CABA
Feliz cumple, Lohana: clase magistral e inédita sobre prostitución, autogestión e identidad
A cuatro años de la muerte de Lohana Berkins, una de las activistas travestis más lúcidas del mundo, compartimos esta clase magistral e inédita en la Cátedra Autónoma de Comunicación Social de lavaca. Hoy la reflotamos en el aniversario de su cumpleaños Cómo romper etiquetas y los relatos idílicos de la prostitución. Por qué la sociedad argentina es prostibularia. La construcción de una voz colectiva travesti. Del debate sobre la explotación sexual y la identidad a la experiencia de la cooperativa textil Nadia Echazú.
Sergio Ciancaglini: ¿Por qué no usás la palabra “trata”?
Lohana: Generalmente, ahora hay -más allá de una información-, grandes agencias financiadoras o grandes organismos internacionales, que son los que van fijando las agendas y los lenguajes. Como no les fue bien con el tema de la gripe A se pasan para otro lado. Hay grandes intereses y muy reales, económicos, corporativos, capitalistas muy claros en juego cuando hablás de prostitución y también cómo lo hablás. Acá, de un fuerte debate que se estaba instalando sobre la explotación sexual. Y en eso yo no tengo una moral victoriana: quien la quiera ejercer que la ejerza. Simplemente nuestro acento está en que no sea legalizada como un trabajo.Y acá hay que tener en cuenta cuales son las posturas de la prostitución: el abolicionismo, el prohibicionismo, y el reglamentarismo. Cada palabra lo dice.
Argentina es abolicionista, entonces no la puede reglamentar. Ya es un error conceptual que nos imponen.
-¿Por qué?
Lohana: Porque nos dicen: “Legalicemos la prostitución”. Perdón: ¿por qué vamos a legalizar lo que no está prohibido ni penado? Esa es una cuestión.
Otra cuestión es ese debate, que cuando empezó a hacerse más fuerte y empezó a crecer, y a señalar al Estado como gran controlador de la explotación sexual, justo ahí, se pasó directamente a la trata. La trata, en general, refiere primero que nada a la trata de blancas, como si las mujeres asiáticas, africanas, no fueran trata. Discutimos tanto eso, que después se llegó a un consenso de poner “personas en situación de prostitución” o “personas con fines de trata”, o explotación.
Seguimos discutiendo, entonces.
Acá, dentro de la trata, podemos hacer dos diferencias…, yo no me puedo ir mañana a Chile llevando a una persona para ser explotada sexualmente y que nadie en la frontera me diga nada. Acá hay complicidades concretas y preguntas concretas que los Estados deben responder: cómo salen las personas, cómo se cruzan las fronteras, cómo la justicia mira para otro lado. En el tema de la trata hay varios tratados internacionales: está el Protocolo de Palermo, el de Belem do Pará, que específicamente hablan de este tema. Siempre ligado a la sujeta mujer. Después está la historia de la CEDAW. El tema de la trata, todos y todas coincidimos en que repudiamos el tema de la trata, en teoría. Pero generalmente en la práctica …, ahí vuelve a mezclarse la identidad de género y la orientación sexual. Vuelve a mezclarse todo. Y para mí lo peligroso de estos grandes cocteles que hacen es que la que la sujeta social medular del debate -que somos las personas en situación de prostitución-desaparecemos. Otra vez. Otros hablan por nosotras, otros y otras hacen campaña. Expertos y expertas internacionales, porque nunca vamos a ser llamadas nosotras…
¿Y en qué se basan para hablar por nosotras y de nosotras? En errores. ¿Cuáles son los errores que yo les veo? Generan un discurso muy fantasioso de esta situación. Muy fantasioso. También las mujeres que defienden la prostitución como un trabajo hacen un relato ficcional, un relato idílico de la prostitución. “Yo estaba parada en la esquina, vino un italiano y me dio 300 euros”. Eso pasa una sola vez en la vida. Eso de Mujer Bonita. Ojo: no vi Mujer Bonita nunca. Pero vi como todas caen en ese discurso. Y quiénes están en el tema de la trata llevan y traen ese discurso a las transnacionales. No estoy negando que exista la trata. Siempre discutimos con las compañeras que estuvimos en situación de prostitución y les digo: yo nunca la vi en esos términos. Lo que sí vi, sobre todo en Europa porque se ve claramente, que vos vas, estás en París en el bosque de Boulogne, o en Italia en cualquier plaza, divina, te parás en un arbolito, y viene un señor y te dice “¿vos qué hacés? ¿Robás, vendés droga, trabajás de derecha? Y no importa lo que respondas, siempre te contesta lo mismo: “Para pararte acá, 20.000 euros”. Ahíla coima te la cobran las mafias, porque la policía no ejecuta. Es el tipo ese de la mafia el que le paga a la policía. Pero acá las grandes mafias es la propia policía. La policía acá no terceriza. Allá terceriza. Le dice a la mafia: “Vos me controlás zona de drogas…” Es más, están divididas así: las argentinas, las peruanas, las asiáticas, las drogonas, las no drogonas, las ladronas. Está todo bien organizado. Tenés que ir y elegir cuál es tu rubro, pagar y listo. Elegís y le pagás a este señor. Después, cuando te atrasás o no pagás, entendés que eso tan fácil es re complejo: un atraso y te dicen “no, que yo te alquilo el departamento”; otro y te atropella un auto. Esas son claramente las cuestiones de la trata.
