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El Ministerio del Libro: una propuesta en serio

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La noticia de la creación de un Ministerio del Libro, que se presentará en la Feria el 26 de abril como acción de editoriales, pequeñas, autogestivas y cooperativas, provocó insólitas desmentidas en el gobierno. Sus promotores la definen como una propuesta poderosa, se asombran por la incapacidad oficialista de leer en clave de humor una idea que a la vez tiene un contenido profundo: el Ministerio del Libro busca rescatar un bien común cultural y productivo, portando las armas de la poesía, el humor, la imaginación, el trabajo colectivo y la palabra. La búsqueda: promover la industria editorial argentina, la lectura y la exportación de la cultura nacional.  

Texto: María del Carmen Varela

La creación del Ministerio del Libro ya es un hecho. Así fue anunciado a través de las redes el martes 9 de abril, con un comunicado y el logo del nuevo ministerio. Cuando las condiciones no están dadas por el contexto, siempre está la opción de buscar otras vías para materializar las herramientas necesarias y ponerlas a favor de lo urgente. Entonces ¿se crea un Ministerio que vele por la continuidad de este bien tan preciado? La respuesta es sí. La cooperativa TyPEO (Territorio y Producción Editorial Organizada) y el colectivo TLEP (Todo Libro es Político), que nuclean a más de 20 editoriales independientes lideran la puesta en marcha del Ministerio con el fin de “promover la industria editorial argentina, la lectura y la exportación de cultura nacional”.

Vocero oficial en el Pabellón Verde

La presentación formal se llevará a cabo el 26 de abril en el Stand 1321, Pabellón Verde, de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En esta oportunidad no estará presente la Secretaría de Cultura (antes Ministerio de Cultura) y Presidencia de la Nación no contará con un espacio propio, como en años anteriores.

La agenda de actividades en la Feria incluye:

  • Viernes 26 de abril. Inauguración del Ministerio del Libro. Presentación del vocero oficial y anuncio de implementación de medidas.
  • Viernes 3 de mayo. Micrófono en Lucha. Trabajadorxs despedidos, instituciones, medios y organizaciones vendrán a difundir sus problemáticas y formas de apoyo.
  • Viernes 10 de mayo. Cierre y conferencia de prensa.

Tal como lo comunican en la web de typeo.com.ar, “se tratará de un Ministerio abierto, cualquier ciudadano-lector podrá participar del mismo aportando sus ideas para realizar proyectos de Ley, Decretos de Necesidad y Urgencia para el libro y/o comunidados que consideren pertinentes. Las mismas deberán ser enviadas al mail oficial: [email protected], a las cuentas en redes sociales de @typeoeditoriales y @todolibrosespolitico o al Stand 1321–Pabellón Verde”.

Acciones poéticas y comerciales

Lucía Aita y Gonzalo Miranda, de Editorial Muchas Nueces, que ya lleva más de una década en el mercado editorial cooperativo de creación de obras literarias y artísticas dedicadas casi en su totalidad a las infancias, refieren a la noticia a la que ni el presidente de la Nación le fue indiferente y al ser consultado respondió con una sola palabra: “mentira”.

¿Cómo surgió la idea de la creación del Ministerio del Libro?

La creación del Ministerio del libro tiene que ver con la responsabilidad de articular con el campo del libro argentino frente al ataque a acuerdos que todo el sector sostiene como fue el intento de  derogación de la Ley de Defensa a la Actividad Librera (uno de los puntos de la anterior versión de la Ley ómnibus) o la destrucción del Programa Sur dedicado a la internacionalización de Autores Argentinos. La participación de un gran sector de los trabajadores del libro encolumnados en el paro de la CGT, algo que no sucedía desde el 16 de diciembre de 1982, significó el comienzo de un reencuentro, de una recomposición de la potencia creativa del sector del libro, y principalmente de la edición autogestiva e independiente. De allí es que asumimos la necesidad de que toda acción, incluso comercial, sea de defensa y cuidado de los diferentes actores y actrices del Libro. 

