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Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

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“Dice siempre lo mismo, ni una sola solución a los problemas reales, me hace mal escuchar su discurso enfermo” explica Patricia, una de las mujeres que se reunió en el Congreso mientras el presidente Javier Milei encadenaba su discurso en el que no brindó pauta alguna sobre la inflación, precios de los alimentos, aumento exponencial de la pobreza e indigencia, desempleo, crisis social explosiva, alquileres, medicamentos, salud, desguace del Estado, derrumbe inédito de lo que se consideraba clase media. No hubo referencia alguna a la crisis, y solo pidió “paciencia y confianza”. Las calles fueron el reflejo inverso de lo que ocurría en la Asamblea Legislativa, donde los legisladores e invitados oficialistas ovacionaban excitadamente cada afirmación guionada y contundente del mandatario. En las calles, además, se organizó un desproporcionado operativo que incluyó a 5.000 efectivos (cifra nunca vista ni en los eventos deportivos más complejos) y el corte de calles de todo el centro porteño.

La propuesta de Milei no incluyó los problemas de decadencia social y productiva. Al contrario, buscó convertir todo el presente en un discurso pensado y elaborado para las redes siempre repetido desde que asumió, en el que se preocupó por atacar a “la casta” (particularizó esta vez en el kirchnerismo) y anunció el llamado a un “Pacto del 25 de Mayo”. Lo definió como «un nuevo pacto fundacional para la República Argentina» que presentó la curiosidad de no ser un llamado a un diálogo, sino a firmar 10 puntos ya decididos por Milei, a condición de que antes le aprueben la “Ley de Bases” que ya eclosionó en la Cámara de Diputados, y el DNU que sigue intentando imponer. Federico, desde la calle, definió ese discurso con precisión: “una fantasmeada”. Lo que pasó en alrededor del Congreso, el rol del perro Conan y los 10 puntos del supuesto pacto.

Esta producción se realizó gracias al trabajo de Lina Etchesuri (fotos), Franco Ciancaglini, Francisco Pandolfi y Anabella Arrascaeta

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Ojos que ven

La gente acá está triste. Acá es Avenida Rivadavia entre Virrey Ceballos y Rodríguez Peña. La puerta de un local de la organización política Igualar. Del lado de adentro prenden un televisor para que se vea el discurso desde la vereda. Y la gente se junta, se acompaña. Acá la catarsis es colectiva. Escucha la gente, e insulta. Y mastica bronca y la saca como puede, porque la cosa le pinta mal. “Estás generando más hambre, Milei”, le grita una chica al televisor, como síntesis de estos dos meses de gobierno.

La tristeza se ve en los brazos que piden por favor, cuando oyen decirle al presidente Javier Milei que los alquileres bajaron. Se ve en las risas para no llorar, cuando lo escuchan decir esa mentira fácilmente comprobable. En los gritos cuando habla de la “libertad” de las prepagas a costa de quienes las pagan.

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

La tristeza también se ve en los ojos.

Federico es docente y los tiene empañados. En todo el discurso se mantuvo en silencio. Tras el cierre comparte su sentir con lavaca: “Cada vez que este personaje interviene hay como un miedo instalado en todos nosotros. Venía con la peor de las configuraciones pero según lo que oí me parece que sigue pateando para más adelante para seguir dañando todo lo que pueda el poder adquisitivo de los trabajadores”.

¿Esperabas otra cosa? “Pensaba que el discurso iba a ser más estrambótico, de la dolarización, y al final puso esta zanahoria del Pacto de Mayo que es una fantasmeada. Es un delirio, no es un cambio de dirección ni nada: sigue el desastre”.

En estos 2 meses y pico, ¿cómo ves al pueblo? “Creo que la mayoría está más asqueada de la política y los años pésimos de Alberto Fernández que un montón de gente que lo votó creyendo que puede mejorar su posición. Todavía conserva ese caldo de bronca y hastío”.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

En la ronda donde la gente insulta a Milei casi al unísono, el “casi” lo aportan tres de sus votantes. Una de ellas, María, está con una bandera argentina que cuelga de su espalda. Habla bajito, para que no escuche el resto, la defensa al actual Presidente: “Lo apoyo porque es liberal, porque lo respeto, lo admiro, le agradezco que nos saque del infierno del populismo zurdo”.

