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Dirigir la época: 5 directorxs de teatro piensan juntxs

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¿Qué hay para ver? Cuatro obras que mezclan danza, teatro y cuerpos en movimiento. De la familia al desamor, y del boxeo al feminismo, una charla con cinco referentes de la escena teatral contempóranea que llenan salas y sacuden cabezas. La autogestión, la precarización y cómo sostener el arte hasta las últimas consecuencias. POR MARÍA DEL CARMEN VARELA
Un cuerpo que gira sin cesar, el vuelo de la falda de un vestido, los cabellos al viento, otros cuerpos que danzan cercanos y la bailarina volátil que encarna una leyenda: La Telesita, una joven santiagueña que ama bailar y muere quemada accidentalmente. ¿Quiénes son nuestros próceres, a quiénes les construimos monumentos, quiénes redactan los manuales de historia y qué relatos nos cuentan? La obra Polvaderal corre el velo de la historia y desde el polvo pondera la memoria colectiva que abraza lo femenino. Esa esencia original, sutil y poderosa que plantea, sobre los escombros, fundar la Matria.
Una madre, una hija, una historia de locura, amor, desencuentro. ¿Cuál es la madre, cuál es la hija? Por momentos, todo estalla y los límites se desdibujan. La fragilidad, la dependencia, un vínculo que es un encastre de roles y facetas se advierten en La débil mental, versión teatral de la novela de la escritora argentina Ariana Harwicz.
Dos bailarinas viajan durante dos días a la playa como parte de un viaje experimental. Pero sucede algo imprevisto: una de ellas se enamora de la otra. Belén, de Victoria. Para no sucumbir frente a la aridez del desamor, Belén recurre a la creación: escribe un diario íntimo en el que vuelca los recuerdos de lo vivido. Esos escritos transmutan en una obra performática, en una secuencia catártica poblada de belleza. Belén es ahora un chico trans, Rodrigo Arena, y su obra Mis días sin Victoria combina boleros cantados en vivo, danza, humor, acidez y ternura.
Un ex boxeador y un golpe que lo deja noqueado, no en el ring sino en el terreno de una relación amorosa. El hecho desencadena su catarata poética a modo de conjuro que traiga alivio del golpe lejano que todavía duele. Dos boxeadoras en escena, ¿cuál es la real y cuál la imaginaria? Él sigue viendo doble. La acción sucede en el gimnasio de la Federación Argentina de Box y los guantes, sacos, protectores bucales e indumentaria acorde forman parte de esta obra de danza-teatro llamada Último round, fragmentos de una herida de amor.
Laura Figueiras, Carla Rímola, Paula Herrera Nóbile, Rodrigo Arena y Mijal Katzowicz son les directores de estas cuatro obras que se nutren de realidades cotidianas, de fragmentos elegidos cuidadosamente de un aquí y ahora que ponen en jaque las certezas y siembran semillas de futuro. Sus ofrendas en escena son concretas, materiales: los cuerpos son los instrumentos canalizadores de riquezas que confirman con honestidad todo lo que puede lograr el movimiento.
La deconstrucción y el replanteo de los géneros y la crisis de los mandatos y los estereotipos son aspectos que atraviesan las cuatro obras, las cinco vidas y buena parte de este intercambio de les directores con MU.
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La mujer, la moral, lo trans

arla Rímola y Laura Figueiras son egresadas de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), bailarinas, coreógrafas, directoras y docentes. Juntas, van por su quinta obra, Polvaderal.
¿Cómo toma cada una los elementos de la época y los reconstruye a la hora de dirigir?
Carla: Hacer una obra es involucrarse en un proceso profundo: tiene que ser un tema que realmente nos convoque. Lo femenino en la obra parece estar en un lugar más periférico, pero de repente toma un lugar central. Hay elementos que están en la obra en relación al desnudo, a qué lugar ocupa la mujer, que a nosotras siempre nos surgió ponerlos en la escena. La recepción ahora es diferente, porque cambió el contexto.
