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Olla a presión: Cómo se organizan los barrios para resistir al Presupuesto

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Por qué el gobierno persigue a la organización La Poderosa. Cómo se organiza el barrio y le da pelea a las políticas de pobreza e inseguridad. Cuáles son las claves y las propuestas para bancar la olla y el día a día. Teorías y prácticas desde un comedor en el barrio Zavaleta. POR LUCAS PEDULLA
Nelly Vargas se acuesta todas las noches pensando que no tiene cinco hijos, sino más de 300. Son las 4 de la tarde de un jueves de sol, ya pasó una semana de la media sanción con balas y cacería del Presupuesto 2019 en la Cámara de Diputados, y por el Comedor Evita -corazón de la Villa 21, Zavaleta, Ciudad de Buenos Aires, planeta Tierra- hoy pasaron 60 familias. “A cada una multiplicala por tres, por cinco, por ocho”, precisa Nelly. La cuenta puede dar 180, 300 o 480 personas -nunca es exacta-, y por eso esta mujer de 60 años lleva su cuaderno en el que anota la cantidad, el menú del día y otras precisiones gastronómicas y aritméticas, aunque hoy hubo una que la dejó preocupada: “Por la demanda tuvimos que utilizar la comida de la semana que viene. Hoy el postre era una naranja, pero no pude darles a todos, así que usamos los duraznos del lunes”.
Afuera hay chicos jugando al fútbol contra un paredón con un mural de Gilda; adentro, un grupo de mujeres convida piza y jugo de fruta a otras mujeres porque dicen que, a pesar de todo, están de festejo: el comedor cumple 27 años. Nelly lo abrió con otras vecinas y vecinos el 1º de noviembre de 1991. “Nunca solemos festejar, pero hoy es un lugar donde podemos tener paz y hablar con otras vecinas de lo que les pasa”.
¿Y qué les pasa?
Vemos que se nos viene un tiempo malo: día a día tratamos de ver cómo salimos adelante, pero día a día vienen más familias. Sin trabajo. Madres solas. Cada vez más chicos que consumen droga. Nadie tiene para comer, y tenemos que atenderlos. Por eso estos lugares, donde no solo hay un plato de comida sino apoyo escolar, talleres de salud y un espacio para jugar, son de mucha ayuda. Construimos desde el amor. Nosotros también tenemos dignidad y derecho a vivir.

Olla a presión: Cómo se organizan los barrios para resistir al Presupuesto

Las mujeres que sostienen el comedor Evita en la 21. En el medio, Nelly.
Foto: Nacho Yuchark

La cacería del fmi

El reloj marca las 15:53 del miércoles 24 de octubre, y las cámaras de Crónica TV no solo muestran la brutal represión desatada como antesala a la media sanción del Presupuesto 2019, sino también el momento exacto en el que la Policía de la Ciudad detiene a Nacho Levy y a Francisco Pandolfi, referentes de La Poderosa, organización villera que edita la revista La Garganta Poderosa, en 9 de Julio y Carlos Calvo, a 15 cuadras del Obelisco y a cuatro de Constitución, en plena desconcentración. También registra el comienzo de una operación: uno de los efectivos le planta a Pandolfi una barreta de metal, en vivo y en directo.
Ese día también detuvieron a Gonzalo Zamudio y a Lucas Zunino, otros dos integrantes de la organización, en medio de una cacería que tuvo como foco algunos actores particulares: trabajadores de Télam, de Astilleros Río Santiago, docentes de Moreno. Nacho Levy apunta que el motivo por el que se habían organizado desde los barrios para marchar no era terminar el día en la puerta de una comisaría: “Ahí nos pusieron. El presupuesto no es de números, es una cuestión de seres humanos. No queremos que nos expliquen cómo es el déficit cero: queremos que nos expliquen cómo vamos a sobrevivir nosotros con ese recorte. Cuando los movimientos pedimos que se declare la Emergencia Alimentaria queremos decir que no hay para morfar y que si no hay no se puede retroceder más: no hay dónde para retroceder”.

