CABA
Dolores Fonzi: mujer orquesta
Escribió, dirige y actúa en una nueva película, Blondi, que se estrenará en Amazon. Narra la vida de dos hermanas, entre la maternidad, el cannabis y el humor. El equipo y el amor que la sostienen, en medio del desfinanciamiento del cine argentino; los trucos para filmar, la tecnología de la sororidad, las inspiraciones, los actos de fe. Y una palabra que lo sintetiza todo, en tiempos de incertidumbre, para pasar de los sueños a la realidad: “¡Acción!”. Por Claudia Acuña.

1. Las noticias del día reproducen en todas las pantallas los alaridos de la periodista italiana Giorgia Meloni –“Sí a la familia natural, no a la ideología de género”– ; las últimas medidas de Isabel Ayuso, la alcaldesa de Madrid –prohibió en las escuelas enseñar el cuidado del medio ambiente por considerarlo “adoctrinamiento”–; la arenga de la terrorista mediática Viviana Canosa –“ahora pueden meterse la e, la x y la arroba bien adentro”–, la flamante resolución que le permite a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, perseguir a docentes que utilicen el lenguaje inclusivo y la furia que desata en las catacumbas del inefable Milei que su mano derecha sea su hermana.
No hay metáfora.
Hay sí una persistente campaña protagonizada por mujeres que nos augura ese horizonte siniestro que nos obligan a mirar con los ojos desvalijados por el espanto.
“Acción”.
El grito me libera de la pantalla del celu y lo que me atrapa ahora es la inmensa sonrisa de Dolores Fonzi.
Estamos en Liniers y esto significa los bordes de la ciudad real. Las calles de este barrio amontonan coquetos chalecitos protegidos con jardines y rejas. Todas y cada una de estas casas son memoria y son resistencia. La que ahora es set de filmación, por ejemplo, es una perfecta biopsia de aquellos escasos años 70 pre Videla, con materiales tan Gelbard y ese estilo tan Perón –Perón capaz de sobrevivir impecable a dictaduras, hiperinflaciones, corralitos y más… hasta la pandemia
Ahora está en venta. Y hoy en alquiler, por jornada y para que cobije por horas la ilusión de ser la casa de Rita Cortese, la madre de la protagonista.
Estamos en la cocina, entonces, pisando los mosaicos de puntitos mostaza, mientras Rita recita en voz alta las secuelas que le dejó el coronavirus:
–“Yo, mujer privilegiada, con casa, con jardín, con ahorros y con todo lo que necesitás para comprender que vivir no es solo producir sino existir. Yo, entonces, pude aprovechar esta pandemia para leer, para entender y para luego actuar de acuerdo a eso que comprendí, cuando llegara el momento…. Llegó. Y por eso estoy así…”
Dice “así” para explicar por qué tiene los ojos inundados.
Y dice “así”, enfocando esos ojos transparentes de Dolores Fonzi que la emocionan tanto: la está viendo crecer.
Y lo dice “así”, hermoso, porque así es Rita.
Dolores sonríe, enorme.
Corten.


2. Había una vez un niño norteamericano llamado Mark Johnson que abruptamente tuvo que emigrar a España cuando sus padres se separaron. A aquellos días tristes le debemos su habilidad para convertir el cine en trinchera, su perfecto español y su fascinación por la literatura latinoamericana. Aquel niño logró así crecer, mantener a salvo la sonrisa y regresar a Estados Unidos. Muy pronto se convirtió en el productor más joven en recibir un Oscar: fue en 1988 y por Rain Man, con el precioso Tom Cruise y el increíble Dustin Hoffman dándolo todo en la gran pantalla.
Tras varios años de acumular premios y experiencia en el cine, como todo Hollywood se vio abruptamente obligado a emigrar a la República de las Series. Allí otra vez se quedó con todo. Un solo título basta para dimensionar la gloria alcanzada: Breaking Bad.
Imaginemos entonces que en algún momento de esta historia reciente, el Mark Ganador hace flashback, recuerda al Mark Triste y todo lo que de él aprendió. Y así, quizá por azar o quizá para inspirar su próximo paso, brotó un libro y su siguiente proyecto: Distancia de rescate, la novela de la escritora argentina Samanta Schweblin. Fue entonces cuando conoció a Dolores Fonzi, la actriz que protagonizó esa historia que él produjo y se filmó en Chile.
