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Se pudre todo

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Grupos de empresas y almacenes denuncian que se les pudren alimentos en las góndolas y hasta las gaseosas están vencidas. La causa: entre la motosierra y la licuadora oficial se desplomaron las ventas. Datos y voces sobre esta etapa. El repositor que votó a Milei y lo define hoy, el vacío en un hipermercado, la mirada en la verdulería. Índice práctico de la crisis: hay entre un 50 y 60% menos residuos (equivalente a menos consumo), como lo confirman desde una cooperativa de reciclado de José León Suárez.

Texto: Sergio Ciancaglini

Daniel es repositor en un supermercado del barrio de Almagro, votó a Milei, y está acomodando productos en las góndolas: “Es cierto que las cosas no se venden y terminan venciéndose. Lo que hacemos es avisar a la central para bajarles el precio, meterles una rebaja fuerte. Pero igual no se vende, y hay que devolver todo lo vencido”. Poco después, mirando envases de colores, contará su visión sobre la política de Milei, la economía, y sobre él mismo.

En la Cooperativa La Bella Flor, ubicada junto a los basurales de José León Suárez (San Martín), calculan algo que suele superar cualquier medición de las autopercibidas consultoras: la cantidad de residuos ha bajado entre un 50 y 60% en los últimos dos meses. La razón: se consume menos, por lo tanto hay menos basura. Para la cooperativa eso significa menos trabajo, y más crisis. Lorena, Facundo, Elías, la Bebe, Toti y Matías ayudan a radiografiar en qué materiales y productos se nota más el desplome.   

La avenida Santa Fe, frente al Jardín Botánico, no huele a plantas y flores húmedas sino a combustibles del tránsito. Pero de pronto se siente algo peor: un intenso olor a podrido que viene del depósito de un gran supermercado. No han hecho a tiempo de extraer la carne, que antes de esta descomposición había estado volando con sus precios mucho más alto que los pájaros del Botánico, y muy por encima del alcance de quienes se suponía que la iban a comprar.

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Hora pico en el hiper.

¿La coca está vencida?

Este martes se supo que Fernando Savore, de la Federación de Almaceneros Bonaerenses, advirtió del fenómeno de productos vencidos o casi que empiezan a acumularse en almacenes, súper e hipermercados. La explicación que dio al secretario de Comercio, Pablo Lavigne, y al subsecretario de Defensa del Consumidor, Fernando Blanco Muiño: “No hay rotación de producto”. Traducción: no se vende. Agregó Savore que en el primer bimestre del año las ventas de almacenes bajaron en un 20%.

Eso tal vez provocó que la tercera semana de marzo la inflación, después de dos semanas arriba del 3% (semanal) cada una, bajara a poco más del 1%. El gobierno liderado por Javier y Karina Milei y por Santiago y Luis Caputo, celebró esto como un triunfo de alguna política, cuando se trata de pura y simple recesión, un aplastamiento de la economía por el que les reclaman inclusive entes impensables como el FMI y Domingo Cavallo.

Savore agregó que «más del 65 por ciento de las gaseosas que se venden son de segunda o tercera marca», cosa que jamás había ocurrido en esa proporción.

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Hay datos y también imágenes sobre la baja de consumo.

Datos publicados:

  • NielsenIQ estudia una canasta que exhibió en febrero una caída interanual de 18,9% de bebidas, alimentos y artículos de cuidado y limpieza.
  • CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) estima que las ventas minoristas pymes cayeron 25,5% en febrero interanual, y suman un hundimiento del 27% en el primer bimestre de este 2024.
  • Pero cuando CAME analiza alimentos y bebidas, en esos rubros el bajón fue del 33,3%. 

En una breve recorrida barrial fue posible ver de qué modo el supermercado Coto atiende a Coca Cola: esta última, de 2,25 litros, se vende a 2.450 pesos pero la Coto Cola de 2,25 cuesta 997,05. En cualquier caso, es un síntoma quizá disfuncional que haya gente que siga consumiendo –aunque sea a cuentagotas–cualquiera de esos brebajes.

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Algunos brebajes en oferta.

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Otros no. La novedad: llegan a la fecha de vencimiento sin ser vendidos.

En el laberinto

Coto en hora pico: las góndolas parecen un laberinto en el que casi no hay compradores.

Un joven hace lo suyo como repositor. Le cuento que soy periodista, que se habla de la baja del consumo, y le pregunto qué tal andan las ventas. Me mira sin cordialidad y contesta: “Andan bien, igual que siempre. No sé si un poco mejor. No es cierto que cae el consumo: todas mentiras” informa, cerrando la charla.

