Actualidad
La censura avanza: el INTA prohíbe las palabras ag̶r̶o̶e̶c̶o̶l̶o̶g̶í̶a̶, b̶i̶o̶d̶i̶v̶e̶r̶s̶i̶d̶a̶d̶, g̶é̶n̶e̶r̶o̶ y c̶a̶m̶b̶i̶o̶ c̶l̶i̶m̶á̶t̶i̶c̶o̶
La prohibición de palabras que intenta el INTA, que se agrega al ocultamiento del informe internacional SPRINT, que detectó 100% de casos estudiados en el país con decenas de pesticidas en sangre, orina y materia fecal. La denuncia del gremio con respecto al “adoctrinamiento” propiciado por la Vocería del actual gobierno. La agroecología como posibilidad que se intenta invisibilizar para favorecer a las corporaciones. (Foto de portada: grupos de productores recorriendo campos agroecológicos en Guaminí, provincia de Buenos Aires).
La principal organización gremial dentro del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) denunció entre otras cosas: “La censura impuesta sobre la divulgación de conceptos relacionados al Plan Estratégico Institucional 2015-2030, por ejemplo: cambio climático, sustentabilidad, agroecología, género, biodiversidad, huella de carbono y prohuerta, entre otros”.
APINTA (Asociación del Personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) lanzó en junio el documento (que reproducimos aquí en su totalidad) con la firma de todas sus autoridades. Desde el gremio aclararon a lavaca que la censura no responde a una circular escrita, sino a una orden verbal surgida del presidente de la institución, un reconocido impulsor de los agronegocios: Juan Cruz Molina Hafford.
La prohibición busca anular actividades del propio INTA (el programa Prohuerta, por ejemplo) y avanza además sobre emprendimientos como la REDAE (Red Agroecológica del INTA). Pero fundamentalmente se inscribe en lo que el gobierno en curso llama “batalla cultural” que busca censurar, agredir y cancelar a quienes no actúen con obediencia debida, como intento, de paso, de distraer la atención sobre sus propias fallas, ineptitudes y escándalos.
El ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá plantea a lavaca una pregunta que resulta una curiosidad de época: “¿Cómo una institución científica censura una parte de los conocimientos que permiten una mayor y mejor producción?” en referencia al crecimiento de la agroecología como producción sana y sustentable de alimentos, que combate naturalmente el cambio climático, y favorece la biodiversidad.
La prohibición parece una declaración de principios: el INTA busca censurar en el lenguaje interno y hacia la sociedad términos como agroecología, biodiversidad, cambio climático, huella de carbono o sustentabilidad. Una especie de fumigación de palabras que evidencia una mirada –o no mirada– de las autoridades de la institución respecto de lo que el ambiente científico internacional alerta frente a la crisis a la que están siendo sometidos el planeta y la humanidad por modelos de producción fundamentados en la destrucción de la naturaleza y la ceguera frente a sus efectos.
No se privaron de incluir “género” entre lo que no se debe decir. O “cambio climático” o “biodiversidad. El trasfondo mental de esa actitud se basa en la idea de que lo que no se nombra, o no aparece, no existe. En el país se aplicó durante décadas en el siglo pasado. No se podían nombrar ni escribir palabras como Perón o Evita. La dictadura de 1976 prohibió no solo palabras sino escritores, artistas, canciones, manuales de matemáticas, películas libros infantiles y hasta El Principito.
El documento gremial fue firmado por el secretario general de la organización Mario Alberto Romero, el adjunto Luis Ceballos y unos 140 representantes del INTA de todo el país.
Adoctrinamiento oficialista
El gremio denuncia –además de la censura– la utilización de bots y trolls oficiales que descalifican las publicaciones institucionales en redes sociales, y además las agresiones, insultos y difamaciones contra el INTA y otros organismos científicos “por parte de personajes que posteriormente pasan a ser funcionarios del gobierno actual”.
