otro nombre empezaba desde cero.
Aquel 18 de agosto la decisión de los obreros cambió ese circuito.
“Nosotros sabíamos que era una fábrica que podía ser rentable pero que había sido manejada por una persona inescrupulosa”, dice Salcedo. Comenzaron la resistencia dentro de la planta. Hicieron colectas en las universidades, recorrían juzgados, municipios y ministerios buscando una solución. La Iglesia aportó comida.
La idea
Pero la sola resistencia tiene un límite, si no cuenta además con un proyecto que la canalice hacia algún lado. Ellos querían reabrir la fábrica, pero un abogado de la Unión Obrera Metalúrgica les explicó que eso iba a resultar imposible. Recuerda Salcedo: “Nos dijo que nos teníamos que ir a casa, y olvidarnos de cobrar algo porque con la quiebra no había salida alguna. Nos dijo que tampoco íbamos a poder ponerla en marcha, aunque lo intentáramos, porque si el patrón con todo su aparato de profesionales y con su experiencia, había ido a la quiebra ¿qué iba a cambiar con 50 obreros sin ninguna experiencia? No tienen capital, no tienen nada, nos explicaron. No es que no tenían voluntad, porque la UOM nos ayudaba. Lo que no tenían era la idea de que algo podía hacerse”.
El otro contacto que habían sostenido recorriendo el Concejo Delibertante de Avellaneda era con la concejal Liliana Caro. Su marido, Luis Caro, era estudiante de derecho. Liliana propuso que Luis se reuniera con ellos, para analizar si había alguna alternativa a esa muerte anunciada.
Había. La idea clave fue la de propiciar una expropiación por ley provincial, temporal, en defensa de un bien público: una fábrica quebrada, puestos de empleo, producción. El estudiante de Derecho detectó una solución que los políticos los funcionarios del Estado y los sindicatos nunca habían aprovechado.
Los legisladores provinciales vieron con simpatía este tipo de acción (que les permitía la sensación -infrecuente- de ser genuinamente útiles). Un enigma: en una expropiación, hay que pagarle al dueño. ¿Quién lo haría? La situación quedó momentáneamente salvada al concretarse la expropiación temporal. Otra idea del estudiante de Derecho. Los obreros, de todos modos, asumieron un riesgo que así recuerda Salcedo: “Pensamos que ya veríamos quién pagaría el valor de la fábrica, pero mientras tanto salíamos a trabajar con dos objetivos: poder vivir de nuestro trabajo, e ir capitalizándonos para comprar nosotros mismos la fábrica”.
La organización: obreros empresarios
Un primer problema fue cómo organizar la cooperativa. Durante un tiempo, uno de los integrantes ofició simultáneamente como mandamás, tesorero y factótum, hasta que se observó que esa delegación de poder funcionaba mal: “En la asamblea los compañeros decían: ¿por qué hiciste tal cosa? ¿por qué no consultaste tal otra? No era desconfianza personal hacia él, sino que a nadie lo convencía eso de que uno solo tomara las decisiones”. El problema no era la persona, sino el mecanismo. Se decidió cambiar el consejo de administración. Y en lugar de que el consejo tomara decisiones para luego dar cuenta a la asamblea, se invirtió el método: comenzó a decidirse en conjunto para que luego el consejo actuase. Conflicto superado.
Un segundo problema ya se los habían anunciado: no tenían capital para comenzar. Ellos consideraban que la fábrica podía ser rentable, y tal suposición se confirmó cuando, apenas se hicieron cargo, aparecieron gerentes de bancos ofreciendo préstamos para reiniciar el trabajo.
Contra lo que hubiera aconsejado cualquier gurú de la economía y las finanzas, Unión y Fuerza rechazó tales ofrecimientos.
Explica Salcedo: “Hay muchas empresas que aceptan esos créditos, y al final terminan siendo de los bancos. ¿O no?”.
Reaparecieron además los clientes de la fábrica, ofreciéndoles a los obreros poner el dinero a cambio de asociarse a la empresa. También rechazaron esas tentaciones: “Si para los tipos era un negocio poner dinero y quedar como socios, ¿por qué no intentar hacer las cosas nosotros mismos?”.
