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Artes

Maratón Shock

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En el marco de La Noche de las Librerías, MU Trinchera Boutique organizó una maratón de lectura de textos de la artista y cantante trans Susy Shock. Intervinieron, entre otrxs, Marlene Wayar, Elisa Carricajo, Manu Fanego, Luchi de Gyldenfeldt y Juan Onofri. Por qué lo hicimos y para qué.  

Fotos: Martina Perosa

No sabíamos qué estábamos haciendo hasta que lo hicimos y Marlene Wayar, la enorme Marlene, comenzó a leer este poema:

Maratón Shock

Entonces todo comenzó a cobrar sentido.

Maratón de lectura Shock.

Susy.

La poeta, la actriz, la cantante, la artista.

La que nos ha ofrendado las palabras que nos faltan para expresar estos tiempos horribles y enfrentarlos con un arma letal: la belleza.

La calle Riobamba se agitó con ímpetu de escenario para ofrendarle a quienes caminaban por allí apurados o curioseaban desde las ventanillas de los autos y colectivos una catarata de palabras preciosas y precisas. Precisas como lo fue la lectura del poema Jugar, en la voz de Lucero Onofri:

 “Jugar es preciso, muy preciso,

como es preciso vivir”.

Jugamos entonces a leerla a Susy.

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Lucero Onofri durante su lectura. Foto: Martina Perosa para lavaca

Maratón Shock

Autos, colectivos, sillas, sillones y la calle siguiendo las lecturas. Foto: Martina Perosa para lavaca

Marlene había dejado la vara altísima, pero había con qué seguir así y ahí, en alto. Luz, la artista trans del Lejano Oeste, desplegó su narración sobre las desventuras de viajar en colectivo y tras ella, la ovación de señoras y señoretes al paso, con prejuicios derrumbados a puro talento. Siguió Manu Fanego, preciso también en la selección, para recordarnos aquello que nos advierte Susy:

“No es momento

estamos en catacumbas

 conspirando

 reproduciéndonos”.

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Luz, artista del lejano oeste. Foto: Martina Perosa para lavaca

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Manu Fanego, desde la vidriera de MU Trinchera Boutique. Foto: Martina Perosa para lavaca

Lo siguiente fue Garnier cantando a capela Coplita trava :

“No soy para darles pena

soy para darles temor

 y si me dicen mentiras

 furia travesti les doy”.

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Canta Garnier. Foto: Martina Perosa para lavaca

Más.

Luchi nos encanta con “Ángel de la madrugada” y su voz literalmente angela la vereda.

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Luchi, angelando la calle con su voz. Foto: Martina Perosa para lavaca

Dafne Rojas comenzó lo que completó Sergio Ciancaglini: “No queremos más ser esta Humanidad”.

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Dafne Rojas. Foto: Martina Perosa para lavaca

La actriz Elisa Carricajo rellenó los puntos suspensivos que siembra  esa frase contundente con la perfecta simpleza de los versos con los que Susy nos alienta a ponernos los brillos de la murga: construir alegría. Juan Onofri Barbato cierra el círculo de sentido al elegir el poema que Susy le dedicó a Marlene, generala de las calles más oscurecidas; luz de las tinieblas. Marlene, la que aprendió cómo no tener miedo.

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La actriz y directora Elisa Carricajo. Foto: Martina Perosa para lavaca

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Juan Onofri durante la lectura. Foto: Martina Perosa para lavaca

Entonces llegó la voz de Lucero, la infancia, lo que viene, lo que importa y lo que merece el esfuerzo poético que necesitamos para crear nuestro horizonte.

El cierre de esta primera parte: Sofía Diéguez entonando la canción creada para la versión musical de Crianzas.

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Sofía Diéguez, quien interpretó a Susy Shock en la obra Crianzas. Foto: Martina Perosa para lavaca

Pausa.

Respiro.

Seguimos.

Lubna, 6 años, inspirada por Lucero se atrevió a leer otro poema y Paula, que se acercó a escuchar, se animó a decir en voz alta “Reivindico mi derecho a ser un monstruo”. Mariana, con los seis meses de Selva en brazos, cerró ese segundo capítulo de lecturas para dar paso a las precisas y preciosas voces de Andrea Bazán y Caro Bonillo.

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Paula con Realidades. Foto: Martina Perosa para lavaca

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Selva, en brazos de Mariana. Foto: Martina Perosa para lavaca

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Ana Bazán y Caro Bonillo. Foto: Martina Perosa para lavaca

El segundo tema fue Pa’ Despenar.

Ahí entonces supimos exactamente qué estábamos haciendo.

 Despidiendo a Joel, que decidió acompañarnos desde el cielo.

Sanando la tristeza de estos tiempos horribles.

 Abrazándonos a aquello que nos da fuerza para seguir.

Así, vamos.

Así, avanzamos.

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Foto: Martina Perosa para lavaca

Maratón Shock

Teatro

El teatro que vive: historias de acá, para escaparle al más allá

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Dos obras teatrales con un ingrediente mágico, el humor, para escaparle a la muerte. En Nadie vuelve porque sí, alguien regresa del más allá para realizar una tarea urgente que sólo él puede encaminar. No me muero propone patear el tablero de la monotonía y poner en acción el propio deseo. En ambas, el humor es  protagonista, aunque también hay espacio para la ternura, la reflexión y los cuestionamientos. ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de volver a estar durante un par de horas con esa personas que ya no está? ¿Qué es lo que nos hace vivir y no morir? Por María del Carmen Varela

Nadie vuelve porque sí

Es agosto de 2006 y se estrena en Buenos Aires la película Volver, de Pedro Almodóvar. Agustina está en su casa, convertida en refugio, la trinchera donde transcurre la batalla que día a día da contra el olvido.  No sabe todavía que ese no será un día más. A partir de esa tarde de agosto, la herida empezará a cicatrizar y quien pondrá paños fríos al dolor será quien, contra su voluntad, lo causó.