Repudia también la recepción de correos de “propaganda política / adoctrinamiento desde la Subsecretaría de Vocería y Comunicación de Gobierno (Secretaría General de la Presidencia) utilizando las cuentas de correo electrónico institucionales”. Esas áreas son encabezadas por Manuel Adorni (SVC) y Karina Milei (SGP).
El Plan Estratégico Institucional 2015-2030 que APINTA da a entender que es el blanco de esta censura, está destinado a un desarrollo sostenible del sistema agropecuario, agroalimentario y agroindustrial, “inclusivo, equitativo y cuidadoso del ambiente”. El Plan resalta la intención de contribuir a la “soberanía científico-tecnológica, a la seguridad y soberanía alimentaria”.
Juan Kiehr, fallecido en junio, durante una producción para la revista MU en su campo La Aurora, de Benito Juárez, catalogado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) como establecimiento emblemático de la agroecología, la palabra que el INTA busca desterrar.
Pesticidas hasta en la sangre
La maniobra tiene antecedentes en la institución. A fines de 2022 el INTA de córdoba, entonces regenteado por Molina Hafford, apercibió al ingeniero agrónomo de la institución, César Gramaglia, por haber planteado en un programa radial algo evidente: que la agroecología permite producir cultivos sin aplicación de pesticidas agroquímicos.
Tal vez esa sea la clave del intento censor. la agroecología no perjudica en nada al modelo basado en insumos químicos y transgénicos (en realidad ocurre al revés, ya que la deriva contaminante en aire, agua y tierra sí puede dañar a los cultivos agroecológicos). Pero en lo que sí perjudica la agroecología al modelo que defiende el señor Molina Hartford es en que desnuda lo innecesario y lo insano del uso de esos insumos, más todavía en un país agobiado por la falta de dólares.
Más recientemente, en junio de 2023, la institución ordenó a la ingeniera agrónoma Virginia Aparicio, investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria Balcarce omitir toda información pública sobre el proyecto SPRINT de la Agencia Ejecutiva de Investigación de la Unión Europea. La rama argentina tuvo al INTA como referente y además intervinieron 28 universidades e instituciones del exterior.
Los resultados completos del proyecto Sprint, también ocultados por el INTA en 2023.
Tal vez el resultado explique la mordaza: el total (100%) de 73 participantes argentinos en la investigación internacional sobre agrotóxicos “presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal”. El estudio incluyó a personas que viven lejos de las fumigaciones, por lo que se consideró a estos plaguicidas como “omnipresentes”. Se encontraron además los venenos en los alimentos (contaminados con hasta 22 agrotóxicos), el polvo del hogar, los granos de cultivos, animales, alimentos para animales, suelos y agua.
Tapa de uno de los dos volúmenes que conforman un libro editado por lavaca.
La información que el INTA pretendía ocultar agregaba que los agrotóxicos encontrados fueron glifosato, su metabolito AMPA, Atrazina, Metolacloro, 2,4-D (Free), Clorpirifos (prohibido en el país). Insecticidas como Fipronil, Imidacloprid, Cipermetrina. Funguicidas como el Tebuconazol, entre otras peligrosas sustancias que representan un riesgo para la salud y el ambiente.
En declaraciones recientes el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá, ex director nacional de Agroecología, planteó que la situación es muy triste y se preguntó: “¿Cómo una institución científica censura una parte de los conocimientos que permiten una mayor y mejor producción?”. Recordó también ante el medio Todo provincial, que “hay más de 100 municipios que fomentan la agroecología y más de 2 mil productores que encuentran en ella una alternativa a una forma de producir que está trayendo muchos problemas y está contaminando el aire, el agua y el suelo”.
Eduardo Cerdá en MU.
Esos municipios están reunidos en la RENAMA (Red Nacional de municipios y comunidades que fomentan la agroecología). “Se ha producido una notable pérdida de biodiversidad. El 70% de la tierra del país están sembrados con soja y maíz. Está demostrado que hemos perdido el 50% de la fertilidad”, explicó Cerdá. “Las malezas son cada vez más resistentes por lo que aumentan cada vez más las dosis de agroquímicos generando problemas sanitarios y de contaminación a todo nivel”.