Optaron por mantener su autonomía, invertir parte del seguro de desempleo que habían cobrado al ser despedidos, y compraron un crisol con un documento de la Municipalidad de Avellaneda a 60 días, que ellos devolvieron a los 30 días, ya que pagaron el crisol con recursos genuinos de ese primer mes de trabajo.
Con los clientes aceptaron el siguiente trato: que les aportaran la materia prima, la cooperativa fabricaría los caños, y cobraría sólo el valor agregado de la mano de obra.
Salcedo sintetiza: “Así fue que nos recuperamos sin un mango de nadie”.
¿Cómo hicieron estos señores (ninguno con título universitario y la gran mayoría sin siquiera título secundario) para administrar, gerenciar, comercializar y llevar adelante nada menos que una fábrica entera en medio de la complejidad actual del mercado, la economía y las finanzas? Sostiene Salcedo:
-Quisimos hacer una economía bien de almacenero. Nada complicado. Se compra esto, se vende esto, queda tanto, se acabó. Primero hicimos una evaluación del mercado.
-¿Los ayudó algún contador, algún especialista?
-No, lo hacían los muchachos, obreros, trafiladores, mecánicos. Lo primero fue definir ¿a qué precio salimos a vender? La idea fue buscar las boletas de luz, gas y demás del antiguo dueño. Sabíamos las toneladas que se fabricaban y los montos que se gastaban. Dividimos todo por kilo, y así supimos cuánto nos costaba cada kilo de caño elaborado. Sumamos cuánto éramos capaces de producir, y cuánto podríamos sacar cada uno de los miembros de la cooperativa, y así pusimos el precio, teniendo en cuenta el precio del mercado. La cuenta era muy sencilla, la hicieron los mismos obreros. Acá no hubo ingenieros
-Analistas de costos
-Ninguna de esas cosas. Cobrábamos, repartíamos si se podía, pero lo primero era pagar gas, luz y esas cosas para no tener deudas.
Los clientes volvieron. Uno de los casos más inesperados fue el de José Wulfman, hermano del anterior dueño de la fábrica: “Yo le compraba a mi hermano, pero si él no está más, yo no tengo ningún problema en comprarles a ustedes” explicó este señor, de la empresa Wellman de Haedo. Como él, todos los anteriores clientes decidieron seguir adelante con Unión y Fuerza.
El comienzo fue duro. Como obreros en relación de dependencia ganaban unos 600 pesos mensuales. La cooperativa comenzó repartiendo no más de 200 pesos “y a veces ni eso”. Pero la sola acumulación de trabajo comenzó a variar el panorama. “Una parte de lo que cobrábamos lo poníamos para comprar materia prima, y así pudimos tener stock propio, y hacer el proceso de fabricación completa con nuestros propios recursos”.
Las cuentas funcionaban bien. Descubrieron que una diferencia con la gestión anterior era el costo empresarial (pese a que ellos también habían sido víctimas de la letanía neoliberal según la cual las economías modernas no funcionan por el costo laboral).
El dueño de la empresa -relata Salcedo- se llevaba 25.000 pesos mensuales en los malos tiempos, o hasta 50.000 si lo creía necesario. Y había un grupo de jerarcas: “El ingeniero cobraba 6.000 pesos, y había otros seis o siete personajes que estaban en esa cifra. Y otros 15 que estarían en 3.500 o 4.000 pesos.”
El caso muestra la utilidad que tuvo tal burocracia-vip, que forma parte de ese vasto Kremlim gerencial del capitalismo moderno. “Y creo que nosotros estamos administrando todo mucho mejor y más organizadamente” razona Salcedo. “Antes no había cascos, o escaleras metálicas, guantes, pinzas. O compraban todo de la peor calidad. Ahora es al revés, y para colmo estamos comprando un horno más, haciendo mejoras, reinvirtiendo, las máquinas ya son nuestras porque las compramos, y estamos capitalizándonos por si tenemos que hacernos cargo de la compra definitiva de la planta”.
