CABA
Margarita Padilla: ¿Por qué esto? ¿Por qué a mí?
Ees española, forma parte de la Red Ciudadana de afectados por el atentado de Atocha y promovió un encuentro con los familiares de Cromañón. Sus reflexiones sobre estas luchas sin modelos.
Buenos Aires, 30 de diciembre de 2004. Ciento noventa y cuatro personas, en su mayoría jóvenes, fallecen en un incendio en la discoteca República Cromañón, ocasionado por una bengala. La salida de emergencia estaba cerrada con candado, el sistema antiincendios no funcionaba, el aforo era el triple del permitido y el techo estaba cubierto por un material que, en contacto con el fuego, emanó cianuro de hidrógeno y dióxido de carbono, entre otras sustancias letales. Luego del incendio se generó una situación de caos.
Madrid, 17 de diciembre de 1983. Ochenta y una personas fallecen en un incendio en la discoteca Alcalá 20. El Estado, declarado responsable civil subsidiario por los jueces, pagó doce millones de euros en indemnizaciones a las familias en el verano de 1997, casi catorce años después de la desgracia.
Si “lo que nos pasó es lo que somos”, Alcalá 20 y República Cromañón serían dos modos distintos de “lo que nos puede pasar”. En la España del año 83, recién terminada la transición política y con un gobierno de mayoría absoluta socialista, la lucha política, enferma de “desencanto”, no podía ocuparse de los alienantes estilos de vida discotequeros. La lucha política tenía otros asuntos más importantes que atender. Quizá por eso, en Alcalá 20 “no pasó nada”.
En la Argentina de 2004, la insurrección de 2001 ¿ha quedado atrás? Ahora el gobierno es progresista y la sociedad está preocupada por la inseguridad. Pero, después de la masacre de Cromañón, las marchas reclamando Memoria, Verdad y Justicia han ocupado las calles y todavía se celebran, siempre hasta Plaza de Mayo.
La masacre hizo que los chicos de Cromañón mostraran sus modos de vida, su pasión por el rock, sus trabajos de catorce horas, su sentido de la fiesta, sus cálculos a corto plazo. Así fue como conocimos a la Generación Cromañón.
Conocimos a la Generación Cromañón nueve meses después de que el 11 de marzo de 2004 acercara los horrores de la guerra a la puerta de nuestra casa. El horror, convertido en acontecimiento, puso en crisis las relaciones de sentido y de poder imperantes, y abrió un vacío existencial desde donde pudieron emerger preguntas verdaderamente radicales: ¿qué es tener una vida?
Las lógicas de la “gran política” enseguida se apresuraron a cerrar la crisis de sentido y de poder, tomando la iniciativa para recuperar la hegemonía, poniendo en primer plano las sospechas sobre qué intereses había detrás del atentado y cómo se modificó el tablero electoral. Pero las lógicas de la “gran política” debían ir más allá. Debían, también, evitar que esas preguntas verdaderamente radicales que desde un vacío existencial pudieron formularse se hicieran de modo colectivo. Así pues, se pusieron en marcha todas la estrategias posibles para encerrar a cada uno en su propia individualidad y, según la vieja consigna de “divide y vencerás”, el objetivo fue y será dividir a lo social, dividir las familias, dividir incluso a cada afectado en miles de pedazos que se bloqueen entre sí. Estas estrategias irán desde abonar rentabilidades y promesas hasta hacer cálculo de proporciones, pasando por instrumentalizar el dolor, representarlo, interpretarlo, apropiarse de él, llevarlo al “deber ser”… Todo, antes que permitir que esas vidas rotas dejen de ser vidas privadas y se encuentren en una interioridad común que amplifique hasta el infinito la radicalidad de las preguntas compartidas. Por eso, el momento “cero” de toda lucha es luchar contra la soledad y el aislamiento.
Tal vez entre la quema de vehículos en las periferias de París, desencadenada por la muerte de dos chicos en una persecución policial (otoño del 2005) y la devastación producida en Nueva Orleans por el huracán Katrina, gestionada con espeluznante parsimonia por parte del gobierno de ee.uu. (agosto de 2005) pueda tejerse un hilo de dolor y de luchas. Sería un hilo que se enredase en Cromañón, pero también en los atentados del 11-s, 11-m y 7-j; en el incendio en Guadalajara (España, verano de 2005), con la muerte de diez trabajadores y una trabajadora forestales; en las muertes de emigrantes en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla (frontera española, verano de 2005); en las muertes por violencia entre iguales, y, por supuesto, en las muertes en carretera, en el trabajo… ¡y en tantos otros escenarios de la catástrofe contemporánea!
