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La trinchera en Internet: la batalla de la libertad de conocimiento, capítulo España

Las regulaciones están siempre al acecho, no desaprovechan su oportunidad. Basta que la gran masa de usuarios se distraiga con selfies en Facebook o micropaveando en Twitter para que el avance corporativo pegue el zarpazo. España es el último ejemplo al aprobar esta semana una reforma de la Ley de Propiedad Intelectual que tiene dos ejes esenciales: la casi desaparición del concepto copia privada y la llamada tasa Google.

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Las regulaciones están siempre al acecho, no desaprovechan su oportunidad. Basta que la gran masa de usuarios se distraiga con selfies en Facebook o micropaveando en Twitter para que el avance corporativo pegue el zarpazo.
La trinchera en Internet: la batalla de la libertad de conocimiento, capítulo España
España es el último ejemplo al aprobar esta semana una reforma de la Ley de Propiedad Intelectual que tiene dos ejes esenciales: la casi desaparición del concepto copia privada — gracias al cual los usuarios podían duplicar un disco, película o libro para uso propio — y la llamada tasa Google — que cobrará un impuesto a las páginas web que reproduzcan fragmentos de publicaciones periódicas.
El nuevo marco jurídico, se dice oficialmente, brindará “la protección de los creadores culturales en internet, la mejora de la transparencia de las entidades de derechos de autor y la transposición de directivas europeas”. Acusaciones cruzadas entre gobierno y oposición de arreglos políticos y económicos, falta de consenso e incumplimiento de las promesas… pero concretamente, en palabras de los productores culturales y hacktivistas, esta norma restringe las libertades y favorece los intereses de grandes grupos mediáticos.
¿Por qué denuncian que favorece a grandes corporaciones si es aparentemente Google el afectado? Porque la reforma fue impulsada por la Asociación de Editores de Diarios Españoles que, ante la gran crisis económica que enfrentan, pretenden cobrar cada vez que el buscador los linkea. Y la movida no termina ahí: contempla también cargar contra quienes facilitan «la descripción o la localización de las obras (…) en particular contra quienes ofrezcan listados ordenados y clasificados de enlaces a las obras», con multas impagables y hasta potestad para pedir la clausura de la web en cuestión. Y acá el ataque caerá sobre cualquier sitio, en clara contradicción con la lógica de hiperenlaces de la www y con la jurisprudencia europea (más abajo se detalla esta situación).

Mi lucha 2.0

En este contexto que no es muy alentador, algunos especialistas se muestran preocupados. Incluso, llegan a ver cómo las corporaciones se aprovechan de la soledad cotidiana para hiperconectarnos, estudiarnos, comercializarnos y espiarnos.
Es el caso de Margarita Padilla, una hacker española que se autodefine como “una vieja militante del movimiento obrero que se convirtió en nueva activista cuando viajó (virtualmente, claro), allá por los años noventa, al núcleo de Internet y comprendió la potencia de las redes en la lucha social”. Es autora del libro “El kit de la lucha en internet”, editado bajo una licencia Creative Commons por el proyecto Traficantes de Sueños.
¿Cuáles son las tensiones actuales en la web?
En lo que yo veo de cerca, en el contexto de España, lo que está pasando es que desde hace más o menos un año casi todas las energías sociales se están enfocando en la capa político-electoral, con la hipótesis de que va a ser posible dar vuelcos electorales y «tomar» el poder político (supongo que estás al tanto de los éxitos electorales de Podemos). Como las energías no son infinitas, todo lo que se vuelca en lo político-electoral de alguna manera se «quita» o se deja de poner en activar luchas y movilizaciones sostenidas (como se hizo contra la Ley Sinde). Esto también tiene que ver con la brutal crisis económica que estamos sufriendo.
¿Cuáles son las legislaciones que resguardan los derechos de las personas y las protegen de los abusos corporativos?
En la comunidad europea se aplica la LOPD, Ley Orgánica de Protección de Datos Personales. Esta ley obliga a las entidades que almacenan datos personales (por ejemplo, si tu web ofrece un formulario de registro para enviar una newsletter) a informar al usuario para qué se van a usar sus datos personales, al derecho de que el usuario pida su borrado, prohíbe vender los datos personales, etc). En la práctica, solo sirve para poner multas grandes a entidades pequeñas, que no tienen buenos abogados, ya que las grandes corporaciones pasan por alto todo esto.
Otra ley que se aplica es lo que conoce como Ley de Cookies, que es una concreción de la LSSI, Ley de Servicios de la Sociedad de la Información. Esto obliga a todas las webs a informar del uso de estos mecanismos que permiten rastrear lo que una persona va haciendo por distintas webs, seguirle el rastro. Lo mismo que lo de antes, se ponen multas a los pequeños y los grandes no la aplican.
El repliegue de Anonymous, el encierro de Assange o la merma de acciones de hacktivistas, ¿indican el fin de una etapa de la batalla?

