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El gobierno porteño quiere cerrar la única escuela pública de fotografía de CABA

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En otro golpe a la cultura y a la educación, el ministerio de Educación le impidió a la escuela Maestro Quinquela Martín, de La Boca, inscribir alumnos para este año. Además, le comunicó que quienes debían cursar el segundo y último año, tampoco podrán terminar la carrera. Las voces de una asamblea conformada por docentes, estudiantes, egresadas y egresados, que resisten a un vaciamiento que lleva años de ejecución y desgaste. Las formas de organizarse en la base, ante una gestión que busca darle el golpe final a una institución estatal y gratuita.

Por Francisco Pandolfi

Miguel Caruso llega con la asamblea empezada. Se sienta atrás de todo, en silencio, pero no puede pasar desapercibido aunque lo quiera. Aunque no monopolice la palabra. Aunque solo tenga un par de intervenciones en las casi tres horas que dura el encuentro entre docentes, estudiantes actuales, egresadas y egresados de la Escuela de Fotografía Maestro Quinquela Martín, en el barrio porteño de La Boca, donde la comunidad educativa se congrega para definir los pasos a seguir en pos de evitar el cierre de la única escuela estatal y gratuita de fotografía en la ciudad. Aunque la lógica marque que debiera ser al revés, quizá en esta cualidad se explique la voracidad de la gestión porteña por avanzar, otra vez, contra el establecimiento.

Miguel Caruso se obstina a estar en un segundo plano, pero no puede porque en él yace parte de la historia que el Gobierno de la Ciudad busca borrar. Y no por primera vez, ya que en 2020 se vivió una situación similar. Miguel tiene más de 80 marzos y egresó de la escuela en 1963. Fue docente por más de 30 años, hasta 2007. La sigue llevando en el corazón y en la memoria. “No sólo exigimos que no se cierre, también pedimos volver a ser una tecnicatura, de tres años”.

EL LEGADO DE QUINQUELA

En 1940 el reconocido pintor Benito Quinquela Martín donó los terrenos para construir una escuela de Artes y Oficios. Una década después, se inauguró la Escuela Fábrica de Educación Técnica Nº 121 de Artes Gráficas, que en 1967 pasó a llamarse Escuela Técnica N° 31. Hace unos años, se le agregó el nombre de “Maestro Quinquela”.

Allí funciona la secundaria en el turno mañana y tarde, y el curso de fotografía a la noche, de donde egresó en 2002 Elena, hoy docente de Laboratorio Digital en la escuela de fotografía. En una ronda a la que se va sumando más gente a medida que avanza la tarde, apunta: “Lo que hace el gobierno porteño es un golpe al legado de Quinquela”.

El lunes 18 de marzo debería iniciar el año lectivo pero, por obra y (des) gracia del del ministerio de Educación, eso no sucederá. Explica la asamblea: “El martes 5 de marzo notificaron a través de un acta que no podíamos inscribir a los más de 200 ingresantes, y que no podíamos continuar con la cursada de los primeros y segundos años de la carrera”. Los responsables a los que apunta la comunidad son varios: “La ministra de educación porteña, Mercedes Miguel; el Director de Escuelas Técnicas, Adrián Rastelli; el Rector de la Escuela Técnica N°31, Juan Acuña; el supervisor de la región 4, Fernando Biondi y al director de la Agencia de Aprendizaje a lo Largo de la Vida, Gustavo Álvarez”.

Comunicarse con los teléfonos del ministerio es una tarea imposible. Lo mismo sucede con el despacho de la ministra Mercedes Miguel.

El gobierno porteño quiere cerrar la única escuela pública de fotografía de CABA

La comunidad educativa tiene experiencia en organizarse contra el gobierno porteño.

EL CONFLICTO

En 2020 perdió vigencia la resolución que daba validez a los títulos. El reclamo masivo de la comunidad educativa resguardó el cierre de la escuela y logró una nueva resolución, pero sólo hasta los ingresantes en 2021. Desde ese momento, el gobierno porteño se desentendió de la situación: “Ellos dejaron caer la resolución, lo único que deben hacer es poner una firma para dar continuidad a la escuela”, sintetiza Nicolás Ramos, ex alumno de la escuela ubicada en la avenida Pedro de Mendoza 1777.

Completa: “Cuando quisieron cerrar la escuela, las y los docentes presentaron un anteproyecto para declarar la tecnicatura superior con toda la carga horaria, con los alcances de un título técnico, de tres años. En la dictadura de Onganía se pasó a dos y después los sucesivos gobiernos de la ciudad lo dejaron estar, hasta que pasó a escuela media y técnica, y ahora lo quieren pasar a formación profesional. O sea, siguen degradando el título, la carga horaria, en detrimento del cuerpo docente y del alcance que tiene nuestra titulación. Así como está la situación, los compañeros que terminaron en 2023 no van a tener su título y quienes estudiaron primer año, no podrán seguir estudiando”.