Pero no se va a armar una lucha porque alguien muera; ni siquiera porque muera mucha gente. ¿Qué es lo que verdaderamente puede armar una lucha? Se arma una lucha cuando alguien señala la muerte acaecida como una “muerte política”. Entonces, ¿qué significa señalar con el dedo y afirmar que ésa “es una muerte política”? Significa rebelarse ante el hecho de que ese ser único e irrepetible, cuya ausencia abre un vacío que jamás podrá ser colmado, murió (lo mataron) sin que llegara a “tener una vida”. Significa asumir que esto no funciona, que es intolerable y que las condiciones de vida hiperprecarias sitúan a la mayoría de la humanidad permanentemente al borde de la catástrofe, individual o colectiva.
Una nueva sensibilidad
Si para el capitalismo trucho la gente es sólo basura, la catástrofe a la que nos arroja ese capitalismo trucho pone en evidencia cómo sólo “la gente”, cómo únicamente los otros, todos y cualquiera, son los que pueden salvarme. Pero, paradójicamente, esos que pueden salvarme también pueden, en el momento de la catástrofe (o sea, cada día), pisarme la cabeza.
Este descubrimiento da lugar a una nueva sensibilidad o, si se quiere, una nueva politización. Una nueva politización que entiende que su lugar está en la cuerda floja, en el filo de lo ambiguo, pues reconoce en la construcción de lo común la única vía de liberación, así como también asume que esta construcción de lo común de ningún modo está garantizada. Habrá que construir, sí, lo común, pero cimentado en un vacío. Construir lo común cimentado en un vacío es vérselas con la ambigüedad; es crear mundos donde recuperar la libertad tanto como hacerse cargo de la carga de negatividad que la masacre, el atentado, el “accidente”… han depositado en sobrevivientes, víctimas, afectados… Es, casi seguro, prescindir de la “línea correcta”.
Esta nueva politización tendrá que cruzar una frontera, estar ahí donde se elaboran los modos de entender, sentir y actuar; hacerse tan frágil como otros; mirar el mundo desde una salvaje oscuridad; comunicar con la escucha y el silencio; desplegar una ética cálida, femenina; abrirse a la sensibilidad y al afecto. En definitiva, tendrá que pensar con y desde el cuerpo o, dicho de otro modo, trabar lo existencial con lo político, y viceversa.
ensar con y desde el cuerpo significa que lo político y lo existencial dejan de responder a lógicas distintas; significa que el pensamiento y la vida ya no están separados. Pensar con y desde el cuerpo significa hundir todas las trascendencias.
Cuando se lucha con y desde el cuerpo, desde una nueva sensibilidad, surgen nuevas amenazas. Por supuesto, siempre actuarán la represión, la criminalización, el desprestigio, la división… Pero la mayor amenaza para las luchas que se arman desde una nueva sensibilidad consiste en que la dimensión propiamente política haga perder la dimensión existencial, o viceversa. Consiste en que una de las dos dimensiones tome hegemonía y organice, sin atender a la otra, los modos de entender, sentir y actuar.
Rota la horizontalidad entre las dos dimensiones, la lucha se privatiza, deja de ser una lucha que habla a todos y a cualquiera, que es de todos y de cualquiera, para pasar a ser la lucha de unos cuantos que pelean por “lo suyo”, no importa si “lo suyo” es un reclamo político o un espacio de autoayuda.
Hacer a cada momento la horizontalidad entre lo existencial y lo político es un camino extenuante porque no hay garantía de que la solución política y la solución existencial siempre coincidan, e incluso sospechamos que no van a coincidir. O, como escuché decir en una ocasión a nuestra amiga Ivana, hermana de Yamila (asesinada en Cromañón), “cuanto mayor es el logro más grande es el vacío”. Entonces, estas luchas tienen que plantearse la pregunta sobre qué es un logro porque, posiblemente, ninguna victoria consiga colmar el vacío y, en ese sentido, toda victoria sea una victoria precaria.
¿Significa eso que la lucha fracasa? Ni mucho menos. Significa, sólo, que nuestra lucha no tiene modelos.
Margarita Padilla, desde Madrid
diciembre de 2006
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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