Sigamos en contacto

CABA

Una semana en Chiapas: postales de un piquetero entre zapatistas

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Un integrante del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano, Alberto Spagnolo, fue invitado a México por la Universidad Autónoma de dicho país, a un ciclo de debates sobre la situación latinoamericana que reunió a importantes intelectuales (Ana Esther Ceceña, Emir Sader, Bernardo Mançano, Álvaro García Linera, entre otros). Estuvo también en Puebla, invitado por John Holloway a una ronda de intercambio, y visitó Chiapas, donde convivió con los zapatistas una semana en el municipio -o caracol- La Realidad. Imágenes y reflexiones a partir de esa experiencia.

En Chiapas, México, hay un municipio rodeado de selvas llamado La Realidad.

Un lugar extraño.

En La Realidad no hay televisión, diarios, centros comerciales, gaseosas ni salarios. No hay desocupados, ni sobreocupados. No hay policías, y entonces no hay secuestradores ni delincuentes. No hay miedo a perder el trabajo. No hay miedo. No hay servicios del Estado, no hay partidos políticos de derecha, centro, ni izquierda. No hay planes sociales, ni envíos a domicilio, ni periodistas. No hay abogados, ni economistas. No hay ricos, no hay degradados, ni noticieros, ni burócratas, ni publicidad. No hay patrones, ni excluidos, ni management. No hay mendigos, ni opinión pública, ni asesinos seriales. No hay dealers ni gerentes. No hay antidepresivos, ni fama. No hay bancos. No hay suciedad. No hay fin de la historia. No fichan a la entrada. No hay consultoras. No hay chicos abandonados, no hay grandes abandonados, ni asistencialismo. No entregan premios. No hay hambre, ni moda (hay elegancia). No hay debilidad, y entonces no hay violencia. No hay lástima. No hay culpa. No hay ofertas. Ni sometimiento. No hay alcohol ni drogas. No hay angustiados, ni exitosos, ni psicofármacos. Nadie hace cosas humillantes, nadie humilla. Todos viven.

Si el nombre de este lugar excesivamente enfático a algún observador, puede optar por la otra denominación que los zapatistas de los pueblos indígenas tojolabales, tzeltzales y mames le dieron a La Realidad: Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños.

¿Cómo entender ese sitio que cuestiona tantos hitos del mundo global?

El argentino Alberto Spagnolo optó por intentar comprender a partir ciertas rutinas, tales como convivir y conversar.

Spagnolo, integrante del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano fue invitado a México por la Universidad Autónoma para participar en el ciclo de charlas y debates «América Latina en movimiento», junto a figuras como la mexicana Ana Esther Ceceña (una de las más reconocidas intelectuales ligadas al zapatismo), los brasileños Emir Sader (director del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad de Río de Janeiro) y Bernardo Mançano (de la universidad paulista, asesor del Movimiento sin Tierra), el boliviano Álvaro García Linera (matemático y sociólogo, teórico político y estudioso de los movimientos sociales en su país), Raúl Zibechi (uruguayo, editor de la revista Brecha y autor de Genealogía de la Revuelta), Carlos Fazio (periodista y docente en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM) y Armando Bartra (director del Instituto Maya y miembro del consejo editorial de las revistas Cuadernos Agrarios y Chiapas).

Pero el viaje sirvió también para concretar un viejo deseo: conocer en el terreno vida y obra del zapatismo.

En La Realidad, la rutina de Alberto era sencilla: dormir en una hamaca, despertarse a las 4.30 de la mañana, ir emergiendo del sueño y de la eterna neblina del amanecer en la selva. Té de yuyos y comienzo de las actividades:

-Llegué gracias a diversos contactos, pero no conocía a ningún zapatista.

Desde el Distrito Federal hay que ir 1.200 kilómetros hasta San Cristóbal, ya en Chiapas. Y desde ahí son ocho horas de viaje en camioneta. Las últimas seis horas son duras, por camino de tierra, montaña y selva.

-Todavía existe la selva.

