CABA
Crónica sobre Crónica, ya sin Héctor Ricardo García
El creador del diario Crónica en los años 60, y de Crónica TV, Héctor Ricardo García falleció este sábado en Buenos Aires, convertido hace mucho en leyenda, un Citizen Kane criollo, y tras años enclaustrado en el silencio mientras veía cómo sus medios se precarizaban y transformaban en lo que hoy es muchas veces la contracara de lo que él intentó. Esta es una crónica publicada en la revista MU por Bruno Ciancaglini, una recorrida por parte de la infinita historia de García como empresario de medios, y sobre los efectos de los monopolios en la prensa, y de las nuevas formas de plantear la producción de noticias, que poco y nada tienen que ver con el periodismo.
El título original de la nota (2014) fue Crónica: noticias con patrón sobre la precarización
El legendario diario Crónica, fundado por Héctor Ricardo García, se ha convertido en un símbolo de la precarización laboral en el periodismo. Las maniobras para eludir los derechos que amparan a este oficio y a la organización gremial de sus trabajadores. La llegada al mercado argentino de una nueva forma de plantear la producción de las noticias, que ya fracasó en el mundo entero. (
Una alfombra gris se extiende a lo largo de toda la sala y salvo por el guardia de seguridad, que está ocupado con su celular, el orden de las cosas no parece estar como corresponde: donde debería haber ventanas hay televisores, donde debería haber personas hay sillas vacías e hileras de computadoras apagadas.
Al fondo aparecen por fin las primeras almas. Cuento: son siete en un lugar para setenta y cinco. Algunos se paran a saludar y aprovechan para hablar entre ellos, siempre en voz baja, con tono confidencial y mirando de refilón para verificar que nadie los está escuchando, aunque todo se escucha fuerte en este primer piso de la calle Bartolomé Mitre 760, donde aparentemente funciona un diario y donde siete periodistas, en medio del gris y del vacío, se preguntan a escondidas qué va a ser de su futuro.
Flashback
El 29 de julio de 1963, a las cuatro de la tarde, salió a la luz Crónica, el diario que en poco tiempo se convertiría en paradigma del periodismo gráfico popular, siendo el de mayor venta de habla hispana- más de 600.000 ejemplares por día- y el único en el país, al momento de su salida, que publicaba tres ediciones diarias. Crónica se distinguió de los diarios de la época gracias a un estilo propio y original, caracterizado por los títulos sensacionalistas, el impacto fotográfico y el lugar central que ocupaban los casos policiales y las noticias de espectáculos. Un formato criticado en su momento pero que luego la mayoría de los diarios terminó adoptando.
De todos modos, Crónica fue mucho más que eso: fue el primer diario argentino en contar con un avión propio, lo que le permitió hacer coberturas exclusivas en el interior del país y, sobre todo, en el exterior, algo que ningún medio de la época podía hacer. Dos veces superó el millón de ejemplares vendidos: en la edición vespertina del miércoles 30 de octubre de 1974, con el título de tapa “Monzón y Susana se fueron juntos” (1.023.478) y el 26 de julio de 1978, luego de que la Selección Argentina de fútbol ganara el Mundial (1.057.858).
Crónica era el YouTube de los sesenta.
Los malos de la película
Los picos de venta del diario ocurrieron entre el 68 y el 73, y se redujeron abruptamente luego de que dos de sus competidores, Clarín y La Nación, se apoderaran de Papel Prensa SA y monopolizaran de ese modo la distribución de papel, historia que merece un capítulo aparte.
Lo cierto es que Crónica se convirtió en el primer medio perjudicado por la monopolización de la distribución del insumo de papel: de las 1.500 toneladas que necesitaba para la tirada, Papel Prensa le entregaba solamente 300, lo que implicó que el diario redujera su tirada y saliera con menos páginas, perdiendo calidad y lectores. En menos de un año, Clarín pasó a vender 600.000 ejemplares y Crónica, 150.000.
