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Qué es tener pelotas
China Pereiro, futbolista. Es la inspiradora de Pibas con Pelotas, organización que defiende los derechos de las que juegan al fútbol, pero que además propone una ley de equidad y fútbol femenino en las escuelas. Las escapadas en los recreos para poder jugar, y la complicidad con la abuela que la llevaba a entrenar. Los pactos de silencio futboleros para encubrir el machismo.
Florencia China Pereiro es exjugadora de Boca, hoy coordina Futsal femenino y masculino en Sportivo Barracas y es una de las impulsoras de Pibas con Pelotas, un flamante y singular colectivo que describe así: “Somos jugadoras, exjugadoras, entrenadoras, exentrenadoras, y todas las pibas que hemos vivido situaciones de machismo en el fútbol, de desigualdad, y que hoy siguen pasando. Queremos que el fútbol termine de ser profesional realmente. Que haya protocolo ante situaciones de abuso que suceden mucho y las chicas tienen mucho miedo de contar”.
De las jugadoras sin cobertura médica y los contratos selectivos a la importancia de un censo para construir una voz colectiva. “Muchas compañeras desaparecieron del fútbol por denunciar situaciones en AFA. Y las pibas no existen más: se volvieron a sus provincias, o dejaron de jugar. Es una locura. Y los entrenadores que fueron denunciados siguen en actividad: los sacan de un club pero van a otro, como rotando, cuando la que deja de jugar es la piba. Por eso tenemos que juntarnos todas”.
¿Quiénes son y qué quieren las Pibas con Pelotas?
¡Queremos un montón de cosas! Somos jugadoras, exjugadoras, entrenadoras, exentrenadoras, todas las pibas que hemos vivido situaciones de machismo y desigualdad en el fútbol, que hoy en día siguen pasando. Queremos que se modifiquen estas cosas. Vamos a pelear por situaciones que corresponden como tener obra social, que el fútbol de 11 termine de ser profesional realmente, un protocolo ante situaciones de abuso que suceden mucho y que las chicas tienen mucho miedo de contar.
Hoy hablamos mucho de la profesionalización del fútbol, pero la realidad es que está en un estado de semiprofesionalización.
Es una semiprofesionalización, más allá de lo económico. Hay muchas cuestiones atrás de la profesionalización que mucha gente por ahí no sabe, o está muy desinformada, como la cobertura médica: una piba se lesiona en un club, sea o no profesional, y no tiene cobertura. El club desaparece, se lava las manos, la piba no tiene cómo resolverlo y somos las pibas las que terminamos por ahí juntando plata para pagarle una operación. Esas cosas tienen que cambiar.
Incluso en los clubes más grandes las jugadoras siguen sin tener contrato.
Hay tres clubes en los que todas las jugadoras tienen contrato, y el resto son solamente ocho, que son las que bajaron: por eso también lo llamamos semiprofesionalización. Hay que modificar la obra social, los abusos. Cuando las pibas no tienen espacio para entrenar, no podemos hablar de fútbol profesional, cuando terminás entrenando en un estacionamiento, o no tienen materiales, o teniendo un partido a las 3 de la tarde: no podés estudiar.
Vos jugaste Futsal en Boca.
Jugué Futsal 8 años en Boca.
¿Cómo fue esa experiencia?
Es un club grande, todo el mundo lo sabe. No teníamos lugar para entrenar, usábamos la ropa de los varones, no teníamos materiales, terminábamos de jugar un partido oficial de AFA a las 12 de la noche de un domingo, y al otro día laburábamos la mayoría de nosotras. Intentamos desde adentro modificar la situación: no se pudo. Dejamos la actividad en el 2014, habiendo salido campeonas, habiendo jugando la Libertadores. Y digo esto para dejar claro que no era por una cuestión de resultados. Fue una experiencia linda en lo deportivo, pero no en todo lo demás.
Sin las condiciones apropiadas para desarrollar la actividad.
Ninguna. A veces cuento la situación de la ropa, que parece una tontería, y la gente me dice: “Ay, por algo estético querés tener la ropa chica”. No, es una cuestión de comodidad: es imposible jugar con un pantalón o remera XL. Además es una situación de denigrarte: “Tomá, mirá, los pibes dejaron de usar esta ropa porque tienen ropa nueva. Usá la ropa de los varones”. Cuando todos sabemos que no le cuesta nada a Boca tener diez remeras de talle S.
