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Rap de las neuronas

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Hace de la música una crónica social, vende sus discos cargándolos en una mochila, rechazó contratos con multinacionales, pero MTV pasa su video, que produjo él mismo, a todo trapo y con el apoyo de su público. Creció en Moreno, creció en una habitación de 4 x 4 y hoy vive en Palermo, de prestado.

Rap de las neuronas

No es un rap, es una conclusión: “Antes me preocupaba más por hablar, por decir ‘soy el que mejor rapea’, pero era mi época adolescente, era parte de mi ego. Ahora, antes de decir eso, prefiero demostrarlo. No decir nada”. Para no decir nada, Mustafá suele decir mucho. Tiene 32 años, 18 en el mundo del hip hop, y ya es considerado un referente ineludible de ese volcán de imágenes y crónicas que es el rap, mientras construye su propio mito con imaginación y pocas pulgas.
Por eso, por teléfono, dice: “Si es para usarme de contrapunto de Dante, no”. Dante es Spinetta, pero Mustafá quiere ir más allá de los contrapuntos, y acepta hablar de lo que hace, que no es sólo música, sino una especie de código afinado con la época. Hay un hartazgo: “Estoy cansado de las entrevistas donde preguntan sobre las pandillas, o sobre lo que dicen otros, o sobre las críticas. Hace tiempo que me di cuenta de que lo mejor es hacer música y que hable por mi”. Que hable. En Casi Anarkista, uno de sus temas recientes, se refleja lo que siente sobre algunos de los medios masivos que se le acercan:

Oíste qué artista,
amor a primera vista,
triste periodista,
odio ciego, amarillista.

Pero al final Mustafá termina hablando de lo que no quería, sin que nadie le haya querido preguntar el tema: “El padre de Dante (Luis Alberto) fue más rapero que él. ¿Por qué? Porque en Almendra cantaba ideales en un momento donde hacían falta”.

Imaquinar en MTV
Cantar ideales cuando hace falta. Mustafá editó hace seis meses Imaquinar, que ya vendió 2.000 copias sin otra publicidad que la mejor de todas: el potente boca a boca. Recibió excelentes críticas y puede ser escuchado como un clásico del género en su versión más pura –sin mezcla– pero también leído como una serie de narraciones que pintan Moreno, el barrio del oeste del conurbano en donde creció Mustafá. “Es mi disco más oscuro –define– y además es un orgullo”.
El tema emblemático del disco es El Niño. Y ese niño es Mustafá. “El molde de lo que escribo está en mis ojos. Yo tuve una infancia muy dura. El Niño cuenta mi propia historia”, dice el músico. Tuvo su 4 x 4, aunque no exactamente la que puede suponerse. “Cuando tenía 10 años nos fuimos a vivir a Moreno, a la casa de una tía que nos prestó una piecita de 4 x 4 donde ella guardaba la bicicleta. Ahí vivíamos seis, teníamos techo de chapa, de ese que en invierno gotea porque se congela del lado de adentro, y en verano larga calor. No podíamos dormir. Adentro de un placard había una cocinita… ¿Qué ganas de estudiar íbamos a tener, y cómo voy a ser ajeno a eso, si es mi historia?”. Dice El Niño:

Los problemas del barrio
no tienen horario
noticia de lo diario
filtrando el escenario
políticos mercenarios
censuran a los pibes
las ideas mas gloriosas
salen de las plumas más humildes
 