Pero acá nosotras insistimos más en que hay que retomar el debate sobre la prostitución tal como lo veníamos dando antes de que lleguen todas estas campañas. Debatir lo primero, ¿qué es lo que alimenta la explotación sexual?. Hay que centrarse en esas cuestiones, generar políticas públicas. Hay que dar claros mensajes para desalentar el consumo de la prostitución. Porque, ¿qué hace un señor que va y tiene determinadas prácticas con nosotras y no con su novia, amiga, amante o esposa? Porque ahí generalmente se instala en un mito: “Mi esposa es la santa y acá está la puta donde yo me revuelco”. ¿Por qué esas mismas prácticas no las tiene con su novia? Porque nunca vi que ninguna naciera con el kama sutra en la mano. Jamás. En todo caso las prácticas las fuimos desarrollando porque ellos dicen “yo quiero que me rasques la cabeza, las orejas…”. No es que decimos “a ver, a este le aplico la pose 23, hoy te doy la 20…”. No. Y ahí empieza un discurso bien terrible sobre la prostitución: la cuestión de la santa señora y la puta.
Empieza a jugar la cuestión de la doble moral. Porque esta sociedad, estoy segura, es prostibularia. Si no, no existiría Tinelli acá.
Preguntémonos por qué Tinelli le corta la pollerita a las chicas y no se las cortaría a sus hijas. Porque yo el aborto lo defiendo, y mi sobrina, o Pepo me dice: mi novia quedó embarazada y quiere hacer un aborto. La llevo yo, le pago el aborto. No digo “ah, no, qué pecado: llamen a monseñor”. Debatamos entonces estas cuestiones, las diferencia entre la teoría y la práctica, la ideología y la acción. Yo lo defiendo teóricamente, pero en mi práctica no. Cuando Carla Conte le dijo a Tinelli “No me cortés la pollera, ¿por qué no se la cortás a tu hija?”, al otro día la echó. Carla Conte, una conductora, una modelo. Debatamos eso.
Pero no: quieren que nos concentremos en esos relatos fantasiosos. para mi criterio, a mi entender –todavía no lo tengo resuelto-, la prostitución marca una sexualidad paralela. En esa cuestión que muchas empezamos a plantear: cómo esa sexualidad sexualidad paralela se legitima las cloacas donde circula la prostitución. O con las travas. Yo siempre le decía a un tipo: “En vez de llevarme a un hotel, ¿por qué no me llevás a tomar un café?”. “Ah, no, ¿cómo voy a salir con una trava al bar?”. ¿Por qué ciertos cuerpos cobran valor en un determinado sector y en otros no? Como decía Perlongher: “No quiero que me admiren, sino que me cojan”.
Esta cuestión también hay que debatir cuando hablamos de prostitución.
Hay como muchas aristas para empezar a pensar sobre la prostitución. Insisto que no tengo una moral victoriana, y que la que lo quiera hacer, que lo quiera hacer. Ahora sí, hay que despojar toda la parafernalia que se mueve a través del cuento de la trata y que no se mueve cuando hablás de explotación. Porque Magnetto no debe vivir tan miserablemente como vivimos nosotras. Sus chicos deben ir a los mejores colegios. Hay toda una situación de explotación, que hay que ser claro y decir…
Ahora, por ejemplo, por primera vez una jefa de Estado puso en la mesa nuestra identidad, que es como decir: esto existe, no miremos para otro lado, empecémoslo a discutir.