-Esa sí. Está bien cuidada. La Realidad es un lugar rodeado de naturaleza. Clima tropical, unos 28 ó 30 grados, pero refresca a la noche. Viven unas 800 familias. Hay mucho espacio. No viven apretados hacinados como nosotros en el conurbano. Las casas son de madera, amplias, sobre piso de tierra, con techo de chapas. La cocina en el centro. A mí me llevaron a una casa para los visitantes, que ya tenía los tirantes preparados para colgar la hamaca que conseguí prestada.

La rutina continuaba con trabajo comunitario de mantenimiento y limpieza del lugar, y conversaciones. La organización es la siguiente: en el sudeste mexicano existen 32 municipios autónomos, bajo control zapatista, que a su vez se agrupan en cinco caracoles. Cada caracol reúne a los delegados de los consejos autónomos de su área, que integran así la Junta del Buen Gobierno, que se maneja con el concepto de «mandar obedeciendo» (lo cual implica la idea de un rol ejecutivo subordinado a lo que decidan las asambleas).

-Estuve con los responsables de la Junta del Buen Gobierno. Los eligen por asamblea. Allí deben ser unas 800 familias, y en la Junta del Buen Gobierno habrá 20 o 30 personas. Es una democracia directa. Se nota mucho que eligen a los mejores compañeros y compañeras, por su dedicación y sobre todo por su honestidad.

-¿Cómo se manejan los que están en esa situación de poder?

-No cobran nada y les representa una responsabilidad. Es incompatible con pertenecer al EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional). Y es muy evidente que no toman el poder como una situación de dominio sino como un servicio.

Alberto fue conociendo las áreas productivas.

-Producen para autoconsumo y lo que se vende fuera de Chiapas vuelve como capital para salud, construcciones y todo lo que necesitan. Producen frijoles, maíz, arroz, frutas. Mucha banana y mango. Y tienen el café orgánico (de alta calidad, producido por la cooperativa indígena Mut Vitz) que varias organizaciones solidarias venden en Europa. También producen madera para autoconsumo. Tienen su propio camión, y así salen a vender, porque antes los intermediarios los robaban. Es una economía comunitaria, solidaria, donde no se entiende lo económico com enriquecimiento de un grupo o sector. No hay concentración de productos en pocas manos.

El desayuno fuerte llegaba a las ocho de la mañana:

-Un plato de porotos con arroz y algo caliente: un té de limón o agua de arroz. Todo es de mucha austeridad en el modo de vivir. No hay una sociedad de consumo como estamos acostumbrados a tener aquí.

La rutina continuaba con más trabajo comunitario, o la participación de Spagnolo en varias charlas en la escuela, con chicos y adultos, explicando las rarezas de un país llamado Argentina.

-No tienen diarios ni revistas ni miran televisión. Pero te aseguro que están muy bien informados- dice Alberto, confirmando acaso los teoremas más actuales sobre comunicación, que indican que a mayor exposición a los medios, mayor saturación de la persona, pero menor nivel de información y comprensión. En La Realidad se enteran de las cosas a través del área de prensa, y parecen saber todo lo que necesitan, incluido un sutil conocimiento no sólo de la realidad mexicana sino también la de Latinoamérica y el mundo.

Cerca del mediodía se interrumpen las tareas y los estudios, para dejar lugar al descanso y al deporte.

-Juegan al vóley y al fútbol. Yo no pude porque hace un tiempo me lesioné jugando a la pelota y no hay caso: no me curo.

Alberto asegura que lo sorprendió lo bien que juegan los mexicanos.

-¿No hablaron de Maradona, como siempre pasa con los argentinos que viajan? (consulta de carácter religioso-nacionalista).

-No. Ni me hablaron del tema.

En ese lapso de la tarde (entre las dos y las tres) es la hora también de un almuerzo que cumple el clásico rol de refuerzo.

-Tortilla, frijoles, arroz. En los días que estuve nunca hubo carne de ninguna clase. Es una cultura donde la alimentación no es como la nuestra. No hay variedad de productos o marcas. No hay un supermercado. Hay algunas tiendas de abastecimiento, pero con herramientas o cuestiones necesarias para el trabajo.

-¿Manejan dinero?

-Tienen todo lo que necesitan, y el dinero en todo caso lo usan para alguna compra fuera de su territorio. Hablamos de una economía doméstica, donde tendrán sus dineros para compras puntuales.