Remo Vénica, de la granja Naturaleza Viva, de Santa Fe, uno de los pioneros de la agroecología, que el INTA busca ocultar.
Eso lo ha llevado a plantear en la revista MU que los campos fertilizados y fumigados con pesticidas son “drogadictos”, ya que se precisa cada vez más veneno para lograr el mismo efecto.
La agroecología implica otro enfoque: “El que se lanza por este camino, no vuelve a lo anterior”. El argumento de Cerdá apunta a que quien produce agroecológicamente deja de invertir en la compra de agroquímicos valorizados, para colmo, según el dólar, y organiza por lo tanto un esquema productivo que además de la salud y el ambiente, implica también mejor rentabilidad.
Las autoridades del INTA siguen ejerciendo el silencio ante los temas de interés público aquí planteados.
Tapa del segundo volumen del libro que mejor no nombrar en el INTA.
Actualidad
Chau Bety
Por Claudia Acuña.
Dejo tu obituario para los buitres, así que lo que voy a escribir acá son las postales de un camino que transitamos no juntas, pero sí contemporáneas. No habrá orden ni cronológico ni de importancia. Solo recuerdos que brotan, uno tras otro, y que al evocarlos se van poniendo de pie y formándose en hilera para despedirte con la pompa que merecen las mujeres guerreras. ¿Deberíamos luego revolear los corpiños sobre tu ataúd?
Nunca se me ocurrió preguntártelo.
Te pregunté, sí, qué eras.
Respondiste: “periodista”.
Repliqué: Me refiero a qué título tenés…
Respondiste: “Si te digo que soy periodista es porque no tengo ninguno”.
No sé si lo dijiste en serio, pero en ese momento no me importó porque la respuesta era demasiado ocurrente; un ace que paraliza y fascina. Aclaremos rápido: eras una buena jugadora de tenis.
Nunca se me ocurrió pedirte una nota sobre la relación tenis-feminismo.
Te pedí, sí, varias notas que aceptabas divertida porque implicaban moverte hacia territorios desconocidos. Recuerdo ahora que tomar el tren Sarmiento hasta Haedo para hacer una postal de la inauguración de Showcenter nos permitió que comiences esa crónica describiendo a la nena que repartía estampitas. O que la nota sobre el conflicto entre travas y vecinos de Palermo te permitiera conocer a Nadia Echazú y a una adolescente Marlene Wayar, a quienes entrevistaste a las cuatro de la mañana. La magistral tríada se completa con un testimonio que debería ser de lectura obligatoria en las Catedrales del Género: tu relato sobre los cinco abortos que te hiciste en clandestinidad y por convicción, algo que hoy no te perdona Clarín en la nota que informa tu muerte de “mujer sola porque no tenía hijos”. No estabas sola, obviamente, pero la verdad no es una virtud del machismo.
Lo sabías.
Lo sufrías.
A continuación iba a escribir “sin embargo”, pero sería un error… Diré mejor:
También, como toda mujer de tu generación, preferías conversar/discutir con varones, quizá porque tus pares generacionales te resultaban aburridas y las que estábamos un escalón debajo, menos interesantes. Nunca lo tomé como un desprecio, sino como un desafío: capturar tu atención era lo que estimulaba mi imaginación para convocarte. Así, urdí Misiones Imposibles que siempre disfrutabas. Ir, por ejemplo, por primera vez (¿y única?) a la Casa Rosada para reunirnos con el secretario de Comercio del inefable Domingo Cavallo con el objetivo de exigir que no apliquen el IVA a las revistas culturales. “Vos andá a la red, yo atajo en el fondo”, te dije en un código en el que eras eximia. Logramos un honroso empate: la mitad de la alícuota.
Ya en tiempos de afilar las espadas por el aborto legal te encontré en el Congreso, sola, con la cartera cruzada al pecho y la mirada de quien desconfía de las kiosqueras de género: eso nos unía. Te dije “Es ahora: hay que hacer todo lo que podamos”. Respuesta Sarlo: “Y más”.
