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País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral

¿Qué es la locura? ¿Quiénes están chiflados en estos tiempos?

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¿Qué es la locura? ¿Quiénes están chiflados en estos tiempos? Paciente externo de hospital neuropsiquiátrico, artista, compositor, comunicador y pensador asumido como piantado, Hugo fundó su partido, con el que aspira a no ganar elección alguna. Habla sobre el país, la corrupción y la jubilación al revés. La maldad, los laboratorios, el neoliberalismo, la democracia, los pájaros que hacen caca sobre los autos… Y sus tres propuestas para el presente. Por Sergio Ciancaglini.

País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral
Hugo López. Fotos: Martina Perosa
País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral

Al despertar Hugo López una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un candidato político. 

Antes de levantarse, decidió oficializar el lanzamiento que cuenta con el apoyo de intereses mediáticos como el de esta revista. Unos mates más tarde, mientras se prueba para las fotos la banda presidencial impresa con la palabra “Peligro”, le consulto cómo andan las cosas tras esta metamorfosis electoral. Responde con esa voz cascada y divertida con la que a veces parece cantar cuando está hablando. 

–Espléndidamente mal, pero estoy contento como elefante con dos colas haciendo esta no campaña política con la aspiración de no competir en ninguna elección. Fundé el Partido Entero, que busca que la gente sea enteramente feliz. Es un partido abstracto. No figurativo. La idea no es representar a nadie, porque más que una democracia representativa, queremos una democracia participativa. 

Engloba en una frase a los partidos no figurativos, los elefantes alegres y la democracia participativa. Se queda pensando con los ojos muy abiertos detrás de los grandes anteojos que le aumentan el mundo de lo visible. Y murmura: “Bueno, si me presento te digo que no sé qué pasa”.

País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral
Las caras políticas del candidato: propone crear la Universidad de la Corrupción. Además: cambiar la lógica de la alimentación, la salud y hasta las jubilaciones, en oposición al gaseoso Partido Meteorista.

Tres propuestas

Hugo Norberto López, DNI 4.831.636, nacido, criado y crecido en Avellaneda, arribó al universo el 10 de marzo de 1934 bajo el signo de Piscis, simbolizado por dos peces que nadan en sentidos opuestos. Según ciertas noticias urbanas y leyendas suburbanas, Hugo es considerado un loco. 

Fue paciente no interno sino externo del Hospital Borda. Integra organizaciones como Cooperanza y el Frente de Artistas del Borda, participa en radio La Colifata y es socio de la Cooperativa Lavaca, entre otros modos de sumarse a la aventura humana en una vida que ha dado 87 vueltas alrededor del sol. 

Caminamos por una arbolada zona de Avellaneda en la que se escucha cantar a unos pájaros que parecen felices. “Una maravilla. Pero la vez pasada un vecino me dijo: ‘no me hables de los árboles, son una porquería, una locura, atraen a los pájaros que vienen y me cagan todo el auto’. Yo creo que el mundo hoy precisa más árboles, más pájaros y menos autos, pero qué sé yo. Capaz que lo que hizo el pajarito fue emitir una opinión sobre el auto de ese señor”. Luego me muestra el terraplén de las vías del tren: “Ahí fumigaron con agrotóxicos, pero nadie dice nada”. Sigue caminando y se hace difícil discriminar dónde ubicar a la locura en este breve recorrido barrial. 

¿Propuestas del Partido Entero? “Todos hablan primero de la educación. Pero para mí lo primero es la alimentación. Un maestro me decía que con el estómago vacío, o mal alimentado, no se puede aprender. Después pondría vivienda digna, y no que la gente tenga que vivir en villas miseria. Y ahí sí, educación. Pero una educación que te haga salir de la mediocre normalidad del individualismo”. 

¿Ubicación política?: “No soy de izquierda, de derecha, ni de la hipotenusa ni de la tangente. Hay demasiada geometría en la política, incluso poliedros: gente con muchas caras”. 

¿Y por qué tienen muchas caras? “Por dinero. O por poder. Poder de engañarte. El poder es como una droga. Muchos medios usan entonces esa droga: desinforman, mienten, calumnian y terminan sometiendo a los demás a un sueño embrutecedor”.   

