Sigamos en contacto

Actualidad

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

“Dice siempre lo mismo, ni una sola solución a los problemas reales, me hace mal escuchar su discurso enfermo” explica Patricia, una de las mujeres que se reunió en el Congreso mientras el presidente Javier Milei encadenaba su discurso en el que no brindó pauta alguna sobre la inflación, precios de los alimentos, aumento exponencial de la pobreza e indigencia, desempleo, crisis social explosiva, alquileres, medicamentos, salud, desguace del Estado, derrumbe inédito de lo que se consideraba clase media. No hubo referencia alguna a la crisis, y solo pidió “paciencia y confianza”. Las calles fueron el reflejo inverso de lo que ocurría en la Asamblea Legislativa, donde los legisladores e invitados oficialistas ovacionaban excitadamente cada afirmación guionada y contundente del mandatario. En las calles, además, se organizó un desproporcionado operativo que incluyó a 5.000 efectivos (cifra nunca vista ni en los eventos deportivos más complejos) y el corte de calles de todo el centro porteño.

La propuesta de Milei no incluyó los problemas de decadencia social y productiva. Al contrario, buscó convertir todo el presente en un discurso pensado y elaborado para las redes siempre repetido desde que asumió, en el que se preocupó por atacar a “la casta” (particularizó esta vez en el kirchnerismo) y anunció el llamado a un “Pacto del 25 de Mayo”. Lo definió como «un nuevo pacto fundacional para la República Argentina» que presentó la curiosidad de no ser un llamado a un diálogo, sino a firmar 10 puntos ya decididos por Milei, a condición de que antes le aprueben la “Ley de Bases” que ya eclosionó en la Cámara de Diputados, y el DNU que sigue intentando imponer. Federico, desde la calle, definió ese discurso con precisión: “una fantasmeada”. Lo que pasó en alrededor del Congreso, el rol del perro Conan y los 10 puntos del supuesto pacto.

Esta producción se realizó gracias al trabajo de Lina Etchesuri (fotos), Franco Ciancaglini, Francisco Pandolfi y Anabella Arrascaeta

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Ojos que ven

La gente acá está triste. Acá es Avenida Rivadavia entre Virrey Ceballos y Rodríguez Peña. La puerta de un local de la organización política Igualar. Del lado de adentro prenden un televisor para que se vea el discurso desde la vereda. Y la gente se junta, se acompaña. Acá la catarsis es colectiva. Escucha la gente, e insulta. Y mastica bronca y la saca como puede, porque la cosa le pinta mal. “Estás generando más hambre, Milei”, le grita una chica al televisor, como síntesis de estos dos meses de gobierno.

La tristeza se ve en los brazos que piden por favor, cuando oyen decirle al presidente Javier Milei que los alquileres bajaron. Se ve en las risas para no llorar, cuando lo escuchan decir esa mentira fácilmente comprobable. En los gritos cuando habla de la “libertad” de las prepagas a costa de quienes las pagan.

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

La tristeza también se ve en los ojos.

Federico es docente y los tiene empañados. En todo el discurso se mantuvo en silencio. Tras el cierre comparte su sentir con lavaca: “Cada vez que este personaje interviene hay como un miedo instalado en todos nosotros. Venía con la peor de las configuraciones pero según lo que oí me parece que sigue pateando para más adelante para seguir dañando todo lo que pueda el poder adquisitivo de los trabajadores”.

¿Esperabas otra cosa? “Pensaba que el discurso iba a ser más estrambótico, de la dolarización, y al final puso esta zanahoria del Pacto de Mayo que es una fantasmeada. Es un delirio, no es un cambio de dirección ni nada: sigue el desastre”.

En estos 2 meses y pico, ¿cómo ves al pueblo? “Creo que la mayoría está más asqueada de la política y los años pésimos de Alberto Fernández que un montón de gente que lo votó creyendo que puede mejorar su posición. Todavía conserva ese caldo de bronca y hastío”.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

En la ronda donde la gente insulta a Milei casi al unísono, el “casi” lo aportan tres de sus votantes. Una de ellas, María, está con una bandera argentina que cuelga de su espalda. Habla bajito, para que no escuche el resto, la defensa al actual Presidente: “Lo apoyo porque es liberal, porque lo respeto, lo admiro, le agradezco que nos saque del infierno del populismo zurdo”.

¿Qué pensás de las medidas de estos 3 meses? “Son las que había que tomar”.