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Margarita Padilla


Después del 15M hay gente que ha ensalzado las capacidades de Twitter y de Facebook, pero sobre todo de Twitter, respecto a su potencial para organizar a su través las respuestas sociales. La mejor expresión de esto que digo es la investigación Datanalisys15m. Lo que investigan es interesante, pero me parece que tienen la hipótesis de que la gente ya está haciendo un uso político de las redes sociales, como quien dice de forma «natural». Desde esta hipótesis ya no sería tan necesario el hacktivismo como actividad «especializada», puesto que ya todo el mundo estaría haciendo hacktivismo espontáneamente en Twitter. Yo no lo veo exactamente así. Creo que la autonomía también debe darse a nivel de código, de servidores, etc. Así que yo también observo una especie de parón o retroceso respecto a años anteriores.
¿A qué tenemos que estar atentos para no morder el anzuelo y favorecer el control corporativo de la web?
El «pequeño» paso que va del ordenador al smartphone es una nueva vuelta de tuerca de las corporaciones. Sutil, pero con muchos efectos. El teléfono es mucho más caja negra que el ordenador. No tenemos conocimientos. No sabemos repararlos. No tenemos sistemas operativos completamente libres para él. Se usan aplicaciones específicas, por lo que tenemos mucho menos software libre. Está diseñado para estar todo el tiempo encendido y no permite cerrar o abrir las aplicaciones una por una con facilidad, así que se forma un continuo entre hardware, software y modos de comunicar que va modelando las prácticas. Por ejemplo, aplicaciones como Whatsapp, que han penetrado en los teléfonos sin ninguna resistencia, solo por el miedo de la gente a quedarse «fuera» de los círculos de amistades. Mucha gente ya empieza a considerar que un comunicación personal específica, dirigida únicamente a una persona concreta (una llamada telefónica, un mail, un SMS…) es demasiado «agresiva» o «intrusiva», así que mejor dirigirse a grupos difusos y a ver quién responde. Así, en lugar de invitar a unos amigos concretos a cenar a tu casa, pones un mensaje en whatsapp al grupo de amigos que diga «esta noche organizo una cena. ¿Alguien quiere venir?».
En resumen, por una parte está la soledad y la fragilidad personal que crea el neoliberalismo y que llevan a la gente a no querer desengancharse de los dispositivos y las prácticas conectivas. No solo a no querer desengancharse sino a engancharse cada vez más, a modo de epidemia o de droga o de única «salvación» contra la precariedad.
Por otra parte está el vuelco de lo social hacia lo político-electoral. En ese vuelco, todo lo demás tiende a ser instrumental, ya que todo está centrado en organizar alternativas electorales que den un vuelco a la situación política. Y si hay que estar en Facebook pues se está en Facebook. Digamos que todo se convierte en instrumental respecto al objetivo electoral.
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Manifestaciones contra el canon en Hungría

No todo está perdido

Dos datos que demuestran que todavía hay esperanzas.
Por un lado, La Corte de Justicia de la Unión Europea estableció un veredicto que sienta jurisprudencia: la inserción de videos (aunque tengan derecho de autor) no es una infracción de copyright, incluso si la fuente de video se ha subido sin permiso. De alguna manera, complementa el llamado Caso Svensson, en el cual se dictaminó que linkear a una obra previamente publicada online no es violación de derechos. En la práctica, cualquier usuario puede utilizar libremente contenidos de terceros sin correr ningún riesgo (siempre y cuando no lo modifique). Vale una aclaración: en Argentina, la Cámara de Productores de Fonogramas (CAPIF) viene persiguiendo hace años a determinadas páginas web para cobrarles un canon mensual y autorizarlos a utilizar música o videoclips. lavaca intentó contactarse con esta organización que gestiona los derechos de las principales discográficas en nuestro país, pero hasta el momento no contestaron.
Por otro lado, miles de ciudadanos húngaros coparon las calles de Budapest para protestar contra un paquete de nuevos impuestos que intentaba aplicar el gobierno, en el cual se destaca una tasa a internet (la medida pretende cobrar €0,50.- por cada gigabyte de tráfico, que las compañías de telecomunicaciones trasladarían a los usuarios). Las manifestaciones espontáneas fueron tan firmes que el primer ministro Viktor Orbán dio marcha atrás. Al menos, por ahora.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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