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Cartas entre Suecia y Argentina: final de temporada

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La dramaturga sueca, hija de latinoamericanxs, y la periodista argentina, miembro de revista MU, cruzan en estas cartas ideas, asombros y proyecciones sobre los impactos de la pandemia. Las estrategias sanitarias y las preguntas pendientes. Las preocupaciones sobre el presente y el futuro: del arte y de la vida. El asesinato de la idea de “comunidad”. El factor climático, y la imposibilidad de volver a la “normalidad”. Cuál es la conexión entre el coronavirus y el modelo Monsanto. El factor Netflix como corset a las formas de pensar de hoy, frente a la necesidad de crear lo que viene. El fin de una historia en serie. El horizonte, las nuevas generaciones y el guión que está por escribirse. Por América Vera-Zabala y Claudia Acuña.

Cartas entre Suecia y Argentina: final de temporada
Foto: Lina M. Etchesuri

Estocolmo, febrero de 2021  

Te escribo esta carta el día después de mi cumpleaños y la palabra fiesta ni pasó por mi cabeza. Otro síntoma de cómo cambió nuestra vida cotidiana: en la nueva normalidad no hay fiestas.

Afuera todo está blanco. Los niños juegan en la nieve. Esta mañana llevé a mi hija menor, Bartolina, en carrito hasta su jardín. Mientras avanzábamos estaba cada vez más feliz. Llegó al escuela cantando. 

Esa creciente alegría se la produjo comprobar que estamos en un “verdadero” invierno, tras un diciembre convertido en el mes más caliente de la historia sueca. La fiesta, entonces, es confirmar que hace frío, a pesar de que el cambio climático está convirtiendo al planeta en un infierno.

Fue con el contagio de la  alegría de Bartolina que regresé a casa, y antes de ponerme a trabajar, entré a la web de The Guardian –el diario inglés– que me enfrentó a una noticia con título de catástrofe: “Record de muertos por Covid en Suecia”. Así, de golpe, me di cuenta de que aunque estoy muy consciente de la realidad y a pesar de que considero que nada acá está en buen camino, mi preocupación central ya no es esta enfermedad, sino que ha sido desplazada por mi preocupación por mi empleo y por el futuro del teatro.

Leo que Suecia es el sexto país más afectado del mundo por las muertes por Covid-19. Sólo la República Checa, el Reino Unido, Mónaco, Eslovaquia y Lituania se encuentran en peor situación. Más de 10 000 personas han muerto. Más precisamente, 11.815 al día de hoy. El epidemiólogo del Estado, Anders Tegnell, declaró en una entrevista que escuché hoy temprano que nunca imaginó estar en una situación tan extrema. 

Estoy de acuerdo con él: lo que estamos viviendo no estaba en mi imaginación. Y  ojo, soy dramaturga: mi laburo es imaginarme cosas. 

Trato entonces de imaginar lo inimaginable: la pandemia es el guión de una especie de documental sobre el asesinato de la idea de “comunidad”.

Quien escribió el guión del documental sobre José Mourinho imaginó que sería buena idea seguir las aventuras del equipo británico de fútbol, Tottenham, y su  nuevo entrenador. En la primera parte  queda claro que el guionista supuso que el gran desafío que debía enfrentar ese nuevo DT eran las lesiones de los jugadores. Pero llega marzo y llega una pandemia y el documental debe registrar entonces lo que nadie imaginó:  los jugadores tienen que quedarse en sus casas, aislados. Uno de los futbolistas dice con tono conmocionado: “No sé qué hacer”. Y ese miedo al aburrimiento se terminó convirtiendo en el protagonista del documental. 

Lo veo ahora y me digo: es el mismo miedo que tenía yo en ese mismo momento, principios de marzo del 2020. Y es el mismo miedo que sintieron muchos otros, sin importar lo que dijéramos o cómo actuásemos. Pero lo que  hoy realmente te conmueve de lo que dice ese jugador es la frase siguiente:

–No sé qué hacer….dos semanas”. 

¡Dos semanas! Estábamos convencidos de que este mal nos había caído como una escupida asquerosa, pero que pronto terminaría. Y ese fue el guión que comenzamos a escribir aquel 2020.

Según la dramaturgia más tradicional, cualquier trama –ya sea tragedia o comedia– sigue una misma secuencia: todo es normal, luego pasa algo malo, luego se pone peor, llega un punto de inflexión, ocurre una catarsis, y luego viene lo bueno. Pronto nos dimos cuenta que quizá este final no sería tan feliz, pero pensamos que de todas formas íbamos a conseguir un final: bueno o malo, habría uno. Y supusimos que ese final había llegado con el verano, el calor, el regreso a la “normalidad”.

No.

El verano terminó, pero la pandemia no. Percibimos así que La Historia de Corona Virus tenía un problema y  comenzamos a repasar el guión de la primera temporada.

Notamos así que nosotros, que podríamos considerarnos la audiencia de la pandemia, nos  adaptarnos con razonable entusiasmo a las nuevas condiciones de vida porque todo comenzó en un momento que nos beneficiaba. 

Aceptemos que en esta historia el clima jugó un papel, juega un papel. 

Durante la primavera fuimos de la mano hacia una historia que nos hablaba de oscuridad interior, enfermedad y muerte al mismo tiempo que nosotros, los suecos, en abril, íbamos inexorablemente hacia la luz. 