¿Y las medidas en relación a los jubilados? “La verdad, no vivo de mi jubilación, no podría. No sé cómo viven los jubilados. Pero eso no es culpa de Milei”.

¿Y en relación a las medidas de Milei con los jubilados? “Estamos esperando que los diputados, estos hijos de puta aprueben la Ley Base”.

Milei dijo que esto lo va a pagar la casta: “Lo está pagando, por eso están todos calientes y llorando”.

La suba de colectivos, de tarifas, ¿eso es la casta? “Lo iba a hacer Massa. No lo subió Milei”…

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Al lado de esta señora, se escucha: «La casta son ellos», y a los segundos se clama: «Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode». Termina la canción. Milei sigue hablando del cierre del ajuste más grande de la historia, y una señora se lamenta: «Esto se va a pudrir».

La gente le grita a la tele: cuando menciona que le hará pagar a las organizaciones los operativos en movilizaciones, alguien dice: “Habla para la gilada”. Cuando dice que enfrentarán a los delincuentes: “Vos sos un delincuente”. Sobre la asistencia social: “Tu hermana es la planera” y “largá la comida a los comedores”.

Acá la gente está triste, pero no se calla. Y estalla, cuando Milei en el epílogo de su discurso le pide al pueblo argentino “paciencia y confianza”. Estalla y le dice frases sueltas: “Vivimos peor que antes”, “Entregá los remedios oncológicos”.

Las mujeres que lo defendían, calladamente, se van.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Teoría de la desilusión

Otras miles de personas eligieron protestar sin ver el discurso por tevé. Uno de ellos es Rubén, de Jubilados Insurgentes, el grupo que resistió los embates y ataques de la policía en movilizaciones anteriores: “Ya sé lo que va a decir, para qué me voy a sentar a escuchar lo que dice siempre hasta que lo volteemos. Por eso en cambio vine a la calle”.

Otras son Patricia y Marta, que van caminando de espaldas al Congreso: “Dice siempre lo mismo, me hace mal escuchar su discurso patológico, entregador, desafectivizado” dice Patricia. “Porque si la política tiene algo es pasión, sea de la ideología que sea, y el no tienen ningún sentimiento: está entregando la Patria”.

¿Cómo vivieron estos primeros tres meses? Marta: “Un montón de cosas he tenido que postergar, como por ejemplo llevar a mis nietos un día a almorzar. Algo tan simple como eso”. Patricia: “El alquiler es una locura, me subió 100 por ciento. Nos afectó un montón: el colectivo, la comida, nos está hambreando. Nos va hambreando de a poco, en todo sentido, alimentación, cultura, entretenimiento. Todo”.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca 

¿Cómo ves el clima social? Rubén: “Yo creo que la ebullición va creciendo desde el subsuelo. Marzo es un punto de ruptura. De abajo está creciendo una desilusión, y la desilusión es muchísimo peor que el odio. Lo único que tenemos que hacer es esperar el 8 de marzo y el 24 de marzo” (el Día Internacional de la Mujer, la marcha de derechos humanos a 48 años del golpe).

Milei volvió a insinuar que no son 30 mil los desaparecidos. Al hablar de la pandemia, dijo que si se hubiese gestionado bien, hubiera habido solo 30.000 muertos, y agregó «30.000 de verdad». Rubén: “Mirá, yo conozco de dónde viene ese discurso, no son chicanas. Este tipo de provocaciones siempre la hicieron los nazis, a lo largo de la historia. El nazismo tiene tres puntos elementales: la sumisión de los pueblos; el espacio vital que tienen que tomar; y la destrucción de las fuerzas productivas. ¿Te suena? Quieren cansar el país para poder meterse y sacar los recursos naturales. Ese es el objetivo” dijo, sobre algo que aparece explícito en el supuesto Pacto que Milei propone a los gobernadores para el 25 de Mayo.

Más temprano Paulina, jubilada, se sentó frente al Congreso con un cartel que decía “Cajas afuera”. Una de las pocas en apoyo a Milei. “No sé si quedarme o irme a casa a verlo por tevé. Para mí va a tirar una bomba sobre la corrupción. Ya sé que estoy sola, la gente lo ve desde la casa”.