Luego llegaba la hora de más calor, unos 30 grados, que se aprovecha para la higiene.

-Antes de las cuatro, todos los días nos íbamos a un río que baja de la montaña para bañarnos. El lugar es muy lindo, pero el agua baja bastante fría: hay que tirarse sin pensarlo mucho.

En La Realidad no hay agua corriente -puede verse- ni gas: usan leña. La electricidad se obtiene de una turbina que los zapatistas colocaron en el río.

No hay televisión, aunque hay un televisor comunitario en la biblioteca, con videocasetera, para ver películas o videos. Escuchan Radio Insurgente.

-Ponen mucha música, información, y es de lo más familiar, con mensajes de lo que ocurre en los distintos caracoles.

La jornada empieza a cerrarse con un par de horas más de trabajo y escuela. -La escuela tiene espacio de alfabetización para niños y adultos, y sus propios maestros.

-Estamos hablando de comunidades sin profesionales urbanos.

-Es que llevan 20 años de trabajo. Puede ser que en sus orígenes hayan necesitado ese tipo de colaboración, pero ya tienen su autonomía y las propias comunidades van generando espacios educativos y quien se haga cargo de ellos. Hubo un programa del gobierno que fue una provocación, con maestros que eran más bien espías, con programas contrainsurgentes. Pero las comunidades frente a eso realizaron una resistencia consciente, saben de qué se trata. Tienen un tipo de educación de acuerdo a las necesidades de aprender a leer y a escribir, pero también tienen una temática profunda, una visión internacional, algo muy amplio y rico, o cerrado en su realidad. Estudian mucho, los muchachos.

Alberto no es un especialista en modas, pero comenta que le impresionó la elegancia de las mujeres:

-Es bellísimo como visten. Hacen sus propios tejidos y tienen un colorido fenomenal. Ves a las mujeres y parece que están siempre vestidas para una fiesta. Aún en las tareas domésticas y en la vida cotidiana. El hombre es un poco más informal, anda de pantalón largo por los bichos de la selva, y remera, pero las compañeras andan muy elegantemente vestidas siempre. La combinación de colores es muy linda, una resistencia a la occidentalización.

Tal vez brinde una pista uno de los paños bordados que Spagnolo trajo como recuerdo. Es de un hilado color hueso, de una suave aspereza, con unas hojas verde claro -y una azul- y flores de seis pétalos de un fucsia que prueba quién inventó los tonos «flúo». Hay palabras bordadas en azul, anaranjado, verde, violeta, celeste. Y el centro del cuadro es un caracol sobre cuyo caparazón hay tres caracolitos. Todos tienen el cuerpo dibujado como un espiral de fino hilo marrón. Todos llevan pasamontañas negro.

Las palabras dicen:

S-Nan Xoch baj paman ja tez waychimel Ku’ untik

y debajo, con letras igualmente coloridas, la traducción.

Madre de los Caracoles del Mar de nuestros sueños.

El colorido nombre de La Realidad.

(En los buscadores de Internet se produce un ilustrativo lapsus: cuando se teclea «S-Nan Xoch baj paman», la inteligencia artificial consulta al usuario si lo que en realidad intentó escribir es «bajar pacman»).

Los otros caracoles son:

  • «Muc’ul puy zutu’ik ju’un jc’optic» (Torbellino de nuestras palabras) en Morelia, de zapatistas tzeltales, tzotziles y tojolabales.
  • «Te puy tas maliyel yas pas yach’il sacál quinal» (Resistencia hacia un nuevo amanecer) en La Garrucha de zapatistas tzeltzales.
  • «Puy muitit cha’an ti lak pejtel» (El Caracol que habla para todos) en Roberto Barrios, de zapatistas choles, zoques y tzeltzales.
  • «Ta tzikel vocolil xchiuc jtoybaitic sventa slekilal sjunul balumil» (Resistencia y rebeldía por la humanidad) nombra al caracol de Oventic de zapatistas tzotziles y tzeltzales.