El Ministerio del Libro porta las armas de la poesía, el humor, la imaginación, el trabajo colectivo y la palabra. En un contexto de crisis, quienes integran el Ministerio consideramos que los libros son un espacio para imaginar y crear el mundo que queremos, para reflexionar sobre cómo llegamos hasta acá, para discutir lo que no nos gusta, para pensar que podemos crear otras formas de existencia menos sufrientes y más justas, entre otras cosas. En ese sentido, los libros no son solo un refugio: son armadores de estrategias políticas para combatir.

El presidente inverosímil

¿Cuál es el objetivo?

Hace un año creíamos que un presidente como el actual era inverosímil. La realidad cada día supera a la ficción. Con la crisis, hay distopías que estamos viviendo que jamás hubiéramos imaginado. ¿Por qué no poner la imaginación al servicio de la realidad haciéndonos cargo de utopías como ésta? Nuestra postura es constructiva: pensamos formas para hacer crecer al país y, como hacemos libros, las pensamos para, con y desde ellos. La gestión del Ministerio del Libro la realizaremos dos colectivos (TyPEO y Todo Libro es Político) que integran 20 editoriales que conocemos de cerca las problemáticas y necesidades del sector. Además, la idea de un ministerio abierto permitirá que haya pluralidad en la gestión del mismo. 

Otro objetivo era que el gobierno atendiera la iniciativa y se posicionara al respecto, algo que conseguimos mucho más rápido de lo esperado. Con su respuesta consideramos que el Ministerio del Libro ya es un hecho, es innegable que existe, pues hasta el presidente Milei habla de él. 

 ¿Pensaron que iba a tener tal repercusión?
Desde la responsabilidad que asumimos las editoriales que sostenemos este Ministerio creemos que la repercusión es lógica, más si se tiene en cuenta la importancia en la cotidianeidad de los ciudadanos lectores del país, migrantes y turistas.  Por otro lado, sorprendió el músculo paranoico que estamos desarrollando como sociedad. A la vez, la imposibilidad de leer en clave de humor e ironía es un síntoma también.  Es una propuesta poderosa y necesaria que genera alegría y entusiasmo, pero también confusión y miedo.

Asimismo, recibimos en nuestro correo oficial ([email protected]) muchos mensajes de apoyo de lectores en general, de personalidades de la cultura, funcionarios públicos, diputados y medios de comunicación a disposición del Ministerio para difundir su iniciativa. En breve estaremos organizando una conferencia de prensa para comunicar cuáles de estas sugerencias serán incorporadas como políticas de esta cartera.

La biblio diversidad

 ¿Cómo son las condiciones actuales para poder participar de la Feria del Libro?
Las condiciones son las que cualquiera esperaría de una actividad en La Rural. Prohibitivo en lo económico, clasista en lo social. El acceso de las editoriales autogestivas, de las pequeñas editoriales, se hace año a año más difícil en el contexto económico que atravesamos. El Ministerio del Libro se fundó y tiene entre sus funciones acercar los libros a lectores por eso las 18 editoriales que nos hicimos cargo de crearlo hacemos el enorme (casi irrisorio) esfuerzo económico aunque “no hay plata”  para poder  garantizar la bibliodiversidad.

¿Cuál es la situación del sector?

La situación no difiere del resto de la actividad económica. La caída de las ventas es vertiginosa, en los pasillos del Ministerio se dice, siempre en off que varios editores están saliendo a buscar otros trabajos  ya que con el desplome económico varias editoriales independientes dejaron de ser el trabajo principal de muchos y muchas editoras y editores. Así mismo, nos enteramos mes a mes del cierre de una nueva librería y creemos que en este contexto peligran muchas más. Esto a su vez significa un efecto dominó: la caída de las ventas además de afectar a editoriales y librerías repercute en escritores, ilustradores, traductores, correctores, diseñadores, imprentas, distribuidores y en última instancia los lectores que ven afectada su oferta de lectura. 

Las editoriales que convocan: Astier Libros, Ediciones Cúlmine, Editorial El Colectivo, Del Signo Ediciones, La Libre Editora, Muchas Nueces, Hasta Trilce, Rara Avis, Ripio, Ubu Ediciones, Tinta Limón, La Cebra, Milena Caserola, Hekht, Tren en Movimiento, Documenta, Traficantes de Sueños y LOM. También participan como editoriales invitadas: Nocturna, Bajo Tierra, Último Recurso, Casagrande, Pupek, Miluno, Milena Pergamino, Milena París, Otro Cauce y El Zócalo.