Lo que empiezan siendo bromas de Hugo son a veces razonamientos y asociaciones que no se sabe hasta dónde pueden llegar. Por supuesto que puede contar chistes, como le piden en sus intervenciones radiales: el loco vestido de cómico o de humorista. “El humor fue lo que me salvó. Siempre. El tema es que hay que saber reírse de uno mismo y no de los demás, que es hiriente. No hay por qué herir a nadie”.  

El Partido Entero piensa financiarse con un Impuesto a la Mentira (de lograrlo, Argentina podría pagar hasta las deudas contraídas para dentro de cien años de soledad). Otra fuente de recursos prometedora es la Universidad de la Corrupción: “Las materias son Avaricia 1 y 2, Usura, Seminarios de Estafas, talleres de Deuda Externa, cursos intensivos en Depravaciones. El concepto es: cómo acceder rápido al dinero. Quienes estudien pagarán una cuota y cuando se hagan millonarios tendrán que donar un óbolo a la Universidad y venir a relatar su experiencia. Habrá docentes de toda clase. Entre otros: economistas, abogados y proctólogos”. 

Razonamiento urbano: “Hablan de las villas miseria, pero la verdadera villa miseria es Puerto Madero. Ahí están las miserias, la avaricia, los problemas de inseguridad. Porque la inseguridad del país y del mundo no es por lo que hacen los pobres. Es por lo que hacen los ricos”. 

Con respecto a los responsables de la corrupción (¿privados o funcionarios?) Hugo es generoso: “No hay que quitarle mérito a nadie. Lo que sí, el que sabe lo que pasa y lo calla se hace responsable. Y el que calla ante la injusticia o la mentira, también es culpable”.

Se le pasa el enojo y sonríe para las fotos como corresponde a un candidato:  “Hay que lograr una justa redistribución de los abrazos”, plantea en tiempos levemente inhóspitos. Sobre su estado de salud para afrontar los desafíos de la alta política anuncia que le crecen las orejas, entre otros signos del paso del tiempo. “Se te va cayendo todo, pero no pienso operarme porque después quedás como la Duquesa de Alba”. Sostiene que además de la hipermetropía, miopía y astigmatismo ya tiene al Iguazú entero en sus ojos, y que se siente perfectamente más allá de que tenga canas en el estómago, arrugas en los pulmones, y patas de gallo en el páncreas.

País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral
País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral

Meteoristas unidos 

Gente como Manu Chao, los españoles del agua Acuarius o los productores de Sony para el grupo El canto del loco entendieron la capacidad comunicativa de Hugo y de sus compañeros colifatos, haciéndolos participar en shows, discos y avisos. Francis Ford Coppola los incorporó a su película Tetro, filmada en Buenos Aires. En el aviso del agua Hugo terminaba diciendo: “El ser humano es extraordinario”. En todos los casos, los colifas transmiten una combinación insólita de gracia, sensibilidad y profundidad. 

Hugo es un caso típico: frágil, divertido, triste por momentos, explosivo por otros. Una combinación de abuelo posiblemente chiflado con niño terrible y hombre que sabe lo que es el sufrimiento. Hizo también un programa radial inolvidable, El hombre de lavaca, dedicado a la Ley de Salud Mental, los derechos humanos y la cultura, que espera retomar pronto. Y la serie televisiva A)normal, que puede seguir viéndose en lavaca.org y se emitió también por Canal Abierto, con la cantante trans Susy Shock y el rapero Asterisco. La idea: si los autopercibidos “normales” están dejando las cosas como es público y notorio, tal vez llegó la hora de escuchar a los supuestos anormales, que tienen la capacidad de romper los moldes, ver, sentir y razonar las cosas de otros modos.  

Lo que expresa Hugo en cada intervención es genuino, a diferencia tal vez de otros candidatos y candidatas en oferta. Velozmente me aclara: “Toda mi experiencia la aplicaré a no conseguir ningún voto en las futuras elecciones”.   