Salcedo sabe que Wulfman, mientras tanto, no vivía abrumado. En pleno concurso y pedido de quiebra, compraba autos importados, le regaló un 0 kilómetro a uno de sus hijos y una moto a otro. “Tenía un flor de chalet que conocí una vez me hizo ir a arreglarle algo. Ahora fijate: ni siquiera tuvo la intención de pagarme por ese trabajo. Me lo sumó como un par de horas extras, con lo cual se te hacían monedas”. Lo dice sin resentimiento, apenas como un trazo más del perfil del empresario.
Café, mate amargo y mercado interno
-Ahora que conoce los dos lados del trabajo, ¿qué diferencia a la parte administrativa de la de producción?
-Los obreros toman mate amargo, y los empleados de oficina café. Siempre hay esa diferencia y ese encono. Ahora descubrí que en la oficina tomás café no porque seas más fino, sino porque tenés poco tiempo y lugar para el mate. Te diría que el trabajo de oficina es más ingrato. Agarrás papeles en lugar de sopletes y herramientas, pero a la vez tenés otras responsabilidades, no tenés horario, estás expuesto a equivocarte.
Su principal conclusión, frente a otras fábricas que pasan por experiencias similares de encontrarse más o menos repentinamente ante el abismo es, en primer lugar, que nada se puede discutir si no se ingresó en la fábrica. “Si estás adentro podés pensar qué tipo de cooperativa, qué tipo de producción. Pero si estás afuera, no tenés cómo negociar”.
Otra conclusión es que hay que superar el miedo: “Hay que romper muchos miedos, creer que no se puede estar al frente de una empresa como ésta. En realidad, se aprende. Y te queda la satisfacción de que lo estás haciendo para vos mismo”.
Considera que por eso la actitud de los obreros también es muy distinta: “No es lo mismo cuando tenés a un supervisor mirándote por arriba del hombro, que cuando estás trabajando para tu propia empresa. Hay compañeros que aquí vienen a trabajar hasta enfermos. Si uno es vago, los mismos compañeros le van a decir que se ponga las pilas.”
Salcedo explica que actualmente la empresa produce entre 60 y 70 toneladas de caños, con lo que se constituye en la principal proveedora del mercado interno (los datos técnicos pueden conocerse accediendo a la página de Internet www.unionyfuerza.8k.com). Tienen pedidos de exportación a México por 150 toneladas, pero no dan abasto. “Y no queremos descuidar el mercado interno, aunque creo que podemos complementarlo con la exportación. Estamos estudiando la compra de más máquinas, pero todo lo vamos a hacer con tiempo y de acuerdo a cómo se resuelva lo de la expropiación”. Allí tendrán que resolver si la capitalización que han ido logrando deben volcarla a pagar la expropiación definitiva de la fábrica, o si pueden disponer de esos fondos para seguir creciendo.
Por ahora, sólo saben que les conviene producir más dentro de lo posible. La planta trabaja 24 horas por día, en tres turnos, y no han querido que se les escape ni siquiera el 1º de Mayo. Fue una decisión que tomaron por mayoría, en asamblea, en el país del desempleo, la recesión y la desindustrialización, para seguir alejándose de un modelo ya pasado: el de la desunión sin fuerza.
Nota
Septiembre en Mu Trinchera Boutique
Obras de teatro, música, comida rica, dos ceremonias especiales, y una propuesta para las infancias: este septiembre te esperamos en nuestro espacio (Riobamba 143, CABA) con todas estas propuestas. Recordá que si sos suscriptor, tenés descuentos.
Sábado 7 de septiembre, 20.30hs
TERROR DE ARRABAL
Tres barrios porteños, tres leyendas urbanas y la pesadilla de una inquilina en busca de hogar. Terror de Arrabal es un unipersonal de narración oral que recorre leyendas urbanas de la Ciudad de Buenos Aires en el camino de una inquilina que mudanza tras mudanza no para de chocar con lo paranormal.