Cuando le dicen loco al Presidente, ¿qué piensa? “Es cierto. Es loco. Cada apretada, cada golpe, redobla la apuesta. Es lo que hay que hacer”. Paulina dice que no es una fanática, y que los tropiezos del gobierno son por causas externas: “Lo que pasó con este pelotudo de Chubut… estaba todo planeado. Hay traiciones desde adentro. La cagó por ejemplo cuando la puso a la Píparo” dice Paulina, y reconoce que Patricia Bullrich le encanta, antes de plegar la silla e irse a ver todo por televisión.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Sí la vemos

Otros eligieron ver las cosas de otra forma: bailando y cantando, con una acción performática en la calle que empezó convocada por jóvenes estudiantes: “Sumate a armar ojos, máscaras y pancartas” llamaron a la sede de la UNA (Universidad Nacional de las Artes), donde empezaron a gestarse unos llamativos ojos de colores que simbolizan una frase: “Sí, la vemos. Por eso luchamos”.

Hoy, estas jóvenes nucleadas en la Colectiva Red Cultural, llevaron los ojazos al Molinetazo en Plaza Once (https://lavaca.org/notas/molinazo/) , donde junto a asambleas saltaron los molinetes de los trenes como forma de protestar contra los aumentos y el ajuste en general. Marcharon luego hasta el Congreso, donde realizaron un baile y una canción, y luego dijeron a lavaca estas jóvenes palabras:

Agus: “Estamos acá contra los ataques del gobierno de Javier Milei al arte, la cultura, contra los despidos, y para que se venga abajo el DNU y el protocolo represivo de Bullrich”.

Julia: “Milei quiere cercenar nuestros derechos. Somos estudiantes, somos migrantes, somos ambientalistas, estamos acá para decirle No a Milei”.

Trini: “Nos encontramos para exigirle a la CGT que haga una huelga general ya. En contra de los ajustes, del tarifazo y de todo el plan de Milei”.

Lucía: “Estamos en contra de la xenofobia de este gobierno, que acaba de cerrar el INADI, que dice que la educación tiene que ser arancelada: estudiar no es un privilegio, es un derecho”.

Andie: “Queremos tirar abajo este gobierno horrible”.

Agus: “El 15 de marzo vamos por otro Molinetazo”.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Conan y los 10 puntos

El llamado a que el “Pacto de Mayo” sea firmado en Córdoba fue explicado por el propio Milei después del discurso, diciendo ante las cámaras televisivas que Córdoba “es la docta”, y agregó que “Conan es cordobés” (Conan es el perro muerto con el que el presidente se comunica a través de su hermana, y que hizo clonar en Estados Unidos en otros cuatro mastines ingleses cuyas jaulas están instaladas en la residencia de Olivos y sus rostros en el bastón de mando que hizo fabricar).

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

El discurso y el llamado al supuesto “Pacto” para el 25 de Mayo parecen un modo de poner el foco mediático en un hecho posterior a marzo y abril, meses que aparecen como de profundización inevitable del desastre económico que se está viviendo hoy. Las cámaras se enfocaban estudiadamente en imágenes de los misteriosos Santiago Caputo (el diseñador de este tipo de comunicación con foco mediático y de redes), Nicolás Posse (jefe de Gabinete, y la hermana presidencial, Karina, secretaria general del gobierno. Milei recordó que buena parte de esa crisis viene de antes (aunque no nombró a Macri y el mayor endeudamiento en la historia del FMI, fugado durante aquel gobierno). Omitió en cambio toda mención a la devaluación del 120% de la moneda y a las medidas de inédito ajuste que están beneficiando a un puñado de corporaciones a costa de la vida y el futuro de la sociedad.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Los 10 puntos de su propuesta, condicionada a que se apoye la fracasada Ley Ómnibus son:

“La inviolabilidad de la propiedad privada; el equilibrio fiscal innegociable; la reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25 por ciento del PBI; una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos, y promueva el comercio; la discusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual; una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal; una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación; una reforma política y la apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global”.

Traducción: nuevos eslóganes de campaña, números económicos falseados y operaciones de la más pura casta, en busca del tesoro más preciado. El que definirá cómo seguirá esta historia: el tiempo.

Milei: un discurso de humo que contrastó con lo que encendió la gente en la calle

Foto: Lina Etchesuri para lavaca

Actualidad

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

“10 años de formación. 68hs por semana. $797.061 por mes. $2930 por hora”. El cálculo no sólo es un afiche de color amarillo, sino también una síntesis de la situación de residentes del Hospital Garrahan, el centro pediátrico de excelencia en Argentina, quienes organizaron este jueves una marcha desde la institución hasta el Ministerio de Salud. 

por Lucas Pedulla/ Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

Los residentes son médicos egresados que continúan su formación y que, en este caso, eligieron el Hospital Garrahan como lugar de residencia, de donde egresan 70 pediatras por año. El reclamo viene desde 2024 y alertaron que siguen sin respuestas, pese a que perciben un salario por debajo de la línea de pobreza realizando seis guardias al mes de 24 horas cada una: “Es algo incompatible con la vida -denunciaron-. Nos estamos formando para atender a sus niños. Esto no va por ningún partido político: es nuestro sueldo”. 

