CABA
El mar y la plata. La asamblea contra la explotación de petróleo en el mar
Pese al rechazo social, el gobierno insiste en promover la explotación de petróleo cerca de la costa de Mar del Plata. En esta nota la Asamblea detalla los posibles impactos negativos: especies en peligro, contaminación, reducción de la pesca. La organización que tejen para visibilizar el tema, compartir información y plantarse con argumentos frente al Estado y las corporaciones. De las concesiones brindadas por Macri justo antes de irse al aval del actual del Ministerio de Ambiente como continuidad de un modelo extractivo sin estudios de impacto, sin control y sin licencia social. La pregunta de un asambleísta: “¿Cómo avanzamos de este modo?”. Por Facundo Lo Duca.

Cuando la surfista marplatense Stella Maris Robustelli se enteró de que el Gobierno había autorizado la exploración sísmica para buscar petróleo en las profundidades del mar, se acordó de su padre. De cuando cerca del Puerto donde vivían rescataban juntos a pájaros cubiertos de petróleo y veían, sobre las orillas, a los peces tiesos, renegridos.
A sus 33 años, el surf no solo le había inculcado una relación especial con el océano, sino también con su ecosistema. “¡La ballena!”, se dijo a sí misma entonces, como si hubiera dado en el clavo. La Ballena Franca Austral -sabía Stella Maris por su fascinación por esos mamíferos- estaba protegida como un monumento natural nacional, lo que el megaproyecto extractivista ponía justamente peligro. No perdió tiempo.
Contactó a abogados cercanos, pero ninguno la supo guiar. Hasta que encontró -buscando en Internet- el teléfono de un letrado ambientalista que no solo tendría oídos: Fernando Cabaleiro. “Ese mismo día me atendió en persona”, recuerda Stella Maris. Cabaleiro -integrante de la Asamblea por Un Mar libre de Petroleras-, se encontraba en Capital Federal elaborando un habeas corpus para presentar ante la justicia marplatense. Allí se detallaban las irregularidades jurídicas que la instalación de las plataformas presentaba. “Investigando, encontramos que ya había antecedentes de otros animales que fueron reconocidos por los jueces como sujetos con derechos en litigios donde corría riesgo su vida”, dirá Cabaleiro. La protección de las Ballenas Franco Australes, sumado a otros reparos en la causa, permitió que el 11 febrero el juez Santiago Martín ordenara la suspensión de la medida oficial. Sin embargo, días después, el Gobierno confirmó que apelará la decisión del magistrado. La lucha por la defensa del mar bonaerense todavía persiste, pero había comenzado mucho antes.
Banderas rojas
El 30 de diciembre de 2020, Mar del Plata amaneció bajo un sol rajante. La víspera del comienzo de una nueva temporada ponía en expectativa a hoteleros, paradores y restaurantes. Pero la ansiedad por recibir al primer aluvión turístico, aunque así lo reflejó la mayoría de los medios, no fue la noticia del día.
Esa jornada, el Ministerio de Ambiente de la Nación, presidido por Juan Cabandie, había autorizado a la empresa sueca Equinor a realizar la exploración sísmica sobre tres plataformas -a 300 kilómetros de las playas de La Feliz- con el fin de buscar “oro negro” en lo profundo. El Gobierno no solo impulsó el dictamen del proyecto, sino que lo sostuvo de la gestión anterior. Tras las elecciones primarias de agosto de 2019, cuando la Alianza Cambiemos de Mauricio Macri avizoraba una derrota segura en las urnas en octubre, se firmaron una serie de concesiones a compañías multinacionales para la búsqueda y explotación de hidrocarburos en territorio marítimo. Entre ellos, la costa de la Provincia de Buenos Aires.
“Hubo un antes y un después de ese día en la historia de Mar del Plata”. Jazmín Safi, 36 años, integrante de la Asamblea por Un Mar Libre de Petroleras -una multisectorial de diferentes organizaciones ambientales creada en junio del 2021-, está sentada en una plaza de La Feliz. Es un sábado a fines de enero y la Asamblea se reúne para ultimar detalles de lo que será el #Oceanazo, una protesta global contra las petroleras marítimas que se llevará a cabo en simultáneo con otros países.