Entradas por Alternativa Teatral
Domingo 8 de septiembre, de 13 a 17 hs
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Una ceremonia para testimoniar la vida y celebrar el placer del encuentro colectivo.
Un ritual para nutrir el cuerpo y el alma, con el escenario urbano de fondo, con nuestros pies sobre el territorio que nos cobija.
Empanadas salteñas, bebidas, DJ y fiesta: todo incluído.
Anfitriona y cocinera: Carla Morales Ríos
Musica en vivo y DJ: Big Mama Laboratorio
Entradas por Alternativa Teatral
Sábado 14 de septiembre, 20 hs
NENA GORDA
Un biodrama que surge de la convicción de que una herida personal es un interesante y genuino punto de partida para la creación. En éste caso, el foco está anclado en lo más íntimo y a la vez universal: el cuerpo propio y la mirada de los otros sobre él.
Regresar, a través de sus objetos, al cuarto de la infancia; aquel sitio que alberga aún el recuerdo, las memorias, los deseos de otros proyectados sobre nosotros.
Una foto. Una pequeña bailarina clásica llamativamente gorda es el disparador para preguntarnos ¿Qué tiene que cambiar para que el cuerpo de una niña sea suficiente?
Entradas por Alternativa Teatral
Domingo 15 de septiembre, 18 hs
MARYTA DE HUMAHUACA
KILLA RAYMI (la Fiesta de la Luna)
Maryta de Humahuaca, cantora indígena, jujeña, llega a Buenos Aires para presentar sus nuevas canciones en una ceremonia con artistas invitadas.
Entradas por Alternativa Teatral
Viernes 20 de septiembre, 21 hs.
Maca Mona Mu
Nos invita a recibir la Primavera
presentando su disco Ruca.
Canciones enhebradas a través del elemento fuego para iluminar, abrigar, cocinar y encender nuestros sentidos.
La voz de Maca Mona Mu narra emociones íntimas que exponen la nueva sensibilidad de esta época.
Sábado 21 de septiembre, 20.30 hs
SER EVA, por Eva Basterra Seoane
Textos y canciones para no olvidar, el arte para testimoniar y celebrar la vida.
La Eva artista, la que se rebela, la que se entrega, la lucha, la que grita, la que muerde, la que sueña, la que vive.
Un encuentro mensual, con una invitada especial en cada ocasión. En esta oportunidad: Graciela Daleo, docente, investigadora, sobreviviente de la ESMA.
Eva es escritora, cantora, murguera, feminista, hija de Víctor Basterra y Laura Seoane, sobrevivientes de la ESMA. El testimonio de Victor fue crucial en el Juicio a las Juntas Militares, inmortalizado en un texto de Jorge Luis Borges.
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Domingo 22 de septiembre, 16 hs
FESTIVAL MOSTRES E INFANCIAS
¡Primer Festival para Infancias libres y Todo Tipo de Familias, porque deseamos que crezcan en toda su diversidad!
Habrá:
-Ronda de Lectura con hadas travas madrinas: Susy Shock, Luz Ventura, Eugi
-Juegos participativos y Juegos cooperativos: Amarella y Amarellita.
-Talleres organizados por la Editorial Muchas Nueces.
-Música en vivo: La Banda de les Mostres, Susy Shock, Sofia Dieguez, Lelé Música, Amarella, Mika De Frankfurt, ¡y más amigues!
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Nota
Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández
Comienza este martes el juicio por el asesinato de Nancy Fernández que se extenderá entre el 3 y el 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Por Anabella Arrascaeta.
Nancy tenía 36 años cuando el 2 de mayo de 2014 fue encontrada en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Venía reclamando justicia por su hija, Micaela Fernández (14), que un año antes había sido secuestrada, violada y asesinada (ambas en la foto de portada). Sin embargo, se caratuló el caso de Micaela como suicidio. El acusado es Juan Carlos Corvalán, conocido narco de la zona. Nancy y Micaela eran parte de la comunidad qom Yecthakay, de Tigre.