La última vez que hablamos fue para invitarte a firmar en la puerta del Cabildo el petitorio para que el Senado no apruebe la Ley Bases. Me contaste que tenías neumonía. Te noté frágil. Te halagué todo lo que te merecías, intuyendo que quizá era una despedida.
Hoy amanecí con dos noticias: la de tu muerte y la de la compra de Hugo Sigman de la editorial Siglo XXI, la casa editora de tus ensayos. Me enteré también de que el viernes pasado había organizado un besamanos para lucir su nuevo dominio, con la excusa de un cocktail de fin de año. Me resultó oportuna tu partida.
Comprendí entonces que había llegado el día de definir quién era Beatriz Sarlo.
Diré entonces que eras una época.
Esa época en la que las mujeres se atrevieron a construir voz pública y propia con coraje, con argumentos, con injustas consecuencias y sin quejas.
Diré que eras la gorila que tomaba el subte y también la pequeña silueta que escribía como un gigante.
Diré que eras curiosa, inquieta, metódica, laburante.
Diré que la docencia fue tu arma de seducción masiva.
Diré que como toda esa época sos indefinible, por clara, por polémica, por profunda.
Diré que como todo recuerdo eso es algo que nunca perderemos.
Diré que te leeremos.
Actualidad
Un acto y tres rondas en Plaza de Mayo: ¿qué es resistir?
Esta vez no hubo dos sino tres rondas de diferentes grupos de Madres en Plaza de Mayo, con un punto de unión que solo pudo verse dos generaciones más abajo. Sindicatos, partidos y movimientos habían organizado otro acto, más temprano, que no enlazó con lo de Madres más allá de los discursos. La descripción de un jueves atípico y las preguntas que quedan flotando sobre la construcción, la movilización y la resistencia.
Por Lucas Pedulla
Jueves 5 de diciembre, 13 horas
Sindicatos de la CTA, otros díscolos de la CGT, y algunos partidos políticos habían convocado a la Marcha Federal Argentina Sin Hambre en Plaza de Mayo. A la hora señalada siguen entrando banderas –MTR, MTE, UTE, CONADU, ATE, SUTEBA, y pasan y pasan– pero por la Plaza es posible caminar holgadamente: un primer indicio de la convocatoria. Desde el escenario el secretario general de la Central de Trabajadores y Trabajadores de la Argentina, y diputado nacional por el Frente de Todxs, Hugo Yasky, habla del 18 por ciento de indigencia, de la caída del consumo de la carne, el recorte de los medicamentos gratuitos a los jubilados y “la imagen bochornosa” del senador Edgardo Kueider al ser detenido traficando dólares.
Habla también de un nuevo sujeto entre gremios y movimientos sociales, mientras por otro sector de la plaza entran columnas de movimientos, partidos y gremios de izquierda que cantan “paro general” y un clásico de los últimos tiempos con un nuevo adjetivo: “A dónde está que no se ve esa cagona CGT”.
Rosi tiene 49 años, milita en el MTR de Lomas de Zamora, y escucha desde Diagonal Sur: “Es importante estar acá porque está todo mal. Milei no está haciendo nada bien. No hay trabajo. Falta agua, falta luz, falta todo. Soy del barrio Olimpo y no llego a fin de mes. Me la rebusco”. Encuesta de hogares: “Tengo cuatro hijos, dos que estudian y una nena discapacitada. Mis ingresos son changas, cuando tengo suerte”. Consultada sobre si conoce a vecinos que lo votaron y se arrepintieron dice que sí: “Pero ya es tarde. Hay que seguir hasta que se vaya”.
Las voces en el escenario siguen:
- Alguien de UTEP: “Necesitamos a todos acá. En elecciones es obvio que nos van a buscar al territorio pero es ahora que el pueblo se está cagando de hambre. El 80 por ciento de la fila de nuestros comedores son jubilados”.