ORGANIZACIÓN POPULAR

La asamblea realizada en un espacio cultural de La Boca se extiende porque lo que debería haber sido una semana de planificación, de cara al inicio de clases, viró a resistencia, angustia e incertidumbre; no a parálisis. Llueven propuestas que lo demuestran: volanteadas a Caminito; acampe en la puerta; panfleteadas por todo el barrio; aviso a las demás escuelas de la zona; articulación con las asambleas barriales y organizaciones de la comuna; flyers, videos, notas en distintos medios; convocatoria puerta a puerta; reuniones con las universidades cercanas; radio abierta. Hay comisiones para ordenar el trabajo: legales; gremios; comunicación y difusión; vínculo con el territorio. 

“El próximo miércoles 20 de marzo la escuela cumple 74 años”, dice una docente del secundario. “Hagamos un abrazo a la escuela”, plantea un vecino. “A las 12 del mediodía”, se sugiere, y por unanimidad ya se empieza a pensar ese abrazo para evitar que pocos brazos cierren la cursada. Además se planifica un camarazo para el 3 de abril; y además una juntada de firmas virtual; y además una repartida de volantes para concientizar por el barrio.

La comunidad está organizada, organizada de verdad.

El gobierno porteño quiere cerrar la única escuela pública de fotografía de CABA

El cierre de año 2023 en la Quinquela.

UN OASIS EN LA CIUDAD

Mariano Corbacho fue alumno y es docente de la escuela. Trabaja también en el sector de educación no formal de la Agencia de Aprendizaje a lo Largo de la Vida donde da tres cursos de fotografía. Son cuatrimestrales, de dos horas por semana. “La población viene con una idea de acercarse a una disciplina, casi exploratoriamente, en una actividad lúdica, recreativa, que puede ser una primera puerta para pensar tus estudios en fotografía y profundizarlos a futuro”. 

Describe el valor social y fundamental de la Quinquela: “Es un curso de cinco veces por semana, dos años, que tiene laboratorio de revelado blanco y negro y ampliación, tiene salas de tomas que las construimos con los docentes, no con infraestructura de Gobierno porteño; también tenemos equipamientos para hacer las prácticas, una estructura pensada para hacer un curso largo. La población que asiste busca formarse en fotografía como una carrera y una forma de vida; esa es la gran diferencia. No son comparables la Quinquela con los cursos de educación no formal, van destinados a distintos tipo de inquietudes”.

74 años de historia. Única escuela pública y gratuita de la ciudad. Se han llegado a anotar 600 inscriptos por año, sin difusión alguna del gobierno porteño. 1700 horas cátedras. Miles de egresadas y egresados.  

Amplía Mariano: “Queremos dar un curso de excelencia, de calidad, con las mejores herramientas disponibles para un alumnado que está con la decisión de formarse en eso y hacerlo una forma de vida; es fundamental abrir nuevamente las inscripciones para seguir formando fotógrafos y fotógrafas para el campo profesional. Hoy nuestra carrera tiene atrasos tecnológicos por la falta de respuesta del Ministerio y las autoridades de la institución, y queremos revertirlo hasta tener una tecnicatura superior”. Propone: “Exigimos una mesa de trabajo para discutir franca, sincera y pedagógicamente con el Ministerio, certificar los títulos de nuestros estudiantes, que se extienda esa certificación, que se implemente la tecnicatura superior como fue originalmente. Somos un oasis dentro de la ciudad y no entiendo cómo esta gestión no lo toma como bandera; no aprovecha tener egresados que recorren el mundo con sus fotos tras haber aprendido acá”.

Tímidamente, Miguel Caruso, el más experimentado de la ronda, el egresado hace 50 años, pide la palabra. Saca un papel del bolsillo y lee una lista que da cuenta del trampolín que representa la escuela:

–Salida laboral inmediata y autónoma.

–Reporteros gráficos en los periódicos más reconocidos, así como en revistas técnicas especializadas.

–Premios obtenidos por participaciones en concursos y salones internacionales, con cartas de reconocimiento a la escuela.

–Empleos como investigadores en universidad y hospitales, a partir de la documentación fotográfica.

–Fotografía Publicitaria

–Ilustración fotográfica de muchísimos libros

–Docencia en diversos espacios como colegios y municipios. 

–Asesoría técnica en casas de venta de artículos fotográficos.

–Artífices de muestras y exposiciones en el país y el exterior.

Miguel sigue leyendo una larga lista de etcéteras. 

