CABA
La vida de Néstor: una historia de película
Néstor Saracho fue atropellado el 3 marzo y seis meses después fue dado de alta. En el medio, en el hospital y en el país, pasó de todo: devaluación, operaciones, FMI, amputación. Cómo ve la vida, hoy, un artista de la autogestión. Por Franco Ciancaglini.
Atención: esta película contiene escenas explícitas de lucha, amor y autogestión.
Su protagonista es Néstor Saracho, aunque el guión que se rodó durante los 6 meses y 1 día en los que estuvo postrado en dos hospitales tiene una trama colectiva.
Si esta historia fuese una película, debiera ser algo así como una liga de superhéroxs, o la de un hombre que le ganó a la muerte.
Apaguen sus celulares, que está por comenzar la función.
Crónicas emergentes
Según la RAE, un accidente es un suceso imprevisto que altera la marcha normal o prevista de las cosas. Dicho así, no suena tan mal. Sin embargo, a Néstor Saracho lo atropelló un conductor ebrio en una calle sin veredas ni luces en Bernal, en un hecho que cualquiera llamaría accidente. El hecho sin duda alteró la (a)normalidad de su vida, dejándolo sin una pierna, pero todo en esta historia está cargada de un sentido no lineal. Según publicó entonces lavaca.org en la nota La banalidad del mal: “No fue un auto lo que atropelló a Gladys y a Néstor, sino los estilos de vida que sólo parecen poder propagar falsa distracción, verdadera ebriedad, falsa felicidad y verdadera muerte, mientras algunas personas como Gladys y Néstor intentan otra cosa: que el mundo sea un lugar menos oscuro”.
Aquel 3 de marzo de luna llena Néstor volvía junto a su hijo, Tobías, su madre Elba y una amiga suya, Gladys Romano, de realizar una actividad un tanto extraña: una caminata lunar. Más acá de la NASA, así llama la Asamblea No a la entrega de la Costa Quilmes-Avellaneda a las visitas nocturnas que hacen a la reserva natural de Bernal, siempre amenazada por proyectos inmobiliarios. Fue entonces que, a eso de las 21:30, sobre la calle Espora, único acceso al río pero sin veredas ni luces callejeras, un conductor alcoholizado atropelló a Néstor y a Gladys, dejando sin vida a la mujer. Néstor estuvo primero en la terapia intensiva del Hospital Municipal de Quilmes, y luego pasó a la misma sala pero en el Hospital Cosme Argerich, en el barrio de La Boca.
Con el correr de los días los enfermeros empezaron a recibir extrañas visitas para el paciente Saracho. “Gente rara”, definía una enfermera, en el buen sentido. “Y sobre todo, mucha gente”. Directores de cine, periodistas, editores, trabajadores de fábricas recuperadas, abogados, desempleados, investigadores, monotributistas crónicos, niñas y niños, y sobre todo, mamá Elba y la novia Ceci. “¿No era que Néstor filmaba cortos, nomás?”, le preguntaban otros familiares a Elba, pero ella también estaba sorprendida por la diversidad del aluvión.
En los primeros encuentros en el Hospital de Quilmes en la cola para donar sangre, invierno a las 7 AM, la escena se repetía:
-¿Para qué paciente?
-Néstor Saracho.
-¡Otro más!
Entre pronósticos de desmayos y desayunos de mate cocido con galletitas, por esos días se fue gestando el primer Saracho Fest, un evento que idearon los distintos colectivos en los que participa Néstor para juntar fondos para él y su familia. El festival logró recaudar más de lo imaginable, además de toda la energía que vibró al ritmo de Susy Shock y voló desde el Galpón Santoro en Avellaneda al hospital de Quilmes, donde Néstor peleaba por su vida.
Aquella tarde se rodó la filmografía de Néstor (cuatro películas, incluyendo la premiada en el Festival Internacional de Documentales de Santiago de Chile, Crónicas emergentes), y el momento emotivo fue cuando sus alumnos del taller de la Isla Maciel presentaron el cortometraje Terraplén.
Hubo más movidas y festivales, malabares horarios para cuidar a Néstor, contactos e ideas que empujaron una recuperación que todavía sigue en marcha.
Spoiler: la película tiene final feliz. Néstor volvió a su barrio, a la Torre 80 de Villa Corina, para seguir escribiendo su propia vida.
Memorias de un futuro
Antes de entrar en la trama conviene saber que Néstor Saracho:
Es director de cine (y guionista, sonidista, montajista, etcétera, de sus propias películas).
Padre de Tobías, 9 años.
Integra la cooperativa editorial Muchas Nueces.
Impulsa la cooperativa Níspero Audiovisual, desde donde organizan los festivales Conurdocs.
Es parte de la Asamblea de vecinos No a la entrega de la Costa Quilmes-Avellaneda.
Docente de talleres audiovisuales en Isla Maciel.
Ha formado parte del Movimiento de Fábricas Recuperadas.