La violencia Bullrich

Fidel Ruiz (23 años) y Jésica y Roque Azcurraire (33 y 31) son tres jóvenes que de niñes iban a comer al comedor de Nelly. “Si en el 91 Nelly no abría el comedor, durante los 90 nos hubiésemos cagado de hambre”, sintetiza Fidel. Hoy los tres son militantes de La Poderosa que estuvieron en la marcha en Congreso.
Estamos en la Zavaleta, frente a la Plaza Kevin, donde en 2013 una bala de Prefectura mató a Kevin Molina, de 9 años. Es la bella plaza que él había ayudado a construir por un amigo suyo asesinado cuatro años antes. La conversación arranca sin vueltas: la persecución no es casual. Fidel: “A nosotros no nos encanta estar en la calle, porque donde sostenemos la lucha es en nuestros territorios. Pero tenemos que salir porque todos los días nos vulneran un derecho más. Pero cuando pasa un caso de inseguridad y nos criminalizan, nos echan la culpa a nosotros de no saber contener a los pibes de los barrios, cuando todo lo que hacemos es por la ausencia del Estado. A nosotros ya nos vulneran en materia de trabajo, salud, deporte, cultura y educación, y es la comunidad la que debe organizarse para conseguir esas cosas. Pero nunca nos imaginamos que, en materia de seguridad, también nos tendríamos que organizar. Nunca nos hubiera gustado plantear un control popular de las fuerzas porque hace ocho años el Cinturón Sur trajo a las fuerzas nacionales al barrio; porque hace cinco años liberaron la zona cuando pasó lo de Kevin; porque hace dos torturaron a Iván y Ezequiel; y porque en mayo violentaron la vivienda de nuestros compañeros. ¿Cómo no vamos a pensar organizarnos para cuidarnos entre nosotros?”.
En la noche del 26 de mayo, la Prefectura ingresó a las casas de Jésica y Roque, disparó contra los vecinos y lanzó gases en medio de los pasillos. Entre las corridas, lxs hermanxs fueron golpeados y detenidos. Roque: “A mi sobrino de 11 años lo apuntaron con una escopeta, tuvo que saltar una pared. Al compañero de Jesi lo agarran, lo arrastran, lo cagan a palos. Yo atiné a sacar mi celular para filmar el desastre que estaban haciendo, cuando se me vinieron encima. Me rompieron el celu. A mí me van amenazando, esposado. Ellos saben claramente quién soy, me ven en el barrio con la cámara, con los compañeros y las compañeras. Me decían: ‘Hay que matarlos a todos. Negros de mierda. ¿Dónde tenés la falopa?’”. Roque fue liberado dos días después.
A Jésica todavía le cuesta recordar el momento. Poco le importó a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: el 8 de junio brindó una vergonzosa conferencia de prensa en atacó a la La Poderosa, acusándola de armar un “relato” de los hechos porque, según su curiosa interpretación, “el objetivo es liberar el barrio para que esté controlado por el estado ilegal y por los que trafican droga”. Como en el barrio no hay metáfora, la violencia estatal de esa noche ocurrió a metros de la casa de Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya, los jóvenes que en septiembre de 2016 fueron secuestrados y torturados por esa misma fuerza, y en medio del juicio que llevó al banquillo de los acusados a seis de esos prefectos.
Otra vez, nada era casual. Roque: “Yo entré a La Poderosa para cambiar un montón de cosas. Tenía un grave problema de consumo. Y la organización, los compañeros, el hablarlo y no negarme a discutirlo me hicieron entender que el responsable de mi consumo no eran mis viejos, a quienes yo criticaba, sino la ausencia del Estado. Ese mismo Estado que, a través de la policía, está involucrado en la droga en nuestros barrios, para que no estudiemos ni luchemos por nuestros derechos. No quieren gente pensando. No quieren gente organizada. Les meten la droga desde chiquitos y, después, los meten presos. Jamás liberaríamos la zona para el narco: combatimos eso”.
Tres meses y medio después de esa noche, el 21 de septiembre, La Poderosa festejó la primavera: el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 9 de la Capital condenó a los seis prefectos que secuestraron y torturaron a Iván y a Ezequiel, en la misma sala que 33 años antes se dictó la histórica sentencia del Juicio a las Juntas. Fidel: “En medio de tanta bronca, fue algo esperanzador. Fue la confirmación de que algo bien estamos haciendo. Y que no sale de un sello, sino de la comunidad, de todas las asambleas en el país. Y eso es lo que realmente le jode a la política hoy: el barrio organizado”.