BRONCA Y LUCHA

Toda la comunidad educativa es perjudicada por esta nueva embestida, pero hay un grupo que el avasallamiento lo siente distinto: las y los estudiantes que empezaron la carrera en 2023, que cursaron primer año de lunes a viernes, que les falta un año para egresar y que ahora parece que no, que desde el mismísimo Estado se les dice que no. Que no pueden. Que no se reciben. Que las puertas están cerradas. En la asamblea que empezó por la tarde y está terminando de noche, hay muchos estudiantes en esa situación. Una de ellas se llama Laura Luque. Anota todo lo que se dice en la ronda. Está atenta. Está activa. Y le dice a lavaca: “Somos estudiantes con la incertidumbre de no saber si vamos a poder terminar la carrera, ya que además nuestra escuela es la única municipal de fotografía. Me da bronca, porque queda claro que no les interesamos ni tampoco les interesa el derecho que nos ampara como estudiantes a formarnos. También da bronca la manera que nos quieren dar de baja, minimizándonos, ninguneándonos, intentando borrar nuestra historia, nuestra identidad. Es muy triste, y por eso mismo vamos a luchar todo lo necesario para que la Quinquela siga funcionando”.

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Lo viejo funciona

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Lo viejo funciona
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Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

La frase tan famosa por estas horas y que remite a la serie El Eternauta, la sostiene en un pedazo de cartón un jubilado con remera de Independiente. Camina alrededor del Congreso de la Nación con el cartel en alto, mostrando con orgullo su obra artística, como cuando en un ring de boxeo se anuncia el round venidero:

“Lo viejo funciona Milei. Hdp. Lo viejo funciona”.

Este viajero del tiempo se llama Raúl –68 años, pañuelo de Nunca Más al cuello– y vio la serie dos veces. “Luchar sólo no sirve, entre todos tiene que ser, y por eso la serie es una ma-ra-vi-lla –dice, a minutos de una nueva marcha–. Todos tenemos que estar en la misma. Vos fijate que todos los miércoles, aunque llueva o truene o haga frío o haga calor, estamos nosotros. Somos todos viejos. Y estamos todos juntos. Ese es el mensaje que le dejamos a los jóvenes. Que no bajen los brazos. A mí por Tiktok me dicen de todo menos lindo, pero no me importa, porque no nos rendimos a pesar de la edad que tenemos. Esto es para nosotros, para mis nietos, y para los que vienen después. Ese es el mensaje”.

El viajero Raúl y la frase que hoy da vuelta al mundo –por obra y gracia de la serie basada en la historieta del desaparecido Héctor Germán Oesterheld, llevada a la pantalla por el director Bruno Stagnaro– está hecha sobre una caja de pizza, con marcador negro. 

Porque lo viejo, también, es creativo.

Lo viejo funciona

Lo viejo sirve

Otro viajero es Rubén, 72 años, que observa la viñeta de este Congreso distópico. “Está lleno de cascarudos”, dice, en otra referencia a la historia creada por HGO junto al dibujante Francisco Solano López en 1957, aunque lo que rodea al palacio no son seres alienígenas que siguen órdenes de un Mano o de un Ello, sino gendarmes, prefectos, policías federales y aeroportuarios. “Solos no gana nadie, y por eso todo lo tenemos que hacer en equipo –apunta–. Pero todavía no estamos con la capacidad de juntarnos y unificarnos para pegarle al Gobierno con un solo puño. Si no nos juntamos, los cascarudos siempre nos van a ganar. Y siendo ateo traigo a colación a Francisco, con esto de que lo viejo funciona, porque él le dijo a los jóvenes: ‘Ustedes corran, pero nosotros enseñamos el camino’”.

Ana María, 75 años, jubilada de ceremonial en el Ministerio de Trabajo, también relaciona a la serie con un cartel: “Hay una batalla de los jubilados sin armas y con hambre contra los cascarudos los miércoles aquí. Nadie se salva solo”. Ella es de la generación de los setenta, leyó la historieta entonces, y hoy trajo el cartel porque los miércoles tendrían que ser multitudinarios: “A los viejos nos están matando, nos sacan los remedios, y nadie puede vivir con 360.000 pesos como viven 5 millones de personas. Lo viejo sirve porque lucha”. 

Eduardo López, 68 años, pechera blanca de Sindicato de Jubiladxs, albañil, no vio El Eternauta pero su hija sí, y se emociona porque ella –“Fue ella”, remarca– quien unió la historia con lo que él siempre le contó: «Los Montoneros, la gloriosa jotape, el día que ganó Cámpora y sacamos a todos los presos, los 30.000 desaparecidos, la lucha de las Madres. Había mucha conciencia y hoy tiran droga en los barrios para que los pibes no piensen. Pero vamos a salir, más temprano que tarde vamos a tener la Argentina que tuvimos».