Bonnie Tucker, redactor del Buenos Aires Herald, escribió en la edición del 27 de enero de 1969: “”Crónica” tiene éxito porque es un diario para el pueblo y se ocupa de cosas en las que el pueblo está interesado: deportes, carreras, crímenes, noticias gremiales y sensacionales. Tal es la confianza en el diario que tres asesinos fueron a la oficina de García a confesarle sus crímenes y luego se presentaron a la Policía. Ellos leían “Crónica” y García tiene un corto apellido español que es fácil de recordar”.
¿Quién es ese hombre de corto apellido español a quien los asesinos se acercaban para confesarle sus crímenes?
Detrás del fenómeno periodístico de Crónica está la historia de quien fuera su dueño y fundador, el fotógrafo y periodista Héctor Ricardo García: nuestro Citizen Kane.
Un fenómeno: García
“Muchachos: vamos a sacar un diario. Si en 29 días no camina, lo cierro; ustedes cobrarán su sueldo”. (Héctor Ricardo García).
Autoproclamado miembro del “Partido Periodista”, García tuvo su primer contacto con el oficio a la edad de diez años como canillita, y hasta el día de hoy, (2014, con 81 años), se mantiene al frente de Crónica TV, aunque la señal ahora pertenece, como veremos más adelante, al Grupo Olmos.
Como empresario fue apoderado de:
- Editorial Sarmiento SA. Editora de diario crónica Crónica, Así, Flash y Así es Boca
- Señal LS83, Canal 11 (Teleonce)
- Radio Colonia
- El diario El Atlántico de Mar del Plata
- El multiteatro “Estrellas”.
No mucho más puedo decir sobre su vida que no esté narrado con rigurosa precisión y sencillez en sus dos autobiografías: Cien veces me quisieron matar (Planeta, 1993) y La culpa la tuve yo (Planeta, 2012). En la primera, García despliega a lo largo de 326 páginas un recorrido por su vida con anécdotas y aventuras desde los años cincuenta, pasando por la dictadura, hasta la presidencia de Menem.
El 23 de enero de 1964 García voló a Madrid para entrevistar a un recién operado de próstata Juan Domingo Perón, sin saber si el General accedería a atenderlo. “Entendí que era la gran noticia, a la que la prensa nacional le asignaba insignificante espacio y decidí viajar”, dice García, que luego narra su encuentro ocurrido tres días después: “Llegué al tercer piso del sanatorio “Conesa” en la calle General Mola 88, me franqueó la puerta de la habitación 301 y enfrenté a la pareja: Perón lucía una bata marrón, zapatillas y tenía signos de cansancio; Isabel lo acicalaba para que apareciera lo mejor posible en las fotografías, que yo mismo obtuve”. Así es: el dueño de un diario cruzando el océano con una cámara de fotos en busca de esa noticia que nadie informaba.
Crónica, se jactaba García, era un diario hecho por auténticos periodistas.
Del mismo modo, García cuenta la historia detrás de uno de los títulos más emblemáticos de Crónica, que alguna vez Borges consideró de perfección literaria. El jefe de redacción del diario Democracia, Luis María Albamonte, luego de la muerte de Eva Perón había evitado durante dos semanas utilizar la palabra “muerte” en los títulos del diario. “Para mí Eva Perón nunca moriría, y por eso titulé siempre sin usar la palabra “muerte”, le decía Albamonte a García. “Esa idea quedó en mi memoria- cuenta García- y el día que murió Juan Perón, Crónica tituló su edición matutina con una sola palabra: “Murió”, sin nombrar al Presidente”.
Dedicada a Mickey Mouse, “el ratón que mantiene un imperio”, La culpa la tuve yo es una versión corregida y aumentada de Cien veces…. García retoma en este volumen las aventuras más espectaculares de su vida: su secuestro por parte del ERP, su cobertura a bordo del “Operativo Cóndor”, en el cual un grupo de militares nacionalistas secuestró un avión y desembarcó en las Malvinas para reclamar su soberanía. García narra también su incursión en Bolivia en busca del Che Guevara, la persecución que sufrieron el diario y los canales de televisión por parte de López Rega y finalmente, su última gran derrota, que no es glamorosa y mucho menos épica, contra la AFIP.