¿Qué pensás de las medidas de estos 3 meses? “Son las que había que tomar”.

¿Y las medidas en relación a los jubilados? “La verdad, no vivo de mi jubilación, no podría. No sé cómo viven los jubilados. Pero eso no es culpa de Milei”.

¿Y en relación a las medidas de Milei con los jubilados? “Estamos esperando que los diputados, estos hijos de puta aprueben la Ley Base”.

Milei dijo que esto lo va a pagar la casta: “Lo está pagando, por eso están todos calientes y llorando”.

La suba de colectivos, de tarifas, ¿eso es la casta? “Lo iba a hacer Massa. No lo subió Milei”…

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Al lado de esta señora, se escucha: «La casta son ellos», y a los segundos se clama: «Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode». Termina la canción. Milei sigue hablando del cierre del ajuste más grande de la historia, y una señora se lamenta: «Esto se va a pudrir».

La gente le grita a la tele: cuando menciona que le hará pagar a las organizaciones los operativos en movilizaciones, alguien dice: “Habla para la gilada”. Cuando dice que enfrentarán a los delincuentes: “Vos sos un delincuente”. Sobre la asistencia social: “Tu hermana es la planera” y “largá la comida a los comedores”.

Acá la gente está triste, pero no se calla. Y estalla, cuando Milei en el epílogo de su discurso le pide al pueblo argentino “paciencia y confianza”. Estalla y le dice frases sueltas: “Vivimos peor que antes”, “Entregá los remedios oncológicos”.

Las mujeres que lo defendían, calladamente, se van.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Teoría de la desilusión

Otras miles de personas eligieron protestar sin ver el discurso por tevé. Uno de ellos es Rubén, de Jubilados Insurgentes, el grupo que resistió los embates y ataques de la policía en movilizaciones anteriores: “Ya sé lo que va a decir, para qué me voy a sentar a escuchar lo que dice siempre hasta que lo volteemos. Por eso en cambio vine a la calle”.

Otras son Patricia y Marta, que van caminando de espaldas al Congreso: “Dice siempre lo mismo, me hace mal escuchar su discurso patológico, entregador, desafectivizado” dice Patricia. “Porque si la política tiene algo es pasión, sea de la ideología que sea, y el no tienen ningún sentimiento: está entregando la Patria”.

¿Cómo vivieron estos primeros tres meses? Marta: “Un montón de cosas he tenido que postergar, como por ejemplo llevar a mis nietos un día a almorzar. Algo tan simple como eso”. Patricia: “El alquiler es una locura, me subió 100 por ciento. Nos afectó un montón: el colectivo, la comida, nos está hambreando. Nos va hambreando de a poco, en todo sentido, alimentación, cultura, entretenimiento. Todo”.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca 

¿Cómo ves el clima social? Rubén: “Yo creo que la ebullición va creciendo desde el subsuelo. Marzo es un punto de ruptura. De abajo está creciendo una desilusión, y la desilusión es muchísimo peor que el odio. Lo único que tenemos que hacer es esperar el 8 de marzo y el 24 de marzo” (el Día Internacional de la Mujer, la marcha de derechos humanos a 48 años del golpe).

Milei volvió a insinuar que no son 30 mil los desaparecidos. Al hablar de la pandemia, dijo que si se hubiese gestionado bien, hubiera habido solo 30.000 muertos, y agregó «30.000 de verdad». Rubén: “Mirá, yo conozco de dónde viene ese discurso, no son chicanas. Este tipo de provocaciones siempre la hicieron los nazis, a lo largo de la historia. El nazismo tiene tres puntos elementales: la sumisión de los pueblos; el espacio vital que tienen que tomar; y la destrucción de las fuerzas productivas. ¿Te suena? Quieren cansar el país para poder meterse y sacar los recursos naturales. Ese es el objetivo” dijo, sobre algo que aparece explícito en el supuesto Pacto que Milei propone a los gobernadores para el 25 de Mayo.