Esta historia, situada en el Municipio de Tigre, se teje entre muertes e impunidades. El crimen de Micaela Fernández fue caratulado como suicidio, y sigue impune. Este martes comienza entonces el juicio por el asesinato de su madre, Nancy Fernández, que se extenderá hasta el viernes 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Hay un solo imputado por el femicidio: Juan Carlos Corvalán, narco de la zona.
El entramado detrás de estas muertes sigue aún sin visibilizarse.
Nancy Fernández, de la comunidad qom del Tigre. La asesinaron porque seguía denunciando que el caso de su hija Micaela no había sido un suicidio, sino un asesinato (Foto de Canal Abierto)
Los crímenes
En 2013, cuando Micaela Fernández desapareció, su madre Nancy fue a la Comisaría 6ª de Talar pero no le quisieron tomar la denuncia; había sido secuestrada y violada por varios hombres. Cuando su hija apareció días después, con golpes, cortes en la cara y el pelo cortado, Nancy insistió en denunciar lo sucedido y otra vez volvieron a negarle ese derecho. En una entrevista con la TV Pública, Nancy reveló que la policía la llevó a la comisaria, donde la ataron y golpearon. Cuenta Nancy en el video: “India de mierda, me dijeron, te callás la boca, no vas a hablar vos”.
El 17 de febrero de 2013 Micaela apareció asesinada en la casa de Dante “Pato” Cenizo. Tenía un tiro en la cabeza. La investigación de su muerte estuvo a cargo del fiscal Diego Molina Pico, de la Fiscalía de El Talar, que a los pocos meses archivó la causa caratulada como suicidio. Dante “Pato” Cenizo solo estuvo preso por venta de drogas.
Un año después, mientras Nancy, reclamaba justicia y denunciaba la complicidad policial en la trama, la encontraron en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Ahora, diez años después, su muerte llega a Tribunales.
El reclamo de justicia
Nancy y su familia son parte de la comunidad Qom Yecthakay del partido de Tigre. Micaela tenía una hermana: Lisette Fernández, que tenía 12 años cuando asesinaron a su hermana, y 13 cuando asesinaron a su mamá. Cuando cumplió la mayoría de edad tomó el reclamo de justicia y se rodeó de las organizaciones que desde el territorio acompañan los reclamos por los femicidios locales.
La misma red que acompaña por ejemplo el reclamo de justicia por Luna Ortiz (asesinada en 2017 cuando tenía 19 años) estará presente en los Tribunales acompañando a Lisette.
“Es importante el acompañamiento porque es una causa fuerte. Esta red de mafia territorial se creía que al matar a Nancy y al morir su abuelo Eugenio de tristeza, Lisette no iba a hacer nada por su corta edad, pero cuando cumplió los 19 años decidió salir como particular damnificada, y es importante levantar junto a ella el pedido de justicia”, dice a lavaca Marisa Rodríguez, mamá de Luna Ortiz y miembro de la red que acompaña el pedido de justicia por Nancy y Micaela.
Marisa Rodríguez, la mamá de Luna Ortiz, junto a Lisette, hija de Nancy y hermana de Micaela que retomó el reclamo de justicia ante la audiencia que comenzará este martes 3.
Esa red garantiza por ejemplo que durante esta semana Lisette tenga cómo trasladarse al juicio, y se quede a dormir cerca de Tribunales. También organiza que la joven tenga la comida para la semana y las actividades de acompañamiento que sucederán en la calle mientras el proceso transcurre, además del claro apoyo y contención.
El juicio marca la posibilidad de empezar a desarmar el entramado de impunidad. Un primer paso en un largo camino que se inicia por juzgar como femicidio el crimen de Nancy, y que después pueda dar lugar a lo que todavía no se hizo increíblemente: vincular la muerte de Nancy con el crimen de su hija Micaela, y poder poner luz en la trama de responsabilidades y complicidades que mantuvieron durante 10 años sus femicidios sin justicia.
