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Feliz cumple, IMPA: 20 años de autogestión

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Esta semana la mítica fábrica cumplió 20 años y lo festeja a lo grande: charlas, teatro, cine y distintas actividades que dan cuenta de la variedad de experiencias que habitan el predio de Almagro. De los comienzos a los dilemas actuales, breve semblanza de la recontra recuperada.

Por Giansandro Merli para lavaca.org

Esta semana IMPA sopló 20 velitas de cumpleaños y lo festeja a lo grande: charlas, teatro, cine, arte, derechos humanos, información indipendiente, educación popular y un acto de cierre y festival (el jueves 24, a las 21) conforman el programa de la celebración que empezó esta semana y seguirá la próxima.
 
La riqueza y variedad de estos eventos cuentan mucho sobre lo que IMPA representa. No es sólo una fábrica de aluminio donde una cooperativa de trabajadores produce envases sin patrones. No es sólo una experiencia de recuperación obrera de la fuente de trabajo, a pesar de dificultades políticas y económicas. Pero tampoco es solamente un centro cultural clásico, o un espacio de formación tradicional. 
IMPA es todo eso, y mucho más.
 
Feliz cumple, IMPA: 20 años de autogestión

El calendario de actividades por los 20 años de IMPA.

Fábrica de ideas

Hay varias trayectorias posibles para explorar el enorme predio, que ocupa media manzana en el corazón de Almagro, a pocas cuadras del Parque Centenario. Al entrar por Querandíes, cruzar la planta baja semioscura y subir por la escalera se ve la sala Mirta Baravalle, un teatro, varios talleres, una radio (Semilla) y un estudio de TV (Baricada) en el cuarto piso. También, entrando por la misma puerta, se puede ir directo al centro cultural, sin pisar escalones, o atraversar la portería, tomar un ascensor y llegar a las oficinas donde se reúne el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas cada semana. En cambio, dando la vuelta al predio, se puede acceder por otra puerta, en el 106 de la calle Rawson: allí es la entrada del bachillerato popular, donde jóvenes y adultos expulsados por el sistema oficial pueden seguir estudiando.
Eduardo «Vasco» Murúa es un referente histórico de IMPA y del movimiento de empresas recuperadas que, no sin conflictos y divergencias, ha recorrido toda la experiencia de recuperación. “La diferencia con otras empresas recuperadas es que IMPA fue recuperada por los trabajadores, pero también por compañeros que venían de la militancia sindical y política», dice sobre la historia. «Estamos en 1998 y hay una efervescencia popular. Un modelo se ha acabado, pero aún no ha surgido otro. Como militantes queremos crear un espacio de debate: una fábrica de ideas”.
 
Abrir la fábrica al territorio, recuperarla para el pueblo y no sólo para el conjunto de trabajadores, combinar producción industrial y cultural-educativa son algunos de los ejes que vertebran este cuerpo colectivo que sigue formándose. Casi en seguida, junto a la recuperación nacieron una escuela popular y un centro cultural.
 
Sigue Murúa: “El hecho de que hayamos recuperado la fábrica no fue tan fuerte como el hecho de haberla convertida también en centro cultural. Ya habían experiencia de reconversiones de fábricas cerradas, pero la nuestra era la única que trabajaba y a la vez tenía el centro cultural”. Alicia Umzalu es una de las referentes del proyecto iniciado en 2009: “Nadie nos daba dos pesos. No teníamos un mango y las cosas parecían imposibles. Pero acá estamos. Con 25, 30 talleres anuales. Con 2, 3 espectáculos teatrales por semana. Con reconocimientos recibidos y conferidos. Con actividades de calidad y excelencia, que consideran el arte un trabajo digno y rebelde”.
 
Feliz cumple, IMPA: 20 años de autogestión

Natalia Vinelli, de Barricada TV y Eduardo Murúa, referente de IMPA.

Educar, resistir, producir

También en IMPA sigue funcionando el bachillerato popular, el primero de la ciudad de Buenos Aires, que hoy se encuentran otra vez bajo ataque. Por un lado, por las condiciones sociales de los estudiantes, más empobrecidos y con mayores dificultades para cursar, “porque no pueden pagar la SUBE, por ejemplo”, dice una profesora. Por el otro, porque el Ministerio de Educación quiere negar el reconocimiento oficial de los títulos obtenidos por los adultos.
 
Laura Vorboril y Lucía Wainstein son coordinadoras del proyecto. Laura: “El bachillerato abre después de una investigación sobre las necesidades de barrio en 2003: no hacía falta apoyo escolar, sino escuelas. De 2004 a 2011 funciona sin que los enseñantes cobren nada. Transita de un estatus de escuela privada a pública y bachillerato popular”. Lucía: “La escuela está organizada con una oferta de calidad pensada para una población específica: jovenes y adultos quedados fuera del sistema educativo tradicional”. El bachillerato está organizado de forma cooperativa, y eso se nota hasta en la puerta de los baños: un papel indica los turno de limpieza donde están repartidos entre las diferentes clases. Participan estudiantes y docentes.
 