Más temprano Paulina, jubilada, se sentó frente al Congreso con un cartel que decía “Cajas afuera”. Una de las pocas en apoyo a Milei. “No sé si quedarme o irme a casa a verlo por tevé. Para mí va a tirar una bomba sobre la corrupción. Ya sé que estoy sola, la gente lo ve desde la casa”.

Cuando le dicen loco al Presidente, ¿qué piensa? “Es cierto. Es loco. Cada apretada, cada golpe, redobla la apuesta. Es lo que hay que hacer”. Paulina dice que no es una fanática, y que los tropiezos del gobierno son por causas externas: “Lo que pasó con este pelotudo de Chubut… estaba todo planeado. Hay traiciones desde adentro. La cagó por ejemplo cuando la puso a la Píparo” dice Paulina, y reconoce que Patricia Bullrich le encanta, antes de plegar la silla e irse a ver todo por televisión.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Sí la vemos

Otros eligieron ver las cosas de otra forma: bailando y cantando, con una acción performática en la calle que empezó convocada por jóvenes estudiantes: “Sumate a armar ojos, máscaras y pancartas” llamaron a la sede de la UNA (Universidad Nacional de las Artes), donde empezaron a gestarse unos llamativos ojos de colores que simbolizan una frase: “Sí, la vemos. Por eso luchamos”.

Hoy, estas jóvenes nucleadas en la Colectiva Red Cultural, llevaron los ojazos al Molinetazo en Plaza Once (https://lavaca.org/notas/molinazo/) , donde junto a asambleas saltaron los molinetes de los trenes como forma de protestar contra los aumentos y el ajuste en general. Marcharon luego hasta el Congreso, donde realizaron un baile y una canción, y luego dijeron a lavaca estas jóvenes palabras:

Agus: “Estamos acá contra los ataques del gobierno de Javier Milei al arte, la cultura, contra los despidos, y para que se venga abajo el DNU y el protocolo represivo de Bullrich”.

Julia: “Milei quiere cercenar nuestros derechos. Somos estudiantes, somos migrantes, somos ambientalistas, estamos acá para decirle No a Milei”.

Trini: “Nos encontramos para exigirle a la CGT que haga una huelga general ya. En contra de los ajustes, del tarifazo y de todo el plan de Milei”.

Lucía: “Estamos en contra de la xenofobia de este gobierno, que acaba de cerrar el INADI, que dice que la educación tiene que ser arancelada: estudiar no es un privilegio, es un derecho”.

Andie: “Queremos tirar abajo este gobierno horrible”.

Agus: “El 15 de marzo vamos por otro Molinetazo”.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Conan y los 10 puntos

El llamado a que el “Pacto de Mayo” sea firmado en Córdoba fue explicado por el propio Milei después del discurso, diciendo ante las cámaras televisivas que Córdoba “es la docta”, y agregó que “Conan es cordobés” (Conan es el perro muerto con el que el presidente se comunica a través de su hermana, y que hizo clonar en Estados Unidos en otros cuatro mastines ingleses cuyas jaulas están instaladas en la residencia de Olivos y sus rostros en el bastón de mando que hizo fabricar).

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

El discurso y el llamado al supuesto “Pacto” para el 25 de Mayo parecen un modo de poner el foco mediático en un hecho posterior a marzo y abril, meses que aparecen como de profundización inevitable del desastre económico que se está viviendo hoy. Las cámaras se enfocaban estudiadamente en imágenes de los misteriosos Santiago Caputo (el diseñador de este tipo de comunicación con foco mediático y de redes), Nicolás Posse (jefe de Gabinete, y la hermana presidencial, Karina, secretaria general del gobierno. Milei recordó que buena parte de esa crisis viene de antes (aunque no nombró a Macri y el mayor endeudamiento en la historia del FMI, fugado durante aquel gobierno). Omitió en cambio toda mención a la devaluación del 120% de la moneda y a las medidas de inédito ajuste que están beneficiando a un puñado de corporaciones a costa de la vida y el futuro de la sociedad.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Los 10 puntos de su propuesta, condicionada a que se apoye la fracasada Ley Ómnibus son:

“La inviolabilidad de la propiedad privada; el equilibrio fiscal innegociable; la reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25 por ciento del PBI; una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos, y promueva el comercio; la discusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual; una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal; una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación; una reforma política y la apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global”.

