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La gesta de las corcheas

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Es un puente entre próceres como Aníbal Troilo, Cacho Tirao o Manolo Juárez y la actualidad musical de la Fernández Fierro, Arbolito, algún Bersuit o Imperio Diablo. Alumnos y profesores dan la batalla para conservar una usina de música y vida: hace seis años que esperan un edificio que por ahora es sólo un dibujito.

La gesta de las corcheas

Los arquitectos deberían estudiar música. El gerontológico edificio de la Escuela de Música Popular de Avellaneda no se mantiene en pie gracias a alguna ecuación de materiales, diseño y estructura, sino a fuerza de un barullo maravilloso. Parecería que si calla la música, se derrumba esa sede de la calle Belgrano al 500, Avellaneda.
Es un entramado de tres pisos, y no se entiende cómo puede albergar a tanta gente tocando en las aulas grandes, apiñándose en las chicas, dando recitales en el barcito, estudiando en los pasillos, interpretando en la escalera. Brian, músico, luthier y encargado del cuidado de los instrumentos, explica: “Esto fue creado por artistas grossos, que le dieron un nivel internacional. Es una escuela única. Pero la idea es pasarles a los pibes más lo que se vive, lo que siente el artista, que simplemente la parte teórica”. La teoría subordinada a la vida.
Tal vez por eso hay semejante variedad de imágenes: rastas, formales, tatuados, estudiosos, improvisadores, coloridos, de negro. Hay argentinos de todas las provincias, pero hay también australianos, franceses, colombianos, italianos, peruanos. Todos, en un momento, decidieron ir con la música a otra parte: a las calles para hacer piquetes y marchas cuando casi se les viene el mundo abajo, y no por culpa del edificio sino de los funcionarios víctimas de alguna sordera burocrática, o del alma. Los chicos y los profesores ganaron esa batalla. Se supone que habrá un nuevo edificio –alguna vez– pero mientras tanto siguen en el de Belgrano y el anexo de la calle Mitre, bajo uno de los grandes lemas criollos del siglo xxi: “Es lo que hay”.
Mientras el entonces joven artista Diego Maradona brindaba sinfonías en México 86, en la provincia de Buenos Aires un Maradona de la guitarra, Cacho Tirao, era director de Enseñanza Artística bonaerense. Se aclara que don Tirao había sido guitarrista del quinteto de Astor Pia-zzolla, grabó 40 discos, vendió un millón de placas, dio conciertos con Paco De Lucía y compuso Conciertango Buenos Aires a instancias del entusiasmado autor del Concierto de Aranjuez, Joaquín Rodrigo: o sea, era un funcionario extravagante. Tirao (fallecido en 2007) quedó a cargo de un proyecto también raro: reunir a músicos populares, y diseñar una carrera inédita. El criterio, según la gacetilla de la época que se rescata en la página web de la empa: “Formar músicos capaces de crear y transmitir el sentir de nuestro pueblo, generando para ello hábitos de estudio en ámbitos que hasta ahora han sido abordados intuitivamente”. Traducción: existieron siempre escuelas, academias y conservatorios de música clásica. Nunca uno de música popular. Y para colmo, gratuito.
Los contenidos del área de Tango quedaron a cargo de Horacio Salgán, Folklore, Manolo Juárez, y Jazz, el saxofonista Hugo Pierre (los niños pueden consultar a padres, abuelos o a los buscadores de Internet para entender el nivel de lo que se estaba gestando allí). El plan de estudios de la carrera de Bandoneón fue elaborado por Rodolfo Mederos y Daniel Binelli.
Toda esta genealogía permitió arrancar, aunque un poco a los tumbos. Osvaldo Burucuá (que además de profesor ha sido acompañante de músicos como Jaime Torres y Luis Salinas), lo pone en términos gastronómicos: “El primer año, entre todos, alumnos y profesores, cabíamos en un asado. Pero la cosa empezó a crecer. Al año siguiente ya no nos alcanzaban los instrumentos, y yo traía la guitarra de mi casa”.
De aquel puñado del comienzo, pasaron a tener 600 estudiantes a fines de los 90, 1.200 en 2003 y 2.200 actualmente. Por uno de los pasillos anda caminando rumbo a una clase Aníbal Arias, guitarrista de Aníbal Troilo entre 1969 y 1975, que tocó además con Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche. Brian dice: “Eso es lo que tiene la escuela. Aníbal te puede dar historia del tango, pero además él es la historia del tango. Lo que pasa es que no sé si los funcionarios entienden lo que significa alguien así”. Aníbal tiene 86 años. En el bar, una chica que no cumplió los 20 años desenfunda un gigantesco contrabajo. No imaginé que podía sonar tan bello.
La empa podría ser vista como un “elige tu propia aventura” musical, con paredes plagadas de cartelitos tipo: “Se busca guitarrista para banda de folklore. Proyecto serio”. Los alumnos pueden seguir la Tecnicatura en Música Popular –4 años– que incluye tres áreas entre las cuales optar: tango, folklore y jazz. Se agrega el Profesorado de Arte y la Especialidad Musical: instrumentista, curso que implica siete años. Un ejemplo: Felicitas es justamente tromboniña de Imperio Diablo y estudia trombón tenor en la Empa. “La cátedra se abrió hace cuatro años. Éramos tres. Hoy somos 16. Capaz que no llama la atención, pero es un crecimiento zarpado. No hay otra escuela en el país que te enseñe trombón popular”. Además se estudia piano, guitarra, batería, trompeta, todos los saxos, clarinete, bajo, contrabajo, bandoneón, cello, violín, flauta traversa, charango…, una especie de estallido de música. Tiembla el edificio. Pero es lo único que lo mantiene vivo. Feli agrega: “Donde más aprendés es en los pasillos. Siempre hay alguien tocando. Son condiciones de mierda, pero ves a la gente ahí, músicos increíbles, y te pone las re-pilas”.
La sede actual es provisoria desde hace… seis años. Está previsto un nuevo edificio, que por ahora no es más que una prometedora serie de dibujos, hasta con las plantitas incluidas, en la página web de la empa. Feli aclara: “El edificio actual es tremendo, las puertas no tienen ni picaportes. Pero lo que se aprende y comparte es increíble”.