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

La gente marchó por la calle, pero el protocolo no se aplicó: una exclusividad para jubilados.

La movilización fue parte de un plan de lucha que incluyó un paro sin guardias de cuatro jornadas, que empujó al Gobierno a dictar una conciliación obligatoria por 15 días para dejar sin efecto las próximas medidas de fuerza. “No es una decisión fácil, pero sí necesaria”, explican desde la Asamblea de Residentes del Garrahan. “Estamos luchando por condiciones laborales dignas, por nuestros derechos y por una salud pública de calidad”.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

La marcha comenzó con el Himno Nacional Argentino, y las lágrimas brotaban al entonar “al gran pueblo argentino, salud”, la gran frase de cabecera de esta convocatoria. 

  • “Sin residentes no hay hospital”, 
  • “16 horas de trabajo = 1 docena de empanadas”, 
  • “Soy bioquímica residente y cobro $2930 la hora” 

Así fueron algunos de los cientos de carteles que se multiplicaron en manos jóvenes que eligieron la salud pública y quieren lo obvio: un sueldo digno.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

La propaganda manda en el cartel.

En el Ministerio, la marcha se encontró con la movilización contra los recortes para personas con discapacidad, que saludaron: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”. Allí también llegó una familia que no era trabajadora del hospital, sino simplemente usuaria, con un niño de cinco años que tenía un cartel que resumía todo: “A mi mamá la salvó el Garrahan”. Esa vida es, también, lo que hoy salieron a la calle a defender.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?

Compartimos uno de los comunicados que repartieron, escrito por la Asamblea de Residentes del Garrahan (@asamblearesidentesgarrahan, en Instagram).

“Somos residentes. Médicos recibidos que decidimos continuar nuestra formación especializándonos en Pediatría y elegimos este hospital para hacerlo.

Somos quienes probablemente te hayan atendido en la guardia, en los consultorios y en las salas de internación.

Nos formamos día a día, cuidando pacientes, acompañando familias, aprendiendo de cada historia. Hoy el sistema que debería fortalecernos nos está dejando atrás. No dejamos de esta en los consultorios porque queramos, sino porque no podemos más. Nuestros salarios no alcanzan. Trabajamos jornadas extensas, con enormes responsabilidades, por ingresos que no nos permiten vivir dignamente.

Esta medida es el último recurso de quienes queremos seguir en este hospital, sin tener que abandonarlo para sobrevivir. La salud pública también se cuida cuidando a quienes la sostenemos.

Estar lejos de nuestras guardias, de los consultorios, de nuestros pacientes nos duele. Pero esta lucha también es por ellos y paa ellos. Porque in residentes no hay formación continua, y sin formación continua no hay futuro para el sistema de salud. 

Defendemos la salud pública, incluso cuando nos toca hacerlo desde la calle”.

Al gran pueblo argentino, ¿salud?
Seguir leyendo

Actualidad

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El despliegue policial fue otra vez inusitado: gendarmes, prefectos, policías federales y aeroportuarios contra jubilados empujados a la pobreza extrema, cuyo medio de transporte no son la motorizada o los hidrantes, sino los bastones y las sillas de ruedas. Un rato antes, en el Polo Científico, hubo un acto contra el cientificidio producido por un estado que desmantela y desfinancia incluso emblemas de salud como el Hospital Garrahan.

En el caso de Congreso, nuevamente el acompañamiento a los jubilados reflejó una heterogeneidad creciente: curas, organizaciones territoriales, algunos –pocos– sindicatos, organismos de derechos humanos. Y el formato repitió un esquema coreográfico que optimizó el de la semana pasada: el movimiento, por la vereda y la calle, desorientó a las fuerzas que, aun siendo más en proporción, no daban a tiempo de evitar los cortes que lograba una marcha que no se detenía nunca. Esa estrategia también evitó choques directos, aunque los federales se armaron con máscaras para gasear en cualquier momento, gusto del que no se privaron tampoco con la prensa: al menos 18 personas heridas, fue el conteo de la Comisión Provincial por la Memoria. De todos modos, el piquete mayor fue el realizado por la propia ministra Bullrich y sus tropas, que aislaron al Congreso durante todo el día, cortaron Rivadavia, Callao, Combate de los Pozos, Hipólito Yrigoyen y la estación Congreso del subte A, para detener una marcha que, de hacerse, significa una vuelta alrededor del palacio legislativo de unos 20 minutos. De este modo, se instala un caos durante todo el día como para encender las ínfulas represivas. Volvió a escucharse un viejo cántico: “Policía Federal, la vergüenza nacional”.  