Parecería ridídiculo tener que aclararlo.
Ridículo. Pero pasa mucho esto de: “Te quejás de la ropa”. No: me quejo de la ropa, del espacio, de un montón de situaciones para que tengamos como tienen los pibes. Ellos tenían una cancha de parqué, ropa corta, médico, espacios, todo lo que necesita tener un deportista.
¿Vos dónde estás hoy?
Estoy en Barracas. Coordino Futsal femenino y masculino.
¿Se saben qué cantidad de pibas juegan a nivel nacional?
La idea de Pibas con Pelotas también es hacer un censo, para saber cuántas pibas jugamos al fútbol en general. Lo que queremos lograr es juntar todas las disciplinas: futbol playa, Futsal, cancha de 11, porque nos pasa mucho que siempre que salimos a hacer reclamos, o a pelear por los derechos que nos corresponden, salimos solas, y la realidad es que las necesidades más importantes, más allá de algunas diferencias por disciplina, son las mismas. Para mí es muy fuerte salir a generar este colectivo, porque queremos salir a denunciar los abusos que hoy las pibas tienen miedo de denunciar y no están respaldadas ni por sus propias compañeras. No es lo mismo que seamos 20 de Futsal por un lado y 20 de cancha 11 por el otro a que seamos todas las disciplinas juntas, que sabemos que pasan estas cosas en todos lados. Y muchas veces son las mismas pibas que en cancha de 11 juegan Futsal y tienen que vivir estas situaciones horribles, que no saben ni a dónde acercarse a pedir ayuda ni cómo actuar ante estas situaciones. Incluso los profesionales también que están a cargo de las pibas, los educadores, no saben cómo accionar. No hay un protocolo. Ni adentro de los clubes ni en la AFA. De hecho nosotras como Pibas con Pelotas firmamos un acuerdo de carta de compromiso con el Ministerio Público Tutelar para que ellos provean de un protocolo de actuación ante situaciones de abuso. Es un avance que nunca hemos tenido en el fútbol femenino.
¿Dentro de la AFA hay comisiones de fútbol femenino?
Hay comisiones en cada disciplina.
¿Cómo funciona?
Raro. La verdad es que la decisión siempre la termina tomando la cabeza de la AFA. Yo trabajé en la comisión de Futsal femenino en la AFA, duré dos meses, y cuando a veces desde adentro uno intenta cambiar las cosas te das cuenta que es imposible porque no tomás decisiones, te quedás y bancás la cara en algo que no estás decidiendo, o te vas. Es difícil querer modificar cosas dentro de la AFA, pero no imposible. Funciona como una pantalla. Las chicas que trabajan adentro intentan, pero no se les da espacio como para tomar decisiones.
¿Qué busca la ley de equidad en el deporte?
La equidad en el deporte en general, no sólo en el fútbol femenino. Incluye un montón de cosas. Estamos lejísimos de los salarios que cobra un jugador de primera división en esta semiprofesionalización. El mínimo de las chicas es de 22 mil pesos. La ley incluye cobertura médica, salarios igualitarios, que haya en la currícula escolar fútbol femenino, que es clave: hoy una nena va a la escuela y no juega al fútbol. Es lo que me pasaba a mí hace 20 años y hoy sigue pasando lo mismo: yo me tenía que escapar en los recreos y jugar con los varones y era el Cachito, el marimacho, porque no había espacio para que nosotras juguemos. Además de generar una educación en igualdad, va a hacer que haya más chicas que jueguen al fútbol.
Además alimentaría a las inferiores.
Totalmente. Hoy no hay inferiores. Muy pocos clubes tienen reserva en cancha de 11. Futsal tiene tres categorías, pero las nenas se acercan a jugar a los 13 o 14 años, entonces es imposible trabajar la motricidad. Lógico que alguien que arranque a los 5 va a tener diferencia con alguien que arranque a los 13. De hecho, en mi caso, jugué en Italia y jugué con chicas que eran unas bestias. Eran 8 brasileras que la rompían toda y me decían: “China, yo juego al fútbol desde los 5 años”. Yo me acerqué a los 12 años por insistirle a mi familia que me lleven a jugar al fútbol. No había espacios para jugar. Además, todo esto va a abrir la cabeza en muchos lados. Y los padres van a entender que es un deporte y lo puede practicar cualquiera, como cualquier otro deporte. Pero la escuela es un espacio muy importante, porque es la que educa, además de los clubes.