Estamos solos entre la góndola de yerbas y la de cafés y tés.

El supermercado parece una iglesia por el silencio, aunque no sé aquí cuáles serían los santos. Noto que el joven tiene tatuado un león en el antebrazo derecho.

Definición sobre Milei

Daniel está en otro supermercado pequeño, barrial. Tiene el atuendo rojo de la cadena para la que trabaja y unas cajas de detergente que colocar en las góndolas, pero se prende con la conversación y cuenta:  

“Hay bastante vencimiento de la mercadería, porque hay menos salida de los productos. No sé calcularla, pero es una baja grande. Se nota mucho. Facturás más, pero no te entra más porque vendés menos unidades. Por más que suba el precio, es ilusorio: el ingreso al final también baja porque la gente no compra”.

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Daniel, repositor. Votante de Milei pero con una definición: «Es más de lo mismo, más rápido y peor».

¿Y lo que ganan quienes trabajan? “Mirá,cuando empecé a trabajar acá hace 3 años ganaba 45.000 pesos y llegaba a fin de mes. Ahora gano 250, casi 300.000, pero no llego nunca. Lo que tuve que recortar primero es lo que como. No puedo no viajar, vengo desde Lomas de Zamora”.

Está impresionado con algo: “Es increíble la cantidad de gente durmiendo en las estaciones de trenes, de subtes, en los cajeros automáticos. En cualquier rincón donde haya un techo, hay alguien durmiendo” dice Daniel mirando el piso.  

Cree que el cambio no es económico. “Lo que te cambió es la forma de vivir. Vos decís: voy a tener una plata en el bolsillo que se va a fin de mes. Pero ahora todos los días de repente te sube todo, te baja el sueldo, te lo congelan. Tenés que empezar a hacer malabares para sobrevivir. Y cambia la forma en que vos concebís lo que podés hacer”.

¿A quién votó? “Antes voté a Alberto Fernández. Una frustración. Y ahora lo voté a Milei (mira haciendo que no con la cabeza y sonríe como con resignación). Me vienen frustrando varios”.

¿Y qué pensás de la gente que lo votó? “Yo no escucho que opinen. Por lo menos por ahora. Yo digo: lo voté. Perdoname la palabra, pero fui un pelotudo. Creí que iba a hacer algo distinto”. Mueve los hombros hacia arriba: “Qué sé yo. Dije: capaz que hace algo. Pero no”.

Definición antes de seguir con el trabajo: “Milei es más de lo mismo, más rápido y peor”.

Hasta los residuos están en crisis

La Cooperativa La Bella Flor está ubicada en José León Suárez.

El trabajo que realizan debería multiplicarse al infinito para que el mundo sea más vivible. Varios de sus integrantes (Lorena, Facundo, Elías, la Bebe, Toti y Matías, a través de Nico) esbozaron para lavaca un panorama sobre la merma en el consumo, con un golpe especial al periodismo. La baja de materiales a reciclar es paralela a la baja del consumo. Detallan:

  • “Cartón, papel. Lo que tardábamos dos semanas en recolectar, ahora nos demora tres” (un 50% más, o sea que se está consumiendo un 50% menos).
  • “Botellas y plástico. Lo que se juntaba en un mes, nos lleva 40 días. Y eso que es verano y se toma mucha gaseosa” (un 40% de baja del consumo).
  • “En metal, de 20 días pasamos a 35 para reunirlo (60% menos consumo).
  • “Como promedio, se ve una merma de 40% al 50% en todos los materiales”.

Dato no recomendable para amantes sensibles de lo que fue el periodismo:

  • “El papel de diario empezó a mermar hace tres años. Pero hoy ya casi no existe”.

Más detalles:

  • “Dejamos de notar que haya cajas de pizza, helados en tapper plástico y en telgopor. Tampoco aparecen botellas de Corona ni leches premium (Nido). Bajó la cantidad de botellas de vino 50/60%. Hay vecinas que se nos acercan preguntando donde pueden vender tapitas y cartones, como para hacer un mango más”.
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Imagen en la Cooperativa de Trabajo La Bella Flor.

Bertol Brecht y la espinaca

Andrea Graciani, nutricionista que coordina la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la UBA y trabaja en un efector porteño: “Me sale decirte lo de Bertol Brecht: hay que defender lo obvio. La gente no puede alimentarse por sus propios medios, cosa que el Estado debería garantizar. Pero en lugar de contener y proteger a las personas, lo que hacen es no mandar alimentos a los comedores. Todas las noticias son abrumadoras, contrarias a lo que tendríamos que estar viendo”.

