Nota
La soledad de la puta: escrache a un prostíbulo
Después de que miembros de la cooperativa La Alameda realizaran un escrache a un prostíbulo, Sonia Sánchez –autora del libro Ninguna Mujer Nace para Puta- fue a debatir con los impulsores de la acción cómo abordar la lucha contra el proxenetismo. “¿Qué pasa con la puta después del escrache? Ustedes se van a sus casas y ella, ¿adónde va?”, los interpeló. El rol de las oenegés, de los prostituyentes y del Estado en medio de una conversación picante.
El pasado martes 9 de abril, La Alameda, una asamblea motorizada por la lucha de los trabajadores esclavos de los talleres textiles clandestinos, realizó un escrache en el cabaret New Liza en la esquina de Directorio y San Pedrito. Allí se juntaron más de 100 personas, muchos de ellos costureros agrupados en La Alameda y la minoría –cerca de diez personas- de distintas ONGs: Fundación El Otro, Red Alto el Tráfico y la Trata, y el Programa Red Anti-trata del Centro de Derechos Adolescentes. Juntos escarcharon al dueño, Rubén Esteban Elizalde. La policía de la comisaría 38, parece, tenía orden de no intervenir. “Son cómplices”, denunciaban los vecinos que ingresaron por la fuerza para intentar encontrar alguna prueba. No fue posible.
Según explica Néstor, miembro de la Asamblea y unos de los organizadores de la acción, la intención fue que se “conozca y difunda la situación en la que están muchas mujeres –dice-. Pero en especial, fue oponerse a Ley de Trata que se debatía en la Cámara de Diputados”.
La ley no alcanza a las mujeres mayores de 18 años quiénes según esta ley que ahora ya está aprobada, tendrían que probar que fueron engañadas, es decir tendrían que dar explicaciones como si fueran las responsables de la situación que viven.
Durante el acto, un grupo de jóvenes anarquistas pintó esténciles sobre los muros del cabaret: “Ninguna nace para puta”, decían. La frase fue tomada del libro que escribieron la argentina Sonia Sánchez y la boliviana María Galindo, del colectivo Mujeres Creando. Cuando las autoras crearon esa frase, no lo hicieron para interpelar a una puta ni par que la suscriba ninguna ONG, a quienes ellas mismas califican en su libro de “parásitos”.
La conversación que sigue sucedió ayer entre Néstor, representante de La Alameda y Sonia, co-autora de Ninguna Mujer Nace para Puta y miembro de lavaca:
– Sonia: ¿Qué analizaron ustedes y estas ONG para hacer este escrache?
– Néstor: Fácil, lo único que tomamos fue en cuenta testimonios de las trabajadoras de ese lugar a través de cámaras ocultas.
-Pregunto por que no lo sé ¿A quienes llamas trabajadoras de ese lugar?
– A la chicas que trabajan ahí.
– ¿A las prostitutas?.
Escrache y después.
S: En el libro Ninguna Mujer…se plantea una idea con mucha claridad y firmeza: la prostitución no es trabajo, es explotación y es violación.
Néstor: Lo que descubrimos es que había prostitución ahí adentro. Un compañero nuestro fue con una cámara oculta y averiguó lo que pasaba en ese lugar. Nuestra intención era averiguar si había tráfico de personas, si había gente indocumentada. Y había todo eso. Luego lo registramos en un informe que estamos haciendo con la producción del programa La Liga, porque fueron ellos los que nos prestaron el equipo. Igual hicimos copias del material porque ya nos ha pasado muchas veces que las productoras venden o intercambian el material y nunca sale al aire.
S: Insisto, ¿cuál era el objetivo de hacer una especie de allanamiento o un escrache? ¿Y por qué con éstas ONGs?
N: Nosotros tuvimos varias razones para hacer la acción, la principal era que un día después –es decir el miércoles- se trataba la Ley de Trata. También queríamos denunciar el cohecho de varias instituciones: la Policía, inspectores municipales… Las ONGs tienen como objetivo difundir, concienciar, y fueron ellos quiénes se sumaron a nuestra acción.
S: Te pregunto como ex puta, ¿te puedes imaginar cómo se sintieron esas mujeres? ¿Qué pasa después del escrache con ellas? ¿Adónde van a ir esas putas que salieron corriendo? ¿Pensaron en su exposición?
N: Las mujeres que estaban ahí, se presume, fueron trasladadas por los prostituyentes hacia otros cabarets, una sóla mujer salió corriendo del lugar. Cuando la alcanzaron ella tenía pánico, hasta le aclararon que querían ayudarla. Se hizo una denuncia. El objetivo con el que fuimos era que las chicas salieran de ahí adentro.
S: ¿Y después qué? Ustedes volvían a su casa y ellas ¿a dónde… ?
N: Que salieran de ahí, que las acompañaran a hacer la denuncia correspondiente y que tuvieran la asistencia que les corresponde, como hacemos con los costureros. Nuestro campo de acción más conocido es el de los talleres esclavos que no se diferencia casi en absoluto de lo que tiene que ver con esto; hay chicas violadas; hay chicas que son abusadas de distintas maneras en los talleres clandestinos…
S: ¿Cómo evaluaron el resultado? Y además, esa frase (golpea con el dedo índice la hoja de Clarín que muestra la frase “Ninguna Mujer Nace para Puta”, pintada por un grupo anarquista) vaciada de esa manera… Cuando vos me hablás de trata, no me estás diciendo nada. Estás hablando como en Hollywood, me estas hablando como una ONG y para mi ésos son parásitos que viven del otro o de la otra. Este libro y esta frase costaron mucho porque esta frase nació de una puta, no para interpelar otra puta”.
Néstor le quiere aclarar que ellos no pintaron esos esténciles, que no les gusta hablar sin saber, o genéricamente.