La hora de la cena es poco después de las 7 de la tarde. El menú no varía demasiado. Tortilla, arroz, frijoles, frutas. No beben alcohol. Cuenta Alberto.

-El alcohol y la droga están prohibidos en todo el territorio por ley zapatista, tomada por consenso. Han tenido muchos problemas y ha sido dramático. Las comunidades trabajaron mucho el tema y resolvieron que por preservación y para generar las condiciones para una calidad de vida y de relación, había que decir basta de alcohol. Parece que fue un largo proceso de debates. El alcohol y la droga generaban un mecanismo de destrozo de la familia, destrozo de las relaciones, y tomaron esa iniciativa como autodefensa. A nosotros nos puede parecer muy duro, pero creo que es lo correcto.

La ausencia de alcohol y drogas -que acaso resulte inquietante en diversos ámbitos del quehacer nacional- no redujo los decibeles de alegría y convivencia de estas comunidades que parecen capaces de sobrevivir a tales ausencias. Una de esas noches de música, además, los zapatistas compusieron una canción para los piqueteros argentinos (ver aparte).

Las Juntas de Buen Gobierno se dividen en distintas áreas, de las cuales, según Alberto, la que menos trabaja es la de seguridad.

-No ves a nadie en el rol de policía. Hay compañeros que se dedican a esa tarea porque tienen sus mecanismos de autodefensa y preservación de su integridad como comunidad. Parecería una de las áreas que menos trabaja, con la de justicia. Nunca noté un conflicto como para que alguien tenga que imponer orden, una pelea. Son lugares preservados de los daños que hemos vivido en las grandes ciudades. Son lugares seguros, salvo por la amenaza del ejército o de la contrainsurgencia. Pero ahí no encontrás inseguridad. Es gente muy bondadosa, muy sana. No se grita. Nunca vi que se le pegue a un chico o que le griten.

Las otras áreas del buen gobierno son salud, educación, producción, economía. Todas le llamaron la atención.

-En salud, por ejemplo, se nota la atención permanente, la presencia de médicos, pero además tienen la medicina alternativa, yuyos, herbolario.

-¿En Solano están haciendo algo similar?

-Estamos en eso, porque se pueden recuperar los yuyos y las hierbas como un aporte a la prevención sabiendo que hay situaciones donde la medicación es inaccesible.

-¿Hay presencia militar?

-Para nada. Es muy clara la posición con respecto a eso: no ejercen el gobierno con lo militar. Tienen sus mecanismos de seguridad pero no hay ua presencia miliciana que se note o se imponga en el gobierno. De hecho, las personas que están en la milicia no pueden estar en la Junta del Buen Gobierno.

-Si existe esa Junta, es porque hay una delegación de poder hacia ella por parte de la comunidad. ¿Eso no choca con la idea de horizontalidad que postulan en el MTD de Solano?

-Yo creo que las Juntas de Buen Gobierno son horizontales. Porque no tomamos la horizontalidad como un método de ejecución, sino como una relación entre personas.

(Breve aclaración para no iniciados: la horizotalidad está muy de moda entre numerosos caudillos verticalistas. Pero secreta o abiertamente muchos cuestionan el concepto por su posible poca eficiencia, como si toda decisión tuviese que ser discutida masivamente -lo cual generaría un asambleísmo perpetuo- negando cualquier forma de delegación. Lo que Spagnolo sugiere es que la horizontalidad está dada por el tipo de relación entre las personas, sin que exista una que domine a otras por el hecho de poseer el «poder» que le fue delegado).

Continúa Alberto:

-La Junta es elegida por democracia directa, y es la ejecutora de los mandatos de la asamblea. Ellos la horizontalidad la definen con el concepto de «mandar obedeciendo».

-¿Pero existe tal cosa? ¿O se trata de un juego de palabras y en realidad es un ejercicio del poder, como cualquier otro?

-Creo que han elaborado y procesado mucho el tema del poder. Se nota que las personas que están con responsabilidades no lo hacen dominando, maltratando o aprovechando esa situación, sino que han llegado a un profundo conocimiento del significado de ese rol.

-¿Cómo es esa forma de poder? Acá estamos acostumbrados al poder como lugar de hegemonía y privilegio: la lucha por el poder.