Traducción: nuevos eslóganes de campaña, números económicos falseados y operaciones de la más pura casta, en busca del tesoro más preciado. El que definirá cómo seguirá esta historia: el tiempo.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

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Héctor Guerrero procesado: el gendarme que le disparó a Pablo Grillo

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El fallo de la jueza María Servini confirma que el 12 de marzo el gendarme Héctor Guerrero disparó horizontal y directamente a la cabeza de Pablo Grillo, y que realizó otros cinco disparos antirreglamentarios, del mismo tipo. Luego lo nombraron instructor de tiro. La contundente descripción de lo sucedido, y de la responsabilidad del cabo. Lo que explican a lavaca el hermano y el padre de Pablo: Ahora que la Justicia comprobó al autor material, hay que ir por quienes dieron las órdenes.

Por Francisco Pandolfi

La jueza federal María Servini procesó este martes al cabo Héctor Jesús Guerrero por los delitos de lesiones gravísimas y abuso de armas reiterado en cinco oportunidades, agravado por integrar una fuerza de seguridad: Gendarmería Nacional.

La jueza además dio por probado que Guerrero disparó desde la intersección de las calles Hipólito Yrigoyen y Solís la granada de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza dal fotógrafo Pablo Grillo, dejándolo al borde de la muerte, el miércoles 12 de marzo en el marco de la movilización de jubiladas y jubilados en las inmediaciones del Congreso de la Nación.

“No revisten dudas razonables acerca de que ese fuera el agente que realizara los disparos en cuestión”, dice el fallo de 293 páginas.

El resultado que buscaba

El dictamen es contundente y explica que Guerrero hizo lo que se proponía (no hubo error o accidente): “La figura de las lesiones gravísimas puede ser cometida tanto por dolo directo como por eventual, del material probatorio incorporado a esta causa me permito afirmar que por este delito Guerrero actuó, respecto a ese resultado gravísimo, con este último. El aquí procesado se representó la posibilidad de producir las lesiones gravísimas, y con su actitud o predisposición psíquica, le resultó indiferente la eventualidad del resultado. Vale decir que procedió sin importar que ello suceda. Esta actitud de indiferencia o de asentimiento hacia la probable producción del resultado es lo que hace inclinarme a dictar su procesamiento por el delito de forma dolosa”.

Héctor Guerrero procesado: el gendarme que le disparó a Pablo Grillo

Pablo Grillo, durante un momento de recuperación, tras el cual volvió a terapia intensiva y a múltiples operaciones.

Disparo horizontal

La jueza Servini, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires afirmó que el disparo de Guerrero fue de forma horizontal y antirreglamentaria “a sabiendas de que con su accionar podía poner en riesgo la integridad física de cualquiera de las personas que se hallaban frente a él, o incluso la vida”. 

Servini se refirió a la prueba audiovisual con la que basó su decisión y desechó el argumento esgrimido por el gendarme en su declaración del pasado 17 de septiembre, sobre carecer de la visual de los manifestantes:

“De estas imágenes puede apreciarse sin ninguna duda que Guerrero efectuó el disparo de forma antirreglamentaria en dirección hacia la cual se hallaban los manifestantes, con una visibilidad más que clara, sin haber ni humo ni agua ni ninguna otra sustancia u obstáculo que pudiera haber evitado que el nombrado detectara la presencia de una gran cantidad de personas en la dirección hacia la que disparó”. 

Héctor Guerrero procesado: el gendarme que le disparó a Pablo Grillo

Guerrero en septiembre, al ir a declarar ante la jueza Servini.

El instructor de tiro

Servini resaltó en el procesamiento que el cabo estaba capacitado para disparar este tipo de armas. “Surge con claridad la experiencia con la que contaba Héctor Jesús Guerrero, no tratándose de una persona inexperta, todo lo contrario”.

Nueve días después de la ejecución criminal, el cabo fue reconocido. Dice Servini en su resolución: “Es dable destacar que el día 21 de marzo de 2025 ejerció funciones como instructor de tiro de la Sección de Empleo Inmediato, por lo que el nombrado resulta ser una persona capacitada en cuanto a ello”.  