- Alguien de CTA: “Hace 41 años se disolvía la junta militar y asumía un gobierno democrático. Esos fascistas decían que venían por 20 años. Fue gracias a las Madres, las Abuelas, pero también al movimiento obrero organizado. Estos tipos hoy con medios y redes quieren construir un escepticismo alimentando la angustia de no poder alimentar a nuestros hijos. Después del 17 de octubre, hubo un 20 de diciembre para saber qué camino transitar para sacarnos a los cipayos de encima”.
- Alguien del Frente Barrial de Territorios en Lucha: “Nos hacemos presentes en este diciembre caliente porque la fuerza de los trabajadores no va a aflojar”.
Víctor escucha cerquita del escenario. Es uno de los ganadores de la jornada vendiendo aguas a 2.000 pesos. Es peruano y vive en la Villa 31: “La estoy pasando pésimo. Soy laburante de la calle, y lo que noto es que la gente no tiene para comer. Y el gobierno no hace nada por los pobres, sólo los está perjudicando”.
Sobre la reforma migratoria anunciada esta semana, donde el Gobierno quiere que los extranjeros paguen por atención en hospitales y estudiar en universidades, Víctor compara: “En Lima no es gratis, por eso en Sudamérica se piensa que Argentina es lo mejor. Este gobierno está haciendo todo al revés. No le interesa la gente pobre. Mire lo que hace con los jubilados. Y a los extranjeros nos tiene de lado”.
Desde el escenario piden un aplauso porque está ingresando Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. También están las madres Vera Jarach y Carmen Vieyra de Lareu. “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”, corea la gente.
Las Madres Línea Fundadora convocaron a la Marcha de la Resistencia para este jueves a las 15, a la que adhirieron otros diez organismos. Desde el escenario piden que luego se acompañe a la marcha. La primera fue en 1981 en plena dictadura. Más allá de las habituales rondas de todos los jueves, la Marcha de la Resistencia implicaba una movilización de 24 horas alrededor de la Pirámide de Mayo. Las Madres la sostuvieron todos los años en fechas cercanas al 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
En la Plaza le pasan el micrófono a Taty. Habla al borde del escenario, en su silla de ruedas: “Hay que seguir resistiendo a este gobierno inhumano, negacionista, que pretende borrar la memoria. No lo va a lograr. Mientras existan compañeres como todos ustedes, unidos, eso hay que lograr: la unidad. Tener todes claros quién es el enemigo. Y esa resistencia que estamos haciendo y demostrando de muchas maneras hoy la demostraremos en la Marcha de la Resistencia, porque queridos compañeres, no nos han vencido”.
Aplausos.
Taty: “No hay que bajar los brazos. Tienen que hacer como las Madres hacemos y decimos hace 46 años, que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Se lo decimos nosotras, las locas que a pesar de los bastones y las sillas de ruedas seguimos de pie”.
El acto termina. Yasky pide que no se vayan y se queden acompañando la marcha.
Por los parlantes suena Vencedores vencidos, de Los Redondos.
Sin embargo, pasa algo: la gente se va.
Son las dos y media de la tarde y la Plaza queda casi vacía.
Jueves, 15 horas
De las columnas y las banderas no queda casi nadie. Logísticamente (y políticamente, y filosóficamente) hubiera sido importante empalmar el cierre de una con el inicio de otra, pero eso no sucede.
Sobre el ombú de la calle Yrigoyen, de a poco se acomodan las personas que acompañan la histórica ronda de todos los jueves de Madres Línea Fundadora, que en el último tiempo tenía a Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen como sus tres estandartes. Este año, por las partidas de Nora y Mirta, solo quedó Elia. Como siempre, rondan y mencionan nombres y apellidos de desaparecides. A cada nombre mencionado responden a coro: “Presente”. Llevan pancartas con los rostros y nombres de las madres pioneras y fundadoras de aquella primera ronda del 30 de abril de 1977. Elia lleva la imagen de Azucena Villaflor de Devincenti, una de las tres madres (junto a Esther Careaga y Mary Bianco) secuestradas y desaparecidas por la dictadura, arrojadas al mar desde los aviones que efectuaban los vuelos de la muerte.