Ahora, depende de la habilidad de todas y todos que estemos actuando en esto para que esa oportunidad se convierta en algo más que un tema que pasa por la agenda. Nosotras lo primero que vamos a pedir son políticas públicas. Porque si no avanzamos en inclusión, si no avanzamos en hablar de esto libremente en la mesa familiar o en la televisión sin que la sexualidad sea degradada, o sea tratada de manera ridiculizante. Todos los conductores, aun los más modernos, como Andy Kutnezoff, dicen: “ay, bueno, fulano se la come”. Si fulano se la come o no se la come no me importa, a mí no me describe ni me cambia el mundo esa situación. No me interesa fulano. Pero si me interesa…, eso es lo que tenemos que pensar: qué decimos ahí, en esos puntos suspensivos…
Hay como muchas, muchas cosas para debatir.
Participante de la Cátedra: sobre el tema de la prohibición del rubro 59, hablamos el otro día con una chica de AMMAR, Jorgelina Sosa. Lo que ella decía es que todo lo que se prohíbe pasa a una suerte de clandestinidad y al final termina desfavoreciendo a las mujeres que “trabajan”.
L: Eso también es fantasioso. Primero: el 70% de la prostitución, por no decir el 80, -pero bue… vamos a darle un poco más de changüí-, es callejera. Segundo: las que están en los departamentos no son dueñas de los departamentos. Y mucho menos, ponen ellas el aviso. En la Avenida de Mayo, desde acá hasta la plaza, hay un montón de departamentos con chicas. Es decir, es una cadena de departamentos que alquila un solo señor. Ese señor es comisario y se apellida Fernández. Ese señor le dice a cada chica que ocupa cada departamento que tiene que pagar el aviso, el jaboncito, la toallita para limpiar. Pero lo interesante es que lo dice el decreto –yo lo leí y estaba cuando la Presidenta lo anunció-, y quedó claro: no atacar a las compañeras en situación de prostitución. No es un ataque.
-(Pregunta inaudible, sobre la prostitución en otros países)
L: Es peor. El 80% -acá le vamos a dar diez de changüí-, de las prostitutas que están en Europa y en Estados Unidos, no son ni europeas ni norteamericanas. Son latinas, de Europa del Este, africanas y asiáticas. Las asiáticas son menos, porque en Asia está directamente instalado el tema del turismo sexual, a través de agencias. Yo he ido con un amigo, haciéndose pasar que éramos un matrimonio, y en las promos hasta te sugieren hasta el precio de cada servicio sexual: públicamente lo hacen.
La mayoría de la prostitución del Norte parte de Latinoamérica y se va a Estados Unidos o a Europa. Y dentro de esos lugares la cuestión es peor. Porque una de las cosas centrales que tenemos que debatir y que no hay que despreciar es que el término “trabajadora sexual” lo acuño la iglesia católica. No fueron ellas mismas, no fue un acto emancipatorio, no fue que un día dijimos “ahora nos llamamos así”. Fue la iglesia, ¿Y cuándo lo hizo? Cuando comenzó la pandemia del sida, y no casualmente se estaban discutiendo los grandísimos fondos de asistencia. Y se empezó a preguntar“¿A éste por qué le damos? ¿Y a éste por qué?”. Entonces la iglesia dijo: “No les demos ni a travestis ni a prostitutas” –no lo habrá dicho en esos términos, pero es así-. Entonces en ese momento los compañeros y compañeras gay que estaban en esas negociaciones inventaron una terminología para las travestis que era HCH: hombres que tienen sexo con hombres. Lo cual originalmente, ellos estaban incluidos ahí, pero después se corrieron a la categoría gay.
Y en cuanto a las prostitutas, en ese momento y en ese mundo había dos voces, Winnie y Charlotte, dos norteamericanas, que eran pareja, pero luego se pelearon las tortas y a partir de ahí se dieron públicamente con todo, en una competencia atroz. Una es la que habló de explotación sexual y entonces, la otra sacó el término de “trabajadora sexual”. Fue la iglesia la que lo abonó, dándole aquellos recursos a quien usara esa jerga.
Y la primera gran caja de financiación que tuvo y tiene el sector fue la del SIDA, así que eso marcó todo.