Crónica de otra jornada con una pregunta que se respondió entre precios de empanadas, medicamentos y bifes de costilla: ¿qué guardan los jubilados bajo el colchón?

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Sebastián Smock y lavaca.org

Es miércoles otra vez y todo se dispone más o menos como siempre.

Por allá el Congreso, vallado en cada esquina, de imposible acceso salvo para las fuerzas federales que utilizan las oficinas anexas del Palacio que –según la Constitución– debería votar la prórroga de la moratoria o los aumentos de los haberes de las personas jubiladas que están a minutos de reprimir.

Por acá los medios, autogestivos y privados, con máscaras de gas para evitar los químicos bullrichistas, en una naturalización de las condiciones bajo las que debe trabajar el periodismo.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Antonio Becerra, fotógrafo del diario Tiempo Argentino.

El conflicto es visible.

De un lado mujeres y hombres jubilados, muchas veces con bastones, otras con sillas de ruedas, siempre con carteles manuscritos que suelen ser un símbolo del presente.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Medios de transporte para reclamar por los derechos.

Enfrente, la policía Federal, la Aeroportuaria (?), la Gendarmería (?), la Prefectura (?), dedicadas a estos operativos caóticos, costosísimos, que revelan que la voluntad oficialista no es que haya orden, sino que haya represión.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Otros medios de transporte.

La danza del Congreso

Sin embargo es miércoles otra vez y la manifestación comienza, pero si la semana pasada ya había sido distinta, porque jubilados, sacerdotes, militantes barriales, sindicalistas, organismos de derechos humanos, socorristas y vecinos se desplazaron en una coreografía que hizo mover hasta el cansancio a las llamadas fuerzas de la ley, este miércoles la performance se optimiza, ganando en eficacia y poesía. 

Porque comienzan sobre la plaza, dejan atrás los cordones de las fuerzas sin bajar a la calle, caminan sobre la vereda, cantan “qué feo debe ser pegarle a un jubilado para poder comer”, bordean la calle Hipólito Yrigoyen, llegan hasta la otra punta en Luis Sáenz Peña, doblan en U hacia Avenida Rivadavia, y de repente bajan a la calle, porque a los efectivos (?) no le dan los pies para caminar tan rápido y evitarlo, y entonces cuando llega la PSA la columna pasa de nuevo sobre la vereda cantando “qué vergüenza pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, y vuelven hacia Yrigoyen, y bajan a la calle, hasta que llega Gendarmería corriendo, y entonces vuelven a la vereda, y llegan hasta Sáenz Peña –otra vez– y bajan a la calle –otra  vez– y cortan la calle, y de las motos y los autos suenan bocinas, y los manifestantes saludan riéndose como niños, porque la desorientación federal es total, hasta que llega la Federal, y se suben a la vereda, y así sucesivamente.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Crearon un cauce.

Una marcha infinita.

Una invitación a que el próximo miércoles las gotas que van confluyendo en esta ceremonia semanal sean cada vez más.

Cientificidio, motosierra y licuadora

El mismo día, en 15 ciudades del país se realizaron actos en los que participaron miles de científicos contra lo que llamaron “cientificidio”. El hecho se plasma en la motosierra sumada a la licuadora, aplicada a entidades como el Conicet (Consejo Nacional de Actividades Científicas y Técnicas) y la Agencia Nacional de Promoción Científica.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Foto: lavaca.org

Investigaciones y proyectos de todo tipo –desde estudios sobre cáncer hasta resistencia a los antibióticos– son amputados por la motosierra, mientras la licuadora se aplica a salarios que en muchos casos han sufrido pérdidas del 40% durante esta etapa que el gobierno “libertario” define como un éxito.  

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

FotoCobertura colaborativa / RAICYT

En Buenos Aires la concentración se realizó en el Polo Científico (en Palermo), ante una situación que quienes trabajan en ciencia definen como desesperante, por el grado de destrucción y vaciamiento que sufre una actividad crucial.