El teatro que vive: historias de acá, para escaparle al más allá

Ella recuerda una y otra vez cómo se conocieron, qué les gustaba hacer juntos y así pasa su tiempo, recostada en el sillón. Rehuye el contacto con otras personas y vuelve a mirar las películas vistas junto a su compañero cinéfilo. Hasta que esa tarde sucede lo que ni se le ocurrió imaginar en la mejor de sus fantasías. ¿Cuánto tiempo dura un duelo? No hay precisiones al respecto, dependerá de la intensidad del vínculo con la persona que haya partido. Agustina pone demasiado empeño en aferrarse a Tobías, el amor que ya no está. Lo que los desunió es irreversible –la muerte– , de la que no se puede volver. ¿O sí?

Nadie vuelve porque sí propone revisitar la zona oscura del dolor, pero lejos de ser una llorosa ofrenda a la nostalgia sin fin, da una vuelta de tuerca y ajusta los niveles de las emociones involucradas. Regula la melancolía, le agrega alegría para valorar lo compartido y muchas dosis de humor para contrarrestar la tristeza por el adiós. ¿Cómo reaccionarías si alguien que ya no pertenece a este mundo regresa por una tarde para pedirte que no te disuelvas en el pasado y pierdas tu presente abrazada a un recuerdo? Agustina se desconcierta, se entusiasma, se enoja, ríe, llora, suplica, grita, susurra, pregunta. ¿Cómo seguir?

Una vecina, Ámbar, aporta su cuota de optimismo y afortunadamente, tiene el don del contagio. También tiene el don de la oportunidad y llega para dar un mensaje a plena sonrisa y desparpajo. Como un colibrí que aparece repentinamente en un jardín para revolotear entre las flores y luego alejarse con prisa, Ámbar revela que más allá de los propios límites, puede haber otros mundos, otros arcoiris y que siempre está latente la posibilidad de encontrar belleza en los inagotables rincones de la vida.

La obra tiene su germen en una versión de obra corta que escribió en 2019 el dramaturgo y director Guillermo Hermida.  “Desde entonces fue transformándose  ¿como se ha transformado la humanidad y por ende las personas?— se pregunta Guillermo— hasta arribar a la versión que el público puede ver hoy día”. Hermida trabaja mucho también en el exterior, fue su deseo materializar esta obra en su país y volver a tener presencia en el teatro independiente  local. “Estamos atravesando un momento inédito en lo social y en lo económico. A la vez fue muy hermoso porque la autogestión siempre implica la construcción de un espacio colectivo, un territorio signado por el compromiso y el amor por la tarea que a cada quien le toca”.

Agustina y Tobías charlan sobre lo vivido, ríen a carcajadas, beben, pero saben de la condición efímera de ese reencuentro. ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de volver a estar durante un par de horas con esa personas que ya no está? Se burlan de una palabra que les parecía sosa —soltar— y que ahora adquiere un significado inevitable.  Guillermo tomó algunos desafíos a la hora de encarar la temática de la obra. “Evitar la idea (prejuiciosa desde mi punto de vista): Si en la trama hay muerte y duelo, la obra es triste y desoladora. Prestar particular atención a la construcción de ese cruce, que es medular en la obra, entre el mundo de la materia (el que habita Agustina en su hogar) y el del más allá (el que trae consigo Tobías a su regreso). Creo que la obra plantea e indaga (en términos ficcionales, claro) un tema delicado, como es la finitud, de forma inesperada y novedosa, y que precisamente ahí radica buena parte de su mérito y de su encanto”.

Las actrices y actores que integran la obra —Mariela Acosta, Facundo Aquinos, Matías Labadens y Ámbar Vega— fueron convocados por Guillermo con la coincidencia de que no había trabajado con ningunx de ellxs. Ámbar Vega es quien encarna el personaje de la vecina. Lo que ella no sabía es que por casualidad su personaje se llamaba igual que ella.  El actor Nicolás Deppetre fue consultado por Guillermo sobre quién podría interpretar ese rol y Nicolás  le sugirió convocar a Ámbar Vega:  “Para mí fue algo mágico, Nico le paso mi número, Guille me llamó, me contó acerca de su obra, me cayó muy bien energéticamente, me pareció una persona sensible y honesta. Me pasó el guión, lo leí y lloré al leerlo, me emocionó mucho el guión y por eso acepté”.

La inspiración en la película de Almodóvar le resultó a Ámbar un dato motivador.  “Yo amo a Almodóvar. Disfruto mucho de interpretar a personas travesti trans. Es una forma de visibilizar a nuestro colectivo. Hay pocas compañeras travesti trans en obras de teatro. Me parece genial salir a escena con mi cuerpa, no hegemónica, militar con mi cuerpa e interpelar”.  En lo personal, este trabajo también le aportó otras sensaciones. “Debo confesar que interpretar a este personaje me ayudó a amigarme con mi feminidad, a vestirme mas sexy de nuevo. Y que las propuestas de pagarme a cambio de sexo de la nada, que es lo que me pasa cuando estoy muy sexy, ya no me afecten y empiecen a resbalarme”.

A veces volver puede ser una utopía, otras, una trampa, una farsa o una posibilidad de redención. En este caso, un deseo cumplido que incluye la ineludible despedida. Una urgencia con el fin de poner vendas a un corazón que precisa  alivio  y también la certeza de que, tiempo más, tiempo menos, nadie vuelve porque sí.