El 11 de agosto pasado y por orden del Juzgado, la División Balística de la Policía de la Ciudad junto con peritos de la querella y la defensa reconstruyeron la ejecución producida por Guerrero y descartaron que el disparo hubiera sido en 45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo, como obliga el manual de las pistolas lanzagases. Y dictaminaron que si Guerrero hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas, el cartucho no hubiera alcanzado a Pablo del modo en que sucedió.

El juzgado comprobó que Guerrero durante la represión disparó contra los manifestantes otras cinco veces de forma antirreglamentaria. El procesamiento es sin prisión preventiva, se le impuso un embargo de 203 millones de pesos y le mantuvo la prohibición de salir del país.

Pablo hoy, y lo que empieza

Pablo Grillo continúa en el hospital de rehabilitación neurológica Manuel Rocca, a casi siete meses del disparo que estuvo a punto de quitarle la vida, y que se la cambió para siempre. El 12 de marzo estaba cubriendo la manifestación hasta que a las 17.18 recibió el impacto de munición de gas lacrimógeno en la parte frontal de su cabeza, herida que le hizo perder masa encefálica y derivó en múltiples cirugías que lo mantuvieron internado en terapia intensiva durante meses.

Desde la organización de familiares y amigos de Pablo comunicaron hoy las novedades de su estado de salud: “Su evolución es positiva, está empezando a comer papilla con ayuda. Continúa con sonda como alimento principal. Se sienta y se levanta con asistencia. Le están administrando medicación para que esté más reactivo. Seguimos para adelante. Lento, pero a paso firme”.

Su hermano Emiliano le cuenta a lavaca lo que siente tras enterarse del dictamen judicial: “Con este procesamiento tengo un montón de sensaciones. Una mezcla de alegría, bronca, tristeza, porque mi hermano no tendría que estar así, todo esto no debería haber pasado. Yo me niego a naturalizar estas situaciones. Sabíamos que más tarde o más temprano este procesamiento iba a llegar porque El Mapa de la Policía hizo un trabajo extraordinario y demostró quién fue el que tiró. Estamos satisfechos con la decisión de la jueza. Ahora que la Justicia comprobó al autor material, hay que ir por quienes dieron las órdenes. Hasta el momento tenemos una justicia parcial, para que sea total hay que ir por la cadena de mandos”. 

Agrega a lavaca Fabián, el padre de Pablo: “Es un paso importante, está dentro de lo que esperábamos. Hay que seguir, veremos lo que resuelve el juzgado de aquí en más. Las sensaciones son raras, porque no podría decir que es alegría ya que Pablo todavía no está bien. Mejorando mucho, pero no bien del todo. Lo importante es que se empiece a hacer justicia. Este es sólo el comienzo”.

Héctor Guerrero procesado: el gendarme que le disparó a Pablo Grillo

Imagen durante uno de los actos frente a Comodoro Py.

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Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

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El acto de jubiladas y jubilados volvió a exhibir este miércoles la absurda represión contra personas que trabajaron toda la vida y se manifiestan pacíficamente ante la licuación brutal de sus ingresos. Tras los golpes, las fuerzas de Gendarmería, Prefectura y Policía Federal (que no parecen estar donde deberían), recibieron orden de retirada, mientras la gente celebraba otra batalla ganada. El acompañamiento de personas discapacitadas, la creatividad de los carteles, las estampitas de la Virgen y las teorías sobre el fernet para describir parte de la actualidad.

Por Lucas Pedulla y Sergio Ciancaglini

Fotos: Juan Valeiro/ lavaca.org

El horario de marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles es a las 15 horas: a la hora señalada ya había un jubilado detenido –Julio Vargas, luego liberado– y una decena de heridos entre gases, palos y escudos. Por ejemplo Carlos, más conocido como Chaca, el mítico hincha de Chacarita Juniors, en un día en el que el gobierno había anunciado descuentos en supermercados: “Ni enterado, pero ya nadie les cree nada. Mirá”, dice y muestra sus brazos golpeados, su codo ensangrentado, el labio partido por un golpe. “Hoy de vuelta nos fajaron. Pero que hagan todo lo que quieran hacer, ya se van”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Golpes en los brazos, el labio partido y la sonrisa de Carlos Chaca: las fuerzas de Bullrich terminaron yéndose mientras la gente celebraba.