Lo viejo acciona

La creatividad no sólo pasa por hacer lo que nadie está haciendo (poner el cuerpo sistemáticamente, semana a semana) sino también desde el plasmar las ideas. 

Se lee en carteles y banderas enunciados comos estos: 

  • “Gobierno de ideas cortas, necesita bastones largos”.
  • A más represión, mayor resistencia. Pimienta y gas son para cocinar”.
  • “Las canas no le tienen miedo a los canas”

Roxana tiene una cartulina celeste que dice: “El bono está congelado como el corazón de Milei”. Su argumento: “Este gobierno es criminal, y no sólo con nosotros, es general; con los científicos, con la soberanía, están entregando todo. No es un Presidente, es un títere del poder. No hay otra que unirnos y eso significa que los miércoles deberíamos ser muchos más. Que esté de moda El Eternauta nos tiene que obligar a ver que si hoy un jubilado no tiene para comprarse un remedio, imaginate para ir al teatro, o al cine. Ni hablar para ahorrar algo. No hay acceso a lo más básico que es la alimentación. Y encima nos pegan. 

¿Qué ve de El Eternauta en este presente? “La lucha por salvarse solo, veo a mucha gente que no le importa el otro, pero también la contraposición de asociarse, de mancomunar los esfuerzos para salvarnos todos, los destellos de solidaridad que hacen que sigamos movilizándonos y seguir luchándola. No hay otro camino que el pueblo se levante, porque no contamos con el apoyo de legisladores ni jueces ni periodistas ni sindicatos. Pareciera que cada uno hoy cuida su quintita y así seguro no vamos a mejorar. Para cuidar a la patria, nos tenemos que unir”.

Miguel, 86 años, y otro cartel: “Como pizza, están vendiendo a la Argentina en porciones”. El dibujo es de una grande que podría ser de muzzarella, sino estuviera clavada con banderas de Estados Unidos, Inglaterra e Israel. “Estamos cagados de hambre, y los que no lo están es porque los ayudan sus hijos -dice, sin vueltas-. ¿Cuánto gana un jubilado? ¿Qué hacemos con 300 mil pesos? En el gobierno están los herederos de la Revolución del 55, que volvieron en los 90, en 2001, con Macri y ahora en el gobierno de Milei. Esta es la triste historia de la pobre Argentina”. Y agrega: “¿El Eternauta? ¿Ir a un teatro? Escuchame una cosa: hasta que estaba Cristina, iba dos veces por semana a la pizzería con mi pareja, me tomaba una birra, me comía una pizza y hasta me podía ir a un telo. Desde Macri para acá, no puedo hacer nada de eso. Y hoy ni siquiera te dan los preservativos gratis”.

Lo viejo funciona

Lo viejo enseña

Dalma, 67 años, jubilada de la ANSES, y una puesta en valor: “Siempre se dice que somos unos viejos meados, que no servimos para nada, y todo el tiempo nos quieren desvalorizar. Pero vos fijate que pasaron 40 años y una historia no perdió su valor». El mensaje de esta viajera: «A los jóvenes que se sumen a la lucha. Que no nos miren como bichos extraños. O que hagan su camino propio, pero hay que andar, sin esperar que nos marquen qué hacer. Y que la lucha no está en las redes, que es donde capaz nos ven, sino acá en la calle”.

Rubén, 77 años, jubilado autónomo, la escucha y se suma: “La inteligencia está en nuestra cabeza, y no en una computadora detrás de un vidrio. La semana pasada en España hubo un apagón masivo por el consumo de energía, ¿de qué sirvió entonces la inteligencia artificial?”. Su mensaje, traído en el tiempo cada miércoles, busca construir canastas y maples: «Falta solidaridad, memoria y mucho pero mucho producto de gallina. Nosotros somos los que ponemos todos los días, y las compañeras el doble que nosotros».

Yiyi, 67 años, profesora de arte, leyó la historieta en su juventud y todavía no sabe si quiere verla para conservar el recuerdo de la “buena literatura”, dice, y subraya: “Hay que recuperar la identidad como pueblo, que se ve en la juntada de amigos, en el truco. Hay algo ahí de la clase media que tiene que volver a poner el cuerpo”. Como otra viajera del tiempo, deja una enseñanza: “Salir del algoritmo para salir a la calle, pero no sólo para venir acá y pelear con nosotros, sino también a actividades de debate, o hasta bailar tango. Vivir”.