El tema perfora la baja de consumo. Lo más terrible, según Andrea: “La gene te dice que no les alcanza la plata, o que trabajan pero no les pagan. El otro día alguien me dijo: por suerte tengo un vecino que me dio un paquete de arroz. Ahí ves cómo la red comunitaria trata de hacer algo para acompañar y poder sobrellevar el día a día. Pero cuando te dicen me quedé sin plata, no tengo que comer, la cosa es tremenda”.

En una verdulería de barrio, en Avenida Belgrano cerca de Castro Barros, la señora se acerca a Mario, nacido en Potosí, Bolivia.

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Los misterios de la verdulería.

-¿Tenés espinaca?

-No señora, sale una fortuna: 2.000 pesos. Ni la traigo.

Hay muchas bananas demasiado maduras, otro producto de la recesión y falta de venta, pese a que es de las frutas más baratas. Mario (atiende con su esposa, tienen tres hijos) explica a lavaca: “La venta está en la mitad de lo que era año pasado. Por más que el precio sea más alto, salís perdiendo porque la gente no compra. Cuando voy a buscar verduras y frutas vengo con la mitad que lo que traía antes. Si no, tenés que tirar todo” dice Mario antes de informar a otra clienta que aún no se sabe cuándo, en esta extraña historia, podrá retornarse al consumo de la espinaca.   

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Jubilados: el triunfo es seguir

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El Congreso de la Nación convirtió en ley el primer triunfo social que se logró al sostener en la calle, todos los miércoles y durante casi dos años, un reclamo que ni los gases ni los palos ni las detenciones arbitrarias pudieron desalentar.

Lo que deriva, ahora, es también el primer gran desafío político para un gobierno agobiado por la debilidad de su plan económico –debilidad que ahora quiere atribuir a esta decisión legislativa– y desgastado por una retórica abusiva que lo está dejando sin aliados y rodeado únicamente por aduladores, odiadores y especuladores.

La aprobación de un aumento de las jubilaciones del 7,2%, un incremento del bono de 70.000 a 110.000 y la extensión de la moratoria extinguida por decreto fue suficiente para que, además, comenzaran los reproches públicos de la interna oficialista, que tuvieron a la gran perdedora de esta pulseada –la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich– como vocera.

La estrategia de la ministra de sofocar con palos y criminalización el reclamo social dejó ayer en evidencia su fracaso, tal como había sucedido en su anterior gestión al frente de esa cartera en tiempos de Mauricio Macri presidente.

Lejos de aprender la lección, la repitió cosechando idéntico resultado. Lo sintetiza Beatriz Blanco, 81 años, la jubilada golpeada, tumbada y gaseada durante una la jornada de protesta del 12 de marzo (en la que también fue atacado el fotógrafo Pablo Grillo que continúa su arduo proceso de rehabilitación): “Si no aflojamos, lo logramos: esa es la lección de hoy”.

Beatriz no está confiada ni esperanzada: “Estoy decidida”, dice para definir qué espera en los próximos días, cuando se defina si el Congreso apoya o desactiva el anunciado veto del presidente Milei.

Esa decisión que define el estado de ánimo de Beatriz tiene un por qué: “ya no estamos tan solos y eso nos permite creer en nosotros. Nuestra fuerza es seguir”.

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La independencia de los jubilados

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Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?  

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos: lavaca.org

“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

La independencia de los jubilados

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria». 

209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.

Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

La independencia de los jubilados

Un dolor en el pecho

Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”. 

Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

La independencia de los jubilados

Lo que quiere Milei

Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.

Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:

¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?

¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?

¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

La independencia de los jubilados

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

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Señalando la corrupción

Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,

“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:

A ver, señor diputado,

¿qué le ha pasado que se olvidó

del bendito pueblo obrero

que usted en campaña siempre nombró?

Tengo mis hijos pidiendo,

que por la calle siempre se ven

y usted se aumentó la dieta, 

y yo a la dieta la hago muy bien.

Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”. 

La independencia de los jubilados

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.

Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.

A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.

Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

La independencia de los jubilados

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.

Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.

El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

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No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.

Por Francisco Pandolfi

Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.

¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico. 

¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.

Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.

Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron: 

  1. Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
  2. Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
  3. Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200. 
  4. En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
  5. En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales. 
  6. En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización. 
  7. Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.

Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”. 

Abrazo y marcha federal 

Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.

Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…

¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:

  1. Una recomposición salarial del 100%.
  2. Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos. 
  3. El aumento del presupuesto del hospital.
  4. Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.

¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.

Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.

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