A ganar la calle
El año 2007 fue particularmente espeso para la empa. El ciclo lectivo empezó en septiembre, y debe decirse que empezó, y pudieron cursar al menos tres meses, a fuerza de voluntad de profesores y alumnos de guardar los instrumentos en el estuche y salir a defender el derecho a seguir enseñando y aprendiendo. Sebastián estudia charango e integra el Centro de Estudiantes (Ceempa): “En 2006 se pidió que se hiciera una obra. Teníamos la sede de Belgrano nada más y dos aulas anexo a la vuelta, al lado de un taller. Se pidió refacción de las aulas, arreglar la caldera y poner una escalera de emergencia. La obra estaba planificada para hacerse en el receso de verano, pero comenzó a realizarse la misma semana que empezaron las clases en 2007”.
De este modo quedaban habilitadas para usarse siete aulas para 1.800 alumnos, lo cual no parece excesivamente pedagógico, ni humanitario. Los docentes en asamblea decidieron no iniciar las clases y luego una asamblea de estudiantes acompañó la medida. Explica Sebastián: “Ahí empezó todo el plan de lucha. Se mandó el petitorio, muchos de nosotros nos recibimos de ingenieros leyendo todos los pliegos de las obras. Se consiguió cerca de junio un anexo (Mitre 292) y se hicieron dos obras en la sede de la calle Belgrano”. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero durante 2007 la actividad abarcó:

Diez cortes de calles: siete en la puerta de la empa y tres en Callao y Perón, de Capital (frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires).
Seis movilizaciones a La Plata (Gobernación y Ministerio de Educación).