Las asociaciones con El Eternauta no sólo aparecen en las palabras de jubiladas y jubilados. Aparecen en los cascos de los laburantes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad que registra una nueva represión de parte de las Fuerzas. Se ven en las máscaras de quienes integran la Comisión por la Memoria, que inspecciona cada una de las protestas. Figuran en las antiparras y anteojeras de las y los fotoperiodistas que intentan resguardarse de otro lanzamiento de gases.

Pero la ronda, como siempre, es reprimida: 58 personas heridas, según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). Hay fotógrafos y periodistas que por un tiempo largo no vivieron en el país y se sorprenden de la escena: “¿Es siempre así?”, preguntan, ante colegas que son atendidos por profesionales del Cuerpo de Evacuación de Primeros Auxilios (CEPA) por gases, ante jubilados que muestran heridas sangrantes en brazos y muñecas, o ante el cura villero Paco Olveira con un corte profundo en su ceja derecha. “No sé si fue un palazo o con el escudo”, dice Paco, quien fue arrastrado por un cordón de cascarudos federales al tratar de evitar la detención de una persona. “Ante el gas que nos tiran, hay que seguir respondiendo con justicia social”, afirma el Padre.

La jornada concluye, de todas formas, con cortes de calle y semaforazos. Y, como cada miércoles, las jubiladas y los jubilados saludan a los cascarudos federales: “Acá estamos los meados, los cagados y los gaseados, y acá estaremos el miércoles que viene”.

Hoy también se cumplen nueve semanas de la brutal represión del 12 de marzo, y desde el hospital Ramos Mejía llega la mejor de las noticias: después de 55 días en terapia intensiva, Pablo Grillo salió a pasear por el hospital. “No fue a hacerse ningún estudio ni chequeo, salió a disfrutar un poco de aire fresco y recorrer los balcones”, cuentan familiares y amigos. “La alegría es total. El agradecimiento es eterno”, agregan. 

Pablo salió de su habitación de terapia intensiva, por primera vez desde aquel 12 de marzo donde un gendarme le fracturó el cráneo con una granada de gas lacrimógeno cuando estaba ejerciendo su oficio de fotógrafo. 

Pablo salió de su habitación un miércoles por la tarde. 

No podría haber sido de otra manera.

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Caso Lucía Pérez: tercera temporada

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Este martes 6 de mayo a las 9.20 de la mañana Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, recibió el llamado de la fiscalía Nª 7 de Mar del Plata:

“¿Quiere venir mañana un rato antes de la audiencia así conoce al nuevo fiscal?”.

Marta se enteró así de dos cosas:

  1. Hoy miércoles a las 8.30 se realizaría la primera audiencia para determinar el monto de la pena que deberá cumplir Matías Farías, primero exculpado del crimen de su hija, luego condenado a perpetua por femicidio y ahora, por abuso sexual agravado, según ordenó en la revisión del segundo fallo el tribunal de Casación, que ha demostrado ser muy sensible a los vientos políticos que sacuden al Poder Judicial.
  2. El fiscal Leandro Arévalo, encargado de la acusación en el segundo juicio, fue trasladado de su puesto por orden del procurador Eduardo Casal, quien ya le había iniciado un sumario por considerar una falta disciplinaria grave que Arévalo haya iniciado su alegato pidiéndole perdón a la familia de Lucía por el maltrato judicial padecido.

La audiencia de esta tercera temporada comenzó puntual. La primera en hablar fue Marta, quien solicitó una postergación ya que su abogado estaba en España. El pedido lo reiteró el nuevo fiscal y también, por escrito, Juan Pablo Gallego, el abogado de la familia Pérez Montero. Sin embargo, el tribunal consideró que esa audiencia era “ordenatoria” y prosiguió con el temario: informar a las partes que en aproximadamente diez días comenzará el proceso para evaluar el monto de la condena. ¿Qué significa esto? Algo bastante extraordinario y que escapa o amplía, por decirlo con licencia poética,  lo que habitualmente se conoce como “juicio cesura”. Lo concreto es que se inicia un procedimiento oral donde los jueces escucharán los argumentos y evaluarán pruebas que aportarán la fiscalía y la querella de la familia de Lucía, por un lado y, por el otro, la defensa del condenado. Unos expondrán agravantes, otros atenuantes y en la mensuración de todo lo aportado el tribunal determinará qué cifra de entre 8 y 20 años le corresponde a Farías: su persona, antecedentes y conductas serán parte de lo evaluado. No el delito que cometió, que ya está probado y tipificado: Farías es culpable.

En un juicio anterior, con condena firme, fue declarado culpable de venta de drogas a menores en la puerta del colegio de Lucía, delito por el cual cumple 8 años y medio de prisión. En estas audiencias, es culpable del delito de abuso sexual agravado, y sólo falta determinar por cuánto tiempo estará en la cárcel. En tanto, todavía resta conocer el resultado de la apelación del fallo de Casación que anuló la figura de femicidio en esta causa, por considerar que Farías no fue responsable de la muerte de Lucía, aunque dio por probado que la había violado y drogado.