Del otro lado de la Plaza, sobre el gazebo que da a la avenida Rivadavia, de a poco se acomodan las personas que acompañan la histórica marcha de todos los jueves de Asociación Madres de Plaza de Mayo. Allí, entre otras y con los dedos en V, sonríe Josefa “Pina” De Fiore. “Milei, basura, vos sos la dictadura”, cantan señalando a la Casa Rosada.
Desde hace muchísimos años, las rondas son esas dos, por diferencias entre ambas organizaciones. Giran alrededor de la Pirámide a la misma velocidad y en el mismo sentido, cada una del lado opuesto a la otra.
Pero este jueves son tres, porque a las 15.30 se suman las madres de Línea Fundadora que convocaron a la Marcha de la Resistencia, con Taty Almeida, Vera Jarach y Carmen Lareu. “A donde vayan los iremos a buscar”, cantan. Atrás acompañan HIJOS Capital, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, entre otros organismos.
A la ronda habitual de Línea Fundadura, encabezada por Elia Espen, se suma esta vez Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz.
Las tres marchas sin embargo conforman una curiosa ligazón que, vista en perspectiva, hacen parecer que se trata de una sola (como quizás, en el fondo, lo sea siempre). Esta vez, en las tres rondas hay presencia de integrantes del organismo Nietes.
La circulación alrededor de la Pirámide dura media hora, como cada jueves.
Jueves, 16 horas y después
Sobre Rivadavia, la Asociación hace su acto.
Taty, Vera y Carmen se van. En general no participan, ni siquiera con sus compañeras de la Línea Fundadora que, sobre Yrigoyen también hace su acto, acompañada de las hermanas y sobrevivientes. Elia Espen, como cada jueves, pide que no aflojen, que luchemos y vengamos al siguiente.
Y pide que cantemos Como la cigarra, de María Elena Walsh: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí. Sin embargo, estoy aquí, resucitando”.
El canto emociona, como siempre.
Cura un poco las heridas de esta época, e incluso las de un jueves atípico.
¿Qué es resistir?
Quizá sea una pregunta que, mientras la Plaza se va vaciando otra vez, nos tengamos que seguir haciendo.
Actualidad
Las jubilaciones sin remedio
La marcha de jubiladas y jubilados desde el PAMI al Congreso, por la quita de medicamentos gratuitos. La policía amenazante en un día marcado por el senador atrapado en Paraguay con cientos de miles de dólares. Las reflexiones y los carteles de un reclamo que promete no detenerse.
Sergio Ciancaglini Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
El gobierno eliminó la gratuidad de medicamentos del PAMI para quienes ganen una jubilación y media o más (389.000 pesos), abarcando a casi 3 millones de personas. Se confirma así el objetivo de una motosierra que subvenciona, quita impuestos, desregula, descontrola y favorece a corporaciones multinacionales mientras se ensaña con los sectores que menos pueden defenderse. Una política de la envidia, pero al revés.
Jubiladas y jubilados -por las suyas o integrando algunas de las organizaciones que los nuclean- se encontraron primero en el propio PAMI (Corrientes al 600, de Buenos Aires) para reclamar frente a la entidad, apretujados contra la vereda por la policía pertrechada como para una guerra. Se calculaba alrededor de 1.500 efectivos (como se los denomina generosamente) entre los que intervinieron y los que andaban apostados por allí a la espera del combate.
La desproporción de estos operativos es coherente con la del ataque a las jubilaciones sobre las que opera el llamado “ajuste fiscal más grande de la historia”.
Paradoja récord
La respuesta de la calle era una información: “Trabajador/ te estamos avisando/ que tu jubilación/ te la están afanando”.
Otra consigna, rechazada por Cristina Kirchner en un acto reciente: “Milei, basura/ vos sos la dictadura”. Y unas estrofas dedicadas a la policía: “Que feo debe ser/ pegarle a un jubilado/ para poder comer”.