Tapar a Espert

Las agresiones incluyeron a la Prefectura Naval y a la Gendarmería, ubicadas en Rivadavia y Callao para castigar a personas ancianas mientras las fronteras siguen siendo un colador por el que entran y escapan narcos, según se informa cada día.  

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Un total de 20 heridos, según mencionó el Centro Provincial por la Memoria.

Después de la represión, la escenografía del Congreso volvió a evidenciar su irracionalidad: el cordón de policías federales, prefectos y gendarmes circundaba la plazoleta y abarcaba dos cuadras. Es la segunda semana consecutiva en la que el despliegue del operativo queda a cargo de las fuerzas federales, luego de varios miércoles donde la única fuerza que se veía era la Policía de la Ciudad.

“Esto se llama Operativo No Rompan Las Pelotas”, define Lorenzo, 73 años, vecino del partido bonaerense de San Martín. “No quieren mostrar debilidad y quieren tapar a Espert. Tienen mil quilombos, y creen que esto a Bullrich le suma puntos para su campaña”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

La marcha pacífica después de otra represión absurda. Gendarmería y Prefectura, ¿no deberían estar en otra parte?

Esa sumatoria todavía está por verse: alguien debió pensar algo distinto si hoy desistieron repentinamente de agredir a jubilados. El razonamiento de Lorenzo emparenta el despliegue policial con la candidatura de la ministra de Seguridad a una banca en el Senado, un lugar donde tendrá fueros que la podrían proteger ante un eventual avance en las causas por las diversas represiones que la tienen como la máxima responsable política, entre ellas el balazo que dejó al borde de la muerte al fotógrafo Pablo Grillo, hoy en rehabilitación.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Retenciones y fin de mes

A Lorenzo lo escucha Juan Manuel, uno de los tantos jubilados que redacta carteles que van marcando el ritmo de la época: lleva 115 frases anotadas en una libretita, ordenadas por fecha de creación. 

Hoy exhibe dos, que aquí registramos:

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet
Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Sobre esta última hipótesis, Juan Manuel hace un gesto con su mano derecha, como quien describe a algo que está rumbo a otra parte.  

Despidiendo policías

Los que primero parten, en este caso, son los efectivos (?) federales. La gente de a poco fue sobrepasando al cordón policial, empujándolos hacia la vereda, hasta que de alguna parte llegó la orden de abandonar el lugar.

La manifestación los despide cantando: “Son todos narcos”. Lo pesado de los trajes policiales, sus escudos, armas y tonfas, hace cada movimiento más robótico, y en muchos sentidos más absurdo. El vallado que separa el punto de fuga de la plaza es tan grande que solo por un pequeño pasillo los cientos de efectivos se escabullen a un ritmo que permite que el estribillo que no cesa –“son todos narcos”– sea capturado por cientos de cámaras. 

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Una imagen resulta conmovedora. Alberto, un hombre ciego, camina con un bastón en la mano derecha y la izquierda la lleva apoyada –para guiarse– en el hombro de Sergio, que avanza en silla de ruedas.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

Alberto y Sergio.

Forman parte de un pequeño grupo que incluye a Ariel, que tiene síndrome de Down, Remigia en su andador eléctrico, integrante de la CTA, Julito, también ciego, Sol, Daniel. Marcela y Leonor los acompañan y llevan una pequeña bandera que dice “Unidos por la especial”, en referencia a la educación especial eliminada, calcula Leonor, en más de 20 escuelas porteñas. Alguien que ve a ese pequeño grupo manifestarse plantea una posibilidad: “Este pueblo es invencible”.

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Alberto dice: “No podemos dejar que nos quiten los derechos, nos pisoteen como un trapo sucio en el fondo de una casa”. Sergio agrega: “Hoy encima, como vienen las elecciones, te dicen que te van a dar descuentos en los supermercados. Nos toman de idiotas. Pero así les va a ir”.