El Partido Entero, volviendo al tema de este no artículo, no tiene adversarios chicos. Hugo cuestiona a fondo a la agroindustria, la megaminería, las dinámicas de empobrecimiento universal y zombificación mediática en manos de lo que llama los grandes titiriteros: “Los financistas, los fabricantes de armas, de alimentos ultraprocesados que son un veneno, los que fumigan el país y por eso todos ya tenemos tóxicos en sangre por lo que comemos, los grandes intereses inmobiliarios que tiran todo abajo. Y como todos estos te dejan enfermo, vienen los laboratorios, que te venden los remedios para mantenerte a flote y que sigas haciendo funcionar la máquina”. 

Considera Hugo que otro peligro cotidiano es el del Partido Meteorista: “Representa a todos los que están al pedo, aunque parezca que hacen cosas: una fuerza electoral tremenda. Me parece que son medio invencibles”. 

Hugo abre cabezas, juega con las palabras, propone paradojas, se enoja, se ríe. Por momentos es un Quijote zambullido en causas que parecen imposibles, y al mismo tiempo es un Sancho Panza atento a comprender todas las reglas de todos los juegos. Dice: “La política es el arte de lo imposible, y la que puede sacar a la gente del sufrimiento, la que puede definir que tengamos un mal vivir o un buen vivir”. 

Tras semejante doctrina Entera, algo de la historia de Hugo López tal vez permita encarar una cuestión pendiente: ¿está loco?  

País de locos. Hugo López, colifato ilustre en año electoral

¡Viva el sufrimiento!

La mamá de Hugo, María Teresa, murió cuando él tenía 10 años. “La operaron de un fibroma, no había antibióticos y se murió. Era muy luchadora. Éramos muy pobres, vivíamos todos con mi hermana en una sola habitación. Uno ve y escucha cosas, intimidades, que no puede entender. Mi papá (Norberto) tuvo otra pareja. Yo no quería vivir así. El dueño del inquilinato era don Pepe Motta, que era peluquero y socialista”. 

Hugo ya usaba anteojos que cree que le recetaron mal, veía todo doble e inclinado, y para colmo tuvo su primera crisis mental. “Era adolescente, me sentía muy mal, fui al hospital y me dieron Stelazine (indicado en psicosis esquizofrénicas, en trastornos de la conducta, trastornos psicosomáticos, trastornos limítrofes de la personalidad, según su prospecto”). Tenía un primo que estudiaba enfermería: “Me dijo ‘no tomes eso que es para locos’. Yo estaba nervioso, angustiado, depresivo, pero entendía lo que me pasaba, y al final pude salir”. 

Trabajó de chico repartiendo diarios; luego en una bodega clandestina de vinos a los que “estiraban” rellenándolos con agua de la canilla; en una fábrica de precintos de plomo (“la gente se enfermaba y se moría o le agarraba cáncer de respirar el plomo, por suerte me fui rápido”); en los talleres gráficos del Correo como encuadernador; y finalmente, ya en los 70, en la cintoteca de Radio Nacional (“mandábamos las cintas de los programas grabados a todo el país”). 

Se había casado con Rosa Lago (su pareja de toda la vida, fallecida en 2017). Se conocieron bailando en los 50. Rosa integró el grupo Los Frenéticos del Ritmo y Hugo armó un dúo de baile cómico con Alfredo Rabanito Gallo. Llegaron a estar en los primeros festivales de una nueva música, considerada portadora del demonio en aquellos tiempos: el rock & roll. Actuaron en el Luna Park, con orquestas como la de Lalo Schiffrin y Eddie Pequenino,   intervenciones del saxofonista Gato Barbieri, todo presentado por Pepe Soriano: “Como Rabanito era flaco se disfrazaba de mujer y bailábamos en broma. Rosa era muy buena bailarina. Y muy linda. Tenía problemas mentales porque los padres eran un desastre: no la atendían. Tuvo una úlcera en un ojo, y lo perdió porque no la trataron. Cuando la conocí decía que tenía la nariz grande. Yo le dije que la quería igual. Pero se operó. Sufrió tanto que no quiso volver a operarse”.   

Hugo tuvo una crisis en los 70. “Creo que no fui un desaparecido por eso. En el Correo éramos todos contestatarios, pero no guerrilleros. Gente de palabras, de querer un mundo distinto. En los descansos me acuerdo que algunos jugaban a las cartas y otros nos leían a Krishnamurti y todos hablábamos de cambiar la realidad”. 