Frente a las críticas por los recortes a los medicamentos el oficialismo plantea que se mantiene el sistema para quienes menos cobran, a los que a su vez se suele acusar por no haber hecho aportes toda su vida, participando en moratorias, y a quienes además les congelaron el bono fijo en 70.000 pesos.
Pero a las personas que sí aportaron toda la vida y por eso cobran más de 389.000 pesos, las atacan quitándoles la gratuidad de algunos medicamentos, con lo cual se puede materializar una paradoja, o un récord: que muchos mterminen con menos ingresos reales que los de la mínima, todo lo cual será seguramente celebrado por los mercados especulativos.
“Directamente que nos maten, si quieren” proponía una mujer a los gritos.
Desde el PAMI la manifestación marchó hacia el Congreso. Más policías. La marcha no se detuvo y dio una vuelta alrededor del edificio, en el que diputadas y diputados se dedicaban a lo suyo, expresado en este caso en la reelección de Martín Menem al frente de la Cámara baja. Es uno de los lugares que no rechazó el veto de Milei contra la reforma jubilatoria que hubiera hecho un poco menos violento el calvario actual.
El lector y el motoquero
En la esquina de Entre Ríos y Rivadavia los jubilados desplegaron sus clásicos semaforazos, plantándose ante los automovilistas de una de las avenidas y luego de la otra.
Ernesto llevaba el libro de la española Almudena Grandes, Inés y la alegría: “Es sobre la época de la guerra civil en España. No es para pegarle a la policía”. Sobre Entre Ríos, Ernesto pedía calma a los motoqueros que querían pasar a toda costa. “Este reclamo también lo hacemos para ustedes, acuérdense”. Uno le contestó: “Mis viejos son jubilados, así que ya sé lo que están haciendo estos hijos de puta, pero tengo que seguir laburando”. Fueron dos minutos, como pasa siempre hasta que la manifestación se plantó ante los automovilistas que venían por Rivadavia. Había algunos bocinazos de reprobación y otros celebratorios.
Ernesto: “Esto es algo que hay que hacer por solidaridad. Nosotros estamos también pensando en los que están trabajando actualmente. Creo que todos los argentinos deberían estar aquí”.
¿Vendrá alguien a salvarnos?
Un hombre de gorro rojo había escrito a mano en un cartón: “Con Milei la Patria no tiene remedio. Tampoco los jubilados”. Hablaba ante los celulares que lo filmaban: “Si me quedo en casa todo me duele más. Esto, venir acá, me da adrenalina, aunque parezca mentira”. En ese momento le brotaron las lágrimas: “Prefiero morir luchando”. El grito alrededor: “Ju-bi-lados/ carajo”.
María escribió sobre una cartulina violeta: “Jubilados en indigencia. Fuera Milei-Macri”.
Su argumento sobre la quita de medicamentos: “Le sacan los medicamentos a los que ganan más de una jubilación y media. Es mi caso, pero a los que trabajamos 30 o 40 años nos cagaron porque no tenemos nada, ni bonos ni subvenciones. Vengo de pagar entre gas y luz 100.000 pesos. Y ahora tampoco voy a tener mi medicación. Para el PAMI me descuentan 59.000 pesos por mes, pero cada vez me dan menos servicios. Yo era bancaria, tengo una válvula en la cabeza, si mañana tengo un problema no me lo cubre nadie. Si cobrás la mínima te dicen de todo acusándote de no aportar. Y si aportaste, te sacan los medicamentos aunque lo que cobramos no alcanza para vivir. Así que ya sabemos: sea como sea, somos el enemigo”.
María me hace una pregunta: “¿Por qué no está aquí todo el pueblo?”. Nos quedamos ambos en silencio, rodeados del sonido de las consignas y las cacerolas. Dice María: “Bueno, mucha gente tiene miedo, otros pobres se creerán lo de las influencias del cielo o que vendrá alguien de arriba a salvarlos. Pero lo importante es que al menos estemos nosotros”.