Estos son los laberintos que el Poder Judicial obliga a recorrer ahora a la familia de Lucía, una adolescente de 16 años asesinada en Mar del Plata el 8 de octubre de 2016.

(En la foto de portada Marta Montero con el padre Chobi y la hermana Marta, que la acompañaron a la inesperada audiencia, y en esta otra, con parte del grupo de amigos, amigas e integrantes de la Campaña Somos Lucía).

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Los Jubinautas

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Otro miércoles movilizado. Los grupos de jubiladas y jubilados estuvieron en Congreso, mientras la CGT marchó con la consigna “El trabajo es sagrado” realizando un homenaje al papa Francisco I. Hubo más policías enfrentando la manifestación de unos 300 jubilados, que los dedicados a la masiva marcha cegetista. Reflexiones sobre el hecho de movilizarse y sobre cómo sigue esta historia, con los pies en el asfalto.

La historieta cuenta la resistencia de un grupo de personas que sobreviven a una invasión de fuerzas del cielo llegadas para exterminar a la sociedad con armas y seres destructivos y tóxicos.

El Eternauta es una maravilla que hoy tiene una versión hecha serie, y que presenta una especie de réplica cada miércoles en la realidad argentina, con jubiladas y jubilados que reclaman por la destrucción de los haberes que les corresponden por el trabajo de toda una vida. La burocracia represiva hace que los rodeen de una cantidad absurda de efectivos de seguridad armados como para una guerra, que usan el gas tóxico y los golpes sobre los +70. Ancianas y ancianos se defienden como pueden, más que nada con su entusiasmo y sus convicciones, y en algunos casos usan unas antiparras protectoras, cual jubinautas del siglo 21, para cuidarse de las ínfulas agresoras. Para la masiva movilización de trabajadores de la CGT y las dos CTA, en cambio, no hubo gases, empujones, tonfas, golpes, motoqueros amenazantes, ni protocolo.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Gambetear policías

El tránsito fue un caos en Congreso, producto de los cortes en la zona, no de la movilización. Las jubiladas y jubilados comenzaron a manifestarse entonces desde las distintas esquinas del Congreso, y luego el grupo Jubilados Insurgentes emprendió otra metodología: eludir a los cordones policiales, gambetearlos, moviéndose siempre una cuadra más allá y cortando, para luego volver, con la policía siguiéndolos sin saber cómo impedirlo.

Zulema (la Jubinauta de la foto de portada) piensa por qué es más fuerte el despliegue policial para unos 300 jubilados que para la enorme manifestación sindical: “A la policía le molesta más que estemos en el Congreso. Pero hay otra cosa: cuando somos muchos no se animan a reprimirnos. El tema es que los jubilados siempre somos minoría – muchas veces hay más policías que jubilados. Esto es un gasto irracional en represión, dinero que podría usarse para fines mejores”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Plantea cuestiones de las que no suelen hablar los medios: “Vos fíjate que nos están exprimiendo, explotando y quieren sacarnos todo el jugo porque los trabajadores somos los que producimos las riquezas. Y en el caso de los jubilados todo lo que nos quitan no es para levantar el país ni para ningún beneficio, sino que se lo llevan afuera los grandes capitales internacionales. Somos víctimas porque no tenemos quién nos represente: la CGT mira para otro lado, el Congreso mira para otro lado y la justicia también”.

¿Qué tendría que pasar para que las cosas cambien? Zulema suspira: “Nosotros pensamos que primero hay que resistir. Estamos acá siempre, no como la CGT que llama un paro un día y después se olvida. Tiene que haber un plan de lucha continuo. Si muchos sectores se movilizan podríamos lograr unidad para acciones conjuntas con objetivos en común. Acá tenemos que ponernos de acuerdo en qué hacer con este país, con la democracia… porque al final es un país y una democracia decidida por los grandes grupos, por los ricos, donde siempre los pobres y los trabajadores salimos perjudicados”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Bajando el copete

Juan Manuel calculaba cierta dispersión, por la cantidad de demandas y actos que se acumulan. “Hubo un acto a la mañana por la gente discapacitada, porque se votaba algo en el Congreso. A la mañana estuvimos ahí. Nos fuimos después del mediodía cuando aparentemente consiguieron que no bajara… ¿cómo se llama? Libertad Avanza. Pero ya habían cerrado todo alrededor del Congreso. Además hubo jubilados que quisieron ir con la CGT y otros que no queríamos”.

