Nota
Diccionario mediático argentino
Por Pablo Marchetti
Espionaje
Modalidad que consiste en utilizar a los servicios de inteligencia (ver servicio) para espiar a adversarios políticos y hacerse con información para utilizar en su contra. El espionaje, originalmente, se supone que debería utilizarse para desarticular complots contra el estado, el sistema democrático o los intereses nacionales. Pero como las tres expresiones tienen en la Argentina un significado absolutamente relativo, bien puede interpretarse esto como el espionaje a los enemigos políticos. Además, para defender los intereses del país es necesario pelearse con demasiados adversarios poderosos. Por eso resulta mucho más sencillo y práctico dedicarse a espiar a perejiles que nos vienen rompiendo las pelotas. Para ello se utilizan las redes con las que cuenta el propio Estado, incluyendo los agentes encargados de obtener la información, llamados espías (ver espía). En la mayoría de los casos, el espionaje da sus frutos y realmente se obtiene información comprometedera y actos repudiables, independientemente de que también resulten repudiables los métodos para obtener esa información. Pero en otros casos, la información obtenida no es comprometedora. En tales casos se pasa a la fase superior del espionaje: la de inventar evidencia, siempre con el objetivo de masacrar al adversario.
Cortes de luz
Falta del suministro hogareño de la energía eléctrica. De modo masivo, suele darse en verano, independientemente del color político del Gobierno, así como también de la condición de la empresa de energía. Los cortes de luz suelen aparecer en gran escala, más allá de que las empresas sean estatales o privadas, de que haya o no subsidios, de que las tarifas sean altas o bajas. Al producirse en verano, durante grandes olas de calor, y con la gente más predispuesta a salir a la calle a protestar, los cortes de luz suelen tener como respuesta movilizaciones de gente que sale a gritar, a golpear cacerolas y, a veces, hasta a cortar calles quemando gomas o contenedores de basura. Semejantes escenas, protagonizadas por vecinos de clase media que no suelen ser de protestar demasiado, hacen que algunos políticos y periodistas opositores intenten vender la fantasía de que el Gobierno de turno está al borde del fin. Pero la situación no suele prolongarse por mucho tiempo. Si bien estar un par de semanas con cortes de luz puede parecer una eternidad durante el verano, cuando empieza el otoño y vuelve la luz, se terminan las protestas y todo vuelve a la mansa calma de siempre.
Extorsión
Maniobra que consiste en obtener favores políticos de un funcionario o dirigente a cambio de no dar a conocer una información íntima y/o comprometedora, generalmente obtenida mediante espionaje. La extorsión no suele ser un hecho aislado, sino que en general forma parte de una red que incluye a espías, servicios, periodistas y dirigentes políticos, empresariales y sindicales. La extorsión es una herramienta fundamental para lograr que los representantes del pueblo tomen alguna decisión a la hora de aprobar o rechazar un proyecto de ley. Pero también sirve para negociar candidaturas, adjudicar licitaciones y llevar adelante muchas de las acciones que hacen al normal funcionamiento del sistema democrático.
Juez de la nación
Magistrado que imparte justicia. Como toda forma de representación política e institucional, no goza de muy buena reputación en la mayoría de la población. Pero la percepción de la opinión pública puede mutar de manera rotunda de acuerdo al posicionamiento de los medios hegenónicos. El discurso varía de manera contundente: un día un juez puede ser un respetable portador de justicia, y al otro pasar a ser un sesgado personaje que defiende oscuros intereses. En este tipo de discursos se tiende a demonizar a los jueces que toman una determinada posición política. Como si no fuera mejor conocer dónde está parado un juez, que dejar que nos venda una posición “neutral” y “apolítica”, dos cosas que, se sabe, no existen en ningún ser humano, y mucho menos en una persona que necesariamente tiene que estar muy politizada, como es el caso de un juez de la Nación.