El planteo fue: «Desde el estudio de la pandemiahasta la producción de alimentos, desde la historia argentina hasta la transición energética, desde las desigualdades sociales hasta la nanotecnología, desde la literatura hasta la biomedicina: no hay agenda de futuro sin ciencia». Los organizadores informaron además: “El poder adquisitivo de salarios y becas cayó un 40%, alcanzando niveles históricos mínimos, comparables a los de 2001”. Ya se han perdido 4.000 puestos de trabajo. La llamada “fuga de cerebros” se ha convertido en otro regalo que Argentina hace al mundo: no solo los recursos naturales sino también los humanos pasan a estar de remate. Los científicos plantean: “El gobierno ha implementado una política de aniquilación de aquello que llevó décadas construir”.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Foto Cobertura colaborativa / RAICYT

Las y los manifestantes se inspiraron en El Eternauta, con máscaras y la consigna “Nadie se salva solo”. Hace más de un año y medio las marchas de jubilados están planteando el mismo tipo de cuestiones y mostrando un camino que parece haber inspirado también al Polo Científico.

Una diferencia notable es que las máscaras de jubilados, periodistas y fotógrafos en Congreso son previas a la serie de Netflix, muchas veces caseras y precarias, y consecuencia de que son literal y semanalmente atacados con gases tóxicos, cosa que ha ocurrido hasta con niñas.

En el caso del Polo Científico, los atuendos están muy bien hechos y son simbólicos, ya que no han sufrido ataques físicos como los jubilados (aunque si siguen reclamando seriamente tal vez lo logren).

 

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón
Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Ataques a jubilados y fotógrafos

Volviendo a la marcha de jubilados, las fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria) comandadas por Patricia Bullrich mostraron ya no solo su cara represiva, sino también una improvisación inusitada. Un decálogo de postales de desconciertos y abusos: 

1) Al vallar todo el Congreso –incumpliendo su propio protocolo antipiquete y cortando el tránsito en Avenida Rivadavia, Callao, Riobamba e Hipólito Yrigoyen– , generaron un peligro latente porque la gente debía caminar un tramo sobre Callao por la calle, pegada a los autos. 

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

2) No dejaban cruzar a la gente por la senda peatonal de Rivadavia y Callao y tampoco explicaban el por qué. Solo ganaron reproches e insultos, también, de las personas que no estaban reclamando por las jubilaciones. Por ejemplo, automovilistas.

3) Armaron una barricada en medio de la Plaza de los Dos Congresos, sin ningún sentido (dentro de la plaza no hay calles que despejar). 

4) Armaron otra barricada en medio de la vereda, a la altura de Rivadavia al 1771, entre Callao y Rodríguez Peña. Es decir: la policía hacía un piquete que impedía que los transeúntes fueran por la vereda, obligándolos a bajar a la calle. Al rato se dieron cuenta del absurdo y se movieron, entre risotadas e insultos.  

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

5) Volvieron a gasear a la prensa. Antonio Becerra, fotógrafo de Tiempo Argentino, fue uno de los más afectados.

6) Según registró la Comisión Provincial por la Memoria hubo al menos 18 personas heridas. 

7) Para seguir visibilizando su reclamo, un puñado de no más de veinte jubilados empezaron un semaforazo en la esquina de Montevideo y Rivadavia. Cuando se ponía en rojo el semáforo sobre Rivadavia, saltaban a la calle a reclamar e informar frente a los automovilistas. Cuando cambiaba al verde, subían. Así una y otra vez, hasta que llegó un ejército de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) les impidió hasta eso. 

8) La mayoría de los efectivos de todas las fuerzas no llevaban identificación.

9) Cuando se les pregunta el por qué, muestran otro de sus protocolos: se ríen socarronamente. 

10) Un dato no menor: quienes se ríen, están con trajes blindados y armados hasta los dientes.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

 Los jubilados que usan máscaras no lo hacen para parecerse a El Eternauta, sino porque son literal y semanalmente atacados con gases tóxicos por la policía, y además por fuerzas de presencia inentendible en la plaza de Congreso: Gendarmería, Prefectura y Policía Aeroportuaria.

El colchón y las empanadas

Entre dólares en colchones y empanadas caras, hay un problema central que tiene menos prensa: la jubilación mínima sigue siendo de $296.481, a la que se suma un bono extra que desde marzo de 2024 yace congelado en $70.000, con lo que el haber llega a $ 366.481.