Ahora estamos en Liniers, dijimos, y esto significa que fue en Santiago donde aquel productor le preguntó a Dolores si quería hacer la siguiente película que él iba a producir, pero antes de que complete la propuesta ella lo interrumpió con su sonrisa reflector:
–Por supuesto: la mía.
La de ella entonces es la que Mark Johnson está ahora produciendo en Liniers.
Blondi se llama esta película.
Dolores Fonzi la escribió con la actriz y dramaturga Laura Paredes, en 2017, porque sí y con mucha alegría porque de eso se trata justamente: de una comedia.
Se trata también de un clan femenino compuesto por tres mujeres –madre (Rita Cortese) y hermanas (Dolores Fonzi y Carla Peterson)– y todo lo que esa trilogía significa generacional y vitalmente: elecciones, destinos, consecuencias.
La trama arranca con una crisis: la hermana más adaptada, exitosa y “normal”, se mandó a mudar. Esa es la noticia que acaba de comunicarle a Rita y a Dolores el marido de Carla (Leonardo Sbaraglia) en la cocina de Perón/Perón, escena que necesitó tres tomas, más cuatro planos cortos.
“Corten”.






3. La inflación de este mes es la más alta de los últimos 30 años, en estos 5 meses ya asesinaron a 15 infancias en Rosario –2 eran bebés recién nacidos– y ya suman 3 los casos de viruela del mono: cifras todas de las noticias que gritan “último momento” desde las pantallas más diversas.
“Acción”.
En la vereda de Liniers una sabia aymara a cargo del catering prepara el conjuro que necesitamos para soportar estos tiempos implacables: miel líquida, pequeños dados de limón, jengibre, agua caliente y listo. Todo el equipo está abrigado en el silencio redoblado: se está filmando y se está viendo jugar a la selección argentina, por celular y sin sonido. Mientras, Dolores Fonzi va de la mesa de la cocina al monitor de la cámara, ida y vuelta, ida y vuelta, concentradísima en los detalles de la filmación, capturada por la ficción, hasta que dice:
–Y con ese gol de Messi, señoras y señores, damos por finalizado el maravilloso trabajo de Leo Sbaraglia. ¡Aplausos por favor!
Efectivamente: Messi acaba de anotar el tercer gol contra Italia.
Ese modo Mujer Orquesta es el que está desplegando Dolores desde que comenzó la filmación de la película que escribió, protagoniza y dirige. Que su debut detrás de cámara implique tantas responsabilidades lejos de mostrarla agobiada la hacen desplegar esa sonrisa extra large. Le pregunto entonces si al final de cada jornada termina extenuada y responde:
–Termino feliz.
Se nota que está bailando un ritmo para el cual entrenó. Y que sabe de qué se trata este baile: el éxito es hacer. El premio es lograrlo. El postre, el resultado.
4. Había una vez un tiempo en el que el sueño de todo director de cine era llegar a Hollywood y conquistar a un productor para que ponga todo dinero que necesita una película hasta llegar a la pantalla.
Ya no.
Ahora la meca del cine no es una glamorosa localidad estadounidense sino una plataforma virtual. En el caso de Blondi es Amazon, nada menos. Diríamos que la mejor, si por mejor se entiende la que tiene más dinero y otorga más libertades a los creadores de contenidos, nombre que haría revolcarse en su tumba a Passolini o Buñel, por decir nostálgicas viejadas.
Mark Johnson, entonces, es el productor que interesó a Amazon para hacer Blondi, lo cual es una noticia excelente y un maravilloso reconocimiento, pero –y acá el pero tiene el tamaño de la colina de Hollywood– Amazon recién pondrá todo el dinero contra la entrega de la película terminada. Así es el capitalismo de plataforma: cash.