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Éric Sadin, filósofo francés, y la vida dominada por la IA: La verdad artificial

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Sadin estuvo en Argentina presentando el libro La inteligencia artificial o el desafío del siglo. Allí analiza a través de ejemplos concretos cómo la IA coarta nuestra capacidad de actuar, reflexionar y vivir en libertad. Extractos de ese texto que invita a crear imaginarios por fuera de la tecnología, buscando pistas para no convertirnos en máquinas. 

Texto: Franco Ciancaglini

Foto: Sol Tunni

Éric Sadin, filósofo francés, y la vida dominada por la IA: La verdad artificial
Fotos: Sol Tunni

Eric Sadin llega tarde al evento. Contará luego las razones: además de que el Malbec de la noche anterior alteró su espíritu, obviamente no usa Waze, la aplicación que sugiere los “mejores” caminos a tomar para llegar más rápido a un lugar. Lejos de vanagloriarse de ese hecho, asegura haber entrado en pánico al sentirse perdido en Buenos Aires… Pero bueno, finalmente llegó, sin Waze. Y ahora sí, un salón entero del Malba se calzará los auriculares para escuchar la traducción de su verborragia francesa durante dos horas.

Sadin (que se pronuncia, se ve, “sadán”, y Éric con acento en la é) no parará de hablar, dando lugar a nomás dos preguntas porque, también lo explicará, estamos ante un momento crucial, clave y urgente. 

Y él, que viene de Francia, trae algunas noticias de aquel primer mundo y de cómo circula la data allí, para sellar su pacto con Argentina donde, dirá según la traductora en sus literales palabras finales, “hay mucho movimiento”. 

Uno de los puentes entre allá y acá fue Eduardo Febbro, corresponsal del diario Página/12 en París, que falleció hace poco y de quien Éric era amigo. Sadin comienza la charla con una semblanza de afecto y de recuerdo, de despedida y ritual, antes de pasar a hablar de cómo la inteligencia artificial nos está quitando este tipo de gestos humanos.

Por algo de esto, Sadin no accederá a que las cámaras fotográficas lo capten, ni con el fotógrafo oficial del evento, y en los momentos en los cuales detecte que hay flashes furtivos que le disparan se tapará la cara con una de sus manos.

La propuesta de la fótografa de MU, entonces, será cambiar la mano por su último libro, La inteligencia artificial o el desafío del siglo, editado por Caja Negra, que reseñamos a continuación. 

Extractos del libro

Una nueva “verdad”

Hay un fenómeno destinado a revolucionar de un extremo a otro nuestras existencias. Se cristalizó hace muy poco tiempo, apenas una década. Sin embargo, nos cuesta apresarlo del todo, como si estuviéramos todavía pasmados por su carácter repentino y su potencia de deflagración. (…) Podemos, sin embargo, identificar su origen: se trata de un cambio de estatuto de las tecnologías digitales. Más exactamente, del cambio de estatuto de una de sus ramificaciones, la más sofisticada de todas, que se ocupa de una función que hasta ahora nunca habíamos pensado atribuirle, y no solamente porque no formaba parte de nuestro imaginario, sino porque existían límites formales para hacerlo. De ahora en adelante ciertos sistemas computacionales están dotados –nosotros los hemos dotado- de una singular y perturbadora vocación: la de enunciar la verdad.

Automatizados

De ahora en más, la carga conferida a lo digital no consiste solamente en permitir el almacenamiento, la indexación y la manipulación más sencilla de corpus cifrados, textuales, sonoros o icónicos con vistas a diferentes finalidades, sino en divulgar de modo automatizado el tenor de situaciones de toda índole. Lo digital se erige como una potencia aletheica, una instancia consagrada a exponer la aletheia, la verdad, en el sentido en en el que la definía la filosofía griega antigua, que la entendía como develamiento, como la manifestación de la realidad de los fenómenos más allá de sus apariencias. Lo digital se erige como un órgano habilitado para peritar lo real de modo más fiable que nosotros mismos, así como para revelarnos dimensiones hasta ahora ocultas de nuestra conciencia.