Periodismo de investigación
Rama del periodismo que se ocupa de llevar adelante trabajos que denuncian situaciones de injusticia. En teoría, el periodismo de investigación necesita de mucho tiempo para, valga la redundancia, investigar. Con la precarización laboral entre los periodistas, el periodismo de investigación se torna muy poco solventable. Si existe aún en alguno de los grandes medios es por la presencia de un aliado fundamental, injustamente ignorado a la hora de hablar de quiénes sostienen el periodismo de comunicación: los servicios de inteligencia. Los carpetazos (ver) que difunden los espías son muy detallados y suelen incluir pruebas contundentes: facturas, gastos, fotos, audios y mensajes de todo tipo. Gracias a este desinteresado aporte de los servicios de inteligencia, el periodismo de investigación puede mantener bien alto su buen nombre y honor.
Servicio
Nombre genérico para denominar a los agentes encubiertos de los servicios de inteligencia. Alguna gente suele sobreactuar su paranoia de que todo el mundo sea “servicio”. Algo que no es cierto: es más la gente que no es servicio. La gente que sí es servicio es una minoría. Al menos por el momento. Esto no quita que, con la profunda crisis económica que hay en el país, y con la precarización laboral que están sufriendo los periodistas, el asunto pueda revertirse pronto. Hoy por hoy, ser servicio es más rentable que ser periodista. Pero no se sabe qué puede suceder el día de mañana. Si es que para entonces sigue existiendo eso que solíamos denominar “periodismo” y quienes lo hacen, los autopercibidos “periodistas”. Aunque también es posible que, en términos económicos, lo más rentable es ser un periodista-servicio. Lo mejor es asumir que vivimos en medio de la posmodernidad, en un mundo donde las etiquetas y los encasillamientos ya no tienen ningún sentido.
Unidad
Llamado desesperado a que se junte gente a la que, a priori, le costaría estar en un mismo ámbito. La “unidad” debe estar motorizada por un objetivo común y prioritario, que es ganarle una elección a quien detenta el poder. Pero la unidad de muy difícil de lograr. Hay quienes aseguran haberla visto y, afirman: “Se parece mucho al capitalismo con rostro humano”. Es que la unidad tiene un sustento teórico y conceptual que resulta muy complejo de analizar, que tiene varios niveles de lectura, pero que podría resumirse del siguiente modo: “Jùntense para ganarles a estos”.
Unidad del peronismo
El peronismo es el lugar donde más se ejerce y se alienta la idea de “unidad”. Si uno dice la palabra “unidad” sola, indefectiblemente alguien podrá acotar “del peronismo”, como si fuera una idea que completa a la otra. Esto demuestra la clase de utopía que representa la “unidad” para el peronismo. Pero, ¿por qué la “unidad” se vuelve algo tan imperante, cuando bien sabemos que el peronismo suele contener a sectores que ideológicamente representan polos opuestos? La respuesta es simple: el peronismo se aferra a esta idea identitaria de la unidad cuando lo que está en riesgo es, precisamente, la pérdida de esa identidad peronista. Por algo, más allá de las mil maneras de ejercerla, la identidad peronista es una sola y bien distina a la identidad no peronista. Y ni hablar de la identidad anti peronista.
Unidad de la izquierda
Si la unidad del peronismo resulta una marca identitaria peronista y, por lo tanto, nacional, la unidad de la izquierda es una marca identitaria universal. Allí donde existe una izquierda (y esto es, básicamente, en todo el mundo), esa izquierda tiene variantes, algunas de ellas irreconciliables con otras. Entonces surge la fe, la creencia, la superstición. La izquierda suele presentarse a sí misma como racional. Y, en ese sentido, parecería ser la contracara del peronismo. Pero si de llamar a la unidad se trata, la izquierda puede ser tan metafísica como el peronismo. Lo curioso es que siempre que se invoca a la unidad, de alguna manera se convoca también a la idea de que es posible vencer en las eleciones. Y en general, cuando se habla de esta idea, se menciona el hecho de ganarle a la derecha gobernante. La idea del triunfo electoral asociado a la izquierda, hace aún más delirante este poco fructífero llamado a la unidad que muchos militantes de izquierda repiten como un mantra salvador.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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