Las poderosas

Jésica coordina la Casa de la Mujer en la 21. “La Casa vino a sumar una pata importante de encuentro para romper con un montón de estructuras que veníamos sufriendo”. Hacen talleres de formación laboral, tejido, encuadernación, reciclado de ropa. También crearon la cooperativa de belleza y estética Mika Gaona, por la joven de 20 años asesinada en 2015 por su pareja. “Fue un femicidio que movilizó a toda la 21/24. La mataron de un tiro en la cabeza. La familia encontró en el trabajo cooperativo una forma de aliviar el dolor, acompañando a otras mujeres. Siempre decimos que los lugares donde nos juntamos a charlar son las peluquerías. Politicemos entonces eso”.
A la Casa llegan denuncias por violencia física (golpes, abusos) y económica (“imaginate una mujer, migrante, sin un mango ni documentos: no existe Estado ahí”), pero Jésica subraya una consulta diaria, al menos, por abortos. “Las pibas realmente se mueren o terminan con infecciones por interrupciones mal hechas. Mujeres que quedaron estériles o sin útero. Acá están todos los casos que hablaron muchas mujeres de clase media a lo largo de todo el debate. Es una problemática constante”.
Desde el comedor, y en una frase que une las ollas populares de las docentes de Moreno con la Villa 21, Nelly subraya que en las crisis fueron -y son- las mujeres las que levantaron la política económica de los barrios: “La economía popular no se inventó ahora, la hicieron las compañeras”. Jésica recuerda que, en 2001, tenía 16 años.
¿Cómo se organizaban?
No teníamos para comer. Una tenía un paquete de fideos, otra una salsa de tomate, otra una cebolla, otra un poco de pollo… Entonces nos organizábamos para comprar las primeras ollas: hacíamos un bingo de 50 centavos, o si alguien tenía el lujo de tener un DVD lo sumábamos a otra que tuviera una tele grande y veíamos una película a 2 pesos la entrada.
Esa memoria vuelve hoy a la luz de lo que representa el Presupuesto. Fidel cuenta el crecimiento de la organización: “Nosotros arrancamos hace 14 años con un equipo de fútbol. De ahí se armó el apoyo escolar. Luego, un espacio de arte. Después, percusión. Nos dimos cuenta de que teníamos que abrir una asamblea porque a los padres y a las madres de esos chicos les estaba pasando lo mismo que a sus hijos. Y así, en base a la emergencia, la respuesta fue la organización. Ese es el orgullo que sentimos cuando hablamos de la villa. No porque nos guste vivir en la precariedad, o porque sea hermoso estar sin agua ni gas, sino porque los barrios sobrevivieron a todas las catástrofes sociales, políticas y económicas que hubo en estos años. Y ojo: no nosotros, porque La Poderosa no le enseñó a luchar al barrio, sino que fue el barrio quien le enseñó a luchar a La Poderosa. Por eso, cuando nos atacan, atacan al barrio”. Jésica remata: “Lo que pasó habla a las claras de cómo un Estado ausente criminaliza a las organizaciones por lo que ese Estado no hace”.
La trama barrial desarma así la urdimbre estatal.
Y deja al desnudo por qué el gobierno persigue a La Poderosa.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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