Cuando le pregunto a Dolores Fonzi cómo hizo para superar todo el embrollo que significa tener y sostener un presupuesto semejante, su sonrisa es un láser que señala a Agustina Campbell, la superhéroa de esta película, una de las tantas que crió el cine argentino en las últimas décadas. Ella es una de las socias de la Unión de los Ríos, productora que parió junto a dos compañeros de la universidad del cine –Fernando Fader y Santiago Mitre– y la encargada de concretar el acuerdo con Amazon en fecha y en regla. Está ahora mismo sentada a mi lado en una de las mesas del Club Liniers, donde el equipo cena, masticando una tarta mientras me cuenta que apenas termine este rodaje va a salir a buscar con su auto locaciones para Las aventuras de la China Iron, su próximo desafío basado en la novela de la escritora Gabriela Cabezón Cámara, una mega producción que ella hace parecer sencilla, fácil, posible. Y realmente lo es: Agustina y todo el equipo de la Unión de los Ríos han logrado el milagro de filmar en plena pandemia con todas las restricciones sanitarias y con cientos de extras. Se estrena en septiembre, la dirige Santiago Mitre y narra nada menos que la epopeya del primer juicio a las juntas militares. (Spoiler: es maravillosa y muy oportuna políticamente. Estuvimos ahí y ya vamos a contarlo). Filmar luego de esa experiencia les ha dejado un hándicap en sortear con éxito restricciones mortales. Y acá tampoco hay metáfora.
Le pregunto entonces por su desafío actual: cómo hacer para sacar cuentas y pagos en una economía tan inestable y su respuesta es mostrarme el celular:
–Mi trabajo se hizo mucho más sencillo desde que armamos un chat de productoras. Ahí nos cruzamos data, compartimos estrategias, nos acompañamos. Todo con total confianza y con una incondicionalidad que te conmueve y compromete.
En tiempos miserables la ética sorora cotiza más que el bitcoin.
5. Las noticias del día informan que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos admite que financia 46 laboratorios biológicos en Ucrania, algo que había negado hasta hoy y que el portavoz del ministerio de Defensa rusa había denunciado así: . “Durante años y bajo control de expertos estadounidenses se llevó a cabo un estudio sobre la transmisión de enfermedades mediante murciélagos”, según cita el cable de una agencia internacional que parece dictado por el guionista de una película de ciencia ficción.
Quizá porque el mundo se ha convertido en un lugar incomprensible, por inverosímil, el registro de lo verdadero ha quedado ahora en manos del cine.
Blondi cuenta una historia pequeña que registra enormes cambios: otra maternidad posible, lejos del estereotipo tradicional, sostenida por una red de complicidades y donde las jerarquías se horizontalizan. Dolores resume: “La protagonista fue madre a los 15. Por estar fuera del sistema está fuera de su tiempo. Su vida es su hijo. Y al ser una madre soltera pudo maternar porque la sostuvieron su madre, su hermana. Es una película de mujeres”.
La historia fue parida por un mix de inspiraciones: “Santi Mitre (su pareja y cómplice en este lío que es llenar la vida de cine) me regaló El mundo según Garp (la novela de John Irving). Algo de eso quedó y se sumó a mi mirada sobre Lebowsky y la cultura cannábica (se refiere a la película El gran Lebowsky, protagonizada por Jeff Bridges y a su experiencia de escuchar a Mamá Cultiva y de integrar la Red Pro Cann), más la necesidad de mostrar otro tipo de maternidad, y la hermandad de las mujeres… De lo que se trata esta película, finalmente, es de crecer. Y de contar ese proceso con humor, tan necesario en estos momentos”.
El horror se espanta con parodia.
Dolores tiene las cejas pintadas de verde y la boca rosada, y habla mientras le colocan rastas también verdes y define con Ezequiel Díaz, el coach de actuación, la coreografía de la próxima toma, que será en el sótano del bar de la esquina de Bartolomé Mitre y Rodríguez Peña, donde ya está estacionada la caravana de móviles que se transforman en camarín, sala de maquillaje y vestuario, equipos de iluminación, depósito de escenografías y guarida de todos los exquisitos oficios que requiere esta fábrica de sueños. Sesenta personas, precisa Dolores, están detrás de cámara hoy y en lugar de sentirlo como un peso, dice, lo vive como una bendición.
“Hacer cine es un acto de fe” reza Dolores Fonzi al terminar la charla y antes de gritar amén, que en el idioma de la ilusión se pronuncia “Acción”.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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