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Cooperativa Nadia Echazú. La primera cooperativa-escuela gestionada por y para travestis y transexuales en el mundo funciona desde hace un año en el partido de Avellaneda. La iniciativa es una alternativa al camino obligado de la prostitución y una manera elocuente de sentar las bases de una ciudadanía trans. Advierten que esto recién comienza y que no se detendrán hasta que una travesti sea elegida presidenta de la Nación.

Super modelosEn la planta alta de la cooperativa textil “Nadia Echazú” no hay cortinas.
A través de las ventanas el sol entra abundante y demasiado intenso para este otoño. Los ojos se me hacen chiquitos y pienso, confusa, en el calentamiento global. Afuera, lo esperable; un barrio en Avellaneda de casas bajas, terrazas cruzadas por cientos de cables, veredas con árboles, niños y perros sueltos.
De espaldas a la ventana, lo imprevisto: un escenario sin telón, una invitación, un “no hay nada que ocultar” y mucho que mostrar: travestis productoras de trabajo, creadoras de un camino sin prostitución.
A Brisa, que está aprendiendo el uso de la máquina de coser. no le pregunto la edad, pero calculo que debe andar por los 30 años. Tiene el pelo largo, enrulado y look deportivo. Se tira la melena hacia atrás y me aclara, antes de que yo le consulte algo: “cualquier chongo con pañuelo” no es una travesti.
¿Qué es una travesti, entonces?
Una chica trans es alguien que nace, que se siente y es las 24 horas trans. Yo soy una chica trans.
 
Esta chica trans cuenta que nació en Orán, Salta y que de adolescente tenía un novio, que se fue cuando dejó embarazada a una mujer. Brisa sabe que desde siempre le gustó la psicología, pero abandonó la idea de estudiar cuando llegó a Buenos Aires. Una vez instalada no le quedó otra que prostituirse: “En la calle no se puede elegir, hay que tomar para bancarse estar en ahíi. La sociedad actúa como si nosotras fuéramos bichos y hay muchos locos sueltos.” Lo dice con conocimiento de causa y relata cómo un prostituyente la quiso matar en un hotel alojamiento.
Mirta tiene 67 años, un corte muy Rafaela Carrá. Nació en Corrientes y trabajó dos años como ayudante de sastrería. Parece dominar el tema de los moldes, pero aclara que a ella le gustaría estar en la parte de planchado, para poder escuchar la radio. Le pregunto qué le gustaría hacer en el futuro. Piensa un rato. Me apuro y le ofrezco ser diseñadora, pero no: confiesa que desearía tener una boutique. Mirta antes se llamaba de otra manera, y su imagen no era ni parecida a esta señora chiquita de lentes, que sobrevivió a la dictadura y a la prostitución. Recuerda que en los años del terrorismo estatal se la llevaban a las comisarías en forma constante, y que si cuenta el tiempo que estuvo presa, suma montón de años. Dice: “Estar en la calle es lo más salado, ahí se aprende lo que es el desprecio”.
 
Puntos de fuga
En noviembre de 2006, la Corte Suprema de Justicia le otorgó la personalidad jurídica a la Asociación por la Identidad Travesti, Transexual (alitt), luego de cuatro años de litigar y batallar contra la idea de que ‘la organización del colectivo no poseía utilidad alguna para la sociedad’. Lohana Berkins, presidenta de la entidad, considera que ése fue un momento muy importante de la lucha travesti-transgénero-transexual. “En una reunión de activistas insistí con la idea de considerarnos fuerza productiva: de las quince personas presentes sólo yo tenía un trabajo y el resto sobrevivía en la prostitución. Esto limitaba mucho nuestro accionar, y nos hacia imposible crear una agenda propia”.
La coincidencia en “una agenda propia” significó armar un proyecto de trabajo autosustentable. Este plan iba por fuera de la emergencia, de la coyuntura, que en el caso de la comunidad trans tienen que ver con el maltrato y desatención en los hospitales, la violencia civil y policial, los problemas habitacionales, grupos de choque llamados “vecinos indignados” y un largo etcétera.
Cuando la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini las invitó a su programa de radio, se dieron cuenta de que era para ellas algo más que una entrevista radial: era una oportunidad. “Nosotras le contamos a Hebe lo que andábamos pensando y ella nos dijo ´¿Por qué no lo van a ver a Griffin?’. No lo conocíamos, pensamos que era algún secretario de Kirchner, así que apenas salimos de la radio fuimos a un ciber, buscamos en Internet y ahí nos dimos cuenta de que Patricio Griffin es el presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (inaes)”.
Antes de la entrevista con el funcionario del inaes (organismo que depende del Ministerio de Desarrollo Social) las activistas comenzaron a interiorizarse sobre el tema y descubrieron el mundo del cooperativismo. Lohana resume en una frase culinaria lo que significó la búsqueda de información: “Teníamos que saber si al tipo le pedíamos una docena de empanadas o una fábrica de empanadas”.
 