El Portón de Sanchez, Sanchez de Bustamante 1034, CABA

Lunes 20 hs, hasta el 28/07

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No me muero

Sandra Díaz trabaja como empleada en una aseguradora de riesgo. Recibe un llamado de una clienta a quien atiende con ese tono impostado que suele volverse costumbre en quienes se dedican a esa labor. Buenos días, ¿en qué le puedo ayudar? Aparecen las respuestas aprendidas seguramente en una capacitación inicial, que luego se adhieren a la lengua cada vez que entra un llamado. Hasta que sucede lo imprevisto: esa voz en el teléfono pregunta y la descoloca. ¿Usted quién es? No puedo responder eso ahora, contesta Sandra. Quizás ese cuestionamiento haya tocado algún resorte de su sensibilidad. Algo saltó y estalló.

El teatro que vive: historias de acá, para escaparle al más allá

La empleada que trabaja en la aseguradora no es capaz de asegurar nada.  ¿Qué tiene para decir alguien que parece estar condenado a repetir frases hechas? ¿Estará Sandra dispuesta a tomar riesgos? ¿Cuál es su mayor riesgo? La obra interpretada por  Julieta Carrera—la primera con dramaturgia propia— tiene al humor como su carta de presentación. Julieta se luce de principio a fin y su condición de clown le otorga al show frescura y sorpresa. Mira a lxs espectadorxs y se enfada: ¡Sáquense las camperas! ¡Están muy abrigados! ¿Qué te hacés  la francesa?, interroga a una chica con un pañuelito azul atado al cuello. Cuando las emociones la sobrepasan apela al público. “Manito”, pide, y sostiene la mano del espectadorx que tenga más cerca. La carcajada es constante, Sandra despierta hilaridad, compasión, comprensión, ternura y nos convierte en testigos de su proceso de cambio, de un devenir que la empuja a su propio deseo. Salir de la alienación laboral para habitar otros mundos que están dentro suyo e iremos conociendo en casi una hora de deleite teatral.

La madre y el padre de Julieta fueron quienes impulsaron la obra al preguntarle a su hija: ¿Cuándo volvés a actuar? Entonces pensó en hacer una obra que esté dedicada a ellxs. De chica su madre la llevaba a la biblioteca pública de Mar del Plata —de donde Julieta es oriunda— y en un cuaderno transcribía poemas de autoras infantiles. Es por ello que en la obra recita poemas que eligió especialmente, de autoras como Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou y Olga Orozco. Como con sus padres siempre hacen chistes, “pensé que  lo mejor sería que  hubiera una mezcla entre lo poético y lo payaso. Y así fue”. Una vez terminado el proceso de escritura acompañada por el director, dramaturgo, actor y docente Fabián Díaz, vinieron los ensayos.

Si bien se trata de un unipersonal, Julieta no está del todo sola en escena. La acompaña Julieta Alvarez. “Que ella me acompañe habla de lo importante de compartir, de que no somos nada sin el  otro, sin la otra. Su presencia me  potencia y crecemos juntas”.  Durante la etapa de creación de la obra, Julieta se propuso “actuar al revés”. ¿Qué significa? “Quería actuar en las gradas, donde tradicionalmente se sientan los espectadores, y también quería actuar en la escena, quería estar por todas partes, romper el espacio, modificarlo. También deseaba la cercanía con el público. Nació así el dispositivo escénico de la obra que propone una suerte de falso 360”. Julieta recorre el espacio con fluidez, un espacio totalmente despojado que ambienta y decora con palabras, con poesía, a pura actuación.

“Este espectáculo habla de una mujer que trabaja en una aseguradora de riesgo de trabajo. De lo que yo quería hablar, profundamente, era del riesgo de actuar, de hacer algo propio, de las cosas que muchas veces nos dejan inmóviles, detenidos, sin poder accionar. Ahí aparece la potencia de la metáfora, incluso a partir de algo tan cotidiano como un rutinario y monótono puesto laboral”. Sandra traspasa sus propios límites, se  permite comenzar a dar respuesta a la pregunta que la inquietó. ¿Usted quién es? Se anima a ser.

Su madre, su padre, la infancia, el mar. El propio universo puesto en acción por esta actriz que a los 22 años se vino a vivir a la Capital para continuar con los estudios de teatro. Trabajó en espectáculos infantiles, en un call center, animando fiestas, haciendo teatro en la calle. se formó en clown con Toto Castiñeiras, Gabriel Chamé Buendía y Cristina Moreira, entre otrxs. Fue dirigida por Marcelo Katz, en teatro se formó con Pompeyo Audivert y en dramaturgia con Santiago Loza, Andrés Gallina y Fabián Díaz.

¿Cómo encontrarle sentido al hacer? “Aquí se habla de la existencia del sinsentido y el sentido profundo de la existencia. La obra cuestiona quiénes somos y qué hacemos. Pero también plantea otros interrogantes sobre el ser: ¿por qué hacemos lo que hacemos? ¿por qué actuamos? ¿qué es lo que nos hace vivir y no morir?”. Sandra lo sabe bien, si actúa, no se muere.