-Yo creo que no les habrá resultado fácil porque es una temática inherente al ser humano. No sólo tenés que ser un occidental moderno para reproducir lo que es el abuso del poder. Pero se ve que es una de las cuestiones que más han trabajado. No digo que tengan todo resuelto. Puede ser una contradicción pero menor que la que encontrás aquí. Allí toman el poder como una cuestión de servicio, no de dominación.

-Pero todos los que ejercen el poder dicen que lo hacen para servir a los otros: reyes, presidentes, funcionarios, derechistas, izquierdistas, policías…

-Habría que ver qué piensa la comunidad. Generalmente eso lo expresa el individuo que ejerce el poder. Pero no es lo que expresa la comunidad. Entre los zapatistas hay una comunidad que siempre se expresa.

-¿En qué otra cosa se diferencian de otras formas de ejercicio del poder?

-No es en función de una carrera económica. No es un privilegio. Es un servicio que tiene que ver con una actitud de vida. Ahí no vas a ir a buscar un salario.

-Pero no todo el que ejerce el poder lo hace por una cuestión económica. Parecería haber una seducción del poder en sí mismo.

-Es cierto, no es solo económico, pero el gran deterioro es que la política también se ha convertido en un gran negocio.

-La militancia se transformó en una profesión.

-Y muy rentable. Los candidatos dicen que son exitosos empresarios, pero bien que dejan sus empresas para dedicarse a la actividad política que les deja ganancias a través de las relaciones, y del manejo de información.

-¿También ocurre en lo que se llama campo popular?

-Nadie está exento. Siempre se puede reproducir el mismo esquema de poder como dominación. Pero yo percibí que tienen muy elaborada esa cuestión, esa contradicción, y el valor de estar en un lugar de servicio. Es una moral que tienen. No sé si la palabra correcta es moral. O una mística. Digamos: una fuerza. Es algo muy presente a través del sufrimiento que han pasado. Podría hablarse de disciplina, aunque la palabra también es fea, pero no sé cómo encontrar otra.

-No dramaticemos. Hay palabras bellas como democracia o libertad que andan todas estropeadas, y otras como disciplina y moral a las que se les puede encontrar un significado ajeno a lo eclesiástico o a lo militar.

-Disciplina no tiene por qué ser imposición, yo hablo de una coherencia entre lo que asume el colectivo, y lo que se tiene que ejecutar después en la práctica. Esa coherencia es la que encontré en los zapatistas. Y trabajo: son muy trabajadores.

Alberto contó la experiencia del MTD, le preguntaron si el gobierno argentino es lo que aparece en la prensa, él contestó, y a la vez tuvo oportunidad de hacer preguntas.

-Les pregunté por el aspecto organizativo, las dificultades y expectativas.

-¿Y?

-Bueno, me resultaron un modelo de organización. Yo veo que estamos en otro tiempo, o en otro momento, pero vamos hacia ahí. Ellos tienen muchos años de desarrollo.

-¿Qué es lo que genera más asombro?

-Para mí, que existe una resolución de las contradicciones. Nosotros pasamos por situaciones contradictorias. Entre autonomía y relación con el Estado, economía y autonomía, que la educación no sea para la dominación. Uno nota que esas cosas se traban mucho y estallan contradicciones que te dejan pensando qué estamos haciendo mal, y si hay una salida. Pero con este tipo de experiencias uno puede percibir que cuando esos grandes temas están madurados y resueltos, las cosas funcionan muy bien. No es imposible.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, el tema del poder, o ser autónomos y no depender del Estado. Por momentos parece que son contradicciones sin solución, pero no: no es imposible resolverlas. Lo más rico de este viaje, para mí, es poder decir que la autonomía no es imposible. Que el tema de tener una delegación siempre que no sea un ejercicio de dominación y de poder, tiene que ver también con un crecimiento que no ha sido fácil para ellos ni es fácil para nosotros.

-El hallazgo no es cómo resuelven ellos las cosas, sino percibir que se pueden resolver.