La historia no tiene final feliz: en 2005 Héctor Ricardo García fue condenado a prisión domiciliaria en una causa por evasión fiscal y vendió todos sus medios, salvo Crónica TV. La condena la cumplió durante ocho meses en su casa, rodeado de su colección de muñecos de Mickey.
Una nueva causa contra García y seis integrantes de dos empresas subsidiaras de Sarmiento SA, Roppic y Servintsa, fue iniciada en abril de 2011. El fiscal Marcelo Agüero Vera pidió cinco años y ocho meses de prisión para García por evasión de 18 millones de pesos y por no realizar el pago de aportes previsionales a empleados de Crónica TV. El 27 de marzo de 2012 García y sus socios fueron absueltos.
La culpa, en fin, no la tuvo García.
Patrones
En 2005, Editorial Sarmiento S.A. -que tiene en su haber a Crónica y El Atlántico de Mar del Plata- fue comprada en un millón de dólares por el Grupo Olmos, dirigido por los hermanos mendocinos Alejandro y Raúl Olmos.
Los Olmos comenzaron a armar su imperio empresarial como gerenciadores de Forjar Salud, la obra social de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) a través de la firma Donignton S.A,y se hicieron fuertes al crear el fideicomiso que sirvió para afrontar el concurso de acreedores que sufría la obra social. Quedaron en sus manos más de 10 clínicas y sanatorios en todo el país.
Poseen también la prepaga BASA Salud, que funciona como servicio de otros sindicatos como empleados de la AFIP y del Ministerio de Economía.
Editorial Sarmiento fue el primer paso de su desembarco en el mundo de los medios. Hoy en día, ya tienen en su poder:
- Diario BAE
- Revista Democracia
- Un tercio de Underground (productora que dirige Sebastián Ortega)
- TVI (Televisión Interactiva), un sistema informativo en pantallas leds en las estaciones de trenes.
- Participan de la gestión de Crónica TV, si bien oficialmente aún pertenece a García.
Algunos medios resaltan que los Olmos ya tienen las negociaciones cerradas para quedarse con Ámbito Financiero, aunque la operación no está confirmada.
La primera jugada de la gestión Olmos en Crónica fue en 2005, cuando decidieron hacer un ajuste de cuentas cerrando la edición vespertina del diario y echando repentinamente a 75 periodistas. Frente al reclamo de los trabajadores, veinte patovicas vestidos de negro y con borcegos intentaron frenar una asamblea dentro del diario y terminaron dándole una golpiza los asistentes.
Andrea Salmani, delegada suplente de la comisión interna del diario y ex secretaria general, trabaja hace veinte años como diagramadora de suplementos. Nos encontramos en una confitería de Avenida de Mayo al 600.
“En el año 2005 el diario entró en quiebra e hicimos una gran movilización al ministerio de Trabajo para que alguien se hiciera cargo de las 400 familias que dependían de esto. Ahí aparecieron los Olmos y se presentaron como la UOM. Enseguida empezaron con sus ajustes”, cuenta Andrea. (Pregunta aparte: ¿Qué hubiera pasado si los trabajadores de Crónica en vez de reclamar para que alguien se hiciera cargo del diario hubieran hecho lo que alguna vez se le ocurrió a obreros, empleados de hoteles, mozos o cocineros: hacerse cargo de la producción?).
Andrea: “Desde que llegaron hicieron lo mismo que ahora: se autotercerizan para pagar menos salarios. Te pagaban un tercio por trabajar en una tercerizada a nombre de ellos mismos. Con la golpiza de 2005 empezaron a mostrar su veta más peligrosa: una relación profunda con el aparato represivo, con la policía. Luego de la golpiza hicimos la denuncia y ellos ya habían hecho la denuncia por la agresión a patovicas. Se habían cortado a sí mismos para decir que estaban heridos”.