¿Estado benefactor?
Pensémoslo: una travesti en una oficina pública expone en el acto al Estado fascista, sin importar gobiernos, gestiones ni autoridades de turno. Lohana cuenta que el primer encuentro con Griffin fue de lo más sustancioso. Sin embargo, se ríe recordando las caras de los señores funcionarios. “Imaginate, semejantes travas pidiendo las herramientas para gestionar nuestro propio trabajo digno y genuino. Igualmente nuestro desafío no era sólo esa instancia sino la de transitar y pasar la burocracia estatal”.
Por si algún lector no conoce el tema, ahí va un ejemplo sencillo de burocracia estatal, descripto por la entrevistada: “En un banco no nos querían abrir una cuenta porque una de las chicas que integra la cooperativa vive en una villa y no podía aclarar la dirección tal como lo pide el papel. Pedí que, por favor, quemen todos los formularios. No podía ser tan evidente el abismo que hay entre un derecho y el acceso a ese mismo derecho”.
Lohana admite que todo ese proceso de más de un año se hizo en medio del descrédito de las que llevaban adelante el proyecto. En cambio, para ella era una manera de jaquear al Estado y plantear de “cuerpo presente” cómo funciona “el paradigma del hombre nuevo, de la mujer nueva y en este caso, de la trava nueva”.
Agrega que ante esta nueva situación ellas implementaron la filosofía de la docencia. “Cuando íbamos a las oficinas públicas, no íbamos solas: llevábamos libros, folletos, materiales, para explicar lo que hiciera falta”.
En este sentido, el énfasis de las activistas se puso en cómo se hacían los pedidos: “En nuestros términos –Lohana explica–, esto significa que nosotras no sólo queríamos formar la cooperativa, que nos dieran las máquinas para trabajar, sino que además exigíamos que constara en los anales del Estado la aparición de nuevas/os sujetas/os demandantes de derechos. No era cuestión de decir que un grupo de muchachos de entre 30 y 60 años formaba una cooperativa, sino que constara que era un grupo de travestis de entre 30 y 60 años”.
En concreto se creó una cooperativa con cursos de capacitación para 30 personas que cobran alrededor de 300 pesos para formarse en tres áreas de la industria textil: Informática, Marketing, Corte y Costura. Tienen planeado incorporar otros cursos durante el año.
 
La historia trans
Cumbia, copeteo y lágrimas. Informe nacional sobre la situación de las travestis, transexuales y transgéneros es un libro editado por alitt en el que buscaron contar la realidad del colectivo en primera persona y mediante encuestas. Algunos datos que se desprenden del estudio: el 91% sufrió algún tipo de violencia; el 86% fue objeto de abusos policiales; el 88% modificó su cuerpo; la principal causa de muerte, con un 62%, es el sida. El promedio de edad es de 32 años. El texto también apunta a hacer visibles, a recordar “esos cuerpos nacidos y muertos en la ilegalidad” como bien dice su prólogo.
La historia de Nadia Echazú es una de esas historias que resumen la experiencia de muchas. “Le pusimos el nombre de Nadia a la cooperativa porque queremos rescatar el sentido de comunidad, de memoria -explica Lohana- porque si hoy existen grandes vedettes y la sociedad no se escandaliza es porque acá hay lucha y Nadia formó parte de ella.”
A esta altura una se debe preguntar qué impacto tuvo esta iniciativa para la comunidad. Lohana marca dos momentos: “Las personas trans viven en lo cotidiano, tratando de solucionar problemas del momento, por eso la idea de una cooperativa les parecería una pretensión burguesa, de una travesti de escritorio, pero luego de su concreción se sintieron muy orgullosas, y todos los días recibimos compañeras que quieren incluirse en el proyecto. Tan es así que en otras provincias se están formando cuatro cooperativas de travestis. Lo más rico es que ya se puede pensar en otra salida laboral que no sea la prostitución. Erradas no estábamos.”
 
Potencia travesti
Lohana Berkins dice que si hubo problemas de organización en la cooperativa nadie los registró, porque su comunidad está acostumbrada a la contienda. “Vivimos 40 en un mismo hotel, trabajamos en una misma esquina, vamos presas a la misma comisaría. Yo sabía que los conflicto se iban a generar, pero ninguno superó el nivel de lo sabido, lo difícil fue cambiar algunos modos de relacionarnos”.
En este sentido señala que desde muy chicas se vive y se tiene incorporado un código callejero que valora la picardía, no mostrar afecto, la rapidez. “Desmontar esto es el desafío”.
Por otra parte, una palabra resuena mucho cuando se habla de las travestis: escándalo. Para Lohana “el escándalo con altura es el máximo punto de ebullición en la defensa de los derechos humanos. El travestismo tiene esa potencia porque de por sí ya escandaliza. Es también un mecanismo de defensa que utilizamos”.
En el centro del escándalo, está la furia. Entonces, le pregunto a Lohana cómo será el día de la furia travesti. “Será cuando haya médicas, abogadas, y cuando las niñitas travestis no sean echadas de sus familias; en lo personal cuando yo sea Presidenta de la Nación y cuando todas seamos amadas.”

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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