Nota
Talento eterno
Ricardo Talento –actor, director, dramaturgo y docente, fundador del Circuito Cultural Barracas y uno de los principales impulsores del teatro comunitario– se “mudó de casa”, como dicen las Madres de Plaza de Mayo cuando alguna de ellas parte hacia otras dimensiones. El recuerdo de Luis Zarranz, periodista, escritor y autor de del libro Actores Sociales, de Lavaca Editora: una investigación, descripción y guía sobre una experiencia de una profundidad única en el mundo, con Ricardo Talento como uno de sus emblemas. En esa obra Luis explica el rol del teatro comunitario en la reconstrucción del tejido social tras la dictadura, hasta el presente. Y en esta nota cuenta sus batallas, sus conceptos, lo que fue capaz de crear con la mirada siempre puesta en lo grupal. Su debate tanto con el liberalismo como con el progresismo sobre lo que significa el arte como producción social y autogestiva. La definición de la palabra “talento” que le falta a los diccionarios. El retrato de un imprescindible que supo combinar alegría, entusiasmo y comunidad.
Por Luis Zarranz
(foto de portada publicada por la Asociación Argentina de Actores y Actrices)
Ricardo Talento tuvo un apellido que le calzaba justo. Su virtud no estaba solo en su capacidad actoral o dramaturga sino en algo más trascendental y difícil de hallar: la potencia para generar proyectos artísticos comunitarios a lo largo y ancho del país.
En ningún lugar de eso que llamamos mundo existe algo similar –en términos de extensión, recorrido, articulación, transformación y hecho cultural– como el teatro comunitario argentino. ¿Qué es? Teatro de y para vecinos y vecinas. En nuestro país, más de sesenta grupos conforman una red nacional de enorme vitalidad en la que se fusionan conceptos tales como comunidad, arte, identidad, celebración, autogestión y juego: todo como parte de una unidad teatral.
Sin embargo, lo que hace más interesante aún al teatro comunitario es la generosidad fundacional con la que creció. Y es precisamente ahí donde emerge la figura de Talento junto con la de Adhemar Bianchi como directores de los dos primeros grupos del país: fueron ellos quienes durante los días aciagos del 2001 salieron por los barrios a propalar el encuentro de vecinos a través del arte, lo que permitió que surgieran diversos grupos hasta en los lugares más inimaginables del país.
Eso es Talento.
A partir de ese impulso, en pueblos de no más de seiscientos habitantes, por ejemplo, comenzaron a surgir grupos de teatro comunitario en los que participaba buena parte de la comunidad: la vieja estación de tren abandonada pasaba ser un escenario para una función, lxs vecinxs contaban ellxs mismxs la historia del lugar, es decir su historia.
Talento vio allí el hecho cultural en toda su dimensión transformadora.
Antes, mucho antes, en la década del setenta había participado en el Centro de Cultura Nacional José Podestá, en el grupo La Podestá y en el Grupo de Teatro Cumpa. En 1987 comenzó a dirigir al grupo de teatreros Los Calandracas. Finalmente, en 1996, en plena sobredosis menemista, fundó el Circuito Cultural Barracas y, junto a Adhemar, creó “El Fulgor Argentino Club Social y Deportivo”, la gran obra del primer grupo de teatro comunitario, Catalinas Sur de La Boca, hermano mayor del Circuito de Barracas.
Imagen de la actual versión de El fulgor argentino, espectáculo organizado y creado en1996 por Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, cuyo éxito lo renueva año año. Foto Lina Etchesuri
Pero todo el párrafo anterior engendra un error: nada de lo que haya hecho Talento podría conjugarse en singular. Sus iniciativas siempre propiciaron el encuentro con el/la otro/a para, a partir de allí, crear proyectos de índole grupal.
Su nombre y apellido nunca fueron un nombre propio sino sustantivos colectivos. Por eso le preocupaba tanto combatir la aparente capacidad individual de un artista. Ese fue su verdadero arte: dialogar con la época para transformarla en comunidad: “Creemos que el arte es un derecho de todos. El mundo liberal creó la figura del artista como para decir que están los que se permiten desarrollar su actividad y tienen un don. Están diciendo que otros no lo tienen. Y, además, que se trata exclusivamente de una producción personal. Es un nefasto concepto liberal y hay otro del progresismo: la idea del arte como herramienta, como una utilidad. Nosotros creemos que en sí es transformador”.