Partidos en dos
La última jugada de los Olmos empezó el lunes 17 de marzo de este año. Con la excusa de un corte de luz y una pretendida mudanza, la empresa separó la redacción en dos, enviando a la mitad de los trabajadores al nuevo edificio de la calle Combate de los Pozos 639 e impidiendo la entrada de la Comisión Interna. “La medida de los Olmos, además de una obvia práctica antisindical, encierra otros riesgos: los trabajadores fueron ‘invitados’ a firmar un traspaso de empresa y si no lo hacían, volvían a la redacción de Mitre 760. El plan es que el personal de Crónica ya no pertenezca a Editorial Sarmiento SA sino a una nueva firma llamada Aconcagua SA, de la que poco y nada se sabe”, informan los delegados.
Lo mismo ocurrió con el periódico BAE, también propiedad de los Olmos: el 70% de la redacción fue mudada a este nuevo edificio.
Queda entonces el siguiente panorama: Crónica está dividido en dos redacciones. Una, en Bartolomé Mitre 760, donde quedan solamente 35 trabajadores, entre los cuales están todos los miembros de la Comisión Interna. La otra, en Combate de los Pozos 639, en donde los unieron con periodistas de BAE y fueron incitados a firmar un nuevo contrato para formar parte de Aconcagua, empresa que legalmente no pertenece a los hermanos Olmos aunque figura como socio fundador Antonio Ciaffa, un hombre cercano a ellos.
¿Por qué un cambio de redacción? ¿Por qué un cambio de razón social?
Ana Laura Tornaquindici, delegada de Diario Bae, explica el por qué de esta curiosa maniobra: ”Esto es una especie de autotercerización, porque las otras dos empresas que antes manejaban Crónica y BAE siguen funcionando. Es, también, una maniobra antisindical, porque ninguna de las comisiones internas ni los delegados estamos en esta nueva razón social, pertenecemos a las dos anteriores. Por lo tanto los trabajadores de Aconcagua S.A no tienen representación gremial”.
Andrea: “A eso le suman el intento de montar una comisión interna pro patronal, si bien algunos se resistieron, lograron cooptar a un sector de trabajadores que se convirtieron en voceros de la empresa”.
Lo cierto es que la mudanza y el cambio de razón social son el velo de una jugada aún más osada: el plan de Convergencia.
La convergencia
La convergencia es un modo de organización de la producción y el trabajo en el cual, a nivel tecnológico, confluyen diferentes plataformas y sistemas de comunicación y, a nivel laboral, genera la figura del “trabajador multitarea”. Este modelo de trabajo ya se había aplicado durante el neoliberalismo y si bien es cierto que el periodismo debe reinventarse a través de las nuevas tecnologías, la convergencia implica un proceso de precarización laboral y recorte de personal en pos de “maximizar ganancias y optimizar recursos”. El diario Clarín ya inició esta reestructuración del trabajo y posiblemente todos los diarios comerciales sigan el mismo camino.
Si antes un periodista escribía en un diario, otro escribía para la web y otro sacaba fotos, con el plan de convergencia un solo trabajador realizará los tres trabajos para los tres soportes sin saberlo de antemano.
Andrea: “Ya no te golpean con patovicas, ahora son más sutiles. Lograron cooptar a un sector de jefes, diciéndole que hay crecer y que para eso hace falta cambiar la modalidad de trabajo. Los jefes te dicen que el estatuto y el convenio son muy viejos, que no los cumple nadie, y que la comisión interna es una traba a todo esto».
«Mientras tanto, unos pocos quedamos en la vieja redacción, donde no hay ningún jefe. No nos van a echar porque saben que se generaría un conflicto muy grande. Lo que hacen es congelarnos y darnos el mínimo trabajo. Apuestan al desgaste”.
Llamé a la nueva redacción de Crónica para hablar con algún allegado a la empresa sobre el proceso de convergencia. Me atendió uno de los jefes. “Tengo que hablar con alguien de arriba a ver si estoy autorizado”, respondió. Finalmente, luego de insistir, pudimos hablar con una persona cercana a la empresa. Pidió que no aparecieran su nombre ni su cargo.
-¿Puede explicarnos qué es la convergencia?
