CABA
Dirigir la época: 5 directorxs de teatro piensan juntxs
¿Qué hay para ver? Cuatro obras que mezclan danza, teatro y cuerpos en movimiento. De la familia al desamor, y del boxeo al feminismo, una charla con cinco referentes de la escena teatral contempóranea que llenan salas y sacuden cabezas. La autogestión, la precarización y cómo sostener el arte hasta las últimas consecuencias. POR MARÍA DEL CARMEN VARELA
Un cuerpo que gira sin cesar, el vuelo de la falda de un vestido, los cabellos al viento, otros cuerpos que danzan cercanos y la bailarina volátil que encarna una leyenda: La Telesita, una joven santiagueña que ama bailar y muere quemada accidentalmente. ¿Quiénes son nuestros próceres, a quiénes les construimos monumentos, quiénes redactan los manuales de historia y qué relatos nos cuentan? La obra Polvaderal corre el velo de la historia y desde el polvo pondera la memoria colectiva que abraza lo femenino. Esa esencia original, sutil y poderosa que plantea, sobre los escombros, fundar la Matria.
Una madre, una hija, una historia de locura, amor, desencuentro. ¿Cuál es la madre, cuál es la hija? Por momentos, todo estalla y los límites se desdibujan. La fragilidad, la dependencia, un vínculo que es un encastre de roles y facetas se advierten en La débil mental, versión teatral de la novela de la escritora argentina Ariana Harwicz.
Dos bailarinas viajan durante dos días a la playa como parte de un viaje experimental. Pero sucede algo imprevisto: una de ellas se enamora de la otra. Belén, de Victoria. Para no sucumbir frente a la aridez del desamor, Belén recurre a la creación: escribe un diario íntimo en el que vuelca los recuerdos de lo vivido. Esos escritos transmutan en una obra performática, en una secuencia catártica poblada de belleza. Belén es ahora un chico trans, Rodrigo Arena, y su obra Mis días sin Victoria combina boleros cantados en vivo, danza, humor, acidez y ternura.
Un ex boxeador y un golpe que lo deja noqueado, no en el ring sino en el terreno de una relación amorosa. El hecho desencadena su catarata poética a modo de conjuro que traiga alivio del golpe lejano que todavía duele. Dos boxeadoras en escena, ¿cuál es la real y cuál la imaginaria? Él sigue viendo doble. La acción sucede en el gimnasio de la Federación Argentina de Box y los guantes, sacos, protectores bucales e indumentaria acorde forman parte de esta obra de danza-teatro llamada Último round, fragmentos de una herida de amor.
Laura Figueiras, Carla Rímola, Paula Herrera Nóbile, Rodrigo Arena y Mijal Katzowicz son les directores de estas cuatro obras que se nutren de realidades cotidianas, de fragmentos elegidos cuidadosamente de un aquí y ahora que ponen en jaque las certezas y siembran semillas de futuro. Sus ofrendas en escena son concretas, materiales: los cuerpos son los instrumentos canalizadores de riquezas que confirman con honestidad todo lo que puede lograr el movimiento.
La deconstrucción y el replanteo de los géneros y la crisis de los mandatos y los estereotipos son aspectos que atraviesan las cuatro obras, las cinco vidas y buena parte de este intercambio de les directores con MU.
La mujer, la moral, lo trans
arla Rímola y Laura Figueiras son egresadas de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), bailarinas, coreógrafas, directoras y docentes. Juntas, van por su quinta obra, Polvaderal.
¿Cómo toma cada una los elementos de la época y los reconstruye a la hora de dirigir?
Carla: Hacer una obra es involucrarse en un proceso profundo: tiene que ser un tema que realmente nos convoque. Lo femenino en la obra parece estar en un lugar más periférico, pero de repente toma un lugar central. Hay elementos que están en la obra en relación al desnudo, a qué lugar ocupa la mujer, que a nosotras siempre nos surgió ponerlos en la escena. La recepción ahora es diferente, porque cambió el contexto.