A escondidas con la abuela
Empezaste a jugar a los 12, ¿pero cómo se te despertó el entusiasmo?
Venía de una familia recontra futbolera. Mi papá jugó en River, mi abuelo era presidente de Almagro. Escaparme era imposible. Jugaban en el club de barrio, éramos cinco hermanos, yo estaba todo el tiempo con los varones jugando al fútbol. Jugué para el equipo de mis hermanos haciéndome pasar por varón porque no nos dejaban jugar en ese momento a las nenas. No podía haber una nena en el equipo. Mi abuela me llevó a probarme a Huracán. Eran todas pibas de 19 y 20 años. Mi papá me dijo: “Vos no jugás acá. Imposible”. Yo tenía 12, era más chiquita, mi papá machista no me dejaba jugar, pero mi abuela me llevaba a escondidas a entrenar a Huracán. La mamá de mi papá, encima: una genia. Cuando él se dio cuenta no me dejó jugar más. Y ya de más grande, cuando empecé a tomar decisiones sola, me pasé a jugar Futsal. ¿Por qué? El fútbol 11 entrena a las 2 o 3 de la tarde: ¿cómo vas estudiar, cómo trabajás? En lugar de incentivar, eso hizo que muchas chicas dejaran el colegio. La semiprofesionalización es eso también: “Bueno, listo, tomen: tienen ocho contratos, no jodan más”. Y no: hay un montón de cosas atrás de eso. Entonces empecé a jugar Futsal porque entrenaba de noche: me permitía terminar el colegio, empezar a estudiar, ir a trabajar, que para mí es algo clave que las pibas entiendan. Porque, por lo menos ahora, no vamos a vivir del fútbol femenino, que es lo que todas soñamos. Hace una semana agarré a unas nenas del club y les pregunté cuál era su sueño. Todas sueñan con ser futbolistas. Hay que incentivar que sigan estudiando, porque nosotras no es que dejamos de jugar y tenemos millones en el banco. Somos las que pagábamos para poder jugar. Ojalá que cuando crezcan puedan vivir de esto. Y Pibas Con Pelotas es eso: generar espacios para que esas chiquitas sigan soñando. Y hay mucha desinformación también: gente me saluda diciendo que soy profesional. Y no: Futsal no es profesional, aunque sea una actividad que esté en AFA. Y son sólo ocho nada más las jugadoras que tienen los contratos profesionales, y eso también genera una situación horrible entre las propias compañeras: ¿quién elige a esas ocho? ¿Cuál es el criterio de selección? ¿Las eligen los dirigentes? ¿Los entrenadores porque se llevan bien con esas ocho? ¿Y las otras? Porque en un plantel las jugadoras son once.
¿Se ha acercado a alguien de la política a Pibas con Pelotas?
Todavía no. Lo único que para mí era importante era acercamos al Ministerio para acercar la carta de compromiso por la cuestión de abuso que están viviendo ahora menores. Porque para mí es el tema principal: esta gente está todavía en actividad, y está trabajando con niñes, y es de público conocimiento en el fútbol, pero los dirigentes bancan al entrenador, sabiendo estas cosas. Y lo primero que hicimos desde Pibas con Pelotas fue acercarnos para generar este protocolo y, de a poquito, vamos a ir avanzando para llegar a alguien y lograr más situaciones.
Y que se rompa el pacto de silencio.
Totalmente. Y además generan miedo todo el tiempo con las jugadoras. Conozco un montón de pibas que dejaron de jugar. Desaparecieron del fútbol por denunciar situaciones en AFA. Y no existen más: se volvieron a sus provincias, o dejaron de jugar al futbol. Es una locura. Pero los entrenadores que fueron denunciados siguen en actividad: los sacan de un club pero van a otro, como rotando, pero siguen renaciendo en otro lado. La que deja de jugar es la piba. Por eso tenemos que juntarnos todas, para respaldar a las compañeras. Y que los clubes apoyen esto. ¿Cómo puede ser que un entrenador esté respaldado por un dirigente cuando hay pruebas de lo que hizo?
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