Y más.
Néstor también teje redes con grupos como Azulado, Silbando Bembas, Muralismo Nómade y tantos otros colectivos conurbanos que sería casi infinito enumerar.
La idea se entiende: Néstor, además de no frenar, es una especie de rizoma de distintos grupos autogestivos que construyen su caminito al costado del mundo, haciendo distintas cosas, pero por el mismo lugar y con el mismo sentido: por abajo y hacia adelante.
Basta retomar el día del atropello para dar un ejemplo. Lo último que recuerda Néstor de aquel momento no es la caminata lunar, sino lo que había hecho a la mañana: un mural en las vías del tren en Wilde junto a la gente de Azulado. Desde allí traza la primera no-metáfora de una tarde soleada en la Torre 80: “Los de Muralismo Nómade me mostraron que no existe un color violeta sino que hay 20 violetas, y ellos eligen uno: lo hacen más oscuro, más líquido, más lavado”.
La pincelada permite entender que, así como colores, tampoco existe una sola realidad. En los pasillos del hospital convivieron mundos y personas inesperadas, y muchxs aprendimos a valorar cuál de esas realidades es más importante o urgente. La recuperación de Néstor pasó a ser una agenda en sí misma, más allá o más acá de ajustes, deudas y represiones. La famosa dimensión humana, la escala donde actuar y sentirse útil. “Si me decías que iba a estar rodeado de 20 personas en la habitación haciendo chistes, no me lo esperaba”, dirá Néstor. “Tal vez en mi soledad, al estar encerrado uno se desespera y dice ‘acá no hay salida’. Ponerse a pensar si a mi cumpleaños van a venir tantas personas a tal hora no funciona, no podés contar con eso. Pero de pronto aparece. En medio de la acción tiene que estar la sorpresa. Por ahí lo que está sucediendo ahora es que por otro lado viene apareciendo un caminito”.
Sí: durante la charla Néstor no hablará pensando en él, sino en todxs. También en su madre Elba, que a su lado sigue sin salir de la sorpresa: “¡Toda la plata que se consiguió! Y antes del tiempo en que se necesitaba. ‘Ustedes no tienen que hacer festivales’, nos decían. Tienen que hacer trámites para que los subsidien… ¡Hubiéramos tardado meses!”.
Otra idea para anotar: los recursos humanos, las ideas y el tiempo suplantaron lo económico, que a veces se presenta como la única salida posible. E incluso cuando la traba fue el dinero, estos colectivos que suelen vivir al margen de la lógica del mercado supieron generar la plata que faltaba.
Néstor fue atendido en el sistema de salud pública, con diferencias abismales de un lado y otro del Puente Pueyrredón. Sin ahondar en detalles que requerirían otra nota aparte, Néstor señala qué lo salvó: “Hay kinesiólogas, nutricionistas que nos cruzamos en el hospital, a las que les interesa lo que hacen, que se arremangaban para ayudarte. Gente con pasión. Tal vez fue esa fuerza junto con todo lo médico y las reparaciones. Cada uno hizo lo que tenía que hacer; parece muy obvio, pero no: es lo fundamental”.
Otro apunte: actuar en el momento indicado. Y hacerlo con pasión.
¿Tuviste miedo?
Sí. Lloré mucho de noche. Ya estaba con los ojos abiertos, pero me sentía perdido. Sentí bastante miedo. Después salí del lamento y me fui para otro lado: apareció en escena toda esta ayuda que no esperaba y la aproveché. Eso fue clave.
¿Qué otra cosa te dio fuerzas?
Pensar en nenes de 9 años y preguntarme si se imaginaron otro mundo posible. Ahí tiene que estar la respuesta a lo que estás pensando: existe otro mundo a través de la acción. Esos nenes lo van a hacer posible.
¿Estás pensando en Tobías?
Sí, pero sobre todo pienso en lo contento que él salió de esta situación. No desesperó nunca, siempre hizo chistes, hasta bromeaba. Y eso a mí me sorprendía.
En eso salió al padre
Pero, digo, yo en esa situación quizá decía “listo, no podemos hacer más nada, nos tenemos que ir, hay que sincerarse”… Lo que era necesario era tomarse el tiempo, el momento y la energía para pensar que algo bueno podía suceder. Que es algo que no estamos haciendo.
Otra clave: el humor y el optimismo en tiempos difíciles
Es verdad. En el hacer nos impregna la solemnidad, y eso a veces nos hace olvidar de hacer bromas o de disfrutar. Ponerse en el lugar de tristes luchadores no va para adelante ni para atrás.
El acto de recordar
Como en la película Goodbye Lenin, algo de la historia de este país cambió durante la estadía de Néstor en los hospitales. Cuando despertó todas llevaban pañuelos verdes en sus mochilas. Había 10 Ministerios menos. El peso se había devaluado un 40%. Y el gobierno se había endeudado por más de 50 mil millones con el FMI, entre otros detalles.