El resultado fue que grupos de jubilados acompañaron a la CGT en su acto, actitud que no tuvo reciprocidad. Dice Juan Manuel, jubilado insurgente: “Y encima es el acto de Madres por el aniversario de la primera marcha, que también hubiéramos querido ir, pero bueno, estamos grandes para dar tantas vueltas”.  Juan Manuel cree que las discusiones entre jubilados tienen lógica: “No es una división profunda, sino cosas que pasan en todos lados, en los organismos de derechos humanos también, y aparece además lo electoral porque los distintos partidos tratan de ver qué sacan, viste. Como fue la boludez de ayer de la conferencia entre los candidatos para la Capital. Nadie dijo un carajo de nada, es una vergüenza total. Nos están cagando a palos todos los miércoles y nadie dice nada, viste. Y la CGT tampoco”.

Se queda mirando las calles, como si fuesen el mapa de sus batallas semanales: “Hoy hicieron algo distinto. Otras veces cerraron todo distinto pero hoy nos vinimos para acá (la plaza frente al Congreso) y cuando caminamos por Callao se armó de nuevo. Pero siempre seguimos. Esta es nuestra marcha”. Sobre la CGT: “Hay sindicatos que están en conflicto ahora. Los aceiteros, los de neumáticos, la UOM en Villa Constitución. Pero al final cualquier manifestación más o menos grande y que llame la atención es una patada que le damos al gobierno. Una más, para ir acumulando, acumulando… en algún momento saldremos todos juntos”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

¿Y por qué eso no ocurre? “Falta que bajemos un poco el copete todos. El peronismo no se entiende qué quiere hacer, se queda encerrado, están discutiendo que sí que no con la provincia, y si siguen así la van a perder por una boludez total. No tiene sentido. Pero bueno, nosotros seguimos hace ya un año y medio y sabemos que eso les duele. Tenemos que seguir así”.

Rubén estaba unos pasos más allá: “El gobierno no para de atacarnos, y ahora viene otro acuerdo con el FMI, más control de la economía, y parece que van a pedir más ajustes para los jubilados. ¡Más ajuste!”

¿Y hasta cuándo? “Hasta que logremos rodear toda la Casa de Gobierno con una manifestación gigante. No pueden ser tan inoperantes. Acá tenemos más policía y más policía, y siguen reprimiendo”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Adriana lleva un cartel en el que se lee: “No pedimos favores, exigimos derechos”. Y dice: “No queremos subsidios, sino vivir dignamente. Es un derecho, no es un favor. Soy jubilada pero no vivo de la jubilación, por suerte. Vengo por solidaridad, porque le está pasando no solo a los jubilados, sino a mucha gente. Como que pasó de moda la solidaridad… y yo creo que todos tenemos que meternos y hacer algo para que mejoren las cosas”.

¿Alguna luz de esperanza? “Los jubilados estamos a la vanguardia. Otras veces fueron los estudiantes. La CGT se ve que no lo entiende”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Juegen para adelante

El acto porteño de la CGT se congregó primero en la 9 de Julio, se desplegó por toda Independencia y varias cuadras de Bernardo de Irigoyen. En Independencia y Perú instalaron y muchas imágenes del Papa Francisco y se lo escuchaba por los parlantes cual si fuese un DT: “Quiero que salgan, jueguen para adelante, pateen adelante, construyan un mundo mejor”. La convocatoria tuvo como lema: “El trabajo es sagrado”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Se cantó la marcha Los muchachos peronistas, el Himno Nacional, y en la cabecera pudo verse a Héctor Daer, a Gerardo Martínez, a Hugo Moyano, a Julio Piumato, y también a los representantes de las dos CTA: Cachorro Godoy y Hugo Yasky. Como el año pasado y tantas veces en que la CGT no quiere molestar demasiado, la marcha fue hacia Paseo Colón, para pasar junto a la escultura “Canto al Trabajo”, de Rogelio Yrurtia. Un inquietante monumento descripto por su autor y por los folletos turísticos como un símbolo del trabajo y el amor, cosa difícil de ver para quien observe ese canto al sufrimiento y la explotación. El artista Daniel Santoro ha preferido interpretarlo de otra forma bastante razonable: “Estamos festejando como ‘canto al trabajo’ a un grupo de gente hecha mierda, esclavizada, incluso con nenes. Está hecho por un escultor oligarca. Eso debería llamarse ‘Grupo de esclavos corriendo una piedra en forma primitiva’”.

Los Jubinautas

Fotos: lavaca.

Bicicleta sin carry trade

Las columnas fueron entusiastas, y los que no llegaron encuadrados fueron por las suyas. Diego iba con su bicicleta, pero no la financiera: “Noooo, me vine del laburo con la bici. Trabajo en el Renaper. Vine por las mías porque es 1º de Mayo y para reclamar por todas las situaciones económicas del país”. Reconoce que es de los privilegiados que tienen trabajo. “Sí, a mí no me alcanza, pero hay gente que está muchísimo peor. Por eso todo esto tiene que cambiar”.