Otra crisis le brotó estando en Radio Nacional, ya en los 80. “Yo mismo fui a que me internaran. La locura es jodida. Un sufrimiento indescriptible. Hay gente que se suicida. Yo quería morirme, pero no suicidarme. Es como estar atrapado y no poder salir, no poder resolver nada”. 

Lo internaron en una casa de Flores. Volvieron a darle medicamentos antipsicóticos. “Pero de a poco pude ir dejándolos, me jubilaron, y un amigo locutor que también había estado internado me dijo de ir al Borda. Estaba la doctora Santos, psiquiatra, y ella de a poco me ayudó a dejar esos medicamentos. Yo decía: prefiero ser un viejo loco y no un viejo pelotudo. Conocí La Colifata y empecé a participar”. 

La radio había sido creada en 1991 por el psicólogo Alfredo Olivera. Hugo comenzó a desplegar sus canciones, poemas e ideas, y a conocer al resto de los grupos del Borda, como Cooperanza y el Frente de Artistas. 

Compuso rocks para bailar y activar neuronas, como Hay que sufrir (“Suframos hasta reventar/ suframos para el cielo ganar / no hay que protestar, hay que bajar la cabeza y besar la mano a quien nos castigue/ al cielo nos vamos a ir /Qué lindo que es ser pobre, penar y tener dolor. ¡Muera la felicidad! ¡Viva el sufrimiento, carajo!”). Otro de sus éxitos es Soy malo (“que revienten todos, todo es para mí, que se mueran todos, todo es para mi”), y también transitó el folklore con El patrón perseguido, un terrateniente víctima de los reclamos laborales de los “crestianos pobres”. 

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Hugo endemoñado con su esposa Rosa Lago: baile, humor y escape de la pobreza.

Diagnósticos

Durante los últimos años Hugo ha sido acompañado terapéuticamente por el psicólogo y psicoanalista Hernán Scorofitz, integrante del equipo profesional del Servicio 17 del Borda entre 2009 y 2019. 

¿Cuál es el diagnóstico para el candidato López?: “Hay tres grandes grupos diagnósticos: la psicosis, la neurosis y la perversión. Hugo atravesó situaciones de internación que algunos pueden definir dentro de un trastorno mental o una psicosis. Pero habiéndolo acompañado muchos años, me permito dudar de ese diagnóstico. La psicosis presenta dos fenómenos: delirios y alucinaciones. Lo que habría que diferenciar es que una cosa es un loco, un psicótico, y otra es un neurótico enloquecido. Por circunstancias de la vida podemos atravesar fenómenos y sintomatologías más propias de la psicosis, sin que el sujeto sea un psicótico. Podemos terminar delirando o alucinando debido a una crisis de vida. Hugo atravesó situaciones de ese tipo, pero canalizó ese sufrimiento a través de su trabajo en La Colifata y cuando decidió incorporarse a lavaca. Eligió ser colifato, ser cooperativista, lo grupal, hacer programas, expresar sus ideas, dedicarse a temas sociales, medio ambiente, la explotación minera, los transgénicos, la flexibilización laboral. Es una crítica permanente a la realidad económica y social, pero no desde una charlatanería de café, sino poniendo el cuerpo, viajando a todo el país, interviniendo en luchas concretas, invitado a otros países como Italia y España. No es un opinólogo de una vez por semana, sino un adulto que canaliza su compromiso a veces a través del humor, pero acompañando y participando en situaciones concretas”. 

El haber sido consciente siempre de lo que le ocurría es otra de las claves para comprender por qué Hugo no calza, según Hernán, en el casillero de los psicóticos. “Y ningún psicótico podría estar como él, 30 años sin tomar esos medicamentos”.         

El propio candidato del Partido Entero agrega que lo diagnosticaron también como maníaco depresivo. “Y un médico santiagueño, el Chango Sosa, me diagnosticó con ‘alienación mental’. Me enojé y le dije que no me ponga eso. Se rió: ‘Está bien, pero que sea la última vez que te diagnosticás vos, porque acá el psiquiatra soy yo’. Y me puso ‘excitación psicomotriz’. Entonces le pregunté: ‘¿pero qué es lo que tengo?’. Como siempre decía la verdad, me contestó: ‘Si yo supiera lo que tenés vos, me tendrían que poner un altar en la Iglesia de Pilar’”.