¿Por qué hoy siguen sosteniendo esa denominación? Porque sigue siendo su fuente de mayor de financiamiento. Acá en Argentina a AMMAR le acaban de dar 1.800.000 euros – y lo digo porque no es ningún misterio, salió en boletines, es información pública-, para el tema de la regulación del trabajo sexual. Y además les dieron 300.000 euros por un lado y 250.000 por otro por unos proyectos que tienen, por un lado Argentina con Chile y Argentina con Paraguay.
Yo fue parte de la fundación de AMMAR -de hecho le puse el nombre-, soy amiga personal de Elena (Reinaga), pero también sé que los argumentos regulacionista se caen en cuánto empezás a preguntar. Primero: no establecen cuál sería la modalidad que definiría qué es el trabajo sexual. ¿Cuál sería la normativa? ¿Quién la dictaría? ¿Ammar? ¿Elena? ¿La CTA, porque Ammar está en la CTA? ¿O la CGT, es decir, Moyano? ¿Quién va a determinar la normativa? No está claro.
Otra cuestión. ¿Las regulacionistas piden lo mismo que pedimos nosotras? No. Nosotras somos personas en situación de prostitución, ellas trabajadoras sexuales. Entonces digo: acá uno de los dos grupos está erradito. No puede ser que dos posiciones tan antagónicas propongamos lo mismo: políticas públicas, salud… Sin embargo, en la mayoría de los países centroamericanos -desde México a Brasil-, tienen una política preferencial hacia aquellas organizaciones que sostienen el discurso de la trabajadora sexual. Una de las activistas más grandes de Brasil es Gabriela Leites, que es socióloga. Nunca le pregunté si ella era socióloga y se hizo prostituta o si era prostituta y se hizo socióloga, así que no me queda claro. Tengo esa curiosidad morbosita de saber. Ellas sí tienen escuela, y si te ponés a leer su programa, toda su política está basada en eso, el tema de la salud, y no sólo invierten en el tema de su salud, sino en el cuidado del otro. Lo cual también me parece un error terrible. Porque si yo en este momento –ojo: no es que me esté chanceando con vos- salgo y me voy a acostar con vos, vos tenés que cuidarte vos, querido. Yo no soy la mamá de nadie. No: cada uno se cuida cada uno. Porque si no esta responsabilidad tan dura de cuidar cae en una concepción higienista.
Y en muchos países las regulacionistas plantean la libreta sanitaria. Lo cual también es falaz. Acá en la dictadura te daban libreta sanitaria. Los lunes, ponele, venía la madama, le dábamos la libreta con 100 pesos adentro. 150 era. 100 para ella y 50 para el tipo del hospital. Iba la madama y el tipo nos sellaba todo. Aun si nos revisaran, suponete que yo me había infectado el domingo, hasta que me revisaran, habían pasado por mi cama dios y María santísima. La libreta sanitaria es esa cosa tan espantosa que te certifica ser carne de alto consumo. ¿Tenemos que pedir, entonces, una libreta que diga “yo soy carne sanita”?. ¿Por qué? ¿Por qué querés habilitar que los tipos lo hagan sin preservativo y así les garantizás que no se contagian?
Esto hace agua por todos lados. No han consolidado un discurso. Tampoco tienen interés en hacerlo en términos políticos. Como les va bien en el tema del financiamiento a través de VIH-SIDA, les parece menor. Las que más atacamos siempre somos nosotras. Digo nosotras, en general, cuando me refiero a toda la corriente abolicionista.
Ojo! Digo abolicionismo y me permito una crítica, y hasta planteo que habría que hablar ya de pos-abolicionismo. Porque el abolicionismo, como se lo entendió en un momento, ya queda corto. Me parece que hay que volver a hacer un gran debate, y generar un nuevo consenso alrededor del tema.
La crítica más dura que hacemos las travestis es que en el abolicionismo sólo se contempla a la sujeta mujer-víctima: se construye ahí.
Participante de la Cátedra: Te quería preguntar por el movimiento del Encuentro Nacional de Mujeres y por qué nos les permite participar.
L: No nos permitía. Hablabámos en pasado, porque ya no es así. … Imaginate que a Claudia Acuña le digan que no puede entrar una trava al Encuentro. (risas) Hemos tejido tantas buenas aliadas… En su momento, sí, pasó, nos dijeron eso, eran mayoría, nos quedamos en la plaza y te diría que así se fue armando el Encuentro tal como lo ves hoy: ese desborde es nuestra marca. Por eso seguimos insistiendo en ir. Y el año pasado, en Paraná, una compañera que era de la Comisión del Encuentro hizo unas declaraciones en un diario donde repitió eso de dejarnos afuera… pero eran sus declaraciones, no del Encuentro. Entonces nosotras cuando fuimos, cargamos munición gruesa, pero el Encuentro la desautorizó, así que. Ese ya es un debate ganado…, ya no pasa nada.