Éric Sadin, filósofo francés, y la vida dominada por la IA: La verdad artificial

Foto: Sol Tunni

Yo algoritmo

El otorgamiento de esta facultad no proviene de una conjunción azarosa o de una serie de acontecimientos no premeditada. Por el contrario, fue condicionado por un factor determinante: una amplia parte de las ciencias algorítmicas toma de ahora en adelante un camino resueltamente antropomórfico que busca atribuir a los procesadores cualidades humanas, prioritariamente aquellas de poder evaluar situaciones y sacar conclusiones de ellas. (…) Lo que hoy hace específicas a un número creciente de arquitecturas computacionales es que sus modelos son el cerebro humano, que suponemos encarna una forma organizacional y sistémica perfecta del tratamiento de la información y de la aprehensión de lo real.

El triple devenir

A tal punto esto es así que entramos en la era antropomórfica de la técnica. Pero no se trata de un antropomorfismo literal y estricto porque está marcado por una lógica propia, ya que se ve afectado por tres características. Primero, es un antropomorfismo aumentado, extremo o radical, que busca modelarse sobre nuestras capacidades cognitivas, ciertamente, pero presentándolas como palancas a fin de elaborar mecanismos que, inspirados en nuestros esquemas cerebrales, están destinados a ser más rápidos, eficaces y fiables que aquellos que nos constituyen. (…) Luego, se trata de un antropomorfismo parcelario: no tiene como vocación abarcar la totalidad de nuestras facultades cognitivas y tratar, como nuestras mentes, una infinidad de asuntos, sino que está solamente destinado a garantizar tareas específicas. Por último, es un antropomorfismo emprendedor, que no se conforma con estar dotado solamente de disposiciones interpretativas, sino que está considerado como un poder capaz de emprender acciones de modo automatizado y en función de conclusiones delimitadas. 

Este triple devenir antropomórfico de la técnica pretende ser explotado a fin de conducir a largo plazo a una gestión sin errores de la cuasi totalidad de los sectores de la sociedad.

Análisis robotizado

La inteligencia artificial no constituye una innovación más entre otras, sino que representa más bien un “principio técnico universal” basado sobre una misma sistémica: el análisis robotizado de situaciones de diverso orden, la formulación instantánea de ecuaciones, supuestamente las más acordes, y en general con vistas a emprender las acciones adecuadas correspondientes. Se supone que esta lógica se aplicará a largo plazo a todos los segmentos de la vida individual y colectiva en el marco de nuestras relaciones con nuestros cuerpos, con los demás, con el hábitat, o bien en el marco de la organización de la ciudad, de las redes de transporte, de los espacios profesionales de la salud, de las actividades bancarias, de las finanzas, de la justicia, de las prácticas militares, del futuro funcionamiento de los vehículos llamados “autónomos”. Asistimos a la emergencia de una tecnología de lo integral.

Humanidad para atrás

De ahora en más hay una tecnología que reviste un poder “conminatorio” mientras el libre ejercicio de nuestra facultad de juicio y de acción se ve sustituido por protocolos destinados a provocar inflexiones en cada uno de nuestros actos o cada impulso de lo real con vistas a insuflarles, casi de “soplarles”, la trayectoria correcta a adoptar. La humanidad se está dotando a grandes pasos de un órgano de prescindencia de ella misma, de su derecho a decidir con plena conciencia y responsabilidad las elecciones que la involucran. Toma forma un estatuto antropológico y ontológico que ve cómo la figura humana se somete a las ecuaciones de sus propios artefactos con el objetivo prioritario de responder a intereses privados y de instaurar una organización de la sociedad en función de criterios principalmente utilitaristas.

Visionarios vs. cascarrabias

Lo que es propio de los artefactos es que no se derivan de ningún orden natural, sino que son el producto de la acción humana y que interfieren en los asuntos humanos. Usar el término “exponencial” les permite a los nuevos “revolucionarios” de nuestro tiempo, a los súper héroes emprendedores y otros start-uppers visionarios, banalizar la idea según la cual las evoluciones técnicas, la inteligencia artificial en particular, se inscribiría en una trayectoria inevitablemente virtuosa de las cosas en la que habría que entrar por interés de todos. Los demás, los incrédulos, los críticos y todos aquellos que aspiren a modos de existencia no sistemáticamente adosados  a protocolos de guía automatizada, pasarán a ser cascarrabias, retrógrados que no entendieron nada del carácter excepcional y mesiánico de nuestra época, en la medida en que le corresponde a ella, según dicta el gran libro de la historia, erradicar todas las escorias de lo real. En los hechos, lo que caracteriza lo exponencial es que vuelve marginal –y aniquila a largo plazo- el tiempo humano de la compresión y la reflexión, privando a los individuos y a las sociedades de su derecho a evaluar los fenómenos y de dar testimonio – o no- de su consentimiento, en síntesis, de su derecho de decidir libremente el curso de sus destinos.