Moscú Teatro, Ramirez de Velasco 535, CABA

Domingos, 20 hs,  hasta el 28/07

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Artes

Tres viajes por el teatro

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Tres obras de calidad para un fin de semana viajando hacia el teatro. PaCata y sus cinco escenas que rinden culto al amor y sus diversas formas, en un marco de naturaleza que desborda y abraza. Somos familia propone reflexionar sobre qué es ser familia y de qué manera dar lugar a los cambios, los duelos, las ausencias y las crisis económicas sin perder ternura ni complicidad. Nacidas con fórceps es un homenaje a la amistad, al rock and roll y a las múltiples maneras de encontrar la chispa que ilumine un camino común. Por  María del Carmen Varela

PaCata

Un librito con textos y dibujos es el primer acercamiento a PaCata, la obra de danza-teatro de Cata Briski. Es entegado en mano en la boletería de Sala Perra, en el barrio de Chacarita y quien te lo da te pide que lo devuelvas al irte. Cada libro recorre entonces muchas manos y así  invita a entrar en otra frecuencia de sensibilidad una vez traspasada la puerta rosa de Bonpland al 800. PaCata recorre cinco escenas especialmente dedicadas: a Jacinta (hija de Cata), a la danza, al río, a la desobediencia y a su madre, padre y hermanas. Así describe Cata su nueva creación: “Una Catarsis, una danza que pretende enunciar mis dedicatorias más profundas, a los amores y no amores que me han dado la fuerza y la fragilidad para vivir no feliz, sino sinceramanete. Bailar es reescribir”.

Cata reescribe con su cuerpo cada escena de este viaje a su propio universo que arranca con un video donde se la ve de espaldas, navegando hacia algún lugar. Esa será la única intervención tecnológica, lo que le sigue es cuerpo, movimiento, música, voz, corazón y entrega. Desde hace un año y unos meses esta bailarina, intérprete, coreógrafa, dramaturga, docente y gestora cutural vive con su pareja y su hija Jacinta, que cumplió un año en mayo, en la primera sección del Delta del Tigre.  ¿Cómo influye el territorio habitado a la hora de la creación? “Yo estoy reciente mudada a un lugar tan distinto, no me animo a decir conclusiones pero sí creo que hay un despoje de alienación. Son territorios que te permiten estar más conectada con un vacío”.

En mayo de 2023, a pocos meses de mudarse, en ese ir y venir del delta a la ciudad por cuestiones laborales, Cata contaba a revista MU: “Hay algo de CABA que me expulsó. Es un territorio donde no es posible la resistencia. El mercado nos envenenó por todos lados. No se puede construir vivienda, no se puede alquilar, todo eso es muy hostil. No quiero adormecerme, no estoy tan alienada como para que no me duela; me duele y me quiero ir pensando estrategias porque techo, trabajo y comida son prioridad. En estos territorios me parece que hay una posibilidad un poco más real, aunque todo es tan reciente que no tengo conclusiones”. Este paisaje elegido toma forma en su obra, aparece algo del fluir del río, la bondad de la madera, los sonidos de la naturaleza y hasta el aroma a bosque, cuando logramos conectar desde los sentidos”.

En la última etapa de la pandemia, Cata comenzó a escribir la dramaturgia. “Es una dedicatoria a estos amores como la danza, el río, mis padres, hermanas. Después agregué la escena para Jacinta porque cuando la escribí todavia no estaba embarazada. Fue una necesidad de hacer un homenaje, con esa danza medio ritual, en un momento de mi vida post pandemia donde empecé a necesitar otros paisajes y otros hábitos, con más tiempo para contemplar mi vida y mis afectos. Ahí nacen las ganas de crear y ser la protagonista de esa creación, para que se pongan en juego mis investigaciones y mis deseos y sea mi cuerpo el que lo atraviese”. Danza, poesía, un manifiesto, la voz de su padre, su propia voz, una canción, una foto, son  los ingredientes que amasa PaCata, los resortes de los que se disparan los diferentes climas, el remanso que no pierde la intensidad, la profunda determinación cargada de ternura.

Tres viajes por el teatro

Una vez que Cata supo a dónde quería ir con su obra, convocó a un grupo de amigas y colegas que la acompañaron a investigar las escenas ya escritas. “Es un equipo de dirección que hace que todo siga y no se detenga el proyecto con el tiempo de la maternidad, que es otro. Es importante para mí seguir trabajando en este contexto tan dificil, entonces agradezco la participación de gente que un domingo a la tarde este queriendo formar parte de este invento tan raro que es el teatro”. En uno de los primeros ensayos, Cata llegó con náuseas y se pusieron a charlar sobre quién sería su obstetra. “Siempre lo más importante de la obra era que me cuide, me aloje en mis necesidades y en mi presente”.

PaCata exhibe la emocionalidad de lo real, la rusticidad de un paisaje donde lo esencial está frente a los ojos y la posibilidad de una danza que traspasa lo individual para fundirse en una matriz común. Cinco dedicatorias en las que la protagonista baila con la inspiración de lo que considera lo mejor de su vida. Y lo mejor, tal como ella misma aclara, no reposa en la sensación de plena felicidad sino en la condición de ser precisamente genuino. La obra busca que seamos algo más que espectadorxs, propone llevar mate, se ofrece chipá, y Cata logra hacernos parte de lo que sucede ahí nomás, tan cerca que no se siente ajeno. “Todas las escenas, desde las más poéticas a las más literales están atravesadas por la sinceridad, donde si en la función estoy cansada, si necesito interrumpir, tomar agua, o la danza toma otra forma, tratamos de ser fieles a la poética de cada escena”. En este marco que describe Cata y en la función en la que estuvo presente lavaca, Jacinta bailó junto a su madre. Con pequeños pasos se fue deslizando junto a ella y cada vez que su pequeña anatomía caía al suelo, se levantaba al instante. Antes del solo final, entró a escena con hambre. Cata pidió permiso y le dio la teta mientras el acordeonista Pedro Bragan aportaba su música a ese momento. “Para mí llegar a una función significa embarcarnos, llevar a la bebé, los bolsos, entonces llego con toda esa preparación, con todo lo que implica llegar al trabajo. Está todo eso en mi piel”.