Finalmente las clases comenzaron en septiembre articulando las dos sedes que no gozan de jubilación móvil. De todos modos, pese a las dificultades y pese también a la gestión conjunta de alumnos y profesores, los niveles de seriedad y exigencia se mantuvieron frente a todos los exámenes. A diferencia de muchos lugares donde hay mucha exigencia y poca enseñanza, y otros donde no hay ni lo uno ni lo otro, aquí ambas cuestiones juegan afinadamente.
Sebastián: “Las condiciones edilicias no mejoran cuando mandamos notas sino cuando salimos a la calle y ponemos el nombre de los responsables. Me gustaría darle más tiempo a estudiar, pero si nos obligan, vamos a seguir haciendo esto”. Sebastián piensa en dar las equivalencias para pasar de charango a guitarra.
Los chicos ya ni se molestan en ver los dibujitos de la página web en la que los arquitectos oficiales describen el futuro edificio desde hace años –váyase a saber bajo efectos de qué sustancias– donde aseguran que habrá auditorio para 300 personas, salas de ensayos, camarines, biblioteca, sala de computación, foyer, plaza temática, confitería áreas de transición entre lo urbano y lo privado, e incluso ¡aulas!

Los chicos son granos
Sebastián asegura que la estrategia del área educativa es el “desgrane natural”: proveer menos fondos que los que requiere la cantidad de inscriptos, y que la gente vaya desgranándose: “Es un modo de naturalizar la deserción”. Felicitas reconoce que eso sucede: “Entrás con todas las pilas pero meses y meses con 30 monos en un cuartito de 5 x 5, no da. Hasta la afinación de los pianos hay que hacerla juntando plata”. El asombro de la tromboniña de Imperio Diablo: “No se puede creer que con esa infraestructura se enseñe tanto, haya profesores como los que hay, y salga la gente que sale”. Arbolito entero es producto de la Empa, parte de la Cooperativa y Orquesta Típica Fernández Fierro, algunos Bersuit, toda una camada de jazzistas, tangueros, folkloristas y “fusionistas”: los posibles médicos para estos tiempos de tanto ruido. Tal vez por eso el profe Osvaldo Burucuá sostiene: “Estoy obligado a ser optimista. Nos alimenta el trabajo con los alumnos. Las condiciones son tremendas, pero no nos tienen que frenar, porque a la hora de la verdad somos dos sillas, dos guitarras, un atril, y hay que hacer música, que es para lo que viniste acá”. Burucuá no es proclive a la queja, ahí también deja –al margen de la guitarra– toda una enseñanza.
Feli: “Es que si no es por la garra de los profesores y del Centro de Estudiantes, esto se viene abajo”. El año sabático que se ha tomado la directora del establecimiento justamente ahora, parece todo un símbolo. Feli: “El Centro de Estudiantes es el que te informa, te explica, porque si es por la Dirección, llegás y no entendés nunca nada. Gente perdida. El centro además es muy democrático, cada curso nombra a una persona que va a las reuniones. Y participa con los profesores en la Comisión Académica, que es la que en la práctica hizo todo este año”. Feli invita especialmente a los recitales de los viernes, que organiza el centro, con bandas de profesores y grupos de los estudiantes. Hay música, pero además es el arte ganándole una batalla a la burocracia del silencio.
Feli opina que entre la empa y los institutos de música clásica, la diferencia se da en un aspecto crucial: “Acá es cuestión de compartir. En los otros es cuestión de competir. La música clásica es muy rigurosa. Yo toqué en una orquesta y no me cabía ni un poco. El objetivo de ellos es buscar un sonido idéntico. En la música popular lo que vale es tu intuición, buscar tu propio sonido”.
De la tromboniña de Imperio Diablo, se puede saltar a un prócer como Aníbal Arias, literalmente un maestro de maestros. Me dice: “Esta escuela es un campo propicio para crear artistas. Músicos artistas”. Don Aníbal, recuérdese que cumplió 86, relata que toca la guitarra apenas desde hace unos 78 años. Y reconoce que vive aprendiendo, y que cada día descubre algo nuevo en la música. Toca Sur, y se transforma en un medio de transporte de una belleza indescriptible para quien lo escucha. Estoy reponiéndome, y me dice algo que ya no sé si se refiere a la música, a la vida, o a todo: “Lo más importante es la interpretación. No las notas. Poner el alma cuando se está tocando”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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