– Es algo que se da dentro de un proceso de transformación del periodismo a nivel mundial . Tenemos que tener periodistas que escriban en la web, en las redes sociales y que participen en TV. Mientras se respete el horario de trabajo y las características de su trabajo, no debería haber problemas. No creemos que el negocio del papel vaya a morir, pero sí que se va a reducir, entonces tenemos que adaptarnos a otras plataformas.
El Estatuto del Periodista ha quedado desactualizado, es del ’75. Yo no quiero que el periodista pierda sus posiciones de trabajo, las seis horas diarias, vacaciones y otros beneficios. Pero hay que aggiornarse. No puede ser que solo escriba en papel. No existe más. El mundo cambió y va hacia otro lado. Estamos convencidos de que esto es el futuro y se va a aplicar en todos los medios. Es inevitable.
– ¿Por qué la mudanza y el cambio de razón social se dio de un modo tan repentino?
– Fue fortuito: hubo un corte de luz y nos fuimos a la nueva redacción que todavía no estaba terminada. De paso, aceleramos el proceso de mudanza y fuimos traspasando al personal. Lo que notamos es que hay una resistencia de un grupo, conformado básicamente por la gente de la Comisión Interna. Y como la empresa decidió llevar adelante este proyecto, todos aquellos que no tienen problema en la convergencia pasaron a una nueva razón social y los que no, siguen haciendo productos en la redacción de Mitre.
– Los trabajadores denuncian que esta es una maniobra antisindical.
– No hay conflicto ni persecución porque no hay despidos. No hay nada raro ni oscuro. La empresa decidió adoptar este modo de trabajo y para los que no están de acuerdo, optamos porque sigan trabajando con la vieja modalidad. No está bueno que si se aplica la convergencia haya periodistas que no estén de acuerdo. Que se queden allá. La idea es mantener la doble redacción, generando productos desde las dos.
– Los trabajadores denuncian que fueron agredidos e intimidados por patovicas ligados a los Olmos.
– Eso que denuncian de los patovicas y aprietes no lo vi. Sé que dijeron que estaban pegando carteles en la zona de Palermo, alejada a las redacciones, pero no tengo idea.
-¿Vos estabas cuando ocurrió algo similar en 2005?
-Sí, pero no tengo nada para decir y es un episodio que prefiero dejar atrás. Además, ellos son los que insultan, agreden en las redes sociales, y después se quejan de los patovicas. Se la pasan agrediendo. Al que piensa distinto a ellos lo agreden. Esta gente cuestiona mucho a los dueños porque en realidad se resiste a los cambios. Todavía hay algunos que siguen hablando de “la patronal” ¿Podés creer?. En realidad el patrón es el dueño que te contrata y te da trabajo, no conviene no tener buena relación. Y como trabajador, no entiendo a la gente que cree que tiene asegurado su puesto de trabajo in eterno. ¿El dueño no lo puede echar o decirle que trabaja mal? El dueño también tiene la potestad de pedirte que te vayas. Acá se confunden y se creen que hay que defender puestos de trabajo para siempre. El empresario y el dueño no es mi enemigo, me da trabajo y me paga el sueldo. ¿Cómo va a ser mi enemigo si a él le pido aumentos y mejores condiciones de trabajo? Entonces: en vez de insultar a los Olmos, mejor que se vayan. Si no estás conforme, mejor que te vayas. Si decís que los Olmos son unos hijos de puta, mejor que te vayas. Es lo mismo que tengas una señora que te limpie la casa y que esa señora te ande puteando en los pasillos. Obviamente, no la vas a querer más.
Andrea: “Hay un modelo de gestión que tiene que ver con un fórmula: yo no tengo periodistas, tengo soldados, los soldados defienden a la empresa y los que no hacen los que yo digo, se quedan afuera. Es muy difícil que en lugares donde existen este tipo de presiones y amenazas, un periodista pueda ejercer con tranquilidad su oficio”.
Andrea toma el último trago de su café, mira a la gente que camina por Avenida de Mayo y se hace la pregunta que posiblemente ustedes se estén haciendo: “¿Cómo vamos a hacer para seguir haciendo periodismo, aunque sea un poquito?”.
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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