Teatro Cooperativa Perra, Bonpland 800, CABA

Domingo 30 de junio, 18 hs

@catabriski

Somos Familia

Una copa de vino amablemente ofrecida por las anfitrionas del espacio teatral antes de entrar a la función es el primer paso para empezar a sentirnos cercanxs a esta familia que nos espera en la sala de Moscú Teatro. Mamá, papá, dos hijas y un hijo. La escena recorre un momento típico de cada familia: un almuerzo de domingo. En este contexto todo puede suceder. Las anécdotas de la madre, las ocurrencias del padre, las discusiones a flor de piel, las risas, los enojos. Una rutina quebrada por una noticia que no tardará en llegar. ¿Cómo se reconstruye la dinámica familiar para afrontar lo inesperado?

Tres viajes por el teatro

La mesa está servida y la comida es el punto de unión, la excusa perfecta para que una familia se reúna. Laura —una de las hijas, hermana de Sabrina y de Emilio— nos da la bienvenida y nos pone al tanto de algunos detalles de lo que vamos a ver.  La actriz y dramaturga Carla Giurastante (Laura) rompe la cuarta pared, nos mira, nos habla y genera complicidad con quienes estamos en las butacas. La crisis económica golpea la armonía familiar y como consecuencia impacta en una realidad difícil de sostener. ¿De qué manera se mantiene la unión de la familia cuando la economía no permite cumplir con los objetivos personales?

Somos Familia es un biodrama. Carla finalizó la carrera de Dramaturgia en la EMAD y en una materia investigaron sobre este género teatral. La tarea fue escribir una escena de siete páginas y así fue como compuso una de su familia almorzando, que luego fue representada por algunxs de sus compañerxs. Le divirtió tanto que al volver a su casa se sentó a escribir la obra. Luego se la leyó a toda su familia, incluido su ex novio, ya que en ese momento seguían juntxs y de hecho él forma parte de la obra como también el perro que tiempo después murió. “Tenía que enfrentarme a esos cambios pero quería hacerla. Lo bueno del biodrama es que te permite jugar y aproveché esa situación para darme ciertas licencias”. Le propuso la dirección de la obra a Julieta Timossi, que ya la había dirigido en El semental, de Ivana Schiaffino, y Julieta le propuso que  la dirección sea compartida teniendo en cuenta que se trataba de su familia y sería apropiado contar con su mirada.

Una de las primeras decisiones tuvo que ver con lo escenográfico: una mesa, seis sillas y no podían faltar los colores. El padre de Carla es artista plástico especializado en color entonces junto a él analizaron la gama de colores. Los ensayos fueron en la casa del actor Jorge Román Fernández (el padre en Somos familia) y “eso hizo que se formara el hogar de manera inmediata. En la obra comemos de verdad, en los ensayos también. Si bien se trata de mi familia a la vez es una ficción entonces empezamos junto a Julieta a ver qué  nos convenía para algunas decisiones. En el caso del perro, juamos con un perro ausente pero presente en la obra, todos interactuamos con él al igual que con mi ex novio que está representado como una silla vacía. En la obra original él hablaba así que quitar sus diálogos y dejar la ausencia hizo que su presencia sea mayor”.

El humor está muy presente durante todo el transcurso de la obra. Es inevitable identificar algunas situaciones como propias ya que si bien es cierto que “cada familia es un mundo”, hay cuestiones comunes que nos pueden hacer soltar la carcajada y también la lágrima. Hay encuentro, desencuentro, despedidas y “las vueltas de la vida que a veces son lo opuesto a lo que soñábamos”. Carla remarca que cada actor y actriz tiene “algo” de cada integrante de su familia. Sabrina, la hermana menor, tenía que ser representada por una bailarina. La hermana —en la realidad— de Carla le recomendó a una amiga, Tamara Rocca quien finalmente encarna ese rol. En cuanto a Emilio, el hermano, había pensado en un actor por el parecido físico y finalmente es interpretado por el actor Guido Veneroni, compañero de actuación de Carla. “Me sorprendió al captar la esencia del personaje sin siquiera saber lo que yo tenía en mente al escribirla”.

Desde los elementos clásicos de lo que habitualmente catalogamos como familia, la obra se corre del estereotipo y da lugar a la reflexión de que no siempre lo biológico remite a “ser familia”. En esta ocasión, dos ausencias —que realmente tienen peso— carecen de la sangre en común con el resto de los integrantes aunque eso no atenta con la condición de sentirlos parte. La muerte o el cambio de rumbo son factores que pueden incidir en lo cotdiano, porque así es la vida. Y claro, así son las familias.

Teatro Moscú, Juan Ramirez de Velazco 535, CABA

Viernes 20.30 hs

@somosfamilia.laobra

Nacidas con fórceps

¿Cuál es tu secuela de haber nacido con fórceps? “A mí me agarró como una turbina acá en el centro de la cabeza”, cuenta Turbina. “Contá tu secuela y sumate al club”, proponen la Papo, Turbina y la Enana. ¿Quiénes son? Un trío que se las trae. Tres minas fuertes y empoderadas, una marea musical que estalla en el escenario a puro rock and roll. Ellas son: Nacidas con fórceps y se suben a las tablas con un objetivo concreto. Desde hace 17 años ensayan en un garaje al que llaman El Manantial y  ahora la dueña quiere alquilarlo. Para recuperarlo, arman un show a beneficio. ¿Lo lograrán?