Pero también fue interesante dar ese debate. Porque, ¿quienes nos atacaban en un inicio? Todos pensarán “la iglesia católica”. No: la izquierda. ¡La izquierda nos daba duro! El trotskismo, nos daba para que tengamos y guardemos. Pero muchas compañeras empezaron a cambiar su pensamiento, a interlocutar con nosotras, y ahora es “ese tema no se discute, pasemos a otro”.
Integrante de la Cátedra: ¿Cómo nació la idea de la cooperativa?
Lohana: Nosotras primero insistíamos con el tema de la identidad, que una cuestión medular, de decir: a ver, qué pasa si damos públicamente este debate. Sabíamos que muchas compañeras asumen que el travestismo es una identidad propia, que no pasa por lo que diga el Estado, pero también que pensaban así porque si no daban un salto, ¿a qué? Muchas decían: “Yo soy mujer”. Y la verdad que si acá hubiera una mujer de mi misma edad, de mi misma nacionalidad, que come igual que yo empanada con papa, ¿ qué? Eso no nos hace iguales. Hay formas de construcción, de percepción, de subjetividad, de los cuerpos, que son distintas. Entonces nosotras decíamos: primero, que las compañeras asuman que el travestismo es una identidad, que no vivan en ese constante bamboleo. Y que la sociedad también lo entienda. Y el Estado también, obviamente. Que yo no tenga que pagar ningún precio para ser aceptada o tener un derecho. Esa es nuestra lucha.
Entonces, estábamos por ahí. Pero después, cuando empezamos a complejizar el tema de la identidad, una de las cosas que nos pusimos a debatir fue cuando dije: “Chicas, acá hay otro problema también”. A mí, que soy la más “conocida”, que soy invitada a todos lados, no me llueven ofertas laborales. Y a ustedes, menos. Estábamos ese día en esa mesa 12, 15 compañeras travas, y la única que tenía empleo era yo. Acá hay otro problema. Entonces esa identidad, esa complejidad, tenemos que ponerla en otro espacio. Que nos empiecen a ver como fuerza productora de trabajo y no meramente como cuerpos, mercancías compradas para el placer. Para el placer el otro, porque el nuestro no estaba.
Entonces, nos pusimos a pensar: acá hay otra cosa. Teníamos que volver a disputar en el espacio laboral cómo se había construido el sujeto. Primero, un sujeto varón. Si vos vas a la izquierda, el típico señor con mameluco, el martillo y la hoz levantando la manito. En otras concepciones, la señorita, o un señor de traje. Pero nunca había otro sujeto. Entonces, acá también, como en el feminismo, hay otros cuerpos que encarnamos la cuestión de disputar este espacio.
Empezamos a generar una dialéctica. Dijimos: ¿Qué hacemos? Se nos ocurrió el autoempleo. Porque salir, 15, 20 travestis a golpear oficinas, más que un escándalo no iba a pasar. Entonces pensamos: el autoempleo. Y así fue como surgió. Mucho surgió de amigos y amigas que conocía esa experiencia, y nos fueron diciendo. Fue: “Ay, mirá, vamos a hacer esto”. “Ah, ¡qué bueno! Por ahí te conviene hacerlo así…” Con Claudia (Acuña) estuvimos conspirando todo. Una cosa que sale, ya sale de esa conspiración. Esa complicidad: de alguien que te cuenta: “nosotras lo hacemos así”. Y nosotras que respondemos: “entonces nosotras lo hacemos así también, pero le vamos a poner además plumas y lentejuelas”. Redoblamos la apuesta.
Y así fue como el tema del trabajo nos empezó a parecer fundamental.
Digo: entendido el trabajo como una cuestión organizadora de la vida de las personas. Nos dijimos: vamos por esto. Entonces ahí fue la cooperativa, textil, que se llama Nadia Echazú, que era una travesti salteña que murió a los 33 años en las peores condiciones de vida, sin que se le reconociera ningún derecho. Entonces empezamos a pensar así.