China, Rusia y el podio

La inteligencia artificial representa, desde inicios de los años 2010 el desafío económico que se juzga más decisivo y en el cual conviene invertir sin esperar y con determinación. Además de las empresas, también los Estados movilizan todos los medios necesarios para situarse en la vanguardia: de ahora en más, cada uno hace de ese objetivo una gran causa nacional. En las primeras filas encontramos a  Estados Unidos, que elabora planes estratégicos de envergadura (…). Sin embargo, hay muchas naciones que no se quieren quedar en el segundo puesto y manifiestan su voluntad de comprometerse en cuerpo y alma en esta feroz competencia planetaria. Primero China, que tiene la ambición de “subirse a lo alto del podio” en 2030 gracias a programas planificados con mucha precisión (….). Canadá pretende erigirse como un “polo mundial de la inteligencia artificial” y sostiene empresas y laboratorios con ayuda de generosos fondos públicos. Rusia, casi inexistente desde hace décadas en la industria electrónica, cuenta con convertirse en un actor central en ese campo que además reviste antes sus ojos alcance geopolítico.

Otra ética 

Cuando se quiere hacer gala de que se está fiscalizando a las tecnologías digitales, se invoca a la “ética”, como si blandir ese estandarte pudiera representar la defensa suprema que nos puede proteger contra sus desvíos principales. En verdad esta es una de las grandes confusiones de la época. ¿Cómo deberíamos entender la ética? Probablemente a partir de un umbral mínimo: el respeto incondicionado de la integridad y de la dignidad humana; el hecho de poder utilizar sin obstáculos la propia autonomía de juicio, de decidir libremente y en plena conciencia los propios actos, de gozar de partes de uno mismo que estén al abrigo de la mirada del otro, o incluso de no verse continuamente reducido a un estricto objeto mercantil (…) Nos consideramos libres, según la opinión generalizada, en la medida en que nadie contraría nuestra acción; dentro de esa perspectiva, la libertad política remite al espacio en el seno del cual cada uno puede actuar sin que lo impidan fuerzas coercitivas. (…) Pero lo esencial de lo que está en juego escapa a lo que entendemos según esta concepción, a saber, los modos de vida individuales y colectivos que están apareciendo en la actualidad y que están llamados a orientarse cada vez más por sistemas que nos quitan nuestra facultad de juicio y que no se encuentran nunca sometidos al prisma ético, mientras que deberían estarlo en la medida en que constituyen una ofensa a los principios jurídico-políticos que nos constituyen. En el arco opuesto a una ética reducida solamente a la esfera personal, sería tiempo de cultivar una ética de la responsabilidad que estuviera completamente preocupada por defender el derecho a la autodeterminación de todos y de la sociedad entera.

El fin de lo político

Y en este aspecto, la inteligencia artificial converge para organizar le fin de lo político, si entendemos lo político como la expresión de la voluntad general de suspender las decisiones, dentro de la contradicción y la deliberación, para responder lo mejor posible al interés común. (…) La inteligencia artificial llegaría entonces para ahuyentar nuestra vulnerabilidad, liberarnos de nuestros afectos en beneficio de una organización ideal de las cosas, haciendo desaparecer de algún modo la resistencia de lo real gracias a una capacidad de influir sobre la totalidad de los fenómenos que apunta hacia un horizonte que contiene una forma consumada y perpetua de la perfección.

¿Inteligencia? ¿Artificial?

Para hacer una exploración teórica a la altura de los dilemas de la época, conviene cuestionar primero la noción de “inteligencia artificial” desde su raíz, cuestionar incluso cómo la hemos llamado (…) En realidad, el principio de una inteligencia computacional modelada sobre nuestra inteligencia humana es erróneo, porque una y otra no mantienen casi ninguna relación de similitud. 