Armando tiene 74 años y es de Barracas. “Los dólares del colchón y las empanadas de Darín son métodos de distracción, de engaño hacia la gente, que se ve que les sirve porque tienen adeptos y ganan elecciones. Me pregunto cómo pueden lograrlo con el deterioro que están haciendo y con la maldad que tienen, porque no aumentar nuestras jubilaciones lo festejan como una victoria”. 

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

¿Qué tiene usted en el colchón? “Lo único que me queda es el elástico”, dice y ríe por primera vez. Se pone serio: “Siempre que tuve un sope lo tuve que gastar. Y ahora ni eso. He sabido estar mejor, pero no ahora. Tengo el esófago de Barret, una enfermedad por la que debo tomar tres remedios todos los días y este gobierno me quitó el más caro, que antes era gratuito. No puedo pagar 50.000 pesos así que mi doctora me bajó la dosis a la mitad”.

Delia sostiene un cartel que denuncia lo que cobra un senador (9 millones de pesos) y exige “basta” y que los jubilados sean “los primeros”. 

Cuenta su modo de supervivencia: “Cobro la mínima, 366 mil. Pago de alquiler casi 200 mil, y 100 mil de expensas. Sacá la cuenta de lo que me sobra para todo el resto del mes. Después la luz, el gas; lo que nos dicen es ‘no vivas, no vivas más’; o sea ¿me tengo que suicidar? Eso es lo que van a lograr, y chau”.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Estela y Lidia tienen 63 y 72 años. Están juntas y enojadas. “Los medios de comunicación son cómplices de que el gobierno nos trate como el repulgue de la empanada, obviando los temas importantes, como es esta protesta. Todo el mundo hablando de Darín, o mostrando sus colchones con el fin de disfrazar la realidad”.

Ven lo positivo de las empanadas: “Es importante que un artista como él haya hablado, porque aunque nosotras comamos en lugares más baratos, no dejamos de sufrir”.

¿Qué se sufre? “Lo que no tenemos en el colchón porque no tenemos ni en la heladera. Ya no estamos cocinando de noche. Ya pasó para nosotros lo de las 4 comidas. No existe más”. 

Liliana –70 años, de Sarandí–, Sandra –63, de Quilmes– y Elba –72, también Quilmes– son tres amigas de zona sur del conurbano que tienen la bandera argentina como capas de superheroínas. Liliana se ríe para no llorar de lo que hay debajo de su colchón: “Deudas y cuentas, bien abajo de la almohada, esa que todas las noches no te deja dormir. Hasta el servicio de televisión tenemos que cambiar porque no alcanza. ¿Comer?, por Dios”.

Sandra come al mediodía: “A la noche matecocido, nomás”.

Elba fue a la mañana a hacer mandados porque a la noche viene su nieto a cenar: “Una hora estuve mirando precios. Me decidí por un bife de costilla, medio flacucho: $11.500 el kilo, para que coma bien el nene”. Liliana dice: “Bueno, ¿ves? Yo carne ya no”. Elba suma: “Y yo no voy al doctor porque me va a dar un remedio que no voy a poder comprar –dice y se señala la boca–. Todos los días rezo para que Dios me cuide los dientes”.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

Efecto del gas pimienta.

Ricardo, 68 años, trabajó de todo –chofer de colectivos, montador, en una tejeduría de San Martín–, y cuenta que hace cuatro meses lo operaron de cáncer de próstata. “No me alcanza ni para los medicamentos, hijo”, dice, con los ojos como dos espejos. “Estoy acá porque Dios, quizá, me permite vivir un poquito más”. Su mujer trabaja y banca la situación, pero tuvieron que ir cambiando el menú: otro aceite, otras carnes, otra verdura, otro tomate, otros huevos. “Me entendés, hijo, todo hizo que nuestra vida se deteriorara en un sentido de dignidad de la mesa”. No pensó que después de jubilarse estaría de nuevo en las calles, pero acá está, con fe y esperanza de que Argentina pueda cambiar: “Ustedes tienen que razonar, la juventud, porque van a ser los más damnificados. Dios te ayude, hijo”.

Pasó otra marcha y pasó otro miércoles. Y llega un nuevo parte desde el Hospital Ramos Mejía, donde Pablo Grillo permanece internado desde aquel miércoles 12 de marzo cuando fue baleado por un gendarme con el impacto de un proyectil de gas apuntado a su cabeza. “Continúa estable en terapia intensiva. Desde Neurocirugía, su cuadro está controlado y su evolución es positiva. Desde Terapia Intensiva, se le están administrando antibióticos por la detección de una infección en vías urinarias. Está siendo monitoreado y su estado, por el momento, está controlado”.