Apuntes sobre la casta
Un jubilado llevaba otro cartel, la gran forma de libertad de expresión en estas marchas: “Milei, tu casta gasta más de lo que nos estás robando”. El argumento ocurre en el día en que se detectó al senador Edgardo Kueider tratando de sacar del país 211.102 dólares, 630.000 pesos y casi 4 millones de guaraníes (unos 500 dólares), todo en billetes, nada declarado.
Kueider, un peronista entrerriano que rompió su bloque para votar la Ley Bases a cambio de una embajada o un lugar preponderante en la represa de Salto Grande es la confirmación del cartel del jubilado: Milei no está combatiendo a la casta sino reorganizándola con tropas libertarias excitadas, radicales afanosamente obedientes, el PRO en extinción y peronistas duchos en la filosofía de los panqueques. Los billetes empaquetados de Kueider son tal vez un símbolo de las zonas turbias del poder y de los intercambios políticos que impregnan estos tiempos.
Julia estudia educación física en la Universidad de La Matanza y lleva en brazos al pequeño Bruce, gorro Piluso para el sol y camiseta argentina de Messi. Son la nieta y el biznieto de uno de los jubilados que está a los topetazos con la policía. Explica Julia: “A la Universidad mandaron a reprimir y a pegarle a todo el mundo. Y ahora los medicamentos. Es demasiado, por eso vine, no se aguanta más”. Bruce miraba todo con asombro.
Editorial político de dos palabras
Un poco más allá, en su bicicleta y silla de ruedas motorizada, está el doctor Pedro Ávalos, abogado jubilado. “Integro la federación de jubilados y pensionados, y tengo a cargo el asesoramiento de las personas con discapacidad. Estamos en la lucha porque este gobierno primero les sacó los medicamentos a las personas con situaciones más extremas, como el cáncer entre otras. Después vino contra las personas con discapacidad. Ahora viene a recortarle los medicamentos a los jubilados. Es un gobierno”.
La definición del abogado: “Es un gobierno genocida, y nosotros no tenemos otra cosa que hacer que estar aquí, en la lucha, porque de una u otra forma todos nos vamos a morir. Estamos acá en defensa propia. Acompañando”.
¿Por qué el gobierno hace esto? “Es un acto reflejo para obtener dinero para cumplir con el Fondo Monetario, con los holdouts (fondos buitres). Nosotros estamos acá para evitar que siga deteriorándose la situación de los jubilados”.
Plantea Pedro su mirada hacia adelante. “El desafío es que hay que unirse, hay que mantenerse en la lucha. En octubre del año que viene tiene que quedar claro que el peso de 8 milones de jubilkados, de 5 millones de personas con discapacidad, es determinante. Tenemos que participar acá, en la calle, en los tribunales, en todas partes. No dejar de participar” dijo yendo a fundirse con sus compañeras y compañeros que seguían enarbolando con sus carteles sobre el presente:
- “Fuera nazis del PAMI”.
- “Diputados, a ustedes los votamos para defender al pueblo y no al gobierno, o renuncien”
- Un señor con la imagen de José de San Martín estampada en la remera llevaba otra pancarta escrita con fibrón que podría leerse como un editorial político de dos palabras: “Jubilado orinado”.
- Revista MuHace 2 semanas
Mu 199: Aguante lo comunitario
- Derechos HumanosHace 1 semana
Iglesia de la Santa Cruz: la primera de las Madres desaparecidas, la infiltración de Astiz y la genética de una resistencia
- ActualidadHace 4 semanas
Cometierra y Dolores Reyes: censura, femicidios y literatura
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Jury a los jueces Gómez Urso y Viñas: sin culpa y con cargo
- Mu198Hace 4 semanas
La comunidad organizada: triunfo vecinal en Villa Lugano
- Mu199Hace 2 semanas
Chiachio & Giannone: la urdimbre y la trama
- #NiUnaMásHace 3 semanas
No son cifras
- ActualidadHace 8 horas
Chau Bety