Tres viajes por el teatro

Los fórceps se comenzaron a aplicar en el siglo XVII en los casos en los que se complicaba el parto y la cesárea aún no era practicada. Esta metodología que consiste en colocar unas pinzas metálicas en la cabeza de la criatura para forzar su salida permitió salvar ambas vidas y evitar consecuencias graves tanto para la madre como para el recién nacidx. Aún así, esta práctica acrecienta lo traumático que ya de por sí es el parto para quien llega a este mundo. La Papo, Turbina y la Enana nacieron en estas condiciones e investigaron su incidencia en la personalidad de quienes atravesaron esta experiencia: No les gusta que lxs contolen ni lxs manipulen, con frecuencia sienten que los jalan fuera de las situaciones, piensan que deben hacer todo por sí mismxs, creen que no importa cuánto hagan, nunca es suficiente y sienten que su cabeza y su corazón están separados, desconectados de sus sentimientos. Pese a ser muy diferentes, las tres se sienten unidas por su forma de nacer y si bien son colegas y miembros de la banda, ante todo, son amigas.

Un recital que a la vez es una obra. Así definen este nuevo show que a diferencia de los anteriores de este trío —Fiorella Cominetti, Julieta Filipini y Carolina Bonzi Ferrer o Las Ramponi— pone el acento en lo musical. Vienen trabajando juntas desde hace más de una década, armaron Myriam Cardozo y las golondrinas del monte y en esta oportunidad volcaron sus energías y entusiamos en montar un concierto de siete canciones donde se lucen tocando la guitarra, el bajo y la batería.

“Queríamos trabajar con el universo del rock” asegura Fiorella (o Vanesa La Enana Rodriguez), la baterista del grupo. El año pasado convocaron a la dramaturga y directora Laura Fernández para que las organizara. Vieron muchos documetales sobre el rock en los 80 y los 90, compusieron letras, buscaron los personajes, armaron la estructura de la obra y se coparon con la idea de un falso documental, al estilo This is Spinal Tap, filmada en 1984 por una banda fake que luego se hizo famosa, sacó discos e hizo giras. En noviembre hicieron un par de shows experimentales en el Club Atlético Fernández Fierro y este año decidieron poner el sello Ramponi. La idea fue “hacer un recital y que brote la teatralidad y la dramturgia más que pensar situaciones dramáticas y después llevarlas a escena. Armar los personajes desde sus particularidades, que sean medio estereotipos, pero singulaes, reconocibles en el universo del rock  y desde ahí que se vaya filtrando informacion de quiénes son, qué es de sus vidas”.

Jugaron también con el estilo de la mujer en el rock. Sus personajes son políticamente incorrectos, para nada caretas y sobre el escenario muestran defectos y vulerabilidades. “La escena del rock está por lo general monopolizada por los chabones, en el escenario los chabones tienen una manera de ser, de vincularse, esa misma impronta en mujeres se lee distinto”. En lo musical trabajaron con el músico y productor Francisco Cirimele. Julieta tocaba la guitarra, ya tenía una eléctrica y el año pasado se puso a estudiar. Carolina aprendió a tocar el bajo y Fiorella, batería eléctrica. “Primero aparecieron las canciones, después los personajes y luego el ensamblado. El plan de ahora es hacer videoclips, llamar a amigas y amigos realizadores. Tenemos siete canciones, y queremos que cada una tenga su videoclip cada una con su estética”.  

Al finalizar cada show, el público pide más canciones y ellas dicen “No, tenemos solo siete”. Pero como son buenas pibas y quieren complacer a su público, hacen un bis. Uno de los temas se convirtió en hit y la gente corea “Mi gato Gimena es lo más, Baila mis temas, llora conmigo a la par, Toma vino, Fuma conmigo”. Sueñan con ser teloneras de alguna banda de renombre. Y realmente están a la altura. “Ellas vienen del conurbano, de ranchar en la vereda, tomar el tren. Las imaginamos de adolescentes inventando movidas de resistencia”. Nacidas con fórceps es una oda a la amistad. Si no hay puntos de contacto se los busca y haber nacido con pinzas incrustadas en la cabeza tranquilamente puede ser un primer acercamiento a lo común. Es un homenaje al espíritu del rock y que sea un espíritu no signfica que esté muerto, en todo caso se tomó un descanso, pero la magia está en saber esperar ese fuego que venga a incendiarlo todo. Turbina, la Papo y la Enana guardan un encendedor y saben cómo usarlo.

Cultural Morán, Pedro Morán 2147, CABA

Viernes 28 de junio, 22.30 hs

A partir de julio, domingos a las 21 hs

@lasramponi

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Artes

Una trans, una inquilina y una madre para reflejar con humor y emoción el teatro de las vidas  

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Un biodrama musical que recurre a la alegoría de La Sirenita para representar a las mujeres trans. Tres historias de misterio en barrios porteños contadas por una inquilina al borde de un ataque de nervios. Una conmovedora forma de narrar la relación entre madres e hijas. En tiempos tantas veces oscuros, la luz que nos regala el teatro.

Por María del Carmen Varela

Teoría de la Sirena

“Recuerdos, anécdotas, momentos que marcaron mi vida”, así describe la actriz y cantante Sofía Dieguez al espectáculo Teoría de la Sirena, el unipersonal que vuelve a presentarse en MU Trinchera Boutique. Una biografía musicalizada podría ser otra forma de contar por dónde va el show, cuya idea surgió a partir de su presentación en el mismo teatro, a mediados de febrero, en el marco del Festival Amores. Allí Sofía cantó sus propios temas –La Sirena, Medusa, Sola, La Poderosa– grabados en su primer EP, hizo algunos covers y dio a conocer su nuevo material. Llevó algunos de sus  objetos personales preferidos para compartir con el público: un cuaderno con sus ilustraciones –donde abundan las sirenas-, un portarretratos de su propia infancia sonriente, elementos cargados de memoria y emoción.