Pese al frío, al calor y a la piecita, Mustafá terminó la secundaria y trabajó siempre para ayudar a su madre. “La primera vez que fui a bailar tenía 18, fue cuando pude tener un par de zapatillas. Antes me habían invitado mis compañeros de la escuela pero me daba vergüenza no tener qué ponerme. Todos en el barrio eran pobres como yo, sólo que como digo en la letra, lo disimulaban con un par de zapatillas”.
El Niño fue la canción elegida por Mustafá para grabar un video que tiene su propia historia. Buscando dónde hacerlo terminó, como siempre, en Moreno. “Busqué y busqué hasta que di con un orfanato que dejó de funcionar hace 50 años. Era un lugar para 800 chicos atendido por 200 monjas. Lo ves y es una cárcel. No te puedo explicar la energía pesada que hay en ese lugar y meter chicos ahí fue un desafío”.
Los padres escucharon la canción y estuvieron de acuerdo en dejar participar a sus hijos en el video. Esos mismos adultos, muchas veces, le decían con sorpresa durante la filmación: “Esto que dice la letra es verdad”. Varios familiares hicieron de extras: una prima embarazada y un sobrinito y también su madre, que preparó el catering para los dos días de grabación: “Igual me salió caro. Está grabado en hd (significa High Definition, una calidad de imagen superior a la normal) y fue dirigido por un grupo de directores de cine que se acercó al rapero y se interesó en la canción. La estética es impecable, y estremecedora. En esa oscuridad de cárcel los chicos juegan a la pelota y las chicas saltan la soga.
“La plata la junté peso por peso con los shows. Me privé de muchas cosas. O me compraba un auto o hacia un videoclip. Cuando presenté el video le dije a la gente: los productores de este video son ustedes, este video es de todos, porque sin la gente que va a los shows no sería posible. Fui de a poquito, no les dije directamente ‘poné para el video’, pero hice unos shows y todos pagaron su entrada. Y la plata no la salí a quemar y a tomar, ¿entendés? Saqué un videoclip del que voy a estar orgulloso aunque pasen veinte años”.
Ese oscuro videoclip del orfanato empieza con la frase de Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: “Quiero dedicar este libro al niño que fue cierta vez esta persona. Todas las personas mayores, antes que nada, fueron niños, aun cuando muy pocas se acuerden de ello”.
El Niño se puede ver en la web, pero además lo pasan en mtv al menos una vez por día. En general hay que pagar para que ese canal ponga en circulación un video: “Yo sabía que los medios no le iban a dar bola a algo hecho con pocos recursos y por eso me jugué todo. Sé que lo que hice es mucho mejor que otras cosas que muestran ahí…”.
Allí puede escucharse a Mustafá, rapeando esta oración:

Bebés nacen borrachos
el vino es más barato que la leche
quieren que no piense, sospeche
aparatos de la mente
arrebatan tu futuro
en tu presente
el niño llora
el niño siente

Luego, cambia la última frase: “El niño llora, el niño miente”.

Competitivo x 2
La idea de lo colectivo fue una decisión mustafaseana desde siempre. El primer grupo que formó en 1998 se llamó La Organización, y ya tenía ínfulas de resistencia cuando se negó a grabar con Nación Hip Hop, la agrupación de Zeta Bossio, el bajista de Soda Stéreo. Además, Mustafá sentía que tenía una misión: organizar la movida, hacerla crecer, y no era sólo una responsabilidad que asumía con respecto al grupo sino a todo el movimiento hip hopero.
Un año después, Mustafá empezó a hacer freestyle (estilo libre o improvisación) y cosechaba miradas de desconfianza por parte del público: no le creían. “Está preparado de antes”, le decían. Muy pronto, creció la cantidad de músicos puestos a improvisar. Nacieron el contrapunto, los “duelos” y la competencia de mcs (masters of ceremony): en términos locales, verdaderas payadas entre raperos.
Mustafá –ya disuelta La Organización– fundó en 2001 Sudamétrica, formada por chicos que solamente se dedicaban a improvisar: “Si nosotros nos organizábamos en colectivos o crews (equipo o tripulación), los que nos quisieran competir iban a tener que armar sus propias crews. Y esa competencia iba a generar calidad”, resume. La competencia tenía así un sentido especial y diferente: más que el triunfo de unos sobre otros, el crecimiento de todos.
Sudamétrica se disolvió con la ida de Sergio Sandoval que era la juventud del colectivo. Las razones parecen tener que ver con el ego, aunque no quedan del todo claras: “Yo no me peleé con los que ahora hicieron Iluminate, ellos decidieron hacer su música, y yo seguir con la mía. Los conozco y ellos aman el rap”. Mustafá es un tipo ya maduro, se le nota la concentración en lo que dice y en lo que hace, y es lo más parecido a la idea de artista que a uno se le viene a la cabeza. ¿Cómo decirlo?

Al borde del abismo
hice del vértigo mi trono
sujeto real, mi público es leal.
Me siento único
en cada centímetro cúbico
de esas neuronas.