En IMPA también encontramos Baricada TV, una televisión autogestionada que, después haber luchado y conseguido la posibilidad de transmitir por un canal digital, ahora sigue peleando la licencia para entrar al cable. Dice Lucía Maccagno, una de las integrantes del proyecto: “El eje vertebral que une todo los colectivos que conforman IMPA es la solidaridad, el tirar todos hacia el mismo lado, hacia una patria justa en la que los trabajadores y trabajadoras tomen decisiones. Acá hay un trabajo solidario y colectivo que se intercambia y se fortalece costantemente, en el apoyo mutual de las trayectorias de lucha de cada proyecto”.

Esto también es IMPA

En estos veinte años no sólo llenaron un predio de vida, creando puentes entre obreros y jovenes expulsados de la escuela, profesionales de la comunicaciones y artistas, periodistas radiales y teatrantes. IMPA también desbordó hacia el barrio, hacia la ciudad y hacia el movimiento de empresas recuperadas, al que como pionera siempre ayudó y acompañó.
 
Recuerda el Vasco: “Recuperamos la fábrica contra la opinion del 90% de la clase política. La derecha por supuesto decía que estábamos ocupando ilegalmente la propiedad, los progrestisas decían que si no lo había logrado el patrón tampoco podíamos nosotros, la izquierda clásica decía que ibamos a convertir a los trabajadores en patrones”. Y sigue: “Fue muy duro. Muchas veces nos preguntábamos, entre los militantes, si merecía la pena. Después, llegábamos a la asamblea, preocupados porque no había un mango para comprar los aluminios, y todo el mundo se estaba riendo: así entendíamos que no podíamos perder”.
 
Recorriendo la historia, las fases y los hechos del movimiento de empresas recuperadas, Murúa sintetiza logros y derrotas: “No llegamos a ser suficientemente fuertes para torcer el brazo del Estado. Escribimos una ley nacional de expropriación, pero nunca fue votada. Pedimos un fondo de dinero como capital inicial y renconversión tecnológica de las recuperadas, pero no lo logramos. Reclamamos jubilación y seguridad social igualitarias para nuestros trabajadores, pero tampoco lo conseguimos”.
Los logros: “Pudimos instalar un nuevo metodo de lucha, eso sí. Hoy, cuando una empresa quiebra, los trabajadores saben que tienen la opción de recuperarla. Lo hicimos con la audacia y la solidaridad. Lo hicimos sólos, sin que nadie nos bancase. Esto no es poco”.
 
Edith Garay trabaja en la cooperativa La Matanza, empresa de tornillos recuperada en 2001. Es de las más jovenes integrantes del MNER. “La única mina, la única administradora, la tesorera de su cooperativa”, añaden los compañeros. Antes que conteste sobre lo que IMPA representa para ella, en su cara se dibuja una gran sonrisa: “Para nosotros fue todo. Nos enseñó que cuando la patronal se va, hay una segunda posibilidad. Que una fábrica no la hacen los patrones, sino lo trabajadores. Porque sin patrones puede funcionar, pero sin empleados no. IMPA significa lucha, perseverancia, ayuda en situaciones bien concretas, como los problemas con la expropriación o con los tarifazos. Y además que hay cosas más allá del trabajo a las que hay que abrirse: la cultura, la salud, la educación”.

Hacia adelante

La historia de IMPA tampoco es sólo pasado, ni puro presente. Es también una mirada hacia adelante, desde un contexto donde parece cada vez más necesario seguir inventando nuevas formas de organización, de relaciones, de trabajo, y de luchas.
 
Dice Murúa: “A Macri lo vimos llegar desde lejos. No importa tanto él. El tema es que cambió completamente el contexto internacional. Ya hace algunos años discutimos un documento que decía que en la región hay una crisis muy profunda y que venían por nosotros. Macri es eso: la accentuación de la crisis en la región”. El documento del que habla fue distribuido dentro y fuera de IMPA: en la tapa lleva las fíguras de Evita, Perón, Che Guevara y Jesús, los referentes del Vasco.
 
En otra sala del predio, Alicia concluye: “Yo me acuerdo cuando de IMPA salían los camiones para ir a ayudar otros trabajadores a recuperar sus empresas. Creo que esto pasará otra vez, que IMPA volverá a ocupar ese lugar”.
 
Edith: “Muchos dicen que lo que está llegando es como 2001. Yo no creo. De La Rúa se fue. Estos no se pueden ir, porque el país es de ellos. Es su economía. Entonces necesitamos algo nuevo. No sé qué es, pero quizá desde acá podamos pensarlo”.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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