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Ojos que ven

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Un crimen común, nueva película argentina. Un pedido de ayuda. Una desaparición. Una mujer humilde que trabaja en lo de una docente divorciada y de clase media. El nuevo film de Francisco Márquez, protagonizado por Elisa Carricajo y Mecha Martínez, indaga desde la ficción sobre muchos dilemas de la época. Por Néstor Saracho.

Ojos que ven
Foto: Lina Etchesuri

Un crimen común es la última película de Francisco Márquez, que luego de tener su estreno mundial en el 70º Festival de Berlín en marzo de 2020 y recorrer varios festivales europeos, recién pudo verse en Argentina en la versión on line del 35º Festival Internacional de Mar del Plata, en noviembre de 2020. El 18 de marzo próximo se estrenará en algunos cines de Córdoba, cortando con la lógica pandémica de exhibición remota. Será la oportunidad para devenir en un estreno federal y tal vez en su paso por alguna plataforma de streaming, según adelantan a MU su director Francisco Márquez, la protagonista Elisa Carricajo y la militante social en su faceta de actriz –¿no profesional?– Mecha Martínez. 

¿La gente no va al cine?

Luego de los títulos, Cecilia (Elisa Carricajo), una profesora de sociología, blanca, junto a su amiga Claudia (Cecilia Rainero) están acompañando a sus hijes a la entrada y salida de los diferentes juegos de un parque de diversiones. Ya anocheciendo, mientras Cecilia averigua cómo sería festejar el cumpleaños de Juan (Ciro Coien Pardo) en el parque, dos uniformados sacan a los empujones a un varón morocho de gorra que se habría colado en un juego. 

Cecilia intenta intervenir; la secuencia anticipa la indagación que hace el film sobre las teorías y las prácticas ideológicas y nuestra capacidad para incidir en la realidad.

Cuenta Francisco sobre el estreno en Berlín: “Al terminar la función se paró un brasilero y comentó que si hablaran en portugués sería una película brasilera”. Y enfatiza: “Para un público europeo, el conflicto de la película queda como muy latinoamericano. Si Kevin (uno de los personajes de la película) fuese árabe o negro, sería lo mismo”. Continúa Elisa: “Fue muy intenso, viajamos unos días antes de esta situación –refiriéndose al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, decretado en Argentina en marzo de 2020– y pasaron cosas muy fuertes con el público… Hoy lo pensamos como una especie de mundo que no sabemos cuándo va a volverá a existir.” 

Según Francisco y Elisa, el momento catárquico y la arenga que provocó emocionalidad en las charlas después de cada función vino de la mano de Mecha, quien lo evoca así: “En estos días en las redes sociales me recuerdan que hace un año subía a un micro para ir a tomar el avión a Ámsterdam para luego viajar a Alemania: yo, que soy de La Matanza y no soy actriz”.

 Mecha es militante de la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA) – (MTR) y ya había participado del ensayo documental Pibe Chorro de Andrea Testa. Dice Mecha: “Luego de cada proyección nos decían que si cambiábamos el nombre de las calles y de los pibes, lo mismo está pasando en cualquier barrio pobre. Podría ser un inmigrante indio o africano en Alemania. Los pibes no son peligrosos: están en peligro”.

De los peligros territoriales a la virtualidad, vuelve Francisco: “Participar de festivales es muy importante, pero no se da la experiencia colectiva, con su sinergia y energías particulares. Cada formato tiene su momento”.

¿En qué momento estamos? Ya en la época de pandemia, cuando las proyecciones no se realizaban con público, Francisco sentía que no estaban sucediendo: “Es muy abstracta la virtualidad. Es un debate que se va a venir cuando termine la pandemia. La construcción del sentido común, de que ‘la gente no va al cine’, no es real, cada vez  más gente iba al cine, y eso seguirá siendo así”.

La visión de Elisa: “Es una película que abre debates. En el Festival de Mar del Plata, la interacción con las personas fue muy potente. Había ganas de hablar en redes y debatir en foros. Hay que aprovechar las potencias de la virtualidad para que las películas las vean desde el interior del país. Vi más Cine.Ar y me hice una rutina”. Y sentencia con una frase para imprimir en remeras o banderas: “La presencialidad tiene una potencia que la virtualidad nunca tendrá.” 

Una de terror

Una noche de diluvio, truenos y tormenta, mientras Cecilia duerme, de repente se escuchan golpes fuertes y, más bajita, una voz que pide: “Cecilia, Cecilia”. 

Los golpes de la puerta son insistentes. Ella se despierta y, asustada, va a mirar quién es. Luego de un rato de ver tras la cortina de la ventana, el resplandor de un relámpago hace notar una silueta con gorra: es Kevin (Eliot Otazo), el hijo adolescente de Neve (Mecha Martínez), su empleada doméstica… Cecilia, asustada por el ruido, no abre la puerta; se ve la luz de vehículos policiales, se oyen las sirenas. Los golpes ahora son en la ventana y luego de unos gritos coercitivos, Kevin es llevado y ya no se escucha golpe alguno. Sólo el diluvio.

 “Había que generar empatía con Cecilia” cuenta Elisa el desafío: “Me trajeron el guión un año antes de grabar; desde aquel momento hasta que se filmó hubo un proceso de pensar sobre esa trama haciendo relecturas. Construir un personaje que no fuese fácilmente juzgable; no señalar para no dar lugar a la posibilidad de salirse del problema; generar empatía con ella para hablar de las situaciones donde podríamos reaccionar de un modo similar. ¿Cómo se habita un privilegio de clase, raza o religión? Cuando Cecilia decide no abrir la puerta, deja entrar el miedo, que es muy inteligente”. 