Esto es así por dos razones. La primera es que estas arquitecturas están desprovistas de cuerpos, y que representan solo máquinas de cálculos cuya función se limita al tratamiento de flujos informacionales abstractos. Y en el caso de que esas arquitecturas se encontrasen vinculadas con otras instancias mediante sensores, no harían sino reducir ciertos elementos de lo real a códigos binarios excluyendo una infinidad de dimensiones que nuestra sensibilidad sí puede capturar y que escapan al principio de una modelización restringida y sesgada de lo que supone el proceso de inteligencia, que es indisociable de su tensión con una aprehensión multisensorial y no sistematizable del medio ambiente: “Para decir las cosas fácilmente, el cerebro y los cuerpos están empapados en lo mismo y producen el espíritu de modo conjunto”.

La re-evolución

La segunda razón es que no existe inteligencia que pueda vivir aislada, encerrada en sus propias lógicas (…). La inteligencia es indisociable de las relaciones abiertas e indeterminadas con los seres y las cosas, de un contexto epigenético, o sea de un medio compuesto en el seno del cual evoluciona y se singulariza. No se caracteriza solamente por la facultad de adaptabilidad, como se repite con frecuencia según un estereotipo darwiniano simplista, sino más bien por la capacidad de modificarse gracias a la integración madura de nuevos conocimientos, por volver a cuestionarse luego de acontecimientos inesperados o palabras contradictorias formuladas por otro, hasta llegar, por la escucha atenta del canto (que nunca termina) de todas las diferencias, a desprenderse de algunos de sus esquemas que, tal vez equivocadamente, lo marcan.

El monopolio de la racionalidad

Por todas estas razones es imperativo no otorgar a estas lógicas el monopolio de la racionalidad, y hacer valer, contra un modo de racionalidad normativo que promete una supuesta perfección en todas las cosas, modos de racionalidad basados en la aceptación de la pluralidad de los seres y la incertidumbre fundamental de la vida. Tendremos que vivir en un conflicto de racionalidades en la medida en que cada una de ellas compromete valores y determina modalidades de existencia opuestas en todos los puntos. Esta debe ser una de las luchas políticas principales de nuestro tiempo. 

Manifestar el rechazo

Mientras los evangelistas de la automatización no dejan de emprender distintas acciones y de verse apoyados y celebrados en todo lugar, nos vamos deslizando hacia formas de la apatía; hemos renunciado a utilizar nuestro poder de actuar. Un movimiento contrario, que haga valer otros tipos de principios, ya no puede limitarse a la mera crítica, por más sustentada y argumentada que sea esta, sino que exige la expresión en acto de nuestras divergencias y de nuestra oposición. (…) Solamente los relatos múltiples acumulados de las experiencias vividas serán capaces de exponer los hechos en su cruda verdad, y para alentar formas de movilización en todas las escalas sociales. Probablemente nos hayamos desprendido del reflejo, que se revela muy saludable en ciertas circunstancias, de manifestar nuestro rechazo, en este caso respecto de ciertos dispositivos, cuando estimamos que ultrajan nuestra integridad y dignidad.

Contra-imaginarios

Pero paralelamente a la manifestación de nuestro desacuerdo, deberíamos también obrar para que emerjan contra-imaginarios, otros imaginarios, que se satisfagan con la trágica y feliz contingencia del devenir, en oposición a la voluntad de disponer de un dominio integral sobre el curso de las cosas. Los imaginarios actuales condicionan la posibilidad de erigir modos de vida que se resignen, sin resentimiento, a la imperfección fundamental de la existencia y que celebren la diversidad de los seres, la autonomía de la voluntad, nuestra aprehensión multisensorial de lo real, a la vez que busquen construir modos de ser en común que no hieran a nadie (…) Particularmente, se trata de la defensa de nuestra facultad de juicio, la más política de nuestras aptitudes mentales. (…) Este libro busca iluminar los términos de las alternativas de alcance civilizatorio en todo punto irreconciliables, y espera brindarse como una herramienta que permita, desde la suave sanación del tacto de las páginas impresas y al abrigo del ruido del mundo, hacer que nos podamos determinar mejor, en plena conciencia y responsabilidad.

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