Se queda pensando. “Me acordé de otra cosa. Una vez mi papá me contó que me llevaba en brazos por el murallón de Quilmes, no sé qué pasó y me caí de sus brazos y rodé por una escalera. No saben cómo no me maté. Capaz que de esa vez quedé medio piantado”, especula, y luego mueve su mano como enroscando algo cerca de su cabeza: “Pero bueno, algunos más, algunos menos, a todos nos falla algún engranaje”. 

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En Miramar, de marinero, con Rabanito Gallo: dúo cómico que llegó al Luna Park cuando nacía el rock & roll.

Napoleón, Evita y Vidal 

Otra hipótesis: “Creo que más que locura, lo mío fue depresión. Porque yo sabía lo que me estaba pasando. Yo no me creía Napoleón ni nada, lo que me pasaba siempre es que me creía inferior, tenía un complejo de inferioridad. Hoy entiendo las cosas de otro modo. No soy inferior. Pero antes no me sabía valorar. Son perturbaciones que uno tiene”. 

Encadena el tema al proselitismo de campaña, y asegura que hace poco se le acercó sonriendo un interno del Borda para saludarlo, con nombre y apellido. 

–Mucho gusto, soy Juan Domingo Perón. 

–Evita Duarte, encantada de conocerlo– le contestó Hugo. 

“Y el tipo se fue chocho”, dice la falsa Evita, que no tiene alucinaciones sino un tesoro que escasea: una imaginación con excitación psicomotriz.

Recordar escenas del Borda le refresca a Hugo una psicosis ajena clavada en su memoria: la represión policial en el Hospital ocurrida en abril de 2013, para derrumbar un taller terapéutico de trabajo para los internos. Unos 400 policías estilo Robocop, con la supervisión de la entonces menos famosa María Eugenia Vidal, custodiaron la demolición y reprimieron a golpes y balazos de goma al personal médico, de enfermería y a los propios pacientes que intentaban impedir semejante delirio. 

“Nadie de los medios grandes dice nada de eso. Fue criminal. Mucha gente quedó muy mal. Yo me despertaba todas las noches con pesadillas: me iban a matar. Y no por locura mía, sino porque casi nos matan en serio. Macri, Larreta y Vidal fueron responsables de eso, y los medios los siguen protegiendo. No hay mayor honor que pedir disculpas. Pero ni eso hacen. No nos consideran personas a los locos. Atacaron a los pobres más pobres de toda pobreza, mientras se les caía la baba para hacer un negocio inmobiliario. Nunca hay que olvidarse de lo que son capaces”. 

Le consulto si festejó su cumpleaños en pandemia, porque no hubo fotos en Twitter ni en Instagram. Hugo recupera el humor, pero no tanto: “Lo que le pasa al Presidente es que él no puede equivocarse. Necesita asesores que sepan lo que es la vida, la calle, el lumpenaje. Son todos gente de clase media acomodada, y entonces no conocen nada. No saben de las dificultades, de la realidad de la vida. Y caen en errores. Él mismo dijo que son personas comunes y corrientes pero no, son gente acomodada y ahí meten la pata con los asados, las fiestas y los cumpleaños. Y los del otro lado, los que hicieron y los que callan lo del Borda, son conservadores y violentos. Como dicen los chicos: gente mala. Y eso sí que no sé cómo se arregla. No sé si hay pastillas, o si algún investigador del cerebro puede curarles la crueldad”. 

Jubilar a los jóvenes

Las manías y las depresiones son síntomas emblemáticos de la época, según el sindicato de los filósofos contemporáneos, y Hugo ha sido una máquina de evitar quedar enjaulado en ellas a fuerza de corazón más que de pastillas, cosa que no logran lamentablemente muchas personas consideradas normales. Revisa su ideario de no campaña y plantea propuestas: “La limosna y la beneficencia son virtudes que necesitan de la injusticia. Que la gente esté mal, para que yo demuestre lo bueno que soy. Entonces propongo: basta de querer cambiar los efectos de las cosas: hay que cambiar las causas”. Teoría: “Colifata a lo mejor es la persona que piensa que el mundo puede ser diferente”.