De Morón a Babylon
«Ahora estoy solo –dice Mustafá– porque esta mierda del rap es muy competitivo. Pasa en todo el mundo, en Francia, Estados Unidos, todos los íconos del hip hop tuvieron celos. Nos estamos peleando por el micrófono todo el tiempo, para ver quién se acerca más a la verdad. Quién asombra más. Yo opté por cortar con toda esa hipocresía y todo lo que era malo en mi vida me lo saqué de encima”. Reconoce que el tiempo lo ha ido poniendo frente a otra encrucijada: “Quizá por mi edad tendría la necesidad de hacer algo más comercial y sin embargo no puedo, mi disco es social”.
La charla transcurre en el nuevo hogar temporario de Mustafá, un moderno departamento de Palermo, propiedad de un misterioso escritor que se lo prestó por un tiempo. ¿Cómo es la mutación del conurbano caliente a este supuesto mundo fashion? “Mis amigos tienen miedo de que yo cambie por vivir acá. A veces vienen y se quedan diez a dormir… Igual fue raro el cambio, porque creo que para hablar de Babylon está bueno vivir en el corazón de Babylon, ya conozco la otra parte”. ¿Qué decir de lo que Mustafá menciona como Babylon?

Acá no basta ni la bosta de tu rostro.
Tu envidia es la lepra de tu letra,
eureka un tetra al costo
mirá con qué poco me conformo
quiero seguir escapándole al Opus Dei
que por hacer subversivo mi rap
me siguen sotanas negras atrás
que hablan de Satanás
y escuchan a Vox Dei.

Las referencias a Jorge Videla, Augusto Pinochet y Margaret Thatcher pueden encontrarse en Internet: “Yo soy mucho de cuestionar, de preguntar: vos decís tal cosa, pero ¿qué hacés? Y realmente cuando contás lo que pasa ya estás haciendo algo. Y soy de preguntarme y responderme cuando escribo. La gente está siempre expectante a que equivoques. Hoy en día yo llego a una fiesta y ya no la disfruto como antes, sé que me están mirando a ver qué hago”.
¿Y qué hace Mustafá? Además de escribir crónicas de temas poco habituales en los repertorios de moda –como la niñez, la pobreza– y de tomarse en serio lo que hace –otro ejercicio poco común– tiene como sponsor a una marca argentina de ropa de hip hop, pero todo lo que recibe por ese rubro lo dona a un comedor infantil de Moreno. Además tiene un sello propio que retomó el nombre Sudamétrica a través del cual edita sus discos: ya va por Cuentos de Chicos para Grandes e Imaquinar, más un vinilo.
Distribuye con una mochila sus propios discos, y lo llaman cuando hay que reponer, cobrar o llevar la producción de un lado al otro. Luz Ariana es su novia. Mustafá no puede disimular su orgullo: “Es la mina más pila de toda la escena. Cuando teníamos que hacer una página web dijo ‘no paguemos’, se hizo un curso de diseño, y ahora hace todo ella. También creó el arte del disco y ahora se compró los equipos porque quiere ser dj. Y lo que sabe de rap, ¡es una nerd!”.

Escuchá bien, Dumbo
Las preocupaciones económicas de Mustafá, ¿podrían aliviarse con algún contrato con una multinacional? Responde que varias lo llamaron, pero no aceptó: “Si estuviera en un sello no sonaría como sueno. Te ponen un montón de condiciones. Si bien me sacaría mucha presión… que distribuir el material, que responder los pedidos, que no hay más discos, que andá de acá, que andá para allá, que hablar de plata, que cobrar los discos… no me gusta. Pero no tengo manager porque nadie se hace cargo de lo propio como uno mismo. Y una multinacional no se va a poner la camiseta como yo. Yo lucho por lo que hago. Si a mí me va mal, soy el único culpable”.
Sin contratos, entonces, puede cantar:

¿O el escudo de la moda
te dejó sordo y mudo
en el episodio de lo absurdo?
Escuchá bien Dumbo
abrí bien tus orejas
que los herejes que ayer
saquearon mi tierra
hoy no quieren
las cuentas parejas
y así cierran estas moralejas, gil
en el planeta
nuestros chicos crecen más rápido para evitar el abuso infantil.

Hoy Mustafá siente que encontró una identidad para su música, un modo de escribir y de cantar que es profundo y a la vez provocador. Dice: “El medio que elegí para dar un mensaje es el rap. Ya estamos en 2008. Soy tercermundista y acá hay gente que de verdad necesita del artista. Por ahí hay música para bailar y música para escuchar, pero yo soy un convencido de que se puede bailar música que diga algo. Bailan tus pies y bailan tus neuronas”.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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