Eso es Talento.
Así, en 2001, bajo su dirección, el Circuito Cultural Barracas parió una de sus emblemáticas obras: El casamiento de Anita y Mirko. Un casamiento como una excusa para generar un espacio de encuentro, intercambio y diversión que amortiguara la crisis neoliberal que, como un tsunami, arrasaba con todo. La fórmula que crearon lxs vecinxs fue medicina para curar el agobio, la desesperación y el desencuentro. Y fue también un éxito teatral que lleva veinte años ininterrumpidos de funciones agotadas sábado tras sábado, con más de 70 vecinxs actores en escena.
El Casamiento de Anita y Mirco, obra y experiencia emblemática del Circuito Cultural Barracas desde 2001, otra muestra de la capacidad de Ricardo para reunir lo social y lo artístico y hacer una fiesta (literal y divertidísima) que comparten y actúan con el público más de 70 vecinas y vecinos del barrio. Foto Lina Etchesuri para lavaca .
Hace un tiempo, en una charla para una nota de lavaca, Talento me dijo: “En todo estos años cambió el clima político y el social, pero sigue esa necesidad de jugar, aunque sea por dos horas, a que no tenemos paranoia el uno del otro. En el fondo, el Casamiento es una ficción: ficcionamos que nos conocemos, que nos podemos divertir juntos, que podemos compartir una mesa sin que nos conozcamos. No es poca cosa”.
Eso es Talento.
Más Talento: “El teatro es la última ceremonia humana que le queda al ser humano. Cuando la comunidad la toma, vuelve a darle encarnadura, sentido. Porque a veces el teatro se vuelve una ceremonia hueca, no de comunicación sino de exhibición: de habilidades, de construcciones artísticas. Una de las cosas por la cual el teatro comunitario tiene tanta repercusión en el público es porque al tomarlo la comunidad vuelve a tener sentido esta ceremonia celebrativa. El vecino produce con otro vecino, que es el espectador: hay empatía y todos juntos estamos participando de un hecho colectivo”.
Así, con esas pócimas, Talento supo dialogar y protagonizar su tiempo: con otros/as: “Creatividad significa cómo puede imaginarse uno de otra manera, cómo puede modificar el entorno y puede construir política. Estás desarrollando prácticas a nivel comunitario, de construcción política, partiendo de la posibilidad de imaginar de otra manera. Y ejercerla, además, porque no es que lo decís teóricamente y después te vas a tu casa solo. No, lo estás ejerciendo todo el día en la práctica, con otros”.
Cómplices y compinches. Adhemar Bianchi y Ricardo Talento, creadores de espacios de encuentro, intercambio y diversión para escaparle a la desesperación y los desencuentros. Foto LAVACA
Pocas veces palabra y acción se sintieron tan a gusto: eso sí es Talento.
Otra vez, cuando participó del Foro Social de Porto Alegre puso en discusión la frase “Otro mundo es posible”, leiv motiv de esos encuentros. Talento planteó dos cosas: primero que nada iba a ser posible si no éramos capaces de imaginarlo. Y, segundo, que no había que plantear otro mundo posible sino este, el de aquí y ahora, el que se manifiesta en el más político de los ámbitos: el cotidiano.
Eso es Talento.
Hay personas que dejan una huella tan imborrable de su paso por el mundo que resulta imposible mencionarlos en pasado, su tiempo es tan actual que siempre están en presente: eso es también es Talento. Y, por eso mismo, siempre están y estarán vivas: cada vez que un grupo de teatro comunitario se junte, cada vez que empiece una función, cada vez que surja otro grupo más, Ricardo Talento estará ahí, como parte inescindible de esa acción.
La Real Academia Española, que poco sabe del mundo real, admite tres definiciones de “talento”: “1) inteligencia (capacidad de entender). 2) aptitud (capacidad para el desempeño de algo). 3) Persona inteligente o apta para determinada ocupación”.
Le falta la más trascendental de las definiciones: “Talento: sustantivo colectivo teatral y comunitario”.
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