Hacia la primavera, hacia el verano, hacia tomar un café al aire libre, caminar hacia y desde el trabajo, sin mencionar las vacaciones, que estábamos obligados a pasar en uno de los países más pintorescos del mundo, como lo es Suecia. Fue un sufrimiento agradable. Pero cuando terminó el verano y no la pandemia, vimos la luz en el túnel. Tanto los partidarios como los oponentes de Tegnell –que personifican en un (1) infectólogo de Estado toda la línea sanitaria sueca–  comenzamos a especular con razonable entusiasmo que nosotros y Suecia evitaríamos una segunda ola. El Donald Trump Show nos salva del vergonzoso hecho de que todos los textos interesantes, intelectuales y perspicaces publicados en aquel momento, fracasaran. Y el guión también.

¿Qué hacemos ahora?

La sociedad se está transformando. Estamos más allá de la posibilidad de poder volver a lo que alguna vez llamamos “normal”. Con la segunda ola dejamos de ser posibles portadores de un virus para convertirnos en seguros portadores de un trauma y un recuerdo que nos ha cambiado para siempre. La pregunta entonces es ¿en qué nos vamos a convertir la próxima temporada?

Si miro todo este largo año pandémico, diría que la diferencia entre el guión sueco y el argentino es que nosotros fuimos hacia lo peor y ustedes, hacia lo mejor. 

Desde aquí se hace evidente que el guion argentino fue en otra dirección y también que los benefició el clima,  un factor clave de esta dramaturgia (¿lo será de todas?). 

La temporada de ustedes comenzó en otoño, en camino hacia el frio, encerrados, aunque a mi entender demasiado temprano y en una larguísima cuarentena estricta y no muy bien pensada. 

Pero llegó la primavera y con ella el calor: ese es el clima para otra historia. 

La temporada cierra con una enorme victoria, de esas que marcan un antes y un después. 

En el guión argentino,  la imagen del último capítulo es épica, es alentadora y es verde. 

Sin duda, sus guionistas son más imaginativos.

Cartas entre Suecia y Argentina: final de temporada
Foto: Lina M. Etchesuri

Buenos Aires, febrero de 2021

Tenemos algunos problemas de copyright: acá la lista de los países del mundo más afectados por las muertes por covid le otorgan a la Argentina un puesto entre los primeros 10 y ninguno a Suecia. 

¿Entonces? 

¿Podemos confiar más en la lista de The Guardian que en la de Infobae

 ¿O ambos medios trabajan con el método de los guionistas de las series de franquicia, adaptando un mismo guión a los modismos locales? 

Todo es posible. 

Eso nos ha demostrado esta pandemia.

Convengamos que no podemos decir que ignorábamos estas cosas que la pandemia  hizo emerger obscenamente. Si, por ejemplo, alguien pretendía la ilusión de que jamás lo afectaría el poder acumulado por las corporaciones medicinales,  ahora es imposible que niegue que cualquier gobierno, desde el más progresista al más reaccionario, debe inclinarse ante ellos para rogar la dosis de vacunas, con obediente humildad y plata en mano. Sin embargo, en las anteriores temporadas, ya nos habían contado cómo uno de esos gigantes de la industria farmacológica adquiría Monsanto. Fue en el capítulo que hacía un chiste macabro: “Primero te enferma y después te vende los remedios”.

Desde mi punto de vista una de las enfermedades más letales que sembró esta pandemia es la adicción a las series, y con ella, la dependencia hacia una forma de relato, como si hubiera una única forma de contar las cosas y un único formato para narrarlas. 

Confieso que de mi origen guaraní aprendí que hay muchas, siempre, por suerte. Provengo de la tribu que se masticó a Solís, el español que desembarcó con intenciones de aniquilarnos y que para preparar su letal estrategia antes escuchó todos los cuentos que traían los conquistadores de regreso a sus tierras: el oro hasta en las ojotas, la amabilidad que caracteriza a los pueblos que no sentían interés por las armas. Y así éramos, seguramente, pero no solamente. 

También éramos caníbales, y ese dato hubiese sido para don Solís el único que necesitaba para sobrevivir. ¿Cuál sería hoy el dato equivalente? 

No tengo la respuesta.

Tengo, sí, una convicción que se apoderó de mí el mismo instante en el que escuché, a fines de marzo de 2020, el mensaje presidencial que ordenaba el aislamiento social obligatorio: cancelé Netflix. Sentí que era absolutamente incompatible someterse a un disciplinamiento narrativo con la necesidad de imaginar lo inimaginable.

Lograr que el aborto sea legal y gratuito en un país que está atravesando una emergencia sanitaria es una gran victoria, sí, pero absolutamente imaginable si estás literalmente aferrada a la realidad: el guión con que se impuso el aislamiento decía que esa era la única forma de evitar el colapso del sistema sanitario, por la demanda de camas de terapia intensiva que produce este virus. 

Liberar las camas de terapia intensiva del aborto clandestino ayudaría, entonces,  a aliviar ese colapso: así empezó a fermentar la idea, renovada por el clásico “crisis es oportunidad”.

Ahora, con el partido jugado y ganado,  y dado que la mayor ocupación de camas de terapia es por los desastres del cáncer que siembra Monsanto deberíamos lograr que prohiban las fumigaciones, ante el peligro de una segunda ola. 

Esa sería otra gran victoria.

Esa misma intuición ancestral me indica que estamos ante los últimos capítulos de una historia que lleva cuatrocientas y pico de temporadas. 

Los guionistas se han concentrado en dejar en claro por qué no habrá continuidad: lo único absolutamente imposible es seguir viviendo así.

Lo que sigue es lo que importa.

Lo próximo, ese horizonte que no se ve, pero ya está.

Tranquila, amiga: en lo que venga habrá trabajo y habrá teatro. 

De qué forma será justo y por qué será bueno: ese es el guión que tendrás que escribir. 

A tus generaciones les tocó esa tarea. 

No es fácil. 

Es hermosa.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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