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

¿Y qué habría que hacer para que esto cambie? “Por lo pronto marchar. Pero esto es un reclamo nada más. No sé cómo explicarte, el gobierno tiene toda la plata, están haciendo desastres, pero habría que implementar las cosas para la sociedad, no para ellos”.

Lleva la bicicleta sobre la rueda trasera tomándola por el manubrio. Se le arruga el ceño: “Es un gobierno nefasto. Soy padre, trabajo hace más de 20 años, pero creo que jamás estuve tan mal económicamente, y con tanto trabajo. Porque no solamente trabajo en Renaper, hago montones de cosas más”. Mientras caminamos dice algo tremendo: “Creo que estoy en la mejor etapa de mi vida, pero personalmente hablando, no. Es algo agotador. Da bronca. Ni te escuchan. Ese sería un gran cambio, que escuchen a la población”.

Comer crudos

Gabriel es trabajador de la construcción. “Vine porque me parece bien estar acá. El trabajo está bajísimo, le pregunto a mis vecinos y bajó automotriz, gastronomía, todo. Ya va un año y medio, y hay gente que quiere darle tiempo. Lo que creo es que hay que organizarse y hacer algo masivo, para meter presión, porque está todo muy complicado”.

Los Jubinautas

Fotos: lavaca.

Mientras tanto, los únicos que mantienen la movilización parecen ser los jubilados. “Pobres, les pegan siempre. Pero me parece que cada vez más gente se va dando cuenta. Encima ahora empezó a aumentar todo. No se puede vivir con la miseria que hay actualmente, con salarios y jubilaciones congeladas y cada vez más desempleo. Así que me parece bien la lucha. Hoy se mueve la gene con un acto como este, pero hay que hacer mucho más, porque si no nos van a comer crudos”.

¿Qué quieren que hagamos?

Cecilia es vendedora ambulante de tortillas a la parrilla. “Este gobierno no quiere que trabajemos. Ni siquiera nos dejan vender en la calle. Entonces no tenés trabajo, pero tampoco te dejan salir a vender. ¿Cómo vamos a vivir? Es como que nos quieren liquidar. Nos quieren correr. Ahora se hace esta marcha, y está muy bien. Yo para colmo puedo venir a vender, porque si no no tengo donde ir. Salvo algunas ferias los fines de semana, pero también la policía no corren y nos saca la mercadería. Te vuelvo a decir: no sé qué quieren que hagamos”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Dejar tranquilo al ombligo

Damián llegó con sus hermanos. “Yo soy docente, mi hermano es municipal y mi hermana es de la CTA”. Su panorama: “Es una situación muy horrible. Cada vez peor, cada vez cuesta más llegar a fin de mes, y encima sé que por lo menos tengo trabajo. El que no tiene ni siquiera un ingreso fijo bajo, te juro que no sé cómo hace”.

¿Cómo se cambia esto? “Con organización, juntándonos en comunidad tratando siempre de ser solidario con el que tenemos al lado, no ser indiferentes”. Damián no habla de organizaciones que convoquen a concentraciones, sino de una especie de desconcentración, en la que de abajo hacia arriba se hagan cosas. No en ciertas manifestaciones, sino todos los días.

“Es que tenemos que replantearnos nuestras prácticas, si lo que estamos haciendo está funcionando, si tenemos que buscarle una vuelta de tuerca. Pero tratando de tener acuerdos, de limar asperezas con la gente que no piensa como nosotros, juntándonos en los barrios, en los sindicatos, en las propias familias. Si no, vivimos cada uno mirándose su ombligo, no vemos al que está al lado y pasa hambre, o no te importa que alguien viva en la calle porque lo desalojaron y no tiene para pagar un alquiler. ¿Sabés qué es eso? Una libertad mentirosa”.

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

Damián es de Villa Lugano: “Para que haya llegado esta gente algo mal hemos hecho de nuestro lado. Se fue fermentando este odio, estas mentiras permanentes, esta violencia. Pero por eso te digo: hay que estr en los barrios, en las parroquias, en todas partes todo el tiempo haciendo cosas y entendiendo que hubo demandas que no supimos resolver, y capaz que ni escuchar. Pero de ahí a que hoy le peguen a los jubilados, que rompan el trabajo, que ataquen a la gente, qué sé yo: ¿en serio nos vamos a quedar sentados esperando? ¿O vamos a tratar de hacer algo distinto con nuestras propias vidas?”

Los Jubinautas

Fotos: Tadeo Bourbon para lavaca.

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