Laura: La motivación de esta obra no solo aborda el tema de la mujer: tiene que ver con este combo de tensiones en relación a la construcción de lo nacional.
Paula Herrera Nóbile es actriz, bailarina, performer, dirige y actúa en la obra La débil mental y maneja Granate, su propio espacio artístico. Responde sobre la misma pregunta: “Me interesa mucho que el trabajo artístico no tenga una moral que pueda ser juzgada. Cuando creo me siento amparada: para eso hago arte, porque eso es intocable. Es el enigma, todo lo que me inquieta. Estoy siempre mirando lo que me inquieta y después voy a tener que hacer una bajada poética y ver cómo hago para articular esos signos que hablen de eso mismo sin que sea juzgado. Mi modus operandi en relación a cómo voy a concebir una pieza tiene mucho que ver con mis sueños, con lo que tengo que lidiar. De repente empiezo a mirar lo que me inquieta, lo que entra en contradicción para mí en la época. Le huyo a lo políticamente correcto: por eso estoy en mi cueva y hago lo que quiero”.
Rodrigo Arena es bailarín, coreógrafo, performer, y se define como varón trans. Hace algunos años organizó un besazo en la confitería La Biela, en el barrio de La Recoleta, luego de que lo echaran por besarse con su novia. Pero lo suyo es la danza y el teatro. La obra Mis días sin Victoria recorrió el Centro Cultural Recoleta, el Matienzo, el Museo de Arte Queer, estuvo en Rafaela, en La Plata y acaba de finalizar una cuarta temporada en el teatro El Extranjero. Cómo crea Rodrigo: “A lo largo de mi corta vida, estoy haciendo siempre la misma obra en líneas generales, que se manifiesta en piezas. Me obsesiona la danza, me es fácil inspirarme en lo que genera . Lo que me enerva son las convenciones, lo que más me enerva es lo que más me inspira. Pienso en las convenciones en general y quiero ir en contra de eso, hacerlo mierda y no puedo, entonces trabajo con la exposición de mis propias contradicciones. Amar el virtuosismo y odiar la construcción a partir de eso, pero amar el virtuosismo. Amar la hegemonía y odiar la construcción hegemónica, entonces expongo mi amor por la hegemonía y mi odio hacia la construcción: trato de trabajar a partir de eso. Por eso todas mis obras son en general la misma obra.
Mijal es actriz y bailarina y estudió Artes Combinadas en la Universidad de Buenos Aires. Dice: “En Último round nos estamos metiendo en un universo machista como el boxeo, que si bien ha avanzado un montón, todavía está relegado. Si una boxeadora es mujer se la considera algo especial que las mujeres sean portadoras de la fuerza”.
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¿Qué preguntas y cuestionamientos se están haciendo hoy a la hora de dirigir?
Laura: El rol de la mujer en la danza es un tema que nos convoca con Carla. Revisar lo normativo del folclore, la heteronormativa, poner en crisis eso.
Carla: El arte juega un papel súper importante en la construcción de la identidad, en el imaginario de una comunidad que se llama Nación y en todo lo que viene a formar parte de ese ideario. En estas imágenes se juegan relaciones de poder y en estas relaciones de poder la mujer siempre sale perdiendo. En las canciones folclóricas hay una institución que te dice que “esto es así”, “se empieza con el pie derecho”, donde la mujer queda en un lugar muy inocente.