Mecha describe: “La película sirve para que la clase media piense su forma de actuar: nadie puede escapar de una situación tan concreta. Los pibes toman y fuman la del transa, no la de Charly ni la del Diego. No se muestra una anécdota tipo zoológico, sino algo que se sabe que existe, para pensar cómo nos movemos ante esto”.

Acto seguido, un canal de noticias transmite un reclamo por la búsqueda de un joven desaparecido por la Gendarmería. Mientras revisan el agua con un gomón inflable, la periodista pregunta: “¿Qué piensan que le pudo haber ocurrido a Kevin?”. Alguien dice: “Estamos acompañando a la familia, a la mamá de Kevin… la policía lo venía persiguiendo, hostigando hace tiempo”. Y otro: “Lo vimos, lo levantó la Gendarmería y no supimos más nada… ¡Queremos saber qué pasó con el!”, testimonian vecinas y vecinos.  

Cecilia apaga la televisión y va al lugar del reclamo. Llega entre luces de patrullas. Desde el puente contempla la búsqueda. Vuelan helicópteros. Los gritos para que aparezca Kevin devienen en bronca: “¡Asesinos!”. Fuera de cámara aparece el cuerpo de Kevin. Ella, llorando y tosiendo, se va difuminando entre los gases lacrimógenos que reprimen, hasta que todo se vuelve blanco.

La película moldea desde el cine de ficción un problema largas veces abordado desde lo documental. Sobre las diferencias de hacerlo en uno y otro formato, piensa Francisco: “En un documental hay un relato, un recorte. Y en esta ficción hay algo de lo documental que es parte de la película, algo que nos sucede cotidianamente. El  trabajo de casting se realizó con actrices profesionales pero también con personas que no lo son. Mecha es una dirigente social que tiene un vínculo y una comprensión afectiva con el conflicto que se cuenta. Algunos pibes y algunas madres de pibes que ella conoció terminaron de esa manera. Es una ficción y un documental sobre el encuentro entre Andrea (Testa), Mecha, Elisa y yo. La acción de Cecilia te interpela, ¿o lo naturalizás y seguís con tu vida? La actuación a veces era documental. En una escena Elisa me dijo: ‘No sé qué me va a pasar cuando la hagamos’. El procedimiento de la realidad atravesó totalmente a la película que es una ficción que permite llegar a un público distinto, a un público que no va a ver un documental de gatillo fácil”.

Continúa Elisa: “Fue muy fuerte el rodaje. El parque de diversiones, en algunos de sus juegos, habilita el pensamiento sobre el tema duro del gatillo fácil, al abordary proponer una cuestión urgente y volverla una narración que tiene que ver con el terror. Es una película sobre el miedo, el miedo a la policía, a sacar la basura, a decir la verdad. Yo le quise explicar a mi hijita de 3 años, porque preguntó y le dije que el terror es lo que no existe, lo fantasmagórico y lo no nombrable.” Mecha, por su parte, sostiene: “Es una diferencia muy finita la que separa la ficción de la realidad. Gaby (el joven del que se habla en el film Pibe Chorro) era mi compañero de organización, un pibe del barrio que no pudo zafar. Yo tengo una hija de 16 años y trato de decirle que haga valer sus derechos. Los jóvenes se rebelan ante un sistema que capitalista que enfoca su violencia en ellos. Hay cientos de Gabys y de Kevins todos los días”.

La decisión de Cecilia de no abrir la puerta desatará una gran culpa y despertará los mentados miedos de clase y prejuicios progres. 

El desmoronamiento irá aumentando: ya no ayuda a sus estudiantes con el entusiasmo que solía tener cuando le consultaban por una devolución en el proceso de la entrega de trabajos. 

Ya la teoría le parece superficial y “una boludez”, le comenta a su colega y amiga Claudia. 

Ya no le dirá el apodo amoroso con que nombraba a su hijo Juan.

El sacudón

Pensar con las manos. Así se llama la productora que armaron Andrea Testa, Luciana Piantanida y Francisco Márquez que se puso al hombro la película. Introduce Francisco: “Surgió de una necesidad, en un momento definitorio para La larga noche de Francisco Sanctis. Habíamos ganado un premio de ópera prima y los productores no nos daban mucha bolilla.  Nos planteaban que ellos definían el corte final, entre otras desventajas. No teníamos mucha experiencia, pero el diseño de producción es parte de hacer la película. Decidir si el presupuesto va a lentes, a cámaras, a más tiempo para filmar tal escena. Éramos directores nóveles y sentimos que teníamos que defender el hecho de producir la película… y la experiencia salió bien. El nombre ya lo habíamos utilizado en un fanzine en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC); nos gustaba ese nombre, tomado de Historia(s) del cine de Godard”.

¿Qué significa? “Abordamos las películas como aprendizajes, surgen de cuestiones que nos sacuden, duelen e interpelan. Hacer una película nos hace aprender”. 

Un crimen común no solo sirve para ver estas decisiones y sus fatales consecuencias de acá al futuro, sino para mirar hacia atrás y pensar en las veces que no abrimos la puerta cuando nos la golpean desde la realidad.  

Buena noticia: pronto se abrirán las puertas del cine Gaumont, cerrado desde el 13 de febrero de 2020 por reparaciones primero, por pandemia después. 

Un modo de confirmar que la gente va al cine. 

Y que lo hace para disfrutar, pensar y maravillarse con las películas que nos cuentan cómo somos, y cómo podemos ser. 

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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