-Claro, me hizo muy bien ver que se puede encontrar la solución de conflictos y de las trabas que se nos presentan. Pero exige una ubicación en tu lugar y no pensar que vas a dar respuestas mecánicamente. Me hizo bien ver que la autonomía funciona, que es una cosa que va avanzando en un clima de una tranquilidad y armonía que se ve que es fruto de todo un trabajo previo.

-Por toda esta descripción, la palabra armonía parece más aplicable a los Caracoles que al conurbano bonaerense.

-Es que aquí la urgencia nos lleva a un desgaste o hasta a una angustia permanente, de ver que lo que uno proyecta está lejos y las necesidades son inmediatas. Eso genera problemas de relación, grupales. A veces no es fácil convivir en medio de tanta pobreza y necesidades inmediatas. Provoca no sólo la angustia, sino también estallidos emocionales. Es lo que nos toca vivir. Me parece que en eso tenemos que reforzarnos. Pensar también en el mediano y largo plazo. No podemos ser tan pretenciosos de querer resolver todo ya. Pero vengo reconciliado con nuestra naturaleza humana. A veces uno, por las cosas que vive, puede pensar que el hombre no es capaz de bondad. Que eso desapareció de la tierra. Pero cuando te encontrás con este tipo de experiencias que no son un discurso sino una coherencia entre la palabra y la vida que se asume, cuando encontrás la enorme transformación que le dieron a su propia vida, te reconcilia con el género humano.

-Me imagino que alguien desde una posición ortodoxa dirá: pero esta gente no toma el poder, y entonces no se cambia la realidad. El poder se mata de risa.

-No se mata de risa. Hay 32 municipios surgidos en pleno momento de oscuridad donde se anunciaba el fin de las utopías y el fin de la historia. Creo que el zapatismo demostró la posibilidad de decir: no nos van a matar, no nos vamos a morir, no vamos a renunciar al cuidado de la naturaleza. Es un movimiento de resistencia que está presente, vivo. Si eso no es transformar, ¿qué es transformar?

-¿En qué se diferencia esta actitud de la de la izquierda tradicional?

-Entre otras cosas, en que no hay ningún tipo de espera sobre si se va a tomar el poder, ganar elecciones o cualquier otra cosa. Destraba eso y pone la energía en el lugar donde hay que hacer las cosas. Por ahí el mundo estaría mucho mejor si en vez de pensar en tomar el poder, se comenzaran a plasmar prácticas concretas. Si Brasil, con un enorme movimiento de izquierda como el PT no pudo actuar como lo pensó, ¿dónde está en América Latina la organización que pueda hacerlo? No podemos quedarnos en la pasividad de esperar un mesías, un caudillo o un partido que tome cartas en el asunto. Mientras tanto, esta experiencia está demostrado que hoy se pueden hacer las cosas, que nada es imposible.

-¿No es más sencilla la situación de relativo aislamiento de los zapatistas, donde hasta la amenaza militar ayuda a cohesionarlos, con respecto a lo que ocurre con los movimientos en el conurbano?

-Ojo, que la situaciónde ellos incluye grupos paramilitares, indígenas que no están del mismo lado y mucha gente que trabaja en función de la violencia. Sin duda que es difícil tambiénel conurbano. Lo urbano es un extra de dificultades. Es duro por las interferencias, los intereses de poder que se entrecruzan, las angustias, las urgencias.

-¿La autonomía no puede confundirse con la idea de construir la comunidad fuera de esa realidad?

-Yo creo que a la realidad hay que transformarla, hay que asumirla. No fugarse. Vemos que tenemos condicionamientos, pero no nos sentimos determinados. Porque si uno tuviera una idea determinista diría: «acá es imposible». Es lo que os decía la izquierda clásica en el 96, cuando empezamos: «Están trabajando sobre lugares descompuestos. De acá (de los desocupados) no va a salir nada porque es el sector más atrasado y destrozado. Nosotros tozudamente decíamos que no, pensábamos que había un despliegue de potencia que podía darse en nuestros lugares. De hecho se ha demostrado. Eso demuestra que no estamos determinados. Y habla de la posibilidad de transformar.

-Paradoja: los zapatistas compusieron y grabaron una canción dedicada a los piqueteros, y la transmiten a través de su relación con el MTD de Solano, que justamente no está haciendo piquetes.