La jubilación mínima sigue siendo de 366 mil pesos: salvo excepciones, no alcanza para comprarse un colchón. Más de cinco millones de jubiladas y jubilados hoy cobran eso. 

Y por eso, también, seguirá esta marcha que parece infinita. El próximo miércoles.

Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón
Seguir leyendo

Actualidad

Represión y reacción

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Por Claudia Acuña)

Con las cámaras en alto y sentados en el asfalto (imagen de portada), más de cuarenta reporteros y reporteras gráficas lograron que liberen al fotógrafo Tomás Cuesta y se desestimen varios de los cargos que querían atribuirle a Javier Iglesias, otro de los fotógrafos arbitrariamente detenido al finalizar la ronda de los miércoles de las y los jubilados en el Congreso. También fueron apresados Pablo Luna, jubilado ex trabajador de YPF y Leandro Cruzado, integrante del Club Antifascista, quienes según la fiscalía Este –a cargo de iniciar la causa judicial– podrían recuperar la libertad mañana al mediodía.

Como todos los miércoles la prensa fue blanco de gases y palos por parte de las fuerzas de seguridad, que en esta oportunidad intentaron dar un paso más: el video que muestra la detención de Tomás Cuesta (al final de este artículo) es la evidencia de la brutalidad de su accionar. Cuesta, quien habitualmente trabaja para medios internacionales, estaba cubriendo la ronda para la organización Amnistía Internacional, que en estos días está elaborando un informe sobre  la represión estatal a la protesta de jubilados enviando a Buenos Aires a una especialista de la oficina central de esa oenegé, desde Inglaterra.

Represión y reacción

Uno de los detenidos del miércoles: jubilados y la prensa en la mira.

Javier Iglesias es un fotógrafo independiente que cubría la protesta para medios especializados en temas de represión estatal. Ambos fueron derribados al piso, ambos soportaron la rodilla de un gendarme en la mejilla para aplastarles así la cabeza contra las baldosas, ambos fueron esposados y trasladados al estacionamiento situado exactamente enfrente del ingreso al Senado de la Nación. El contraste se hizo aún más evidente cuando los dos fotógrafos fueron obligados a pararse en el paredón de la playa de estacionamiento mirando hacia el frente: lo que veían desde esa posición era el Palacio, símbolo de la representación democrática. Quizá porque el oficio es exactamente ese –saber mirar– los y las fotógrafas que llegaron hasta allí para conocer la situación de sus colegas decidieron hacer entonces un camarazo con sentada: no iban a naturalizar  otro miércoles de impunidad. El momento, además, era muy sensible: acababan de llegar las noticias del resultado de la nueva operación al reportero Pablo Grillo, a quien una descarga de Gendarmería lo hiriera de gravedad y le dejara como secuela una hidrocefalia que hoy obligó a colocarle una válvula para drenar el líquido del cerebro al abdomen.  

Represión y reacción

Otro de los detenidos. Foto publicada en Tiempo Argentino.

El primero en sumarse a la plantada fue el secretario general de Sipreba, Agustín Lecchi. “Todos los miércoles jubilados y periodistas somos el blanco de la represión. No nos vamos a mover de acá hasta que tengamos una respuesta”. También personal de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad se presentó tanto en el estacionamiento como en la fiscalía para conocer la situación y los argumentos que, supuestamente, justificaban las detenciones. Finalmente llegaron los representantes políticos: el diputado Germán Martínez –presidente del bloque de diputados de Unión por la Patria- la senadora Silvina García Larraburu y el senador Mariano Recalde: en ese orden. En tanto, la fiscalía aceptó revisar “pruebas”: comprobó así que no había ningún video ni declaración policial que justificaran la detención de Tomás Cuesta y ordenó su liberación. Los tres restantes debían esperar la decisión del juzgado, por que la fiscalía ya había validado las detenciones en un trámite más rápido que el pedido de explicaciones.

Represión y reacción

“La clave fue la reacción”, sintetiza uno de los colegas de Tomás, que comunicó inmediatamente la noticia a su mamá que en estos días está trabajando en el Festival de Cannes: es la jefa regional de la agencia internacional de noticias Associated Press.

Represión y reacción

Un signo de los tiempos: Detenidos sin explicación, contra la pared, en un estacionamiento usado por la policía ubicado exactamente frente al así llamado Honorable Senado de la Nación Argentina.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.