Sofía decidió resignificar su show y junto al Laboratorio de Experimentación en Comunicación y Artes Escénicas de la Cooperativa lavaca y a la colaboración de la actriz, directora, dramaturga, docente e integrante del colectivo Piel de lava, Elisa Carricajo,  fue moldeando algo nuevo. Teoría de la sirena es una manera de contar fragmentos de su vida y compartir canciones inspiradas en su propia experiencia.

¿Por qué Sofía recurre a la alegoría de la sirena? Cuando vio por primera vez, a corta edad, la película La Sirenita , el impacto fue determinante. “Desde que la vi me sentí identificada con esa historia, con no pertenecer al mundo, sin saber mucho a los tres años, después entendí de grande la historia original de La Sirenita de Andersen. Las mujeres trans somos como sirenas que damos el paso a ser mujeres y en ese paso, muchas pierden a la familia, amigues, el lugar donde viven y metafóricamente también la voz, socialmente. Hoy quizás no tanto pero es lo que pasaba y es lo que pasa en la historia de La Sirenita“. 

A partir de esta identificación Sofía creó una obra para las infancias: Magenta, una sirena más allá del mar, que fue estrenada en MU con un público formado por niñes de la Asociación Civil Infancias Libres. Desde chica Sofía se preparó  en comedia musical. Como actriz trabajó en las series Pequeña Victoria y El Marginal, participó del musical Crianzas, basado en el libro de la artista Susy Shock; es dramaturga y coprotagonista en la obra teatral Estar System, realizada en el Laboratorio de Experimentación en Comunicación y Artes Escénicas; y una de las protagonistas de la película Unicornio en 2023, entre otros trabajos.

En la adolescencia escuchaba pop latino, inglés y soñaba con ser una Spice Girl. “Recuerdo la primera vez que vi a esas cinco mujeres superpoderosas cantando, saltando, comiéndose el mundo, vistiéndose como querían, sin importarles nada. Con su lema de girl power e igualdad hacían que yo, siendo una infancia y adolescencia trans, me olvidara de mi dolor, de mi desazón, de mis dudas de cómo sería mi vida. Encerrada en mi cuarto bailando sus canciones, me olvidaba de la realidad, y era feliz, podía ser quien quería”.

La actriz y bailarina colombiana Carolina Ramírez –protagonista de las series La Reina del flow La hija del mariachi– recomienda efusivamente la obra: “Es una biografía absolutamente conmovedora, pertinente, importantísima. Siempre nos preguntamos si somos las personas en las que nos queríamos convertir cuando éramos niños y este es un viaje a la infancia de alguien que volvió a nacer, que se parió a sí misma. Hay que verla, vale la pena atravesar este viaje junto a Sofía”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 7 de junio, 20.30 hs

Entradass por Alternativa Teatral

Terror de Arrabal

Tres historias se entrelazan en una obra de teatro que propone la escucha atenta a una protagonista que saca provecho de sus buenas artes como narradora oral.

  1. Una historia de amor: la mujer más bella de la Argentina de fines del siglo XIX, codiciada, aristocrática, la que buscó decidir por ella misma a quién amar hasta que la tragedia truncó sus más profundos deseos.
Una trans, una inquilina y una madre para reflejar con humor y emoción el teatro de las vidas  
  1. Un viaje en subte puede desencadenar el espanto, y no sólo por el valor de la tarifa sino por la posibilidad de cruzar miradas con quienes ya no habitan este mundo.
  2. Recorrer un cementerio con mate, en busca de muertos célebres quizás no siempre sea una buena idea.

Las tres historias tienen algo en común: lo sobrenatural. Lo que nos eriza la piel, pero también nos resulta atrapante.

Barracas, Balvanera y Chacarita son los tres barrios porteños a los que aluden los relatos. En cada uno de ellos la protagonista ha vivido al menos dos años –lo que marcan los contratos de alquiler– y allí ha transitado momentos de alegría, desencanto, amor y, por supuesto, miedo. Con gracia y buena dosis de misterio, Daniela Carballo, la actriz del unipersonal Terror de Arrabal hila sus anécdotas personales con las leyendas de los barrios por los que va posando su anatomía luego de cada mudanza.

Daniela, por primera vez está sola en el escenario, con dramaturgia propia. Les llevó un año a ella y a la directora Lara Hernaiz, amasar la obra, primero hubo un período de investigación y selección de material con la intención de recuperar leyendas urbanas que pudieran adaptarse a un espectáculo de narración oral. Una vez seleccionadas las tres historias, le siguió la tarea de bordar anécdotas alrededor de los relatos y sus ubicaciones geográficas y armar “una obra teatral –indica Daniela– que fuera coherente, en este caso es el de una inquilina que se va mudando de barrio en barrio. Ese es el hilo conductor que junta estas tres historias”.

¿Qué tanto de autobiográfico hay en la obra? “Bastante. Sobre todo por la situación de inquilina, en la que está la protagonista y en la que vivo yo. Este rebobinar cada dos años teniendo que volver a empezar en una nueva casa, en un nuevo barrio, el reseteo constante de la vida del inquilino, está presente en la obra y hay un color de quien vive hace tiempo en Buenos Aires pero no es porteña. Entonces hay cierto nivel de extrañeza a la hora de la dinámica que le presenta Buenos Aires a personas como yo, la velocidad con la que se hacen las cosas, cierta noción medio opaca a la hora de definir en qué barrio estás, una identidad que está armada por personas que no son propias de la ciudad y que se ensamblan en esas lógicas”.

Terror de Arrabal ya se llevó a cabo en otros espacios de la capital porteña. En esta ocasión, se presentará en MU Trinchera Boutique los sábados 8 y 22 de junio.