Laura: La motivación de esta obra no solo aborda el tema de la mujer: tiene que ver con este combo de tensiones en relación a la construcción de lo nacional.
Paula Herrera Nóbile es actriz, bailarina, performer, dirige y actúa en la obra La débil mental y maneja Granate, su propio espacio artístico. Responde sobre la misma pregunta: “Me interesa mucho que el trabajo artístico no tenga una moral que pueda ser juzgada. Cuando creo me siento amparada: para eso hago arte, porque eso es intocable. Es el enigma, todo lo que me inquieta. Estoy siempre mirando lo que me inquieta y después voy a tener que hacer una bajada poética y ver cómo hago para articular esos signos que hablen de eso mismo sin que sea juzgado. Mi modus operandi en relación a cómo voy a concebir una pieza tiene mucho que ver con mis sueños, con lo que tengo que lidiar. De repente empiezo a mirar lo que me inquieta, lo que entra en contradicción para mí en la época. Le huyo a lo políticamente correcto: por eso estoy en mi cueva y hago lo que quiero”.
Rodrigo Arena es bailarín, coreógrafo, performer, y se define como varón trans. Hace algunos años organizó un besazo en la confitería La Biela, en el barrio de La Recoleta, luego de que lo echaran por besarse con su novia. Pero lo suyo es la danza y el teatro. La obra Mis días sin Victoria recorrió el Centro Cultural Recoleta, el Matienzo, el Museo de Arte Queer, estuvo en Rafaela, en La Plata y acaba de finalizar una cuarta temporada en el teatro El Extranjero. Cómo crea Rodrigo: “A lo largo de mi corta vida, estoy haciendo siempre la misma obra en líneas generales, que se manifiesta en piezas. Me obsesiona la danza, me es fácil inspirarme en lo que genera . Lo que me enerva son las convenciones, lo que más me enerva es lo que más me inspira. Pienso en las convenciones en general y quiero ir en contra de eso, hacerlo mierda y no puedo, entonces trabajo con la exposición de mis propias contradicciones. Amar el virtuosismo y odiar la construcción a partir de eso, pero amar el virtuosismo. Amar la hegemonía y odiar la construcción hegemónica, entonces expongo mi amor por la hegemonía y mi odio hacia la construcción: trato de trabajar a partir de eso. Por eso todas mis obras son en general la misma obra.
Mijal es actriz y bailarina y estudió Artes Combinadas en la Universidad de Buenos Aires. Dice: “En Último round nos estamos metiendo en un universo machista como el boxeo, que si bien ha avanzado un montón, todavía está relegado. Si una boxeadora es mujer se la considera algo especial que las mujeres sean portadoras de la fuerza”.
¿Qué preguntas y cuestionamientos se están haciendo hoy a la hora de dirigir?
Laura: El rol de la mujer en la danza es un tema que nos convoca con Carla. Revisar lo normativo del folclore, la heteronormativa, poner en crisis eso.
Carla: El arte juega un papel súper importante en la construcción de la identidad, en el imaginario de una comunidad que se llama Nación y en todo lo que viene a formar parte de ese ideario. En estas imágenes se juegan relaciones de poder y en estas relaciones de poder la mujer siempre sale perdiendo. En las canciones folclóricas hay una institución que te dice que “esto es así”, “se empieza con el pie derecho”, donde la mujer queda en un lugar muy inocente.