-Es que ahí están nuestros orígenes e iniciativas, aunque hay en gestación algo más dinámico, y eso es lo rico. Hay un tema de identidad que todavía no está definido ni cerrado. Y creo que sería muy pobre si fuese una identidad solamente piquetera. De todos modos hacemos movilizaciones, como contra la criminalización de la protesta, aunque van algunos compañeros, no todos.

,b>-No se deposita la energía en reclamar planes sociales.

-Claro, ya no es una cuestión de grupos masivos pidiendo planes, sino prepararnos para una cosa que exigirá desafíos y que no creo que pueda hacerse sin lucha. Pero a lo mejor con ejes más abarcativos que el reclamo por un plan que sigue siendo una migaja. Tenemos que encontrar la manera de salirnos de esa lógica. Porque por ahí eso a los movimientos, no digo que los achanche, pero los hizo volar bajito. Nos hizo volar bajito.

-Lo que está en debate entonces es el método de lucha.

-Es un discernimiento. Estamos decidiendo qué es lo que queremos hacer, y a qué ponerle nuestras fuerzas. Si queremos autonomía, salud, educación, le vamos a poner la fuerza a eso. No es algo cerrado. Si hay que salir a luchar vamos a hacerlo como siempre lo hicimos. Pero no podemos estar siempre envejeciendo en la ruta. Hay que prepararse para dar saltos. Porque si no, se nos va la vida.

-¿Y no hubo algún encuentro con Marcos?

-No andaba por ahí. Yo creo que Marcos es la comunidad. El zapatismo es la comunidad, su actividad, su vida. No me preocupaba especialmente conocerlo.

-Final: ¿cómo fue el encuentro con John Holloway (el autor de Cambiar el mundo sin tomar el poder) en Puebla?

-Hay un equipo de unas 15 o 20 personas que se reúne a conversar quincenalmente y me invitó. Estuvo también Raúl Zibechi. Se armó una discusión porque hubo algunas preguntas, cuestionamientos. Un tema fuerte lo planteó una señora, una compañera, analizando si los movimientos no somos funcionales al modelo neoliberal. Un parche.

-Si la idea de cambiar el mundo sin tomar el poder no es un maquillaje.

-Claro. Planteaban: ustedes son movimientos espontáneos, basados en necesidades, pero quedan en eso. Movimientos sociales: algo menor, diluido, sin estrategia y sin programa. Algo reactivo que así como surge desaparece.

-Interesante debate. ¿Hubo respuesta?

-Sí. La verdad es que quise intervenir y estuve un poco calentón, bah, apasionado. Dije que hay una actitud despectiva y una subestimación de los académicos y bien pensantes que ven que siempre a los movimientos hay que tutelarlos. Que tiene que haber un partido, un organismo estratégico para tutelar al movimiento social que está en una especie de infancia: no ve, no sabe, ni puede caminar solo. Y que la legitimidad de los movimientos viene por su posibilidad de establecer programas, siempre relacionados con la toma del poder. Pero se los subvalora si no hay partido o grupo de vanguardia que establezca hacia dónde hay que ir.

-¿Y la señora qué dijo?

-Nada, yo seguí diciendo que la misma realidad latinoamericana está demostrando que las estructuras y partidos que acceden a los gobiernos se encuentran en una terrible impotencia. Y que las resistencias y verdaderas transformaciones se van dando en estos movimientos, en cuanto a su posibilidad de hacer, pensar y crear.

-¿Y la funcionalidad al neoliberalismo?

-Desde la observación tradicional de una izquierda ortodoxa, sos funcional.

-Y desde los movimientos, ¿esa izquierda ortodoxa es funcional al neoliberalismo?

-En su razonamiento creo que terminan coincidiendo. Primero, endespreciar las posibilidades que están latentes en los movimientos, que son los que más luchas han encarado, poniendo el cuerpo, con trabajo y capacidad de ruptura. Cuando la izquierda ortodoxa dice que los movimientos son reformistas, subestiman un núcleo de lucha y buscan aislarlo, aunque no lo logren. Ahí son funcionales al Estado represivo.

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

Seguir leyendo

Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”
Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.079