Vale contar detalles del barrio. En la vereda de enfrente a MU, en Riobamba 144, se encuentra la conocida “Casa de la palmera” –actualmente funciona la redacción de La Izquierda Diario y el Instituto de Pensamiento Socialista Karl Marx– donde algunas personas aseguran que circula el fantasma de Elisa. Ella era hermana de cinco varones a los que acusaba, desde su afán religioso, de despilfarro e inmoralidad. Cada uno de ellos fue muriendo en trágicas circunstancias y hasta se sospechaba que ella había tenido que ver en algunos de esos desenlaces. A medida que sus hermanos iban muriendo, Elisa, quien trabajaba de taquígrafa en el Congreso de la Nación, cerraba con llave y clausuraba los respectivos cuartos. Durante algunos días no concurrió a misa, fueron a buscarla y la encontraron muerta en el sótano de la casa. Por otra parte, hay quienes aseguran que la Casa de la palmera inspiró a Julio Cortázar a escribir su famoso cuento Casa tomada. El espacio de MU Trinchera Boutique es también un lugar con historia: funcionó el Club de Magia del renombrado mago inglés David Tobias Bamberg, Fu Manchú, quien compartía en el sótano que actualmente es la sala teatral de cooperativa lavaca sus trucos de magia con colegas y así lo hizo  hasta sus últimos días.

Asombro, misterio, asuntos inconclusos y fenómenos fuera de lo común son los ingredientes que conforman la obra, extraídos de una constelación de leyendas que sobrevuelan esta ciudad y dejan huella en la memoria de sus habitantes. Asegura Daniela: “En esta obra nos propusimos reeditar miedos más actuales a partir de las leyendas, pero también  nos esmeramos en que tenga cuotas de humor porque después de todo queremos que la experiencia sea disfrutable y porque también creemos que hay que reírse un poco de aquello que nos aterra”.

MU Trinchera Boutique – Riobamba 143, CABA

Sábados 8 y 22 de junio, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

Estoy acá sin fin

“Es un homenaje a mi hija Amanda, el gesto de dejarle en papel y obra mi amor como madre para el resto de su vida”, dedica la actriz y directora Leticia Coronel. Al inicio de la obra – en Estudio Los Vidrios que dirige artísticamente el intérprete, director y dramaturgo Lisandro Rodriguez–  Leticia se para frente al público y cuenta que escribió esta obra para su hija Amanda, que está por cumplir 13 años y a quien dio a  luz cuando tenía 22 años. También cuenta que ensayó la obra con Amanda pero que al tiempo desistió y le dijo que no le gusta el teatro. “Mamá, la vida de ustedes es muy estresante. Siempre les falta algo, siempre”. Entonces Leticia buscó a cinco amigas actrices y bailarinas y comenzaron a ensayar esta obra que conmueve desde la primera frase.

Una trans, una inquilina y una madre para reflejar con humor y emoción el teatro de las vidas  

Dos bailarinas y tres actrices –azarena Amarilla, Maira Annoni, Blanca Anzoategui, Damiana Gamarra y Jennifer Hernández–  de las cuales solo una es madre, son las creadoras escénicas junto a Leticia de todo lo que sucede en una hora de obra teatral: “En el primer ensayo que tuvimos juntas, Lisandro Rodriguez, colaborador artístico, nos dijo: esta obra les pide a ustedes que se vinculen desde el afecto. Fue clarísimo, cada una empezó un proceso personal de mucho vínculo afectivo y eso hizo que la obra pudiera deslizarse en zonas honestas, personales y viscerales”. Por supuesto que la dramaturgia sacude la emoción de cada espectador/a porque la temática de la maternidad nos atraviesa de alguna manera, pero más allá de esa condición, la performance de cada actriz excede las fronteras de la interpretación bien ejecutada. Hay algo más. “Cada una fue trayendo sus historias, sus recuerdos, sus anécdotas, sus vivencias. Me interesaba que cada una pudiera nombrar cosas desde un lugar real, que nombraran ese amor por más terrible que sea. Cada una hizo el mapa de lo que tenía”.

La obra emerge de un vínculo concreto: el de Leticia y Amanda, madre-hija, y a medida que transcurre, lo trasciende y ese límite queda sin efecto, nos involucra a todxs. “No quería que la obra quedara en mi historia, no me interesa cuando el material tiene un perímetro pequeño de trabajo”. Leticia entra y sale de la obra, para narrar, interrogar, hacer algún pedido concreto a las actrices y eso le da un valioso dinamismo y una cercanía con quienes espectamos. Nazarena, Blanca, Damiana, Maira y Jennifer aportan un estilo, un concepto, una rueda que no para de girar y enciende chispas de sensibilidad a su paso. “Cada una tuvo desde el primer momento una entrega absoluta, con la misma pasión, el mismo amor. En lo personal fue satisfactorio y reparador. El desafio fue actoral porque no sabíamos como actuarla, fue algo tan real que nos costaba, ¿cómo se actúa esto?”

La obra fue ganadora del segundo premio Germán Rozenmacher XV a la nueva dramaturgia y el texto fue publicado en 2023 por la Editorial Eudeba en edición trilingüe. Leticia asegura que fue un trabajo de afinación: “Una vez que nos empezamos a dar cuenta de que el material tenía que ver con el estar, con lo más cercano a la persona, ahí nuestros oídos dijeron: es por acá. El desafío fue la afinación y que el trabajo estuviese lo más cercano posible a la persona y no a la actriz”.  Estoy acá sin fin se propone ante todo ser sincera, dibujar la maternidad con trazos incompletos, irregulares, pero auténticos, dar lugar a las luces y también a las oscuridades.  Dice la obra y seguramente coincidiremos en la metáfora y en la literalidad: “Ser madre es un estallido. Ser hija también”.

Estudio Los Vidrios – Donado 2348, CABA

Domingos a las 19 hs

Reservas: [email protected]

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