Rodrigo: Me pasó de verme en situaciones de poder que uno ejerce sobre alguien… dirigir mujeres a mí me resulta polémico en este momento, entonces a veces no sé si trabajar solo con masculinidades, solo con personas trans, o si está bien que yo trabaje con mujeres y ejerza una situación de poder o no: me cuestiono todo. Sigo trabajando con mujeres, pero las cosas que antes eran leídas como algo revolucionario y reivindicable, ahora de golpe son cosas que por ahí se pueden condenar. Modificó mi quehacer artístico el feminismo en ese sentido: hace un par de años, cuando el feminismo estaba en su nicho, yo tomaba muchas cuestiones de ahí para trabajar. Hoy en día que el feminismo salió de su nicho, me encuentro en una disyuntiva. Siento que hay algo de la extrema corrección política que a mí me deja de interpelar, entonces eso a veces puede llegar a ser un poco polémico. Cuando hice por primera vez Mis días sin Victoria era muy combativo que una lesbiana hablara de sexo, de amor y de desamor. Después transicioné de género y pensé que la obra iba a morir, que no se iba a sostener, y se sostiene para mi sorpresa. Y sigue siendo una obra polémica, porque soy un varón trans hablando de sexo, soy una masculinidad hablando de sexo pero a la vez soy una transmasculinidad hablando de sexo pero desde mi lugar de varón trans. Todo lo que digo puede llegar a ser polémico porque porto una masculinidad, performo una masculinidad que no es de hombre cis. Mi tendencia es quizás ir hacia lugares mas incorrectos siempre y ahora siento que es hasta más peligroso que antes. Sin embargo yo soy la misma persona, y las cosas que yo decía antes, que eran combativas, que eran reivindicables, ahora son cuestionables. Y soy la misma persona, y a la vez no. La obra es la misma, yo tuve que cambiar.
Autogestión y precarización
¿Qué dificultades aparecen hoy a la hora de dirigir una obra?
Paula: Me crié en eso de la gratuidad del teatro, del arte por sí mismo. Tiene un costado maravilloso y otro que requiere trabajar en exceso, quedarte sin dormir, ensayar de madrugada, cargar muebles a las tres de la mañana. Trabajo en teatro como un espacio vocacional amateur y también he trabajado en el teatro comercial; todo esto me pone en el lugar de poder trabajar como a mí me gusta. Mi tempo es otro, el motivo es otro, y busco interlocutores. La estética se ve atravesada por las herramientas que tenés a la hora de producir.
Mijal: El rol de dirección es muy ingrato y al mismo tiempo muy hermoso. Ingrato en el sentido de que está muy ligado a lo que dice Paula: en esta época en general las personas que dirigimos somos las que producimos. Ese rol está escindido, estás mirando a les intérpretes y pensando “uy, tengo que comprar este cable”, el múltiple choice constante. Para mí fue muy arduo el proceso de esta obra: el lugar es un gimnasio de techo de chapa, cuando llueve es un desastre y montar en ese espacio es un despliegue enorme. Si bien salieron apoyos, nunca son suficientes porque estamos viviendo en un contexto muy hostil. Buenos Aires es la capital del teatro pero no hay un apoyo concreto, la distribución es muy injusta y el artista no está considerado como un trabajador. La historia de la autogestión es nuestra marca pero a veces lo padecemos: estamos mal acostumbrades a la precarización laboral.
Laura: Muchas veces hay una reivindicación de la precariedad y tenemos que poder profesionalizarnos y dejar de lado ese discurso de reivindicar lo que podría ser, como dice Pau, como dice Mijal, de otra forma, con políticas que estén dirigidas. La danza siempre está relegada, es donde menos dinero hay de parte del Estado, no hay presupuesto y políticas que fomenten al sector, es muy frágil sostener un proceso en el tiempo hoy por hoy. Estamos empezando a tomar conciencia, a entender que somos trabajadores, sujetos políticos como sector, que tenemos que construir nuestros derechos. Con Carla estudiamos en la UNA, en la universidad pública, somos profesionales y estamos lanzadas a una vida laboral que no es laboral porque no están dados los marcos. Hay que construir esos marcos.
Diversas formas de conectar con el deseo, para moldearlo y expresarlo con músculos y huesos. También esfuerzo y pasión. Estos cuerpos saben de la sabiduría de la transformación.
Como Rodrigo, que escribió para salvarse.
Como Laura y Carla que apelan a la insaciabilidad: bailar hasta caer rendidas como una forma de resistencia.
Como Paula que ahuecó y curó un tronco de árbol durante meses para utilizarlo como objeto escenográfico.
Y como Mijal, que se calzó los guantes en su primera obra como directora, repudia la tibieza y, orgullosa, afirma: “Lo dimos todo”.

Rodrigo Arena.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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