Y otra cuestión era empezar a construir un relato colectivo de nuestra comunidad. Porque si acá venía otra travesti, capaz que cuenta totalmente lo contrario a lo que puedo contar yo. Que está bien, porque somos diversas, pero también hay que entroncar esa realidad, debido a hechos y sucesos que ha ido formando nuestra comunidad. Porque Flor de la V no es que apareció y llenó un teatro. Murieron un montón, muchas dimos la cara, nos comimos palizones, palos, cárcel, nos comimos de todo. Y después de Florencia vendrán otras. Bueno: yo aspiro a ser presidenta de la Nación. Así de humilde soy. Y capaz no yo, pero capaz que otra travesti lo haga. Tiene que ver con una cuestión de muchas. De Historia.
Por eso cuando pensamos lo del trabajo, dijimos: también construyamos un relato colectivo de nuestra comunidad. Y ahí surgió la cooperativa. Con todo, con todos los acuerdos y desacuerdos que produce cualquier grupo.
Pero con datos concretos, la cooperativa nació así: un día nos ofrecen hacer guardapolvos. Había dos opciones: armar todo el guardapolvo o pegar botones. ¿Qué creen que eligieron ellas? ¡Pegar botones! Yo: qué vagas. Pero dije: bueno, igual voy a firmar el convenio. Cuando vuelvo, le aviso: “Chicas, una mala noticia. No nos van a dar los guardapolvos”. Pensamiento mágico. “Es porque somos travestis…” Les respondo: “No, es porque pegar botones ya lo eligió todo el mundo. Si queremos el trabajo, tenemos que armarlos”. Respuesta: “Pero no sabemos…” Bueno: vino una profesora a enseñarnos. Y no sólo los armamos mejor, sino que les dimos más volteretas que las que le daba todo el mundo. Vino la profesora y me dijo: “Hay un problema acá. No es que no sepan armar los guardapolvos, sino que son vagas y para eso no hay cursos, no hay nada”. Imagínense: yo pensaba lo mismo. ¿Entonces?, Armé una estrategia “Chicas, saben, ahora nos dijeron que si queremos el trabajo, a los guardapolvos además de cocerlos, tenemos que cortarlos”. Respuesta. “Pero no sabemos….”. Y bueno: tuvimos que aprender a hacerlo solas. Y ahora los cortamos.
Son cosas concretas sobre las que tenemos que trabajar juntas para avanzar. O empezar a sentir que el cuerpo lo vamos poniendo en otro lugar. Por ejemplo, con las telas. Tuvimos, por ejemplo, una discusión entre unos judíos ortodoxos de Once, que venden telas, y nuestras compañeras travas. … Por una milésima de centavos se querían sacar chispas. “Vos serás judío, pero yo soy puta”, le gritó una. Fue todo un aprendizaje maravilloso para todas las parte, te lo aseguro. Primero a todas partes iba yo. Vieron que una se cree… Yo tengo una autoestima muy alta, muy alta, de esas que te dicen que si no estoy yo las cosas no salen… Hasta que empecé a entender que… No. Mis compañeras van y negocian mejor que yo. Y después, miren lo que me mandaron el otro día…, ¡quieren armar un sindicato! Les digo: “¿Perdón? ¿Me perdí algo? Chicas: esto es una cooperativa. Acá todas somos todas iguales… ¡Y ustedes son la comisión directiva! Bueno: hicimos un curso de capacitación. En realidad, varios. Hicimos otro de nivelación escolar, porque yo me daba cuenta… esta no sabe escribir, ésta no sabe ni leer. Para no ofender a nadie, ¿qué se me ocurrió? Empezamos a armar un curso de nivelación, que nos enseñaran a todas juntas, pero diferentes cosas a cada una, bueno, … yo tengo errores tremendos de ortografía, así que empezamos todas en el mismo nivel: la que sabía lo refrescaba y la que no lo aprendía. Entonces ya nació así el nido de la idea de un bachi popular para travas. Vamos armando así, desde la creatividad”.
Integrante de la Cátedra: ¿Cuánto tardaron en conseguir la personería jurídica? ¿Por qué se las negaban?