Cuenta: “Desde fines de 2020 que sabíamos que esto podría pasar. De hecho, hubo exploraciones sísmicas en otras áreas del país en los primeros meses de la pandemia. Por eso creamos la Asamblea. Había que visibilizar el tema y que el marplatense, y cualquiera, sepa qué va a pasar con el mar si el proyecto sigue”.
En julio de 2021, un mes después de la conformación de la Asamblea, el Ministerio de Ambiente de la Nación realizó una audiencia pública virtual por el tema. Cada participante podría exponer durante cinco minutos. Hubo más de 500 oradores que, durante tres días, dieron su parecer. El 95% de los asistentes rechazó la instalación de las plataformas.
Fue en ese invierno que los integrantes de la Asamblea empezaron a trabajar. Crearon diferentes comisiones -legales, artivismo, prensa, investigación, entre otras- y salieron a la tempestad del frío marplatense para hablar con la gente, pintar murales, denunciar lo que podría ocurrir. La calle, sabían, era su foco de lucha. “Tejer redes nos empoderó”, dice Safi. “No solo con otras ciudades de la costa bonaerense, sino también con tejidos plurinacionales, con otras luchas extractivistas en la región. Gracias a todo ello, pudimos armar también un frente global”.
El 4 de enero, días después de la resolución del Gobierno, la ciudad se movilizó. La rambla de los lobos, la avenida Peralta Ramos, el Casino. Los puntos turísticos fueron copados por miles de personas con una sola consigna: defender el mar. “No hay arista por donde se mire el proyecto en donde sea beneficioso -retoma la asambleísta-. Las empresas petroleras traen sus empleados de afuera, el empleo generado va a ser poco y temporal, las regalías que quedan argentinas son menos del 10% y la estructura del Puerto de nuestra ciudad se va a ver afectada. Una vez que se termine de extraer el petróleo, la plataforma queda en desuso impactando en la actividad pesquera”.
La lucha contra los proyectos extractivistas ha demostrado la importancia de la acción colectiva en las calles de las principales ciudades. En 2019, Mendoza marchó contra el uso de cianuro, el ácido sulfúrico y otras sustancias que contaminarían las aguas, dándole un portazo a la megaminería. En 2021, Chubut realizó una histórica manifestación contra el gobierno provincial y consiguió la derogación de una ley prominera, aprobada a espaldas de los ciudadanos. “Lo de Chubut fue clave”, vuelve Safi. “Nos dio mucho impulso”. Y agrega: “Ellos cerraron con una pueblada. Nosotros no lo descartamos”.

¿Qué es gobernar?
Carbaril. Metaldehído. Clorpirifos. Kanki Alonso, de 42 años, no olvida los nombres de los pesticidas que usaban para fumigar campos a cien metros de su casa en Chapadmalal. En 2010, su hija de seis años y su hijo de diez sufrieron lesiones leves a causa de los agroquímicos. Fue cuando se acercó a la Asamblea Ciudadana Paren de Fumigarnos de su ciudad. “Íbamos casa por casa, seis kilómetros a la redonda, para hablar con cada vecino y explicarle que esto podía matarnos”, recuerda Alonso. Su participación en distintas organizaciones ambientales lo acercaron a la Asamblea Un Mar Libre de Petroleras. “Enseguida se me vino la contaminación de Vaca Muerta y el documental de ‘La guerra del fracking’ de Pino Solanas. No podía creer que eso se nos viniera encima”.
Alonso pasó a integrar la comisión de legales de la Asamblea en noviembre, aunque su profesión sea de orfebre. Su experiencia judicial en distintas luchas socioambientales era más que suficiente. “Hicimos presentaciones en la Municipalidad de General Pueyrredón para el Consejo Deliberante y nunca lo receptaron. También en la intendencia, pero tampoco hubo una respuesta formal. Nadie se expresaba respecto al tema. Había un silencio muy grande de todas las esféras publicas locales”, detalla el asambleísta.
Fue en los primeros meses de enero cuando la comisión presentó ante la justicia marplatense una habeas corpus, que luego se convirtió en diversos amparos. Allí detallaban una serie de irregularidades en los procedimientos de aprobación del dictamen por parte del Estado. Entre los elementos considerados, los magistrados dieron lugar a la falta de participación ciudadana e información ambiental a la población marplatense; la omisión de la Evaluación Ambiental Estratégica, establecida por la exsecretaría de ambiente de la Nación, dedicada a realizar un estudio abarcativo y general de las potenciales consecuencias del proyecto; la falta de consulta al Municipio de General Pueyrredón como sujeto político relevante y el peligro que supone para la Ballena Franca Austral -protegida como monumento natural nacional- el bombardeo sísmico.