El Partido Entero postula que la medicina no tiene que ser un producto comercial, sino un derecho humano, y propone la estrategia de Hipócrates, que decía hace 2.300 años y medio: “Que el alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”. Agrega el candidato: “Eso sería prevenir en vez de curar, con alimentos sanos, agroecológicos,  encima fortalecés a las personas y al medio ambiente, para que no sigan estas pandemias y el calentamiento global que hay porque destruyen la naturaleza: ese es el verdadero manicomio”. 

¿Cómo analiza la violencia contra las mujeres? “El que le pega a la mujer y la mata es un psicópata. Se puede comparar con el neoliberalismo, que no tiene sentimientos, ni culpa. Y matan, hacen guerras y desastres. Unos quieren controlar a las mujeres, otros al mundo, y si pueden a los dos. Todos se quejan si un pibe roba y mata, que está mal. ¿Pero a cuánta gente matan los psicópatas de la riqueza y de los malos gobiernos? De eso nadie dice nada”. 

Le gusta ver programas de humor. “Los más cómicos son los programas políticos. Esos conductores que hablan todos pomposos, y los panelistas les hacen que sí con la cabeza. Son tan malos actores que me hacen morir de risa”. No le causan gracia, en cambio, ciertos intelectuales. “Usan palabras que el pueblo no entiende. Capaz que hablan solo entre ellos. Pero si yo voy por el barrio y le digo a alguien: ‘¿cómo anda de la subjetividad?’, no sabe qué le estoy diciendo”. 

Le pasó algo diferente con un francés, Pierre Dardot, a quien conoció en La Colifata. Es autor junto a Christian Laval del libro Común-Ensayo sobre la revolución del siglo XXI. Explica Hugo: “Hablaba en francés con nosotros, con un traductor, pero se entendía todo. Lo que dice es que las necesidades fundamentales y los bienes comunes no pueden estar en manos privadas ni estatales, sino de otras formas de organización social participativa y cooperativa, porque si no la humanidad y el planeta están en peligro. Lo común viene a ser lo que hicieron en Mendoza y en Chubut, donde todos salen a la calle para que no les enchufen la minería a cielo abierto. Y dentro del capitalismo, para mí el cooperativismo es el mejor sistema, porque es una sociedad en beneficio de todos”. 

Hugo retoma su no campaña: “Proponemos jubilar a la juventud, y que trabajen los viejos. Como la juventud quiere divertirse, disfrutar, enamorarse y bailar, que goce de una buena jubilación. Y después de los 50 ó 60 años, cuando ya no tienen ganas de salir de noche ni viajar ni andar de acá para allá, que se pongan a trabajar. Lo aprendí de otro filósofo”. Se refiere a César Bruto (a) Carlos Warnes, o viceversa, autor de Consejos para futuros gobernantes. 

“Otra solución es lo que hice yo: me morí el mes pasado. Es fenómeno. Te convertís en un fantasma. No necesitás comida, ni lavarte la ropa, no te duele nada, no pagás alquiler, ni necesitás remedios, no te duelen la panza ni las articulaciones, atravesás paredes, nada te importa y nada te detiene. ¡Sea feliz, conviértase en fantasma, salga de su humanidad! No sufra más, y entre a todos los lugares que quiera. Aunque reviente el mundo no le va a pasar nada. Voy a hacer una canción sobre los fantasmas. ¿O será una boludez?”. 

No le da a nada de esto un carácter trascendente o metafísico: “Estoy investigando si hay algo más allá de la vida. Pero por ahora, gracias a Dios, soy ateo”.          

Cree que las cosas se han simplificado en cierto sentido. “Hay dos lados, la muerte y la vida, así que hay que elegir. Si nos damos cuenta, y también los políticos, creo que las cosas se van a arreglar. Lo digo con un optimismo delirante”. Hugo se va observando hacia el horizonte cual estadista con hipermetropía que todo puede verlo, mientras vigila de reojo hacia arriba, a los árboles. No sea cosa que algún pájaro decida emitir sus opiniones justo sobre la cabeza de este no candidato que quiere transmitirle al mundo un legado político inédito: “Tenemos el derecho de ser felices”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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