L: Eso fue brutal. Brutal. Porque nosotras, primero armamos un escándalo, fuimos a la AFIP. Y hay una anécdota muy graciosa: vamos a hacer los trámites a la AFIP, 8 de la mañana. Yo no había tomado el café con leche, cosa que para mí es grave, con esas medialunas bien sopaditas como a mi me gusta… En fin… Una señora nos atiende, le damos los papeles, y empezó: “Acá tiene que venir el presidente”. Le digo: “¿Viste que aquí dice cooperativa de travestis? Bueno, soy yo, la presidenta soy yo. Ahí figura Carlucho pero en realidad soy Pepucha. Te expliqué”. Además yo siempre hago todos los trámites en el Estado con el rótulo, bien grande: travestis. En todos lados decía “travestis”.. La señora responde: “Esto está todo mal …”. Le digo: “pero escuchame, no quiero ser grosera, pero nos lo dio el contador, y un abogado, ¿tanto se puede equivocar?, ¿no sabe nada? Hagamos una cosa: marcame todos los errores, una sola vez, porque dos no voy ”. Cuando finalmente nos íbamos con todo anotadito en una libreta, la señora decide someterme a la peor de las violencias. Le dice a otro empleado, en un tono como para que yo la escuche: “¿Vieron esa que vino ahí, con semejantes tetas, que parece una mina? No: es un tipo. ¡Qué vergüenza!”. Me empezó a subir de los pies un fuego. Yo siempre tengo una reacción primera, que no la niego nunca, que es agarrar una silla para desmayarla de un sillazo. Siempre me agarra eso. Durísimo. Así que siempre tengo que decirme: “Calmante Lohana, tranquilizate”. Cuando logré calmarme fui directo a la señora y le empecé a decir. “Sos una maleducada, no tenés ningún derecho a hacerme esta burla. Sí: somos mariconas, ¿ y qué? Etamos orgullosas…”. Justo la oficina de la Afip donde nos tocó hacer el trámite está en Constitución, así que le dije: “Vos estás acostumbrada a vernos paradas en la calle, con frío, prostituyéndonos, y cuando intentamos hacer otra cosa, ¿qué hacés? Lo mismo: siempre expulsándonos. Pero esto no va a quedar así: yo te voy a poner una denuncia, voy a mover cielo y tierra y no voy a cesar hasta que a vos te disculpes… Y te aclaro: no estoy humillada, porque vos ya no podés humillarme. Y tampoco estoy espantada: ahora voy a buscar los papeles y voy a volver, hasta que me hagas el trámite”. Imaginate lo que fue para el pobre contador. El tipo tuvo que completar los papeles con toda esa presión. Cuando volvimos a la AFIP estaba lleno: cuando fuimos la primera vez no había tanta gente. Estábamos sentadas ahí, y de pronto la vemos. Nos hace con la manito así (mueve la mano) Y le digo “¿Yooo?”. Pensé para mi: ésta la quiere seguir, esta quiere que la tire por la ventana, esta me quiere cagar la cooperativa. … Entonces dice: “Por favor… los papeles”…, Era otra actitud.… Yo calladita, entrego documento, papeles, todo. Y en un momento ella saca de la cartera dos Felfort. Yo digo: que no me vaya a dar el Felfort para que no la denuncie… Y ella me miraba y yo pensaba: está diciendo ´a ver si por un Felfort se vende´. Todo así hasta que me dice “Tomá”. Y me da el Felfort. La miro fresca y le respondo: “¿Qué? ¿Me estás pidiendo así disculpas? ¿Es tu manera de pedirme disculpas? No. Pedime disculpas, y listo: reconocé que estuviste mal”. Entonces digo: “Bueno, está bien, es tu manera de pedirme disculpas, aceptadas. Pero no lo vuelvas a hacer”. Después vamos al bar a clavarme el café con leche. Y me pongo a pensar una cosa interesante. Primero, había dos policías ahí adentro que nunca intervinieron. En otro momento, esos policías si nos veían ahí nos cazaban de los pelos y nos llevaban presas solo por el hecho de haber entrado. Segundo, cuando empezamos a reconstruir toda la escena, nos dimos cuenta ningún otro empleado se había mostrado cómplice de su barbarie. Nadie se prendió en la historieta: quedó ella sola. Sola. Lo cual fue más duro para ella, porque fue desaprobada en su travestofobia…, entonces estuve bien en recibir el Felfort… Eso fue hace cuatro años. Ahora vamos, venimos, salimos, pedimos todo, nos saluda, nos da besos. Logramos una acción positiva, propositiva. A costa de dolor… mucho dolor.
Decí Mu con Lohana Berkins: qué es ser travesti

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


Artes
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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