Fernando Cabeleiro también integra la Asamblea y fue uno de los abogados que junto a Kanki Alonso presentaron en enero los amparos en la justicia marplatense. “Nuestros argumentos están basados en el acuerdo Escazú, que habla de que en los procesos de participación ciudadana se debe identificar a los actores principales y convocarlos”. En cuanto a la evaluación de impacto ambiental, el letrado explicó que debería haberse hecho de forma estratégica y acumulativa y no individual y ordinaria como la aplicó el Ministerio de Medio Ambiente. “Estamos hablando de tres áreas de concesión que se suman a otras 17 que fueron otorgadas dos años atrás más decenas que están prevista otorgar en adelante. Incluso hay territorios que se superponen”, precisa Cabaleiro. “La justicia, a diferencia del Estado, sí tomo nota en este fallo. No se puede gobernar sin tomar en cuenta la licencia social”, agrega el abogado ambientalista. Y sigue: “La resolución de diciembre fue lo que nos hizo movernos rápido. En muy profusa la cantidad de litigios ambientales que tiene la ciudad. Eso nos llevó a entender que el sistema judicial está tan desmantelado como la educación o la salud: no tienen la cantidad de gente o personal para tratar todos los temas. Un mismo fiscal tiene miles de causas. ¿Cómo avanzamos de este modo?”.

Voces de puerto
La proa oxidada, carcomida por el salitre del mar que lo acuna ondulante. Al costado, en letras negras, grabado a fuego, el nombre: Francisco A. La postal de los barcos, en el Puerto de Mar del Plata, es idéntica: una fila de pequeños buques con más pasado que futuro. Acá mismo también, desde hace 46 años, suena un mismo instrumento: el acordeón de Giuseppe Salerno. “Estoy empapado en mar”, dice Giuseppe, los ojos azules, la piel curtida. Llegó a la Argentina en 1957, desde Salerno, Italia, también ciudad costera. “Si estoy una semana sin venir acá, ya me deprimo”, cuenta. Salerno es uno de los artistas más conocidos del Puerto. Vive exclusivamente de lo que recolecta con su música. “Me preocupa mucho la contaminación que se pueda generar en el mar. El Gobierno debería tener más consideración por nuestro océano. El mar es un poema que todavía no saben leer”.
Para Cecilia Bonadero, bióloga y becaria doctoral en el CONICET de Mar del Plata, “hay estudios previos que demuestran lo dañina que es la exploración sísmica para la fauna marina”. “La contaminación sonora que producen estos megaproyectos es mucha e impacta en las diferentes especies del océano. Se desorientan o pierden la capacidad de comunicarse, provocando varamientos y desplazamientos hacia otras zonas, sin contar una contaminación por derrame”. Estas acciones, detalla la investigadora, bajarían el rendimiento de captura de los peces, afectando directamente a la industria pesquera, la cual genera el 70% de las exportaciones de la ciudad. Sin embargo, estos aspectos no fueron señalados en el informe de impacto ambiental realizado por la consultora Serman, contratada por Equinor. “El Estado debería financiar un estudio ambiental que sea independiente de las partes interesadas”, resalta Bonadero. Y agrega: “El Gobierno está más interesado en financiar las exploraciones de hidrocarburos, que en el Ministerio de Ambiente. Solo le interesa la producción”.
Esteban Penissi tiene 72 años y también es inmigrante italiano. Trabaja en uno de los pocos barcos pesqueros que quedan en el Puerto desde hace cuarenta años. “Hace veinte años había por lo menos cien barcos como el mío. Ahora gracias si quedamos treinta”, dice. El oficio de pescador en altamar, cuenta, está en extinción. “Los hijos ya no siguen la tradición y los barcos más grandes se comen a los chicos”. Respecto de la exploración sísmica, Penissi muestra rechazo. “Yo también puedo tirar dinamita y sacar los peces muertos, pero hecho a perder todo lo demás. Lo vi en la Patagonia y nos van a arruinar. Ya a nadie le importa cuidar el agua, preservarla. Todo es un negocio. No hay sentimiento. Por eso para mí, morir en el mar, sería un honor”.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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