Sobre las estampas y el fernet

Cuando se va el último policía, la plaza celebra. Entonces empieza la marcha, como cada miércoles. Aparece una tercera fuerza –Policía de la Ciudad– que sólo armará un cordón sobre Sáenz Peña para que la marcha no siga hasta Plaza de Mayo.

Allí está Patricia, 68 años, de zona norte del conurbano, que le reparte estampitas de la Virgen María a los policías.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

La sonrisa de Patricia, observada por la policía y por un «eternauta» de prensa.

Algunos se ríen, otros permanecen inmutables, y ella dice: “Necesitamos bendiciones. Prefiero confiar en la misericordia. Es una forma de decirle al Presidente que se está equivocando. Confiemos en que puede escuchar, ¿no? Escuchó el resultado de las elecciones, pero no está escuchando la calle. Hay que seguir viniendo. Y pedir por los derechos del pueblo”. 

La insistencia sonriente de Patricia genera lo inesperado: varios policías aceptan la estampa de la Virgen y le agradecen. Nadie sabe muy bien cómo interpretar eso. Ella arquea las cejas: “No se pueden conocer los caminos de la misericordia”.

Un poco más allá hay una celebración de cumpleaños, con orquesta de bombos y trompetas, con baile de jubiladas y jubilados al ritmo de «como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar».

Selva, 65 años, vecina del barrio porteño de Floresta tiene una bandera argentina atada como capa, gorrito celeste y blanco, y un cartel que ranquea entre los más llamativos de la jornada:

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet


Su situación –dice– es como la de cualquier otra jubilada: “Tengo la suerte de tener mi casa, un baño con agua caliente, mi comida calentita, pero la veo feo para mis hijos”. Por eso no se pierde un miércoles. Tampoco pierde el humor: “Toda mi vida traté de ser respetuosa. No me gusta venir y pelear con la policía. Pero no nos vamos a dejar asustar. A mi hermana y a mí nos tiraron con el hidrante en el invierno pero seguimos luchando”.

¿Cómo seguimos? “Hay que ir a votar. Cada uno sabe en qué momento estuvo mejor. Hay que luchar. Siempre con esto”, dice y señala su obra de arte sobre el fernet: “Con la palabra y la sonrisa”.

Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

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Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

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Por Claudia Acuña

Empecemos por el final, que es el principio de todo.

La mujer lleva una remera blanca con la cara de una de las masacradas encima del pullover y resguardada por un chaleco negro. Sostiene la cabeza con una mano mientras con la otra se frota la mollera donde recibió el golpe de un palo. No está sentada, sino derrumbada en la silla cuando comienza a hablar. Lo que dice y cómo lo dice es lo revelador porque esa mezcla de aturdimiento e información es lo que define esta jornada en la que miles de personas se movilizaron para decir aquello que necesitábamos nombrar en voz alta.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

“No sé cómo terminamos así, pero ahí estamos” arranca.

Su joven hija la observa en silencio.

“Tenía de la mano a los chicos que se subieron al micro… quisieron acompañar, pero son muy chicos… y las madres… bueno: eso no es lo que importa ahora. Son chicos: eso es lo que importa. Y está bien que vengan a la marcha porque es una manera… ya saben, de salir de toda la lógica que quieren imponerles… Siento que sus manos tiemblan… Ellos que siempre se muestran tan… tan como que nada los afecta… y estaban agarraditos a mi mano… siento eso y me doy cuenta que son nenes, que hay que cuidarlos y no sé si puedo… y los chicos se sueltan y ahora… ¿dónde están?

Repite:

¿Dónde están?

Suspira:

“No doy más”.

Llora.

La abrazo.

Un vaso de agua, un ibupirac para el golpe, un mate, el silencio que riega sus lágrimas.

Sigue:

“Queríamos llegar al micro y no podíamos: estábamos encerradas por la policía. Tiraban gases. Golpeaban. Y cuando logramos doblar no sé por qué calle (era Solís) aparece un pelotón de motos con policías y ahí es como que me perdí, no sabía para dónde ir… Estaba paralizada… lo único que pensaba era por qué… por qué”.

Su joven hija la ubica:

“Por el periodista que se estaba riendo de nosotras”.