S: No quiero juzgar, sólo discutir con ustedes, esto es más profundo.
N: Obvio que es más profundo, y vos -que llegaste a escribir un libro-, tenés ocho mil argumentos. Yo tengo que respetar tu subjetividad. Ahora lo que decís de éstas organizaciones, nosotros lo sabemos…en un momento les dijimos:
¿Ustedes quieren que hagamos esto?, entonces vamos al frente. No estuvieron de acuerdo en que rompamos la puerta del prostíbulo.
La diferencia.
Durante la acción, miembros de La Alameda irrumpieron en el local New Lisa y trataron de buscar pruebas. Adentro estaba vacío, sólo alguna ropa y la muestra de las condiciones infrahumanas de vida: piezas de dos por dos sin condiciones mínimas de higiene ni salubridad. Tarde como siempre, puntualiza Néstor, llegó un comisario de la 38 con instrucciones del fiscal de “no allanar”. Ése era justamente uno de los pedidos de los organizadores del escrache. “La ropa de las chicas no era un elemento judiciable y como no había orden judicial esas pertenencias deben haber desaparecido”, explica. También desaparecieron las mujeres, a quiénes trasladaron a otro lugar.
S: ¿No les parece muy caro el precio de exponer a una persona de esa manera? ¿Es el mismo trato que tiene que tener un taller clandestino que a un prostíbulo?
N: ¿En qué se diferencia?
S: En que el trabajo de esclavo no es el mismo que la prostitución y no voy a medir quién sufre más por que no soy quién, son diferentes temáticas. Yo siento que la frase se ha vaciado y se ha tergiversado porque puesta en un prostíbulo está interpelando a otra puta y eso es muy doloroso para mí.
N: ¿Pero vos pensás que todos lo entienden así?
S: Absolutamente. Cuando presentamos el libro en la ex Plaza Once, bautizada por nosotras como Plaza de los Prostituyentes, los fiolos les hicieron creer que el libro es contra ellas, porque no quieren que se piensen por fuera de la explotación. Les decían que nosotras les íbamos a hacer un escrache y en realidad se estaba escarchando a un Estado proxeneta. Y no me gusta que estas ONGs usen este titulo por que estas mujeres y estos hombres viven gracias a las putas que están ahí adentro, gracias a ellas les entra plata, millones de dólares. Les conviene seguir hablando del tema “trata” y te vuelvo a decir que no me decís nada cuando decís “trata”. Si me decís puta, esclava sexual, prostituta, estás diciendo otra cosa, “trata” no es nada.
N: Sí, en realidad esa palabra se usa como si fuera un lenguaje técnico, para nosotros es más sencillo decir tráfico.
Los parásitos
La Alameda es un espacio por el cual circulan miles de personas. Allí se fundó la Unión de Costureros para pelear contra la esclavitud y por los derechos laborales. Pusieron en marcha una panadería, un taller de serigrafía y otro de ropa con la marca Mundo Alameda. Además funciona como comedor comunitario y ha resistido desde el año 2002, cuando las necesidades de los más pobres encontraron allí un alivio. En ese recorrido, según explica el referente Gustavo Vera, resistieron mucho a los partidos políticos tanto de derecha como de izquierda. La pregunta que le toca contestar ahora a Néstor es ¿Qué sensación tienen de estas ONG y por qué se asociaron con ellos para esta acción?
N: Pensamos lo mismo que Sonia, que son parásitos. Y aclaro que nosotros no nos asociamos, hicimos un frente para esta actividad. Ellos fueron todos pitucos y se quedaron quietitos, mientras nosotros nos puteábamos con todos.
S: Entonces no te parece que esto ha sido una puesta en escena que le sirve sobre todo a los parásitos para seguir diciendo que trabajan contra la “trata”.
N: Mirá, cuando nosotros escrachamos a los talleres no nos sentamos a esperar sino que los ayudamos en todo el proceso. Si hay una organización que trata de cuidar a la víctima somos nosotros. Pero para salir tiene que haber una ofensiva, para que la gente se de cuenta. Qué vamos a esperar, que las pibas solas lo asuman. No es que salimos a reventar prostíbulos, tratamos de ponerle nombre y apellido a los responsables.
S: Nosotras vamos a la Plaza Once, a Flores, Constitución y tratamos de darles contención a las mujeres que están paradas ahí. Y estas ONG las usan políticamente.
Pensar ideas entre todos
A la charla se suma Jorge, el chico que se infiltró en el New Lisa y otros cabarets con la cámara oculta. Llega alterado, conmovido:
J: El trabajo que nosotros hicimos, lo empezamos mucho antes que las organizaciones no gubernamentales. Es un trabajo para el cual me arriesgué, pensando que esa puta no tiene que estar ahí, esa puta tiene que esta conmigo bailando en un cumpleaños, por que no es puta, por que ninguna mujer nació para ser puta.
S: Yo apoyo esa rebeldía. Pero es más profundo, hay que discutir como sociedad, hacia adentro de nuestras organizaciones. ¿Ustedes han consumido los cuerpos de esas mujeres? ¿Quién de aquí es prostituyente? Si no, esto no se va a acabar.
N: Lo que está claro es que no va a haber una solución desde el gobierno como en otros problemas del capitalismo. Estamos en la trinchera, algunos con piedras, otros con balas, pero esto está creciendo y se va agigantando. Claro que nos gustaría sofisticar los métodos y profundizar…
A Néstor y Jorge los esperan sus compañeros para empezar una reunión, la conversación dejó alguna incomodidad pero también muchas esperanzas para pensar ideas entre todos: “Sonia, vos acá tenés el lugar y el espacio para que armemos un encuentro. Acá hay mucha gente humilde que seguramente está cercana al tema de alguna u otra manera”.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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