Rodrigo: Me pasó de verme en situaciones de poder que uno ejerce sobre alguien… dirigir mujeres a mí me resulta polémico en este momento, entonces a veces no sé si trabajar solo con masculinidades, solo con personas trans, o si está bien que yo trabaje con mujeres y ejerza una situación de poder o no: me cuestiono todo. Sigo trabajando con mujeres, pero las cosas que antes eran leídas como algo revolucionario y reivindicable, ahora de golpe son cosas que por ahí se pueden condenar. Modificó mi quehacer artístico el feminismo en ese sentido: hace un par de años, cuando el feminismo estaba en su nicho, yo tomaba muchas cuestiones de ahí para trabajar. Hoy en día que el feminismo salió de su nicho, me encuentro en una disyuntiva. Siento que hay algo de la extrema corrección política que a mí me deja de interpelar, entonces eso a veces puede llegar a ser un poco polémico. Cuando hice por primera vez Mis días sin Victoria era muy combativo que una lesbiana hablara de sexo, de amor y de desamor. Después transicioné de género y pensé que la obra iba a morir, que no se iba a sostener, y se sostiene para mi sorpresa. Y sigue siendo una obra polémica, porque soy un varón trans hablando de sexo, soy una masculinidad hablando de sexo pero a la vez soy una transmasculinidad hablando de sexo pero desde mi lugar de varón trans. Todo lo que digo puede llegar a ser polémico porque porto una masculinidad, performo una masculinidad que no es de hombre cis. Mi tendencia es quizás ir hacia lugares mas incorrectos siempre y ahora siento que es hasta más peligroso que antes. Sin embargo yo soy la misma persona, y las cosas que yo decía antes, que eran combativas, que eran reivindicables, ahora son cuestionables. Y soy la misma persona, y a la vez no. La obra es la misma, yo tuve que cambiar.
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Autogestión y precarización

¿Qué dificultades aparecen hoy a la hora de dirigir una obra?
Paula: Me crié en eso de la gratuidad del teatro, del arte por sí mismo. Tiene un costado maravilloso y otro que requiere trabajar en exceso, quedarte sin dormir, ensayar de madrugada, cargar muebles a las tres de la mañana. Trabajo en teatro como un espacio vocacional amateur y también he trabajado en el teatro comercial; todo esto me pone en el lugar de poder trabajar como a mí me gusta. Mi tempo es otro, el motivo es otro, y busco interlocutores. La estética se ve atravesada por las herramientas que tenés a la hora de producir.
Mijal: El rol de dirección es muy ingrato y al mismo tiempo muy hermoso. Ingrato en el sentido de que está muy ligado a lo que dice Paula: en esta época en general las personas que dirigimos somos las que producimos. Ese rol está escindido, estás mirando a les intérpretes y pensando “uy, tengo que comprar este cable”, el múltiple choice constante. Para mí fue muy arduo el proceso de esta obra: el lugar es un gimnasio de techo de chapa, cuando llueve es un desastre y montar en ese espacio es un despliegue enorme. Si bien salieron apoyos, nunca son suficientes porque estamos viviendo en un contexto muy hostil. Buenos Aires es la capital del teatro pero no hay un apoyo concreto, la distribución es muy injusta y el artista no está considerado como un trabajador. La historia de la autogestión es nuestra marca pero a veces lo padecemos: estamos mal acostumbrades a la precarización laboral.
Laura: Muchas veces hay una reivindicación de la precariedad y tenemos que poder profesionalizarnos y dejar de lado ese discurso de reivindicar lo que podría ser, como dice Pau, como dice Mijal, de otra forma, con políticas que estén dirigidas. La danza siempre está relegada, es donde menos dinero hay de parte del Estado, no hay presupuesto y políticas que fomenten al sector, es muy frágil sostener un proceso en el tiempo hoy por hoy. Estamos empezando a tomar conciencia, a entender que somos trabajadores, sujetos políticos como sector, que tenemos que construir nuestros derechos. Con Carla estudiamos en la UNA, en la universidad pública, somos profesionales y estamos lanzadas a una vida laboral que no es laboral porque no están dados los marcos. Hay que construir esos marcos.
Diversas formas de conectar con el deseo, para moldearlo y expresarlo con músculos y huesos. También esfuerzo y pasión. Estos cuerpos saben de la sabiduría de la transformación.
Como Rodrigo, que escribió para salvarse.
Como Laura y Carla que apelan a la insaciabilidad: bailar hasta caer rendidas como una forma de resistencia.
Como Paula que ahuecó y curó un tronco de árbol durante meses para utilizarlo como objeto escenográfico.
Y como Mijal, que se calzó los guantes en su primera obra como directora, repudia la tibieza y, orgullosa, afirma: “Lo dimos todo”.

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Rodrigo Arena.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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