Se refiere a un cronista de La Nación+ que tuvo un gesto hacia las mujeres y fue repudiado por las manifestantes, lo que justificó que la policía comenzara a golpear y arrojar gases a las familias de las víctimas.

La mujer sigue:

“También se ríen de nosotras en las redes, pero bueno: eso no es lo que importa ahora… Lo que importa… (cierra los ojos en un largo silencio) Ya está. Ya estoy en eje otra vez: lo que importa es que tenemos que volver al barrio”.

La mujer llama al chofer del micro: las están esperando en el edificio con la cara de Evita, la ubica.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Lo que se mueve

Tres chicas muy jóvenes y muy empobrecidas masacradas con crueldad lograron algo imposible: que la marcha la encabecen sus familias. Detrás, miles de nadies. En el cordón de protección, las travas y putas de Constitución, las heroínas anónimas de la economía social, las jóvenes no binaries que protagonizaron la primera rebelión antifascista en aquel febrero que parecía tan lejano. Muy detrás los kioscos –encabezados por el de Ni Una Menos– todavía por delante de los partidos y los sindicatos, pero eso hoy tampoco es lo importante. Lo que suma es el todo porque es lo impredecible para los criminales que ejercen su saña sobre cuerpos que creen socialmente descartables. Que así no lo sea es lo que hace único a este movimiento y a este país, todavía: eso es lo importante.

Hay muchas madres acompañadas por hijas de la edad de las víctimas, aun cuando sin duda no comparten esos destinos sociales. Le pregunto a una –Isabela, 15 años– qué sintió cuando leyó la noticia. “Miedo”. Su madre, Carolina, completa. “Por eso le dije que había que estar hoy acá: lo que saca el miedo es salir a la calle”.

Le pregunto a otra –Dina Sánchez, secretaria general de la UTEP– qué representa esta marcha: “Estamos expresando con mucha contundencia que está pasando algo gravísimo: avanza el narcotráfico y no pasa nada. Desaparecen el Estado y no pasa nada. Matan pibas ¿y no pasa nada? No: acá estamos”.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Dina Sánchez, de la UTEP.

Le pregunto a Bianca, militante de izquierda, cómo seguir después de esto: “Para mi tendría que seguir con asambleas en todos los lugares porque esta pelea es muy grande. Tenemos que juntarnos a pensar cómo dar la batalla no sólo a estos femicidios crueles, al narcotráfico y a la pobreza, que es la madre de todas estas batallas. De arriba no va a venir ninguna idea ni mucho menos, una solución”.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Le pregunto a Georgina Orellano –trabajadora sexual y secretaria general de Ammar– qué  expresa esta marea, pero hoy prefiere no hablar. Solo repite por el pequeño megáfono –que es el único lujo de la organización de la marcha– los tres nombres que duelen:

Lara.

Morena.

Brenda.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Georgina lo gritará mil veces a lo largo de las diez cuadras que separan Plaza de Mayo del Congreso y todavía más alto cuando pasa delante de la bandera que sostiene el pequeño grupo de Mujeres Abolicionistas, la vieja cicatriz que divide esas aguas. Y aunque eso no sea hoy lo importante me tienta decirlo: la bandera proclama “Ninguna mujer nace para puta”, frase robada a la activista boliviana María Galindo, quien batalla desde hace añares por terminar con esa grieta apelando al realismo: sin políticas sociales el abolicionismo suena negacionista. ¿Significa afirmar esto estar a favor de la explotación sexual? No: significa Lara, Morena, Brenda, mutiladas en vivo por Instagram. El horror aniquila disputas teóricas. Es cruel realidad: abre preguntas nuevas que hay que comenzar a responder urgente y colectivamente.

Ya está.

Recuperemos el eje.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Lo importante hoy quedó claro cuando en las calles de la ciudad este Ni Una Menos representado –al fin– por los bordes más castigados gritó con voz propia lo que necesitábamos escuchar:

“Yo sabía,

yo sabía

que a los narcos

los protege la policía

¡y la justicia!”.

Luego, vino el final: las familias de las víctimas acorraladas por la policía.

Y esa mujer que, como todas, necesita nuestro abrazo.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar
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