Néstor se fue enterando paulatinamente de estas buenas nuevas gracias a una televisión que instaló su novia Ceci en la habitación de terapia. Si bien predominaron los documentales de Canal Encuentro y las pelis de su adorado Chris Marker, también aparecieron los noticieros: “Por un lado miraba los anuncios y decía no, no puede ser… Pero por otro, lamentablemente, estamos acostumbrados a sufrir este tipo de gobiernos”, dirá. Cabe aclarar que Néstor, 37 años, fue un joven activo en el proceso de recuperaciones de varias empresas recuperadas post 2001, entre otras fórmulas que crearon nuevos paradigmas en los peores momentos. “Pasa más por preguntarse qué hacemos que preguntarse qué hacen los canales de televisión en este momento”.
Atrás, la tevé en piloto le da la razón: Deportivo Luján y Estudiantes de Buenos Aires empatan 0-0.
Entonces, ¿qué hacemos?
Hay que inventariar las cosas que tenemos y que nos rodean y en base a eso nacen las acciones. Con lo que tenemos, preguntemos qué y cómo se hace. Cómo se recicla, cómo organizar una caminata lunar, cómo fabricar un libro. Ahí puede haber un principio de respuesta. Tal vez estamos necesitando quedarnos quietos y pensar. Es tiempo de leudar.
Otra aclaración pertinente es que Saracho despliega altos grados de poesía y lucidez para salir de las reflexiones clásicas, e incluso para inventar palabras. La última es “nisperearla” y surgió tanto del nombre de la fruta como el de la productora audiovisual que integra. “Nisperear”, un poco caprichosamente, significa activar, hacer con entusiasmo.
Y leudar: dejar fermentar una masa de modo que aumente su tamaño.
Entonces: leudar y nisperear.
Néstor tuvo que leudar a la fuerza: “Recién hace dos meses abrí los ojos. Hubo cuatro meses que nada, estuve como apagado. Eso me hace pensar en que no sé hasta qué punto apagarse es necesario, o es posible. Desenchufarse o apagarse, desconectarse un ratito para ver para adónde vamos”.
Néstor utiliza una frase que también puede funcionar como una no-metáfora: abrir los ojos. Abrir los ojos, o despertar, es algo que conviene hacer en cualquier caso y ante cualquier situación, sobre todo en las que nos desorientan: “Ahora miramos las noticias y es desesperación, habla el Presidente por cadena nacional, saqueos… Nosotros mismos nos cruzamos y decimos ‘qué mal que está todo’. En ese momento, en esa reflexión, es que se nos pasa el tiempo en el que podríamos ponernos a pensar en una acción de cambio o de interpretación. Algo concreto. Lo que no hay que hacer es desesperarse en el momento por algo que no está sucediendo, sino preguntarse. Y ubicarse. Me refiero a ubicación no desde el reto, de ‘sos un desubicado’, sino de ubicarte donde estás para que el hacer transforme”.
En ese sentido, Saracho cuenta en qué está pensando para su nueva vida: “Primero, continuar con las tareas de rehabilitación, pero a su vez ponerme al servicio de la rehabilitación del barrio. Nunca me pregunté cómo se solucionan los problemas del barrio. En la tele dicen que es delincuencia, choreo, drogadicción. Y no, pará: hay que arreglar la vereda. ¿Cómo hacemos? Los ascensores, el agua, los baños, las cloacas”, enumera, mientras señala a sus costados.
Un calendario que viajó desde el Hospital arroja otra pista hacia el futuro. Está puesto en septiembre pero el único día en el que está escrito algo es el 23: “Conurdocs”, dice en fibrón negro, en referencia al festival itinerante de películas de cineastas del conurbano que esta vez tendrá sede en Guernica. Pronto, vaticina, también habrá proyecciones para su barrio Villa Corina, quizá como parte de esa rehabilitación. “Estamos haciendo un largometraje”, agrega. “Como siempre, estamos empezando a filmar y después vemos cómo se arma la película”.
Si bien el futuro film no tiene forma, hay una lista de frases que lo guía. Fueron anotadas cuidadosamente durante su estadía en el hospital. Néstor maneja la silla de ruedas hasta su cuarto, vuelve y elije leerlas de corrido: “El acto de recordar. Estar perdido en el tiempo. Descubro un devenir. Sospecho que puedo tener sorpresas. Nos vemos el lunes. Autopistódromo. Sentipistas. Cómo hacemos para entrar, para reír. Respirar. Respirar en el tiempo”.
Cierra el cuaderno, respira hondo, y dice: “No sé hasta qué punto el que se acostó en la habitación es el mismo que soy ahora. Eso me lo voy a preguntar siempre, y no sé si me lo voy a responder algún día. Lo que sí sé es lo que a me sucedió me hizo reafirmar quien fui”.
Quizá ésa sea otra de las lecciones de esta historia: hacer cosas que nos den vida.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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